¿Tengo que espiar a mis hijos en Internet?

Una duda muy habitual de los padres es si tienen que espiar a sus hijos en Internet. En este podcast resolvemos las dudas acerca de cómo nos tenemos que comportar cuando nuestros hijos empiezan a tener redes sociales. Los profesionales aconsejamos en formar, educar en el correcto uso de Internet, acompañándolos en el proceso.

Os adjunto el enlace al podcast, haz click en la imagen:

María Jesús y Silvia Álava te dan las claves para trabajar tu felicidad, en TRECE

Las psicólogas se han subido a ‘La Azotea’, con Antonio Hueso y María Ruiz, para dar a los espectadores las herramientas para afrontar una vida sin focalizar en el sufrimiento

«La azotea de medianoche» ha abierto sus puertas en TRECE. El ‘late night’ conducido por María Ruiz y Antonio Hueso ha tenido, este miércoles, unas invitadas muy especiales: Silvia Álava y María Jesús Álava. Las psicólogas, tía y sobrina, se han sentado en el plató de TRECE juntas por primera vez en televisión.

¿Cómo podemos ser felices?: “Para que la psicología funcione, la persona tiene que asumir que tiene que conocerse en profundidad”, comienza relatando María Jesús. Silvia apunta que no todo el mundo está dispuesto a encontrar cosas que no le gustan, ya que nadie nos prepara para ello: “Necesitamos herramientas y estas vienen de la mano de la psicología”.

Es complicado encontrar a alguien que se sienta absolutamente feliz y satisfecha consigo mismo. ¿Por qué nos cuesta reconocer las cosas positivas?: “Desde pequeños nos han señalado las cosas que hacemos mal y las que hacemos bien, se supone que las tenemos que hacer así. No nos sabemos tratar bien. Nos llamamos la atención cuando hacemos lago mal y a las personas que son buenas personas les cuesta perdonarse”, apunta María Jesús. “Es imposible ser feliz sin asumir fallos. La clave está en conocer lo que te hace sentir mal y, a partir de ahí, sustituir esos pensamientos por otros más realistas”.

¿Por qué nos cuesta tanto ir al psicólogo? Silvia destaca que, aunque esto está cambiando, todavía hay bastante tabú: “Hay gente que piensa que si va al psicólogo es como reconocer que tiene un problema. La gente más joven ya no tiene miedo de hablar de ello. Antes los adolescentes iban al psicólogo de la oreja por sus padres y ahora ellos mismos son quiénes lo piden”. María Jesús señala un problema que tenemos con las nuevas generaciones y es que se les ha sobreprotegido y, ahora, no tienen recursos para hacer frente a las dificultades.

Antes de la pandemia, el 25% de la población tenía ansiedad o depresión, algo que se ha acentuado estos últimos dos años: “Han incrementado los miedos, las fobias, los trastornos de alimentación… se tarda mucho en venir y llegan con casos ya cronificados”, aclara Silvia. También María Jesús relata cómo pusieron el abierto en sus redes sociales unos vídeos sobre la inutilidad del sufrimiento: “La primera mañana que lo pusimos en Twitter tuvo más de 30.000 visitas. Esto nos indica la necesidad de las personas de obtener recursos para superar ciertos problemas”.

Dale al PLAY para ver la entrevista completa y tomar nota de todos los consejos.

María Jesús Álava y Silvia Álava en La Azotea, de Trece TV

María Jesús y Silvia Álava responden en ‘La Azotea’ de TRECE

En esta sección, el invitado responde a preguntas indiscretas formuladas por personas que los conocen muy bien. En esta ocasión, los espectadores realizaban las preguntas:¿Cómo puedo superar la añoranza del pasado?: “Extrayendo todos los aprendizajes para vivir intensamente el presente. Tendemos a idealizar el pasado y no eras tan feliz como crees. Siempre pensamos que nunca vamos a ser tan felices como antes y también echamos la culpa de lo que nos pasa a lo mal que lo pasamos en el pasado”.

¿Cómo puedo afrontar la inseguridad?: “Nosotros siempre mantenemos un diálogo con nosotros mismos. Si te dices cosas negativas, lo que hay que hacer es decirte cosas positivas u objetivas como “Voy a hacerlo lo mejor que pueda”. Si no eres capaz, también puedes pensar qué le dirías a un amigo en esa misma situación”.

¿Cómo puedo hacerle una crítica a alguien y que no se lo tome mal?: “Las críticas tienen que ser cortas y positivas. Tu actitud no tiene que ser de regañar, hay que empezar diciendo algo positivo y terminar también con algo positivo como “creo que puedes solucionarlo”. También hay que esperar a que el otro esté receptivo y que quiera tu opinión”.

¿Por qué repetimos errores?: “Se desiste de intentar cambiarlos. En estos casos hay que hacerles conscientes de sus errores y ponerle objetivos. Los adultos no funcionamos a través del castigo, es necesario reforzar al otro positivamente y negativamente. Es más útil decirle cosas que ha hecho bien y quitarle algo que le preocupe en su vida, que le vas a ayudar mucho”.

FUENTE: COPE.ES

Me cuesta quitarme la mascarilla, ¿Qué me pasa? Colaboración con El Dentista Moderno

El momento de quitarse la mascarilla ha llegado, pero este gesto no va a ser igual para todo el mundo por motivos muy diversos. A lo largo de este artículo respondemos a una serie de cuestiones para conocer más a fondo cuáles son las causas y las emociones que están detrás de aquellos a los que les cuesta quitarse la mascarilla. 

Después de dos años llevando puesta la mascarilla llega el momento de quitársela. Este gesto no va a significar lo mismo para todos. Mientras hay personas que les va a suponer un alivio, porque llevaban mucho tiempo deseando quitarse la mascarilla; otras, sin embargo, seguirán con ella puesta. El motivo puede ser muy diferente. No obstante, es importante conocer la causa y, sobre todo, la emoción que subyace ante el hecho de no quererse quitarse el “cubrebocas”. En función de esta emoción, actuaremos de forma diferente como profesionales. 

¿Qué emociones están detrás de no querer quitarse la mascarilla? 

Hay personas que aún sienten mucho miedo. El mensaje que llevamos dos años escuchando es que las mascarillas, junto al lavado de manos y la distancia de seguridad, es lo que nos está evitando el contagio. Por tanto, es lógico y lícito que muchas personas sientan miedo a contagiarse, o que sientan que quitarse la mascarilla es como quitarse los escudos protectores ante el coronavirus. 

Hay otras personas que sienten vergüenza, que tienen algún tipo de complejo y les cuesta mostrar su rostro. Están inseguras y tienen a magnificar algunos aspectos de su físico, como granitos, marcas en la cara, y sobre todo las relacionadas con la boca. Unos labios finos, unos dientes descolocados…. Durante dos años se sintieron seguros al llevar parte de su rostro cubierto y ahora que llega el momento de destaparlo sienten que el resto de las personas van a juzgarlas y a criticar sus defectos. 

«Es importante conocer la causa y, sobre todo, la emoción que subyace ante el hecho de no quererse quitarse la mascarilla» 

Trasmitir las emociones se ha convertido en algo mucho más complicado desde que llevamos la boca tapada. Las emociones se sienten en el cuerpo y se expresan principalmente en la cara. Y donde más nos fijamos es en la boca. La boca, junto con los ojos, son fundamentales para trasmitir emociones. Esto ha hecho que personas más tímidas o inseguras sintiesen una falsa sensación de seguridad, porque notaban que estaban menos expuestas. Pensaban que a los demás les sería más complicado percibir las emociones o que, por ejemplo, si se ponían “rojos”, el resto de personas, no lo iban a notar. Por eso el tener que quitarse de nuevo la mascarilla les supone un reto. Dejan de sentir el alivio de pensar que los demás no van a ver cómo reacciono. 

¿Afecta por igual a todas las edades? 

No, en absoluto. Las personas mayores son más propensas a no quererse quitar la mascarilla por miedo. Mientras que entre la gente joven el motivo de no querer quitarse el cubrebocas suele ser más por vergüenza, por no tener que enfrentarse a sus complejos e inseguridades. 

Hay personas que comenzaron la pandemia siendo niños y que para cuando ya se han podido quitar la mascarilla son adolescentes. Su cuerpo y su rostro ha cambiado. Pero las personas que les rodean, principalmente los compañeros de clase, no han ido viendo esos cambios paulatinos. Por eso, ahora que llega el momento de quitarse la mascarilla a muchos les cuesta, porque ya tienen “bigote”, acné… Dejaron de ser niños y temen que sus compañeros no les reconozcan e incluso se rían de ellos. 

Los chicos y chicas de primero y segundo de la ESO no han conocido a sus compañeros de instituto sin mascarilla. Muchos de ellos no conocen el rostro completo de los demás. Y es lógico pensar que sientan un poco de vergüenza o de incertidumbre cuando sus compañeros vean su cara. Además, las personas a las que hemos conocido con mascarilla, nos cuesta reconocerlas sin ella. Nos sorprende su rostro. Sólo hemos visto su frente y sus ojos, y el resto de su cara, su nariz y su boca, nos la hemos imaginado. Y la mayor parte de las veces ese ejercicio de imaginación no se corresponde con la realidad. 

¿Cómo podemos actuar ante las personas que les cuesta quitarse la mascarilla? 

1. En primer lugar, hay que averiguar la emoción que hay detrás, como hemos dicho, no actuaremos igual ante la persona que sienta miedo que ante la que sienta vergüenza o inseguridad. 

2. Una vez que somos conscientes de la emoción que está provocando esta conducta, es el momento de validarla. Decir “no pasa nada, no tengas miedo, no es para tanto…” implica que la persona va a sentir que su emoción no es lícita, que se está sintiendo de forma incorrecta y que además le están juzgando por ello. Es mejor decir, “entiendo que tengas miedo, es normal tenerlo. Llevamos mucho tiempo escuchando que es necesaria y es normal sentir reparo a quitársela”. O “entiendo que de vergüenza”. 

3. En función del origen actuaremos de forma diferente. Si el motivo de seguir con la mascarilla es el miedo, habrá que trabajar esa emoción, entender las causas de ese miedo e ir afrontándolo poco a poco. Quizás empezando por quitarse la mascarilla cuando hay poca gente, cuando se puede guardar distancia, cuando estamos en exteriores, o esperando a ver que la incidencia realmente no ha subido. 

Si lo que ocurre es que se prefiere seguir con la mascarilla por inseguridad, es el momento de trabajar la seguridad personal y aceptar nuestro cuerpo tal y como es para superar los complejos. 

En el caso de que el origen sea la vergüenza, además de trabajar la seguridad, es necesario sentir que las personas no son tan críticas como nos imaginamos, que tendemos a magnificar nuestros defectos y que muchas veces pasan desapercibidos a los demás, o simplemente no les dan importancia. 

4. Recordar que quitarse la mascarilla no es obligatorio. Desde el 20 de abril se puede estar sin ellas en interiores, siempre y cuando no sea una residencia, un centro sanitario. Pero eso no significa que sea obligatorio. Si la persona no quiere, no es necesario quitársela. Respetemos todas las opciones. 

¿Y si piden tratamiento? 

Llegado este punto muchas personas se plantearán el acudir a un especialista para así lucir su mejor sonrisa. En este caso es importante además de realizar una valoración a nivel odontológico, averiguar cuál es el motivo de querer hacer ese cambio. ¿Es necesario? ¿Es por estética? ¿O es porque nos comparamos con los demás, con las sonrisas que se ven en las redes sociales? 

Es lícito y comprensible querer vernos guapos y para eso la sonrisa y los dientes son fundamentales. El problema podría estar cuando la persona no lo hace desde el propio convencimiento, sino que lo hace para mostrárselo a los demás, por la comparación social, el querer ser más que los demás. 

Además, es importante dejarse aconsejar por los profesionales. Cada día nos encontramos con más personas que piden sonrisas de anuncio, o de Instagram, que están muy alejadas de la realidad y que incluso no les van a quedar bien con su fisonomía facial. Que incluso pueden presentar un disformismo corporal que les hace preocuparse demasiado por su aspecto y en los que están desaconsejados los tratamientos estéticos o la cirugía, y que deberían ser derivados a salud mental. 

Ante estas situaciones el profesional debe anteponer su ética deontológica y advertir al cliente de las posibles consecuencias, aconsejando una reflexión previa antes de tomar la última decisión. […]

Descargar artículo completo

También puede consultar el número 67 de DM El Dentista Moderno

Participación en el programa «Los miedos de…» de Cuatro Tv

Os adjunto mi participación en el programa «Los miedos de…» emitido por Cuatro en el que trabajamos con la cantante Toñi Salazar su gran temor a los espacios cerrados.

Haz click en la imagen para ver el programa

¿Qué es el síndrome de la cara vacía y cómo superarlo?

El síndrome de cara vacía puede ser más frecuente entre los jóvenes.

Por: Gabriel Revelo Noticieros Televisa

Aunque en su momento nos costó traer cubrebocas todo el tiempo, ahora que su uso ya no es obligatorio en varios lugares y situaciones es probable que también nos cueste quitárnoslo por miedo o inseguridad; esto es conocido como síndrome de la cara vacía.

De acuerdo a Silvia Álava, psicóloga sanitaria y directora del área infantil del Centro de Psicología Álava Reyes, en Madrid, bajo este nuevo escenario a las personas les puede costar quitarse el cubrebocas.

“Es completamente lógico y normal que ahora nos cueste quitarnos mascarillas porque llevamos dos años recibiendo el mensaje de que hay que llevarla y es lo que frena y nos puede librar del contagio de COVID-19, y ahora el mensaje cambia”.

… explicó a Infosalus.

Dice que ahora se nos está transmitiendo que, como parece que la situación epidemiológica está mejor, hay menos contagios, y la gente contagiada es de menor gravedad, es cuando te la puedes quitar.

“Pero muchas personas sentirán miedo, ¿por qué? Porque la situación es menos grave pero realmente la COVID-19 no ha desaparecido. Entonces es normal que haya muchas personas tengan ese miedo y ese respeto a quitársela porque llevan durante mucho tiempo recibiendo el mensaje de que les protege”.

… insiste la experta.

El síndrome de la cara vacía

El término ‘síndrome de cara vacía’, que fue acuñado por varios expertos, es relacionado primero por Álava con la sensación de desprotección que tenemos frente al virus.

Sin embargo, la psicóloga advierte de que también puede tener una vertiente psicológica en personas con ciertas inseguridades o problemas a la hora de mostrarse tal y como son, por lo que fuera, porque tuvieran algún complejo o algo.

“Estas personas se han acostumbrado a llevar la cara tapada durante dos años y a que no vean su rostro, a no mostrarse tal y como son, y esto ha hecho que alguien con pequeñas inseguridades no se haya tenido que enfrentar a ello y ahora les cuesta más exponer su rostro”.

Además, la experta del Centro de Psicología Álava Reyes recuerda que las emociones donde más las podemos ver es en la cara, especialmente en la boca, y personas más tímidas o vergonzosas se van a sentir más desnudos sin el cubrebocas.

Más frecuente entre los jóvenes

Con ello, esta especialista reconoce que este síndrome de cara vacía puede ser más frecuente entre los jóvenes porque, por un lado, indica que pueden tener miedo a contagiarse, pero también, y fruto de una serie de complejos y de inseguridades les da vergüenza o miedo el quitársela.

“Creen que van a estar expuestos, que no les han visto la cara y les da miedo que se les puedan ver unos dientes que no están perfectamente alineados, que tienen una serie de granos, todo esto hace que algunos jóvenes les cueste quitarse la mascarilla. Es cierto, eso sí, que esto siempre ha ocurrido. Es habitual en esta edad sentirte más inseguro con respecto a tu cuerpo o tu cara. Antes veíamos cómo algunos adolescentes se tapaban parte del rostro con el pelo y en estos dos años lo han hecho con la mascarilla”.

… añade.

A la vez habla de los adolescentes más jóvenes, que empezaron a usar el cubrebocas con 10 años y ahora tienen 12 años y su cara se ha transformado totalmente y el hecho de tener que exponer su cara les puede costar a algunos un poco más.

¿Cómo superar el síndrome de la cara vacía?

¿Qué hacemos entonces si nos cuesta quitarnos el cubrebocas por ese miedo o inseguridad? Esta psicóloga sanitaria señala en primer lugar que el mensaje que hay que tener claro es que no es obligatorio hacerlo, te la puedes quitar si tú quieres, es una posibilidad. “Si te cuesta es importante pararse y ver por qué te está costando, qué es lo que ocurre, y cuál es la emoción que hay debajo”, aprecia.

Resalta que no es lo mismo tener dificultades a la hora de quitarse el cubrebocas por tener miedo al contagio, de forma que se puede optar por esperar a ver cómo evoluciona la pandemia y la incidencia de casos, e ir tanteando o exponiéndose poco a poco, primero cuando haya pocas personas o vea que hay ventilación, por ejemplo, y según vaya sintiendo que yo controlo la situación.

“Si me da vergüenza tendré que trabajar mi seguridad y autoestima y aceptarme tal y como soy, y aquí es importante el ir exponiéndose poco a poco y luego ir abriendo círculos. El eje a trabajar sería la seguridad y la aceptación de mi cara y de mis complejos. O si se tiene vergüenza el ser consciente de que los cambios forman parte de la vida”

… subraya esta psicóloga.

Si interfieren en nuestra vida

En cambio, considera que se debe consultar con un especialista cuando estas emociones interfieren en nuestra vida diaria y por ejemplo si nos olvidamos del cubrebocas y entramos en pánico porque pensamos que nos van a estar mirando y fijándose en nuestros granos, en nuestros labios, por ejemplo.

“Cuando veamos que es algo que interfiere en nuestra vida diaria, y las emociones que nos genera son tan desagradables que no las sabemos controlar es el momento de pedir ayuda y no esperar a que realmente haya un problema más gordo, sino que veo que me interfiere, que me cuesta, y que me lo hace pasar mal y las emociones que me genera no las controlo”. 

… concluyó Silvia Álava.

FUENTE: noticieros.televisa.com

La Fundación Bertín Osborne crea +Family

La Fundación Bertín Osborne crea un servicio integral y gratuito que ofrece apoyo y asesoramiento a las familias de personas con necesidades especiales.

Por Carlota Fominaya SEGUIR

Bertín y Fabiola son un ejemplo como pareja en todo lo que respecta a la discapacidad de su hijo Kike, nacido con parálisis cerebral. Juntos, y con la presencia de la Infanta Elena como madrina de excepción, han presentado hoy la aplicación +Family, un servicio de apoyo y acompañamiento a las familias de personas con necesidades especiales, sean estas del tipo que sean. Su objetivo, ha explicado el propio cantante en rueda de prensa en el AC Santo Mauro, es «ofrecer una atención personalizada, diaria, las 24 horas, 365 días al año, para cualquier persona que esté en nuestra situación.

Que sepan que hay una entidad a la que se pueden dirigir, donde les van a ofrecer información de todo tipo, sobre trámites, dudas médicas o legales, ayudas, apoyo psicológico… Para que en nuestro país nadie se quede sin tomar decisiones porque no sabe dónde ir».

Sigue leyendo la noticia en: ABC.es

Un proyecto en el que desde el Centro de Psicología Álava Reyes estamos colaborando a través de FUDEPI, la fundación creada por María Jesús Álava Reyes.

¿Cómo gestionar la incertidumbre?

Os compartimos algunas ideas para gestionar la incertidumbre de una forma más efectiva de la mano de ANEABE la Asociación de Aguas Minerales de las España:

El peligroso y oscuro cuello de botella en las consultas de salud mental

La mayoría de comunidades guardan silencio sobre listas de espera para salud mental

Por Sefi García

La mayoría de comunidades guardan silencio sobre listas de espera para salud mental. Imposible saber cuántos días hay que esperar para que te vea un psicólogo, que en algunas áreas llega casi al año. 40 días esperando una primera cita en psiquiatría en la sanidad publica de alguna comunidad. Las listas de espera pueden llegar al mes y medio en la sanidad privada y los expertos consultados por COPE consideran insuficiente el Plan de Salud Mental que acaba de aprobar el Gobierno.

Fundamental una atención rápida en la primera consulta

Si una cita se demora más de tres meses, puede suponer un empeoramiento que te lleve al ingreso hospitalario. Si tienes una crisis suicida, puede ser la diferencia entre la vida y la muerte”. Quien nos cuenta esto es Jonathan, un enfermo diagnosticado. Jonathan considera fundamental una atención rápida en la primera consulta, pero también en las sucesivas: seis meses han tardado en darle una a el de seguimiento. También de la rotación de los profesionales porque “te van cambiando de especialista y al final tienes que ir contando tu problema a uno tras otro”.

Gobierno y comunidades autónomas han aprobado recientemente una estrategia común para abordar la salud Mental. Prevé dotar de más profesionales a las comunidades autónomas, que todas elaboren un plan de salud mental, prestar atención al mundo del trabajo (origen de mucho sufrimiento psiquico), a la prevención del suicidio (el primer paso ha sido la creación del teléfono 024) y al consumo de sustancias estupefacientes.

El necesario cambio de mentalidad

Mikel Munarra, psiquiatra, miembro de la asociación española de Neuropsiquiatría celebra que por fin, haya una reacción política a un problema “que nosotros conocemos desde hace mucho tiempo”. Pero sostiene que “ahora hay que analizarlo porque “si damos soluciones simples a problemas complejos, podemos agravar situaciones”.Explica el profesional de la salud mental que aunque suene raro “es un tema demasiado importante para dejarlo en manos solo de los profesionales, y esta vez sí hay un interés y hay que verlo como algo positivo, hay ideas de como hacerlo, y también nos obliga a los profesionales a repensar cómo hacerlo. Es un desafío para todos”.

Por eso entiende el doctor Munarra que el plan puede quedarse corto. “Algo está pasando, y ya pasaba antes de la pandemia. La pandemia puede haber subrayado en fosforito algunos aspectos de este problema, pero sinceramente, y aunque soy un profesional de la salud y reconozco que hacen falta muchos más recursos, si solo nos quedamos con eso, nos vamos a quedar en un titular”.

Si no nos planteamos que el tema de la salud mental es un problema colectivo no se solucionará.

Para el psiquiatra, si no nos planteamos que el tema de la salud mental es un problema colectivo no se solucionará. “Tiene que ver con lo social, con lo afectivo, con la manera de acompañarnos unos a otros, con la esperanza que estamos dando, con el futuro que estamos ofreciendo Las iniquidades, las desigualdades, las discriminaciones, este tipo de cosas afectan a la salud en general. Notamos además que las situaciones continuas de crisis, la dificultad para planificar un futuro, esa falta de seguridad para tirar adelante una vida, hacen falta más personal, pero también un compromiso social colectivo”.

Y esto sirve igual, puntualiza, para la esquizofrenia y para paradigma de enfermedad mental grave, y para el sufrimiento de la persona que sabe que le van a desahuciar al día siguiente”. Los profesionales de la salud Mental tienen ahora, asegura un reto debido a estas evidencias, “tenemos que salir de este modelo reduccionista y darnos cuenta de que el sufrimiento psíquico es multifactorial, por decirlo así, y que a veces te empeñas en tratarlo desde el punto de vista biológico u ofrecer una opinión de experto, cuando lo que uno necesita son más apoyos en su medio, más recursos informales”.

El peligro de la saturación en las consultas de psicología

La primera barrera está en la consulta del psicólogo y la atención primaria. Las listas de espera para esta especialidad son un pozo oscuro del que nadie quiere hablar, ni siquiera hay psicólogos clínicos en todos los centros de salud. Y donde los hay la espera puede llegar casi al año para una primera consulta.

Silvia Álava es psicóloga. Asegura que el tiempo es fundamental para esa primera atención, porque las enfermedades psíquicas “no se curan por sí solas, no hace que desaparezca el problema, lo que hace es que el problema se agrave y en muchos casos que se cronifique. Por eso es muy importante ante los primeros síntomas poder iniciar el tratamiento, muchas veces incluso trabajando en la parte de prevención, no hace falta esperar a que cumplas criterios diagnósticos para poder y poder diagnosticas un problema grave de salud mental para poder tener acceso a este tratamiento”.

La falta de datos y de diagnóstico dificultan encontrar posibles soluciones

No todas las comunidades autónomas han hecho públicas las lista de de espera en Salud Mental. Las que lo han hecho, solo consignan la que existe para la primera consulta con Psiquiatría. La falta de datos y de diagnóstico dificultan encontrar posibles soluciones a ese oculto cuello de botella que puede tener consecuencias muy graves, como te hemos contado: desde acciones irreversibles hasta el empeoramiento o la cronificación de patologías. España es el país del mundo donde más ansiolíticos se consumen. Los expertos nos dicen que tiene que ver con la facilidad para acceder al menos a una receta. Las “pastillas para no soñar” que diría Sabina, son un parche temporal para adormecer el dolor emocional que atenaza a nuestra sociedad. Algo está pasando en esta sociedad, reflexiona Mikel Munarra. Conviene reflexión.

FUENTE: cope.es

¿Por qué no se quitan la mascarilla? El síndrome de la cara vacía en adolescentes. Podcast de cadena SER

¿Han aparecido entre los menores trastornos de ansiedad por el miedo a quitarse la mascarilla? ¿Esto puede enmascarar los problemas propios de la adolescencia o la falta de autoestima y autoconcepto de sí mismo?

Por Paco Auñón pacoaunonmuelas SER Cuenca

En el espacio Escuela de Salud que coordina Beatriz Hernández y que emitimos los jueves cada quince días en Hoy por Hoy Cuenca, hemos abordado el síndrome de la cara vacía tras la restricción del uso de mascarillas en interiores y lo hemos analizado con Silvia Álava Sordo, doctora en psicología clínica y de la salud, psicóloga sanitaria y educativa, especialista en Psicoterapia, escritora y conferenciante, profesora universitaria, divulgadora científica y directora del Centro de Psicología Álava Reyes.

¿Por qué los adolescentes no se quitan la mascarilla?

“No es lo mismo que los adolescentes no se quiten la mascarilla por el efecto del miedo a contagiarse”, explica la doctora Álava, “que, como estamos viendo en muchos de ellos, por vergüenza, cierta inseguridad y complejos. Quizá en el tiempo de la pandemia han cambiado y puede ser que sus dientes no sean perfectos, que tengan granitos u otros complejos que la mascarilla ayudaba a mantenerlo tapados”.

Silvia Álava Sordo para la presentación de su libro ‘¿Por qué no soy feliz?’ el 8 de enero, 2022 en Madrid. / Pablo Blázquez Domínguez

Dos años con media cara tapada

Tras dos años de pandemia y usando mascarilla, los adolescentes, las personas a las que más puede cambiarles su rostro en doce meses debido a su desarrollo, se enfrentan al síndrome de la cara vacía. “Han usado la mascarilla como una especie de protección para no tener que mostrar su verdadero rostro”, explica Silvia Álava. “Tenemos que pensar en los chicos y chicas que entraron en primero de la ESO que no se habían visto casi sin mascarilla. Es muy diferente conocer a alguien con o sin mascarilla”.

¿Recuperar mascarillas?

No es seguro que las mascarillas no vuelvan a nuestros rostros. La evolución de la pandemia del covid y la intensidad de las distintas olas que puedan sucederse marcará si esto ocurre. “Llevamos dos años diciendo que lo bueno para protege es la mascarilla, que no nos la quitemos”, relata la psicóloga. “De repente la situación ha mejorado, ya nos la podemos quitar. Para determinadas personas no deja de ser complicado porque todo esto puede recibirlo como mensajes contradictorios. Ahora sí, ahora no. Por eso hay que ligarlo a la situación epidemiológica”.

Salud mental

“La pandemia ha afectado a la salud mental de niños, adolescentes ya adultos”, explica la doctora Álava. “En los menores se han incrementado los trastornos de ansiedad y otros sobre el estado de ánimo como la depresión. Estamos viendo muchos duelos que no se han realizado correctamente o trastornos de la conducta alimentaria”.

En manos de profesionales

A pesar de que en pandemia ha aumentado la venta de libros de autoayuda, lo recomendable es ponerse en manos de profesionales. “En el momento en el que veamos que la situación se nos puede escarpar de las manos es cuando tenemos que pedir ayuda”, explica Silvia Àlvar. “El psicólogo nos va a ayudar a entendernos mejor, a entender qué le ocurre a nuestro hijo o hija, y siempre en base a la evidencia científica”.

FUENTE: cadenaser.com

La estrecha relación entre el intestino y el cerebro, en Saber Vivir, de TVE

El cerebro y el intestino están tan relacionados que la falta de fibra puede influir tanto como el exceso de estrés en la ansiedad.

En Saber Vivir te contamos cómo