¿Qué hacer para que la vuelta al trabajo no sea tan dura?

Se terminan las vacaciones y tenemos que volver a nuestro día a día. Es normal, que al acabar las vacaciones nos sintamos tristes o apáticos, las personas no somos máquinas y notamos el cambio al incorporarnos al trabajo, los estudios, la vida cotidiana; es decir a una agenda llena de obligaciones.

Nuestro organismo lo acusa, cambian los horarios, costumbres y actividades, y lo peor es que lo hacen para dejar paso a un montón de obligaciones no siempre placenteras.

En este vídeo os contamos algunos consejos para que la vuelta al trabajo no sea tan dura como en otras ocasiones.

En definitiva, se trata de aprender a disfrutar de TODAS las situaciones, a no dejar que te invadan ideas de tristeza y angustia, a no dejarte llevar por las obligaciones, a ser tu quien dirija tu vida, en definitiva, ¡tenemos que aprender a ser felices!

Las consecuencias que pueden tener los filtros en adolescentes: incremento de inseguridades y menos autoestima

El uso de filtros fotográficos en diferentes ‘apps’ puede provocar que los adolescentes que navegan por redes sociales dejen de ser conscientes de que «se están comparando con una imagen que lleva filtros y piensen que eso es la realidad», algo que puede provocar que «se incremente su inseguridad y que baje su autoestima», según ha explicado la psicóloga, Silvia Álava, en el videotutorial elaborado por BBVA y Fad Juventud en el marco del proyecto ‘Educación Conectada’.

Leer más: https://www.infosalus.com/salud-investigacion/noticia-consecuencias-pueden-tener-filtros-adolescentes-incremento-inseguridades-menos-autoestima-20230824133214.html

¿Cómo conseguir que los niños sean más responsables sin enfados ni castigos?

Por Ana Camarero

Nos lo han dicho en casa y en la escuela

“Tienes la habitación como una leonera”. “Has vuelto a olvidarte las zapatillas de gimnasia en casa”. “Nunca recoges los juguetes”. “Nunca te responsabilizas de tus cosas”. Estas son algunas de las frases que todos, en algún momento de nuestra niñez o adolescencia, hemos escuchado de nuestros padres en un intento por hacernos más responsables en casa y también en la escuela. La RAE entiende por responsable a aquella persona que “pone cuidado y atención en lo que hace o decide”, y que está “obligada a responder” de ciertos actos.

Existen dos factores que influyen para que alguien sea o no responsable durante su infancia y adolescencia.

Uno es que el modelo paterno o materno sea especialmente sobreprotector e impida que los hijos asuman las responsabilidades que les corresponden. “Estaríamos hablando de una actitud aprendida”, explica la psicóloga infantil Silvia Álava. El segundo factor es su personalidad, pues “hay niños que desde pequeños son mucho más responsables, como rasgo de su carácter, y, sin embargo, otros lo son menos”, añade.

El niño irresponsable se comporta ante sus progenitores de dos maneras diferentes y muy definidas. “Hay niños que, cuando deben tener una responsabilidad, directamente se enfrentan con los padres. Y otros que no se oponen directamente a la petición que les hacen los mayores, pero al final eluden hacer lo que se les pide”, explica la también autora de los libros Queremos hijos felices y Queremos que crezcan felices.

La modificación de esos comportamientos necesita de una labor continuada de los tutores.

Una tarea que pasa por dejarles entrever que ser irresponsable tiene unas consecuencias que deben enfrentar y asumir. “En la mayoría de las ocasiones, si no hace las tareas o los encargos fijados por la madre o el padre, los progenitores caen en la actitud del ‘no pasa nada, ya lo hago yo’. De esta manera, el menor aprende que las cosas pueden dejar de hacerse perfectamente porque, aunque le regañen o castiguen, al final consigue no hacerlo”, explica Álava. Para combatir estos gestos es necesario sentarse con ellos y enseñarles que si no ayudan en casa, no recogen su ropa o se dejan la flauta olvidada cuando tienen la asignatura de Música, ocurren cosas: “No a través del castigo directo, sino con resultados directos, para que asuman lo que sucede cuando uno no se comporta con responsabilidad”. Eso sí, señala Álava, “sin enfados ni inquinas o castigos”.

Pero, a veces, no resulta fácil guiar a este tipo de niños

“para conseguir el equilibrio entre alimentar su autoestima, para que se sienta capaz e interesarle por el mundo que le proponemos los adultos, y la firmeza en los límites”, sostiene Carlos M. Jordán, psicólogo clínico del servicio de Psiquiatría del Hospital Universitario de Fuenlabrada (Comunidad de Madrid). Esa mesura hay que lograrla en todos los ambientes, educativos y familiares. Sin embargo, añade Jordán, si el comportamiento inadecuado se ciñe a un solo ambiente, el problema estará en ese escenario, casi con seguridad, más que en la niña o el niño.

Observar el ambiente

Para poner soluciones a esas actuaciones se aconseja a los padres observar el ambiente. Analizar si hay problemas o cambios importantes en casa, si ha habido alguna pérdida significativa o si puede estar pasándole algo en el colegio. “Antes de buscar problemas en los niños tenemos que evaluar el entorno en el que crecen. Los niños son muy sensibles al ambiente, pues están en pleno desarrollo y un cambio en la dirección adecuada en casa puede tener efectos muy beneficiosos”, puntualiza Jordán. Si no hay nada que modificar, ni otros problemas obvios que requieran atención por sí mismos, “como el habitual uso excesivo de aparatos electrónicos y redes, algún tipo de abuso, etcétera, es conveniente consultar a un profesional que pueda hacer un diagnóstico adecuado”, argumenta el psicólogo. De ese modo, según explica por su parte Álava, el experto, en función de la edad, de la personalidad y de las características de cada uno de los hijos, analizará cuáles son las responsabilidades que deben asumir, pero de una en una. Para esta experta no se pueden cambiar los hábitos de la noche a la mañana: “Porque si no, el niño o adolescente puede colapsar y sentirse fracasado”, añade. Una vez que se han establecido las tareas que van a ser su responsabilidad hay que ir haciendo una labor de refuerzo que se prolonga en el tiempo según va comprometiéndose en las labores establecidas, añade Álava.

La complicidad de las familias

La complicidad de las familias con el resto de los entornos en los que se mueve al niño y el adolescente es también un elemento a tener en cuenta para encauzar su irresponsabilidad. “Hay que trabajar de manera conjunta en la familia, pero no solo los padres, sino también el resto de familiares o amigos, y el ámbito educativo”, afirma Álava. En el caso de la escuela, el diálogo entre los progenitores y los docentes debe ser fluido para que si, por ejemplo, están trabajando la autonomía en el aula, los padres trabajen en la misma dirección en casa. “Muchas veces, el adulto teme los efectos puedan tener sobre su hijo no llevar hechos los deberes o que olvide el estuche de lápices en casa. Lo único que sucederá es que aprenderá para próximas ocasiones. Ser responsable desde pequeño evitará las consecuencias de no hacer las cosas conforme van transitando hacia la edad adulta”, afirma esta experta.

FUENTE: MSN.COM

¿Qué es el síndrome del ocio que sufrimos en verano?

«Quienes lo sufren no saben qué hacer ni cómo desconectar»
Este síndrome puede dar lugar a «problemas psicosomáticos», como gastrointestinales, fiebre o resfriados.

Por ALEJANDRO SÁNCHEZ DE LA BLANCA

Llega el verano, y con él, las tan ansiadas vacaciones, uno de los momentos más esperados durante todo el año. La playa, la montaña, incluso la propia ciudad suelen ser sinónimo de relajación, disfrute y desconexión del trabajo y las tareas diarias. 

No obstante, algunas personas, más allá de evadirse y pasarlo bien, pueden llegar a encontrarse mal sufriendo estrés, ansiedad, frustración, incluso enfermando a la hora de enfrentarse al tiempo libre de las vacaciones. Detrás de esta sintomatología se encuentra un concepto cada vez más habitual: el síndrome del ocio. 

Este no está catalogado bajo los criterios médicos ni psicológicos como una enfermedad. Los expertos, sin embargo, sí que han detectado diversos síntomas que encuadran dentro de este concepto, del cual culpan directamente a la sociedad actual y al exceso de trabajo.

¿Qué es y cómo se manifiesta?

El síndrome del ocio aflora cuando las personas se enfrentan a periodos de tiempo libre como vacaciones o puentes, pues algunas «no saben qué hacer ni cómo desconectar de las responsabilidades diarias», según explica a 20minutos.es Silvia Álava, doctora en psicología y autora del libro Por qué no soy feliz

Esta dificultad para evadirse y la falta de costumbre de enfrascarse en periodos sin tareas que hacer «da lugar a problemas psicosomáticos«, los cuales manifiestan físicamente un malestar psicológico.

Esto se traduce en «altos niveles de estrés o ansiedad», según ha explicado a 20minutos Oceanía Martín, psicóloga general sanitaria. En los casos más graves se pueden llegar a padecer algunos dolores de cabeza, problemas gastrointestinales, fiebre o resfriados, según la persona.

¿Por qué sucede?

Hay diversos factores que influyen en este síndrome del ocio, pues obedece a múltiples causas. Uno de los más importantes «tiene que ver con la sociedad occidental actual«. La gente está centrada en una manera de «vivir y funcionar muy enfocada en el hacer, en la constante realización de tareas». Sin embargo, esto resulta «castrante para las personas», pues «estar muy enfocados en quehaceres produce una desconexión interna», lo que también conlleva una falta de descanso.

Como consecuencia, en el momento en el que hay vacaciones y hay que parar, la persona debe evadirse «para estar consigo misma». Sin embargo, esta incapacidad de desconexión, debido al ritmo impuesto por la sociedad, puede generar frustración, «pues la gente no sabe qué hacer», según comenta Martín. Como consecuencia, esto deriva en los síntomas mencionados.

Además de esta presión provocada por la sociedad actual, hay personas que sufren una gran carga de trabajo a lo largo el año y «fuerzan su organismo durante prolongados periodos de tiempo», abusando de lo que se denomina estrés positivo, que ayuda a una mayor productividad. Esto conlleva una falta de descanso «que resulta necesario para el propio cuerpo», explica Álava.

Sin embargo, este estrés puede llegar a convertirse en negativo «cuando llegan los periodos de vacaciones». No haberse tomado pausas a su debido tiempo para recargar pilas y desconectar deriva en malestar y síntomas como los mencionados. 

¿A qué tipo de personas afecta más?

Este síndrome «es cada vez más habitual» en todo tipo de perfiles debido a la presión social. Sin embargo, tiene una mayor presencia en personas que sufren una gran carga de trabajo o soportan muchas responsabilidades

También es habitual en personas que son «más perfeccionistas, y que están más orientados a objetivos y son más competitivos», asegura Álava. Se trata de «gente que tiene mucha autoexigencia, anteponiendo el trabajo a su propio bienestar».

Estas manifestaciones en periodos vacacionales también puede afectar a aquellos que «están viviendo una situación de ansiedad puntual«. No son personas muy exigentes, pero están pasando por un periodo realmente complicado, por lo que «es normal» que su falta de descanso pueda «derivar en estos síntomas».

No obstante, hay que hacer una valoración concreta de cada caso, pues también «hay personas a las que ya de por sí les cuesta mucho desconectar».

Posibles soluciones y tratamientos

«Lo primero que recomendaría es que la gente escuche a su cuerpo«, asegura Álava, haciendo hincapié en la importancia de tomarse descansos de la vida diaria que permitan conectar con uno mismo, dejando a un lado el trabajo y recargando pilas. «Tenemos que dejar de pensar que estar descansando o estar sin hacer nada es estar perdiendo tiempo o vida».

Paliar este tipo de problema es «a veces muy difícil«, confirma Martín. Para ello recomienda hacer «cosas pequeñas que resulten fáciles» para que la persona puedan conectar con ella misma, «dejando de lado todos los estímulos que proceden del exterior».

De esta manera insta a hacer cosas que a la persona le guste hacer. «Si alguien disfruta sentándose a observar la puesta de sol, hay que empezar por ahí», realizando una actividad que aísle a la persona consigo misma, «sin tener el móvil al lado, sin elementos distractores«. 

En último lugar, también es importante que las personas sepan detectar «cuáles son las responsabilidades de cada uno, y cuáles se han ido asumiendo sin ser competencia de esa persona», asevera Álava. Para ello recomienda un ejercicio llamado ‘Abre tu mochila emocional’, que tiene como objetivo detectar con qué responsabilidades hay que cargar: «Hay que aprender a ser selectivos».

FUENTE: 20minutos.es

¿Cómo intentar ayudar a los huérfanos de la violencia de género?

Atravesamos un momento atroz en esta lacra que es la violencia en el entorno familiar, pero cuando ademas estos hechos suceden en presencia de los hijos, a la vista de los menores, las consecuencias psicológicas y emocionales son aún más demoledoras…

En esta entrevista para «La Linterna» intentamos dar algunos consejos para que el entorno más cercano a estos niños (abuelos, tíos, primos, profesores…) pueda de alguna manera ayudar a atenuar las consecuencias…


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¿Seguir viviendo con tu ex tras la ruptura?

Hay ocasiones en las que pese a la ruptura, las parejas deben seguir viviendo bajo el mismo techo, por necesidad económica, por miedo a la soledad, por la falta de acuerdo…

Cuando llega el momento de la ruptura es porque algo no va bien, con lo que seguir viendo a la persona con la que has compartido tu vida, no suele ser una buena idea.

De ello hablamos en «Juntos» este programa de TeleMadrid.

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¿Consigues desconectar del trabajo cuando te vas de vacaciones?

¿Es posible la desconexión total? Llevamos ya muchos meses de trabajo y nuestra cabeza y nuestro cuerpo ya nos pide parar, aunque a nuestro cerebro le cuesta diferenciar y parar el ritmo de actividad del que venimos.

  • Mensajes automáticos en el correo electrónico.
  • Apuntar las tareas pendientes para no tener que estar recordándolas para la vuelta.
  • Apagar directamente el teléfono de trabajo.
  • Usar la asertividad.

Son algunos de los consejos para poner en práctica la desconexión. Es importante dejar tiempo para descansar, no es necesario estar continuamente haciendo cosas, no es obligatorio llegar al final del día «desfondado» 🙂

¡Escucha a tu cuerpo!

No os perdáis esta entrevista del canal 24Horas de RNE.

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