Padres Helicóptero: consejos para no caer en la sobreprotección en el programa: «Tarde lo que Tarde»

Os comparto este podcast de mi intervención en el programa «Tarde lo que tarde» de RNE donde dentro del espacio «Escuela de Padres» tratamos con Imanol Durán y María Dotor el tema de los llamados «padres helicóptero» y su repercusión en la autonomía de los más pequeños. ¿Te lo vas a perder?

El calor también afecta a nuestro rendimiento en el trabajo

El cambio climático es un hecho y, con ello, las altas temperaturas se mantienen estables en el tiempo. Una circunstancia que incide directamente en nuestro día a día en el trabajo. Por eso es importante, en la medida de lo posible, adaptar nuestro trabajo a las horas de menos calor y evitar estar en la calle en las horas centrales del día. Os hablamos de ello en este vídeo del Instituto Agua y Salud, IIAS

29 de agosto Día Mundial de los Videojuegos ¿Pueden aprender los niños jugando a videojuegos?

El 29 de agosto se celebra el Día Mundial del Videojuego, para reconocer los videojuegos como entretenimiento, industria y estilo de vida. La celebración surgió en el año 2008, promovido por las revistas especializadas, hacemos un repaso por su historia.

¿Pueden aprender los niños jugando a videojuegos?

Una duda muy habitual que nos trasladan los padres es si los niños pueden aprender jugando a videojuegos. Lo crucial de esta pregunta es saber qué aprenden los niños y si el aprendizaje que realizan es significativo. En este video damos respuesta a estas preguntas y os contamos como los videojuegos específicamente diseñados para ello pueden ser beneficiosos para el aprendizaje de los niños.

Te invitamos a verlo y te contamos brevemente la historia de los videojuegos:

El origen de los videojuegos se remonta a la década de 1950, con la aparición de los primeros ordenadores programables, tras muchos intentos por implementar programas de carácter lúdico, los primeros videojuegos modernos aparecieron en la década de los 60.

Década de 1970

La industria del videojuego se populariza con los salones recreativos y aparecen las primeras videoconsolas domésticas como Magnavox Odissey o Atari, los juegos más relevantes de este periodo fueron Pong, Space Invaders y Astreoids.

Década de 1980

La era de los 8 bits, ordenadores personales como el Amstrad CPC, Spectrum o Comodore 64 se convierten en todo un éxito, mientras los gigantes japoneses Nintendo y Sega irrumpen en las videoconsolas domésticas con NES y Master System respectivamente.

Década de 1990

Guerra de los 16 bits, el mundo de las consolas está liderado por la Sega Megadrive y Super Nintendo, la aparición de máquinas portátiles como Game Boy, Game Gear o Atari Lynx, supusieron otras formas de disfrutar los videojuegos y llegar a nuevos públicos. En la segunda mitad de esta década, la recién llegada Sony PlayStation logra reinar por encima de sus competidoras Nintendo 64 y Sega Dreamcast.

Década de 2000

El videojuego se convierte en una industria multimillonaria de grandes dimensiones. Nintendo cae en ventas con GameCube, Microsoft entra con fuerza en el mercado con Xbox y la PlayStation 2 de Sony se convierte en la videoconsola más vendida de la historia.

Década de 2010

Las posibilidades de los teléfonos móviles, smartphones, entran con fuerza en el mercado de los videojuegos, con éxitos como Candy Crush, Clash Royale o Pokémon Go. Los videojuegos online llegan a un nuevo modelo de negocio con propuestas como Minecraf o Fortine.

Década de 2020

En la actualidad el videojuego genera más ingresos que el cine y el deporte juntos, con nuevas opciones, multipantalla, siguiendo en plena evolución y desarrollo desde su aparición en los años 50 del pasado siglo.

FUENTE: Antena3Noticias

Hablamos del motivo del estrés postvacacional en TreceTv: «Nos afecta a todos, pero de distinta manera»

Hay un porcentaje de la población que ante esta situación desarrolla el síndrome de estrés postvacacional.

Con la llegada de septiembre llega el fin de las vacaciones y la vuelta a la rutina por ello la doctora en Psicología Clínica y de Salud Silvia Álava ha explicado en ‘TRECE al Día’ lo que debemos hacer para retomar nuestras obligaciones

Durante las vacaciones no tenemos horarios ni obligaciones. Sin embargo con la vuelta al cole y al trabajo «manda el reloj», ha incidido la psicóloga. Hay un porcentaje de la población que ante esta situación desarrolla el síndrome de estrés postvacacional. Estas personas se inundan de «sentimientos de tristeza y están más irritables», ha explicado.

Hay que intentar acomodar los horarios unos días antes de volver a la rutina.

También es importante tener rutinas saludables. Unos días antes debemos adecuar el horario, ya que se rompe con el ritmo de vigilia, por ello debemos intentar acostarnos a una hora razonable.

El estrés postvacacional «nos afecta a todos, pero de distinta manera», ha señalado la experta. Esto ocurre porque hay personas que piensan que al irse de vacaciones los problemas desaparecen. Esto no es así, ya que «las vacaciones son un paréntesis», ha subrayado.

Además, las personas que trabajan de cara al público, son más propensas a padecerlo porque es un puesto más desgastante. El primer día debemos marcarnos objetivos muy completos y medibles, también debemos volver con una sonrisa. Que demuestra el agradecimiento, «nos hemos podido ir de vacaciones porque tenemos un trabajo», ha explicado. Además, seguro que en el trabajo hay cosas positivas porque te ayuda a pagar el alquiler o la hipoteca.

¿Falsas expectativas?

El problema reside en que «tenemos una falsa expectativa de que los problemas me los solventará las vacaciones y ahora a la vuelta tenemos los problemas», ha explicado.

Con la vuelta a la rutina es bueno realizar las denominadas «actividades de recovering» que hacen que la ansiedad baje. Lo que no debemos hacer es: «Me apunto a todo y luego lo que consigo estar más estresado», ha subrayado. Cada día debemos tener un pequeño momento para nosotros, ya sea teniendo un rato de lectura o conversando con un amigo e incluso podríamos escribir en un diario y buscar tres cosas positivas que han pasado a lo largo del día, esto está demostrado que ayuda a «incrementar el bienestar emocional».

¡Cuidado! A partir de los 40ºC, el cerebro deja de funcionar correctamente

Las altas temperaturas inciden en el rendimiento cognitivo. Y, por eso, cuando el ambiente alcanza temperaturas superiores a los 40ºC, el cerebro deja de funcionar correctamente.

¿Lo has notado alguna vez? os lo contamos en este vídeo realizado con ANEABE. ¡No te lo pierdas!

Hablamos con Manolo HH de la Felicidad en España Vuelta y Vuelta, de RNE

Hoy hablamos con Manolo HH de un tema tan controvertido como es la felicidad.

Las vacaciones son para los niños, no hay excusa para no estar con ellos

| PSICÓLOGA INFANTIL

No debemos alterar los ritmos de nuestros hijos en verano. «Luego es difícil controlarles»

¿Cómo debemos afrontar las vacaciones con nuestros hijos?

Lee el artículo realizado por Izaskun Errazti aquí: https://www.elcorreo.com/sociedad/vacaciones-ninos-no-excusa-padres-estar-con-ellos-20220814191401-nt_amp.html

¿Qué hacer si creo que mi hijo es víctima de acoso escolar? en el Diario El País

Prevenir y detectar los casos de ‘bullying’ pasa necesariamente por involucrar a toda la comunidad educativa y por cultivar, desde casa, valores tan importantes como la asertividad y el respeto

Por NACHO MENESES

Si hay algo que caracteriza al acoso escolar es que, al margen de las cifras, no se limita ni se detiene en las paredes del centro escolar. El bullying es ya multiplataforma porque, a lo sucedido en sus instalaciones, se suma lo que acontezca después en las redes sociales, fuera del horario lectivo y lejos del alcance de los profesores y, muchas veces, de las familias. La amenaza no es baladí: el aumento en el uso de los dispositivos digitales ha tenido como consecuencia un crecimiento significativo del ciberacoso en redes sociales como WhatsApp, Instagram o Tik Tok, hasta el punto de suponer el 22,6% de este tipo de agresiones. La edad de acceso a estos terminales tampoco ayuda: los menores hacen uso de su propio móvil, de media, a los 12 años y sin apenas supervisión parental, según los datos ofrecidos por el III Informe de Prevención del Acoso Escolar en Centros Educativosde la Fundación Anar y la Fundación Mutua Madrileña.

De la percepción de los estudiantes se deduce que el acoso escolar afecta todavía a un 15,2% de los menores.

Otros porcentajes también son relevantes: uno de cada cinco alumnos admite haber podido participar en algún caso de acoso o ciberacoso sin darse cuenta, mientras que, de los casos detectados, casi la mitad no fueron resueltos, e incluso el 17% de los alumnos piensa que el centro no hizo nada por solucionarlo. Los docentes, por su parte, señalan la falta de recursos (78,8%) y de formación (51%) en el profesorado, así como la dificultad en diferenciar el acoso de otros problemas de convivencia como las barreras más relevantes a la hora de intervenir en los centros.

¿Qué es acoso?

“Lo primero que debemos hacer es distinguir el acoso de lo que no lo es, porque es verdad que los niños se pelean y a veces se hacen daño si juegan a lo bruto, tienen comportamientos indeseados y se faltan el respeto”, afirma la psicóloga infantil Silvia Álava. “Cuando hablamos de acoso, tiene que existir una intención de hacer daño de manera completamente intencionada, deliberada y continuada, y que se dirija siempre al mismo alumno”. Y que exista, además, un desequilibrio de poder entre el acosador y el acosado, que se siente inferior al otro y que ve cómo la situación de acoso afecta seriamente a su autoestima. Los tipos de agresión más frecuentes, según el informe Anar, son los insultos, motes o burlas (86,3%); la difusión de rumores (46,9%); los empujones o collejas (45,3%); el aislamiento (44,9%), los golpes y patadas (38%); y las provocaciones 30,9%).

1. La prevención

Actuar frente al acoso empieza necesariamente con la prevención y, por ello, cualquier acción preventiva ha de abarcar toda la comunidad escolar, desde el clima del aula hasta el de todo el colegio e incluso de las familias. Y hacerlo sin olvidar que hablar de acoso es hablar de la víctima, pero también del acosador y del resto de compañeros, que muchas veces adoptan el rol de testigos mudos frente a la agresión. Por eso, el primer factor que hay que trabajar es el respeto: “Uno de los problemas que tiene el acoso es que no implica únicamente a un niño que acosa a otro; también están los compañeros que lo ven y no dicen nada o que incluso le refuerzan, aplaudiéndole por detrás”, explica Álava. A la primera señal de una falta de respeto en el aula, afirma, es necesario que el alumno o alumna afectados puedan pararlo; que los compañeros también lo puedan frenar; y que, si es necesario, se lo digan al adulto responsable del aula. “Tenemos que pensar que la mayor parte del acoso es encubierto, porque ocurre a espaldas de los adultos”, añade.

Autonomía, asertividad e inteligencia emocional

Pero la prevención es un proceso que ha de empezar en casa, trabajando la autonomía, la asertividad y la inteligencia emocional de los pequeños desde muy temprano, “para que sean capaces de decir qué es lo que quieren, piensan, desean u opinan, pero sin imponerlo; y que tampoco se queden callados o inhibidos”, recomienda Álava. Esto no solo ayudará a que haya menos víctimas; también hará que surjan menos acosadores. Ahora bien, ¿cómo trabajar esa asertividad a nivel familiar? “Lo primero que hay que hacer es crear un clima de confianza, donde los niños se atrevan a compartir lo que está ocurriendo en la escuela. Ellos tienen que sentirse escuchados en casa, y que vean que a su familia le importa lo que está pasando y que los van a escuchar. Y eso implica crear espacios donde conversar”, añade. La experta sugiere usar el tiempo dedicado a la cena familiar: ya que estamos todos juntos en casa, mejor cenar juntos y contarse lo que está sucediendo.

Predicar con el ejemplo

Suele decirse que hay que predicar con el ejemplo, y esto es aquí más cierto que nunca. El modelo que los niños tengan en casa influirá de manera directa en su conducta futura, porque ellos tienden a copiar a sus adultos de referencia: su padre y madre, su profesor o profesora… Y si queremos que sean asertivos, es importante que sus progenitores también lo sean. “Pero si yo soy una persona que tiendo a faltar el respeto, y hablo despectivamente desde que pongo la tele, ¿qué pasa? Que mi hijo o hija pensarán que eso es normal”, explica Álava. Y cuidado con la sobreprotección: los menores criados con un estilo educativo sobreprotector tienen más probabilidades de acabar siendo víctimas de acoso.

¿Cómo actuar respecto a las redes sociales? 

Es importante no caer en el error de repudiarlas, porque el entorno digital es una parte esencial de sus vidas que no podemos pretender ignorar. Pero, para evitar el abuso de las mismas, “lo que sí podemos hacer es, desde pequeños, acompañarlos en su correcto uso. En función de su edad, poner una limitación de tiempo; y al principio nos tendremos que sentar a su lado, ver en qué páginas y redes sociales se mete y qué tipo de comentarios está dejando, para que aprendan que el respeto y la tolerancia también han de estar presentes en internet”.

2. La detección

¿Qué factores pueden indicar la presencia de acoso escolar? Aunque hay muchas diferencias individuales, está claro que el bullying será siempre una situación tremendamente angustiosa y ansiógena para el menor, y eso transpirará en su conducta. “Vamos a ver muchos síntomas de ansiedad: desde que nos digan por la mañana que les duele la cabeza o la tripa (es decir, dolores somáticos), llegando incluso a vomitar, a que experimenten cambios de hábitos, como que no quieran ir al colegio o coger la ruta escolar o que insistan en que los acompañes. O cuando, por ejemplo, hay una excursión con el colegio y ponen excusas para no ir”, argumenta la psicóloga.

Cambios

También pueden producirse cambios de naturaleza muy diversa que abarcan desde el carácter a la alimentación o los hábitos de sueño. “Puede que, por ejemplo, esté más irritable, más retraído, más angustiado o más triste; que de repente tenga ataques de rabia o que se eche a llorar, pero que cuando le preguntes, ponga excusas y diga que no pasa nada”, desgrana Álava. Puede suceder que, por la noche, le cueste conciliar el sueño, y que durante el día haya una excesiva somnolencia; que experimenten alteraciones del apetito, bien debido a una excesiva somnolencia o a que, por el contrario, coman con demasiada ansiedad; o que se muestre más distraído, olvidadizo o con baja seguridad y autoestima. “E incluso podemos llegar a observar comportamientos agresivos en casa con los hermanos más pequeños, donde reproduce ese tipo de comportamiento”, remacha la especialista.

3. Cómo actuar en caso de acoso

Lo primero de todo es no perder tiempo otorgando culpabilidades: ni a ti como padre o madre, ni al niño, niña o adolescente. No es el momento de culpabilizar, sino de escuchar y de tener una comunicación abierta. “Es decir: cuéntame qué es lo que ha ocurrido. Intenta hacer preguntas lo más abiertas posibles; no cerradas, para que te puedan oír y contar. Es el momento de validar sus emociones, no de dar soluciones. Y en ese ‘te escucho’, te escucho y te pregunto cómo te sientes hoy; entiendo que estés frustrado; entiendo que estés enfadado; entiendo que estés triste y que tengas miedo… Lo último que necesita es que le echemos la bronca o que le digamos qué tiene que hacer, porque seguramente no está en disposición de hacer nada”, desgrana Álava. Se trata, en definitiva, de generar un clima de confianza.

Ayuda de los profesionales

El siguiente paso, continúa la psicóloga, sería ponerse en contacto inmediato con la escuela y solicitar la ayuda de los profesores: “Hay que mantener un contacto fluido con el colegio o el instituto, para que nos digan lo que se va a hacer o se está haciendo. Y, en paralelo, sería también bueno pedir ayuda externa para ayudarle a ser más asertivo. Enseñarle a defenderse, pero no desde la agresividad ni desde la violencia, sino desde el ‘yo te paro’ o del ‘soy capaz de decirte que esto no me gusta’, y que incluso pueda, en un momento determinado, ignorar al acosador: ‘Si la agresión está haciendo que tú te enfades y te piques, enséñale a pedir ayuda y hablar con el colegio”. Y, finalmente, intentar que abra su círculo de amigos, o al menos favorecer otros contactos más allá de ese entorno a través de actividades extraescolares, del barrio… “Si no puede ser en la escuela o en el instituto, que al menos sea en otro sitio donde se sienta bien”, concluye Álava.

FUENTE: ElPais.com

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Tras los últimos accidentes hablamos sobre los retos virales peligrosos que año tras año se propagan en las redes sociales.

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