Fotos de la XXIII Noche de la Psicología de Madrid

Os adjunto alguna de las fotos de la XIII Noche de la Psicología organizada por el Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid y en la que he tenido el honor de ser una de las premiadas. Qué ilusión me ha hecho! Muchas gracias a todos!!

 

Silvia Álava Premio Comunicación COP

Participación en el V Encuentro con la Psicología: 5 Problemas, 5 Respuestas

Os adjunto el cartel de estas interesantes jornadas que se desarrollarán durante los meses de septiembre a noviembre, no os lo perdáis!!

Cartel V5x5

Cómo trabajar la impulsividad en los niños. Colaboración con Guiainfantil.com

5 consejos para enseñar a los niños a manejar la frustración. Colaboración con Guíainfantil.com

Os adjunto el vídeo de la colaboración realizada con GuíaInfantil.com:

Premio de Comunicación en la 34ª Edición del Premio de Periodismo del Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid

Todavia estoy dando saltos de alegría!! Muchas gracias!!

El jurado de la 34ª edición del Premio de Periodismo del Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid, compuesto por psicólogos y periodistas, ha valorado un gran número de trabajos presentados en esta nueva edición.

Se han otorgado los siguientes premios en relación a contribuciones realizadas a lo largo del año 2015 a la difusión y promoción del la Psicología en los medios de comunicación.

Primer Premio.

D. Javier Jiménez Cuadros. Por la divulgación científica que realiza de la Psicología en diferentes medios digitales y singularmente por la calidad de los artículos: «Solos y conectados, la paradoja de la soledad en la época de los mil ”amigos” en redes» y «Con depresión y conectado: qué hacemos en Internet cuando lo vemos todo negro», que han sido publicados en la publicación digital Xataka y que han sido reproducidos en diferentes medios.

Premio de Comunicación.

Dª Silvia Álava Sordo. Por sus numerosas y brillantes colaboraciones e intervenciones en los medios de comunicación: prensa, radio, televisión, revistas, medios digitales y agencias de información, durante el año 2015: 21 entrevistas en televisión, 121 colaboraciones en radio, 116 colaboraciones en revista y diarios nacionales, 44 intervenciones en medios digitales, 18 colaboraciones con agencias de información.

Mejor Labor de Divulgación

Al espacio de radio Guía de Padres, que se emite en el programa nacional «Hoy por Hoy» de la Cadena Ser.

Este espacio está presentado por la psicóloga Dª Rocío Ramos-Paúl Salto y el periodista D. Carles Capdevila i Plandiura.

Guía de Padres comenzó su andanza en 2013 y se emite todos los martes dentro del programa «Hoy por Hoy» en la franja horaria que presenta la periodista Dª Gemma Nierga.

Durante el programa se intenta resolver con destreza los problemas o diferencias que surgen entre padres e hijos.

 

Accésit Honorífico.

Al programa «DIVERPAPIS» emitido por la emisora de Radio Sol XXI (99.8 FM y www.radiosol.com) y presentado y dirigido por los periodistas D. Víctor Rodríguez Alfaro y Dª Alicia Puente Carrasco.

Este programa se emite todos los días lectivos de 9 a 10 horas y está dirigido a padres de niños y niñas entre 0 a 12 años. Su objetivo es compartir experiencias y dar pautas a los padres para mejorar la educación de sus hijos.

Bofetada, cara a la pared, pellizco: castigos más habituales en España y cuándo son delito. Colaboración con el diario 20 Minutos

  • La bofetada sigue siendo el castigo físico más habitual. Los expertos dicen que los padres ahora confunden «buena educación con el abuso de castigos».

  • En España sacar a un niño del coche como castigo y dejarlo abandonado sería delito y podría acarrear hasta cuatro años de prisión.

  • Los correctivos, además de no estar permitidos, son contraproducentes para los niños, según los psicólogos infantiles.

AMAYA LARRAÑETA @alarraneta

Castigos para niñosSi Yamato Tanooka, el niño japonés abandonado en un bosque como castigo, viviera en España, sus padres se enfrentarían a un delito de «abandono» y cabría imponerles una «pena de prisión de 2 a 4 años» porque las circunstancias —pasó seis días enteros completamente solo en un bosque— pusieron «en concreto peligro la vida, salud e integridad del menor», explican fuentes policiales.

La Policía española especializada en delitos en el seno de la familia, la UFAM, informa también de que, ante un caso como el del niño japonés de siete años, «el juez además podría inhabilitar a los padres para el ejercicio de la patria potestad y la Comunidad Autónoma puede decretar la situación de desamparo y proceder a su tutela».

En España los policías que más saben sobre abusos infantiles aprovechan para recordar que, dentro de nuestras fronteras, «muchos episodios de maltrato infantil no afloran porque la violencia doméstica queda en el ámbito de lo privado, los niños no conocen los recursos asistenciales y menos aún el de denuncia».

Aun así, al menos 3.349 niños fueron víctimas de malos tratos en el ámbito familiar en 2014 (último año con datos oficiales disponibles). Esto es 287 más que en 2013. Pero pueden no ser más que la punta del iceberg. Por ese motivo, los agentes resaltan la importancia de que los profesionales que trabajan con menores (en la escuela, en la pediatría, como entrenadores…) «adquieran conocimientos y habilidades para detectar situaciones de maltrato y canalicen la información a quienes puedan reprimir este tipo de conductas violentas».

Save The Children editó en el año 2004 un estudio comparativo de las formas de castigo universales más comunes (la bofetada, el azote, la sacudida, la patada, el golpeo con el cinturón, tirón de pelos y orejas, insultos , gritos, humillaciones públicas, culpabilización, motes, rechazo o silencio) e investigó su prevalencia en catorce países, entre ellos España. Su informe concluía que ser golpeado por los padres se consideraba algo normal. En España, en concreto, el 46% de los niños veían «innecesario» pegar para educar, pero el 47% de los menores opinaba que sus padres tenían derecho a pegarles.

Y así era, porque hasta 2007 no se eliminó del Código Civil la frase: «Los padres podrán corregir razonada y moderadamente a sus hijos«. Fuentes policiales aseguran que todavía hay progenitores que esgrimen como excusa «el derecho de corrección» cuando se les imputan castigos físicos contra sus hijos. Esas mismas fuentes recuerdan que ese derecho «ya no existe» en el ordenamiento jurídico español.

El correctivo ya no es legal

Catalina Perazzo es analista de derechos de infancia en la ONG Save The Children, organización que lleva varios años reclamando que España apruebe una Ley contra la violencia infantil. «En lugar de hacer intentos desagregados y parciales para acabar con las situaciones de violencia, creemos que hay que prohibir con una ley de manera absoluta e incondicional toda violencia contra la infancia», expone.

A falta de una ley integral que persiga la violencia contra la infancia, el Código Penal prevé que se pueda perseguir el castigo físico y psicológico como «maltrato en el ámbito familiar». Normalmente las penas que acarrea son trabajos en beneficio de la comunidad y órdenes de alejamiento, aunque en casos graves también puede haber condena una condena a prisión.

Para Save The Children es muy importante que la nueva regulación sobre violencia infantil tenga en cuenta «la frecuencia, la intención y la gravedad» de los castigos y agresiones para la proporcionalidad de las medidas. «Hay quienes argumentan que puede ser poco beneficioso para una niña que le alejen dos semanas de sus progenitores por una bofetada. Es preciso valorar el interés superior del menor», explican. La nueva ley podría aprobarse en la próxima legislatura, al menos el proyecto está en todos los programas electorales.

Silvia Álava: Consecuencias sí, castigos no

La psicóloga infantil Silvia Álava —autora del libro ‘Queremos hijos Felices’— considera que en España «los padres siguen confundiendo una buena educación con abusar del castigo«. Álava clama contra el castigo físico y psicológico y aboga por sustituirlos por «el refuerzo de las conductas en positivo». También Save the Children defiende la llamada «parentalidad positiva» que, centrada en los derechos d elos niños, en el afecto y en el establecimiento de normas y límites, busca educar en el buen trato y sin recurrir a castigos ni a humillaciones».

«Eso no quita para que los niños tengan consecuencias por las cosas que están haciendo mal«, puntualiza la psicóloga infantil Silvia Álava. «Pero démosle la vuelta», pide, «y en lugar de decir al niño que cómo has hecho algo mal voy y te quito algo que te gusta, por ejemplo, la tablet o el ver la tele un rato, deberíamos hacerlo al revés: cuando te lo ganas porque actúas bien, entonces puedes jugar al ordenador o con la tablet o ver la tele».

La psicología infantil propugana que, ante un conflicto o un mal comportamiento de un niño, lo primero es pararse a observar la situación y detectar si se está buscando atención extra y lo segundo evitar que el adulto pierda el control de la situación. Álava recuerda que los niños «copian a sus adultos de referencia» y en los comportamientos de los progenitores debe primar el cuidado.

Esta experta es defensora de la ‘teoría de la extinción‘, que consiste en que los progenitores no hagan nada, más bien le retiren la atención, cuando un niño se porta mal. «Siempre y cuando no haya un ambiente peligroso», puntualiza Álava, «si el niño está teniendo un mal comportamiento en una carretera y está en peligro, primero le saco de esa situación y después le retiro la atención, en dosis ajustadas a su edad». Esto es lo que ella hubiera recomendado a los padres del menor nipón abandonado en el bosque.

«Los padres ahora suelen ser poco constantes,  permiten mucho y si consideran que el niño se ha pasado le castigan con todo»

El estudio de Save The Children sobre el castigo identificaba entre los más habituales en los hogares en España la bofetada, golpes en la cabeza, humillar públicamente, encerrar a oscuras, poner cara a la pared, ridiculizar, mostrar indiferencia, sacudir, insultar, golpes con cinturón, pellizcar, amenazar o hacer comparaciones entre hermanos. Álava describe los principales efectos perniciosos que tienen esta prácticas en la infancia.

  • La bofetada: «Es uno de los castigos más comunes, pero no es lícito bajo ningún concepto. Demuestra que hemos perdido, como progenitores y adultos, el control de la situación. Sin olvidar que los niños copian a sus adultos de referencia y si le pegamos luego no puede extrañarnos que el niño también agreda. Lo más efectivo es procurar intentar no hacer caso al menor, retirarse antes de caer en el castigo físico». La especialista recomienda idéntico consejo para los golpes en la cabeza o los pellizcos, en definitiva para cualquier agresión física.
  • Humillar o ridiculizar públicamente: «Las consecuencias de humillar y ridiculizar son nefastas. Es tremendo. Puede entrar en conflicto con la autoestima y seguridad del menor. Es posible que como padre tengas que corregir una conducta del niño, pero si es en público, será mucho mejor que te acerques al oído y se lo digas solamente a él. Suele funcionar mejor. Aunque lo recomendable es que si por ejemplo si vamos a salir a un encuentro social, conviene dar a los niños las pautas antes de salir de casa y en positivo: «Así es como espero que te comportes. Sé que te vas a portar bien», se les dice. Si no lo hiciera después, no conviene humillar. La primera vez es mejor acercarse y decirle al oído cómo debe comportarse». Encerrar a oscuras: Silvia Álava considera que este castigo fomenta un determinado tipo de miedos. La psicóloga infantil apuesta por retirar al menor a un lado para que pueda calmarse, eso sí, pero nunca a oscuras, porque el niño puede generar una fobia y «las relaciones hijos y padres no pueden estar basadas en el miedo y la inseguridad».
  • Cara a la pared: «Es un castigo muy del siglo pasado. En determinados momentos en los que están muy, muy alterados, y sabemos que si seguimos interactuando vamos a terminar en un gran enfado, se puede llevar al niño a otro lugar, pero no tiene porqué ser mirando hacia la pared. Como tampoco veo bien que se castigue «a pensar» a una esquina. Pensar no tiene por qué ser un castigo. El niño va a asociarlo con algo malísimo y le vamos a condicionar. Es mejor decirle: «cuando te portas así no te vamos a hacer caso», pero no decirles que están castigados a pensar».
  • Sacudir: «Cuando un adulto sacude a un niño es el adulto el que ha perdido el control de sus emociones. Impropio en todo caso».
  • Hacer comparaciones con sus hermanos: «Hay que insistir en que comparar es nefasto. Cada niño es un mundo y hay que pedirle exactamente lo que realmente puede hacer. Las normas tienen que estar muy claras, pero no se debe entrar en comparaciones nunca».
  • Golpear con el cinturón: «Es todavía más agresivo que el coscorrón, la sacudida o el azote. Todavía peor».
  • Indiferencia: «Tenemos que tener cuidado con cómo la aplicamos. El niño tiene que ver que consigue más atención cuando su comportamiento es positivo, que si es negativo. Si te portas correctamente estoy presente, interactuamos. Y justo cuando no lo haces es cuando te dejo de hacer caso. Es la mejor de las opciones planteadas. Calculamos un minuto por edad, evitamos que la situación se descontrole y que el padre termine gritando porque tampoco se ha conseguido regular.

Por su experiencia en el gabinete de psicología infantil, Álava considera que «los padres ahora suelen ser poco constantes y permiten mucho, mucho y si consideran que el niño se ha pasado le castigan con todo». Sin embargo no promovemos que tengan alicientes. las cosas se las tienen que ir ganando cada día. Los errores deben tener consecuencias, pero no absolutas«. También advierte del error de aplicar castigos muy largos que hacen que el niño se desespere o no sean factibles.

Ver más en: http://www.20minutos.es/noticia/2764982/0/castigos-hijos-espana-delito/#xtor=AD-15&xts=467263

¿Cómo deben comportarse nuestros hijos? charlamos con Cristobal Cabezas COPE Castilla La Mancha

Y de deberes… ¡vacaciones! Colaboración con el diario El Mundo

Niños en el colegioExpertos opinan que el calendario escolar de Cantabria puede beneficiar a los alumnos, pero ven problemas con la conciliación

Los alumnos de Cantabria tendrán una semana de vacaciones cada dos meses el curso que viene

Ángela lleva a sus dos hijos al Liceo Francés de Madrid. Además de las vacaciones de verano, Navidad y Semana Santa, los niños tienen 10 días festivos entre finales de octubre y principios de noviembre, así como una semana sin clases en febrero. A cambio, el curso arranca nada más comenzar septiembre y termina el último día de junio.

Es el llamado Calendario Escolar de las Cinco Vacaciones, que funciona con éxito en Francia y en buena parte de los países europeos y que ha inspirado el sistema que va a implantar Cantabria a partir del curso que viene, con una semana de vacaciones cada dos meses.

El modelo ha suscitado un encendido debate en España. Asturias estuvo a punto de ponerlo, pero al final se encontró con una férrea oposición. Los padres están en contra porque no pueden compaginar sus días libres (regidos por el calendario religioso) con los nuevos festivos y se enfrentan a la difícil tarea de buscar actividades para sus hijos durante ese tiempo que sean algo más que unaparcadero. Los profesores están a favor y aseguran que este calendario favorece el rendimiento y el descanso de los alumnos. ¿Quién tiene razón? ¿Qué es mejor para los críos?

La literatura científica no se pone de acuerdo. Una investigación de la Universidad de Duke (EEUU) sugiere que los alumnos que en verano tienen largas vacaciones como las españolas presentan una ligera desventaja frente a los que disfrutan de descansos más cortos y más repartidos. Pero también hay estudios en sentido contrario: el de Paul von Hippel, investigador y sociólogo de la Universidad de Ohio, establece que el rendimiento académico de los alumnos es el mismo en ambos casos.

Los expertos consultados por EL MUNDO coinciden en que convertir los tres trimestres que dura el curso en cinco bimestres con cuatro parones (más las vacaciones de verano) puede beneficiar a niños y adolescentes, pero tienen serias dudas de que la realidad española permita que sus padres puedan conciliar.

Más descanso

José Gimillo, coordinador de la Unidad de Psiquiatría y Psicología del Niño y del Adolescente del Hospital Universitario Quirón de Madrid, sostiene que «hay que intentar disminuir los periodos escolares muy largos porque generan situaciones bastante estresantes para los escolares».

«Reducir el tiempo entre evaluaciones resulta positivo. Los descansos y vacaciones reducen el efecto de habituación, que significa que el cerebro se activa menos y presta menos atención a medida que pasan las semanas desde el comienzo de curso», explica el neuropsicólogo Álvaro Bilbao, que considera, sin embargo, que el nuevo calendario tiene pegas: «Estos chicos deben prepararse para la vida real y su cerebro debe acostumbrarse al esfuerzo sostenido».

Le da la razón Javier Andrés Blumenfeld, pediatra del Hospital de El Escorial (Madrid) y miembro de la Sociedad Española de Medicina de la Adolescencia: «Me encanta la idea, desde el punto de vista de la neuroeducación es estupenda, pero hay que ajustarla a la realidad social y esto complica bastante la situación a los padres, sobre todo los que tienen una situación económica desfavorecida».

¿Qué hacemos con los hijos?

El Gobierno cántabro plantea abrir los colegios durante esos días festivos, pero el comedor y el programa lúdico tienen un coste para las familias. «La gran pregunta es qué va a pasar durante esa semana de vacaciones. ¿Quién garantiza que esas actividades en el colegio sean de calidad y quién las financia? Si, durante esos días, se organizan visitas a museos o los alumnos hacen un viaje, eso tiene un valor pedagógico impagable, pero, al final, unos estudiantes se quedarán en casa viendo la tele porque sus padres no tienen medios económicos, otros serán enviados con sus abuelos…», argumenta el profesor Jerónimo García Ugarte, coordinador de la web Cinco Llaves para Educar.

La investigadora sobre educación y autora de best sellers educativos Catherine L’Ecuyer sostiene que «es bueno que los trimestres no sean tan largos». Ahora bien, «el problema de fondo no es otro que el asunto de la conciliación».

Ángela trabaja en una empresa francesa y no le ponen problemas para cogerse días libres en noviembre y en febrero. «Me voy de vacaciones fuera de temporada y es más barato. Este calendario escolar me permite gestionar mejor el verano, que, de otra forma, sería demasiado largo», explica.

El caso de Ángela no es habitual. «No puedes pedirle a tu jefe que te deje una semana libre para estar con tu hijo», insiste el psicólogo Javier Urra, ex defensor del Menor de la Comunidad de Madrid. «Conciliar es muy complejo. Esas vacaciones de los niños no coinciden con los festivos que les dan a sus padres», apostilla Begoña Ladrón de Guevara, presidenta de la Confederación de Padres de Alumnos (Cofapa).

La psicóloga Silvia Álava, autora del libro Queremos hijos felices, opina que, «más que descansar una semana cada dos meses, quizá es más razonable tratar de buscarles a los niños un poco de tiempo libre cada día que les permita parar, cargar las pilas y… aburrirse».

FUENTE: Diario El Mundo

Cómo lograr que tu hijo te haga caso. Colaboración con el diario ABC

Los expertos consideran que los castigos no son eficaces. Prefieren hablar de establecer consecuencias

CastigoLa pasada semana dio la vuelta al mundo la actuación de un padre japonés que decidió abandonar a su hijo de siete años en un bosque como castigo por tirar piedras a los coches y a las personas. El niño estuvo desaparecido seis días. ¿Son este tipo de castigos eficaces? ¿Hasta dónde deben reprimir los padres una conducta?

Los expertos lo tienen claro. La decisión del padre japonés es inaceptable, «más que un castigo es maltrato», asegura Susana de Cruylles, psicóloga clínica y terapeuta de familia del Hospital Universitario Príncipe de Asturias. Explica que lo primero que hay que hacer es dejar claro a los niños cuáles son las normas para que sepan que tienen que cumplirlas, y que si no lo hacen, tendrán consecuencias, «no nos gusta hablar de castigos», apunta.

Estas consecuencias deben ser siempre acordes al daño cometido, porque no tiene sentido dejarle sin ver la televisión un mes por romper un plato, y una tarde por suspender todos los exámenes. «Los padres no deben caer en el error de poner consecuencias desorbitadas ni estallar con ellos por estar muy estresados por los problemas del trabajo».

La cuestión es que, cuando esto ocurre y la consecuencia es desmedida, pasados unos minutos en el que el padre reflexiona con más calma, se da cuenta de que la sanción es exagerada «y tiende a arrepentirse y a quitársela al niño, lo que también es un error porque siempre deben cumplirla. Por tanto, los castigos no deben ser excesivos y, por supuesto, nunca pueden suponer agresiones físicas. Si se da un cachete a un niño, le estaremos enseñando que cuando uno se enfada la respuesta es pegar», explica Susana de Cruylles.

Motivarles

Una de sus recomendaciones que aporta Silvia Álava, psicóloga y autora de «Queremos hijos felices» y «Queremos que crezcan felices», es que en vez de amenazar o sancionar al hijo, se intente mostrarle que debe cumplir las normas, pero de forma positiva. Es decir, en vez de decirle «si no haces los deberes te quedas sin tele», se le debe indicar «cuando termines los deberes podrás encender la televisión».

Según esta psicóloga los castigos son poco efectivos, «es mejor motivarles y apremiarles –asegura Silvia Álava–. De esta forma, aprenderá la cultura del esfuerzo y que las cosas se las debe ganar. Asumirá que él es el que decide si quiere un premio o un castigo. El foco estará en él y no en el padre».

Las claves de una sanción efectiva

  • Obligado cumplimiento
  • Siempre que se imponga una medida por un mal comportamiento, el niño debe cumplirla. Por ello, los padres no deben excederse.
  • Mejor en positivo
  • Es más adecuado decirle «cuando termines los deberes podrás ver la tele» que «como no los hagas no hay tele».
  • Inmediatez
  • Según su edad, la sanción debe ser lo más inmediata posible para que pueda demostrar cuanto antes que ha aprendido.

FUENTE: Diario ABC

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