Entrevista con Nayarit Frontado López sobre mis libros Queremos Hijos Felices y Queremos que Crezcan Felices
Entrevista a la psicóloga Silvia Álava
“El mejor refuerzo positivo para un niño es la atención de sus padres”
Silvia Álava es una psicóloga española, conferencista y escritora. Especialista en psicología clínica y educativa; así como en psicoterapia. Autora de los libros “Queremos Hijos Felices. Lo que nunca nos enseñaron” y “Queremos que crezcan felices”. Y respondió para el blog Mamá y Periodista la entrevista que reproducimos a continuación:
¿Cómo hacemos felices a nuestros hijos?
El concepto de felicidad es algo que depende de la propia persona, cada persona define lo que es ser feliz para ella y en función de dicha definición será más fácil o más difícil conseguirlo. De hecho, hay personas que cuentan que no son felices pese a que no tienen grandes problemas en su vida, su situación personal y laboral es buena… pero no saben disfrutar ni valorar lo que tienen. La felicidad no es una variable unitaria, depende de muchas cosas.
En los libros Queremos hijos felices y Queremos que crezcan felices el objetivo es conseguir que los niños cuenten con recursos, herramientas y competencias emocionales para enfrentarse con éxito en la vida y que puedan sentirse a gusto y felices con ellos mismos.
Es verdad que esta visión no suele coincidir con la del propio niño, que cuando le preguntas qué le hace feliz te suele contestar que le regalen cosas, que le dejen jugar a la consola, o ver la tele…la cuestión es que sabemos que esto no conlleva conseguir la felicidad. De hecho los niños de hoy en día tienen más cosas, más juguetes, más opciones de diversión que sus padres y no por ello podemos afirmar que sean más felices.
¿Qué podemos encontrar en el libro “Queremos hijos felices”?
En el libro explicamos de forma muy práctica técnicas, recursos y estrategias para conseguir no sólo que los hijos sean felices, sino cómo sobrellevar el día a día de los padres trabajadores, sin que suponga una batalla diaria, consiguiendo que los niños obedezcan y hagan lo que les corresponde, pero con un menor desgaste emocional para toda la familia, tanto para los padres como para el niño. He dedicado varios apartados a temas tan de actualidad como el sentimiento de culpabilidad de los padres, la importancia de las normas y los límites, cómo no caer en la sobreprotección, la influencia de la tecnología, cómo trabajar la inteligencia emocional entre otros temas.
¿Qué acciones de los padres y cuidadores podrían poner en riesgo la felicidad de un niño?
El error más común y que más se comente en la educación de los niños es la sobreprotección. Muchos padres entienden mal el amor a sus hijos y les hacen las cosas para las que ya están preparados. Uno de los objetivos principales que se persiguen en la educación es que los niños sean autónomos, seguros y con una buena autoestima. Cuando el adulto de forma continua le resuelve las situaciones, si tiene cualquier problema le dice “no te preocupes, mamá o papá están aquí para hacer las cosas”, el niño no aprende, pero además tampoco desarrollará las competencias emocionales necesarias para enfrentarse con éxito las demandas de la sociedad actual, y por ende su autoestima y seguridad se verán muy mermadas, porque el mensaje que va implícito con este tipo de actuaciones es: tú no puedes, yo te resuelvo el problema porque tú no puedes, tú no sabes.
¿Está la sociedad comprometida con la felicidad de los niños?
Los padres de hoy en día lo tienen más difícil que hace 30 años, pues cuentan con menos tiempo para estar con los niños y éstos se ven sometidos a presiones que antes no existían, pero eso no implica que los niños estén peor atendidos, además no se puede generalizar.
Hay muchas variables individuales a tener en cuenta, pero sí que es verdad que los trabajos de hoy en día son muy exigentes, con jornadas muy largas que impiden la posibilidad de ir a recoger a los niños del colegio, hacer con ellos los deberes… En ocasiones los padres tiene incluso que terminar su trabajo desde su casa, con lo que pueden estar aún menos tiempo con los niños… Todo ello sumado a la presión de la sociedad de consumo, que en ocasiones trata a los niños como meros objetos de campañas de marketing, bombardeándoles con mensajes sobre lo que tienen y lo que no tienen que comprar para ser felices… pone a padres e hijos en una situación de convivencia que puede llegar a ser complicada.
¿Cómo influye en la adultez el haber tenido una infancia feliz?
La infancia influye en la formación de nuestra personalidad, el ambiente en el que se ha vivido, las experiencias tanto positivas como negativas, los valores trasmitidos, las experiencias afectivas, el vínculo formado por la familia… Todos estos y muchos otros factores influirán a lo largo de toda la vida. No obstante, el ser humano siempre tiene la posibilidad de cambiar y pese a haber tenido un pasado complicado y una infancia infeliz se puede aprender a ser feliz en la edad adulta.
¿Cómo sugiere que se pueda enseñar disciplina a los niños libre de violencia?
La psicología nos ha demostrado que en pocos casos el castigo es efectivo. El objetivo en la educación es consolidar las conductas positivas en los niños y extinguir las conductas negativas, y eso se consigue mucho mejor mediante el refuerzo y la extinción que con el castigo. Consideramos refuerzo a cualquier consecuencia positiva que sigue a la conducta deseada del niño, y ojo, no lo equivoquemos con premios materiales, el mejor refuerzo para los niños puede salirnos muy barato, es la atención de sus padres. Se trata de aprender a reforzarles cuando estén realizando las conductas que queremos instaurar.
Cabe destacar, que bajo ningún concepto es lícito pegar o dar un cachete a un niño, pues de esta forma, no sólo le haremos daño físico, sino que le mostraremos que hemos perdido el control de la situación.
¿Cree que es correcto pensar que «padres felices hacen niños felices»?
La principal fuente de aprendizaje de un niño es el modelado, es decir, copian a sus adultos de referencia, que principalmente son sus padres, por eso que los padres sean felices hace mucho más probable que sus hijos lo sean. Pero en ocasiones no basta y es necesario trabajarlo de forma específica con los niños, enseñándoles a valorar lo que tienen, a ser agradecidos, a que hagan cosas por los demás, a ser autónomos, seguros, con una buena autoestima y en definitiva felices.
Por otro lado, es importante que ambos padres estén de acuerdo en la educación que quieren dar a su hijo y que sigan las mismas pautas. En educación no funciona la fórmula “poli bueno-poli malo”, sino que ambos padres deben de actuar en equipo y siguiendo la misma línea. Es imprescindible que desde el primer momento tengáis claro qué es lo que queréis para vuestro hijo, que se establezcan las nomas, los límites que os guiarán en su educación y que servirán para darle seguridad y confianza al niño, sin olvidar la importancia del modelo que vosotros mismos sois para vuestros hijos. La principal fuente de aprendizaje de un niño es el modelado, los niños copian a sus adultos de referencia (que son padres y hermanos), por eso debéis de tener muy claro cómo actuáis delante de ellos, por eso lo que hagáis es lo que ellos van a reproducir. Con los niños no vale decirles que tienen que hacer lo que les decimos que hagan, ya que van a hacer lo que nos vean hacer.
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