Las familias consideran positiva la convivencia durante el confinamiento para reforzar los vínculos entre padres e hijos. Colaboración con Cadena COPE

Un estudio concluye que 7 de cada 10 jóvenes considera reforzada la comunicación y el vínculo con sus padres durante el Estado de Alarma

Por Carmen Labayen

Mes y medio en casa, padres e hijos, teletrabajo y estudio a distancia incluidos, dan para mucho bueno y no tan bueno. En este confinamiento ha habido roces, peleas y conflictos en los hogares pero según las familias consultadas por COPE tras un periodo de adaptación inicial el poder pasar más tiempo juntos ha reforzado los vínculos y la comunicación entre padres e hijos.

La presencia es muy importante y creo que de eso se beneficia todo el mundo, yo pienso que el confinamiento está siendo positivo para mi familia” asegura Alejandra, madre de dos adolescentes.

Es verdad, admite esta madre, que cuando el espacio es reducido y no hay más opción que estar juntos “salen a relucir los problemas que existen en las familias pero al estar todos confinados no tienes más remedio que afrontar la situación y resolverla de la mejor forma posible”.

Otras familias con hijos de entre 13 y 16 años también que ha apuntan a que ha hecho falta un periodo de adaptación de hacerse los unos a los otros pero que finalmente la experiencia está sirviendo para conocerse todos mejor.

Y si los adolescentes con los que hemos hablado no esconden que hay peleas con sus padres y también con sus hermanos muchos como Zenobia o Javier están dispuestos a poner su grano de arena “hacer un esfuerzo entre todos para evitar que la situación se descontrole.

Más satisfechos se muestran los niños como Alvaro de 11 años que considera que al pasar más tiempo con sus padres “nos llevamos todavía mejor” que antes del confinamiento.

Su padre Raúl ha pasado como muchos españoles a teletrabajar y también nota un impacto positivo por el hecho de estar más tiempo en casa “mejora la comunicación y la convivencia porque me doy cuenta de más cosas que cuando iba a la oficina, es verdad que a veces hay tensión o momentos más difíciles pero todo se habla y se acaba solucionando”.

Según datos de un estudio que está elaborando la pedagoga y experta en educación emocional, Eva Bach, 7 de cada 10 jóvenes considera reforzada la comunicación y el vínculo con sus padres durante el Estado de Alarma, el 23 por ciento dice que solo en algunos aspectos o que ya era buena y solo un 2 por ciento considera negativo el impacto del confinamiento en su familia .

cuando la situación no va viento en popa, expertos como la psicóloga Silvia Alava consideran que la clave está en “la escucha activa, el diálogo y la empatía, ponerse en el lugar del otro y validar la forma en la que se siente”.

“En todo momento el cambio debe partir de los adultos, no podemos pretender que sean los niños o los adolescentes los que vayan a cambiar. Tenemos que ser nosotros los que demos el primer paso y centrarnos en lo que va a suceder desde hoy en adelante sin echar la vista a lo sucedido en el pasado” explica a COPE Álava.

Enfado, frustración, la tristeza y agitación son sensaciones comunes en tiempos de confinamiento y no solo para los más pequeños de la casa. A ello se une la incertidumbre de cuánto va a durar esta situación y qué consecuencias va a tener en el futuro. Son temas de los que se puede hablar también en familia sin contar con las actividades.

Juegos de mesa, tertulias, hacer la comida o la cena son actividades que se pueden hacer todos juntos” señala esta psicóloga que considera importante, también en tiempo de confinamiento, limitar el uso de las pantallas.

“Decir que no se usen no sería realista pero los padres sí deben acotar los momentos en los que se puede usar la tecnología y también los tiempos de utilización” subraya.

Al final el confinamiento, asegura, “nos ofrece una nueva oportunidad de crecer en familia”.

Hay muchos recursos que se han puesto en marcha en esta etapa para ayudar a padres e hijos en este momento difícil entre ellos www.educaixa.com donde, tras registrarse, es posible descargar más de 400 recursos y materiales didácticos para familias. La mitad de los contenidos descargados en las últimas seis semanas tienen precisamente que ver señalan con resolución de conflictos, emociones, sentimientos y aprender a escuchar.

FUENTE: cope.es

¿Cómo hacer frente a la cuarentena? Colaboración con Saber Vivir en La2 de TVE

Cómo hacer frente a la cuarentena

Después de tantos días confinados es más importante que nunca mantener nuestra mente fuerte. Y aunque en determinados momentos puede ser un poco complicado, no te puedes perder los consejos que os damos para conseguirlo:

  • Aprendemos a saber lidiar con el miedo,
  • A mejorar la convivencia,
  • A superar la ansiedad…

Primera batalla ganada. Colaboración con ElDíadeValladolid.com

Los niños vencen el pulso al confinamiento y reciben el permiso del Gobierno para salir a la calle, aunque sujetos a estrictas limitaciones

Por Maricruz Sánchez (SPC)

Tras más de un mes de encierro por la pandemia de coronavirus, los más pequeños de la casa han ganado su primera batalla a la enfermedad. Han soportado la presión del confinamiento para llegar a la recompensa: a partir del domingo, de 09,00 a 21,00 horas, y durante 60 minutos como máximo al día, les permitirá dar paseos controlados en la compañía de un adulto.

Un alivio en la cuarentena

Un alivio en su cuarentena que afecta, finalmente, a los menores de entre 0 y 13 años, puesto que los de 14 en adelante quedan excluidos de esta nueva disposición normativa. Así, podrán salir acompañados por un adulto (hasta tres críos de la misma familia simultáneamente), con sus juguetes y en un radio de un kilómetro de su domicilio, eso sí, sin usar los parques públicos y manteniendo las distancias de seguridad y las medidas de higiene.
Esta fue una de las modificaciones principales de la nueva prórroga del estado de alarma en España, la tercera, que durará hasta el 10 de mayo. Una medida muy demandada por los padres y que tuvo que pasar por varias aclaraciones por parte del Ejecutivo, que en un primer momento solo contempló las salidas a supermercados y bancos y que, más adelante, amplió y matizó tras un aluvión de críticas ciudadanas, con la inclusión del permiso para hacer recados similares a los de los adultos a los chicos de entre 14 y 18 años.

Ventajas


La iniciativa busca dar respuesta a una demanda generalizada de alivio del confinamiento para este colectivo tan vulnerable que venían haciendo desde hace días progenitores y expertos, y que se basa en las ventajas que tiene el levantamiento del encierro estricto en los niños y adolescentes.
La psicóloga Silvia Álava, directora del Área Infantil del centro de psicología Álava Reyes, explica que estar metidos en casa tanto tiempo sin poder salir tiene un impacto muy importante para ellos, aunque hasta ahora fuera lo más seguro. «Evidentemente tiene unos efectos muy negativos para la salud mental de los pequeños, aunque haya sido lo más acertado en esta primera fase para evitar la propagación del virus; siempre hay que mirar cuál es el mal menor», asegura esta experta.

Es fundamental que los críos entiendan que no van a encontrar la normalidad

Como expone Álava, es fundamental que los críos entiendan que no van a encontrar la normalidad que están buscando y hay que recordárselo antes de cada salida para evitar que se frustren si no se cumplen sus expectativas. «Deben comprender que se va a dar un paseo. No hace falta que lleven muchos juguetes, que habrá que desinfectar después, y no van a poder quedar con sus amigos; si se los encuentran, les verán en la distancia, les saludarán y seguirán con el paseo junto al adulto», apunta.
Grave impacto. Mientras, el pediatra y expresidente de la Sociedad Española de Pediatría Extrahospitalaria y Atención Primaria, Venancio Martínez Suárez, indica que ya se estaba empezando a constatar la existencia de problemas psicológicos en niños derivados del confinamiento y de la sobreexposición a la información sobre la COVID-19. «Hay niños que no duermen de noche por miedo a morirse por el coronavirus», afirma Martínez, que actualmente ejerce en el Centro de Salud del Llano, en Gijón, sobre llamadas que ha registrado en su consulta de familias recientemente.
De hecho, recibe entre 30 y 40 llamadas al día de progenitores inquietos por el estado de ansiedad de sus hijos. «Es normal que estén preocupados», reconoce, al tiempo que aconseja que los pequeños deberían recibir información sobre la pandemia solo en los aspectos de prevención de la infección.

FUENTE: eldiariodevalladolid.com

Para promover una alimentación sana es necesario trabajar la educación emocional. Colaboración con Padres y Colegios

Estar informados no es suficiente

Casi todos los días recibimos noticias alarmantes sobre la relación entre la obesidad y enfermedades como la diabetes, el cáncer… Con los niños y niñas este problema es, si cabe, todavía más alarmante. La obesidad infantil está considerada como uno de los mayores retos a nivel mundial y un problema de salud pública de primer orden por las complicaciones de salud asociadas. A nivel nacional, según el Estudio Aladino, un 43% de los niños españoles entre 6 y 9 años presenta exceso de peso. El sobrepeso tiende a mantenerse e incluso agravarse en la vida adulta y existe una alta prevalencia de problemas a nivel psicológico y social en los niños y niñas con obesidad infantil. Por todo ello es fundamental fomentar unos correctos hábitos de alimentación saludables tanto en la familia como en la escuela, siendo necesario inculcar a los menores los cuidados básicos del cuerpo.

Un 43% de los niños españoles entre 6 y 9 años presenta exceso de peso.

El hambre emocional

Las causas de la obesidad infantil son múltiples y sería necesario hacer un análisis en profundidad de cada caso. Sin embargo, muchas veces, detrás de una ingesta compulsiva y atracones, está el hambre emocional, que hace que sigamos comiendo pese a estar saciados, porque se trata de una mala regulación de las emociones. En estos casos, las personas suelen elegir alimentos ricos en grasas o azúcares. Al comer este tipo de alimentos, se experimenta una intensa sensación de placer a causa de la liberación de endorfinas y dopaminas en el cerebro. Sin embargo, la comida no sirve para regular las emociones, dado que en cuanto acabe el placer momentáneo de comer, las emociones que desencadenaron las ganas de comer permanecerán. Por eso, es necesario trabajar desde el origen del problema, el déficit en la regulación emocional.

Las emociones se educan en la familia y en la escuela

Y muchas veces se hace sin mucha planificación. Dada la importancia que sabemos que tiene el correcto manejo de las emociones a la hora de mantener una buena pauta alimentaria, es necesario establecer una metodología que ayude a mejorarlas ya desde niños. Para ello, es conveniente realizar una intervención planificada, e introducir un buen Programa de Educación Emocional.

Programa de Educación Emocional

La inteligencia emocional es la habilidad para percibir, valorar y expresar la emoción adecuada y adaptativamente; comprender la emoción y el conocimiento emocional; acceder y/o generar sentimientos que faciliten las actividades cognitivas y la acción adaptativa y regular las emociones en uno mismo y en otros (Salovey y Mayer, 1990).

La percepción emocional

La primera habilidad de la inteligencia emocional es la percepción emocional. Se trata de enseñar tanto a nuestros hijos como a nuestros alumnos, qué es lo que están sintiendo, que aprendan a identificar y expresar correctamente su emoción. Si esta primera habilidad falla será muy complicado regular la emoción. Cuando hablamos de sobrepeso, muchas personas tienen problemas para identificar correctamente lo que sienten, no son conscientes de ello, sólo saben que se sienten mal, y que ingiriendo alimentos ricos en grasas y azúcares conseguirán de forma momentánea sentirse mejor por la liberación de endorfinas y dopaminas. Pero dicha mejoría tiene un efecto muy corto, solo dura mientras comen, por eso aparece un círculo vicioso en el que no pueden parar de comer. Por ello, insistimos tanto en la correcta expresión de las emociones. Saber que estoy experimentando una emoción desagradable y que comer no es la solución es el primer paso para regular las emociones y evitar el atracón.

La facilitación emocional

La segunda habilidad es la facilitación emocional, utilizar la información que nos proporcionan las emociones para poder hacer una buena toma de decisiones, saber que, si me siento así, es por algo, no obviarlo ni intentar taparlo con la comida. Indagar en esa información, utilizarla para conocerme mejor y poder mejorar mi relación con el entorno.

La comprensión emocional

La tercera habilidad es la comprensión emocional, entender por qué me siento de una determinada forma, cuál es la causa de emoción, y también las consecuencias de esta. Saber qué me pasa y cuál es la causa, ayuda a regular correctamente las emociones, porque podemos pensar una mejor solución. Cuando conocemos por qué se ha originado una determinada emoción, sabemos que comiendo no vamos a encontrar la solución a nuestro problema, incluso puede que se agrave porque estamos perjudicando aún más nuestra salud.

La regulación emocional

La última habilidad de la inteligencia emocional, la más compleja y la que tiene una relación más directa con la obesidad, es la regulación emocional. Solo cuando sabemos exactamente qué emoción sentimos, conocemos cómo nombrarla y cómo expresarla correctamente, las causas y las consecuencias de esta, y la hemos aceptado, es cuando podemos regular la emoción utilizando estrategias más sanas y saludables que comer de forma compulsiva para tapar las emociones desagradables que sentimos en nuestro día a día.

Todo este aprendizaje es necesario trasladarlo a los más pequeños.

FUENTE: PadresyColegios.com

El encierro alejado de mis hijos. Colaboración con El Diario Vasco

«Sus habituales gritos y peleas, sus constantes preguntas… son ahora un silencio artificial que asusta»

Por YOLANDA VEIGA 

Cada mañana, Alberto (48 años) se acerca a su casa y, desde la ventana, observa la nueva cotidianeidad que la cuarentena ha impuesto a los suyos: a su mujer y a sus hijos de 9 y 11 años. Un día a día extraño que lo es más porque él no está con ellos. El 14 de marzo, cuando el Gobierno decretó el estado de alarma, Alberto tomó una decisión difícil y generosa. Pasaría esos quince días que van ya para mes y medio fuera de casa. Por dos razones poderosas. La primera, que su mujer sufre de asma y bronquitis aguda, de manera que pertenece al colectivo de población de riesgo y entrar y salir todos los días, como le obliga su trabajo, implica un riesgo al que no quiere exponer a nadie más que a él mismo. La segunda, que trabaja en un centro de acogida a personas en situación de vulnerabilidad en el País Vasco y allí se necesita personal día y noche. «Entre la plantilla había miedo y uno tiene que dar ejemplo para estar legitimado a la hora de pedir implicación al resto». El peaje de su ejemplo: lleva cinco semanas sin poder abrazar a sus hijos. 

Es uno de tantos padres o madres que, por razones laborales, de enfermedad o por estar divorciados e interrumpir las visitas, están pasando el confinamiento alejados de los pequeños. Lo que se traduce en «un estrés que afecta a la salud emocional», advierte Guillermo Fouce, presidente de Psicología sin Fronteras. «Estar lejos de los hijos afecta, sin duda. No poder tocarles, abrazarles… Es difícil, nadie nos ha entrenado para esto».

Alberto acorta esa distancia asomándose cada mañana a la ventana de su casa un ratito: «Hablo con ellos, les animo a hacer las tareas escolares, les digo que lean… Les veo pero no les puedo abrazar, estamos separados por una barrera invisible». Y cinco semanas «no son dos, como al principio». Es un tiempo más que suficiente para hacer mella en el estado anímico, si es que el físico aguanta y uno no ha enfermado, claro. «Estamos acostumbrados a estar con nuestros hijos a diario, especialmente si son muy pequeños, así que ahora esos padres se encuentran en una situación del todo ilógica. Una situación vital estresante que se puede traducir en ansiedad, desesperación e incluso ira o no aceptación. Y que puede llevar a un aislamiento todavía mayor, a decir: ‘Voy a tratar de dormir todo el rato porque no tengo ganas de nada y quizá así pase el tiempo más rápido’. Eso lo agrava todavía más», advierte Fouce.

Alberto tiene tanto que hacer en el centro de acogida que apenas le da tiempo para pensar. Pero en el momento en que cesa la actividad… «Cuando estoy solo siento que falta algo. Esos gritos, esas peleas, esas preguntas constantes que en una situación normalizada terminan por sacarte de quicio son ahora un silencio tan artificial que asusta», reconoce.

Le entiende sin conocerle Raquel (42 años), fisioterapeuta en el Hospital de Getafe, que está pasando por una situación francamente dramática. Se infectó de coronavirus después de que su madre diera ‘positivo’ tras someterse a principios de marzo a una operación de columna. «El jueves 12 de marzo mi madre ingresó en UCI muy grave. Estoy separada y los jueves mis hijas, de 14 y casi 10 años, están con su padre. Le pedí a mi expareja que se quedara con ellas esa noche, pero al día siguiente empecé yo con fiebre, lo que me obligó a hacer la cuarentena aislada y a que mis niñas se quedaran con su padre por una cuestión de prevención».

Han estado veinte días separadas, casi tres semanas angustiosas. «Ha sido muy duro. Mi madre falleció y lo peor ha sido tener que darles la noticia por una videollamada para evitar que la mayor se enterara de algo tan duro por el mensaje de condolencia de cualquier conocido. Ha sido terrible no poder arropar, acompañar, contener su dolor ni compartir el mío propio…». Ahora están juntas y las tres intentan «elaborar este duelo ambiguo y sin duda postpuesto».

«Darle un sentido»

Tanto en el caso de Alberto como en el de Raquel la separación de sus hijos e hijas ha sido una elección personal, lo que le ha dado «un sentido» que es la clave. «Si el padre o la madre que no puede estar estas semanas con los hijos le da un sentido a esa distancia, lo va a llevar mejor. Y darle sentido es darse cuenta de que, si uno está enfermo, puede contagiarles. De manera que con esa distancia le estás protegiendo. En ese caso es algo fácil de asumir».

Pero hace falta algo más para aliviar esa distancia que se antoja abismal. Y eso lo están consiguiendo las videollamadas, sustitutas de los abrazos. «Es lo que te permite reconectar con tu vida de antes. Lo que te da energía para afrontar otro día separado de ellos. De hecho, muchos de esos padres o madres que están solos planifican su rutina en torno a esa llamada de la tarde que les va a permitir hablar y ver a los niños. Y está bien que sea así», indica Guillermo Fouce.

Por el adulto, y también por el niño o la niña: «Tienen que saber que su padre o su madre están bien y que no les han abandonado, que no se han ido a ningún lado sin despedirse. La recomendación es hacer las videollamadas que se puedan, porque solucionan mucho. O, aunque se haga una sola al día, que los niños sepan que en cualquier momento pueden ver a sus padres, aunque sea a través de la pantalla del teléfono», orienta Silvia Álava, directora del área infantil del gabinete Álava Reyes de Madrid. Alberto hace la videollamada al atardecer: «Me gusta saber de su día a día, de sus preocupaciones, que aunque sean niños también las tienen. Nos deseamos buenas noches y nos mandamos besos virtuales».

Eso sí, con que los niños entiendan que hay un razón para que el padre o la madre no estén, basta. «No hay que darles más información de la que necesitan. Y necesitan menos de la que los adultos pensamos. Conviene no mentir, no le vas a decir a la niña que papá se ha marchado de vacaciones porque lo va a sentir como un abandono, pero si está ingresado en el hospital no les tenemos que transmitir nuestra preocupaciones, que bastante cara larga nos van a ver».

–¿Llega a entender un niño por qué su padre no está?

–Depende de la edad. Si son muy pequeños, no van a entender que papá tiene un virus. A partir de los 6 años ya hay más madurez y pueden entenderlo, pero les va a costar, porque es una situación artificial y porque el vínculo de los niños pequeños con sus padres suele ser muy estrecho y muy físico. Cuando se trata de mayores, el vínculo es más de conversación. Y pueden entender que el padre o la madre falte durante dos meses, sí. Otra cosa es que sean capaces de digerirlo a nivel emocional, porque es algo muy gordo –advierte Silvia Álava.

Los hijos de Alberto entienden que su padre tiene un trabajo que le obliga a estar separados por el bien de todos. Pero no ven la hora de volver a estar juntos…

–¿Qué harás el día que puedas reencontrarte con ellos?

–No tengo ganas de hacer nada especial, porque cualquier cosa cotidiana me parecerá increíble. Si algo nos ha demostrado este maldito virus es que el día a día está lleno de momentos maravillosos. Poder llevarles a hacer deporte, jugar con ellos, pasear por la playa, subir al monte, meterlos a la cama y dormirlos inventando una historia… Lo habitual, precisamente lo que me falta en estos momentos.

Y los niños, ¿cómo se sienten?

Si el padre/madre está en el hospital: «La emoción del niño va a ser la tristeza. Como no le puede ver ni siquiera a través de una videollamada en muchos casos, se va a preguntar dónde está su padre o su madre. Va a echarle de menos e incluso le puede asaltar un sentimiento de enfado porque no se ha despedido», explica Silvia Álava, directora del área infantil del gabinete psicológico madrileño Álava Reyes.

Si está en casa pero aislado en una habitación:«El contacto basado en hablarse a través de la pared, de una habitación a otra, genera en el menor un sentimiento de frustración. Y en el adulto, una tristeza infinita».

Si están separados y el padre o la madre están en otra casa:«El niño puede sentir preocupación por no verle durante tantos días, y rabia porque no entiende por qué no le puede abrazar».

FUENTE: El Diario Vasco

Niños confinados, ¿que supondrá para ellos poder salir de casa?. Colaboración con EFESalud

Por Sara Mancebo Salazar | MADRID/EFE/SARA MANCEBO/ HENAR FERNÁNDEZ 

Tras más de un mes del confinamiento a causa de la crisis del coronavirus, el Gobierno ha decidido aliviar a los más pequeños permitiendo a los menores de 14 años salir a pasear a partir del próximo domingo, 26 de abril. El Bisturí ha hablado con una psicóloga para saber cómo viven los niños no poder salir de casa y cómo les beneficiará la nueva medida.

Los niños podrán dar paseos controlados y se permitirá que acompañen a los adultos en las salidas autorizadas. Es una de las modificaciones principales de la nueva prórroga del estado de alarma, la tercera, que durará del 26 de abril al 9 de mayo, tal y como ha aprobado el Congreso y hoy ratifica el Consejo de Ministros.

Una medida que ha puesto el foco en los niños y jóvenes y ha abierto el debate sobre cómo afecta a los más pequeños el confinamiento prolongado y qué ventajas tiene este levantamiento del encierro estricto.

El Bisturí ha consultado a la psicóloga Silvia Álava, directora del Área Infantil del centro de psicología Álava Reyes, quien explica que estar metidos en casa tanto tiempo -ya son 5 semanas- sin poder salir al aire libre tiene un impacto muy importante para ellos, aunque, hasta ahora, ha sido lo más seguro.

“Evidentemente tiene unos efectos muy negativos para la salud mental de los niños, pero dejarles en casa ha sido lo más acertado en esta primera fase para evitar la propagación del virus; siempre hay que mirar cuál es el mal menor”, asegura.

Las salidas no serán como antes, importante concienciarles

“Ahora que la situación está algo más controlada es bueno que puedan salir, aunque es muy importante concienciarles de que no va a ser como antes. No podemos permitir que los parques vuelvan a llenarse o que estén todos jugando uno al lado del otro, tocando las cosas, y que vuelvan otra vez a ser vectores de transmisión”, advierte la psicóloga.

Como expone Álava, es fundamental que los pequeños entiendan que no van a encontrar la normalidad que están buscando y hay que recordárselo antes de cada salida para evitar que se frustren si no se cumplen sus expectativas.

“Deben comprender que salimos a dar un paseo, no hace falta que lleven muchos juguetes que habrá que desinfectar después y no van a poder quedar con sus amigos;  si nos los encontramos, les vemos en la distancia, les decimos hola y seguimos con nuestro paseo”, apunta la experta.

Así se enfrentan los más pequeños al confinamiento

Los niños, como expone la psicóloga, van a afrontar el encierro en función de cómo lo estén haciendo sus padres, sus adultos de referencia.

Por eso es importante que estos transmitan calma y serenidad y les expliquen bien la situación para que la entiendan, poniendo el foco en lo que podemos hacer en casa y no en las limitaciones. Y sobre todo, advierte que es fundamental validar las emociones y permitir que los niños las expresen.

“Los niños pueden tener ansiedad y sentir miedo o tristeza. Por eso es fundamental dejar un espacio para las emociones, crear un clima de confianza en el que podamos compartir como nos sentimos”, explica.

Y es que, como subraya la experta en psicología infantil, “quizás en este confinamiento sea más importante atender a sus necesidades emocionales que preocuparnos por si han hecho los deberes”.

niños confinados
María, acompañada por sus familia en el día de su cumpleaños, saluda a la Policía Nacional que le ha felicitado durante el confinamiento en Logroño. EFE/Raquel Manzanares

¿Cómo entender lo que sienten nuestros hijos?

En el caso de los niños a los que les cueste más expresarse y hablar de sus sentimientos, deben ser los adultos quienes den el primer paso y hablen de ello para “romper el hielo”.

Aunque, como señala la psicóloga, eso no significa transmitirle tus preocupaciones de adulto, sino decirles si estás más alegre, más triste, más enfadado, etc.

Si eso no funciona, podemos dejar que lo hagan, por ejemplo, a través de los dibujos o prestando atención a los diálogos que tienen cuando juegan con sus muñecos. La clave está, explica Álava, “en observar muy bien lo que hacen, lo que dicen o lo que dejan de decir”.

En el caso de los adolescentes también es muy importante cuidar este aspecto, ya que aunque nos puede parecer que son muy mayores y rechazan al adulto, la realidad es que te siguen necesitando.

“Es verdad que no hay que estar tan encima como con los niños pequeños, pero sí supervisando y acompañando, aunque sea de reojo”, asegura.

“No podemos permitir que nuestro hijo esté todo el día metido en su habitación haciendo su vida al margen de los demás. Debemos encontrar momentos para estar juntos en familia-por ejemplo en las comidas- y dejar un poco aparte las pantallas para poder hablar”, aconseja la psicóloga.

Aunque esas conversaciones, por supuesto, deben enfocarse desde un punto de vista distinto al que se tiene con un niño, y no forzarlas, sino buscarlas. “Si forzamos lo que vamos a encontrarnos es que se cierran en banda; por eso hay que esperar a que esté receptivo y no hacerlo cuando a nosotros como adultos nos viene bien”, matiza Álava.

Estudiar desde casa

Desde el 16 de marzo, 10 millones de niños y adolescentes en España no van al colegio y están siguiendo sus clases de manera online.

La psicóloga explica que el nivel de exigencia depende mucho del colegio o instituto y el auténtico problema reside en que el acceso que tienen a las tecnologías no es el mismo en todos los casos, algo que habría que considerar para evitar la brecha entre los alumnos.

“Hay familias que no tienen un ordenador o una tablet para cada uno, porque muchos padres además están teletrabajando y necesitan esas herramientas; no todos tienen tantos dispositivos en casa”, advierte Álava.

Asegura que lo primero que habría que ver es con qué medios cuenta cada uno y, ante todo, ser realista y poner el foco donde de verdad es importante.

“Quizá no es el momento de avanzar contenido y seguir almacenando datos en el cerebro, sino de trabajar otro tipo de habilidades o competencias de la inteligencia emocional que son necesarias ahora, pero también para el futuro; el 85 % de las competencias de los líderes de las empresas son emocionales, puede ser un buen momento para trabajarlas”, sugiere.

Y, sobre todo, no centrarnos en si están hechos los deberes, sino en qué dificultades ha tenido para hacerlos. “A lo mejor no dispone de una herramienta electrónica, no lo entiende o no está motivado. No es tanto la cantidad, sino la calidad”, indica la psicóloga.

¿Cómo afectará esto a sus relaciones?

“Muchos adolescentes me dicen que quieren recuperar su vida, ir al instituto y ver a sus amigos, es normal. Lo que deben hacer, en la medida de lo posible, es mantener el contacto con ellos; es importante que sigan teniendo esa sensación de pertenencia al grupo”, explica Álava.

Sin embargo, a los más pequeños no debemos animarles a tener ese contacto ni forzarles si no les apetece porque sus necesidades son muy diferentes.  “A veces con verse o saludarse y decir lo que están haciendo en ese momento es suficiente para ellos y está bien”.

FUENTE: EFESalud

No poder despedirse de un familiar o amigo: ¿Cómo afrontarlo? Colaboración con Funespaña

Si el fallecimiento de un ser querido siempre es difícil, imagina que no puedes despedirte de él o de ella. 

Que no puedes recibir el abrazo cálido de tus familiares y que no te permiten hacer el velatorio.

Suena duro, ¿verdad? Por desgracia es algo que está ocurriendo.  

Entierros sin velatorio ni funeral por coronavirus 

La crisis del COVID-19 ha alterado nuestras vidas hasta el punto de no poder salir de casa ni para acudir al velatorio, ni el entierro de un ser querido. 

Varias personas me han contado que han recibido dos llamadas, una diciendo que su familiar estaba enfermo, y otra diciendo que había fallecido, sin más notificaciones ni seguimientos de por medio. Evidentemente no hace falta que os cuente que están destrozadas.  

No poder despedirte de un ser querido

La situación no puede ser más trágica, además de no tener tiempo para asimilarlo no tenemos la posibilidad ni de acompañarlos es sus últimos momentos, ni de despedirnos. 

Sabemos que el fallecimiento siempre es una noticia difícil de asumir y más cuando es algo inesperado. Sin embargo, no poder despedirte de tu familiar complica mucho más la situación y el duelo.  

¿Qué hacer si no puedo despedirme de un familiar o amigo?

La función que tiene un velatorio es fundamental, porque además de permitirnos despedirnos del fallecido, nos permite recibir el apoyo de nuestros familiares y amigos, que estén con nosotros. 

Su contacto, su beso su abrazo es fundamental para poder sobrellevar la situación.  

Todos los que en este momento viven esta situación, se ven privados de todo esto. Tienen que pasar su dolor y su duelo en solitario, sin poder salir de casa.

Cómo sobrellevar el no decir adiós

Es una situación muy complicada y en absoluto podemos banalizarla, sin embargo, te ofrecemos estos consejos para que en la medida de lo posible puedan ayudarte a sobrellevarla:  

Expresa tus emociones

Permítete llorar, gritar o lo que te haga falta. Ahora es más necesario que nunca permitirnos expresar lo que sentimos.  

No te juzgues

Que no te importe lo que piensen los demás de ti, ni te juzgues por sentir a partes iguales rabia, frustración y tristeza.  

Trata de impedir que la culpa se apodere de ti

En esta situación puedes sentirte culpable por no poder despedirte.

Ten siempre en cuenta que no es tu decisión personal. Que el estado de confinamiento lo prohíbe, que no es algo que depende de ti.  

Quedarte en casa por responsabilidad con los demás 

Piensa que, pese a todo, pese a tu rabia, tu tristeza, tu frustración, el juntarnos todos, y más cuando puede haber personas mayores, sería mucho peor. La probabilidad de contagio se multiplica y ya sabemos que las consecuencias pueden ser letales. 

Saber que quedándote en casa, por muchas emociones desagradables que te generen, es lo mejor, puede ayudarte a sobrellevar la situación. Es un sacrificio por el bien común, y sobre todo por el de tus familiares y amigos.  

Llama a tus familiares y amigos 

Permítete contarles cómo te sientes, simplemente que te escuchen.  

Busca apoyo 

Puede que no te apetezca hablar con nadie, y el lícito, pero nunca olvides que en la distancia hay gente que puede apoyar. Deja que ellos hablen, saber que están ahí puede ayudar.  

Te puedes despedir sin estar físicamente 

Ante la imposibilidad de despedirte personalmente, escribe una carta de despedida o graba un video, lo que te apetezca o te guste más. 

Aunque estar presente siempre es un elemento facilitador, te puedes despedir sin estar físicamente junto a él o junto a ella. Es más complicado, pero aún así es posible.  

Todo pasará y podremos estar juntos de nuevo 

Cuando toda la situación pase, es el momento de celebrar un acto o ceremonia para recodar a esa persona que ya no está y pedir a todos tus familiares y amigos que te acompañen.  

Pensar que es un aplazamiento, y que, aunque nos gustaría que fuese en este momento, podremos estar todos juntos superando este duelo, es algo que también nos puede ayudar.  

Esto es lo que pasa por la cabeza de un niño cuando rompemos sus esquemas de lo que es salir a la calle. Colaboración con el diario ABC


Por Laura Peraita

Presumiblemente los niños podrán salir a la calle este domingo de 9 a 21 horas acompañados de un adulto. Eso sí, los padres deben explicarles bien que no pueden ir a parques, que si se encuentran con algún amigo no pueden salir corriendo a abrazarle, besarle o juntarse a él, tampoco podrán jugar juntos, tocar lo que hay en la calle y, si llevan mascarilla, no podrán quitársela.

Debemos explicarles las nuevas consignas

Este esquema es muy diferente al que tenían los niños la última vez que salieron a la calle. Por este motivo, es importante que los padres empiecen desde ya mismo a explicarles y concienciarles de las nuevas consignas para que los pequeños vayan asumiéndolas. «La mejor manera de hacerlo —explica  Silvia Álava Sordo, doctora en Psicología y autora de «Queremos Hijos Felices. Lo que nunca nos enseñaron»— es utilizando frases positivas: «como ya eres mayor ya vas a poder salir a la calle, pero tenemos que tener cuidado para no contagiarnos del virus», «como sé que eres responsable y no vas a tocar cosas, ni abrazar a tus amigos podremos salir este domingo a la calle a dar un paseo»… Lo mejor no es plantearle un panorama aterrador fuera ni amenazarle si se le ocurre tocar algo porque lo único que le generaremos es temor y ansiedad por salir a la calle».

No obstante, esta experta explica que es normal que puedan sentir miedo porque llevan mucho tiempo, cada día, escuchando que hay una cifra muy elevada de muertos y que el virus es muy peligroso. «Por eso es tan importante no esperar al momento antes de salir para darles las pautas, sino hacerlo poco a poco y cuanto antes. No pasa nada por ser pesados y repetírselo o, de vez en cuando, preguntarles «¿qué haremos cuando salgamos y veamos a un amiguito?». Lo importante es que lo tengan claro».

Evitar la frustración 

Desde luego que es una situación anómala para ellos, «y, por ello, por su cabeza pueden pasar ideas desde temor a frustración. Saldrán a la calle y se darán cuenta de que no pueden hacer lo que quieren, como estar en un parque y montar en los columpios, lo que les generará rabia. Es lógico —apunta Silvia Álava Sordo—. Su cabeza necesita asimilar también la nueva situación y ver que sus expectativas de salir a la calle son diferentes a las que había imaginado». 

Para esta doctora en Psicología es importante también que los padres no les trasmitan a sus hijos miedo. «Por las circustancias, a los ojos de los pequeños muchos adultos salen a la calle como si fueran «a la guerra» por precaución de no contiagarse —guantes, gorros, mascarillas— y eso ya les asombra, lo que es normal».

Vivir el presente

Recomienda Silvia Álava que se aproveche el paseo para «vivir el presente. Es decir, que no piensen en lo que no pueden hacer, sino en sentir el sol, la brisa del aire, escuchar a los pájaros, observar algunas cosas que están igual que antes y cómo han cambiado otras. Es una gran oportunidad para centrarse en el presente y olvidar los problemas».

De vuelta a casa, además de seguir con las medidas de higiene recomendadas, «resulta muy conveniente reflexionar con los hijos y preguntarles cómo se han sentido, si están contentos, si no lo están, si tienen ganas de salir otra vez… con el objetivo de que expresen sus emociones, las compartan, se liberen y sepan los padres cómo se sienten sus hijos», concluye Silvia Álava.

FUENTE: Diario ABC

#Vídeo Hablamos de la Ansiedad para la Fundación Bertín Osborne

Durante estas semanas de alarma sanitaria y confinamiento seguro que habéis sentido ansiedad. En este videotaller, os explicamos ¿qué es la ansiedad?, ¿qué tipos de ansiedad hay? y algunas técnicas que nos ayuden a controlarla. Siempre teniendo en cuenta, que es normal en estos momentos, sentir ansiedad.

«¿Cómo estás?» es una pregunta que estamos haciendo mucho a nuestros seres queridos durante estas semanas de alarma sanitaria y confinamiento, pero ¿nos paramos a pensar cómo estamos nosotros mismos, qué sentimos, cómo nos influyen las emociones?

A través de esta serie de videotalleres, os ayudaremos a reconocer y gestionar las emociones que podemos sentir. www.fundacionbertinosborne.org

Haz click en este enlace para ver el resto de vídeos de la Fundación Bertín Osborne

10 consejos para aprovechar bien el paseo con los niños: ejercicios, retos y trucos. Colaboración con ElEspañol.com

Es importante planear el primer día porque, como advierten los pediatras, lo van a recordar toda su vida. Lo mejor es explicarles exactamente qué pueden hacer y qué no.

Por Carmen Serna  @carmenserna

«Un paseo corto». En esas tres palabras se resume la ilusión de miles de niños que llevan más de seis semanas encerrados en sus casas para poder pisar la calle a partir del domingo.

«Estamos convencidos de que, después de un mes y medio, esos niños recordarán siempre los primeros días tras el confinamiento, como nuestros abuelos recordaban qué hicieron el día de la firma de la paz tras la guerra civil. Lo que hagan les dejará una huella perenne», explica el pediatra Juan Antonio Ortega.

Por eso, especialistas y psicólogos infantiles advierten de que hay que preparar a los más pequeños para que sepan exactamente lo que pueden hacer y lo que no y dan algunos consejos para exprimir al máximo este poquito tiempo, según las edades de nuestros hijos.

1. Preparar las expectativas.

Los niños llevan mucho tiempo escuchando que van a poder salir este domingo y hay que explicarles que no van a poder hacer lo que ellos quieran. La psicóloga infantil Silvia Álava advierte que de aquí al domingo tenemos que hacer una «labor de concienciación para que sepan que vamos a la calle pero que todavía no se puede ir a jugar, no podemos quedar ahí con amigos, no podemos tocar nada… que entiendan que aún el virus nos puede contagiar. Hay que prepararles, a nivel mental y emocional».¿Cómo son las mascarillas para niños? Tallas e instrucciones de usoJ.ReiLos niños podrán salir a dar un paseo a partir del 27 de abril. Explicamos cómo son sus mascarillas: tienen tamaños y características propias y distintas a las de los adultos.

Su consejo es explicarlo todo desde un punto de vista positivo: «Destacar las cosas que sí podemos hacer: que nos puede dar el sol, que podemos dar un paseo, saltar, brincar… «. Y saber bien qué es lo que sienten, si están nerviosos y cómo gestionar las emociones. «Cuando vuelvan estaría bien preguntarles cómo se han sentido porque a lo mejor, algunos niños están encantados y otros estarán frustrados…», aclara la psicóloga. 

2. Ejercicios de mindfulness.

Álava recomienda para los primeros días hacer con los niños ejercicios de mindfulness: «Hay que decirles que estamos en la calle, disfrutar del aire en tu cara, pararse un momento para notar el sol… Llevan semanas metidos en casa y tenemos que disfrutar donde estamos».

Para facilitarlo, su propuesta es un juego de los de atención plena, como el «veo veo» pero para fijarse en los árboles, «que son muy distintos desde la última vez que salimos», ver cuántas hojas tienen, cuántas flores me encuentro por el camino… «Todo dirigido a conseguir una atención plena de lo que estamos disfrutando ahora, de este paseo que estoy dando».

3. No obligarlos a salir.

Muchos niños, sobre todo los más mayores, pueden sentir cierta frustración porque pensaban que cuando salieran lo haría para estar con sus amigos, jugar un partido… y ahora se encuentra con que sólo pueden pasear un rato. «En este caso, lo importante es no obligarlos a salir si no quieren. Está bien animarlos a que salgan, les dé el aire y el sol pero seguro que hay un determinado número de niños que no quieren, y no pasa nada», asegura la psicóloga.

Silvia Álava explica que «hay que darles tiempo porque llevan muchas semanas encerrados en casa, que es un lugar seguro, y les estamos diciendo que fuera está el virus y que es peligroso. Hay que dejarles tiempo».

4. Juegos de equilibrios

Ya en el segundo o tercer día podemos trabajar con ellos la psicomotricidad gruesa con juegos de equilibrio o de atención. «Podemos dar el paseo siguiendo una línea y sin salirnos de una cuerda invisible. O para mantener la tensión, decir que no se puede pisar las rayas del suelo o jugar a que vamos una parte a la pata coja y la siguiente con el otro pie», sugiera la psicóloga infantil.

Estos juegos son perfectos para niños de mediana edad pero también se puede desarrollar variantes parecidas con los más pequeños.

5. En busca de… (Juegos de 0 a tres años)

Fernanda Morales, directora de una de las escuelas infantiles de Nemormarlin en Madrid, asegura que hay que aprovechar este tiempo para crear lazos familiares entre los más pequeños y el progenitor que los acompañe.

«Es muy beneficioso para ellos este paseo tanto para su sistema inmunológico, como para mejorar los sentidos, su afán de descubrir cosas», aclara.

Por eso, propone juegos para los niños de 2 y 3 años que vayan desde buscar formas, colores, números o identificar objetivos y el «veo veo» de toda la vida, que ayudará a fijar su atención.

En cuanto a las propuestas para trabajar la psicomotricidad en los más pequeños podemos jugar a andar más rápido o más lento, a dar saltos, a pisar baldosas de diferentes colores y sobre todo a cantarcon ellos, lo que estimula el lenguaje de forma divertida.

Para los niños de un año, Fernanda Morales apuesta por contarles una historia durante el paseo que los ayude a disfrutar de la compañía de su papá y de su mamá y del sol y el aire. «Inventarnos una historia de lo que vamos viendo desarrolla la creatividad de los peques que sólo quieren descubrir cosas nuevas».

6. Los retos de la naturaleza. 

La Asociación Española de Pediatría ha creado una serie de retos para que este primer día de salida del confinamiento deje en los más pequeños una huella que los una con la naturaleza. El pediatra Juan Antonio Ortega les propone que hagan los desafíos y los suban a las redes sociales con el hastag #hoyeselmejordiademuchos.

«Queremos que vivan la experiencia de ‘soy un árbol’, que busquen el árbol de su barrio y vean como crece y cómo guarda la distancia con los compañeros. También ‘soy una nube’, porque sólo los niños pueden descubrir esas criaturas mágicas en el cielo. ‘El desafío del agua’ buscando las fuentes o el rocío que está cerca de ellos. ‘Soy un pájaro’ para, ahora que ha descendido mucho la contaminación acústica, poder identificar los pájaros que hay cerca de su casa o el ‘desafío del viento’ para descubrir cómo cambian los sonidos cada vez que giramos una esquina o damos 30 pasos».

De esta forma, el pediatra apuesta porque la experiencia del Covid-19 los ayude a conectar más con la naturaleza en su vuelta a la normalidad e impliquemos a los más pequeños en el cuidado del medio ambiente. «Yo confío más en ellos que en los adultos», asegura el pediatra.

7. Hacer un mapa de tu ruta.

Otra de las propuestas de la Asociación Española de Pediatría es quedibujen una ruta en su primera salida en la que puedan marcar los árboles que se han encontrado, los animales, las plantas, los edificios… Se trata de estimular su memoria espacial y sensorial y conseguir que se fijen en las cosas pequeñas que hay a su alrededor y que normalmente no nos percatamos de ellas.

8. Dejarles jugar. 

La psicóloga infantil recomienda que les dejemos claro a los más pequeños que no se puede salir a la calle con sus juguetes (ni balones ni bicicletas ni motos ni monopatines) antes de iniciar el paseo. «Es más fácil buscar una instancia superior que es la que permite o no permite hacer las cosas y explicarles que los que antes no nos dejaban salir a la calle porque podíamos ponernos malitos, ahora no nos dejan sacar ni bicis ni patinetes».

Sin embargo, como recuerda el doctor Ortega, eso no va a impedir que ellos jueguen dentro de las limitaciones. «El trabajo esencial de la infancia es jugar. Y seguro que lo van hacer sin interferir para nada con el cumplimiento de las normas. Los pequeños tienen la suficiente espontaneidad para hacer ejercicios aeróbicos, de elasticidad y saltos sin necesidad de controlarlos«, aclara el pediatra quien asegura que los niños aprovecharán esos momentos para mantener ese pulso vital suficiente.

9. La mejor hora para salir.

Todos los especialistas coinciden en que lo mejor es que los niños salgan con sol y buena luz para aprovechar estos momentos. En el caso de los más pequeños, Fernanda Morales recomienda que los paseos sean siempre a la misma hora: «Es muy buena la hora antes del baño y la cena, a media tarde. O si no, por la mañana, una vez que desayunan y antes de empezar la actividad», explica.

En el caso de los peques estos paseos marcados le ayudarán a tener una rutina más positiva no sólo para su disfrute sino también para ayudarles en el sueño y a fortalecer su sistema inmunológico.

10. Trabajar la vuelta a casa.

Silvia Álava explica que lo ideal es que los niños sepan cómo va a funcionar el paseo desde antes de salir y que si sólo nos dejan estar fuera 15 minutos que ellos sepan que el progenitor que les acompañe llevará el reloj y que les irá dando la hora.

«Hay que decirles que es lo que nos dejan y qué no. No es lo que nosotros queremos, sino lo que está permitido y que por mucha pataleta que monten no nos vamos a quedar más«, explica.

La psicóloga aconseja hacerlo todo de una forma muy positiva, asegurándoles que sabemos que lo van a entender, que no van a protestar porque ya son mayores y lo entienden, que lo van a hacer muy bien.

Quizá, como recuerda el pediatra Juan Antonio Ortega, lo único que hay que decirles es que «tienen que sacar a un adulto a pasear» porque seguro que los niños son mucho más conscientes que los mayores.