El modelo de buena madre ¿es causa de frustración?

¿Existe en estos momentos, en países desarrollados como el nuestro, un modelo de “buena madre” (antepone el bienestar del bebé al suyo, se ocupa prácticamente ella sola del niño, abandona su trabajo si le cuesta compaginarlo con la crianza…) que es el único bien visto socialmente y que causa frustración en las mujeres que no consiguen alcanzarlo?

En la sociedad actual a la mujer cada día se le exige más. Existe una gran presión social que puede hacer que muchas mujeres se sientan agobiadas y culpables por no llegar a todo, pues las metas que impone la sociedad pueden ser inalcanzables: ser buena madre, cuidar a los niños, estar pendientes de la casa, demostrar su valía en el trabajo, ser buena amiga, y además estar estupendas, vestidas a la moda y luciendo una buena figura. Esto hace que muchas mamás tengan la sensación de no llegar a todo, se sientan culpables y pueda llegarles a generar frustración no alcanzarlo.

Pero debemos pensar que los estereotipos sociales no suelen ser sinónimo de felicidad y debemos tener en cuenta más nuestros objetivos personales y familiares que lo que “piensen los demás”. Seguir con nuestro trabajo, no es sinónimo de querer menos a nuestro hijo y por el contrario dedicarnos de pleno a su cuidado no quiere decir que hayamos perdido todas nuestras oportunidades laborales. Todo ello es una opción personal, que debe ser conveniente meditada en base a nuestros objetivos personales y familiares, no al qué dirán ni a las presiones sociales.

 

La maternidad ¿exige una dedicación total que perjudica a la mujer en su realización personal y profesional?

La maternidad es una experiencia increíble, pero eso no quiere decir que sea fácil. Cuando el bebé nace, está completamente indefenso y vulnerable, y depende de un adulto que le cuide y atienda sus necesidades. Pero eso no significa que esa tarea la tenga que realizar la madre. Actualmente el padre, tiene la posibilidad de ser él quien pida la baja por paternidad y se encargue del cuidado del recién nacido.

Cuando se termina la baja, llega entonces el momento de analizar la situación y valorar cuál es la mejor opción para el niño: que vaya a una escuela infantil, que se quede con una cuidadora, o que algún otro miembro de la familia (generalmente suelen ser los abuelos) cuide de él. Todas las opciones son válidas, y no tienen ni deben por qué implicar que la madre renuncie a su trabajo y a su realización profesional y laboral.

Una mujer ¿necesita ser madre para sentirse realizada?

¡Por supuesto que no!,  es importante recordar que la felicidad y el sentirnos o no realizados, está en uno mismo y no en los que nos rodea, el hecho de ser madre no trae la felicidad, ni la realización personal, sino que cada uno tiene su propia llave para ser feliz. Una mujer sin hijos se puede sentir, completamente realiza y llena.  ¿Por qué no?

 

Instinto maternal

Al hilo del artículo sobre el Instinto maternal, de la periodista Carmen Machado, publicado este domingo 13 de febrero en el Magazine del Mundo, vamos a profundizar, sobre el instinto maternal.

¿Existe realmente el instinto maternal o es un instinto de protección que posee todo ser humano y que en la mujer está condicionado por las características socioculturales de cada momento histórico?

Se trata sin lugar a dudas de uno de los grandes debates que los científicos se plantean. Está científicamente demostrado que las mujeres vienen preparadas para ser madres, y que tras el embarazo y el parto el cuerpo experimenta cambios fisiológicos para favorecer la crianza y el cuidado del bebé. Lo que ya no está tan demostrado, es que por el hecho de ser mujer, la maternidad sea algo prioritario, o que alumbrar a un hijo garantice el amor hacía ese niño de forma incondicional.

Hoy en día la maternidad puede ser entendida como una opción personal. Desde el punto de vista biológico es importante que nuestros genes queden perpetuados. Psicológicamente, la alegría de engendrar una persona creada a partir de uno mismo, junto con tu pareja, es una de las mayores emociones que se puede vivir.

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Instinto Maternal en el Magazine del El Mundo

El domingo 13 ha salido publicada mi colaboración con Carmen Machado para el Magazine de El Mundo sobre el Instinto Maternal

Recomendaciones con los niños desobedientes

Recogemos algunas recomendaciones extraídas del libro El No también ayuda a crecer, de María Jesús Álava. (La Esfera de los Libros, Madrid, 2002)

Recomendaciones con los niños desobedientes

  1. Poner unas normas claras, que sepan qué ocurre cuando desobedecen. Ej. Las cosas las diremos sólo una vez y sino haces caso las consecuencias serán “éstas” (según sea el caso y la edad le llevarán a su cuarto para que recapacite, no le prestarán atención…).
  2. Actuar inmediatamente sino obedece; no entrar en pelea.
  3. No caer en sus provocaciones. No contestar a sus quejas, directamente hacer lo que os habíais propuesto.
  4. No intentar razonar con él cuando desobedece; es inútil, sólo intenta “liarnos y ganar tiempo”.
  5. Ser más perseverantes que ellos.
  6. Animarles cuando actúan bien, reconocer su esfuerzo y
  7. Prestarles atención cuando obedezcan y tengan buena actitud.

 

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¿Qué castigos jamás se deben poner?

Muchos padres abusan del castigo, confundiendo castigo con buena educación, y con ello consiguen que la situación empeore cada vez más. Dentro de los errores más comunes que encontramos están:

  • Castigar al niño por periodos largos de tiempos, entonces el niño sentirá que no le damos oportunidad de portarse bien y como ya está castigado, ¿para qué esforzarse en el comportamiento correcto?
  • Castigarle con todo lo que le gusta, de esta forma, cuando se porte bien,  ¿Con qué lo reforzaremos?
  • Acumular el castigo durante varios días. Cada día hay que darle la opción de conseguir el objetivo, y animarlo a que lo haga.
  • Castigos desproporcionados…

Cabe destacar, que bajo ningún concepto es lícito pegar o dar un cachete a un niño, pues de esta forma, no sólo le haremos daño físico, sino que le mostraremos que hemos perdido el control de la situación, y que él ha logrado desesperarnos; y es importante que los niños vean que en todo momento es el adulto el que mantiene el control, nunca él.

 

¿Qué ocurre cuando no se pone límites a los hijos? ¿Qué consecuencias existen en aquellos niños que no se les pone límites?

Los niños necesitan normas y límites, y cuando no los tienen, están muy perdidos, no saben qué es lo que tienen que hacer, qué es lo que se espera de ellos, y tampoco saben el camino que tienen que elegir.

Los niños tienen que aprender a ganarse las cosas, y que ésto se consigue, cumpliendo las normas establecidas, que tienen que ser muy sencillitas y adecuadas a la edad del niño (No gritar, no pegar, obedecer…).

Cada vez los hijos tienen más de más cosas y no tienen que hacer ningún esfuerzo por conseguirlas, y no por ello podemos afirmar que son más felices. Además, en general cuantas más cosas tienen los hijos, más cosas quieren, por la progresión insaciable que supone “el tener” frente a la gran oferta que existe hoy día. Y llega un momento en que los padres se encuentran incapaces de proporcionar más satisfacción por la vía material.

Los padres no se sienten más satisfechos, porque ven que no disminuye el grado de exigencia en los hijos, sino que al contrario, aumenta el grado de inconformismo.

Cuando los niños no aprenden que las cosas hay que ganárselas, que tienen que cumplir las normas establecidas,  que junto con nuestros derechos, van nuestra obligaciones, y que si no las cumplimos no podremos disfrutar de los privilegios (como tele, ordenador, videojuego…), se pueden convertir en jóvenes y adultos insatisfechos e infelices, porque no han aprendido a valorar lo que tienen, todo lo consideran como un derecho, y cuando la sociedad les impone sus normas, pueden sentirse muy dolidos y frustrados.