¿Cómo elegir juguetes (III)?

¿Qué tipo de cosas, experiencias sobre la vida o habilidades podemos enseñar a los niños mediante los juguetes?

Podemos utilizar los juguetes para realizar una correcta estimulación del niño.

También a través del juego los niños aprenden valores importantes tanto para su correcto desarrollo individual como grupal, además de poder trabajar para adquirir aprendizajes de hábitos sanos. Por ejemplo, en consulta vemos cada vez a más padres desesperados porque sus hijos no comen, protestan en las comidas, se niegan a probar las frutas y las verduras… siguiendo unas buenas pautas de conducta y a través de juegos como «Comer sano», enseñemos a los niños a llevar  una dieta sana, equilibrada y variada desde pequeños, lo ideal es que los nuevos alimentos, ya hayan sido introducidos desde casa, “no descubrir la fruta y la verdura en el colegio”.

Pero jugar, también es compartir. Cuando los niños juegan con más niños, previamente al juego, tendrán que negociar entre todos a qué van a jugar, cómo jugar, cuáles son las normas del juego… En este proceso implicamos procesos atencionales, de negociación, y de aceptación de unas normas y unas reglas previamente pautadas y aceptadas por el grupo, un aprendizaje muy valioso para su futuro.

No olvidemos que jugar es divertirse, y lo primero de todo, al niño, el juguete, le tiene que parecer divertido y entretenido;  por lo que puede escoger jugar a lo que él quiera. Si un niño quiere jugar con una muñeca, o una niña con un camión, dejémosles y no favorezcamos en ellos prejuicios sexistas. Cada niño puede jugar con el juguete que elija. No obstante,  sí que es verdad, que a pesar de las diferencias individuales, las niñas suelen pasar por una etapa, de “todo rosa, muñecas y princesas”, y los niños de “coches y camiones”.

¿Cómo elegir juguetes (II)?

¿Para qué sirven los juguetes?

Los juguetes además de ser un medio de distracción y de entretenimiento para los niños, bien utilizados sirven para estimularos y favorecen muchos procesos de aprendizaje. Los primeros seis años de vida de desarrollo del niño, son fundamentales, y es la edad donde más atención tenemos que poner en la estimulación que recibe nuestro hijo.

En estos años, cuando hablamos de estimular al niño, no nos referimos sólo a la importancia de la educación reglada, si no que hay una parte importantísima que podemos realizarla a  través del juego.

Los colores, los sonidos y las apariencias son fundamentales en los juguetes, los colores llamativos sirven para atraer la atención del niño, que los seleccione y empiece a jugar con ellos. Las diferentes texturas y la introducción de sonidos estimulan los sentidos de la vista el tacto y el oído, y favorecen el aprendizaje asociativo.

 

¿Cómo elegir juguetes?

Se acercan ya las Navidades y con ellas vienen Papá Noel y los Reyes Magos, cargados de juguetes para los niños que se han portado bien. Aprovechando las fechas, en estos días iré escribiendo sobre cómo elegir juguetes adecuados para cada niño, y la importancia del juego en la infancia.

Si os gusta el tema, os invito a leer la revista Mi Pediatra, donde he colaborado este mes en un artículo, titulado: «Guía para la compra perfecta. Juguetes: la mejor elección«.

¿Hay un juguete para cada edad?

La elección de los juguetes irá muy acorde a la edad del niño, pues según va creciendo, no solo cambian sus gustos, si no que se adquieren toda una serie de habilidades y destrezas que harán que puedan jugar con juguetes más sofisticados.

Desde nuestra experiencia en el ámbito de la psicología infantil, observamos la importancia del juego en edades tempranas en los niños. Es por eso que se aconsejan juegos para estimular a los más pequeños, como:

  • Los apilables, con los que se trabaja la motricidad fina y la coordinación óculo-manual, (también hay apilables con rosca para los más pequeños…)
  • Los encajables, de formas geométricas o animales, con los que además de trabajar coordinación visomanual, y destrezas finas, se trabaja la memoria de formas, y los niños aprenden la dinámica del puzzle, juego completísimo y junto con las construcciones, importantísimo en el juego de los niños.

En esta gama de juguetes, existe una gran variedad, elijámoslos en función de la edad y de los gustos del niño. Cuando juguemos con construcciones, es bueno, favorecer tanto que el niño realice su propia construcción, fomentando su creatividad, como que copie un modelo, bien de los que nos trae la propia caja, o el que le realice el adulto que está con él. De esta forma realizamos una tarea visoconstructiva además de trabajar la organización espacial.

Con los bebés el uso de marionetas nos servirá para estimular de forma divertida a los niños, sentidos de la vista, del tacto… y cuando sean un poco más mayores ellos mismos podrán jugar con ellas, bien a reproducir una historia, crear sus propios cuentos…

Juegos como el Lectrón, (que incorporan un lápiz electrónico), pueden resultar además de entretenidos y divertidos para el niño, de gran utilidad para trabajar el razonamiento lógico, la asociación de ideas… el formato electrónico hace que el niño obtenga un rápido feedback de la respuesta, lo hace más atractivo y de esta forma favorece la atención sostenida.

Los juegos de plastilina, los recortables, vestir y desvestir muñecos… son buenos para trabajar las destrezas finas, además de la paciencia del niño.

En el rango de edad de uno a seis años, los juguetes tradicionales son importantísimos para favorecer una correcta estimulación en el niño.

 

Consejos para educar en la felicidad

¿Cómo pueden los padres ayudar a la felicidad actual de sus hijos y lograr que sean unos adultos felices?

¡Por supuesto que lo padres pueden ayudar a incrementar la felicidad actual de sus hijos y lograr que sean unos adultos felices!

Aquí tenemos algunas pautas a seguir:

–       Enseñemos a los niños a no dar nada por supuesto y a que aprendan a decir GRACIAS. La gratitud es uno de los mayores predictores de la felicidad. Si aprendemos a ser agradecidos incrementaremos nuestra felicidad.

–       Ser amables. Realizar cosas por los demás es otro de los factores que se ha estudiado como precursor de la felicidad. Para que esto nos funcione, todo lo que hagamos por los demás hay que hacerlo sin esperar nada a cambio, y sin vivirlo como una obligación.

–       Centrándonos en lo positivo. Aunque es necesario corregir los errores de hijos, eso no implica machacar innecesariamente la autoestima. Por eso siempre debemos decirles lo que hicieron bien.

–       No etiquetar: No cometamos el error de “etiquetar” a los niños, por ejemplo “eres malo” como si el ser malo fuese algo inherente en el niño y que no se puede cambiar, de esta forma sólo conseguiremos que el niño se habitúe al adjetivo y que lo viva como “yo soy así, y por tanto no lo voy a cambiar”. Podemos establecer como alternativa: Te estás portando mal, porque no estás obedeciendo, estás gritando… se trata de focalizar más hacia lo que está haciendo mal el niño, no caer en generalidades ni etiquetas.

–       No dramatizar: cuanto antes comencemos a educar a los niños para que le den a las cosas su justo valor, mejor diferenciarán y aprenderán a distinguir las cosas  realmente importantes de la vida y evitaremos que sufran inútilmente.

–       No sobreprotejamos a los niños, si favorecemos su correcto desarrollo y autonomía, incrementaremos su seguridad y su  felicidad. Los niños se sienten bien y les gusta poder “hacer cosas de mayores”, y ganarse las cosas por ellos mismos.

–       Enseñemos a los niños a que aprendan a controlar y a regular sus emociones, favorezcamos el correcto desarrollo de su Inteligencia Emocional.

 

¿Cómo educar a niños alegres y dichosos?

¿Qué cosas hacen feliz a un niño de 5 años?

Dependiendo de la edad del niños cambiaran sus gustos y sus preferencias a la hora de cómo prefieren pasar su rato de ocio y el tiempo libre. Pero lo que tenemos clarísimo que hace felices a los niños, desde muy pequeños, es:

  • Favorecer su correcto desarrollo personal, su correcta autonomía y autoestima… dejándoles que jueguen, pero a la vez que se responsabilicen de sus cosas…
  • Que los padres no les involucren en temas que no les conciernen por su edad. Es bueno que se hagan responsables, pero de las cosas que pueden asumir, no, por ejemplo, de problemas familiares o de pareja.
  • No ver discutir a sus padres.
  • Y sobre todo, sentirse atendidos y queridos.

¿Cómo educar a niños alegres y dichosos?

De nuevo este mes de diciembre he tenido el placer de colaborar en la Revista La Guía del Niño con pautas educativas para educar en la felicidad. El reportaje se titula: «¿Cómo educar a niños alegres y dichosos? ¡Soy tan feliz!».

¿De qué depende la felicidad de los niños: carácter, entorno, afectividad…?

Según los estudios de de la Dra. Sonja Lyubomirsky, autora de “La Ciencia de la Felicidad”, el 50% de la felicidad se debe a factores genéticos, un 10% a las circunstancias vividas, y el 40% a la actividad emocional. Partiendo de estos datos, podemos plantear la hipótesis de cómo, pese a unas circunstancias difíciles, y de la carga genética, todavía nos queda un 40% de margen, el correspondiente a la actividad emocional, que podemos aprender a controlar.

Sólo un 10% de la felicidad depende de las circunstancias externas, y aunque la capacidad para ser feliz es algo innato, está en nuestra mano incrementarla. Poseemos un increíble potencial de mejora de la dicha y el bienestar, que depende exclusivamente de nuestros actos y pensamientos, y podemos trabajar con los niños para que aprendan a ser más felices desde pequeños.

¿Cómo acabar con los pequeños complejos? (y II)

Recomendaciones para acabar con esos pequeños complejos:

 

–          Contrasta tus ideas sobre esos “complejos” con la realidad de la forma que te indicamos en la tabla propuesta, te ayudará, el omitir de tus pensamientos adjetivos como“…son horrorosas”, “es terrible tener…” o “no puedo hacer nada para cambiar…”, que al único camino que nos conducen es al de la desmoralización.

–          Haz una lista sobre las cosas que te gustan de tí, y piensa cómo potenciarlas y sacarles el máximo partido.

–          Mantente activo o activa, no hay nada mejor que potenciar las relaciones sociales para mejorar la autoestima, además te dejará menos tiempo libre para pensar en los posibles defectos.

–          Apúntate a un gimnasio, bailes de salón, yoga…donde además de cuidar tu cuerpo, podrás establecer nuevas relaciones. La mayoría de los centros tienen un programa muy diverso de actividades acordes con las edades, donde encontrarás gente en tu misma situación.

–          Busca un momento todos los días para repetirte todas las cosas buenas que tienes y haces, nuestro cerebro ¡también necesita escucharlas!, de esta forma aprendemos a no focalizar nuestra atención sobre nuestros fallos o puntos débiles.

–          Reflexiona sobre la importancia de la estética ¿hasta que punto estamos dejando que nos influya e incluso condicione nuestra vida? ¿Realmente la belleza física es tan importante? o ¿no sería más  interesante abrir la puerta a los valores sociales y humanos que podemos potenciar y desarrollar?

 

¿Cómo acabar con los pequeños complejos? (I)

Orejas “desabrochadas”, pechos muy pequeños o muy grandes, pies feos, brazos demasiado largos, unos kilos de más… pueden llegar a convertirse en un verdadero complejo si nos obsesionamos con ello.

La perfección no existe, las personas por nuestra constitución de humanos, no somos seres perfectos. El problema puede venir cuando focalizamos nuestro pensamiento en ese “defecto” de manera que influye negativamente en nuestra autoestima, y como consecuencia, se ven afectadas nuestras relaciones con lo demás.

Vivimos en una sociedad, donde los valores estéticos son reforzados, pero no podemos olvidar que la percepción de la belleza, es algo completamente subjetivo y  cultural;  lo que en occidente nos parece bello, en otras culturas puede no serlo. Incluso dentro de una misma sociedad, los cánones cambian con el tiempo.

Lo primero que debemos saber,  es qué es lo que “nosotros mismos”  pensamos  sobre ese complejo;  caer en la cuenta de cómo lo estamos viendo.

Descubriremos, que en muchas ocasiones  nos hablamos en términos de “es imposible mejorar mi aspecto”, “tengo unas manos horrorosas”, “mis orejas son enormes y además están muy despegadas” para una vez descubiertos, poderlos sustituir por otros pensamientos más realistas, pero sobre todo más útiles y que no van a potenciar ese posible “defecto”, como por ejemplo:  “¿Qué puedo hacer para mejorar mi imagen?”, “mis manos no son bonitas, pero voy a intentar cuidarlas todo lo que este dentro de mis posibilidades”.

Para esto nos puede ayudar, realizar una tabla como la que se muestra a continuación, cuyo objetivo es contrastar tus ideas con la realidad.

Día/Hora

Situación. 

(Qué es lo que estaba haciendo, donde y con quién)

Literalmente lo que estoy pensando sobre mi “complejo” Contraste con la realidad 

(¿Son tan terribles mis pies/manos? ¿me impiden realizar la mayoría de mis tareas? ¿a mis amigas/os les parece tan grave que no paran de repetírmelo?)

Reformulación del pensamiento

Disfruta de lo que tienes.

Cuando comentábamos algunas de las ideas del I Congreso de la Felicidad, reflexionábamos como una de las premisas para ser feliz es disfrutar de lo que tienes, y no gastar el tiempo lamentándote por lo que no tienes.

Os dejo un link al anuncio de la empresa Campofrío en el que se trabaja precisamente esa idea:

[youtube=http://www.youtube.com/watch?v=yzrN8TO7H1k&feature=player_embedded#!]

Batalla en la mesa (y VI)

Si tenemos dos hijos y uno come bien pero el otro se porta mal, ¿cómo deben actuar los padres? ¿Se puede comparar a los niños?

Tenemos que pararnos a observar a ambos hijos y sobre todo pensar ¿quién es el que tiene más atención? Lo habitual es que, precisamente el que peor se porta es el que acapara la atención del adulto con frases del tipo «come…pórtate bien…» y al hermano que está comiendo correctamente es al que no hacemos caso.

Se trata de dar la vuelta a la situación, vamos a atender y hacer caso al que se porta bien. Eso no implica el entrar a comparar a ambos, si no, dejarles muy claro que vamos a hacer caso al que se porte bien (y además tenemos que especificar ¿qué es eso de portarse bien en la mesa?), y que con el que no esté comiendo, se esté distrayendo, o se dedique a jugar en la comida no queremos estar. De esta forma reforzaremos al hermano que se porta bien, pero sin entrar en comparaciones entre ambos.