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El infierno de la depresión se ceba con los profesores: Hay cada vez más acoso encubierto en las aulas

El 38,4% de los profesores en España manifestó síntomas asociados a la depresión en el I Estudio sobre el Estado de Ánimo de los Docentes.

Juan Rodríguez de Rivera

Nunca hemos sido tan conscientes de lo presente que está la depresión a nuestro alrededor como lo somos ahora. Los casos de depresión están aumentando y, lo peor, es que muchos de ellos se producen en la población más joven: la Asociación Española de Pediatría (AEP) sorprendía en 2022 alertando de un aumento del 47% en el número de trastornos de salud mental en menores. Aunque la pandemia de la covid tuvo mucho que ver en este fenómeno, los expertos advierten que el problema se remonta más atrás en el tiempo y que está condicionado por más factores.

I Estudio nacional sobre el estado de ánimo de los docentes

Además de las familias, los profesores son quienes más tiempo pasan con esta población y lo cierto es que los datos tampoco son buenos para ellos. El 38,4% de los docentes se autopercibe en un estado emocional que podría asociarse a depresión y esta cifra se eleva al 39,9% entre los que llevan en la profesión entre cinco y 15 años. Estos datos proceden del I Estudio Nacional sobre el Estado de Ánimo de los Docentes que han realizado en conjunto la Universidad a Distancia de Madrid (Udima), Educar es todo y Éxito educativo y que fue realizado en más de 3.700 profesores de toda España.

«El trabajo de los profesores no consiste únicamente en transferir conocimientos, sino que ayudan a los alumnos a regular sus emociones», explica Silvia Álava, psicóloga sanitaria y educativa que ha participado en la elaboración del estudio. «Los profesores van a encontrar alumnos en momentos difíciles de sus vidas, en los que no van a ser capaces de regular sus emociones. El cerebro no termina de madurar hasta los 25 años y lo último es el lóbulo prefrontal, que ayuda en esta regulación. Necesitan estar bien para hacer su trabajo».

Qué pasa en la educación

En los últimos años, el bajo estado de ánimo de los profesores se ha intentado medir en varias ocasiones. El defensor del profesor de la Asociación Nacional de Profesionales de la Enseñanza (ANPE) ha registrado en su memoria del pasado curso 2022/23 que atendió un total de 1.947 demandas de profesores, en el 77% de las cuáles el profesor tenía ansiedad, el 13% tenía depresión y hasta el 16% se había visto obligado a coger la baja. 

El Sindicato de Trabajadores de la Enseñanza de Madrid (STEM), por su parte, observó en un estudio de 720 profesores que el 47,1% recibía tratamiento por un trastorno psico-nervioso —en algunos casos medicación y en otros psicoterapia—. El I Estudio Nacional sobre el Estado de Ánimo de los Docentes afirma, además, que son los profesores de Educación Secundaria los que se encuentran con mayores problemas.

¿Qué está pasando en las aulas?

Las cifras son dispares, pero en ningún caso esperanzadoras. Pero, ¿Qué está pasando en las aulas? Los tres documentos coinciden en que la primera razón del malestar de los docentes es la carga burocrática que han visto aumentar con los años. Se refieren, según STEM, a que cada vez se exigen más actas, informes y estadísticas sobre programas que plantean los gobiernos. Según este sindicato, hasta el 99,4% de los participantes son partidarios de reducir este tipo de tareas para poder dedicar más tiempo a las clases y a los alumnos.

«Es que el trabajo del profesor no termina cuando los estudiantes se van a casa, sino que tienen mucha carga administrativa y tareas burocráticas. Cada vez hay más y se agravan con los cambios de leyes«, advierte Álava. En el estudio en el que participó esta psicóloga, más del 50% de los encuestados señalaron que los cambios legislativos y el trabajo burocrático eran los principales obstáculos que encontraban en el desempeño de su labor y nueve de cada diez pensaban que reducir la burocracia ayudaría a que se sintieran más motivados.

Relación con alumnos

«En nuestro estudio también preguntamos a los profesores por las ideaciones suicidas y las conductas autolesivas. Estos dos aspectos pueden darse en los casos de depresión más graves, pero también en otros trastornos. El 13,3% presentó esta ideación autolítica, pero sólo en el 2% se producía a diario», explica Álava. Los estudiantes y su falta de compromiso, y las familias y su comportamiento con el profesor son los factores que el I Estudio Nacional sobre el Estado de Ánimo de los Docentes señala como los siguientes responsables del malestar de los profesores.

En cuanto al comportamiento de los alumnos, el defensor del profesor ha registrado que los problemas para dar clase, las falsas acusaciones, las faltas de respeto y las amenazas a estos profesionales son los problemas más frecuentes. «Estamos viendo un aumento progresivo del acoso encubierto unido a los ítems anteriores donde se les acusa de no explicar bien, se le suplanta la identidad a través de redes para ridiculizarlo… Aunque no podemos dejar de señalar, por la gravedad de los hechos, los casos que atendemos de agresiones hacia docentes», explica la memoria del defensor del profesor.

En este documento, además, aparecen algunos casos reales anónimos en los que los profesores se han visto en situaciones difíciles. «Un alumno ha subido fotos y vídeos míos a la red social Instagram», escribe un profesor pidiendo ayuda. «Además, hoy mismo, el alumnado ha puesto un vídeo que colgué en YouTube hace unos años y cuando han entrado a clase unos compañeros míos de guardia se estaban riendo de mí». También se recogen casos de alumnos violentos y otros que ejercen presiones para modificar sus calificaciones.

Cómo ayudar

«Ocho de cada diez profesores dicen que lo son por vocación, han elegido esta carrera porque quieren ayudar a los alumnos. En muchos casos consiguen educar muy bien, pero a costa de sus salud mental», advierte Álava. «Cada vez hablamos más de salud mental, pero no hemos conseguido que se traduzca en más especialistas en el Sistema Nacional de Salud (SNS). También son necesarios en los colegios, que se incrementen los programas sobre inteligencia emocional: se ha demostrado que son un factor de protección para los alumnos y los profesores».

En muchas ocasiones, los profesores se sienten cuidadores de la salud mental de los alumnos, pero sin una formación específica para ello. «Tras los dos cursos de la pandemia, me vi obligada a acudir a terapia psicológica privada con síndrome de burnout laboral, entre otras razones, por la falta de recursos, por la sobrecarga de trabajo que tuve, por toda la gran burocracia la semipresencialidad y los innumerables casos de alumnos con problemas psicológicos e incluso muchos casos de intento de suicidio que tuve que gestionar sin apenas ayuda ni recursos«, denuncia otra profesora al defensor del profesor.

Seis de cada diez profesores piensa que a la sociedad no le importa su trabajo

Según Álava, hasta el 75% de los trastornos mentales debutan a partir de los 15 años, por lo que la adolescencia es un momento muy importante en la salud mental. En este sentido, la psicóloga explica que es de suma importancia que los profesores se encuentren bien emocionalmente. Hasta el 71% de los profesores admite que el reconocimiento social es muy importante para su motivación, pero seis de cada diez piensa que a la sociedad no le importa su trabajo, según el estudio en el que participó Álava. Los expertos inciden en el sentimiento de soledad de los profesores ante el afrontamiento de los problemas y piden más ayuda, recursos y formación, además una reducción de la carga burocrática.

FUENTE: ELESPANOL.COM

¿Qué hacer si creo que mi hijo es víctima de acoso escolar? en el Diario El País

Prevenir y detectar los casos de ‘bullying’ pasa necesariamente por involucrar a toda la comunidad educativa y por cultivar, desde casa, valores tan importantes como la asertividad y el respeto

Por NACHO MENESES

Si hay algo que caracteriza al acoso escolar es que, al margen de las cifras, no se limita ni se detiene en las paredes del centro escolar. El bullying es ya multiplataforma porque, a lo sucedido en sus instalaciones, se suma lo que acontezca después en las redes sociales, fuera del horario lectivo y lejos del alcance de los profesores y, muchas veces, de las familias. La amenaza no es baladí: el aumento en el uso de los dispositivos digitales ha tenido como consecuencia un crecimiento significativo del ciberacoso en redes sociales como WhatsApp, Instagram o Tik Tok, hasta el punto de suponer el 22,6% de este tipo de agresiones. La edad de acceso a estos terminales tampoco ayuda: los menores hacen uso de su propio móvil, de media, a los 12 años y sin apenas supervisión parental, según los datos ofrecidos por el III Informe de Prevención del Acoso Escolar en Centros Educativosde la Fundación Anar y la Fundación Mutua Madrileña.

De la percepción de los estudiantes se deduce que el acoso escolar afecta todavía a un 15,2% de los menores.

Otros porcentajes también son relevantes: uno de cada cinco alumnos admite haber podido participar en algún caso de acoso o ciberacoso sin darse cuenta, mientras que, de los casos detectados, casi la mitad no fueron resueltos, e incluso el 17% de los alumnos piensa que el centro no hizo nada por solucionarlo. Los docentes, por su parte, señalan la falta de recursos (78,8%) y de formación (51%) en el profesorado, así como la dificultad en diferenciar el acoso de otros problemas de convivencia como las barreras más relevantes a la hora de intervenir en los centros.

¿Qué es acoso?

“Lo primero que debemos hacer es distinguir el acoso de lo que no lo es, porque es verdad que los niños se pelean y a veces se hacen daño si juegan a lo bruto, tienen comportamientos indeseados y se faltan el respeto”, afirma la psicóloga infantil Silvia Álava. “Cuando hablamos de acoso, tiene que existir una intención de hacer daño de manera completamente intencionada, deliberada y continuada, y que se dirija siempre al mismo alumno”. Y que exista, además, un desequilibrio de poder entre el acosador y el acosado, que se siente inferior al otro y que ve cómo la situación de acoso afecta seriamente a su autoestima. Los tipos de agresión más frecuentes, según el informe Anar, son los insultos, motes o burlas (86,3%); la difusión de rumores (46,9%); los empujones o collejas (45,3%); el aislamiento (44,9%), los golpes y patadas (38%); y las provocaciones 30,9%).

1. La prevención

Actuar frente al acoso empieza necesariamente con la prevención y, por ello, cualquier acción preventiva ha de abarcar toda la comunidad escolar, desde el clima del aula hasta el de todo el colegio e incluso de las familias. Y hacerlo sin olvidar que hablar de acoso es hablar de la víctima, pero también del acosador y del resto de compañeros, que muchas veces adoptan el rol de testigos mudos frente a la agresión. Por eso, el primer factor que hay que trabajar es el respeto: “Uno de los problemas que tiene el acoso es que no implica únicamente a un niño que acosa a otro; también están los compañeros que lo ven y no dicen nada o que incluso le refuerzan, aplaudiéndole por detrás”, explica Álava. A la primera señal de una falta de respeto en el aula, afirma, es necesario que el alumno o alumna afectados puedan pararlo; que los compañeros también lo puedan frenar; y que, si es necesario, se lo digan al adulto responsable del aula. “Tenemos que pensar que la mayor parte del acoso es encubierto, porque ocurre a espaldas de los adultos”, añade.

Autonomía, asertividad e inteligencia emocional

Pero la prevención es un proceso que ha de empezar en casa, trabajando la autonomía, la asertividad y la inteligencia emocional de los pequeños desde muy temprano, “para que sean capaces de decir qué es lo que quieren, piensan, desean u opinan, pero sin imponerlo; y que tampoco se queden callados o inhibidos”, recomienda Álava. Esto no solo ayudará a que haya menos víctimas; también hará que surjan menos acosadores. Ahora bien, ¿cómo trabajar esa asertividad a nivel familiar? “Lo primero que hay que hacer es crear un clima de confianza, donde los niños se atrevan a compartir lo que está ocurriendo en la escuela. Ellos tienen que sentirse escuchados en casa, y que vean que a su familia le importa lo que está pasando y que los van a escuchar. Y eso implica crear espacios donde conversar”, añade. La experta sugiere usar el tiempo dedicado a la cena familiar: ya que estamos todos juntos en casa, mejor cenar juntos y contarse lo que está sucediendo.

Predicar con el ejemplo

Suele decirse que hay que predicar con el ejemplo, y esto es aquí más cierto que nunca. El modelo que los niños tengan en casa influirá de manera directa en su conducta futura, porque ellos tienden a copiar a sus adultos de referencia: su padre y madre, su profesor o profesora… Y si queremos que sean asertivos, es importante que sus progenitores también lo sean. “Pero si yo soy una persona que tiendo a faltar el respeto, y hablo despectivamente desde que pongo la tele, ¿qué pasa? Que mi hijo o hija pensarán que eso es normal”, explica Álava. Y cuidado con la sobreprotección: los menores criados con un estilo educativo sobreprotector tienen más probabilidades de acabar siendo víctimas de acoso.

¿Cómo actuar respecto a las redes sociales? 

Es importante no caer en el error de repudiarlas, porque el entorno digital es una parte esencial de sus vidas que no podemos pretender ignorar. Pero, para evitar el abuso de las mismas, “lo que sí podemos hacer es, desde pequeños, acompañarlos en su correcto uso. En función de su edad, poner una limitación de tiempo; y al principio nos tendremos que sentar a su lado, ver en qué páginas y redes sociales se mete y qué tipo de comentarios está dejando, para que aprendan que el respeto y la tolerancia también han de estar presentes en internet”.

2. La detección

¿Qué factores pueden indicar la presencia de acoso escolar? Aunque hay muchas diferencias individuales, está claro que el bullying será siempre una situación tremendamente angustiosa y ansiógena para el menor, y eso transpirará en su conducta. “Vamos a ver muchos síntomas de ansiedad: desde que nos digan por la mañana que les duele la cabeza o la tripa (es decir, dolores somáticos), llegando incluso a vomitar, a que experimenten cambios de hábitos, como que no quieran ir al colegio o coger la ruta escolar o que insistan en que los acompañes. O cuando, por ejemplo, hay una excursión con el colegio y ponen excusas para no ir”, argumenta la psicóloga.

Cambios

También pueden producirse cambios de naturaleza muy diversa que abarcan desde el carácter a la alimentación o los hábitos de sueño. “Puede que, por ejemplo, esté más irritable, más retraído, más angustiado o más triste; que de repente tenga ataques de rabia o que se eche a llorar, pero que cuando le preguntes, ponga excusas y diga que no pasa nada”, desgrana Álava. Puede suceder que, por la noche, le cueste conciliar el sueño, y que durante el día haya una excesiva somnolencia; que experimenten alteraciones del apetito, bien debido a una excesiva somnolencia o a que, por el contrario, coman con demasiada ansiedad; o que se muestre más distraído, olvidadizo o con baja seguridad y autoestima. “E incluso podemos llegar a observar comportamientos agresivos en casa con los hermanos más pequeños, donde reproduce ese tipo de comportamiento”, remacha la especialista.

3. Cómo actuar en caso de acoso

Lo primero de todo es no perder tiempo otorgando culpabilidades: ni a ti como padre o madre, ni al niño, niña o adolescente. No es el momento de culpabilizar, sino de escuchar y de tener una comunicación abierta. “Es decir: cuéntame qué es lo que ha ocurrido. Intenta hacer preguntas lo más abiertas posibles; no cerradas, para que te puedan oír y contar. Es el momento de validar sus emociones, no de dar soluciones. Y en ese ‘te escucho’, te escucho y te pregunto cómo te sientes hoy; entiendo que estés frustrado; entiendo que estés enfadado; entiendo que estés triste y que tengas miedo… Lo último que necesita es que le echemos la bronca o que le digamos qué tiene que hacer, porque seguramente no está en disposición de hacer nada”, desgrana Álava. Se trata, en definitiva, de generar un clima de confianza.

Ayuda de los profesionales

El siguiente paso, continúa la psicóloga, sería ponerse en contacto inmediato con la escuela y solicitar la ayuda de los profesores: “Hay que mantener un contacto fluido con el colegio o el instituto, para que nos digan lo que se va a hacer o se está haciendo. Y, en paralelo, sería también bueno pedir ayuda externa para ayudarle a ser más asertivo. Enseñarle a defenderse, pero no desde la agresividad ni desde la violencia, sino desde el ‘yo te paro’ o del ‘soy capaz de decirte que esto no me gusta’, y que incluso pueda, en un momento determinado, ignorar al acosador: ‘Si la agresión está haciendo que tú te enfades y te piques, enséñale a pedir ayuda y hablar con el colegio”. Y, finalmente, intentar que abra su círculo de amigos, o al menos favorecer otros contactos más allá de ese entorno a través de actividades extraescolares, del barrio… “Si no puede ser en la escuela o en el instituto, que al menos sea en otro sitio donde se sienta bien”, concluye Álava.

FUENTE: ElPais.com

«Hay chicas que malinterpretan la igualdad y copian las conductas masculinas» Colaboración con el diario ABC

La grabación de las agresiones da a sus protagonistas «visibilidad y sentido de la pertenencia»

Por Érika Montañés @emontanes

Violencia llama a más violencia es un aforismo que no siempre se cumple. Entre los jóvenes, lo único que desmantela ese axioma es una educación positiva en valores y en resolución de conflictos por la vía pacífica porque «no tienen la madurez emocional necesaria» para no caer en arranques de agresivididad, insiste el especialista en Psicología de Adolescentes, Ángel Peralbo.

Tras conocer la agresión que se produjo ayer en el Instituto Francisco de Quevedo de Madrid, ninguno de los psicólogos infanto-juveniles consultados por este periódico ocultan que los muchachos están más expuestos que nunca a imágenes de rudeza y eso es jugar con fuego. No obstante, la doctora en Psicología Silvia Álava niega la mayor: las conductas violentas entre jóvenes siempre han existido, pero el elemento diferenciador es que en la actualidad muchos de ellos encuentran un estímulo inmediato en el hecho de que se les vea. «Se mueven por “el aquí y ahora”, en ningún momento empatizan con la víctima» ni muestran la menor solidaridad con su sufrimiento, apuntilla Álava.

Acoso en torno al aula

La del instituto de San Blas no es la única agresión dura que se ha conocido en los últimos años a las puertas de un centro educativo. En la Fundación ANAR reciben con frustración este tipo de grabaciones y comentarios con demasiada frecuencia. Gestionan también el Teléfono del Acoso Escolar (900 018 018) puesto en marcha por el Ministerio de Educación, y que registró casi 26.000 llamadas el año pasado. De ellas, más de 8.000 fueron casos reales de «bullying» en las aulas que merecieron ser investigados.

Además, los psicólogos tanteados por ABC exponen otra regla de oro: los jóvenes reciben un aluvión de entradas de información violentas, cada vez mayor a través de internet y los videojuegos, lo que, de manera inconsciente, va elevando su patrón de tolerancia hacia otros comportamientos igualmente severos. Ocurre como en el sexo, explican estos expertos en la mente del niño; si acostumbras a visionar imágenes de porno duro, en tus relaciones sexuales consentirás escenas de gran salvajismo y las concebirás naturales, explica Peralbo.

Normalizan la violencia

«Esa normalización de la violencia» es lo que está detrás, para el psicólogo juvenil Abel Domínguez, del proceder cada vez más virulento e incluso un tanto enfermizo desplegados por jóvenes de nuestra sociedad.

Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), el 90% de los jóvenes de 13 a 15 años tienen un «smartphone» en la mano en estos momentos en España. Su consumo no es corto: entre dos y cuatro horas al día. La doctora Álava no culpa a la telefonía ni a los videojuegos. «No se ha podido demostrar en un estudio la correlación significativa entre internet y su consumo y una mayor agresividad conductual entre los jóvenes. Lo que ocurre es que no son conscientes del daño que ocasionan, les reporta satisfacción personal difundirlos y un sentido de pertenencia» dentro del grupo afectivo en el que se mueven. A la postre, adquieren mayor visibilidad gracias al efecto multiplicador de la redes.Sucede como en el sexo: con el consumo de porno duro, los jóvenes naturalizan también la violencia sexual

¿Y el género, también influye? ¿Son las chicas cada vez más agresivas? Este punto sí despierta consenso entre los especialistas: las mujeres siempre han desarrollado cierta agresividad, no tan física como los hombres. Es más manipulativa, es violencia verbal. Lo que sucede, incide Álava, es que ellas han malinterpretado la igualdad y copian comportamientos netamente masculinos.

Peralbo, autor de «De niñas a malotas» (Esfera de los Libros), reseña que hombres y mujeres se han equiparado en conductas de riesgo, pero sin que se correspondan con perfiles a priori agresivos. Muchas veces, afirma, peleas lamentables como la última en Madrid las protagonizan niñas que no suelen presentar actitudes tan abruptas.

FUENTE: Diario ABC

¿Responsabilidad moral en las redes sociales? Colaboración en el programa España Directo

Hay que tener mucho cuidado al compartir vídeos que tengas sospecha que puede haber sido grabados sin el consentimiento de las personas protagonistas. Como se ha demostrado pueden tener graves consecuencias.

Pincha en la foto para ir ver el vídeo:

España Directo - Silvia Álava - Redes Sociales - Acoso

No es una broma, es un delito: esto te puede pasar si difundes un vídeo sexual sin autorización. Colaboración con el diario Público.

Por NOELIA TABANERA @Tabbita

Verónica, la mujer de 30 años, casada, madre de dos hijas y trabajadora de la fábrica de camiones de Pegaso-Iveco en Madrid, se quitó la vida este sábado después que sus compañeros de trabajo compartiesen de forma masiva un vídeo sexual que la mujer se grabó hace cinco años. En estos casos, según el Código Penal, aquellos que hayan compartido estas imágenes sin autorización pueden enfrentarse a una pena de entre tres meses y un año de cárcel. 

«Todos los que han difundido este vídeo deberán ser investigados por haber cometido un delito contra la intimidad, según el artículo 197.7 del Código Penal«, ha explicado el abogado Carlos Sánchez Almeida a Público. Este artículo dicta que la pena será de prisión de tres meses a un año o multa de seis a doce meses para quien «sin autorización de la persona afectada, difunda, revele o ceda a terceros imágenes o grabaciones audiovisuales de aquella que hubiera obtenido con su anuencia en un domicilio o en cualquier otro lugar fuera del alcance de la mirada de terceros, cuando la divulgación menoscabe gravemente la intimidad persona de esa persona» .

«La intimidad sexual es un derecho personalísimo, si la víctima no denunció es dudoso que lo pueda hacer la familia con la actual redacción del Código Penal»

La Policía ya ha abierto una investigación sobre el suicidio de Verónica. Pero en este caso podría complicarse porque no existe una denuncia de la persona afectada. «La intimidad sexual es un derecho personalísimo, si la víctima no denunció es dudoso que lo pueda hacer la familia con la actual redacción del Código Penal, que exige denuncia de la agraviada», explica Almeida. Por ello, la Policía ya ha confirmado que llevará a cabo una investigación de oficio y así perseguir la extorsión o delito contra la integridad moral. Los agentes están analizando el vídeo que se filtró y comprobando quiénes lo compartieron y si la mujer pudo sufrir acoso por este motivo por parte de algunas personas de Iveco.

Desde un punto de vista psicológico, son culpables “todas y cada una de las personas que visualizaron el vídeo, no lo denunciaron y encima lo compartieron”, apunta la doctora en psicología clínica y de la salud, Silvia Álava. En declaraciones a este diario explica que se trata de una mala praxis. “Cuando recibes el vídeo te puede parecer gracioso, pero si no existe autorización de la persona, lo que hay que hacer es denunciarlo” insiste. Álava apunta que se trata de una situación de acoso “que va más allá de que los testigos sean mudos”. “No lo denuncian, sino que lo promueven, por lo que atentan así contra la dignidad de la mujer”, concluye.

Ante la gravedad de los hechos, el Ministerio Fiscal ya ha abierto una investigación a fin de esclarecer todos los presuntos delitos cometidos. Habrá que ver si Verónica ha sufrido algún tipo de chantaje que, en ese caso, se habría violado el artículo 169 del Código Penal sobre amenazas, que indica que «el que amenazare a otro con causarle a él, a su familia o a otras personas con las que esté íntimamente vinculado un mal que constituya delitos de homicidio, lesiones, aborto, contra la libertad, torturas y contra la integridad moral, la libertad sexual, la intimidad, el honor, el patrimonio y el orden socioeconómico » será castigado o con la pena de prisión de uno a cinco años de cárcel —si se hubiera hecho con fines lucrativos— o de seis meses a dos años cuando la amenaza no hubiera sido condicional. 

Lo primero que hay que hacer si se recibe un vídeo de estas características es ponerlo en conocimiento de las autoridades para que un juez pida su bloqueo .

También tendrá que investigarse si la víctima ha sufrido algún tipo de coacción que en ese caso se habría violado el artículo 172, en el que se indica que «si se trata de una persona especialmente vulnerable por razón de su edad, enfermedad o situación, se impondrá la pena de prisión de seis meses a dos años». 

Almeida insiste en que hay que revisar el «Código Penal para evitar la difusión en redes sociales de vídeos íntimos y de menores». «En España la sociedad en general tiene la costumbre de ‘la manada‘, es decir, de difundir vídeos sin pensar», explica. «La gente tiene que ser consciente —añade— es una falta de educación y también de respeto a los derechos humanos«. «Tenemos que ser consciente de todo el mal que se causa a la intimidad, sobre todo a menores, por lo que hay que abstenerse de pasar estos vídeos sin autorización y lo primero que hay que hacer es ponerlo en conocimiento de las autoridades para que un juez pida el bloqueo de las imágenes», insiste.

No es un asunto privado 

«La denigración de una trabajadora en su puesto de trabajo no es un asunto privado», recuerda Almeida. CCOO ha anunciado que denunciará a Iveco por no tomar medidas una vez que Verónica notificara lo ocurrido. Se produjo una reunión entre el sindicato, la trabajadora y la compañía. La respuesta fue que se trataba «de un asunto personal y no de ámbito laboral». En este sentido, el abogado apunta que «si la empresa tenía constancia, y era un asunto vox populi, se debería haber abierto una investigación puesto que se trata de una difusión masiva de un sujeto vulnerable». 

Además, Almeida recuerda que, en el caso de que las imágenes se hayan obtenido sin autorización, por ejemplo, a través de una cámara oculta, la pena puede ascender hasta los siete años de cárcel. 

FUENTE: Publico.es

Una empleada de Iveco se suicida por un vídeo sexual suyo compartido por sus compañeros. Colaboración con ElEspañol.com

Verónica se quitó la vida el pasado sábado en Madrid porque las imágenes, filmadas hace cinco años, llegaron a manos de su marido.

Por Lucía Vinaixa

Verónica, de 32 años, trabajadora de la fábrica de camiones CNH Industrial, propiedad del grupo Iveco, en Madrid, se ha quitado la vida después de que sus compañeros compartiesen un vídeo sexual que la mujer se grabó hace cinco años.

Según ha adelantado el programa Espejo público, los hechos ocurrieron el pasado lunes, cuando numerosos trabajadores de Verónica comenzaron a difundir «masivamente»  las imágenes entre sus compañeros. Se trata de una empresa de automoción multinacional con más de 2500 personas contratadas.

Imagen de archivo de la multinacional de camiones situada en Madrid,

Lo que más le preocupaba a la víctima era que las imágenes llegasen a su marido ya que fueron filmadas cuando ella aún no se había casado. La mujer se enteró a mediados de semana, pero no fue hasta el viernes cuando su pareja recibió el vídeo.  Fue en ese momento cuando Verónica decidió abandonar momentáneamente su lugar de trabajo ya que estaba sufriendo una profunda crisis de ansiedad. La presión pudo con ella y el sábado decidió quitarse la vida. 

Según han indicado dos compañeros de la fallecida pertenecientes al sindicato CGT, «Verónica no tenía pensado denunciar. Únicamente quería que la historia pasase e intentar estar otra vez tranquila«. 

Según han indicado dos compañeros de la fallecida pertenecientes al sindicato CGT, «Verónica no tenía pensado denunciar. Únicamente quería que la historia pasase e intentar estar otra vez tranquila«.

Desde el sindicato se han mostrado muy conmocionados por la noticia y exigen responsabilidades. Por un lado, por parte de la propia fábrica al no haber hecho nada desde un comienzo, y, por otro, también de los propios trabajadores al haber difundido las imágenes. «Es un tema de responsabilidad personal de todos y cada uno de los compañeros de Verónica», ha indicado uno de los portavoces de CGT. 

La importancia de no convertirse en testigo mudo

Silvia Álava, doctora en psicología clínica y de la salud, ha indicado en una conversación telefónica con EL ESPAÑOL, que moralmente «la responsabilidad es de todas aquellas personas que compartieron el vídeo. Todas tienen su parte de culpa en cómo han hecho sentir a esa mujer. En mayor y menor grado». La experta lo compara con cualquier caso de acoso escolar, donde es tan responsable el niño que lo acosa como quien lo graba con el móvil.

Además, insiste en no convertirse en un testigo mudo. «Es importante denunciar este tipo de situaciones». 

Por otro lado, Álava también subraya que no todo el mundo se toma las cosas igual. «Todo depende de la personalidad, de la situación en la que vives y en cómo eres capaz de procesar una situación así», añade. No obstante, lo que sí que está claro es que difundir este tipo de imágenes «genera una sensación deviolación de la intimidad y de no control en la persona». 

La psicóloga expresa la importancia de hacer una labor de concienciacion: «Hay que concienciar a la sociedad en no compartir este tipo de contenidos. Puedes hundir la vida de una persona y las consecuencias pueden ser devastadoras«. 

FUENTE: elespanol.com

Taller “Mi cuerpo es mío” entrevista para Palestra

Silvia Álava, Directora del Área Infantil del Centro de Psicología Álava Reyes

“Cuando los casos son visibles, muchos adultos abusadores al saber que podrían ser denunciados, paran de inmediato”

Psicóloga Silvia Álava

Las psicológas Silvia Álava y Margarita Montes impartirán el próximo 10 de marzo en Madrid el taller “Mi cuerpo es mío” dentro del plan de actividades formativas del Club Deportivo Palestra Atenea. La entrada al taller es gratuita y tiene como objetivo dar pautas a los padres para prevenir y actuar ante el abuso sexual.

El papel de los padres y educadores mediante campañas en escuelas deportivas es principal para comenzar a dar visibilidad a una cuestión que afecta a todos. Algo que sabe muy bien la psicológa Silvia Álava con quién hemos hablado sobre este grave problema.

Silvia Álava es Directora del Área Infantil del Centro de Psicología Álava Reyes. Está acreditada por la Consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid como Psicólogo General Sanitario. Especialista en Psicología Clínica y Educativa; especialista en Psicoterapia, con el Certificado Europeo (EFPA), y divulgadora científica. Autora, entre otros libros, de “Queremos que crezcan felices” y “Queremos hijos felices”.

1.- ¿Se está trabajando lo suficiente dentro de las escuelas para detectar y prevenir los abusos sexuales a menores?

En las escuelas, durante la primaria es prácticamente inexistente la educación afectivo sexual. Lo habitual es que desde los centros esperen que se realice desde casa y a la vez en familia se asume “que ya se lo contarán en el colegio”. Hasta tercero o cuarto de primaria no suele haber mención alguna y cuando ya por fin se habla de ello, la información suele girar en torno a temas anatómicos y reproductivos (aparato reproductor) sin incluir la esfera afectiva y relacional. En algunos centros, a lo largo de la secundaria se realizan talleres de sexualidad, pero en esta edad, los chavales, como la curiosidad les urgía, ya han tenido muchísima información procedente de Internet inadecuada o descontextualizada, y sobre todo, sin incluir la parte afectiva inherente a las relaciones humanas. Si no realizamos educación afectivo-sexual con los niños, lo más probable es que Internet sea su primer contacto con el mundo de la sexualidad, con los peligros que ello conlleva.

2.- ¿Se está dando visibilidad a este problema o sigue siendo un tema tabú?

Se está dando mucha más visibilidad en prensa y telediarios. Casi cada día hay noticias relacionadas con algún caso. Esto es positivo, porque evitar el secretísimo y el tabú es una parte fundamental de la ecuación del abuso. Cuando los casos son visibles, muchos adultos abusadores al saber que podrían ser denunciados, paran de inmediato.

3.- ¿Qué síntomas pueden presentar los niños que son víctimas de abusos sexuales?

Una pista crucial son los cambios bruscos de notas, de comportamiento, problemas para conciliar el sueño, disminución del apetito… No obstante, no olvidemos que la sintomatología debe ser valorada por un profesional, porque a veces se mezcla o se confunde con la de otros trastornos, o puede ser debida no a abuso sexual si no a una exposición a pornografía.

4.- ¿Por qué son necesarios talleres como “Mi cuerpo es mío” destinado a padres que tienen sus hijos en una escuela deportiva?

No podemos obviar que un entorno de niños es siempre llamativo para los abusadores, y además pueden darse circunstancias de cambios de ropa en vestuarios, o proximidad y contacto  físico que es más difícil en otros contextos como el aula.

5.- ¿Hay un gran desconocimiento por parte de padres y familiares de las situaciones de riesgo que pueden favorecer los abusos sexuales?

Rotundamente. Los padres asumen con naturalidad las clases de educación vial, por ejemplo, sin pensar que por ello sus hijos estén en riesgo constante de ser atropellados. Pero creen que, con información sexual, los niños “se animaran a practicarlo” algo que en realidad no ocurre. Los niños resuelven sus dudas y vuelven a sus juegos de niños.

6.- ¿Cómo deberían de actuar los padres si detectan que su hijo puede ser víctima de abusos?

En estos casos, lo mejor siempre es contactar con un experto, dado que nos va a aconsejar sobre la mejor forma de actuar y no va a contaminar el testimonio del niño. Lo primero: creerle, no interrogarle y proteger al menor rompiendo contacto visual con el agresor.

FUENTE: Palestra Atenea