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Decálogo para conseguir que los niños estudien solos desde pequeños. Colaboración con Nosotras.com

Hoy en día un error muy común en los padres es cargarse con la responsabilidad de los deberes de los niños. En el Centro de Psicología Álava Reyes, a menudo vemos a padres que están demasiado preocupados por los deberes de sus hijos, hasta el punto que les afectan más a ellos las notas y los suspensos que a sus hijos. Esto no ayuda a los niños, porque ¿Para qué voy a asumir una responsabilidad, si se que ya la ha asumido mi mamá o mi papá?

Os dejo estos consejos para no permitir que la situación nos supere:

  1. Desde pequeños deben responsabilizarse de sus cosas: que no vean que no es necesario recoger sus juguetes o estar pendientes de ellos porque otros adultos los van recoger o guardar. Gracias a esto, cuando llegue la hora de estudiar o de hacer deberes, entenderán mejor que se trata de su responsabilidad.
  2. Cada cosa tiene un sitio. Establezcamos con el niño dónde vamos a poner cada cosa, y mantengamos su sitio. Mantener el orden exterior, ayuda a la concentración, y amuebla el cerebro.
  3. Trabajemos los hábitos desde bien pequeños, no esperemos a que sean ‘mayores’. Todos los días nos podemos sentar un ratito a trabajar en la mesa de estudio, en el mismo sitio a la misma hora a leer, hacer letras…
  4. Establezcamos tiempos cortos de trabajo y poco a poco vayamos alargándolos según la edad y sus obligaciones. No pretendamos que los niños estén horas trabajando ellos solos. Se pueden fijar periodos de trabajo de 20-25 minutos, y después establecer un descanso de 5 minutos.
  5. Utilicemos un sitio fijo de estudio. No vale hacer cada día los deberes en un lugar diferente. Lo ideal sería poner una mesa en su habitación, que tenga una buena iluminación, con la superficie lisa.
  6. Sobre la mesa de estudio solo  debe de estar el libro a estudiar y el estuche. No debe de haber ningún elemento distractor, como otros libros, ordenador, móvil, juguetes, figuritas…Se trata de evitar distracciones y fomentar la atención plena, tan de moda en estos últimos tiempos.
  7. La televisión siempre debe de estar fuera del cuarto de estudio. Y los móviles, ordenadores, reproductores de música, deben de estar fuera y apagados.
  8. Hay que sentarse todos los días en la mesa de estudio a la hora pactada. -Mismo sitio, misma hora-, siendo puntual a la hora de empezar y terminar de estudiar.
  9. Mantener la postura correcta, sentado en la silla, pies en el suelo y espalda recta. Nada de tumbado sobre la mesa, mal sentado o estudiar en la cama.
  10.  Trabajar la autonomía del niño. Los padres no tienen que estar con los niños haciendo los deberes. Tienen que aprender desde pequeños que los deberes son su responsabilidad, que los tienen que hacer ellos solos. Papá y mamá resuelven las dudas, pero no están sentados a tu lado.
Sílvia-Alava

 Silvia Álava Sordo es directora del Área Infantil Centro de Psicología Álava Reyes y autora del libro “Queremos Hijos Felices. Lo que nunca nos enseñaron” de la Editorial JdJ editores y Actitud de Comunicación.

«No se pueden delegar las necesidades emocionales de los niños. Hay que estar con ellos»

Escribió el Premio Nobel Jose Saramago: “… hijo es un ser que Dios nos prestó para hacer un curso intensivo de cómo amar a alguien más que a nosotros mismos, de cómo cambiar nuestros peores defectos para darles los mejores ejemplos y, de nosotros, aprender a tener coraje. Sí, ¡eso es!; ser madre o padre es el mayor acto de coraje que alguien pueda tener, porque es exponerse a todo tipo de dolor, principalmente de la incertidumbre de estar actuando correctamente y del miedo a perder algo tan amado. ¿Perder?, ¿cómo?, ¿no es nuestro?, fue apenas un préstamo …el más preciado y maravilloso préstamo ya que son nuestros sólo mientras no pueden valerse por si mismos, luego le pertenece a la vida, al destino y a sus propias familias. Dios bendiga siempre a nuestros hijos, pues a nosotros ya nos bendijo con ellos”.

FOTO: Silvia Álava
FOTO: Silvia Álava

Por MARÍA ALMODÓVAR. SANTIAGO

¿Estamos obsesionados con la felicidad, Silvia? ¿Se les transmite a los pequeños de la casa la idea de tener que ser felices todo el rato, cuando eso no es posible?

Eso es así. Y lo que hacen algunos padres es meterlos en una burbuja de sobreprotección para que no se traumaticen. Otros le dan todo lo que a ellos les hubiera gustado tener de pequeños.

Y con eso no nos estamos dando cuenta de que les impedimos que se desarrollen correctamente y aprendan a ser autónomos, a ser eficaces, a resolver las cosas por sí mismos tanto a nivel ejecutivo (niños que no saben atarse los zapatos o que no se duchan solos), pero también un poco a nivel emocional. No hay que frustrar a los niños gratuitamente. Si no saben hacer las cosas, tenemos que quedarnos a su lado y acompañarlos. ¿Pero qué es lo que pasa cuando lo hacemos nosotros? Pues que no los estamos dotando de herramientas ni técnicas ni recursos suficientes para que se puedan valer por sí mismos. Eso, a la larga, les genera una gran infelicidad.

Pero también es cierto que muchos padres pasan mucho tiempo fuera de casa y tienen sentimiento de culpa, frustración… Y les dicen que sí a todo.

Claro, y por eso de esa forma intentan compensar de algún modo comprándoles más cosas. Es necesario trabajar el peso de la culpa para ser capaces de llegar a casa y decir no cuando la situación lo precisa, o cuando hay que hacer otras cosas.

Pero también a veces lo que hay es un mal entendimiento del amor paternal y maternal. Y ahí están los hiperpadres, que quieren estar superpresentes en todo momento.

¿Al final es cierto que los niños lo que piden es tiempo?

Los niños lo que están pidiendo muchas veces es tiempo de estar con sus padres. Para educar hace falta tiempo y también paciencia. Es importante que los niños aprendan por sí solos y para eso se van a equivocar porque nadie nace aprendido. Lo que tenemos que hacer es poner nuestra mejor sonrisa y decirles que no pasa nada y lo volvemos a intentar porque el error es una fuente de aprendizaje.

Pero si demonizamos el error o no le corregimos porque perdemos mucho tiempo, entonces no le permito que se equivoque. Dramatizamos mucho y no les estamos enseñando recursos y fuerzas para enseñar a levantarse, no evitar tanto que se caiga.

¿Crees que la definición de ‘hijo’ que hizo José Saramago deberíamos tenerla presente?

Es muy importante saber qué es lo que está ocurriendo, que hay muchos padres que se están realizando a través de sus hijos en lugar de realizarse por sí mismos. Y tengo la vida de mi hijo totalmente programada y teledirigida hacia donde yo creo que tendría que ir. Nos olvidamos a veces de qué es lo que necesita o lo que quiere ese niño. Porque en la vida va a ser lo que él quiera, no lo que tú has decidido. Está muy bien volcarse, darles todo nuestro amor, pero la educación se basa en potenciar todas sus virtudes y mitigar sus defectos porque queremos que sean la mejor versión de sí mismos. Y yo voy a estar aquí como padre, como madre, para conseguirlo. Pero cuidado cuando pienso que tengo que ser yo el que elija en todo momento o que yo esté siempre en posesión de la verdad. Te diré cuál el camino que creo que es mejor, pero tendré que dejarte libertad, aunque sea simplemente para equivocarte.

Y en ese caso, ¿crees que los padres se dan cuenta de ese comportamiento? Ellos seguramente ven que eso es normal.

Muchas veces es que los padres no se están dando cuenta. Por eso se habla de malentender el amor. Y muchas veces también hay mucho miedo. Y como tengo miedo de que le pueda pasar algo, hoy en día la vida es muy complicada, tengo miedo de que yo no pueda estar ahí. Y entonces, por intentar controlarlo todo al máximo, estoy ­permitiéndole que no desarrolle una serie de competencias, de habilidades, de recursos. ¡Mucho cuidado con el miedo, que no nos deja educar en libertad!

¿Qué le puede ocurrir a un hijo con un progenitor ausente y con el que solo habla por teléfono? ­¿Existen los ‘telepadres’?

Los psicólogos siempre decimos que los niños necesitan la figura de sus padres. Es muy importante pasar tiempo de calidad, no tanto la cantidad, pero hay que estar una mínima cantidad. Es verdad que a veces no la puedes incrementar, pero hay un mínimo. Las necesidades emocionales de los niños no se pueden delegar. Tú puedes delegar si no estás en casa que una persona haga la cena o limpie la casa, pero la necesidad emocional no. Y qué es lo que ocurre. Que hay que estar, aunque no las 24 horas del día.

¿Y si hablamos de padres que ­tienen hijos con alguna ­discapacidad? ¿Cómo son? ¿Cómo tienen tanta fortaleza?

Estos padres merecen una mención aparte porque no tienen muchas veces una capacidad para sobreponerse a las situaciones. Son un ejemplo de admiración, porque no solamente luchan por su hijo, sino por integrarlos en la sociedad y que esta se prepare para ellos. Hoy en día la sociedad ha mejorado muchísimo, cada vez le damos más visibilidad, pero todavía queda muchísimo que hacer. Y al final los que luchan cada día por que esto se consiga son los papás y las mamás con niños con discapacidad. Y deberíamos hacerlo todos. Al final sí que tienen mucha fortaleza porque o lo hacen ellos, o si no, es complicado que otra persona lo pueda hacer. Luchan por sus hijos y por todo el colectivo de niños. Muchas veces la fortaleza la sacan porque saben que para su hijo es necesario.

La comunicación tiene un papel esencial para construir una buena relación. ¿Le damos la importancia que merece?

Yo creo que no. No somos conscientes de la importancia que tiene porque comunicar es más que hablar. Muchas veces comunicamos sobre la marcha, con prisas, de cualquier forma, y no.

¿Cómo hacer una comunicación afectiva efectiva?

Hay que pensar que el valor de la comunicación lo da el que escucha. Si tú piensas que has hablado de forma perfecta, pero la otra persona no lo ha entendido, no sirve. Es fundamental practicar una escucha activa, es decir, que cuando te estoy escuchando, solo estoy pendiente de ti. Y vamos a preguntar todas las dudas que tengamos. A mí me parece también fundamental utilizar el feedback. Hay que tener muy en cuenta la comunicación no verbal (cuáles son nuestros gestos, el tono de voz, nuestra cara, la mirada…). Hay muchas cositas que podemos mejorar.

Otra cosita que se nos olvida es el miedo al silencio. Hay personas que tienen que rellenarlo con muletillas, con frases hechas. A veces el silencio puede decir más que muchas palabras.

Y no nos olvidemos de que la comunicación tiene que ver con los sentimientos. Muchas veces los malentendidos no suelen venir de la parte racional. Y cuando son de ese tipo se resuelven muy rápido, pero cuando van en relación con los sentimientos, es otra cosa.

COMUNICADORA Y ESCRITORA Escribió el Premio Nobel Jose Saramago: “… hijo es un ser que Dios nos prestó para hacer un curso intensivo de cómo amar a alguien más que a nosotros mismos, de cómo cambiar nuestros peores defectos para darles los mejores ejemplos y, de nosotros, aprender a tener coraje. Sí, ¡eso es!; ser madre o padre es el mayor acto de coraje que alguien pueda tener, porque es exponerse a todo tipo de dolor, principalmente de la incertidumbre de estar actuando correctamente y del miedo a perder algo tan amado. ¿Perder?, ¿cómo?, ¿no es nuestro?, fue apenas un préstamo …el más preciado y maravilloso préstamo ya que son nuestros sólo mientras no pueden valerse por si mismos, luego le pertenece a la vida, al destino y a sus propias familias. Dios bendiga siempre a nuestros hijos, pues a nosotros ya nos bendijo con ellos”.

FUENTE: El Correo Gallego

Cuando el sueño del bebé mantiene en vela a la familia. Colaboración con El Correo

¿Es verdad eso de que los niños duermen del tirón? ¿O es más real eso de que se despiertan cuatro o cinco veces? Un pediatra y una psicóloga opinan

Por YOLANDA VEIGA

Se acordarán los talluditos de Cleo, Teté, Maripí, Pelusín, Colitas y Cuquín, los peques de la televisiva familia Telerín. Aquella cuadrillita que en los años 60 se llevaba a los peques a la cama a una hora prudencial. Y en un abrir y cerrar de ojos, nunca mejor dicho, esas criaturas ya estaban dormidas: ‘Zzzzz’… la noche del tirón. Sí, es ficción. Bien lo saben esos padres y madres angustiados porque la niña duerme mal. O se despierta cada poco, o solo se duerme al pecho, o con el chupete, o en la cama con aita… Carlos González ha visto de todo esto y más. Como pediatra y como padre de tres niños. Y la experiencia por ambos lados le ha hecho llegar a una conclusión francamente tranquilizadora: «No sé si tu hijo recogerá los juguetes o aprobará con notable el Bachiller, pero lo que sé seguro es que comerá y dormirá». Ahora bien, cuándo y cómo es lo que trae de cabeza a muchas familias.

El sueño del bebé es algo que estresa mucho a las familias

Lo ve todos los días en su consulta Silvia Álava, del gabinete psicológico Alava Reyes. «El sueño del bebé es algo que estresa mucho a las familias porque una de las funciones del descanso en adultos es poner a cero los niveles de ansiedad. Si no dormimos nos entra nerviosismo y entramos en un círculo en el que la persona que tiene que transmitir calma al bebé le transmite angustia. Y eso lo perciben. «Así que el primer paso es la calma», coinciden ambos especialistas.

Otro punto de partida: a nuestra hija o nuestro hijo no le pasa nada. «Los pades somos víctimas de un engaño. Nos han hecho creer que lo habitual es que los niños duerman del tirón y no lo es. Probablemente con tres meses lo sea, pero a partir de los cuatro muchos empiezan a despertarse cada hora y media». Y es en ese momento cuando «los padres entran en pánico porque creen que no es normal».

Y empiezan los experimentos: le saco de la habitación, le duermo en brazos y luego a la cuna, le canto, le leo, le doy un masaje, le baño después de cenar… «Lo importante es que concretemos una rutina de sueño. El problema es que cada día hacemos una cosa y para que haya aprendizaje tiene que haber repetición», insiste Álava. Y ofrece una pauta que puede ser otra: «Cenar, un baño de agua templada, un masaje y cantar».

El debate de siempre, ¿el bebé en la cama o en la cuna, en la habitación de los padres o en la suya?

Carlos González: La recomendación médica es clarísima, hasta los seis meses el bebé debe estar en la habitación de los padres. Lo de la cama o la cuna ya es más delicado, aunque si la madre o el padre fuman, beben o son obesos, en la cuna. Si no se dan esas circunstancias es indiferente.

¿Y a partir de los seis meses? Silvia Álava apuesta por ir dejándole en su propio cuarto de manera progresiva. «No se puede hacer de un día para otro porque es la hecatombe, pero podemos probar a enseñarle a dormir solito acostándonos con él o con ella en la cama. Le tocamos, le hablamos suave… hasta que se duerma. Cuando hayamos conseguido eso le acompañamos hasta que se quede dormido pero ya no tumbados, sino sentados en una silla, que iremos retirando poco a poco hasta lograr que no sea necesario que estemos con él o con ella».

Carlos González, sin embargo, rechaza los métodos de manual, empezando por ese que defiende que les dejes llorar hasta que se cansen y se duerman. «Yo no digo que no funcione, pero ¿quieres que tú hijo aprendar a dormir así? ¿Quieres enseñar a tu hijo que pese a que llore no vas a ir? Porque yo no quiero. Mi hija pequeña tiene 28 años y yo le he enseñado que en cualquier momentro del día o de la noche me puede llamar e iré. Ahora vive fuera y si me llamara de madrugada cogería un avión al día siguiente. Yo les diría a esas madres y padres preocupados que aprovechen, que es muy poco el tiempo en que los peques nos necesitan tanto y nos quieren con locura. Que dentro de unos años la preocupación será: ‘¿por qué no llama por teléfono más a menudo?’».

¿Y dormirles al pecho? ¿Duermen peor los que maman?

Carlos González: Hay algún pequeño estudio que defiende que los niños nada más destetarse duermen más, pero como norma general darle el pecho no hace que duerma peor.

Silvia Álava: Lo ideal es que no se duerman mientras maman. Tienen que aprender que el pecho es para comer, no es una herramienta para dormir. Ni un biberón.

Carlos González: A mí me hace gracia cuando la gente dice que le da un masaje y funciona. Estupendo, pero ¿cuándo se despierte a las tres de la mañana llorando, qué haces, te levantas y le das el masaje? Sin embargo, cuando una madre dice que la teta es mano de santo no se ve igual. ¡Pero si es más rápido, cómodo y barato!

Lo del masaje es opcional pero lo que genera consenso y no hay atisbo de duda es en la crencia de que al niño hay que proporcionarle un entorno sosegado antes de ir a la cama. «Si antes de acostarse está corriendo, gritando, viendo la tele… su nivel de actividad es importante y no se va a dormir». Así que «luces bajas, tono calmado, cuento o canción suave…».

A la preocupación de que se duerma pronto se suma otra: ¿cuántas horas debe dormir? ¿de cuánto tiene que ser la siesta? A estas preguntas responde Carlos González con un experimento: «Busca fotos en Google de madres con sus hijos. Verás que en casi todas aparecen mujeres sonrientes diciendo algo al bebé. Ahora busca mujeres africanas con bebés y verás que en casi todas aparecen madres con los niños a la espalda haciendo labores mientras les llevan. A esos bebés su madres no les duermen, que solo es algo que solo hacen las madres occidentales y los anestesistas. Dormir es un verbo intransitivo, no dormimos a alguien. La gente se duerme. Y esos bebés africanos se duermen de manera natural mientras su madres hace otra cosa».

En todo caso, hay unos estándares respecto a las horas de sueño que se cumplen casi siempre. Aunque hay algo mejor que los estándares, advierte González. Y es la seguridad de que «cada niño duerme lo que tiene que dormir». Aunque, matiza la psicóloga, «en nuestro país tendemos a dormir poco». Lo que supone un problema más «en la adolescencia que en la infancia».

Si quieres más información o asesoramiento de este u otros temas no dudes en ponerte en contacto conmigo.

FUENTE: Diario El Correo

¿Eres una madre o padre helicóptero? En Cadena Dial

Por Nuria Serena

Lo eres si contestas “” a cualquiera de estas tres preguntas:

  • ¿Estás pendiente de las necesidades de tu hijo de forma constante?
  • ¿Te angustia el futuro de tu hijo?
  • ¿Estas obsesionado con el rendimiento académico de tu hijo?

Pues si has hecho triplete, tu hijo y tú tenéis un problema, eres una madre o padre helicóptero.

Una madre o padre helicóptero es aquella o aquel que sobrevuela constantemente sobre la vida de su hijo:

le acompaña a una entrevista de trabajo, rellena solicitudes y formularios por él, está preocupado por satisfacer a todas horas sus necesidades, sus deseos y le angustia su futuro.

El término es muy popular en EEUU -donde uno de cada 10 estudiantes tiene este tipo de padres- y, como todo, de unos años a esta parte, el “fenómeno” ha llegado también a España.

Buena parte de culpa la tiene la permanente “crisis” que ha inmerso a las familias en una inseguridad por el futuro. La frase “nuestros hijos vivirán peor que sus padres” es un “mantra” que todo el mundo ha interiorizado. Y esto provoca miedo a un crecimiento de las desigualdades sociales, lo que influye en la perspectiva que los progenitores tienen de la educación: más permisiva o más estricta.

Los padres deciden si utilizan un estilo autoritario, persuasivo o permisivo en función de los costes y beneficios que les reporta cada uno. En los años 60 y 70, por ejemplo, se llevaba ser permisivo, entre otras cosas porque los trabajadores poco cualificados ganaban casi tanto como los cualificados y los padres podían permitirse fomentar la imaginación y la independencia de los niños frente a otros valores, como el trabajo puro y duro.

La crisis y la desigualdad económica hacen a los padres más controladores con sus hijos

“Los últimos 30 años, por el contrario, se han caracterizado por una creciente desigualdad que se ha visto acompañada por el aumento de los rendimientos asociados a la educación. Los niños que no logran completar su educación ya no pueden aspirar a una vida de clase media y, en consecuencia, los padres han redoblado sus esfuerzos para asegurar el éxito de sus hijos”, explica Fabrizio Zilibotti, catedrático de Macroeconomía y Economía Política de la Universidad de Zurich.

Y es que la exigencia de los padres no siempre es bien trasladada y, en vez de acompañarles, les sustituye

Por eso, hay cada vez más madres/padres helicóptero, madres/padres apisonadora (que allanan el camino para que su hijo no tenga dificultades) y madres/padres guardaespaldas (que se convierten en la sombra de sus hijos para que nada ni nadie pueda dañarles).

Lo hacen con buena intención y con mucho cariño,

pero, en ese afán por controlarlo todo, acaban anulando la independencia y la autonomía de los críos. Según los expertos, éste es “uno de los mayores errores en la educación de los hijos”.

Los niños con padres sobreprotectores desarrollan menos competencias emocionales y a la larga son más inseguros, advierte la psicóloga Silvia Álava, autora del libro Queremos hijos felices.

En cada momento del crecimiento de la persona, ésta debe pelear por sus propias batallas. Debemos darnos cuenta de que no ayudamos a nuestros hijos dándoles la solución, sino prestándoles el apoyo desde fuera. Si en la adolescencia los chicos no toman decisiones, nunca tomarán la iniciativa y esto producirá disfunciones sociales tremendas en todos los niveles“, sentencia José Antonio Marina.

FUENTE: CadenaDial.com

Los beneficios del perdón. Colaboración con Padres y Colegios

Sabemos los múltiples beneficios que tiene la Educación en valores. Dentro de ellos, los psicólogos y educadores recomendamos trabajar el perdón, por la liberación que en muchos casos supone. Incluso hay terapias basadas en el perdón, tanto hacia los demás, como hacía uno mismo.

El perdón sirve para liberarnos. Para liberar la carga de la ofensa, pero también para aceptar la situación. Cuando alguien nos hace algo que no nos gusta, tenemos dos opciones:

1- Aceptar que todos somos humanos y que, como tales, nos equivocamos, y que esa persona merece nuestro perdón.

2- O, por el contrario, considerar, que la ofensa es muy grave y que lo que se nos hizo no merece que volvamos a compartir nada con dicha persona, entonces no somos capaces de perdonar.

Perdonar no implica olvidar, pero sí aceptar lo ocurrido, hablarlo tanto con la persona que nos hizo sufrir, como con nosotros mismos y lo más importante, liberarnos de la carga de la ofensa. Cuando somos rencorosos es como si cada uno de los agravios que recibimos fuese una piedra, cargáramos con ellas en nuestra mochila emocional. La vida está llena de situaciones complicadas, así que es bastante probable, que, con esa actitud, en poco tiempo, esa mochila de la que hablábamos esté tan llena, que no podamos con su peso, o que limite nuestra libertad de movimientos. Sin embargo, cuando somos capaces de perdonar dejamos de transportar esas piedras y vamos más ligeros de equipaje.

Existe un perdón que todavía nos cuesta mucho más pronunciar, el perdón hacia nosotros mismos. Cuando fallamos a alguien o nos equivocamos nos cuesta mucho reconocerlo y sobre todo dejar de fustigarnos por ello. Sin embargo, cuando somos capaces de perdonarnos, somos capaces de expresar y aceptar tanto nuestros sentimientos, como nuestros actos, evitando que las emociones se queden enquistadas e impidan nuestro correcto funcionamiento psicológico en el día a día. Perdonar nos permite deshacernos de pensamientos y de sentimientos negativos que nos hacen mucho daño. Por eso, debemos de buscar la fórmula para, no solo hacerlo bien, sino ser capaces de enseñárselo a nuestros hijos e hijas y a los alumnos y alumnas. No se trata de pedir perdón sólo usando la palabra. Se trata de encontrar ese desahogo, esa calma y esa liberación. Será entonces cuando podremos encontrar los beneficios que hemos comentado.

Cuando hemos herido a alguien, surge en nosotros el sentimiento de arrepentimiento. Ese sentimiento nos será de gran utilidad, y debemos aprender a reconocerlo con los niños y niñas, ya que sirve para darnos cuenta de nuestro error, darnos cuenta de que estábamos equivocados, y si lo identificamos correctamente nos induce a solventar la situación. Sabemos que hemos hecho daño a alguien y que la forma de repararlo para que se sienta mejor es pedir perdón. Esta idea es fundamental trabajarla con los más pequeños. Que no se queden sólo en la formula cortés de “decir perdón”, sino que entiendan las emociones que hay detrás de dicho acto.

Los beneficios del perdón

  • Mejora la calidad de nuestras relaciones sociales. Cuando somos capaces de perdonar, todos salimos ganando. Conservamos las amistades, pero también hacemos saber qué es lo que nos ha molestado y nos deja la oportunidad de enmendar la situación y actuar de forma diferente la próxima vez.
  • Se libera la carga emocional. A todos nos ha ocurrido que cuando hemos herido a alguien sentimos la necesidad de pedirle perdón. Es nuestra forma de intentar reparar lo que hicimos y que se sienta mejor. Sin olvidar que nosotros también nos sentiremos mejor porque sabemos que hemos hecho lo correcto. Lo más probable es que el sentimiento de alivio reemplace al de angustia.
  • Nos hace mejores personas. Cuando pedimos perdón y perdonamos no solo nos sentimos mejor con nosotros mismos, sino que damos al otro la oportunidad de redimir su error y de seguir siendo amigos. Es una fórmula para conseguir ser una mejor versión de nosotros mismos.
  • Nos permite hacer una labor de introspección y autovaloración. Para poder pedir perdón y perdonar tenemos que habernos parado a observar qué ha ocurrido, el por qué, qué nos hizo reaccionar de esa forma, darnos cuenta de nuestro error y valorar la forma de solventarlo. También estamos favoreciendo el pensamiento crítico.
  • Mejora la convivencia. Al perdonar desarrollamos habilidades sociales, ya que demostramos a los demás que somos comprensivos, que somos empáticos, que entendemos su error y que le damos la oportunidad o que nos la damos a nosotros mismos para cambiar y mejorar.

Otro de los beneficios del perdón es que nos hace más valientes. Implica enfrentarnos a la situación, evaluarla, hablarla, poner en práctica comportamientos asertivos y liberarnos de una carga emocional negativa. Inculcar a los niños y niñas el ser rencorosos fomentando la idea de que pedir perdón es humillarse, o que nos hace tontos, ingenuos, o que es no darse a valer, es algo de lo que nos podemos arrepentir. El perdón tiene múltiples efectos positivos que no tiene el sentimiento de rencor.

FUENTE: PadresyColegios,com

Si quieres darle la paga a tus hijos, esta es la forma correcta de hacerlo. Colaboración con TELVA

No le premies con dinero por cumplir con sus obligaciones

Por Miriam Mascareñas

Hace unos días, se desvelaba que la Princesa de Asturias y su hermana, la infanta Sofia, reciben una paga mensual de 30 euros que, entre otras cosas, emplean en comprar los regalos de cumpleaños de sus sus amigas. Además, supimos que las hermanas habían utilizado parte de este dinero en regalar un anillo de Karen Muller a su madre, la reina Letizia. Y tú, ¿le das la paga a tus hijos? ¿Tienes claro cómo hacerlo para enseñarle a administrar lo que tiene? La experta nos da las claves.

¿DEBO DARLE LA PAGA A MIS HIJOS?

Este es, sin lugar a dudas, uno de los grandes dilemas de los padres: ¿debo darle la paga a mis hijos?, ¿cuánto dinero les asigno?, ¿le doy a demanda? La psicóloga infantil Silvia Álava Sordo, autora del libro Queremos que crezcan felices. De la infancia a la adolescencia (de 6 a 12 años) (JdeJ Editores) está a favor de hacerlo, pero en su opinión hay que cumplir una serie de «requisitos» sino queremos equivocarnos porque, en palabras de la experta: «Un niño con demasiado dinero es más propenso a meterse en problemas«.

En primer lugar, hay que pensar en la la cantidad de dinero que le daremos a nuestros hijos y para ello debemos fijarnos en en las necesidades del niño. Es importante no darle más dinero del que necesite para el plan que van a realizar o de la necesidad puntual que puedan tener, por ejemplo, comprar el regalo de cumpleaños de un amigo.

En cambio, cuando son más mayores y comienzan a salir con sus amigos, Silvia Álava Sordo explica que podemos establecer una cuantía semanal o mensual fija de forma que los niños aprenderán a administrar su dinero. «Si les damos la paga según el dinero que demanden, no aprenderán a distribuir los gastos. No es positivo enseñarles a vivir por encima de sus posibilidades», añade la psicóloga.

EL DINERO NO ES UNA RECOMPENSA

Aunque la paga debemos darla cuando los niños han cumplido con todas sus obligaciones, el dinero no debe ser una recompensa o refuerzo positivo por las buenas prácticas, es decir, no debemos premiarles con dinero cuando hacen su cama, recogen sus juguetes o terminan los deberes. Como explica Silvia Álava Sordo, los niños deben comprender que por estos buenos comportamientos recibirán aprobación y atención, por ejemplo, jugando con ellos o haciendo actividades de ocio en familia.

FUENTE: Telva.com

La infancia expuesta en internet, a debate. Colaboración con El Diario Vasco

El día a día de cuatro de cada cinco bebés españoles de menos de seis meses pulula por internet | «La vida privada de los niños es suya, no de sus padres», advierten los expertos

Por ICIAR OCHOA DE OLANO

El 23% de las criaturas engendradas tiene presencia en internet

«¡¡¡Estamos embarazados!!!». Ecografía de doce semanas de gestación. «¡Es chico!» Compartir; «¡¡¡¡Daniel ya está con nosotros!!!!». Clic; «Daniel en su cunita». Clic; «Daniel ya abre los ojitos». Clic; «El primer baño de Daniel». Clic; «Daniel coge su sonajero»; «Daniel estrena pijama con orejitas de oso»; «Daniel prueba su primer trozo de pan»; Clic, clic, clic. Compartir. Like, Like, like, like… Este ‘modus operandi’ tiene una expresión propia -anglosajona, cómo no-: ‘Sharenting’, el resultado de la fusión de ‘share’ (compartir) y de ‘parenting’ (crianza). Y es una actividad más habitual de lo que puedan sospechar. Mucho más. Hasta el punto de que el 23% de las criaturas engendradas tiene presencia en internet sin que ni siquiera hayan nacido aún, porque sus padres se han apresurado a colgar en las redes sociales imágenes ultrasónicas del feto dentro del útero de la madre.

Ese porcentaje se dispara hasta el 81% para los menores de hasta seis de meses de edad. Dicho de otro modo, cuatro de cada cinco bebés que apenas han cumplido medio año de vida crecen y se desarrollan ante el ojo público. A partir de ahí, el álbum infantil en abierto no para de sumar páginas y volúmenes. Así lo ha constatado la firma de seguridad informática AVG en un estudio que ha elaborado en una decena de países, incluido España, y que acaba de servir poniendo sobre la mesa estos inquietantes datos.

Instagram y Facebook, principalmente, albergan una gigantesca guardería repleta de encantadoras imágenes, estáticas y en movimiento, de bebés llorando, riendo, eructando, chapoteando, estrenando orinal, poniéndose el puré por montera, tirando del pelo de su hermanita, gateando detrás del perro, metiendo el dedo en el ojo de la yaya, chapurreando sus primeras palabras, cantando un ‘hit’ en la sillita del coche… Todo ante la mirada curiosa de miles de millones de desconocidos.

Muchos padres creen que la exposición que hacen de esas imágenes quedará limitada al círculo de sus conocidos directos

«Muchos padres creen que la exposición que hacen de esas imágenes quedará limitada al círculo de sus conocidos directos, pero su alcance suele ser mucho más amplio», afirma Silvia Martínez, experta en Social Media de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC). «En primer lugar, porque la mayoría de ellos mantiene un perfil público en las redes, con lo que esas fotografías pueden ser vistas por cualquier usuario, en cualquier rincón del planeta. Por otro lado, aunque los padres hayan limitado la exposición de su perfil haciéndolo privado, en ocasiones los propios conocidos o familiares comparten esas imágenes que les han llegado por las redes (incluso sin disponer de una autorización para hacerlo), lo que amplía el alcance de esas instantáneas».

El informe de AVG estima que la huella digital de los niños que todavía no han soplado las cinco velas se alimenta a razón de doscientas instantáneas nuevas cada año, por mor de sus orgullosos progenitores. Ignorantes, en muchos casos, de que difunden más información sobre sus hijos de lo que creen (por ejemplo, con el geoetiquetado de las imágenes), les colocan en una posición inmejorable para posibles mofas o discriminaciones futuras y les exponen a otros riesgos más espeluznantes, como que les suplanten la identidad para convertirles en víctimas de la pornografía infantil.

«Compartir contenidos y narrar cada avance y logro que los hijos consiguen, comentar sus gustos y preferencias, indicar los sitios que visitan o mostrar espacios tan privados como sus habitaciones puede desencadenar peligros importantes. Todos estos datos ofrecen mucha información a terceros que pueden aprovecharla para intentar alcanzar fines delictivos o incluso atentar contra la integridad de esos hijos», explica Martínez.

Las universidades de San Francisco y Míchigan han analizado por su cuenta este fenómeno -lo han publicado bajo el título ‘Not at the dinner tabble: parents and children’s perspective on family technology rules’- y sus conclusiones sobre el ‘sharenting’ no lo dejan en buen lugar. El 56% de los padres comparte información de sus descendientes potencialmente vergonzante; el 51% facilita pistas más que suficientes para su localización; y el 27% sube fotos directamente inapropiadas.

«Hay que pensar si al niño le gustará ver su vida aireada cuando sea mayor» Silvia Álava| Psicóloga infantil

«Reputación» y denuncias

Más allá del inquietante debate sobre a dónde va a parar todo ese material gráfico, a menudo los progenitores no reparan en otra cuestión de naturaleza bien distinta, pero fundamental: a golpe de ‘clic’, se convierten en los mayores infractores de la privacidad de sus hijos, dado que, exponiendo su infancia, vulneran el derecho a la intimidad de los menores.

La psicóloga infantil Silvia Álava se muestra tajante a este respecto: «La vida privada del niño es suya, no de sus padres». «Tener un hijo es un motivo inmenso de felicidad y es comprensible querer compartirla, pero lo que a nosotros nos parece gracioso, puede que al niño no le haga ninguna gracia. Debemos pensar si cuando crezca le gustará ver su vida aireada ante todo el mundo», enfatiza desde su consulta en Madrid.

Hay más sobre lo que reflexionar. «Cuando sean adolescentes, ¿con qué autoridad vamos a pedirles que hagan un uso responsable de las redes sociales, que se corten subiendo fotos, si es lo que nos han visto hacer en casa?», deja en el aire Álava, quien atribuye la fiebre de muchos padres y madres por ilustrar la crianza de sus hijos con fotos y vídeos de su intimidad a un «intento de realizarse en las redes sociales a través de ellos». «Si quieren un reconocimiento a través de ‘likes’, que no usen a sus hijos», censura. «Vemos a diario a niños que hacen cosas contra sus gustos porque sus padres quieren».

Aún es pronto para conocer las consecuencias

Aunque todavía es pronto para conocer las consecuencias de esta difusión de la vida de los bebés, puesto que se trata de un fenómeno relativamente reciente, ya se han registrado un par de casos en los que hijos han denunciado a sus padres por vulneración de su intimidad. Carinthia, una joven austriaca de 18 años, se querelló en 2016 contra sus progenitores por compartir más de quinientas fotos suyas en Facebook sin su consentimiento. Ese mismo año, Darren Randal, un niño canadiense de 13, hacía lo propio al considerar que las imágenes que sus padres habían subido a las redes sociales arruinaban su «reputación».

«Se ponen en la red muchos datos que alguien puede usar para fines delictivos» Silvia Martínez 1 Experta en Social Media de la UOC

Distintos reglamentos en el contexto internacional protegen a este respecto a los menores. En España, la privacidad de los niños está defendida por la Ley de Derechos y Oportunidades de la Infancia y la Adolescencia de Catalunya, la Ley española de Protección del Menor, el Reglamento de Protección de Datos de la Unión Europea y la Convención de Derechos de los Niños.

Mientras los millones de niños virtuales que pululan por las pantallas ajenas se hacen mayores a la vista de todos y evalúan si aprueban o no la disposición que sus padres y madres han hecho de su intimidad, las parejas peor avenidas han encontrado en el ‘sharenting’ no consensuado un filón para tirarse de los pelos y, en ocasiones, disputarse la patria potestad en caso de divorcio. Uno de los casos más sonados es el de Bisbal y su ex Elena Tablada, a quien ha demandado por exponer a la hija de ambos en las redes sociales.

Desde Pantallas Amigas, una iniciativa para la promoción del uso seguro y saludable de internet y para el fomento de la ciudadanía digital responsable en la infancia y la adolescencia, desaconsejan la práctica del ‘sharenting’. «Los padres tienen la obligación de cuidar la imagen y la intimidad de sus hijos y no el derecho a hacer un uso arbitrario de ella. Compartir imágenes de ellos sin su consentimiento es inadecuado», sentencia Jorge Flores, director de la plataforma, quien anima a usar otras formas «más controlables» de compartir imágenes, como el email o la mensajería instantánea.

La huella digital

  • 23% es el porcentaje de criaturas que ya tiene presencia en internet sin haber nacido aún porque sus padres se han apresurado a subir a las redes sociales una imagen de la ecografía del embarazo.
  • 200 es la media de fotos nuevas que los padres y madres cuelgan cada año en las redes sociales de sus hijos menores de cinco años. Carne de cañón Uno de los riesgos de publicar fotografías de menores es que terceros pueden usarlas como material pornográfico mediante la extracción de la imagen de sus genitales cuando se muestran desnudos o la suplantación de su identidad a través de aplicaciones informáticas.
  • No al ‘sharenting’: Pantallas abiertas, una iniciativa surgida en 2004 para ayudar a los menores de edad y a sus familias a desenvolverse de forma segura y saludable en la red, desaconseja esta práctica. Recuerda a los padres «su obligación de cuidar de la imagen e intimidad de sus hijos», y les anima a emplear otras formas «más controlables» de compartir fotos, como el email o la mensajería instantánea.

Pincha en el siguiente enlace para leer el artículo completo -> FUENTE: DiarioVasco.com

#Vídeo Los mejores regalos para niños según su personalidad. Colaboración con Guiainfantil.com

Consejos para acertar con el regalo de cumpleaños, de Papá Noel o Reyes Magos de tu hijo

¿Qué debemos considerar a la hora de comprar un juguete a un niño? ¿Que sea para sociabilizar, para compartir, para aumentar su creatividad, para que eduquen? Cada padre y madre debe elegir regalos y juguetes que vayan acorde con los valores que quieren inculcarles a sus hijos, pero por si tienes dudas, ¡a continuación encontrarás los mejores regalos clasificados según la personalidad y la edad del niño! 

Consejos para dar con el mejor regalo infantil 

1. Los niños no van a valorar más un regalo por su precio, no hay que quedar bien gastándose una determinada cantidad de dinero, por eso el primer consejo que te doy es que no te dejes llevar por las modas ni por lo que la sociedad impone. ¡Busca lo que creas que a tu hijo le va a gustar más! 

2. No nos dejemos, tampoco, llevar por temas machistas a la hora de elegir los juguetes. Hoy en día todo está diferenciado por sexo, muñecas para niñas, coches para niño, incluso los tradicionales puzles y mecanos están segmentados, y los hay para niños y para niñas. Respetemos los gustos de cada niño, y procuremos que por lo menos algunos juguetes sean unisex. 

3. Vivimos en un mundo tecnológico, y es verdad que los niños de hoy en día son nativos digitales, pero no podemos olvidarnos de las bondades de los juguetes tradicionales, procura que no todas sus peticiones (tanto en su cumpleaños como en épocas como Navidad) se reduzca a ‘juguetes con pantallas’. Es bueno que los niños jueguen a otras cosas donde ellos sean los que tienen que inventar el juego, los que favorecen su creatividad, o a los que hay que prestar una mayor atención. 

4. No olvides incluir libros. Que los niños vean los libros como algo habitual en sus vidas fomentará su interés por la lectura. 

5. Por mucha ilusión que le haga al niño o a la niña, los psicólogos no recomendamos juguetes que no sean adecuados para su edad, porque lo que puede ocurrir es que el niño se aburra si es un juego para más pequeños, ya que lo percibe como ‘de bebés’; pero es más peligroso cuando se les regalan cosas para más mayores, pues puede ocurrir que se aburran porque no entienden el juego, o se frustren porque su propio desarrollo cognitivo les impide seguir las normas.

6. Con los juguetes y videojuegos, solemos ser más permisivos, y seguro que todos conocemos a niños que tienen juegos de mayores (sobre todo en las consolas y ordenadores). Dichos juegos muchas veces tiene una gran carga de contenido violento, o son muy agresivos y pueden afectar al comportamiento del niño. Además la moral es algo que se tiene que formar en los niños. Hasta los 12 años los niños no tienen la moral desarrollada, hay que enseñarles lo que está bien y lo que está mal, y muchas veces los juegos con un alto contenido violento pueden interferir en su correcto desarrollo.

Los mejores regalos para niños según su personalidad

Hay que pensar en los niños y no en nosotros a la hora de elegir un juguete. Si sabemos que es aventurero, deportista, creativo… Y es que el juguete debe estar cercano al mundo inmediato del niño, que le permita disfrutar de esa afición es una apuesta segura.

Pero también hemos de pensar que, gracias a los juguetes, se desarrollan importantes aspectos de la personalidad como la capacidad de sociabilizar, la capacidad de crear e innovar, la demostración de afecto, la inteligencia y la motricidad.

– Si es un niño muy activo, le vendrán bien juegos que le ayuden a centrar su atención.

– Si es un niño deportista, podemos buscar juguetes que estimulen la coordinación general como, bicicletas, patinetes o balones, pelotas… 

– Para niños más impacientes, les puede ayudar los juegos de construcciones, con lo que trabajaremos la importancia de seguir instrucciones. Hay mucha variedad, elijámosles en función de los gustos del niño. 

– A los más tranquilos, los puzles es otro juego con los que acertaremos seguro. Los hay de muchas temáticas, piensa cual es la más adecuada para él o ella. Además, con los puzles se trabaja la lógica y la memoria de formas. 

– Para los creativos, les encantarán los juegos que favorezcan la creatividad, como las manualidades, los tornos de alfareros, los de hacer pegatinas, pulseras, collares…

– A los niños imaginativos, los disfraces les abrirán un mudo mágico a la fantasía donde imaginar que son piratas, princesas o cualquier de sus personajes de series favoritos. 

– Si tu niño es impulsivo, le viene bien los juegos de turnos, como los tradicionales juegos de mesa como el parchís, la oca…  

– A los niños a los que les guste la cocina, tenemos una gran variedad de juegos de hacer galletas, dulces, bombones… 

FUENTE: Guiainfantil.com

¿Estamos enseñando a los niños a disfrutar de la vida? Colaboración con PadresyColegios.com

Vivimos en una sociedad en la que se impone no sólo ser feliz, sino demostrar a los demás que lo somos. Hoy en día estamos bajo “la tiranía” de internet y de las redes sociales. No basta con divertirse, hay que demostrar al mundo que lo estamos pasando bien subiendo nuestra foto a Twitter, Instagram o Facebook.

En alguna comida, me he encontrado incluso que un comensal me ha pedido que no empecerá mi plato porque quería hacer una foto para subirla a sus RRSS. ¿En serio es necesario esta sobreexposición de nuestra vida? ¿cuál es el objetivo?, ¿compartir?, ¿gustar?, ¿“generar envidia”?

En ocasiones parece que estamos más pendientes de mostrar nuestra vida, que de vivirla y disfrutarla, cuando lo importante es aprender a ser conscientes y a disfrutar de lo que estamos haciendo, de lo que estamos sintiendo, de experimentar nuestras emociones, y por supuesto, de compartirlas con nuestro entorno. No favorecemos esta introspección cuando queremos mostrar sólo una parte y venderlo en el escaparate de las RRSS, sobreexponiendo nuestra vida y en ocasiones la de menores. Los adultos, puede que tengamos más criterio, ¿pero qué ocurre con los niños y adolescentes? Les falta experiencia vital y creen que lo que se sube en las RRSS es una realidad continua. Además, en ellas, se fomenta la comparación, ¿Por qué los demás nunca se aburren? ¿Por qué no están nunca tristes? Lo que les hace cuestionar su propia existencia en base a unas premisas que no son ciertas.

No nos permitimos sentir emociones desagradables y mucho menos mostrarlas

En mi trabajo como psicóloga, tengo la posibilidad de ayudar a mucha gente de todas las edades. A la vuelta de vacaciones, la emociones que proyectaban algunos de mis clientes en sus fotografías y mensajes no siempre correspondían a la realidad. Algunos me decían, no estoy bien, pero no quiero que nadie lo sepa; quiero ser como los demás y quiero proyectar esa imagen de felicidad, aunque sea falso.

No es sano negar las emociones

¿Realmente es necesario? Sabemos que negar nuestras emociones, además de no funcionar, no es sano, ya que volverán aún con más fuerza, generando una especie de efecto rebote. Fingir emociones que no sentimos, puede, incluso, llegar a afectar a nuestra salud mental si lo llevamos al extremo de vivir una vida imaginaria paralela. En ocasiones estamos tristes e incluso necesitamos llorar. Sentir tristeza es algo completamente normal, es más, podríamos decir que es bueno permitirnos experimentarla, indagar sobre su causa y valorar qué nos está ocurriendo. No digo que sea necesario subirlo a las RRSS, en absoluto, pero sí aceptar las emociones desagradables, saber que forman parte de nuestra vida, y sobre todo ser críticos con la imposición que en ocasiones nos crea la sociedad sobre el deber de estar alegre el 100% del tiempo. Esto, además de ser un objetivo imposible, no es sano.

Enseñemos a los más pequeños a reconocer sus emociones

En ocasiones, por evitar que sufran, por evitar que lo pasen mal, no les dejamos que experimenten emociones negativas. Por ejemplo, a un niño que ha perdido una pelota en el colegio, le decimos no estés triste, no pasa nada, y enseguida le compramos otra. De esta forma, estamos invalidando la emoción del niño, no le permitimos sentirla, le quitamos importancia y no le enseñamos cómo regularla y cómo resolver la situación. En este caso sería mucho más apropiado aprovechar para generar un diálogo del tipo: “Has perdido tu pelota, es normal estar triste. ¿Qué se te ocurre que podemos hacer? Quizás esté en el patio o en objetos perdidos, mañana puedes ir a buscarla y sino aparece pedir otra por tu cumpleaños…” De esta otra forma estamos permitiendo al niño que experimente la emoción, y le ayudamos a pensar la mejor forma de solventar el problema. Resulta más fácil hacerlo con las emociones agradables. Es importante que los adultos validen dichas emociones y ayuden a los niños a etiquetarlas, además de ayudarles a comprenderlas, en este caso el mensaje podría ser: “Estás alegre porque hemos ido al parque a jugar con tus amigos y lo has pasado muy bien, ¿Qué más cosas te hacen sentir alegría?” Y pedir al niño que piense y busque aquellas situaciones que le hacen sentir alegre y feliz, para que entienda, que es algo que depende de él mismo, no de los demás, lo que ayudará a evitar la posterior dependencia de la opinión de los demás en la etapa adolescente y la de los “likes” de las RRSS.

La inteligencia Emocional le ayudará con las RRSS

Cuando educamos a los niños para que sean capaces de reconocer sus emociones, para que pierdan el miedo a sentir emociones desagradables, sepan cómo regularlas, y a no compararse con los demás, estamos trabajando su inteligencia emocional, y además, les enseñamos que su vida es intensa, plena y que hay que disfrutar de cada momento.

FUENTE: PadresyColegios.com

Más información:

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Silvia Álava Sordo

Colegiado M-16238

Directora del Área Infantil Centro de Psicología Álava Reyes

Madrid 2 de mayo de 2016

Blog: silviaalava.com

Facebook: facebook.com/silviaalavasordo

Twitter: @silviaalava

El techo eres Tú. Colaboración con ICAImujer

Os adjunto la invitación a esta interesante convocatoria organizada por ICAImujer y que tiene lugar esta tarde.

Os dejo también este artículo relacionado:

Educación en Igualdad: ¿Deben las niñas y adolescentes estudiar carreras STEM? Colaboración con Padres y Colegios

Vivimos en una sociedad donde las mujeres están demostrando que pueden hacer todo lo que se propongan y donde se ha mejorado mucho su visibilidad, su incorporación al mercado laboral y las medidas de igualdad. De hecho, sólo hace un siglo que las mujeres podemos estudiar en la universidad, hasta los años 70 no había mujeres juezas, hasta 1981 no hubo una mujer ministra y las mujeres nos incorporamos al cuerpo militar en los años 80. Pero todavía nos queda mucho por hacer. A nivel laboral nosotras cobramos menos que los hombres, y nuestra presencia va disminuyendo en porcentaje según sube el escalafón laboral, así:

  • A nivel operario el 40% somos mujeres.
  • Si tenemos en cuenta el técnico, disminuye al 24%.
  • Tan solo el 20% de los puestos de mandos intermedios son ocupados por mujeres.
  • Si hablamos de directivos somos el 11% y n Sólo hay una mujer CEO de una compañía del IBEX.

A las mujeres les cuesta mucho más acceder a los puestos directivos de las empresas pese a tener la misma o incluso mejor preparación que sus compañeros varones. La pregunta es, ¿qué podemos hacer para revertir esta situación?

Educar en Igualdad

Si analizamos las causas de por qué las mujeres estudian menos carreras STEM (acrónimo de las palabras en inglés Ciencia- Science, Tecnología-Technology, Ingeniería- Engineering y Matemáticas-Mathematics) y de por qué acceden a menos puestos directivos, encontramos que, en un gran porcentaje, está en los estereotipos de genero que seguimos manteniendo e inculcando a los niños y niñas desde que son pequeños, y seguro que de muchos de ellos ni siquiera somos conscientes.

Las diferencias en la primera infancia empiezan vistiendo a los niños de azul y a las niñas de rosa. Quedarnos solo con los colores es anecdótico, lo importante es lo que hay detrás.

Así, por ejemplo, el tipo de juguetes con los que en ocasiones juegan niños y niñas es diferente, así los niños juegan más con coches, motos, juegos de construcción…, que fomentan las destrezas y las habilidades visoespaciales y las niñas con muñecas, cocinitas…, donde juegan a reproducir el modelo del cuidado del bebé, del cuidado del hogar… incluso cuando juegan con muñecas, a vestirlas, desvestirlas, inventar historias… hay una parte implícita que es el aprender a gustar a los demás.

Pero no solo son juguetes, el niño o a la niña llega a la escuela infantil y ¿qué ve? Casi todas las educadoras infantiles son mujeres, al igual que en la etapa infantil del colegio, incluso cuando pasa a primaria la mayor parte de los docentes son mujeres. El porcentaje se empieza a igualar en la Educación secundaria, y cuando hablamos de docencia universitaria hay más hombres que mujeres. En la cúspide de la pirámide formativa, solo el 20% de los catedráticos de universidad son mujeres. Es decir, cuando los niños son pequeños, parece que se asume que el cuidado lo lleva a cabo la mujer, pero según va incrementado la edad, las mujeres van “desapareciendo del mapa”.

¿Qué modelo estamos enseñando a los más jóvenes?

¿Y qué pasa cuando vamos al pediatra? Si bien es verdad que el número de médicos y médicas está muy equiparado, cuando hablamos de los profesionales de la enfermería, el mayor porcentaje son mujeres. Es por eso que, los menores desde que son pequeños están viendo que el lugar “habitual” de la mujer es el de profesiones donde se fomenta el cuidado de los demás. Personalmente creo que la labor de un docente, o de los profesionales de la salud, donde hay más mujeres que hombres es igual o incluso más importante que las ya mencionadas carreras STEM. Es cierto que se debe impulsar a que las mujeres, cada vez más, opten por estas carreras, pero no debemos de olvidar fomentar que los hombres también estudien carreras tradicionalmente consideradas femeninas, como Educación, ciencias de la salud, humanidades… porque la Educación en igualdad debe de ir en esa doble dirección. Además, si no lo hacemos parece que el mensaje implícito puede ser: los hombres eligen mejor porque estas carreras son “mejores”, y no tiene por qué ser así. Son diferentes, ni mejores ni peores, dan acceso a diferentes puestos en el mercado laboral.

Por tanto, las diferencias pueden estar en el modelo que se le ofrecen a los niños y niñas desde que son pequeños, donde sigue prevaleciendo que las mujeres se dedican al cuidado. La Educación en igualdad debe de ir en las dos direcciones, tanto que las niñas puedan elegir carreras STEM, desmontando ese estereotipo sobre su supuesta menor competencia para las ciencias, como que los niños estudien magisterio, enfermería, … carreras donde hay más mujeres.

FUENTE: PadresyColegios.com