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El impacto del mal uso de la tecnología en adolescentes

Más de la mitad de los adolescentes de España han utilizado Internet alguna vez para sentirse mejor cuando han estado tristes o enfadados. Este es uno de los datos que muestra el I Estudio sobre la percepción de la salud mental en adolescentes y el mal uso de la tecnología, realizado por la aseguradora DKV en colaboración con la comunidad de madres y padres Educar es todo. Este informe nace para observar la posible relación entre los problemas de salud mental en ese sector de la población y el uso de la tecnología, para el que ha encuestado a 1.476 adolescentes, 1.630 madres y padres y 105 docentes, que respondieron preguntas sobre hábitos de vida y su manera de relacionarse.

El informe muestra entre sus resultados una probable vinculación entre una mayor posibilidad de sufrir ansiedad, estrés y depresión cuando se hace un mal uso de la tecnología. Entre los datos recopilados, siete de cada diez adolescentes asegura que utiliza el móvil gran parte del tiempo cuando está con amigos, el 35% de los encuestados admite que come o cena mientras ve la televisión, el móvil o la tableta. Además, el 45,1% de los adolescentes encuestados asegura tener problemas para desconectarse de la tecnología.

Por otro lado, el estudio muestra como el 30% de madres y padres tienen la percepción de que sus hijos pasan demasiado tiempo ante las pantallas, mientras que el 89,5% de los docentes considera que los adolescentes tienen dificultades para controlar el tiempo de uso de dispositivos conectados a Internet.

Uso saludable

En la presentación del informe, los doctores Silvia Álava y Rafael Guerrero ofrecieron una serie de recomendaciones, desde no introducirlas hasta pasados los tres años de edad, limitarla a 30 minutos hasta los cinco y establecer unas pautas cuando el adolescente tenga móvil propio.

Fuente: elpais.com

Expertos alertan del impacto de la tecnología en la salud mental de los adolescentes

Según un estudio de DKV y Educar es Todo, más de la mitad de los adolescentes usan Internet para sentirse mejor cuando están solos, tristes o enfadados

Uno de cada dos adolescentes afirma tener el móvil en su habitación por las noches

Por R.N.

DKV y Educar es Todo han presentado el I Estudio sobre la percepción de la salud mental de los adolescentes y el mal uso de la tecnología, cuyos resultados arrojan luz sobre el impacto negativo que el uso problemático de dispositivos electrónicos tiene en la salud emocional de los jóvenes.

Según el informe, que ha analizado datos de 1.475 adolescentes de entre 10 y 17 años, así como de padres, madres y docentes, más de la mitad de los adolescentes utiliza Internet como mecanismo para sentirse mejor cuando están solos, tristes o enfadados, lo que incrementa el riesgo de padecer trastornos como depresión, ansiedad y estrés.

El estudio destaca que cuanto mayor es la autopercepción de un uso incorrecto de la tecnología por parte de los adolescentes, mayores son los índices de trastornos emocionales como preocupación, somatizaciones, infelicidad y nerviosismo.

Asimismo, revela que el 45,1% de los adolescentes admite tener problemas para desconectarse de los dispositivos, una cifra que asciende al 89,5% según la percepción de los docentes. Este uso excesivo también interfiere en hábitos básicos como el sueño y la alimentación. Uno de cada dos adolescentes confiesa tener el móvil en su habitación por las noches, lo que afecta la cantidad de horas de descanso, y el 35% asegura comer o cenar frente a pantallas, como la televisión, tabletas o móviles.

Carmen Llopis, directora de Educar es Todo, subrayó durante el acto de presentación que “los datos al respecto son cada vez más preocupantes” y destacó el compromiso de la organización con la sensibilización sobre este tema. En la misma línea, el consejero delegado de DKVFernando Campos, aseguró que “el bienestar mental de los jóvenes es uno de los retos más urgentes de nuestra sociedad” y afirmó que este estudio refuerza el compromiso de la aseguradora de seguir impulsando iniciativas que fomenten un futuro más saludable para las próximas generaciones.

En cuanto a las relaciones sociales, el informe señala que el 75% de los docentes percibe que los adolescentes pasan menos tiempo con sus amigos en persona y se relacionan más a través de Internet. Por otro lado, 7 de cada 10 adolescentes reconocen estar pendientes del móvil incluso cuando están con amigos, lo que pone de manifiesto el impacto de la tecnología en sus interacciones sociales.

La presentación del informe, que estuvo a cargo de la pediatra y divulgadora Dra. Lucía Galán, contó con intervenciones de la psicóloga Silvia Álava y el psicólogo educativo Rafa Guerrero. Ambos aportaron recomendaciones clave para detectar problemas de adicción a las pantallas y fomentar un uso saludable de la tecnología. Álava enfatizó que “la variable más importante no es el tiempo de uso, sino el nivel de interferencia que genera en la vida diaria, como el sueño, los estudios y las relaciones sociales y familiares”.

Guerrero, por su parte, afirmó que “los adolescentes que tienen una adicción tecnológica se muestran más inatentos, hiperactivos e infelices, además de menos empáticos”, y destacó la importancia de establecer límites claros y de acompañar a los menores en el uso de dispositivos electrónicos.

Una de las principales conclusiones del estudio es que el modelo de comportamiento de los adultos juega un papel crucial. “Nuestros hijos nos copian. No les exijamos lo que nosotros no hacemos”, señalaron los expertos. Esta llamada de atención pone de manifiesto la necesidad de un enfoque conjunto entre familias y educadores para garantizar un uso responsable de la tecnología y proteger la salud mental de los adolescentes.

FUENTE: EUROPASUR.ES

Sharenting. El peligro de publicar fotos de tus hijos en las redes sociales

El término “nativos digitales”, acuñado por Marc Prensky en 2001, ha sido ampliamente malinterpretado. Se refiere a las generaciones que han nacido en la era digital y parecen manejar la tecnología con facilidad. Sin embargo, nacer rodeado de tecnología no significa automáticamente comprender los riesgos que conlleva habitar el mundo online.

Los niños necesitan supervisión, pero ¿están los padres realmente preparados para acompañarlos y guiarlos en su alfabetización digital?

La realidad es que no siempre es así. Afortunadamente, todos podemos educarnos para proteger a los menores de los peligros que acechan en las redes sociales. Uno de estos riesgos es el sharenting, un término que combina las palabras en inglés share (compartir) y parenting (paternidad). Este fenómeno se refiere a la tendencia de muchos padres a compartir fotos y vídeos de sus hijos en redes sociales. Tan común se ha vuelto esta práctica que en 2016 el diccionario británico Collins incluyó el término.

Los riesgos del sharenting

A pesar de su aparente inocencia, el sharenting no está exento de peligros, y los padres no siempre son conscientes de ellos. Por ejemplo, la Policía Nacional advierte que muchas de las imágenes incautadas en redes de pedófilos provienen de fotos compartidas por los propios padres. Una vez que algo se publica en Internet, deja de ser completamente nuestro; se convierte en propiedad de la plataforma y puede ser accesible para personas con intenciones nada apropiadas, como el uso en pornografía infantil, ciberacoso o suplantación de identidad.

Además, cada foto y vídeo que publicamos contribuye a la creación de la huella digital de nuestros hijos, una marca que los acompañará el resto de sus vidas. Lo que hoy puede parecer una imagen tierna o divertida, mañana podría ser motivo de vergüenza para ellos. Cada vez más menores expresan su incomodidad o descontento con el contenido que sus padres comparten sobre ellos, y algunos, al llegar a la adolescencia, exigen que se borren esas publicaciones, lo que no siempre es fácil de lograr.

Amor y orgullo

¿Significa esto que los padres que practican el sharenting quieren menos a sus hijos? En absoluto. En muchos casos, esta práctica nace del amor y el orgullo que sienten por ellos.

Los padres quieren compartir esos momentos especiales con el mundo, pero a veces olvidan los riesgos que esto conlleva. Es posible sentirse igualmente orgulloso sin necesidad de exponer la vida de los hijos en redes sociales.

Un tema más delicado surge cuando los padres utilizan las imágenes de sus hijos para obtener seguidores, likes o incluso beneficios económicos. Los psicólogos advertimos que es fundamental estar orgullosos de los hijos y decírselo, pero es muy distinto utilizar su imagen como medio para obtener reconocimiento personal.

Realizarse a través de los hijos no es saludable, ya que les impone una carga emocional y una responsabilidad que no les corresponde, generando una presión innecesaria.

La perspectiva de los hijos

A menudo, los padres no son conscientes de los peligros del sharenting. Algunos piensan que no es “tan grave” o que sus hijos disfrutan apareciendo en las redes. Incluso muchos les crean cuentas personales. Sin embargo, que algo les parezca divertido a los niños no significa que estén a salvo de los riesgos. Además, lo que hoy les parece un juego, mañana puede incomodarles o afectar su vida social y emocional, tanto en el presente como en el futuro.

Un ejemplo preocupante es la tendencia de compartir vídeos de fiestas como los baby showers, donde los padres descubren el sexo del bebé ante la cámara. Aunque estas celebraciones parecen inocentes, en algunos vídeos se observa la decepción o tristeza de los padres, emociones que quedan grabadas y compartidas en redes.

Con el tiempo, estos niños pueden ver esos vídeos y sentirse no deseados o poco valorados. Peor aún, esos momentos íntimos quedan expuestos a miles de personas en Internet.

En algunos vídeos salen los hermanos que ven la cara de alegría de sus padres por tener un hermanito con expresiones del tipo “¡qué bien!, ¡yo siempre quise una niña!” cuando ellos son chicos y de nuevo pueden sentirse no queridos y, además, emocionalmente desatendidos.

Con el agravante de que ese momento tan íntimo y vulnerable ha quedado expuesto a todo el mundo en las redes sociales.

Conclusión

Antes de subir esa foto de tus hijos e hijas a las redes sociales, tómate un momento para reflexionar: ¿realmente eres consciente de los riesgos que conlleva esta práctica?

Publicar fotos de tus peques no es solo compartir un momento bonito con los demás, también puede poner en peligro su seguridad y bienestar emocional a largo plazo. Es por eso que, educarse y ser consciente de estos riesgos es fundamental para protegernos en este mundo digital en el que nos movemos hoy en día.

Las cápsulas que acompañan este texto están extraídas del webinar Sharenting. ¿Dónde está el límite? con Sílvia Álava, autora del texto. Para ver el seminario web completo, haz clic aquí.

Menores adictos a las pantallas: «Han venido a consulta niños de 8 años que se despiertan a las 4 de la mañana para estar con el móvil»

Para dormir, para comer, para socializar, para entretenerse, para estudiar o para buscar refugio emocional. Ya no hay casi ámbitos de la vida en los que las tecnologías y, en concreto, las pantallas, no jueguen su papel. El problema es que, como todo, usarlas sin conciencia puede derivar en adicción, y el riesgo es mayor cuanto menor sea la edad. Los pediatras y psicólogos llevan un tiempo alertando de un uso problemático de los dispositivos digitales y las aplicaciones móviles entre menores de edad, que llegan a las consultas con retrasos en su desarrollo cognitivo y conductas adictivas que acaban repercutiendo en su salud mental. 

Pero, aunque se han llegado a crear unidades especializadas para tratar estos casos entre los más pequeños, la adicción a los móviles y a los dispositivos digitales no está todavía recogida en la clasificación oficial de trastornos mentales, lo que dificulta mucho la recopilación de datos que muestren la verdadera envergadura de la cuestión. «Aun así, vemos que es algo que interfiere cada vez más en el día a día de los chicos y a edades más tempranas. Al final, muchos dispositivos electrónicos y muchas aplicaciones están precisamente hechas para enganchar. Si ya los adultos perdemos la noción del tiempo, pues los niños, con un cerebro que todavía no está completamente formado, aún más», cuenta a 20minutos Silvia Álava, psicóloga sanitaria y educativa. 

Álava participó en un estudio elaborado por DKV y la ONG Educar es Todo que evidencia la relación entre un uso incorrecto de la tecnología y los trastornos emocionales de los adolescentes. Tras entrevistar a más de 1.400 niños de entre 10 y 17 años, 1.600 familias y una centena de docentes, la investigación reveló que el 45% de los adolescentes reconoce tener problemas para desconectarse de la tecnología y más de la mitad acude a los dispositivos electrónicos (móviles, tabletas, ordenadores, etc.) para estar mejor cuando se han sentido solos, tristes o enfadados. Además, más de uno de cada tres asegura que come o cena con un dispositivo tecnológico y la mitad que se lleva el móvil a la habitación al irse a dormir. 

Cuando se convierte en el centro de su vida

«Aunque no esté reconocido en el manual de trastornos psiquiátricos, sí que vemos que cada vez son más los padres y madres que vienen preocupados porque intuyen que su hijo puede tener un problema de adicción a la tecnología», explica la psicóloga. ¿Cómo lo detectan? Porque los niños tienen ataques de ira o cambios bruscos de humor cuando no se pueden conectar o jugar a un determinado videojuego, por ejemplo. La cuestión, detalla Álava, no reside tanto en la cantidad de tiempo que dedican a las pantallas, sino más bien a la interferencia que el uso de esa tecnología está causando en sus vidas. «Empiezan a bajar las notas escolares, no hacen los deberes, dejan de quedar con sus amigos o de estar con la familia porque pasan a estar metidos en la habitación con la tableta o el móvil», apunta.

Otra señal de alarma es que el menor entre en un bucle en el que no pueda parar de pensar y hablar sobre la tecnología a la que está enganchada, que pasa a ser un elemento elemental en su vida. «Hay chicos y chicas que están continuamente hablando de ese videojuego, de esa red social o buscando el huequito para grabar un vídeo y subirlo a TikTok. Yo he tenido a niños en consulta que se han despertado a las cuatro de la mañana para jugar a Brawl Stars», señala la psicóloga educativa. 

Síndrome de abstinencia y trastornos en el ánimo

Además, añade, esas conductas van agravándose a la larga, ya que cada vez quieren más tiempo, más complementos del videojuego, más likes en la red social; y, cuando no están en ello, piensan en el momento en el que podrán estarlo. «Llega un punto en el que no tienen autocontrol. Muchas veces incluso ellos mismos te dicen que quieren dejar de usar esa herramienta porque son conscientes de que les atrapa. Sufren hasta el síndrome de abstinencia, cuando se la quitas, lo pasan muy mal. Y ese sufrimiento se transforma en ira», dice Álava, que asegura también que en ocasiones utilizan esos dispositivos como «chupete emocional» para «tapar sus emociones desagradables, como demuestra el estudio en el que participó. 

En la investigación, destaca, se observa también una correlación del mal uso de la tecnología e internet con una mayor probabilidad de sufrir trastornos del estado de ánimo, es decir, más depresión, más ansiedad, más estrés, más hiperactividad. Y, como consecuencia, menos relación con sus iguales e incluso «un menor desarrollo del índice prosocial», porque pierden la capacidad de empatizar. De hecho, según el informe, el 70% de los adolescentes encuestados asegura que está con el móvil casi todo el tiempo que pasa con los amigos y rara vez no lo usan cuando están con sus familiares.

Retrasar la edad del primer móvil 

En España, los niños tienen un móvil, de media, antes de los 11 años. Una edad muy temprana todavía para poder enfrentarse a todo el mundo online sin las herramientas suficientes. «Cuanto más temprana es la edad, menos desarrollado está el cerebro y más sensibles son a todo aquel contenido que está generado precisamente para impactar o generar esa adicción. Por eso insistimos siempre en que hay que intentar retrasar lo máxima la llegada del dispositivo electrónico, y sobre todo de móviles inteligentes», subraya la psicóloga. 

Lo ideal, dice, es que antes de los 3 años no haya prácticamente ningún contacto con las pantallas; que de los 3 a los 5 se limite el tiempo de uso a unos 30 minutos al día; y que no se les conceda su primer dispositivo hasta, mínimo, los 14 años. «Estoy convencida de que muchos padres que dejan a sus bebés viendo dibujos cuando comen realmente no saben el daño que les puede hacer», añade. Para Álava, el término con el que han acuñado a estas nuevas generaciones como «nativos digitales» ha hecho «mucho daño», porque, según sostiene, «da la sensación de que como son nativos no hay que enseñarles a usar la tecnología de forma correcta».

Hechas para la adicción: «Los números enganchan»

La psicóloga incide en que la mayoría de aplicaciones móviles están creadas para enganchar a sus usuarios y casi todas tienen un denominador común para ello: su faceta social. «Todas tienen una sala de chat, un espacio donde puedes hablar con otros», asegura. Además, también están pensadas para generar cierto «alivio emocional» y permiten marcarse objetivos. 

«Nos enganchamos a los relojes inteligentes porque nos dicen cuántos pasos llevamos, cuantas calorías quemadas, etc. Pues esto es parecido. Los números enganchan. Instagram se iba a quitar los likes y no lo ha hecho porque lo saben. Es como un concurso de a ver si llego a tener más ‘me gusta’ que tú, si puedo redondear el número en el siguiente post que suba. Y luego están las recompensas de los videojuegos, que son además imprevisibles y los avatares que pueden ir perfilándose», señala. En esa línea, Álava explica que otra de las características de estas plataformas es que permiten jugar con la identidad, con hacerte pasar por otra persona. «Te puedes crear un avatar completamente diferente, lo que hace que los chicos que no se encuentren especialmente bien con ellos mismos tengan muchas más probabilidades de engancharse». 

«El mejor control parental son los padres»

Al final, de lo que se trata sobre todo es de acompañarles y enseñarles a utilizar correctamente la tecnología, siendo conscientes de los riesgos que acarrea y de que no todo lo que se encuentran es real. Incluso aunque muchos adolescentes ya sepan cómo saltarse el control parental, Álava defiende en la utilidad que tiene instalarlo de todos modos, más de una forma simbólica, para que les llegue el mensaje de que no están haciendo algo bien. «Pero el mejor pin parental son los padres», asevera la psicóloga, que asegura que los padres deben estar supervisando en todo momento qué es lo que ven o en qué páginas entran. 

Aunque, sostiene, «tendríamos que empezarnos a plantear que quizás esto se tiene que regular y que no podemos poner el 100% del peso en las familias». Álava echa en falta leyes que prevengan esos usos adictivos de las tecnologías entre los más pequeños y recrimina la poca colaboración de las plataformas y empresas tecnológicas.

FUENTE: 20MINUTOS.ES

Más de la mitad de los adolescentes buscan refugio en Internet cuando se sienten solos, tristes o enfadados

La investigación revela que más de uno de cada tres come o cena con un dispositivo tecnológico. 

Los adolescentes ven en internet y las redes sociales un refugio al que acudir cuando están mal. Más de la mitad de los niños de entre 10 y 17 años ha usado el mundo online para sentirse mejor cuando se han sentido solos, tristes o enfadados. Una tendencia que preocupa a pediatras y psicólogos educativos, que avisan de que cuanto más indebido es el uso que hacen de estas herramientas, mayor es la probabilidad de que sufran ansiedad, estrés y depresión. 

Así lo advierten DKV y la ONG Educar es Todo en su I Estudio sobre la percepción de la salud mental de los adolescentes y el mal uso de la tecnología. Una investigación para la cual han contado con la participación de 1.475 adolescentes, 1.630 progenitores y 105 docentes, que coinciden, en mayor o menor medida, en que los jóvenes españoles pasan demasiado tiempo con el móvil. Los resultados, presentados este miércoles en el Colegio Oficial de Médicos de Madrid por los psicólogos educativos Silvia Álava y Rafa Guerrero, evidencian que, cuanto mayor es la percepción de los propios adolescentes de que están haciendo un uso incorrecto de la tecnología, mayor es el índice autopercibido de los trastornos emocionales. 

El 30% de los padres y madres creen que sus hijos están siempre o casi siempre con el móvil

Tras preguntar a padres y adolescentes sobre cómo afecta la tecnología a sus hábitos de vida —como la alimentación, el deporte o el sueño— y a la calidad de las relaciones familiares entre iguales, el estudio apunta que el 30% de los padres y madres creen que sus hijos están siempre o casi siempre con el móvil y/o los videojuegos, y que esa proporción aumenta diez puntos, hasta el 40%, al preguntar a los propios adolescentes. De hecho, el 45% de los niños encuestados reconoce que tiene problemas para desconectarse de la tecnología

En general, las respuestas de los adolescentes son mucho menos alarmantes que la de los adultos, y son los profesores los que más advierten de un uso indebido de los dispositivos tecnológicos entre sus alumnos y de los efectos que ello está teniendo en su propio desarrollo personal, social y académico: cerca del 90% asegura que los adolescentes tienen una gran dificultad de desconexión. Tanto es así, que más de uno de cada tres adolescentes confiesan que comen o cenan con el móvil, una tableta o viendo la televisión. «Este es un resultado que a nosotros nos preocupa», ha subrayado Rafa Guerrero, quien ha explicado que eso implica estar desconectado de lo que realmente se está haciendo.

El psicólogo educativo ha alertado también de otro resultado que les inquieta: la mitad de los menores encuestados reconoce que se llevan el móvil a la habitación cuando se van a dormir. Algo que, según ha detallado, puede incidir en el propio desarrollo de los adolescentes, ya que los dispositivos emiten una luz azul que incide en una parte del cerebro encargada de regular los ciclos de vigilia y noche. «También nos encontramos con que los que se van a dormir con el móvil y hacen un mal uso del dispositivo duermen menos horas, y duermen peor, lo que tiene un efecto dominó, ya que tiene consecuencias luego al día siguiente, en el instituto, por ejemplo», ha apuntado. 

Efectos en sus relaciones sociales y en la salud mental

Ese mal uso de las tecnologías interfiere también en el ámbito social de los menores y en su capacidad para relacionarse, tanto con los adultos como con sus iguales. El 70% de los adolescentes asegura que está con el móvil casi todo el tiempo que pasa con sus amigos y rara vez no lo usan cuando están con los familiares. «Si resulta que la esencia del ser humano y lo que nos hace sentir bien, que es ser vistos por un grupo de iguales, lo estamos sustituyendo por una relación tecnológica o incluso con gente que no conocemos de nada, pues entonces tenemos un problema», ha advertido Guerrero, que también ha señalado el riesgo de utilizar la tecnología como una herramienta de regulación emocional. 

Más enfados, rabietas, peleas o engaños.

Son algunos de los problemas de conducta enumerados por las familias de aquellos adolescentes que hacen un mayor uso indebido de los dispositivos digitales. Esto, ha explicado Silvia Ávila, puede vincularse con lo apuntado por Herrero, ya que cuanto peor usan las tecnologías, menor es el «índice prosocial».

También en esos contextos, ha contado la psicóloga, se observan más síntomas relacionados con la hiperactividad: se concentran menos, les cuesta más hacer los deberes, están más revoltosos y son más impulsivos. «Hay una correlación estadísticamente significativa entre ese mal uso de la tecnología y mucha problemática en términos de salud mental», ha subrayado Ávila, quien ha asegurado que con estos datos se pone «evidencia científica» a lo que los psicólogos ya ven todos los días en consulta. «No se pueden usar las pantallas como ese chupete emocional», ha insistido. 

Recomendaciones para un buen uso 

En conclusión, el problema no es tanto el dispositivo en sí, sino más bien el uso que se hace de él, tal y como ha recalcado Torres. La diferencia en las adicciones a los móviles respecto a otro tipo de adicciones, ha explicado, es que los dispositivos ya se usan en todas las esferas (para trabajar, para estudiar, para socializar, etc.). «Por eso el gran objetivo es aprender a vivir con ello, teniendo en cuenta cuáles son los peligros», ha añadido. 

Que ningún niño menor de 3 años esté expuesto a las pantallas 

Ambos expertos han emitido una serie de recomendaciones para un uso saludable de las tecnologías, destacando la importancia de que ningún niño menor de 3 años esté expuesto a las pantallas para que puedan madurar fuera de ellas. De los 3 a los 5 años, ha apuntado Álava, lo ideal sería que el uso de teléfonos, tabletas o la televisión se redujera a unos 30 minutos al día, y siempre acompañados por sus padres. 

Y, una vez tengan su primer dispositivo —lo recomendable es que no sea antes de los 14 años—, aconsejan establecer un «contrato de uso» y asegurarse de que «el tiempo online nunca supere al tiempo offline», es decir, que no pasen más tiempo con los dispositivos que a otras actividades como leer, quedar con amigos, estar con la familia o practicar deporte. 

FUENTE: 20MINUTOS.ES

Nadie tiene una vida perfecta: Día Mundial de la Salud mental

Hoy es 10 de octubre, Día Mundial de la Salud Mental. Queremos llamar la atención sobre una problemática que afecta cada vez más a niñas, niños y adolescentes: la presión de mostrar una vida perfecta en redes sociales.

Un nuevo informe de Unicef presentado el 9 de octubre revela que casi 7 de cada 10 adolescentes en España (68,1%) sienten la presión de proyectar una imagen ideal y sin problemas en el mundo online, aunque no sea cierta. Nos preocupa cómo este fenómeno puede afectar su bienestar emocional, ya que además, el 41,1% cree haber tenido un problema de salud mental en el último año, pero más de 1 de cada 3 nunca ha hablado de ello.

#psicologia #emociones #saludmental #bienestaremocional #unicef #redessociales #pantallas #adolescentes #díamundialdelasaludmental #autocuidado ‪@UNICEF‬

¿Cómo guiar a tus hijos adolescentes en el uso seguro de las redes sociales?

¿Tienes hijos adolescentes y te preocupa el uso que puede hacer de las redes sociales? No desesperes, aquí te mostramos una serie de recomendaciones que puedes usar para guiarlos de forma segura y responsable

  1. Establece un espacio abierto para que tus hijos compartan contigo sus experiencias en las redes sociales, sin miedo a juicios
  2. Enséñales sobre privacidad en línea, cómo detectar información falsa y cómo evitar riesgos como el ciberacoso
  3. Acuerda reglas sobre el tiempo en las redes sociales y la importancia de desconectar durante momentos familiares y de estudio
  4. Mantén un seguimiento de sus actividades en redes sociales para estar al tanto de su seguridad
  5. Anima a tus hijos a desarrollar hobbies y actividades que no dependan de pantallas

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¿Juegos en la calle o en casa?

Cada vez los niños juegan menos en la calle y más en casa y con dispositivos electrónicos. En este vídeo os contamos las ventajas de los juegos en la calle.

Cuando los niños juegan fuera se trabajan los procesos atencionales, de negociación, y de aceptación de unas normas, algo fundamental para el desarrollo de las habilidades sociales, además de la psicomotricidad.

Información relevante que os comparto en este vídeo:

  • Beneficios de los juegos en la calle
  • Desarrollo de las habilidades sociales
  • Trabajar las destrezas motoras
  • ¿Qué hacemos con los niños más inseguros?

Haz click en la imagen para ver el vídeo en el portal Internet Seguro

¿Y si no hubiera redes sociales?

¿Y si….? – ¿Y si no hubiera redes sociales?

¿Qué haríamos sin las redes?

Pues tener más tiempo, entre otras cosas… es una de las conclusiones a las que llegamos en este podcast de RNE del espacio ¿Y Si…?

Y los niños creen que no pasaría nada, ¿o sí?

Escúchalo ahora.

Los niños prefieren pasar su tiempo libre con amigos que usando pantallas

Las preferencias de ocio y tiempo libre de los niños no son digitales, ya que el 78% prefiere estar con amigos, el 55% ir al parque a jugar, el 50% hacer deporte y el 49% hacer manualidades.

En este sentido, la mitad del profesorado señala que el uso de dispositivos digitales en las escuelas está restando tiempo al jugo algo que, a juicio de los docentes, perjudica bastante o mucho el aprendizaje y la adquisición de competencias básicas.

Así lo refleja un estudio dirigido por investigadores de la Universidad Complutense de Madrid y el Instituto Tecnológico de Producto Infantil y Ocio (AIJU), en el que han participado más de 1.800 niños de 5 a 12 años y 110 docentes.

El 88% de los docentes han mostrado su preocupación acerca de la cantidad de tiempo que el alumnado pasa frente a las pantallas y sus posibles efectos en el aprendizaje especialmente en el desarrollo de competencias vinculadas a la adquisición de la comprensión lectora, escritura y lectura.

Esta investigación, refuerza la hipótesis de la creciente desconfianza que han expresado países como Suecia al vincular un retroceso en la comprensión lectora con el tipo de uso de los dispositivos digitales en los centros educativos.

Los más utilizados

Según este estudio, los dispositivos digitales más utilizados por los docentes que han participado en el estudio son la Pizarra digital (84%), el ordenador portátil (66%), Tablet (34%) y el móvil (17%).

Además, destaca que el 20% de los docentes manifestó utilizar más de 3 horas la pizarra digital y el 13% el ordenador portátil, una cantidad de tiempo que supera las recomendaciones pediátricas.

La investigación revela que la tendencia de uso de dispositivos digitales en el aula es pasiva, ya que el 70% de los docentes afirma utilizarlo de forma expositiva mediante la visualización de vídeos, mientras que solo el 21% asegura utilizarlo de forma lúdica.

El 73% manifiestan que su uso expone al alumnado a diversos anuncios con contenidos inapropiados; el 80% de los docentes indican bastante preocupación por la sobreexposición a dispositivos digitales dentro y fuera del aula (móvil, ordenador, pizarra digital, tablets etc.) y sus posibles riesgos asociados; y el 65% señala que las familias están poco sensibilizadas con los riesgos asociados al uso de dispositivos.

Confianza en el uso educativo

En cuanto al juego con dispositivos digitales, el estudio revela mayor confianza docente en el uso educativo que en su uso recreativo para el desarrollo de las funciones ejecutivas. Un 40% desconfía que el juego educativo con dispositivos digitales tenga efectos positivos en la memoria y la concentración.

En las habilidades de planificación y organización, creatividad y resolución de problemas se presentan resultados con mayor variedad de opiniones. La desconfianza aumenta en todas las anteriores si se pregunta por el uso recreativo de dispositivos digitales.

En contraposición, los niños han manifestado que son más creativos (76%), organizados (45%), resuelven mejor los problemas (55%) y memorizan mejor (58%) cuando juegan sin dispositivos digitales.

Con respecto al desarrollo de competencias instrumentales, los docentes entrevistados no perciben que el juego con dispositivos digitales -ya sea con fines educativos o recreativos-, favorezca el desarrollo psicomotor (68%), las habilidades lectoescritoras (50%) y la expresión oral (68%).

Pese ello, el 36% de los niños afirman usar los dispositivos digitales en las asignaturas de Lengua Castellana y Literatura (36%) y Lengua Extranjera (43%). Asimismo, el 46% de los niños han indicado que prefieren aprender a leer y a escribir a través de juegos sin dispositivos digitales.

En cuanto a la valoración de las actitudes de aprendizaje, aunque el 65% de los docentes valora el uso de dispositivos digitales como una herramienta clave para la motivación del aprendizaje, se reconoce que esa exposición sobre estimula bastante o mucho al alumnado (70% si el uso es recreativo y 41% si es educativo).

A su vez, el 53% de los docentes han manifestado que su uso meramente recreativo podría generar dificultades de aprendizaje. Por el contrario, los niños sostienen sentirse más tranquilos cuando juegan sin dispositivos digitales (55%).

Promueve poco o nada la socialización

En cuanto a las habilidades socioemocionales, más del 50% del profesorado asegura que el juego con dispositivos digitales -sea educativo o recreativo-, promueve nada o poco la socialización y el 75% desconfía que promueva el desarrollo socioemocional infantil.

Por su parte, los niños afirman que son capaces de empatizar bastante y mucho más cuando juegan sin dispositivos digitales (61%). Además, los docentes han indicado que el uso recreativo de juegos con dispositivos digitales podría perjudicar a la salud mental (47%), porcentaje que contrasta con el 46% que indica que su uso educativo no perjudica a la salud mental.

FUENTE: cordobabn.com