Sharenting. El peligro de publicar fotos de tus hijos en las redes sociales
El término “nativos digitales”, acuñado por Marc Prensky en 2001, ha sido ampliamente malinterpretado. Se refiere a las generaciones que han nacido en la era digital y parecen manejar la tecnología con facilidad. Sin embargo, nacer rodeado de tecnología no significa automáticamente comprender los riesgos que conlleva habitar el mundo online.
Los niños necesitan supervisión, pero ¿están los padres realmente preparados para acompañarlos y guiarlos en su alfabetización digital?
La realidad es que no siempre es así. Afortunadamente, todos podemos educarnos para proteger a los menores de los peligros que acechan en las redes sociales. Uno de estos riesgos es el sharenting, un término que combina las palabras en inglés share (compartir) y parenting (paternidad). Este fenómeno se refiere a la tendencia de muchos padres a compartir fotos y vídeos de sus hijos en redes sociales. Tan común se ha vuelto esta práctica que en 2016 el diccionario británico Collins incluyó el término.
Los riesgos del sharenting
A pesar de su aparente inocencia, el sharenting no está exento de peligros, y los padres no siempre son conscientes de ellos. Por ejemplo, la Policía Nacional advierte que muchas de las imágenes incautadas en redes de pedófilos provienen de fotos compartidas por los propios padres. Una vez que algo se publica en Internet, deja de ser completamente nuestro; se convierte en propiedad de la plataforma y puede ser accesible para personas con intenciones nada apropiadas, como el uso en pornografía infantil, ciberacoso o suplantación de identidad.
Además, cada foto y vídeo que publicamos contribuye a la creación de la huella digital de nuestros hijos, una marca que los acompañará el resto de sus vidas. Lo que hoy puede parecer una imagen tierna o divertida, mañana podría ser motivo de vergüenza para ellos. Cada vez más menores expresan su incomodidad o descontento con el contenido que sus padres comparten sobre ellos, y algunos, al llegar a la adolescencia, exigen que se borren esas publicaciones, lo que no siempre es fácil de lograr.
Amor y orgullo
¿Significa esto que los padres que practican el sharenting quieren menos a sus hijos? En absoluto. En muchos casos, esta práctica nace del amor y el orgullo que sienten por ellos.
Los padres quieren compartir esos momentos especiales con el mundo, pero a veces olvidan los riesgos que esto conlleva. Es posible sentirse igualmente orgulloso sin necesidad de exponer la vida de los hijos en redes sociales.
Un tema más delicado surge cuando los padres utilizan las imágenes de sus hijos para obtener seguidores, likes o incluso beneficios económicos. Los psicólogos advertimos que es fundamental estar orgullosos de los hijos y decírselo, pero es muy distinto utilizar su imagen como medio para obtener reconocimiento personal.
Realizarse a través de los hijos no es saludable, ya que les impone una carga emocional y una responsabilidad que no les corresponde, generando una presión innecesaria.
La perspectiva de los hijos
A menudo, los padres no son conscientes de los peligros del sharenting. Algunos piensan que no es “tan grave” o que sus hijos disfrutan apareciendo en las redes. Incluso muchos les crean cuentas personales. Sin embargo, que algo les parezca divertido a los niños no significa que estén a salvo de los riesgos. Además, lo que hoy les parece un juego, mañana puede incomodarles o afectar su vida social y emocional, tanto en el presente como en el futuro.
Un ejemplo preocupante es la tendencia de compartir vídeos de fiestas como los baby showers, donde los padres descubren el sexo del bebé ante la cámara. Aunque estas celebraciones parecen inocentes, en algunos vídeos se observa la decepción o tristeza de los padres, emociones que quedan grabadas y compartidas en redes.
Con el tiempo, estos niños pueden ver esos vídeos y sentirse no deseados o poco valorados. Peor aún, esos momentos íntimos quedan expuestos a miles de personas en Internet.
En algunos vídeos salen los hermanos que ven la cara de alegría de sus padres por tener un hermanito con expresiones del tipo “¡qué bien!, ¡yo siempre quise una niña!” cuando ellos son chicos y de nuevo pueden sentirse no queridos y, además, emocionalmente desatendidos.
Con el agravante de que ese momento tan íntimo y vulnerable ha quedado expuesto a todo el mundo en las redes sociales.
Conclusión
Antes de subir esa foto de tus hijos e hijas a las redes sociales, tómate un momento para reflexionar: ¿realmente eres consciente de los riesgos que conlleva esta práctica?
Publicar fotos de tus peques no es solo compartir un momento bonito con los demás, también puede poner en peligro su seguridad y bienestar emocional a largo plazo. Es por eso que, educarse y ser consciente de estos riesgos es fundamental para protegernos en este mundo digital en el que nos movemos hoy en día.
Las cápsulas que acompañan este texto están extraídas del webinar Sharenting. ¿Dónde está el límite? con Sílvia Álava, autora del texto. Para ver el seminario web completo, haz clic aquí.