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Podcast: Las mejores vacaciones de tu vida. Colaboración con Hoy No Es Un Día Cualquiera, de RNE

En la sección de psicología de No Es Un Día Cualquiera, hablamos de cómo plantearnos unas vacaciones que sean las mejores de nuestra vida:

El debate continúa: vacaciones de verano ¿con o sin deberes? Colaboración con YoDona

  • Por MARISA DEL BOSQUE

¿Cuánto tiempo deberían emplear los niños en hacer los deberes?

Inmersos ya en plenas vacaciones escolares, llega la hora de preguntarse: ¿qué hacer con la larga lista de actividades que recomiendan en muchos colegios? La respuesta no es fácil y oscila entre un amplio abanico de posibilidades que van desde obligar a los niños con mano firme a relajar la exigencia y liberarles de toda responsabilidad contraviniendo las indicaciones de los profesores que intentan que los chicos no pierdan el hábito durante los meses de parón.

¿Qué es lo mejor? Pilu Hernández Dopico, reconocida maestra y preparadora de oposiciones, rechaza tajante el argumento del ‘hábito’ para defender ese trabajo extra en vacaciones. «Cuando hay un cumpleaños, compramos un regalo, comemos tarta y no por eso lo hacemos todos los días», dice. «Cuando llueve el niño sabe que tiene que ponerse una ropa determinada y coger un paraguas. ¿Hacemos que lo coja todos los días para que no pierda el hábito? No, porque no es necesario. Con los deberes ocurre lo mismo», concluye.

En este sentido, la maestra rechaza de forma contundente los deberes. «¿Acaso los adultos en vacaciones estamos dos horas haciendo cosas de nuestros trabajos para no olvidarnos?», se pregunta, «es mucho mejor que los niños lean por placer, lo que sea, pero que lean. Y que jueguen a ensuciarse, a mojarse y a caerse con sus padres, hermanos, primos y amigos». Así, Dopico elabora su particular lista de deberes: «Sueña despierto, quiérete y mímate, ayuda a los demás, saluda al entrar y despídete al salir, lee, escribe, salta en los charcos, báñate bajo la lluvia, aprende a escuchar, anda descalzo por la hierba, juega con globos de agua, acaba lo que empiezas y comparte».

Sin embargo, los deberes escolares ordinarios también tienen sus defensores, generalmente profesores que entre sus virtudes destacan que «mejoran la autodisciplina, la organización del tiempo, generan curiosidad y favorecen el desarrollo de atributos personales positivos en los niños», tal y como se recoge en un informe sobre sus pros y sus contras elaborado por la Xunta de Galicia.

Así las cosas, el debate lejos de cerrarse continúa muy vivo. Y los argumentos a favor o en contra parecen bastante distantes entre sí. «Desde mi propia experiencia como madre, y lo confirman luego los profesores, se nota mucho cuando un niño ha estado reforzando los conocimientos en casa y cuando no. En el último caso, tardan en arrancar a principio de curso, van más lentos, tienen que volver atrás en temas que ya tenían dominados y se les hace más cuesta arriba el inicio del ciclo escolar que a los que estuvieron practicando y reforzando lo aprendido el año anterior», afirma Katy Gutiérrez Herrera, madre, psicóloga, monitora de tiempo libre y autora del blog De orugas y mariposas. En su opinión, las ventajas de los deberes son claras: «Los niños afianzan lo aprendido en el curso anterior, adquieren responsabilidades y una rutina sana, y aprenden a distribuir su tiempo porque entienden que no les da para todo».

En esta línea se encuentra la especialista en Psicología Educativa y Psicología Clínica y de la Salud Silvia Álava, quien asegura que «el cerebro no entiende de vacaciones, le da igual que sea lunes, domingo, verano o invierno, lo que quiere decir que los niños siguen aprendiendo durante estos meses». No obstante, asegura que esto no tiene por qué suponer un sufrimiento, también se puede hacer de manera entretenida. «Tenemos que dejar de pensar en los deberes tradicionales: fichas, cuadernos…», dice Silvia Álava. «Es una época en la que podemos aprovechar para aprender de manera mucho más lúdica, jugando. Por ejemplo, utilizando los ratos en familia para hacer juegos de mesa en los que practicar la atención sostenida, el seguimiento de reglas, sumas y restas jugando a las cartas o a las tiendas para que tengan que darnos el cambio correcto… Se trata de hacer otro tipo de ejercicios con los que va a ser divertido aprender», afirma.

En esto coincide también Katy Gutiérrez: «Hay aplicaciones para las tablets muy buenas para repasar, y otras alternativas que refuerzan el aprendizaje, por ejemplo escribir un diario ilustrado de su día a día durante las vacaciones, realizar experimentos científicos caseros que refuercen lo aprendido en la teoría durante el curso, aprovechar momentos de juego para asentar conceptos como sumar o multiplicar, visitar museos… y leer y leer». En este punto, la lectura, insisten también hasta los férreos detractores de los deberes. «Pero deben hacerlo por placer, no como una obligación, y para eso tienen que ver a sus padres leyendo», puntualiza Silvia Álava.

Una cuestión de tiempos

Incluso para los defensores de los deberes, hacerlos o no depende mucho de la edad del niño y de la etapa escolar que esté cursando. Así, cuando están «en proceso de aprender, es decir, primero y segundo de Primaria, deben afianzar la lectoescritura y leer un poquito en verano sí que es necesario, porque ese proceso tiene que quedar completamente automatizado», asegura Silvia Álava. «Sucede igual con el cálculo o con las tablas de multiplicar. En esos cursos está justificado seguir trabajando todos esos conceptos en verano. Los niños más pequeños, los de Infantil, realmente no tendrían que hacer nada, y si hablamos de Secundaria los deberes tampoco tienen tanto sentido ya que la parte de contenidos queda terminada a lo largo del curso. No obstante, esto cambia si existen dificultades específicas de aprendizaje o los profesores nos explican la necesidad de reforzar un área determinada. Un buen criterio es respetar el del profesor: si nos dice que hay presentar una serie de trabajos a la vuelta del verano, tendremos que hacerlo», concluye Silvia Álava.

Y ya puestos a hincar codos, ¿cuánto tiempo debemos dedicar? En esto sí parece haber acuerdo: «Entre 20 minutos y una hora, de lunes a viernes, en función de la edad y de la capacidad de concentración del niño; lo importante es que no le parezca que dedica toda una mañana», dice Katy Gutiérrez.

Por su parte, Silvia Álava introduce un término más en la ecuación: «No debería ser mucho tiempo, pero sí que hay que tener muy en cuenta la hora a la que se hacen. Lo ideal es por la mañana, después de desayunar, de tal forma que primero terminamos lo que debemos hacer para luego ya tener todo el día libre para disfrutar. Se trata de enseñar a los niños que tenemos que cumplir con nuestras obligaciones para luego disfrutar de nuestros derechos (bajar a la piscina, a la playa, jugar…). Los niños pequeños, de seis a ocho años, no deben dedicar más de 25 minutos, si hay alguno mayor con dificultades de aprendizaje puede alargarse hasta una hora, nunca más», concluye Silvia.

FUENTE: elmundo.es

Vacaciones: Estas son las vacaciones que tienes que coger para que el trabajo no acabe contigo. Colaboración con ElEspañol.com

Distintos organismos y expertos han establecido el número de días de vacaciones necesarios para desconectar. 

Por Beatriz G. Portalatín

Por fin llegan las ansiadas vacaciones. Al fin empiezan a asomar esos días de descanso y desconexión laboral que tanto esperamos. Cada vez queda menos. Y es que las vacaciones, sobre todo las vacaciones de verano son una necesidad en toda regla. Una necesidad física, pero  sobre todo mental para todos los trabajadores. Sin embargo, no todos podemos o podremos cogernos todas las vacaciones que nos gustarían. Pero, al menos, ¿cuántos días serían necesarios tomarnos para poder de verdad desconectar, descansar y dejar atrás el estrés y las preocupaciones laborales? 

«No hay una ley universal sobre ello. Va a depender mucho de la calidad de esas vacaciones, de lo que hagamos en esos días y sobre todo de la actitud que tengamos», afirma a EL ESPAÑOL Silvia Álava, doctora en Psicología y especialista en psicología clínica y educativa en el centro Álava Reyes. Sin embargo, y según recomienda esta especialista, «para que el cuerpo se recupere y realmente descanse, como mínimo sería necesario tomarse una semana entera y seguida de vacaciones. Aunque lo ideal serían 15 días». 

Es cierto que todavía quedan privilegiados que se pueden coger tres semanas seguidas o incluso un mes entero, «pero el problema de eso es que a lo mejor después no les quedan días de vacaciones a lo largo del año para poder hacer escapadillas cortas, que vienen muy bien para descansar y recargar pilas durante el año. Hay veces que nos vamos un fin de semana fuera y desconectamos muchísimo», añade Álava. 

«Hay estudios que indican que para optimizar el efecto beneficioso de las vacaciones (las de «verano» y las de «invierno»), hay que repartirlas a lo largo de todo el año en períodos más cortos», exponen desde la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), quienes recomiendan que «lo habitual sería disponer de al menos dos semanas de vacaciones en verano«.

Por su parte, para Encarna Maroño, directora de Organización y Soluciones de Adecco, tal como afirmaba en el marco de la II Encuesta de Adecco sobre desconectar del trabajo en vacaciones, publicada en julio de 2018,»un trabajador debe disfrutar de al menos dos semanas de vacaciones para poder descansar y desconectar de la rutina, aunque lo ideal sería disponer de tres semanas consecutivas».  

Los beneficios de tener vacaciones son fundamentalmente, descansar física y mentalmente y alejarse del estrés que en muchas ocasiones nos afecta. Según una encuesta de la OCU, «un 27% de los trabajadores encuestados corren el riesgo de padecer estrés laboral crónico, también conocido como burnout o síndrome de estar quemado en el trabajo». 

El estrés puede avisar de muchas maneras. Notamos que tenemos un cierto estrés laboral cuando estamos más cansados, irascibles, cuando tenemos más dolores de tipo somático como dolores de cabeza o de estómago, digestiones pesadas, dermatitis, etc. El cuerpo está acusando que tiene demasiada activación y estrés prolongado y nos está diciendo que paremos. En estos casos, lo ideal, si fuera posible, sería adelantar las vacaciones, explica Álava. 

Consejos para desconectar en vacaciones 

A pesar de los beneficios indiscutibles que tienen las vacaciones, no todos sabemos echar del todo el cierre al trabajo. Según datos publicados en la ya citada encuesta de Adecco, «el 36,2% no consigue desconectar, al menos, no todo lo que debería. Dentro de este porcentaje, el 7,3% dice no desconectar en absoluto y el 28,9%, logra cierto nivel de desconexión, pero no el suficiente». Por su parte, «el 63,8% de los encuestados asegura desconectar de sus funciones por completo». 

Lo primero que debemos saber es que la desconexión es más un estado mental que físico. Por ello, todos tenemos que aprender a desconectar para volver a conectarnos con nosotros mismos, algo que se puede hacer a lo largo de todo el año y no solo en vacaciones de verano, afirma Álava. Una vez seamos conscientes de esto, sería de gran ayuda tomar notas de estos cuatro consejos que nos ofrece esta doctora en Psicología. 

Termina las tareas pendientes

Lo ideal es dejarlo todo cerrado antes de irse de vacaciones. Sin embargo, si eso no fuera posible, no pasa nada, lo dejamos agendado para cuando volvamos de vacaciones. Es decir, dejamos citado el problema. Por ejemplo, si cogemos vacaciones del 1-15 de julio, ese problema lo resolveremos el 17 de julio a las 10 de la mañana. 

No contestes ni respondas llamadas de trabajo (en la medida que puedas)  

Si podemos, sería recomendable dejar un mensaje automático en nuestro correo electrónico en el que diga que estamos de vacaciones hasta tal día. Si tenemos que contestar un correo o que coger el teléfono, lo mejor es: parar, pensar y valorar: ¿Es tan importante hacer o recibir esa llamada o correo,  o realmente puede esperar? Lo mejor, recomienda Álava, «es no hacerla, es decir, si podemos evitamos la llamada: ¿Realmente es tan importante? ¿Se está quemando la oficina?. Pero no hay una ley universal. Sólo hay que pensar: «¿Qué es lo mejor para mí?». Una persona puede coger la llamada y quitarse de encima el problema en dos minutos y seguir de vacaciones sin más y otras personas pensarán que si cogen esa llamada se podrá quedar enganchada de nuevo al trabajo».

Piensa en las cosas que te gustan hacer

Las vacaciones son un buen momento para pensar en las cosas que no gustan hacer. Las cosas que se hagan en vacaciones van a depender del momento en que se encuentre la persona: habrá años en que queramos irnos de viaje para ver mil cosas y otros en que prefiramos, por ejemplo, estar tirados en una toalla en la piscina, relajados y leyendo un libro. Hay que aprender a escuchar lo que nos pide el cuerpo. Además, indica que las vacaciones no tienen que estar asociadas al dinero. Hay veces en que podemos irnos al pueblo a descansar y desconectamos y nos lo pasamos genial. Todo se trata, insiste, de una actitud mental. «Si te vas 15 días pensando en el trabajo de nada nos servirán esas dos semanas de vacaciones. En cambio, si te vas con una buena actitud, con pocos días vas a venir descansado». 

Pon alternativas más cortas si no tienes vacaciones largas

A lo largo del año hay muchos puentes y fines de semana. «Si por ‘equis’ razones, este año, solo has podido cogerte una o dos semanas de vacaciones en verano, tómalo con filosofía: este año te toca trabajar, pero ya disfrutarás de los fines de semana y de los puentes que haya durante el resto del año. Por otro lado, durante los días de trabajo en verano, ayuda mucho que después de la jornada laboral hagamos otras actividades: salir con los amigos a tomar algo, ir al cine, pasear etc. Y que aprovechemos los fines de semana al máximo para descansar y hacer lo que te gusta. «Tenemos muchos fines de semana, puentes y situaciones al año que nos pueden ayudar a descansar y reconectarnos con nosotros mismos«, concluye Álava. 

FUENTE: elespanol.es

¿Por qué se divierten menos hoy los niños? Colaboración con el diario ABC

Ahora que con las vacaciones volvemos a tenerlos más tiempo en casa: Ideas para acabar con su aburrimiento

Según las psicólogas Silvia Álava Sordo, del  Centro de Psicología Álava Reyes, y Violeta Alcocer, las generaciones actuales de niños se aburren más que las de hace años. Estas son algunas de las razones. 

—Las familias son cada vez menos numerosas. Muchos niños son hijos únicos y no encuentran con quién jugar cuando están en casa o de vacaciones con sus padres. 

—Las parejas tardan más en tener hijos, por lo que  su energía no es la misma cuando tienen un niño a los 27 años que a los 40. Las ganas de jugar, de tirarse al suelo y hacer una guerra de cosquillas o de diseñar planes muy activos, no son las mismas.

—Las ciudades son más inseguras, los niños casi no salen a la calle, lo que les ofrece menos oportunidades de estar al aire libre con otros niños de su edad. 

—Exceso de regalos. Muchos padres compensan el poco tiempo que pasan con sus hijos  comprándoles juguetes. Nuestra sociedad consumista hace que numerosos juegos acaben acumulados en el armario. Poseer muchas cosas hace que pierdan valor, que no se aprecien. Si la necesidad agudiza el ingenio, la saturación lo adormece.

—Falta de tiempo. Durante el curso escolar tienen agendas muy apretadas y cuando los alumnos salen de clase van a extraescolares, seguidamente a casa a hacer deberes, ducharse, cenar… Apenas disponen de tiempo para «no hacer nada», por lo que cuando llega el verano y se enfrentan a «tiempos muertos» no saben cómo afrontarlos. 

Una idea es decirles que escriba una historia y que ellos sean los protagonistas
Una idea es decirles que escriba una historia y que ellos sean los protagonistas

—Los padres tienen la opción de involucrar a los pequeños en sus actividades. Se les puede invitar a que se acerquen y compartan con ellos lo que estén haciendo como recoger las hojas del jardín, regar, cocinar, ordenar unas fotos… Además de divertirse y compartir tiempo juntos, se sentirán importantes por tal invitación.

Proporcionarles elementos como pinturas, arcilla, cartulinas, hojas de árbol, piedras… para que con todo ello construyan o diseñen algo que les resulte bonito. Si no se les ocurre, el adulto puede guiarles al comienzo para dejar que sean los pequeños los que continúen con la labor. 

—Que visiten a los abuelos, pero no como el resto del año que van a su casa para que les den de comer o a quedarse porque están enfermos y no han podido ir al colegio, sino para hacerles compañía, hablar y sobre todo jugar con ellos, aunque sea a juegos sencillos, como el dominó.

—Facilitarles el entretenimiento con los hermanos o, si no los tiene, gestionarles la compañía de un vecino, un primo con el que compartir aventuras… 

Mostrarles fotos para que realicen un álbum, ya sea en papel o digital. 

—Dotarles, según la edad, de lápiz y papel para que escriban una historia imaginaria o real de lo que les gustaría hacer durante el verano.

—Decirles que son un personaje de un cuento, una película o un aventurero y que se imagine qué haría en su lugar.

FUENTE: diario ABC

Cómo lidiar con los niños en vacaciones y ayudarles a disfrutar en familia. Colaboración con huffingtonpost.es

¿Vacaciones fraccionadas o de forma consecutiva? Colaboración con Madrid Directo

Presentamos la guía práctica de consejos para «smart families» estas vacaciones, en colaboración con Lidl. Artículo del diario La Razón

#ViernesDePodcast: Hablamos de la llegada de las vacaciones con niños en Mediodía en Cope Más Madrid

#ViernesDePodcast: ¿Qué hacemos con los niños en verano? Colaboración con Hablar en Familia de la Cadena COPE

Vacaciones con niños: el pueblo sí es para ellos. Colaboracion con Mujer Hoy del diario ABC