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Hablamos del motivo del estrés postvacacional en TreceTv: «Nos afecta a todos, pero de distinta manera»

Hay un porcentaje de la población que ante esta situación desarrolla el síndrome de estrés postvacacional.

Con la llegada de septiembre llega el fin de las vacaciones y la vuelta a la rutina por ello la doctora en Psicología Clínica y de Salud Silvia Álava ha explicado en ‘TRECE al Día’ lo que debemos hacer para retomar nuestras obligaciones

Durante las vacaciones no tenemos horarios ni obligaciones. Sin embargo con la vuelta al cole y al trabajo «manda el reloj», ha incidido la psicóloga. Hay un porcentaje de la población que ante esta situación desarrolla el síndrome de estrés postvacacional. Estas personas se inundan de «sentimientos de tristeza y están más irritables», ha explicado.

Hay que intentar acomodar los horarios unos días antes de volver a la rutina.

También es importante tener rutinas saludables. Unos días antes debemos adecuar el horario, ya que se rompe con el ritmo de vigilia, por ello debemos intentar acostarnos a una hora razonable.

El estrés postvacacional «nos afecta a todos, pero de distinta manera», ha señalado la experta. Esto ocurre porque hay personas que piensan que al irse de vacaciones los problemas desaparecen. Esto no es así, ya que «las vacaciones son un paréntesis», ha subrayado.

Además, las personas que trabajan de cara al público, son más propensas a padecerlo porque es un puesto más desgastante. El primer día debemos marcarnos objetivos muy completos y medibles, también debemos volver con una sonrisa. Que demuestra el agradecimiento, «nos hemos podido ir de vacaciones porque tenemos un trabajo», ha explicado. Además, seguro que en el trabajo hay cosas positivas porque te ayuda a pagar el alquiler o la hipoteca.

¿Falsas expectativas?

El problema reside en que «tenemos una falsa expectativa de que los problemas me los solventará las vacaciones y ahora a la vuelta tenemos los problemas», ha explicado.

Con la vuelta a la rutina es bueno realizar las denominadas «actividades de recovering» que hacen que la ansiedad baje. Lo que no debemos hacer es: «Me apunto a todo y luego lo que consigo estar más estresado», ha subrayado. Cada día debemos tener un pequeño momento para nosotros, ya sea teniendo un rato de lectura o conversando con un amigo e incluso podríamos escribir en un diario y buscar tres cosas positivas que han pasado a lo largo del día, esto está demostrado que ayuda a «incrementar el bienestar emocional».

Las vacaciones son para los niños, no hay excusa para no estar con ellos

| PSICÓLOGA INFANTIL

No debemos alterar los ritmos de nuestros hijos en verano. «Luego es difícil controlarles»

¿Cómo debemos afrontar las vacaciones con nuestros hijos?

Lee el artículo realizado por Izaskun Errazti aquí: https://www.elcorreo.com/sociedad/vacaciones-ninos-no-excusa-padres-estar-con-ellos-20220814191401-nt_amp.html

Trabajadores sin desconexión en vacaciones: «Sus cuerpos están en la playa pero sus mentes, en la oficina»

Dejar de consultar el correo o de atender el móvil de empresa ha sido, para muchas personas, una misión imposible

Los psicólogos afirman que la pandemia y el teletrabajo han podido aumentar el llamado estrés vacacional 

Por JESSICA MARTÍN

Desconectar por completo en vacaciones: ¿a quién no le suena bien esa frase? 

Carla, subdirectora de una agencia de marketing, asegura que le encantaría ponerla alguna vez en práctica, pero la responsabilidad ligada al cargo que ostenta y su personalidad “autoexigente” le han impedido apartarse varios días del teléfono de empresa o del correo electrónico este verano.

“Yo no he desconectado totalmente jamás. La única forma en la que puedo conseguirlo un poco es yéndome de vacaciones a un sitio con cambio de horario donde haya ocho horas de diferencia con España, porque así, cuando allí es de día, están durmiendo aquí y sé que no me están llegando correos ni tengo la tensión de saber que están pasando cosas. Pero cuando estoy de vacaciones en España, con el mismo horario, al final estoy pendiente todo el día. Es inevitable”, cuenta Carla en una conversación con RTVE.es.

Sin escapatoria

Desde el pasado año, debido a la pandemia, las posibilidades de hacer viajes internacionales se han reducido, así que no ha tenido «escapatoria». Ya asumió en junio que este verano su mente no estaría alejada de la responsabilidad laboral en ningún momento.

“Hay veces en que sí me agobia. Una dice: ‘Estoy todo el año trabajando y no puedo estar una o dos semanas de desconexión total’, pero es cierto que también es culpa mía porque yo tampoco sé desconectar y porque no dejo pasar una (…) Cuando veo el correo de un compañero o percibo que algo se está haciendo mal, al final me resulta imposible quedarme con los brazos cruzados. No puedo irme de vacaciones y olvidarme del correo. Imposible. Por más que quiera, no puedo”, admite Carla.

Un problema extendido que ha podido empeorar con la pandemia

Su caso, aseguran distintos psicólogos, responde a un problema “muy extendido” entre la sociedad. La última encuesta de Adecco sobre Desconectar del Trabajo en Vacaciones ya señalaba en 2019 que el 39,3 % de los españoles no logra ese descanso mental, pero la situación podría haber empeorado desde la irrupción de la COVID-19.

La pandemia no solo ha elevado los niveles de ansiedad en buena parte de la ciudadanía, sino que además ha intensificado en muchos casos el ritmo laboral y ha “difuminado” los límites entre la vida personal y la laboral, como consecuencia del teletrabajo.

Nos hemos acostumbrado

“Nos hemos acostumbrado a que el trabajo no siempre sea un ‘voy a la oficina y cuando salgo desconecto’. Ahora muchos estamos trabajando en casa y en cualquier sitio donde se tenga un mínimo acceso a internet. Esto hace más difícil desconectar cuando llega la hora de hacerlo”, afirma la psicóloga Silvia Álava.

Lo más grave del asunto, avanza esta misma psicóloga, es que, justo este año, “necesitamos desconectar más que nunca”.

“La mayoría de personas llegan a estas vacaciones más irritables y con menos energía que nunca“

“La mayoría de personas llegan a estas vacaciones más irritables y con menos energía que nunca. El año pasado la situación era distinta porque, aunque veníamos de varios meses metidos en casa, vislumbrábamos el fin. En aquel momento llegamos a las vacaciones con una ilusión, porque parecía que íbamos a recuperar la normalidad, pero esta vez llevamos un año y medio sin ver el final. El cerebro está agotado y anímicamente estamos más flojos”, explica.

Cuando es la empresa la que no permite desconectar

A la hora de analizar las causas del llamado estrés vacacional los expertos puntualizan que hay que distinguir entre distintos orígenes o factores que lo favorecen. El primero tiene que ver con la exigencia del puesto de trabajo y de la empresa; el segundo está relacionado con el funcionamiento del cerebro y la dificultad para adaptarse rápido al periodo de calma tras haber vivido una situación de estrés; y un tercero parte de un tipo de personalidad específica.

Respecto al primer punto, Alberto Alemany, director de intervención y psicólogo del equipo profesional de Mentevita, afirma que todavía son demasiadas las compañías que “no respetan” el descanso de sus trabajadores: “Esto habla de una mala planificación estratégica, de una mala gestión de los recursos humanos, y de poca comprensión sobre cómo funciona el rendimiento laboral de los profesionales”.

Lo afirma, además, basándose en su experiencia diaria, ya que el centro en el que trabaja está especializado en estrés y ansiedad laboral, e imparte cursos de formación para mejorar la salud psicológica dentro de las empresas.

Responsabilidad compartida

La mayoría de pacientes a los que Alemany atiende en una situación de estrés laboral trabaja en compañías que durante los periodos de descanso siguen demandando que sus profesionales trabajen sin comprender, dice, que no solo va en perjuicio del trabajador sino también de la empresa. No obstante, el psicólogo puntualiza que, en algunos casos, la responsabilidad es compartida: “Hay profesionales que no son capaces de decirle a su jefe: ‘estoy de vacaciones’”.

Esto último puede provocar ansiedad, rabia y malestar, según apunta también la psicóloga Lina Romillo, quien sostiene que “no saber poner límites a los demás, sea en el ámbito que sea», genera también «mucha inseguridad”.

Situación distinta es la de las personas que tienen una pequeña empresa o la de trabajadores autónomos, por ejemplo. En este caso, resulta más difícil desvincularse por completo durante un tiempo de las tareas y a menudo ocurre que el “cuidado” de la empresa queda por encima del cuidado de la propia salud mental.

Dificultad de la mente para «salir de la oficina»

El segundo factor que aumenta la probabilidad de que una persona tenga dificultades para desconectar del trabajo tiene que ver con el funcionamiento del cerebro y con la capacidad de adaptarse al cambio.

“Normalmente, durante el año estamos sometiendo a nuestro cuerpo a unos niveles de ansiedad elevados y mantenidos en el tiempo. Cuando llegan las vacaciones los estímulos que generan esa angustia desaparecen, pero nuestro cuerpo no aprende tan rápido esta cuestión (…) el cuerpo sigue pendiente de seguir trabajando. Se necesita un tiempo más largo para entender que esa situación (la que genera el estrés) no está presente”, explica Alemany.

Romillo precisa que muchas personas necesitan “3 o 4 días” para que su mente “se dé cuenta” de que está de vacaciones: “Los últimos 2 o 3 días antes de volver al trabajo suelen volver a pensar en el trabajo, así que, si se van 15 días de vacaciones, casi la mitad las ‘gastan’ no estando de vacaciones. Sus cuerpos están en la playa; sus mentes, en la oficina”

“Sus cuerpos están en la playa; sus mentes, en la oficina“

Alemany apunta que factores como la edad y el sexo también influyen en la aparición de lo que también se conoce como “depresión de la tumbona”: “Cuanto más jóvenes, más nos cuesta desconectar. Y a las mujeres les resulta menos difícil desconectar que a los hombres”, sostiene.

Rasgos de la personalidad que influyen: autoexigencia e inseguridad

Por último, los psicólogos coinciden en que la personalidad es un factor determinante y detallan cómo es el perfil de quienes padecen este estrés vacacional.

“Normalmente son personas muy autoexigentes que buscan la perfección en cada cosa que hacen. En cierta manera tienen miedo de fallar y viven sus trabajos como si fueran imprescindibles, pero nadie lo somos”, dice Romillo.

Álava menciona también que, en algunos casos, quienes sufren estrés vacacional se cargan con una responsabilidad excesiva por temor a que sus jefes dejen de valorarlos o a que sus clientes dejen de confiar en ellos, por ejemplo. También 

“También tiene que ver con la inseguridad. A medida que soy inseguro, soy más inestable y tengo la necesidad permanente de reactualizar mi valía. Esto es un círculo que se retroalimenta: si tengo esa necesidad de decir ‘aquí estoy, la empresa me necesita’, la empresa recibe ese mensaje y seguirá demandando (…) A veces se aprecia también un perfeccionismo elevado y una dificultad para poder delegar. Hay gente que tiene la necesidad de sentirse imprescindible en la organización y eso hace que les resulte difícil desconectar porque, si no tienen todo bajo control, sienten que algo horrible va a pasar”, agrega Alemany.

¿Qué supone no dejar al cerebro descansar?

Convivir con el estrés de manera sostenida y no dejar que el cerebro descanse, ni siquiera en vacaciones, tiene consecuencias negativas tanto para la salud mental como para la salud física.

“El estrés vacacional o la depresión de la tumbona, más allá de ser un nombre, tienen complicaciones. A corto y medio plazo, repercutirán en la esfera personal porque se pueden dar niveles de angustia, de ansiedad o incluso de depresión elevados. También dificultad para conciliar el suelo o trastornos psicosomáticos como migrañas, cefaleas o dolores estomacales. Y, a largo plazo, lo que puede provocar es un desgaste de profesional que va a incidir en su rendimiento laboral”, explica Alemany.

En línea con ese comentario, Álava recalca que “el cerebro es más productivo tras un periodo de descanso” y Romillo sostiene que el agotamiento mental puede provocar también un cansancio físico intenso.

«Después de correr una maratón, serias incapaz de correr otra maratón al día siguiente. Con la mente pasa lo mismo, igual que los músculos, necesita descansar. Si llevamos mucho tiempo trabajando a mucha intensidad entramos en lo que se conoce como fatiga. Dirás ‘estoy cansada, descanso, y sigo cansada’. Esto se acaba notando muchísimo a la hora de mantener la atención y en la productividad», agrega Álava.

Cinco consejos de los expertos

  1. Antes de coger vacaciones, planifica. Dedicar un tiempo previo al periodo vacacional para reunirse con los profesionales que se harán cargo de tu tarea puede ser muy útil. También es conveniente hacer supuestos de los problemas críticos que pueden darse durante ese tiempo y «practicar el ejercicio de delegar durante todo el año», aconseja Alemany. Este psicólogo también recomienda que, antes de coger vacaciones, se active la respuesta automática del correo y, en casos en que sea imprescindible, dejar «una vía de contacto urgente» para situaciones que realmente lo sean.
     
  2. Céntrate en el ‘aquí y ahora’. La mente también puede ser reeducada y hay que empezar por focalizarla en las relaciones personales, en el lugar donde te encuentres, en vivir el momento con conciencia plena. “Si viviéramos conectados a la vida, no necesitaríamos desconectar de nada. Vivir siendo plenamente conscientes en ‘el aquí y ahora’ hace que trabajes de forma mucho más eficaz y eficiente, y vivir una vida en el presente es la única forma de vivir. Cuando la mente está en el pasado o en el futuro se sobrevive, no se vive», subraya Romillo.
     
  3. Dedica tiempo a pequeños placeres. Además de «obligarse a parar» y realizar un ejercicio de autoconsciencia, Álava aconseja dedicar en estas vacaciones más tiempo al autocuidado y realizar actividades para las que habitualmente no hay tanto tiempo durante el resto del año, como echarse una siesta o leer tranquilamente un libro. «Estas vacaciones, en pandemia, son especiales y no tenemos que pensar que para desconectar necesitamos coger un avión y viajar a sitios nuevos. Podemos disfrutar de las pequeñas cosas».
     
  4. Coge, al menos, dos semanas libres seguidas. Tener un mínimo de dos semanas de vacaciones ininterrumpidas, si es posible, ayudará a tener un mayor margen para adaptarse al ritmo que requiere la desconexión, según Alemany.
     
  5. Trata de cortar al máximo el vínculo con lo laboral. Por último, los psicólogos consultados coinciden en que lo más sano para la desconexión es evitar todo lo posible el contacto con las tareas profesionales. Si es necesario hacerlo, lo mejor es fijar un breve tiempo al día para consultar el correo o el móvil de empresa, y comprometerse a no revisarlo fuera de ese horario marcado. 

FUENTE: rtve.es

Vacaciones con niños, ¿cómo las planteamos? Entrevista para agencia EFE

¿Cómo plantear unas vacaciones con niños? ¿Cómo distribuir el tiempo libre? ¿Jugar y aprender al mismo tiempo? La doctora en Psicología Clínica y de la Salud Silvia Álava Sordo, conferenciante y escritora, expone en un artículo para EFEsalud cómo afrontar el mes de vacaciones con los más pequeños durante este segundo verano marcado por el impacto del coronavirus

Vacaciones con niños, ¿cómo lo planteamos?

por Javier Tobar

Estamos ya casi en el ecuador del ansiado verano, y para las familias que tienen hijos es una situación que no es fácil.

Primero por las dificultades para conciliar, ya que por mucho que lo intentemos las vacaciones de los adultos no se estiran tanto como para cubrir los dos meses y medio de vacaciones de los niños.

Y segundo, porque la perdida de rutinas, que en un primer momento necesitamos para poder relajarnos y no vivir
esclavos del reloj, tampoco ayuda a que los niños estén entretenidos.

Además, este verano no es un verano más. Emocionalmente ha sido un curso muy difícil, sin duda el más complicado al que se han enfrentado nuestros hijos e hijas y, si somos sinceros, también al que nosotros nos hemos enfrentado como padres y educadores.

El confinamiento y las restricciones provocadas por la pandemia Covid-19 nos han pasado factura a nivel emocional a todos, tanto a niños como adultos.

Entonces, ¿cómo podemos plantearnos este mes de vacaciones con los niños?

Dejando espacio para hablar sobre lo que hemos sentido este curso, y también sobre lo que sentimos ahora. En ocasiones, los niños necesitan tiempo para tomar distancia, y cuando están más relajados es cuando nos cuentan sus preocupaciones.

Silvia Álava Psicología
La psicóloga Silvia Álava/Foto cedida

Intentando que las pantallas no lo invadan todo. Las nuevas tecnologías tienen muchos beneficios y han llegado para quedarse, sin embargo, debemos de evitar el desplazamiento digital y que ocupen el lugar de otro tipo de ocio, como practicar deporte, estar en la playa, en la piscina, en la naturaleza, con amigos…

Procurando que se relacionen con más niños y que jueguen al aire libre. Que se puedan mover. De sobra son conocidos los beneficios del deporte para el correcto desarrollo infantil a todos los niveles

  • Cognitivos: dado que fomenta la capacidad de planificación, toma de decisiones, organización, memoria de trabajo.
  • Sociales: los niños a través de los juegos deportivos desarrollan habilidades sociales necesarias en su vida.
  • Emocionales: el deporte también les ayuda a trabajar la tolerancia a la frustración.

Dejando tiempo libre para que ellos se organicen. Cuando los niños tienen todo su día organizado y simplemente les llevamos de una actividad a otra, no les estamos dando la oportunidad de que aprendan a organizarse ellos, adquieran esa capacidad de planificación, y que sean ellos/as quienes deciden qué es lo que van a hacer, como entretenerse, a qué jugar… esto es fundamental para que puedan desarrollar la función ejecutiva, es decir ser capaces de dirigir su conducta para conseguir una meta, que tan importante es para el correcto desempeño escolar.

Y dejando que asuman las responsabilidades propias de su edad, como, por ejemplo, llevar la toalla a la piscina, recoger los juguetes y volver a llevarlos a casa…

Permitiendo que se aburran. El aburrimiento tiene muchas cosas positivas, fomenta la creatividad en los niños, les ayuda a adquirir tolerancia a frustración, a perder el miedo a estar solos con uno mismo, a aprender a entretenerse solos… Sin embargo, a los padres nos da mucho miedo que se aburran y enseguida intentamos
distraerlos, evitando que adquieran ellos esa capacidad de regulación.

Respetando sus horarios. Puede que a nosotros no nos pase nada por comer más tarde o por alterar nuestro ritmo de sueño y vigilia. Sin embargo, los niños no tienen esa capacidad para adaptarse, por lo que, aunque no nos venga bien e interfiera con nuestros planes, los horarios siempre los marcarán los más pequeños.

Los planes deben de estar ajustados a su edad. Intentando hacer actividades que no tengan en cuenta la edad ni las posibilidades de nuestros hijos, lo más probable es que terminemos todos frustrados y enfadados. Puede que lo que más nos apetezca sea ir a visitar un museo, y pasarnos allí todo el día, pero si es muy largo y no está adaptado para los niños, seguramente, se vaya a aburrir. En cambio, una visita guiada más corta es algo que un niño si que está preparado para hacer.

Actividades de investigación que mantengan activo su afán por aprender. Que estemos de vacaciones no significa que dejemos de aprender, por eso desde la psicología siempre recomendamos, que, aunque es tiempo de descanso, dediquemos tiempo, por ejemplo:

  •  Para leer, leer cosas divertidas, adaptadas a su edad y para investigar.
  • Para usar las pantallas a nuestro favor, y descubrir las cosas curiosas que suceden a nuestro alrededor… buscar información sobre esa mariposa que hemos visto en el parque, o sobre ese caminito de hormigas que encontramos en el camino, o sobre el nombre de nuestra calle…

Y luego que nos lo cuenten, por ejemplo, durante la comida o la cena, cuando toda la familia esté unida….

En definitiva, “recarguemos pilas” que es muy necesario para todos, pero despertando en ellos la curiosidad por el conocimiento de una forma abierta, distendida y divertida…

FUENTE: EFESalud

Este verano, los cuadernos de refuerzo también son digitales

Este verano, los cuadernos de refuerzo también son digitales. Las herramientas tecnológicas permiten reforzar contenidos en cualquier lugar y momento, pero también es importante dejar espacio para el descanso y las actividades de ocio al aire libre.

Por NACHO MENESES

Tras un curso difícil y en medio de un verano en el que las noticias sobre el avance de la vacunación se entremezclan con la mayor incidencia en meses, la incertidumbre y el miedo se resisten a desaparecer. Por eso, las largas vacaciones estivales aportan a millones de estudiantes un descanso merecido y muy necesitado que también suele aprovecharse para repasar o reforzar alguno de los contenidos que se aprendieron a lo largo del año: “Tenemos que pensar que el cerebro no entiende de vacaciones, de si estamos en agosto o en septiembre u octubre. El cerebro sigue aprendiendo, y por eso es importante seguir estimulándolo. Pero podemos hacerlo de una forma completamente diferente, sin necesidad de que se sienten a hacer deberes”, explica Silvia Álava, psicóloga infantil.

Aprovechar el verano

Según la experta, el verano es una época ideal para aprovechar con los niños situaciones cotidianas como ir a la compra y practicar el cálculo con los precios y las vueltas, fomentar la lectura leyendo un libro (y que luego nos lo puedan contar) o incluso ponerse a escribir sobre las cosas que han hecho a lo largo del día. Pero la transformación digital acelerada por la pandemia ha potenciado y transformado también otros recursos como los tradicionales cuadernos de refuerzo estivales, incorporando herramientas como la gamificación para aumentar la motivación y el interés de niños y jóvenes a la hora de dedicarle tiempo al estudio. No en vano, el informe anual de Qustodio 2020 sobre los hábitos digitales de los menores destacó que el uso de aplicaciones educativas aumentó un 54 % a lo largo del año, algo especialmente relevante si se tiene en cuenta que España fue el país donde más creció el uso de estas herramientas durante la pandemia.

Para Fran García Ferrández, profesor de Inglés de Secundaria en Alicante, “durante las vacaciones de verano, es importante que los alumnos no desconecten por completo del ambiente escolar. Sería interesante reforzar aquellas materias en las que el resultado puede ser mejorable, así como trabajar la escritura, la comprensión lectora y los idiomas” sin descuidar el aspecto lúdico, como señala Silvia Álava: “Si elegimos cuadernos, que sean cuadernos que puedan llamarles la atención y que sean divertidos; que no los vean como una carga añadida, porque lo último que queremos es que se desmotiven”.

¿Qué aportan los cuadernos digitales?

En unas circunstancias como las actuales, la tecnología brinda no solo la oportunidad de seguir aprendiendo en cualquier lugar y momento, sino también el hacerlo de una forma lúdica y motivadora. “Uno de los resultados que ha originado la pandemia es que ha acelerado nuestro conocimiento de qué funciona en la educación digital y cómo aprovecharlo para optimizar el aprendizaje”, señala Eilert Hanoa, CEO de Kahoot!. Por eso, desde la popular plataforma de aprendizaje se señalan varias ventajas:

  • Aprendizaje en cualquier lugar. Es fácil que, durante estas fechas, la familia se encuentre lejos de su lugar habitual de estudio o trabajo, por lo que las apps educativas posibilitan el dedicar un rato de estudio ya sea en la playa, en la piscina, en el hotel o durante un viaje en coche.
  • Mayor motivación. Los juegos interactivos, los retos digitales o las actividades online suelen resultar más motivadoras y llamativas, ya que presentan desafíos y permiten la competición entre amigos.
  • Interacción social. Las apps educativas hacen posible que los amigos y compañeros sigan en contacto e incluso interactúen y compartan actividades de aprendizaje en grupos o por videollamada.

Ahora bien, ¿qué herramientas es recomendable utilizar, y cuánto tiempo cada día? “Depende mucho del niño o niña, de la edad que tenga y de la velocidad a la que lea, escriba… Más que especificar un tiempo, sería mejor hacerlo por objetivos. Es bueno que desde pequeños les acostumbremos a marcar un objetivo, y que lo importante sea conseguirlo, no estar 45 minutos o una hora con ello”, afirma Álava. “Y tampoco es lo mismo un niño que ha terminado bien un curso que otro que necesita reforzar algo o que tiene dificultades específicas de aprendizaje”. El día da para muchas horas y muchas cosas, explica, aunque también depende de si los padres están o no trabajando y de sus posibilidades de conciliación, “porque una cosa es lo que recomendemos los psicólogos, y otra lo que realmente se pueda hacer”.

“Si nos ponemos en un entorno ideal, en el que no tenemos de estar pendientes de cómo conciliar, lo ideal sería desayunar y descansar un rato, antes de ponerse a hacer estas actividades, de manera que se dejen hechas desde por la mañana y tengamos tiempo libre para el resto, para nuestra recompensa”, añade la experta. Una rápida búsqueda por Internet nos revela una amplia gama de opciones según los aspectos que quieran reforzarse: la lectura, la escritura, el cálculo matemático, los idiomas… Por eso, desde EL PAÍS queremos presentaros nuestra propia selección de apps educativas para este verano:

  • iCuadernos. Los tradicionales cuadernos Rubio se han transformado en herramientas digitales para que los niños aprendan jugandolectoescritura, matemáticas o ejercicios de refuerzo de la psicomotricidad fina desde su tablet.
  • Smartick. Una app española que ofrece distintos packs para afianzar las matemáticas y la lectura, en función de las necesidades de cada niño y gracias al uso de la Inteligencia Artificial. Los padres reciben, además, información instantánea por correo electrónico de las sesiones que completan sus hijos.
  • Kahoot! ofrece tres juegos distintos: para los más pequeños (entre tres y ocho años), Poio les ayuda a aprender a leer jugando; DragonBox para aprender Matemáticas y Drops para cultivar más de 41 idiomas a través de juegos visuales y divertidos.
  • Academons. Una completa app educativa para alumnos de cualquier curso de Primaria, con la que pueden aprender Lengua, Inglés, Ciencias Naturales y Sociales. Al estilo de Pokemon Go, los niños verán como las distintas criaturas presentes en Academons van evolucionando y adquiriendo nuevas habilidades con cada juego resuelto.
  • Lingokids.Una app con cientos de juegos para familiarizarse con el vocabulario en inglés desde edades tempranas.

La importancia de la salud emocional

A punto de cumplir un año y medio de pandemia, e independientemente del refuerzo escolar que escojamos para nuestros hijos, el descanso estival nos brinda la ocasión perfecta “para priorizar la salud emocional de la familia, hablar sobre lo que hemos sentido y cómo estamos. Estamos viendo que la salud de los niños y los adolescentes está muy afectada, y el juego es un vehículo ideal para crear un clima de confianza y que los menores expresen lo que sienten”, apunta Álava. Por eso, y después de tantos meses con restricciones, es recomendable aprovechar al máximo las oportunidades de hacer actividades al aire libre o deportivas, ya que, como recuerda Álava, el deporte está también relacionado con el aprendizaje y el desarrollo de las capacidades ejecutivas, de planificación y organización. Lingokids, por su parte, aporta unas pocas sugerencias:

  • Actividades al aire libre en contacto con la naturaleza, jugando con amigos o en la plaza del pueblo; correr, saltar, hacer guerras de agua o ir en bici; y hacer senderismo o ir a la playa o a la piscina con la familia son algunas de las muchas posibilidades a nuestro alcance.
  • Introducirlos a las tareas “de los mayores”, de forma lúdica y adaptada a su edad. Enseñarles a hacer su cama, dejarles que participen en la preparación de la comida o la cena, recoger la ropa, poner la mesa…
  • Reinventar los juegos en familia, usando cualquier espacio abierto: el escondite, el pañuelo, la gallinita ciega, las carreras de sacos o con un huevo y una cuchara, morder una manzana sumergida en agua…
  • Sacarle partido a las sobremesas, que son el momento ideal para echarse una siesta, leer un libro que ellos hayan elegido expresamente o incluso jugar a la tablet por un tiempo razonable, sin dejar que se enganchen y nunca cerca de la hora de acostarse, para que no interfieran con su rutina de sueño.

FUENTE: Diario El País

Cómo combatir el estrés laboral en pandemia y desconectar del trabajo en vacaciones

Afecta a más del 40% de los trabajadores. No hay que normalizar tener estrés por trabajo ni estar medicalizado por ello. La psicóloga y doctora Silvia Álava nos ofrece algunas claves importantes para saber manejarlo.

Por Beatriz G. Portalatin

Pensamos de forma errónea que es normal tener estrés laboral y que éste además puede ser mayor si tenemos más responsabilidad. Pero lo cierto es que no es normal tener ansiedad por culpa del trabajo, ni mucho menos, estar medicalizados con ansiolíticos o tranquilizantes o fármacos similares.

Así, es importante que si notamos síntomas de estrés les pongamos remedio, que los paremos cuanto antes. Que tengamos estrategias para combatirlo y para poder solventar este problema tan común.

Aprovechemos las vacaciones de verano para gestionar nuestro estrés y ansiedad y cargar las pilas de verdad para volver renovados de nuevo al trabajo.

“El estrés laboral es uno de losproblemas más graves de las empresas: está vinculado con enfermedades cardiovasculares y supone un coste económico europeo de unos 136.000 millones de euros anuales, sumando gastos directos e indirectos”, afirma a laSexta la doctora en Psicología Silvia Álava Sordo, miembro del equipo del Centro de Psicólogía Álava Reyes .

Los datos no dejan lugar a dudas: el trabajo es el segundo motivo de estrés de los españoles, según indica el III Estudio de Salud y Estilo de Vida, de Aegon publicados en octubre de 2020.

Los efectos de la pandemia

Desde el comienzo de la pandemia, el principal motivo de estrés de los españoles ha estado ligado al Covid-19; así por ejemplo el 45% de los encuestados decía haber sentido estrés por miedo al contagio o el 36,2% lo achacaba a la situación de confinamiento. Y en segundo lugar, estaba el estrés ligado al trabajo que indicaban el 42 % de los encuestados. Sin embargo, en 2019, el trabajo era el primer motivo de estrés (43,8%).

Hasta la pandemia, el trabajo era el principal motivo de estrés para más del 43% de los españoles

III Estudio de Salud y Estilo de Vida, Aegon

No obstante, la pandemia ha agravado ciertas situaciones relacionadas con el trabajo. “Porque aunque el teletrabajo ha salvado a muchas personas de poder trabajar y de no estar por ejemplo, en un ERTE no ha sido la panacea”, sostiene Álava. Esto tiene que ver fundamentalmente, con la estructura y el tamaño de las casas y con los (muchos) problemas de la conciliación que aún existen.

Por ello, durante este tiempo de teletrabajo ha habido (o hay) problemas y discusiones de pareja (precisamente, por esa falta de espacio) o familiares (a los niños les cuesta pensar que estás trabajando si estás en casa, cuando antes no lo hacías).

Por otro lado -continúa explicando Álava- también se ha perdido ese contacto diario y de siempre con los compañeros y compañeras o con los amigos con los que quedábamos en nuestra rutina diaria, perdiendo así, parte de la vida social que se tenía antes.

Incluso han aparecido problemas físicos y ergonómicos por falta de sitio o de estructuras. Por ejemplo, haber trabajado en la silla de la cocina. En ocasiones, en casa no tienes un sitio adecuado para trabajar o una buena silla de trabajo, sí vale para unos días o un rato al día, pero no, a lo mejor, para tantos días y tantas horas seguidos.

Cómo saber si tengo, realmente, estrés laboral

Es importante conocer los síntomas que pueden avisarnos de un problema de estrés y poder solventarlo cuanto antes. Los síntomas pueden aparecer de dos formas: síntomas físicos y síntomas cognitivos.

Síntomas físicos

  • Sensación de falta de aire o no poder respirar.
  • El corazón va más rápido de lo normal.
  • Cansancio y sobre todo fatiga (aún descansando, sigues igual de cansado).
  • Problemas de concentración.
  • En ocasiones, puede haber también alteraciones del sueño y del hambre (bien por falta de apetito o bien porque aparece el llamado ‘hambre emocional’, es decir, la ansiedad te provoca comer y utilizamos la comida como un mal regulador emocional.

Síntomas cognitivos

  • Ideas repetidas y negativas tales como ‘yo no puedo’; ‘no voy a ser capaz de’, ‘no sirvo para nada’, etc.
  • Sensación de abatimiento y de no querer ir al trabajo, ir a trabajar es un suplicio.

«El escenario ideal sería que fuésemos al trabajo motivados porque es una forma de realizarse», explica Álava. Pero siendo realistas, no siempre podemos trabajar en lo que nos gusta o cómo nos gustaría, pero al menos, entendemos que el trabajo es nuestro medio de vida, y no nos cuesta ir. «El problema está cuando no encontramos motivación alguna para ir al trabajo y lo vemos como un suplicio».

Cosas qué hacer en vacaciones para cargar las pilas

Estas vacaciones no son iguales que las de otros años, porque después de un año y medio de pandemia, llegamos mucho más cansados, más irritables y estamos fuera de lo que en psicología llamamos, ‘ventana de tolerancia al estrés’”, expone la experta en psicología. Por lo que este año, «las vacaciones de verano son más necesarias que nunca».

Antes de la pandemia, teníamos nuestras pequeñas estrategias para evadirnos de nuestro del estrés laboral. Recursos tan sencillos como quedar con los amigos por las tardes (cosa que este año ha sido más complicado), volver a casa en coche del trabajo y durante el camino irse relajando escuchando la radio, ir al cine, etc. Se llaman ‘procesos de recovery’ o lo que es lo mismo, las estrategias que de forma natural, todos tenemos para regular nuestro estrés”, explica Álava. Y todas esas pequeñas cosas, este último año, no las hemos podido hacer de forma natural y normal, tal y como las conocíamos hasta entonces.

La pandemia ha pasado factura a nivel emocional y llegamos más cansados e irritados que nunca, por eso es clave desconectar de verdad

Silvia Álava, psicóloga

Por todo ello, es importante ahora desconectar de verdad y más que nunca del trabajo durante estas vacaciones. Para ello, Álava ofrece tres consejos claves.

En primer lugar, es fundamental no llevarnos el ordenador ni mirar el correo ni el móvil de trabajo. Si no podemos durante todas las vacaciones, al menos sí durante una semana o cuantos más días, mucho mejor.

En segundo lugar, es clave hacer actividades que nos gusten, aunque sean pequeñas cosas como una siesta sin despertador, un paseo por el campo, una película en casa o caminar por tu ciudad y mirarla con otros ojos.

Y por último, estar centrado en nuestras vacaciones, en el ‘aquí y ahora’ y no en pensar ni en el futuro, ni mucho menos en nuestra vuelta al trabajo. Disfrutar de lo que estamos haciendo ahora.

Todo esto nos ayudará a recargar las pilas para volver con otra actitud al trabajo. También es cierto que hay que mantener esa actitud, por lo que si no somos capaces o vemos que seguimos estresados y la situación se nos escapa de las manos, sería bueno pedir ayuda profesional. “Hay muchas técnicas para controlar el estrés con una evidencia muy alta en resultados, que sería conveniente aprender para poder gestionar estas situaciones. Porque es importante saber que el estrés laboral no es normal, que no podemos normalizar tener estrés”, finaliza..

FUENTE: LaSexta.com

Las claves para recargar las pilas en vacaciones. En Saber Vivir de TVE

Ha sido un año complicado para todos pero ahora afrontamos el verano con ganas de descansar, en la medida de lo posible, y de recargar las pilas. En Saber Vivir os explicamos las claves para conseguirlo y por qué no tiene que ir unido a gastar mucho dinero, ni a hacer grandes viajes.

«Hijo, este verano no nos vamos de vacaciones». Claves para afrontarlo de forma positiva. Colaboración con el diario ABC

Por motivos económicos, por miedo al contagio, por tener familiares en el hospital… Los expertos explican cómo lograr que no sean unos días «perdidos»

Por Laura Peraita

Este año, las vacaciones van a estar de una u otra forma marcadas por los efectos del Covid-19. Muchas familias se van a enfrentar a la difícil decisión de comunicar a sus hijos que «este verano no nos vamos de vacaciones». Son muchas las razones. En algunos casos, el bolsillo se ha visto gravemente dañado debido a que los padres están en paro o afectados por un Erte, lo que obliga a recortar gastos. En otras ocasiones es el miedo el que invita a quedarse en casa por temor a un posible contagio. Tampoco hay que olvidar a las familias que no tienen ánimo de ir a ninguna parte porque han perdido a un ser querido en duras circunstancias por el coronavirus o por estar pendientes de los que aun están hospitalizados por esta causa.

Sea por el motivo que sea, lo cierto es que Silvia Álava Sordo, doctora en Psicología y autora de «Queremos Hijos Felices. Lo que nunca nos enseñaron», recomienda a los padres no tener miedo a comunicar en casa que este verano no salen fuera. «El problema es que tenemos asumido que estar de vacaciones es igual a viajar. Y si lo pensamos bien, no es así. Es solo una decisión opcional. Es una idea que hay que trabajar con los niños desde pequeños porque las vacaciones suponen mucho más que hacer las maletas».

Romper rutinas

No tener que trabajar o no ir a clase por unas semanas implica tiempo de descanso, de romper con la rutina, con los horarios, poder hacer actividades que normalmente no se pueden realizar debido al estrés diario e, incluso, tener momentos para perder el tiempo y aburrirse. «Lo importante –añade– es hacer cosas fuera de la rutina del resto del año: un picnic en un parque o en el campo, un paseo en bici todos juntos, visitar la propia ciudad en la que se reside con ojos de turista, descubrir un museo… Son muchas las alternativas a un viaje y que permiten disfrutar igualmente de las vacaciones. Lo ideal es ofrecer a los hijos que aporten ideas de lo que les gustaría hacer y negociar actividades. Hay miles de planes por hacer».

Los padres deben explicar a los hijos que no irán a la playa o montaña este verano de manera «serena, sin transmitir ansiedad, preocupación o tristeza», matiza Alicia López de Fez, directora del Centro de Psicología López de Fez. Mi recomendación es hacer una lectura positiva de la situación». De lo contrario, si los progenitores se lo dicen con mal tono, como si fuera un castigo o dando por hecho que es un auténtico fastidio, los niños también lo asumirán así, pero si se les transmite lo cómodos que estarán en casa y se les plantea un amplio abanico de posibilidades por hacer, el panorama será muy diferente.

Nano López, coach experto en adolescentes, asegura que, atendiendo a la edad de los hijos, hay que exponerles la situación con realismo y normalidad. «Necesitan saber el motivo del cambio de destino estas vacaciones porque ellos ven y escuchan muchas noticias, comentarios de personas… y los padres son los que deben exponerles la situación exacta para que no tengan dudas e incertidumbre y conozcan de paso las normas que deben seguir para evitar contagios».

Olvidar ideas limitantes

Asegura este coach que los niños suelen adaptarse mejor que los adultos a las nuevas situaciones. Son más flexibles. «No sufren tanto esa sensación de pérdida de un viaje de veraneo. Suelen ser precisamente los padres los que toleran menos no ver cumplido su deseo por sentir que las alternativas que se plantean no están a la altura de las expectativas. Sienten culpa y remordimiento. Mientras un padre lucha por resignarse a no ir a EuroDisney, un hijo puede estar tan feliz porque se le ofrece la sencilla alternativa de comprar una piscina hinchable para bañarse hasta las rodillas en la terraza de casa. Le parece un planazo y se lo pasará pipa. La clave, por tanto, está en ofrecer a los hijos diversión. Da igual en el lugar que sea –puntualiza–. Hay que ser más abiertos y olvidarse de ideas limitantes como que solo me lo puedo pasar bien en verano si estoy en la playa. Hay que ser más flexibles, lo que es muy útil para cualquier ámbito de la vida».

Adolescentes

Cuando se trata de hijos adolescentes hay que tener en cuenta que prefieren antes su entorno social que el familiar. «Este año –añade Silvia Álava– se dará la circunstancia de que muchos amigos tampoco saldrán de su ciudad, por lo que podrán quedar más a menudo, algo muy motivador cuando a estas edades es habitual que piensen que viajar con los padres es un auténtico rollo. Hay que dejarles su propio espacio. Intentar hacer todos los planes juntos no es una buena opción. Aquí también hay que ser flexibles».

También explica esta doctora en Psicología que es importante escuchar a los hijos y conocer sus sentimientos, cómo se sienten. «Ver truncados sus planes de veraneo es un interesantísimo entrenamiento para la tolerancia a la frustración y para saber valorar lo que tiene cada uno. Hay que ser empáticos y decirles que los adultos también sentimos rabia o tristeza para que vean que es una emoción común y, por eso, juntos podrán hacer lo posible para mejorar la situación con planes divertidos».

Quedarse en casa «es también una oportunidad para todos de aprender el valor de las cosas que habitualmente se tenían y que este año no estarán –concluye López de Fed–. Es una estupenda ocasión para desarrollar aficiones dentro de casa o en el sitio en que esté cada familia. La próxima vez, seguro que las vacaciones se saborearán el doble».

FUENTE: Diario ABC

Webinar para el Colegio Base: Teletrabajo, telecolegio y ahora… vacaciones ¿Es posible conciliar?

Comparto con vosotros y vosotras este webinar realizado para el Colegio Base en el que hablamos sobre cómo conciliar y mejorar la convivencia en casa, ahora que se acerva el verano y las vacaciones.

#ViernesDePodcast: Hablamos del estrés postvacacional en No Es Un Día Cualquiera, de RNE

En la mayoría de los casos la vuelta a la rutina después de las vacaciones, no suele ser un periodo agradable debido a la llegada de los horarios más rígidos, mayores obligaciones y la vuelta a los problemas laborales o escolares, por ello, en este programa de «No es un día cualquiera» os damos las claves para hacer frente a la vuelta al trabajo y al cole y contamos cuál es el mejor método para enfrentarnos a ellos sin sufrimientos inútiles.

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