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¿Por qué es tan importante limitar el acceso de contenidos para adultos a los menores?

Con el acceso a internet desde los teléfonos inteligentes y tabletas cualquier contenido puede estar al alcance de la mano de cualquier persona, esto que es una gran noticia, se convierte en un problema en el caso de menores y contenidos destinado para adultos.

El acceso a estos contenidos por parte de menores hace normalizar ciertos comportamientos y actitudes influyendo en cómo entienden las relaciones y en su desarrollo, en un momento el que emocionalmente no están preparados para asimilar ese contenido.

Por eso es tan necesario poner en marcha nuevos límites y barreas al acceso de estos contenidos a menores de edad.

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¿Sigues la regla de los 4 regalos para hacer la carta perfecta a los Reyes Magos?

«Es fundamental enseñar a los niños a elegir entre todos sus deseos para que pidan solo lo que necesitan o les hace verdadera ilusión», señalan los expertos

Por Carmen Barreiro

La carta a los Reyes Magos no siempre es fácil de gestionar. Ni por los niños, a los que les cuesta decidirse abrumados por tanta oferta; ni tampoco por los propios padres, preocupados por la cantidad de paquetes que pueden llegar a abrir sus hijos en estas fechas, pero a los que también les hace ilusión cumplir sus deseos. «Lo ideal es que haya pocos regalos, pero bien elegidos», subraya la psicóloga infantil Silvia Álava. Pero ¿cuánto es poco? La teoría dice que cuatro, cinco como máximo. «Más no sería positivo para su formación. Al final, no tienen ni tiempo para jugar con ellos y eso hace que no valoren lo suficiente todo lo que les traen. Es fundamental enseñar a los críos a elegir entre todos sus deseos y a poner en la carta solo lo que necesitan o les hace verdadera ilusión», aconseja la experta.

Pero la realidad es otra. La media de regalos por niño en los hogares españoles es de diez, una cantidad que los especialistas consideran desorbitada. «Las fiestas navideñas se convierten muchas veces en un bufet libre de juguetes que no beneficia al desarrollo de los más pequeños. Están hiperregalados e hiperestimulados, con una cantidad de planes impresionante. Tenemos que tener cuidado con este tipo de situaciones porque estamos criando niños insaciables, con muy poca tolerancia a la frustración», lamentan los expertos. De ahí que limitar el número de regalos que los críos piden a los Reyes les parezca una buena estrategia para evitar precisamente este síndrome del niño hiperregalado.

No pueden decidir solos

Por eso es importante que tanto niños como padres tengan claros una serie de requisitos antes de empezar a escribir la carta. «En primer lugar, el catálogo se mira juntos y se seleccionan los juguetes entre todos. Muchos padres piensan que los críos tienen capacidad para elegir ellos solos y no es así. Los niños enloquecen con tanta oferta y es necesario guiarles».

«Además, la publicidad online que consumen en plataformas como YouTube, casi siempre sin supervisión por parte de un adulto, puede llegar a ser muy persuasiva», advierte María del Mar Grandío, profesora de Comunicación de la Universidad de Murcia. En este sentido, la experta alerta sobre el fenómeno de los niños influencers, «que aparecen en los vídeos jugando con productos de determinadas marcas que los críos que los ven son incapaces de identificar como publicidad. De hecho, varios estudios destacan que esta manera de presentar los productos incide directamente en el consumo de los más pequeños, especialmente de los menores de 6 años».

¿Y si lo tuvieses que pagar tú?

Los expertos también aconsejan ponerse de acuerdo con el resto de la familia (abuelos, tíos…) y pedirles que colaboren para consensuar tanto el número de regalos como qué se regala a cada niño. Otra recomendación: para saber hasta qué punto el crío quiere un regalo o simplemente se trata de un capricho, pregúntale si se lo compraría con el dinero de su hucha. Si la respuesta es negativa, bórralo de la lista. Tampoco es malo dejar un regalo pendiente para el año siguiente. «Es una manera de aprender a gestionar la frustración. Tienen que entender que las cosas no siempre suceden cuando ellos quieren».

Un libro, siempre

Teniendo en cuenta los consejos de los expertos, estas son las claves para elaborar «una carta con cabeza» siguiendo la regla de los cuatro regalos. «Uno de ellos debe servir para ponerse (ropa, zapatos…), otro para leer, un tercero que sea algo que necesite (una mochila para hacer deporte, unas botas de fútbol, un kimono para judo, lápices de colores para reponer los rotos…) y, por último, un regalo que le haga muchísima ilusión», resume Silvia Álava. La psicóloga recomienda incluir en esta lista de deseos un juego de mesa para toda la familia. «Aprenden a gestionar la frustración, pero también a respetar las reglas, valores… Y pueden jugar con sus padres, que es una de las cosas que más le gusta a los niños». También es una buena oportunidad para regalar experiencias: una tarde de cine y palomitas con toda la familia, una entrada para ver a su equipo favorito, una merienda especial con los primos…

¿Los Reyes se han pasado?

Si la mañana de Reyes, el niño se ha cansado del regalo a los quince minutos, juega más con los envoltorios que con los juguetes, no le termina de convencer ninguno y quiere más, hay paquetes sin abrir y ni se ha dado cuenta… claramente Melchor, Gaspar y Baltasar se han pasado.

FUENTE: elcorreo.com

¿Es más rico quien más tiene o quien menos necesita? hablamos sobre el consumismo

Valorar lo que tenemos en vez de anhelar continuamente lo que nos falta, puede ser uno de los grandes secretos de la felicidad.

¿Y qué me decís de aquellas cosas inmateriales? amigos, familia, gente con la sentimos un vínculo especial… Así que ¿por qué sucumbimos a esta fiebre consumista?

¿Estamos frustrados continuamente por no llegar a todo lo que creemos necesitar?

La clave puede estar en la «compra consciente», y el peligro por su parte en el impulso de la inmediatez…

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¿Cómo hacer frente al cansancio y la fatiga mental?

Cuando llega el final de año nuestras fuerzas van flaqueando y las Navidades suponen una vuelta más de tuercas.

Estamos sobrecargando “la maquinaria”, queremos llegar a todo y luego llega el fin de semana y queremos disfrutarlo a tope… con lo que no descansamos en ningún momento…

Las pantallas y la multitarea nos quitan mucha fuerza y mucha capacidad de concentración.

¿Cómo recargar pilas?

  • Aprender a vivir el presente y disfrutar el momento.
  • Ir apuntando las cosas en una agenda para poder liberar la mente.
  • Aprender a decir que “no”
  • Un poco de desconexión digital.
  • Haciendo descansos, ya que nuestra atención es limitada
  • Durmiendo lo suficiente…

¿Qué errores no debemos cometer en una separación cuando hay niños?

En la mayoría de los casos, son ellos, los hijos, los que más sufren cuando una pareja se separa… Son los daños colaterales cuando la brecha se hace insalvable…

Pueden llegar a vivirlo como una situación de abandono, sus figuras de referencia dejan el hogar, temen que ellos sean los culpables y que acaben por quedarse solos.

Nunca deben convertirse en el arma arrojadiza en medio de la separación, no pueden verse afectado el vínculo con su padre o con su madre.

¿Qué líneas rojas no debemos cruzar?

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¿Sabes cómo puede afectarte la dismorfia corporal por el uso continuado de filtros en tus fotos?

¿Sabes lo que es la dismorfia corporal? ¿Qué opinas sobre el uso de filtros en las fotos de las redes sociales? No te pierdas este vídeo si quieres saber cómo puede afectarnos y cómo evitar sus consecuencias.

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Pautas para fomentar el bienestar emocional de nuestros hijos

El Colegio Miramadrid organizó el pasado viernes una conferencia titulada con la reconocida psicóloga Silvia Álava para ofrecer pautas que ayuden a las familias a fomentar el bienestar emocional de sus hijos

El bienestar emocional de los hijos es una responsabilidad compartida entre la familia y la escuela. Es crucial que los padres y educadores trabajen juntos para garantizar que los niños crezcan en un ambiente emocionalmente saludable. Por todo ello, el Colegio Miramadrid organizó el pasado viernes una conferencia titulada ¿Cómo fomentar la salud emocional en familia? con la reconocida psicóloga Silvia Álava, doctora en psicología clínica y de la salud, y psicóloga educativa, para ofrecer pautas que ayuden a las familias a fomentar el bienestar emocional de sus hijos.

La escuela juega un papel esencial en la promoción del bienestar emocional de los niños. No es suficiente que los niños aprendan a leer, escribir y hacer matemáticas, también deben aprender a manejar sus emociones. Es por eso que el Colegio Miramadrid ha tomado la iniciativa de invitar a una psicóloga de alto perfil como Silvia Álava, para ayudar a las familias a entender cómo pueden apoyar el bienestar emocional de sus hijos. La iniciativa del Colegio Miramadrid ha sido muy bien recibida, con una asistencia de cerca de 200 personas, prueba evidente de la importancia que los padres dan a la salud emocional de sus hijos.

¿Qué es la salud emocional y por qué es importante?


Álava recordó que la Organización Mundial de la Salud (OMS) define la salud mental como un estado de bienestar en el que la persona es consciente de sus propias capacidades, puede afrontar las tensiones normales de la vida, puede trabajar de forma productiva y fructífera, y es capaz de hacer una contribución a su comunidad. En otras palabras, una persona emocionalmente saludable es alguien que puede manejar sus emociones, trabajar eficientemente y contribuir positivamente a su comunidad.

«La importancia de la salud emocional se ha hecho más evidente en los últimos dos años, debido a los desafíos sin precedentes que hemos enfrentado como sociedad. La pandemia, la guerra, la inflación, entre otros, han impactado profundamente nuestra salud mental, y nuestros hijos no son la excepción», explica la Dra. Álava.

El papel de los padres en el fomento de la salud emocional


Los niños todavía están aprendiendo a manejar sus emociones, y necesitan de los referentes adultos, para guiarlos en este proceso. Silvia Álava enfatiza que, como adultos, «tenemos la responsabilidad de enseñar a nuestros hijos a regular sus emociones, mostrándoles cómo manejamos las nuestras», por ello «los padres deben convertirse en expertos emocionales para enseñar a sus hijos. Es esencial que nos tomemos el tiempo para entender y nombrar nuestras emociones. Al hacerlo, podemos reconocerlas y procesarlas, lo que resulta en una comunicación más saludable con nuestros hijos», explicó.

Aunque es importante reconocer y expresar las emociones, también hay que aprender a no dejar que consuman a la persona. «A veces, necesitamos desahogarnos, pero luego es importante seguir adelante y encontrar formas de sentirnos mejor. Detenernos, respirar y encontrar cosas que nos hagan felices puede ayudar a mejorar nuestro bienestar emocional».

Silvia Álava destaca la importancia de tener una buena red social como factor protector de la salud mental. «No se trata de la cantidad de amigos que tenemos, sino de la calidad de nuestras relaciones. Sentir que podemos confiar en ciertas personas cuando tenemos un problema tiene un efecto liberador».

Es vital validar las emociones de los hijos y mostrar comprensión. Esto significa reconocer sus sentimientos y ofrecer tranquilidad y apoyo, destacando sus fortalezas y esfuerzos. Se trata de «ilustrar la empatía reconociendo los sentimientos de la persona». La conexión con las emociones y la comprensión de las emociones de los hijos es un componente crucial de la salud emocional en la familia. Validar las emociones y distinguirlas del comportamiento es esencial.

Las actitudes que los padres tienen hacia sus hijos influyen en su comportamiento diario y su socialización en casa. Estas actitudes pueden tener efectos duraderos que van más allá de las etapas infantiles y de la niñez. Por lo tanto, es importante centrarse en cómo se reacciona en situaciones pequeñas, como recoger juguetes o estudiar, y reparar y corregir errores cuando ocurren.

La psicóloga aconsejó a los padres «fomentar la independencia y la toma de decisiones apropiadas para la edad en nuestros hijos. Esto significa prestar atención a sus sentimientos y brindar verdaderas muestras de afecto». No obstante, destacó que las reglas y los límites son fundamentales para fomentar la salud emocional en la familia. Estos deben ser decididos por los adultos responsables, no por los niños. Las consecuencias por infringir las reglas deben definirse claramente, sin recurrir al castigo.

Comprender el impacto de las emociones propias en los demás


Es crucial para fomentar la salud emocional entender el impacto que las emociones de cada uno tienen en los demás. La doctora Álava anima a enseñar a los niños a ser conscientes de las emociones que generan ayuda a desarrollar la empatía y la responsabilidad, así como a crear un ambiente de confianza en el hogar para fomentar la salud emocional en la familia. «Es necesario trabajar activamente en la confianza tanto con adultos como con niños», insistió.

Para finalizar la conferencia, que suscitó gran interés entre las familias del Colegio Miramadrid, Silvia Álava destacó la importancia de crear un espacio de escucha para niños y adolescentes. Las cenas familiares sin dispositivos pueden ser un buen momento para escuchar sabiendo que «debemos respetar los tiempos de conversación de los niños y no obligarlos a hablar». 

El Colegio Miramadrid es una cooperativa de profesores que ofrece educación desde infantil hasta bachillerato ubicado en la localidad madrileña de Paracuellos de Jarama y ofrece una educación concertada durante las etapas obligatorias que apuesta por un modelo plurilingüe y basado en la innovación, el deporte y el cuidado integral de sus estudiantes. 

Silvia Álava es Doctora en psicología por la Universidad Autónoma de Madrid, conferencista y escritora de varios libros, Con más de 21 años de experiencia, es psicóloga sanitaria, experta en psicología educativa y especialista en Psicoterapia. Es profesora universitaria, divulgadora científica y, además, colaboradora en medios de comunicación, autora de varios libros y miembro del consejo editorial de Éxito Educativo.

FUENTE: comunicae.es

¿Eres un padre o una madre ventrílocuo?

«¿Cómo te ha ido el día, María?». Y el padre de María responde: «Bien, ha ido bien, ¿verdad?» ¿Te suena esta situación? Preguntarle a un niño algo sobre él y que su padre o madre conteste por él.

Pues bien, esto es un patrón de comportamiento conocido como «padre o madre ventrílocuo». Es decir, un padre ventrílocuo es aquel que suele responder por su hijo en lugar de permitirle que se exprese y tome decisiones propias.

Y, ¿por qué es perjudicial para los niños este comportamiento? Por varias razones, entre ellas porque afecta a su autoestima. Al no tener la oportunidad de expresarse y tomar decisiones, pueden sentirse inseguros de sí mismos e incapaces.

Además, esta dinámica podría limitar su capacidad de resolver problemas y desarrollar habilidades sociales fundamentales.

Pantallas sí o no: “Lo que debería preocupar es el uso fuera de la escuela”

Por Pablo Gutiérrez de Álamo Periodista especializado en educación. Director de El Diario de la Educación. Antes en Periódico Escuela

Las peticiones de prohibición o de control de los teléfonos móviles en los centros educativos están creciendo en las últimas semanas. Varias autonomías ya los han prohibido, mientras diferentes expertos y estudios no ven problemas en las pantallas y piden mayor formación en su uso.

Según quienes intentan estudiar los efectos, sean positivos o negativos, de las tecnologías, todavía queda mucho por hacer. Mientras que parece que algunas cosas pueden ser perjudiciales, otras pueden ser positivas. Ayer mismo se publicaba en la revista Nature un metanálisis de 2.400 estudios previos con una población total de casi dos millones de jóvenes. Entre los muchos resultados cabría destacar el escaso impacto, en un sentido u otro, de buena parte de los estudios.

La revisión, firmada por una veintena de académicos y académicas, ha repasado decenas de efectos de las pantallas en la educación para llegar a determinar cosas como que el uso generalizado de pantallas puede tener un efecto negativo en el aprendizaje, también ver la televisión o los videojuegos. Eso sí, “si el uso de pantalla involucraba la visualización conjunta (por ejemplo, ver con un padre), o si el contenido de los programas de televisión era educativo, la asociación con la alfabetización era positiva y significativa al nivel de confianza del 95%”.

En cualquier caso, explican las y los autores de esta revisión, “todos los efectos creíbles relacionados con los resultados educativos fueron de pequeños a moderados. Las intervenciones basadas en pantalla diseñadas para influir en un resultado (por ejemplo, un programa informático diseñado para mejorar el aprendizaje) tendían a tener tamaños de efecto más grandes que las exposiciones que no estaban específicamente destinadas a influir en ninguno de los resultados medidos (por ejemplo, la asociación entre ver televisión y aprender)”.

Para el biólogo e investigador en psicología cognitiva de la memoria y el aprendizaje, Héctor Ruiz, la evidencia que tenemos hasta ahora en relación al efecto de las pantallas en el aprendizaje o en la salud mental da niñas, niños y adolescentes tiene todo que ver con el uso que se hace de los dispositivos, y no con estos en sí mismos. Para este experto, en los últimos tiempos se están confundiendo, en no pocos momentos, causas con efectos.

Correlación no es causalidad

Este es, para Ruiz, uno de los problemas fundamentales cuanto se oyen voces críticas en relación al uso de dispositivos y pantallas en los centros educativos y, en general, cuando su uso lo protagonizan niñas, niños y adolescentes (NNA).

Por ejemplo, cuando se dice que provocan desórdenes en el sueño o sedentarismo y obesidad entre las personas jóvenes. “La investigación dice que puede haber causalidad entre el sueño y las pantallas cuando las utilizas antes de ir a dormir, sobre todo, cuando se trata de redes sociales y videojuegos, que pueden provocar activación emocional”.

Dentro de estas situaciones, Ruiz asegura que no debe confundirse qué pasa dentro de la escuela y fuera de ella y llama a las familias a que piensen en los centros educativos como aliados a la hora de educar a NNA en usos apropiados de las tecnologías, no simplemente basados en el ocio y la distracción. La escuela “es el mejor aliado de las familias para enseñar a los niños a gestionar este tema, a desarrollar la competencia digital. Decirle a la escuela que deje de usar la tecnología y de educar en ella es tirar piedras sobre el propio tejado. Es en la escuela donde se hace esta labor”.

Otra de las confusiones entre correlación y causalidad estaría la idea de la pérdida de la atención. “Nuestra arquitectura cognitiva no cambia por dedicar mucho tiempo a una actividad -asegura Ruiz. Para que pasara eso necesitamos un proceso evolutivo”. Lo que sí ha cambiado es, dice este investigador, es la cantidad de estímulos a los que nos vemos expuestos, principalmente, por las redes sociales.

En este sentido, la psicóloga especialista en infancia Silvia Álava asegura que “si un adulto coge el móvil y no puede parar de utilizar las redes sociales por culpa del scroll infinito, imagínate un niño con cerebro no maduro, más ávido a estímulos novedosos” que, además no tienen descanso y sí mucha velocidad.

En este sentido, Ruiz comenta que uno de los mayores problemas en este sentido es que nuestro cerebro da mucha importancia a la información social, entre otras cosas por sentirnos parte de un grupo, sentirnos aprobados. Y las redes sociales, sobre todo, no dejan tiempo entre un estímulo y otro.

Familia

En las últimas semanas se han publicado diferentes informaciones sobre la petición de familias, muchas de ellas en Cataluña, para que de alguna manera se regule el uso de los móviles antes de cierta edad. La presión social que se ejerce sobre ellas y sobre sus hijas e hijos para que ya en los primeros años de la secundaria tengan acceso a la telefonía móvil, pone contra las cuerdas a muchas personas que no quieren tener que lidiar con estas cuestiones tan pronto y que entienden que hasta ciertas edades no es positivo que NNA tengan un móvil en las manos.

Silvia Álava tiene claro que no puede recaer toda la responsabilidad de estas cuestiones en las familias, que van ya sobrepasadas de muchas cuestiones. Por eso mira hacia las empresas multinacionales que desarrollan las redes sociales e incluso los videojuegos. “Necesitamos transparencia”, asegura. Una transparencia que pasa por algo parecido a lo ocurrido con los paquetes de tabaco. Debería avisarse de que los algoritmos que utilizan las compañías en muchos casos están basados en el “refuerzo intermitente”, muy similar, asegura esta psicóloga infantil, al que se utiliza en las máquinas tragaperras.

Además de esta transparencia, aboga por que las familias acompañen a sus hijos e hijas en su alfabetización digital. Que vayan mostrando cómo se utilizan, que aclaren que el teléfono es de la persona adulta y que, por lo tanto, se acompañe al menor durante su uso. “La tecnología no es mala, pero hay que aprender a utilizarla” y, para ello, Álava no solo mira hacia las familias, sino que, como Héctor Ruiz, ve en los centros educativos un aliado importante.

Álava también reclama que se haga caso de los códigos PEGI a la hora de decidir sobre el consumo de pantallas que hacen NNA. Recuerda que estos códigos no tienen relación, por ejemplo, con la dificultad de utilizar, por ejemplo, un juego, sino con el contenido al que se exponen. “Con el consumo de ocio digital somos permisivos y nos saltamos el código”.

En este sentido, también recuerda las recomendaciones de la Asociación Americana de Pediatría que establece que antes de los dos años de edad no debería haber contacto con las pantallas y entre los 3 y los 5 no debería llegar a la media hora diaria.

Educación

Para Ruiz una de las cuestiones clave es que la tecnología se use dentro del sistema educativo pero no como una sustitución del libro de texto, convertido en un PDF y proyectado en una pizarra digital o emitido por una televisión inteligente.

“Digitalizar un aula no es poner libros en pantallas”, asegura, sino tener la posibilidad de utilizar, cuando sea pertinente, dichas tecnologías. Tecnología que, además, no tienen porqué ser pasivas. “Entiendo a las familias que se quejan si llega el caso en el que se usa el ordenador en clase como si fuera un libro. “Si es así, bienvenida sea la queja, tenemos que exigir un uso más productivo” de los dispositivos.

Ruiz señala que las tecnologías al servicio de la educación pueden suponer tener al alcance de la mano la posibilidad de dar un feedback personalizado al estudiante o que el profesorado tenga información clave para poder tomar las mejores decisiones posibles.

Este experto entiende que la tecnología en educación debe tener un sentido, haber pensado en qué uso se le quiere dar y hacerlo de la manera más adecuada. “Forzar su uso no tiene sentido”, dice, “cuando no hace falta o cuando no tienes las herramientas adecuadas”.

Como recuerda, además, la escuela es el mejor aliado para que las familias puedan desarrollar una alfabetización para sus hijas e hijos. “Los profesionales de la educación se dedican a eso, a apoyar en uso responsable y productivo. A apreciar las TIC como herramienta de aprendizaje, no solo de ocio”.

Como señala Ruiz, (y quienes firman el estudio en la revista Nature), ya hace 5.000 años Platón ponía en boca de Sócrates la queja por el hecho de que la escritura, como tecnología, podría suponer una merma en la capacidad de memoria de los aprendizaje. “En el siglo XVI, publican en Nature, reinaba la histeria en torno a una nueva tecnología que amenazaba con ser ‘confusa y perjudicial’ para la mente. ¿La causa de tanta preocupación? La amplia disponibilidad de libros derivada de la invención de la imprenta”.

“Con la comida, recuerda Ruiz, hemos aprendido a autorregularnos, a elegir la ensalada en vez del azúcar o la grasa (en otros tiempos, tan importantes para la supervivencia). Vamos a tener que autorregularnos” en lo relativo al uso de las pantallas también.

FUENTE: eldiariodelaeducación.com

Jóvenes y discursos de odio en redes sociales

Basta con dar un vistazo a las diferentes redes sociales para comprobar cómo los discursos de odio se han instalado en ellas, siendo algo que afecta a toda la sociedad y, en especial, a los jóvenes.

Como sociedad hemos avanzado mucho en la defensa de los derechos sociales y en la aceptación de las minorías. Sin embargo, todavía queda mucho por realizar, y los discursos más polarizados los tenemos en las redes sociales. Estas permiten volcar nuestros odios, nuestras frustraciones y nuestros instintos más viscerales sin apenas consecuencias. De hecho, las voces más críticas y extremistas se esconden tras el anonimato, no muestran su nombre ni su rostro.

¿Por qué cada vez hay más jóvenes que fomentan los discursos de odio en las redes?

Y precisamente el no poner rostro, junto con el hecho de no tener a la persona delante, hace que se produzca una despersonalización que provoca que digamos o escribamos comentarios que seguro que no seríamos capaces de realizarlos cara a cara. Es una situación a la que sucede dentro de un campo de fútbol, donde la impunidad de la muchedumbre arropa los comportamientos más antisociales…

El hecho de interactuar con una pantalla hace que se nos olvide que detrás hay una persona de carne y hueso, que, como todos, siente emociones, y que determinados comentarios pueden herir sus sentimientos. Sin embargo, esto se nos olvida y por eso en una red social se dicen cosas que rara vez se atreverían a decir si tuviésemos a la persona enfrente.

Además, las ideologías más intolerantes encuentran un espacio en las redes sociales, donde generan una cultura de odio, con insultos, lenguaje agresivo, y falsas acusaciones contra las minorías, o los derechos humanos. No se trata de opiniones en contra, o puntos de vista diferentes.

Este tipo de discurso se basa en el desprecio, la animadversión y el deseo del mal ante una colectividad entera. E Internet les ha dado un altavoz visible y la posibilidad de conectar con personas que pueden pensar parecido, o que sienten tanta rabia y tanto malestar que necesitan buscar culpables contra los que cargar por su mala suerte o su frustración. Con la “democratización” de las comunicaciones a través de las redes sociales, cualquiera puede verter su opinión, y convertirse en algo viral llegando a millones de usuarios.

¿Qué tipo de mensajes utilizan?

Si analizamos este tipo de mensajes, veremos que es raro que se basen en hechos objetivos o en teorías que permitan avalar su discurso. Se trata de opiniones, la mayor parte muy polarizadas, que destilan odio hacia un colectivo, que a su vez es el supuesto culpable de muchos de los males que sufrimos.

¿Cuánto de cierto tienen estos mensajes? Nada, el problema es que no están dirigidos a convencer desde la razón, sino que su objetivo es dañar a la persona o al colectivo que esta persona representa y conseguir adeptos a la causa, gente que siente un gran malestar y necesita buscar culpables a los que atribuir el mismo, en lugar de ahondar en la causa y ver qué es lo que ellos pueden hacer para solucionarlo.

¿Por qué encuentran adeptos entre la gente joven?

El desencanto está presente entre la gente joven. La incertidumbre sobre su futuro, el alto coste del nivel de vida, las dificultades de acceso al mercado laboral y un sinfín de factores hace que haya un porcentaje importante de la población sufriendo y pasándolo mal. Muchos de ellos harán todo lo posible por mejorar y salir adelante.

Sin embargo, una minoría serán un blanco fácil para que cale en ellos estos discursos, que permiten volcar la frustración y los problemas en los demás, fomentando una actitud de buenos y malos. Nosotros somos los buenos, las víctimas, y la minoría contra la que van dirigida los ataques son los culpables de nuestros males.

El hecho de no ver todo tipo de perfiles y seguir en las redes solo a personas con ideologías y discursos parecidos a nuestra forma de pensar, hace que cueste mucho más empatizar, tanto a nivel emocional (siendo consciente de las emociones que este tipo de mensajes pueden generar en los demás), como a nivel cognitivo (entiendo que se puede tener un punto de vista diferente al nuestro).

Además, de producirse un sesgo de confirmación, es decir, atender única y exclusivamente a las opiniones que concuerdan las ideas previas y que encajen sin dificultad en el sistema de creencias de la persona. Sesgo que se ve reforzado por las propias redes sociales que nos muestran perfiles y publicaciones similares a aquellos que más vemos o consultamos.

Al ignorar otras ideas posibles, y solo seguir cuentas con el mismo ideario, puede generar la falsa ilusión, de que ellos son quienes tienen la razón, dado que obvian escuchar ideas contradictorias. Además, el sentimiento de pertenencia a un grupo también es muy valorado en ciertos rangos de edad.

Por otro lado, como sociedad, no estamos trabajando un pensamiento crítico con los jóvenes que les haga menos manipulables a este tipo de discursos. En el caso de las redes sociales, falta formación para que la sociedad aprenda a discriminar que fuentes son fidedignas, se basan en hechos y en estudios constatados con suficiente evidencia empírica y a distinguir entre lo que es un hecho y una opinión. En definitiva, para hacer un buen uso de las redes sociales.

¿Qué podemos hacer para evitarlo?

A nivel de sociedad hay que fomentar el pensamiento crítico y formar en el correcto uso de las tecnologías. Sin embargo, también es necesario trabajar el autocontrol y la autorregulación a nivel personal. Antes de colgar algo en las redes sociales es necesario pararse a reflexionar:

  • ¿Estoy teniendo en cuenta las emociones que este comentario puede generar en los demás? ¿Podría herir a alguien?
  • ¿He valorado que otras opciones de respuesta existen? ¿Realmente las cosas tienen que ser como yo lo digo o existe otra posibilidad?
  • Si yo fuese la persona a la que estoy contestado, o perteneciese a dicho colectivo, ¿Cómo me sentiría ante este tipo de comentarios?

En definitiva, se trata de dejar espacio para el diálogo en las redes desde la tolerancia y el respeto.

FUENTE: blogthinkbig.com