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¿Conoces la importancia del juego en los niños?

Jugar no es simplemente jugar, sino mucho más. Correr, jugar al pilla pilla, a los médicos, a las cartas, al fútbol, al ajedrez o incluso a un videojuego, son actividades fundamentales en el crecimiento de los niños, porque cuando estos juegan, están a la vez aprendiendo, asimilando valores y consolidando muchos procesos intelectuales, desarrollando sus habilidades sociales y emocionales y construyendo el adulto sano en el que un día se convertirán.

A cada juego, sus ventajas.

De acuerdo con los expertos, el juego es importante siempre, independientemente de la edad de los niños. Pero cuanto más pequeños son, “más importante es dedicar tiempo al juego, sobre todo fuera de las pantallas”, insiste Álava, para desarrollar todos los procesos cognitivos y emocionales, ya que es cuando tienen una mayor plasticidad cerebral y resulta más relevante hacer este tipo de estimulación. “Siempre decimos que los seis primeros años de vida son vitales, pero sobre todo los dos primeros. Si un niño no es correctamente estimulado, hay que tener cuidado, porque puede llegar a pasar factura a nivel emocional e incluso intelectual”.

¿Pero qué beneficio aporta cada actividad?

“El juego simbólico (jugar a ser mamás y papás, o médicos, o conductores) favorece mucho el desarrollo emocional y del lenguaje, además de toda la parte de la atención y la función ejecutiva”, recuerda la psicóloga. “Los juegos de reglas favorecen el desarrollo cognitivo, al igual que los juegos interactivos; para el rendimiento matemático, los de construcciones y el ajedrez; para el cálculo, las cartas; y para el autocontrol, la inhibición y la velocidad de procesamiento de la información, los juegos con actividad física”.

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Es necesario que asumamos la idea de que jugar es tan valioso -y serio- como aprender

CARLOTA FOMINAYA

Los niños de hoy juegan menos por el uso de las pantallas y esto, según advierte el estudio presentado por la Universidad Complutense de Madrid (UCM) y el Instituto Tecnológico de Producto Infantil y Ocio (AIJU), es un grave error.

Este desplazamiento del juego por lo digital, explica la psicóloga Silvia Álava, puede tener «graves efectos en el neurodesarrollo del niño, porque deja de hacer cosas. De hecho el juego, junto a dormir, son las principales tareas que tiene que hacer un niño». Jugar, recalca esta experta, «es la manera del menor de explorar el mundo y mientras se practica, se realizan muchos procesos cerebrales que no queremos que se pierdan».

Un niño que juega es un niño que desarrolla sus procesos cognitivos

Un niño que juega, asegura Álava, «es un menor que está desarrollando un montón de procesos cognitivos: está mejorando sus funciones ejecutivas, la organización, la memoria, la atención, el lenguaje, el razonamiento lógico, la organización espacial… Y también sus habilidades socioemocionales. como la empatía, etc. Nadie quiere comprometer el desarrollo de su hijo y, sin embargo, les damos pantallas demasiado pronto, cuando sabemos que la Academia Americana de Pediatría ya recomienda cero pantallas antes del año e, incluso, por debajo de los tres».

El aprendizaje, corrobora Laura Camas Garrido, profesora de la UCM, y miembro del equipo de investigación del informe, «es inherente al juego. Es necesario que asumamos la idea de que jugar es tan valioso -y serio- como aprender. Hay mucho juego en el aprender, aprender es explorar y descubrir el mundo, implica motivación, emoción y curiosidad, estar dispuesto a cometer errores, equivocarse y volver a empezar. Jugar es todo esto».

Hay mucho aprendizaje en jugar

Y de la misma manera, prosigue Camas Garrido, «hay mucho aprendizaje en el jugar. Cuando jugamos, disfrutamos, nos asombramos, nos divertimos y también nos exponemos a situaciones adversas en las cuales tenemos que empatizar y resolver problemas. Todo esto supone un valioso aprendizaje».

Por tanto, añade esta docente, «jugar y aprender no solo son compatibles, sino que son interdependientes y complementarios. Si bien los niños participantes en el estudio han mostrado su preferencia hacia los juegos no digitales, observamos que sus hábitos de juego lo son cada vez más. La tendencia hacia lo digital se muestra tanto en la escuela como en el hogar y esto está empezando a preocupar a la comunidad educativa».

Preocupación por el tiempo frente a las pantallas

De hecho, un 88 por ciento de los profesores cuestionados durante el estudio han mostrado su preocupación acerca de la cantidad de tiempo que el alumnado pasa frente a las pantallas y sus posibles efectos en el aprendizaje, especialmente en el desarrollo de competencias vinculadas a la adquisición de la comprensión lectora, escritura y lectura.

La mitad de los docentes señalan, además, que el uso de dispositivos digitales en las escuelas está restando tiempo al juego. Y, a su vez, el 50% sostiene que esta reducción del tiempo de juego perjudica bastante o mucho el aprendizaje y la adquisición de competencias básicas.

‘Dieta lúdica’

En cualquier caso, matiza Silvia Sánchez-Serrano, también profesora de la UCM y miembro del equipo de investigación, «no se trata de prohibir o rechazar los dispositivos digitales, el mundo es un espacio de participación cívica y social. Se trata de proteger a la infancia. regulando tanto el tipo de uso, como el contenido y adecuarlo a su edad».

De hecho, añade esta experta, «hemos visto en base al estudio realizado que resulta esencial limitar la exposición a los dispositivos digitales y combinarlo con otros tiempos y espacios de juego libre, exterior y creativo, junto con juegos de construcción, de mesa, dramáticos, etc.. Los niños necesitan tener unos hábitos lúdicos saludables y equilibrados para su bienestar y desarrollo integral. Si en la ‘dieta lúdica infantil’ identificamos un exceso o saturación de juego en dispositivos digitales, es preciso introducir otras formas de juego. Esto lo vamos a conseguir creando conciencia, compromiso y espacios de colaboración entre la familia, los docentes y los propios menores».

Cambio de tendencia

Por fortuna, concluye Pablo Busó, coordinador del departamento de Investigación infantil y Pedagogía de AIJU, «los resultados de esta investigación muestran un cambio de tendencia, en el que tanto las familias como los profesores e incluso los niños son conscientes de que han llegado a un punto en el que el uso de la tecnología y las pantallas es excesivo. Ante esta situación, alternativas de aprendizaje a través del juego y el juguete se ha demostrado ser una alternativa realmente ventajosa». «Estamos a tiempo de compensar estas situaciones y de equilibrar su dieta de ocio», insiste Laura Camas Garrido.

FUENTE: DIARIO ABC

Psicología en las aulas: puntos a tener en cuenta en las distintas edades del alumnado

La escuela es un buen espacio para cuidar la salud mental de los estudiantes y detectar problemas.

Por A. V.

En noviembre de 2023, la VI Convención del Consejo General de la Psicología dedicó una de sus jornadas a la psicología educativa, con la prevención como factor esencial en esta disciplina, que atiende a una etapa decisiva en el desarrollo de la salud mental de las personas. De hecho, la institución prepara el proyecto PSICE para avisar sobre la importancia de este desempeño.

En el caso de la OCDE, su informe ‘Un nuevo punto de referencia para los sistemas de salud mental. Abordar los costes sociales y económicos de los problemas de salud mental’ indica cómo «los niños y los jóvenes son un objetivo diana en la promoción de la buena salud mental y la prevención de los problemas de salud mental. Países como Finlandia e Islandia se han centrado en la enseñanza de habilidades socioemocionales en las escuelas, mientras que otros como Australia, Noruega y Holanda cuentan programas online para apoyar la salud mental de los jóvenes».

Alumnado, profesorado y familias

Forman los eslabones de una cadena -en ocasiones frágil- en los que hay que estar alerta desde el principio… y hasta bien superada la adolescencia, como señala Silvia Álava, psicóloga sanitaria y educativa y autora de libros como ‘El arte de educar jugando’, ‘¿Por qué no soy feliz? Vive y disfruta sin complicarte la vida’, etc.: «Tenemos que tener en cuenta que tratamos con cerebros que están en formación, que no terminan de hacerlo como tal hasta los 25 años. El reto es coordinar los procesos cognitivos y emocionales durante todo el desarrollo». Un camino aún más difícil en tiempos de pospandemia, de excesos de la ‘cultura del móvil’, etc.

Las edades del alumnado

Como repaso a las ‘edades del alumnado’, Álava destaca la importancia de «trabajar en Infantil con la autonomía y la función ejecutiva, introduciendo la ‘inteligencia emocional’. Ya en el paso de Infantil a Primaria -cambio que se suele acusar-, hay que insistir en fomentar esa capacidad ejecutiva y hay que ayudar a regular las emociones». Una combinación de conocimientos y emociones que, en el caso de la ESO y más allá «se debe cuidar especialmente la inteligencia emocional para potenciar el pensamiento crítico sin descuidar el respeto a los demás».

Ámbito educativo y relaciones sociales

En este entorno descrito por la especialista, trastornos como el TDAH (Trastorno por déficit de atención con hiperactividad) o el TDA (sin hiperactividad), no sólo incumben al ámbito educativo, también a las relaciones sociales. Como destaca Pilar Gil Díaz, directora del Gabinete de Psicología ‘Terapia y emoción’, es esencial afrontar «un tratamiento multidisciplinar, ya que el TDAH no solamente abarca el sistema escolar, sino también el social, familiar, individual de la propia persona etc., y hay que poner el foco en cuidar de la autoestima».

Díaz añade la importancia (en esta y otras incidencias que ‘vigila’ la psicología educativa) de aunar terapia individual y familiar «con actividades como deporte, contacto con la naturaleza, talleres de habilidades sociales, etc.». Y destaca la importancia de la coordinación entre los profesionales académicos y los de la psicología -en el propio centro o externos- «y en aplicar adaptaciones en el día a día, como en el caso de los sistemas de evaluación, así como en ponernos todos los implicados en la piel de la persona».

De lo particular a lo general, las especialistas coinciden en subrayar la importancia de que lo que ya se está percibiendo en los centros educativos a la hora de contar con profesionales de la psicología educativa -más allá de los centros de orientación o del sentido común y buenas intenciones del profesorado- sea una tendencia al alza. Con más oportunidades para vidas más felices, preparadas para afrontar los desafíos cotidianos.

La psicóloga Silvia Álava aporta algunas claves en el proceso de formación personal:

Para familias y profesionales: Hay que pararse y observar, para reforzar la actuación en positivo. Mayor atención, mejores resultados.

  • En su justa medida: Sobreproteger implica #el peligro de educar a personas con riesgo de ser más infelices y, por lo tanto, menos protegidas.
  • Educar jugando: La ‘gamificación’ sirve para trabajar la memoria, la planificación, para fomentar la curiosidad… sin descuidar la cultura del esfuerzo.
  • No bajar la guardia: Para las familias y profesionales: hay que pararse y observar para reforzar la actuación en positivo. mayor atención, mejores resultados.
  • Psicología para profes: El 38,4% de los docentes cumple criterios diagnósticos de depresión (Estudio de Éxito educativo, Educar es todo y Udima).

FUENTE: ABC.es

El juego es el vehículo perfecto para conectar a padres e hijos y fomentar el apego y el vínculo

La especialista en Psicología Educativa y otros 15 colegas de gabinete Álava Reyes presentan el libro ‘El arte de educar jugando’.

«El juego tiene un papel fundamental en el proceso de aprendizaje de los niños».

«Los niños pasan gran parte de su vida jugando y que cuando juegan se desarrollan muchos procesos, no solamente a nivel cognitivo sino también la seguridad, la autoestima o las habilidades sociales».

¿Qué importancia tiene el juego en la vida de los niños? Sin duda, una importancia máxima. Pero, Qué papel posee el juego en la educación y los procesos de aprendizaje del hoy niño y futuro adulto? ¿Y cómo pueden participar los padres en este proceso? A esta pregunta responde la especialista en Psicología Educativa Silvia Álava y otros 15 compañeros del gabinete Álava Reyes en el libro El arte de educar jugando (JdeJ Editores, 2021).

“No se trata de dar fórmulas mágicas porque las fórmulas mágicas no existen sino de aportar ideas y sugerencias. Es importante saber reconocer que los niños pasan gran parte de su vida jugando y que cuando juegan se desarrollan muchos procesos no solamente a nivel cognitivo – la atención, la concentración, la memoria, el razonamiento lógico…- sino también la seguridad, la autoestima, las habilidades sociales… Muchos padres se preguntan ‘¿qué puede hacer que mi hijo lo aprenda?’. A través del juego es completamente posible educar en valores y enseñarles todas estas competencias emocionales”, dice la coautora.

El arte de educar jugando

El arte de educar jugando aborda temas tan fundamentales en la etapa infantil como la estimulación del cerebro, cómo lograr que presten atención, cómo fomentar su autonomía y su autoestima, o cómo relacionarse con los demás. Pero además, los autores también han querido incluir asuntos más novedosos como el de cómo lograr una buena educación afectivo-sexual, qué pautas debemos seguir para el uso idóneo de las nuevas tecnologías o cómo educar en la igualdad de género.

Para ello, el libro se ha estructurado en 14 capítulos que están escritos por un psicólogo o psicóloga diferente y especialista en cada uno de los temas, tanto desde su experiencia directa trabajando con niños como de investigación. “Se trata de que los padres puedan invertir su tiempo y los recursos que tienen a su alcance en algo que, sin lugar a dudas, es uno de los trabajos más importantes de sus vidas: educar. Y el problema es que para educar nadie nos ha enseñado por lo que se trata también de orientarles desde la evidencia científica, desde las cosas que sabemos que está documentado que funcionan”.

En seis pasos

Cada capítulo está estructurado en seis pasos. El primero de ellos cuenta cuál es la habilidad que se va a trabajar, el segundo explica por qué es tan importante trabajarla y qué nos dice la ciencia al respecto, y luego se pasa al cómo, a las propuestas de juegos y ejercicios para hacer en familia. A su vez estos ejercicios están divididos por edades en franjas de 0 a 3 años, de 3 a 6 años, de 6 a 9 años y de 9 a 12 años. “En cada uno de los juegos explicamos qué vamos a hacer: primero saber para qué sirve en concreto ese juego, luego qué tipo de habilidad o destreza estamos trabajando. Además está muy detallado el cómo, siguiendo unos pasos para que no quede ningún tipo de duda de cómo lo debemos hacer; y luego vendría el cuándo: la sugerencia de en qué momentos se podría utilizar… Y terminamos cada capítulo con un ‘Recuerda’ donde resumimos los principales tips”, explica Álava. El libro está pensado para leer en el orden en que está escrito o bien elegir un capítulo concreto y buscar los ejercicios indicados a la edad de cada niño.

Emociones positivas para aprender mejor

Aroa Caminero, neuropsicóloga infantil experta en inteligencias múltiples y autora del capítulo Estimula su cerebro, explica la importancia del juego para lograr una correcta estimulación del cerebro: “Sabemos que se aprende muchísimo mejor a través de las emociones positivas y que los niños cuando hacemos con ellos actividades lúdicas y de juego están activando áreas cerebrales del placer, de la curiosidad y de la motivación”.

Por su parte, la doctora en psicología clínica Tatiana Fernández, responsable del capítulo Consigue que presten atención habla del papel básico de los progenitores en esta tarea: “¿Podemos dotar de herramientas a los niños para mejorar la atención? La respuesta es que sí. De hecho, muchos de los juegos que han usado los padres con sus hijos durante la pandemia para estar entretenidos también necesitaban ‘de pararse’, por lo que el confinamiento ha sido un escenario muy interesante para desarrollar esta habilidad”.

Enseñarles a pensar por sí mismos

Enseñarle a pensar por sí mismo es el capítulo que insiste en la necesidad de desarrollar el pensamiento crítico a través de juegos que pueden aplicarse en la vida diaria de las familias. “Cuando un niño no ha sido educado en el pensamiento crítico corre el riesgo de ser condicionado por manipuladores emocionales. El pensamiento crítico les obliga a escoger, a no creer todo lo que ven, lo que leen y lo que escuchan, y a formar sus propias conclusiones. Además, también influye en el desarrollo de la creatividad, la resolución de conflictos, la empatía, la adaptación a situaciones nuevas, la autonomía…”, afirma Bárbara Martín, experta en terapia psicológica con niños y adolescentes.

Como importante es que los padres faciliten estrategias para trabajar la autoestima: “Los padres ejercen un papel fundamentan en la valía de sus hijos desde su más tierna infancia. Los mensajes que nos transmiten en la infancia son las voces internas que nos van acompañando en nuestro diálogo interior a lo largo de nuestro futuro. Validarles, dedicarles tiempo en exclusiva, hacer que se sientan importantes es fundamental para reforzar la seguridad en ellos mismos y todo esto puede conseguirse a través del juego”, señala la psicóloga Lucía Boto Pérez.

Figuras de seguridad

El arte de educar jugando incluye también otros interesantes capítulos como Vencer los miedos del día a día. “El objetivo del capítulo es que los padres puedan entender la manifestación de la emoción del miedo que aparece en las distintas etapas del desarrollo de sus hijos. El juego para gestionar el miedo mejora la percepción que tienen de nosotros como figura de seguridad y les ayudamos a conectar con otras emociones como la valentía o el humor”, explica la psicóloga experta en conducta infantil Gema Valenzuela.

Portada del libro 'El arte de educar jugando'
Portada del libro ‘El arte de educar jugando’.

Enseñar a los niños a jugar solos para fomentar su autonomía (y más tips)

Ayudar a tus hijos a ser más autónomos e independientes a través de la responsabilidad y el juego.

Fomentar la autonomía en los niños es fundamental si queremos que estos tengan un correcto desarrollo y puedan asumir las responsabilidades adecuadas para cada edad, pero también estableciendo hábitos como que, por ejemplo, el niño juegue solo. Por ello, es esencial empezarla a trabajar la autonomía desde muy pequeños a través del juego y con pequeñas tareas domésticas o de cuidado personal.

Establecer rutinas, darles espacio y adaptar lo que les pedimos es fundamental para que ellos sientan que pueden conseguirlo y, por ende, crezcan felices, sanos y con una buena autoestima.

Índice

  1. Como fomentar la autonomía y responsabilidad de los niños
  2. Cómo y por qué enseñar a los niños a jugar solos
  3. Educar a niños más autónomos e independientes

Como fomentar la autonomía y responsabilidad de los niños

A partir de los 2 años, más o menos, los niños tienen un gran entusiasmo a la hora de hacer cosas por ellos mismos: estamos en la fase del ‘yo puedo solo‘, del ‘yo quiero hacerlo’. Aprovechar esta fuerza, esta confianza, que sale de nuestro pequeño es fundamental para empezar con el desarrollo de la autonomía. En este punto, pues, es vital que tengamos mucha paciencia con ellos y que los animemos a que realicen las tareas por su cuenta.

Las tareas que pueden realizar los niños en esta edad son bastante básicas, pero debemos entender que son un mundo para ellos. Por este mismo motivo, no solo debemos mostrarles nuestro apoyo, sino que debemos animarlos y no presionarles; debemos dejarles su tiempo y su espacio.

Un juego al que podemos jugar en esta etapa, como no podría ser de otro modo, es el de ser mayor. En este caso, les podemos pedir que tiren los pañales al cubo de basura correspondiente o bien dejarles que empiecen a vestirse y desvestirse de forma autónoma, y que depositen la ropa sucia para lavar, etc. Siempre dándoles responsabilidades que se encuentren dentro de sus capacidades.

Cómo y por qué enseñar a los niños a jugar solos

Otra manera en la que podemos fomentar la autonomía de los niños es enseñándoles a jugar solos. Sí, aunque a veces nos parezca que no es bueno, debemos aprender a dejar que jueguen solos. Evidentemente, compartir todo el tiempo que podamos con ellos es muy bueno, fantástico. Pero, también deben aprender a estar solitos y a pasar ratos con ellos mismos; darles espacio para que vayan fomentando su creatividad y vayan siendo conscientes de todo cuanto pueden llegar a conseguir si se lo proponen. 

Conseguir que los niños jueguen solos es bastante simple si seguimos unas pequeñas pautas: lo primero, será conseguirles un juego que les guste y que fomente tanto la creatividad como el razonamiento. Por ejemplo, los bloques de construcción y los muñecos.

Cuando queramos empezar a enseñarles a jugar solos, vamos a darles unas pequeñas pautas como, por ejemplo, ‘construye una escuela y ahora vengo yo a verte y ayudarte’. Y, dejamos pasar unos minutos antes de ir a ver todo lo que han hecho. Esta pequeña pausa en la que los dejamos solos debe ir aumentándose poco a poco hasta que los niños sean capaces de jugar sin necesitar de los adultos.

Y, a medida que vayan sumando años, vamos añadiendo juegos adaptados a su edad, tareas del hogar y responsabilidades en su cuidado personal

Educar a niños más autónomos e independientes

Como hemos dicho, cerca de los 2 años, los niños tienen una necesidad de demostrar, y demostrarse, que pueden hacer las cosas por ellos mismos, de tener más autonomía. Y, aquí, los padres debemos ir con mucho cuidado. Pese a que, a veces, vayamos con el tiempo justo o sepamos que los niños no van a hacer algo como se lo hemos enseñado, debemos evitar el ‘ya lo hago yo’ y ‘te ayudo, porque tú solo no puedes’.

Por un lado, el ‘ya lo hago yo’ se debe evitar porque es muy fácil que los niños se acostumbren, luego, a que lo hagamos todo nosotros. Y lo hacen muy rápidamente. Por ello, debemos armarnos de paciencia y darles el tiempo necesario para que hagan de forma autónoma lo que les hemos pedido.

Por otro lado, el ‘te ayudo, porque tú solo no puedes hacerlo’ también se debe evitar, ya que esto transmite a los niños una falta de confianza en sus habilidades. Y, si nosotros no confiamos en ellos, ¿quién lo hará? Debemos entender, también, su punto de vista y ser muy empáticos con ellos en todo momento. Si nuestros hijos ven, por el contrario, que los animamos, no solo mejorarán su autonomía, sino que incrementarán muchísimo su propia autoestima.

Enseñar responsabilidad a los niños y hacerlos más autónomos es tarea y responsabilidad de los papás y mamás si queremos verlos crecer felices y sanos, además de ofrecerles las herramientas necesarias para que puedan convertirse en adultos con una vida plena. 

Puedes leer más artículos similares a Enseñar a los niños a jugar solos para fomentar su autonomía (y más tips), en la categoría de Autonomía en Guiainfantil.com

‘El arte de educar jugando’, guía práctica para aprender a través del juego en familia en EFE Salud

¿Estoy educando a mi hijo de una forma correcta?; ¿puedo conseguir los resultados que quiero de una manera más sencilla?; ¿estoy dando a mis hijos todo lo que necesitan? La psicóloga Silvia Álava, junto a otros catorce psicólogos, responde a estas y otras cuestiones en su nuevo libro ‘El arte de educar jugando’

Jugar es mucho más que divertirse. El juego es clave a la hora de consolidar procesos cognitivos, como la memoria, y de reforzar la autonomía, la seguridad, la autoestima y las habilidades sociales de los más pequeños.

Por ello, un grupo de 15 psicólogos, coordinados por la psicóloga infantil Silvia Álava, han escrito ‘El arte de educar jugando’.

En él, los expertos explican cómo educar y favorecer el correcto desarrollo de los niños y niñas a través del juego y nos dan las claves para hacerlo en familia.

De acuerdo con Silvia Álava, coordinadora del proyecto, “el juego tiene beneficios cuando los niños juegan solos, cuando juegan con otros niños y cuando se juega en familia, porque además de pasar ratos divertidos en familia, se trabaja el vínculo, el apego y toda una serie de valores”.

‘El arte de educar jugando’ es el octavo título de la colección ‘Tu vida en positivo’, que engloba una serie de títulos donde diferentes expertos de distintos sectores ofrecen consejos para ser más felices.

Consejos prácticos para jugar y aprender en familia

Estimular su cerebro, conseguir que presten atención, desarrollar la inteligencia emocional y el autocontrol o fomentar su autonomía son algunas de las cuestiones que, desde un enfoque práctico, aborda este trabajo.

Cada capítulo está escrito por un experto en la materia, que explican la teoría y la práctica, para que, además de pasar un tiempo en familia, se trabajen áreas que son fundamentales para el correcto desarrollo de los niños.

“Lo que hemos hecho en cada capítulo es, en primer lugar, explicar brevemente la habilidad que vamos a trabajar, por qué es importante dicha habilidad y los beneficios de hacerlo en familia”, expone Silvia Álava.

Después de esta breve explicación teórica, se proponen juegos y actividades para trabajar la habilidad en cuestión.

“Esta parte la hemos dividido por edades, porque hay que tener en cuenta el desarrollo evolutivo de los niños: de 0 a 3 años, 3 a 6, 6 a 9 y 9 a 12”, señala la psicóloga.

Además del juego, también se incide en el papel del deporte en la educación y el desarrollo de los menores:  “El deporte es fundamental. Sabemos que ayuda a fomentar muchos aprendizajes y favorece el desarrollo de la memoria, de la atención, la toma de decisiones… Pero también a nivel emocional y de habilidades sociales tiene un papel importante”, apunta Silvia Álava.

¿Nativos digitales? Sí, pero hay que enseñarles a usar las tecnologías

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Libro escrito por: Lucía Boto, Aroa Caminero, Carolina Cárcamo, Tatiana Fernández, Manuel Gámez, Bárbara Martín, Estíbaliz Mateos, Margarita Montes, Raquel Prieto, Isabel Quesada, María Rosa del Rincón, Sara Ríos, Nicolás Sánchez, Gema Valenzuela y Silvia Álava.

El arte de educar jugando en el programa «Vamos a ver»

Comparto la entrevista realizada en el programa «Vamos a ver» de Castilla y León Televisión en la que hablamos de nuestro libro «El Arte de educar jugando»

Consejos para educar a través del juego en casa

¿Estoy educando bien a mi hijo?; ¿estoy dando a mis hijos todo lo que necesitan? Estas son algunas de las posibles preguntas que todo padre se hace a lo largo de su vida.

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Para dar respuesta a estas y otras preguntas, un total de 15 psicólogos, coordinados por la psicóloga infantil Silvia Álava, han escrito el libro El arte de educar jugando, una obra en la que se abordarán varias temáticas primordiales en la Educación de los niños de hoy en día como, por ejemplo, cómo estimular su atención y su inteligencia; cómo trabajar la seguridad y la autoestima; cómo promover una correcta Educación afectivo-sexual; cómo enseñarle a cuidar de su cuerpo o qué pautas hay que seguir para introducir las nuevas tecnologías, entre otras muchas cuestiones.

Cada capítulo ha sido escrito por un psicólogo diferente, experto en cada materia, que va sugiriendo una metodología, con juegos y dinámicas con las que, además de pasar un divertido tiempo en familia, se trabajan otras áreas fundamentales en el correcto desarrollo de los menores.

El libro está diseñado para ponerlo en práctica en familia ya que permitirá estimular las habilidades sociales, la autoestima y la seguridad de los menores, ya que se dan las claves a los menores para saber cómo superar los miedos y ser felices a la vez.

FUENTE: magisnet.com

Libro escrito por: Lucía Boto, Aroa Caminero, Carolina Cárcamo, Tatiana Fernández, Manuel Gámez, Bárbara Martín, Estíbaliz Mateos, Margarita Montes, Raquel Prieto, Isabel Quesada, María Rosa del Rincón, Sara Ríos, Nicolás Sánchez, Gema Valenzuela y Silvia Álava.

«El Arte de Educar Jugando» ¡hoy presentamos nuevo libro!

Estamos muy contentos porque hoy se presenta nuestro nuevo libro, «El arte de educar jugando«, dos conceptos, educar y jugar, comentados con ejemplos por 14 especialistas en diversas temáticas dentro de la psicología.

Un viaje apasionante

Ya seas padre, madre o docente, lo importante es que eres consciente de que has iniciado un viaje apasionante y a la vez de gran importancia y responsabilidad: ocuparte de la educación de uno o varios niños. Como habrás oído en multitud de ocasiones, es un proceso precioso, pero no exento de dudas, momentos difíciles y cierta incertidumbre; ¿estoy haciendo lo correcto? ¿hay una forma más fácil de conseguir los resultados esperados? ¿estoy dándole a mis hijos o alumnos lo que necesita?

Es normal sentir inseguridad

Y es bueno admitirlo, ya que es lo que nos anima a buscar respuestas y a mejorar. A lo largo de este libro iremos abordando varias temáticas que entendemos primordiales en la educación de los niños de hoy en día; por ejemplo, ¿Cómo estimular su atención y su inteligencia?; ¿Cómo trabajar la seguridad y la autoestima?; ¿Cómo promover una correcta educación afectivo-sexual?; ¿Cómo enseñarle a cuidar de su cuerpo o qué pautas debemos de seguir para introducir las nuevas tecnologías?, entre otras muchas cuestiones.

Cada capítulo ha sido escrito por un psicólogo diferente, experto en el tema, que nos va sugiriendo cómo hacerlo, con juegos y dinámicas con las que además de pasar un divertido tiempo en familia, trabajaremos áreas que son fundamentales en el correcto desarrollo de los menores. Esperamos que el viaje a lo largo de estas páginas sea de gran ayuda y, sobre todo, muy fructífero.

Ya está a la venta en librerías y en El Corte Inglés, Amazon o La Casa del Libro

Libro escrito por: Lucía Boto, Aroa Caminero, Carolina Cárcamo, Tatiana Fernández, Manuel Gámez, Bárbara Martín, Estíbaliz Mateos, Margarita Montes, Raquel Prieto, Isabel Quesada, María Rosa del Rincón, Sara Ríos, Nicolás Sánchez, Gema Valenzuela y Silvia Álava.

Mis hijos tienen 4 y 11 años… ¿a qué pueden jugar juntos? Colaboración con El Correo

La psicóloga Silvia Álava nos da ideas de juegos para que niños de edades dispares se entretengan juntos

Por YOLANDA VEIGA

En esta campaña rara que nos está tocando vivir, los más peques, sin alcanzar a comprender las dimensiones de lo que ocurre, están notando las consecuencias como los adultos. No pueden jugar como antes. Nada de partidos de fútbol ni multitudes en las piscinas y los parques. Esta vez toca jugar entre los hermanos, o con los primos, o con los vecinos cercanos. Dos, tres… cuatro niños a la vez. Pero, ¿es fácil que eso suceda cuando tienen edades muy dispares? ¿Pueden jugar juntos dos hermanos de 4 y 11 años? Y, en caso afirmativo, ¿a qué pueden jugar que les entretenga a ambos?

Siempre va a tener que ser el niño mayor el que se tenga que amoldar un poco al pequeño

Silvia Álava, psicóloga especializada en infancia del gabinete Álava Reyes, nos da unas pautas para ayudar a los pequeños que se sacan una o dos cabezas a jugar juntos. Le planteamos varias situaciones, con casos de edades muy distintas. Y al margen de sus recomendaciones, una advertencia inicial: «Siempre va a tener que ser el niño mayor el que se tenga que amoldar un poco al pequeño. Cuando uno pequeño juega con uno mayor a veces no entiende el juego y nos encontramos con chavales que corren detrás de los mayores aunque no entiendan muy bien de qué va la cosa. Pero se lo pasan bien porque les da la sensación de que están participando».

Dos hermanos de 2 y 5 años

A cuidar muñecos

«Ya pueden empezar a compartir el juego. El de 2 años todavía está en una edad en la que va a jugar junto a su hermano, no con su hermano. No es que haya un juego en el que la interacción vaya a ser entre los dos niños, sino que la interacción es triangular, a través del juguete que hayan elegido. Lo más seguro es que el de 2 se sentará al lado del de 5 y tratará de copiar lo que hace el mayor. Éste, a su vez, le puede dirigir un poco el juego. Podrían estar jugando a cuidar muñecas, a profesores».

Amigos de 3, 7 y 8 años

Al ‘pilla pilla’

«Los de 7 y 8 años pueden tener un juego más complejo, con normas claras, desde juegos de mesa a juego simbólico o dinámicas de ejercicio físico tipo ‘pilla pilla’. El de 3 años va a estar a su lado pero estará corriendo y haciendo cosas parecidas, más imitando el juego de los mayores, que sí estarán jugando. Es importante que los mayores entiendan que el pequeño no puede jugar al mismo nivel que ellos y que le asignen alguna tarea sencilla: ‘tú nos sigues’, por ejemplo. Si hay movimiento puede correr detrás de ellos, que le dejen correr, pero que no sea él el que siempre se la queda porque no va a ser capaz de pillar a ninguno».

Una chavala de 12 años con sus padres

Al ‘Cluedo’ o el ‘Monopoly’

«A los 12 años están entrando en la adolescencia y el tipo de procesamiento ya es más parecido al de un adulto. Pueden tener un desarrollo de pensamiento lógico muy bueno, que es útil, sobre todo, para los juegos de mesa que interesen a ambos: cartas, ajedrez, ‘El Cluedo’ para resolver misterios, el ‘Monopoly’… Y si les ponemos a jugar a los videojuegos van a estar encantados todos. Con los chavales de 12 años se pueden tener conversaciones super interesantes y hay que preguntarles cosas para que vayan desarrollando la lógica».

Dos primos de 6 y 9 años

A disfrazarse e inventar películas

«Pueden jugar a muchísimas cosas juntas porque a los 6 ya hay un desarrollo evolutivo que hace que los niños puedan seguir los juegos de normas y de reglas. Desde los tradicionales juegos de mesa de normas hasta el juego simbólico: inventan que son profesores, que viven en el mar de sirenas… Es una edad muy buena y hay un tipo de juego muy rico con una interacción entre ambos que va a ser bastante parecida. Podrían entretenerse bastante bien. Los juegos de mesa les van a venir bien pero el juego simbólico, de roles… que imaginen películas, disfraces… es una edad genial para eso».

Un niño de 4 con su hermana de 11

La mayor le lleva a caballito

«En este caso, con esas edades tan dispares, la interacción ya no es tan rica. La de 11 juega mucho con uno de 4 años pero tiene que entender que está jugando con él básicamente para entretenerle. Debe saber que le va a tener que explicar todo, que el de 4 no va a saber las normas del juego si es que las tiene, así que se las va a tener que ir diciendo por el camino. Estamos pasándonoslo bien pero el juego lo va a tener que dirigir la de 11 años. Podrían hacer carreras, que la mayor le llevara a caballito… Todo lo que sea juego de contacto físico le va a gustar muchísimo al pequeño y a la de 11 le va a gustar sentirse mayor».

FUENTE: Diario El Correo