Es necesario que asumamos la idea de que jugar es tan valioso -y serio- como aprender

Es necesario que asumamos la idea de que jugar es tan valioso -y serio- como aprender

CARLOTA FOMINAYA

Los niños de hoy juegan menos por el uso de las pantallas y esto, según advierte el estudio presentado por la Universidad Complutense de Madrid (UCM) y el Instituto Tecnológico de Producto Infantil y Ocio (AIJU), es un grave error.

Este desplazamiento del juego por lo digital, explica la psicóloga Silvia Álava, puede tener «graves efectos en el neurodesarrollo del niño, porque deja de hacer cosas. De hecho el juego, junto a dormir, son las principales tareas que tiene que hacer un niño». Jugar, recalca esta experta, «es la manera del menor de explorar el mundo y mientras se practica, se realizan muchos procesos cerebrales que no queremos que se pierdan».

Un niño que juega es un niño que desarrolla sus procesos cognitivos

Un niño que juega, asegura Álava, «es un menor que está desarrollando un montón de procesos cognitivos: está mejorando sus funciones ejecutivas, la organización, la memoria, la atención, el lenguaje, el razonamiento lógico, la organización espacial… Y también sus habilidades socioemocionales. como la empatía, etc. Nadie quiere comprometer el desarrollo de su hijo y, sin embargo, les damos pantallas demasiado pronto, cuando sabemos que la Academia Americana de Pediatría ya recomienda cero pantallas antes del año e, incluso, por debajo de los tres».

El aprendizaje, corrobora Laura Camas Garrido, profesora de la UCM, y miembro del equipo de investigación del informe, «es inherente al juego. Es necesario que asumamos la idea de que jugar es tan valioso -y serio- como aprender. Hay mucho juego en el aprender, aprender es explorar y descubrir el mundo, implica motivación, emoción y curiosidad, estar dispuesto a cometer errores, equivocarse y volver a empezar. Jugar es todo esto».

Hay mucho aprendizaje en jugar

Y de la misma manera, prosigue Camas Garrido, «hay mucho aprendizaje en el jugar. Cuando jugamos, disfrutamos, nos asombramos, nos divertimos y también nos exponemos a situaciones adversas en las cuales tenemos que empatizar y resolver problemas. Todo esto supone un valioso aprendizaje».

Por tanto, añade esta docente, «jugar y aprender no solo son compatibles, sino que son interdependientes y complementarios. Si bien los niños participantes en el estudio han mostrado su preferencia hacia los juegos no digitales, observamos que sus hábitos de juego lo son cada vez más. La tendencia hacia lo digital se muestra tanto en la escuela como en el hogar y esto está empezando a preocupar a la comunidad educativa».

Preocupación por el tiempo frente a las pantallas

De hecho, un 88 por ciento de los profesores cuestionados durante el estudio han mostrado su preocupación acerca de la cantidad de tiempo que el alumnado pasa frente a las pantallas y sus posibles efectos en el aprendizaje, especialmente en el desarrollo de competencias vinculadas a la adquisición de la comprensión lectora, escritura y lectura.

La mitad de los docentes señalan, además, que el uso de dispositivos digitales en las escuelas está restando tiempo al juego. Y, a su vez, el 50% sostiene que esta reducción del tiempo de juego perjudica bastante o mucho el aprendizaje y la adquisición de competencias básicas.

‘Dieta lúdica’

En cualquier caso, matiza Silvia Sánchez-Serrano, también profesora de la UCM y miembro del equipo de investigación, «no se trata de prohibir o rechazar los dispositivos digitales, el mundo es un espacio de participación cívica y social. Se trata de proteger a la infancia. regulando tanto el tipo de uso, como el contenido y adecuarlo a su edad».

De hecho, añade esta experta, «hemos visto en base al estudio realizado que resulta esencial limitar la exposición a los dispositivos digitales y combinarlo con otros tiempos y espacios de juego libre, exterior y creativo, junto con juegos de construcción, de mesa, dramáticos, etc.. Los niños necesitan tener unos hábitos lúdicos saludables y equilibrados para su bienestar y desarrollo integral. Si en la ‘dieta lúdica infantil’ identificamos un exceso o saturación de juego en dispositivos digitales, es preciso introducir otras formas de juego. Esto lo vamos a conseguir creando conciencia, compromiso y espacios de colaboración entre la familia, los docentes y los propios menores».

Cambio de tendencia

Por fortuna, concluye Pablo Busó, coordinador del departamento de Investigación infantil y Pedagogía de AIJU, «los resultados de esta investigación muestran un cambio de tendencia, en el que tanto las familias como los profesores e incluso los niños son conscientes de que han llegado a un punto en el que el uso de la tecnología y las pantallas es excesivo. Ante esta situación, alternativas de aprendizaje a través del juego y el juguete se ha demostrado ser una alternativa realmente ventajosa». «Estamos a tiempo de compensar estas situaciones y de equilibrar su dieta de ocio», insiste Laura Camas Garrido.

FUENTE: DIARIO ABC

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