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Blue Monday: ¿es de verdad el día más triste del año?

Puede que hoy te hayas levantado con el ánimo por los suelos, quizás estés más cansado, deprimido y desmotivado que nunca. Si es así, a lo mejor estás sufriendo el efecto del ‘Blue Monday’. 

Aunque seas la persona más optimista del mundo puede que al escuchar la palabra ‘Blue Monday’ te sientas un poco sugestionado. Pero, ¿Qué hay de cierto en esta teoría? ¿Quién la inventó y con qué propósito?.

Hablamos con Silvia Álava, Psicóloga y autora del libro, ¿Por qué no soy feliz? y con Pablo Claver, Director del Museo de la Felicidad. 


Dirección: Rafa Lupión | Redacción: Lucía Nadal | Producción: Nacho Guerrero | Sonido: Silvia Benlloch.

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Decálogo para educar con inteligencia emocional en familia

Las emociones son un integrante más de la familia y a pesar de que deberíamos hablar más de ellas, muchas veces es complicado manejar la conversación para que los niños aprendan sobre ellas. El papel de las familias en el desarrollo emocional de los hijos es fundamental y por eso las psicólogas Ruth Castillo Gualda y Silvia Álava Sordo, han preparado el libro ‘Inteligencia emocional en familia’ un manual para trabajar las emociones con los más pequeños.

La inteligencia emocional es un conjunto de destrezas y conocimientos relacionados con el procesamiento de todo aquello que sentimos. Desde pequeños, es muy importante trabajar en este campo desde la familia, el colegio, la calle… para que los niños aprendan a percibir, comprender y regular sus propias emociones.

De hecho, la educación socioemocional es el proceso de formación y conocimiento de las habilidades que permiten expresar, comprender y regular las emociones. El objetivo de esta educación es optimizar y promover el autoconocimiento, la toma de decisiones o la empatía.

‘Inteligencia emocional en familia’ (Ed. Síntesis) es un libro en el que las psicólogas Ruth Castillo Gualda y Silvia Álava Sordo profundizan en la inteligencia emocional y en la educación socioemocional para ofrecer un guía sobre el trabajo de las emociones con los niños.

En una entrevista para EFEsalud, la coautora del libro Silvia Álava nos explica y ofrece diez consejos fundamentales para educar con inteligencia emocional y trabajar en familia los sentimientos y mejores maneras de relacionarnos con nuestras emociones.

Son diez consejos que figuran en el libro a modo de conclusión.

“Las emociones son algo que no se puede reprimir”, afirma Silvia Álava.

1. Las emociones son un signo de fortaleza

Lo primero que debemos reconocer es que las emociones son un rasgo de fortaleza y no una debilidad como creen muchas personas. A lo largo de nuestra vida nos enfrentamos a situaciones complicadas en las que saber gestionar nuestras emociones será un punto a favor.

Además, la emociones son una fuente de información muy valiosa y según explica la psicóloga, no podemos reprimirlas porque representan todo aquello en lo que creemos o sentimos.

2. Todos podemos mejorar nuestra inteligencia emocional

Todos podemos mejorar nuestra inteligencia emocional y, por eso, es muy importante la educación de los niños desde pequeños.

“Cambiar nuestra mentalidad sobre la inteligencia emocional es clave para entender que independientemente de nuestra edad o características personales, todos podemos mejorarla”, destacan en el libro sus autoras.

3. Aceptar para poder manejar

Todas las emociones surgen por un motivo en particular. Para manejarlas de forma inteligente, debemos aceptar que forman parte de nosotros. En ocasiones ocultamos las emociones que nos hacen sentir incómodos o indefensos. En los casos donde la solución no es fácil o no existe lo mejor es aceptarlo y empezar a manejar desde ahí las emociones que estamos experimentando.

“Al final somos nosotros los que les tenemos que enseñar a los niños a entender sus emociones y para ello es importante que lo primero que tengamos claro es que nosotros también aceptamos y manejamos nuestras emociones buenas y malas”, explica la psicóloga Silvia Álava.

4. Expresar honestamente lo que sentimos

La expresión adecuada de nuestros sentimientos requiere buscar una respuesta equilibrada y acorde a nuestros objetivos.

“Tenemos la creencia de que nuestros hijos tendrán inteligencia emocional cuando sean capaces de no enfadarse, pero eso no es así porque siempre habrá situaciones en las que sus emociones les lleven al enfado y es normal “, explica Álava.

La experta afirma: “Tenemos que esforzarnos porque conozcan las emociones, saber cuáles son, ponerles una etiqueta, entender por qué las estamos siguiendo y aprender a convivir con ellas”.

“Son algo que no se puede reprimir, porque cuanto más las reprimimos o las negamos pueden incluso aparecer o transformarse en enfermedad de tipo psicosomática“, sostiene.

5. Identificar nuestros disparadores

A lo largo del libro, se explica que existen dos tipos de disparadores, por un lado los disparadores externos, que son aquellas cosas que suceden a nuestro alrededor como un cambio de planes, una noticia negativa o un comportamiento agresivo.

Por otro lado, los disparadores internos que pueden ser independientes de la situación que estemos viviendo y tienen que ver con nuestras creencias y nuestros pensamientos.

Debemos identificarlos para trabajar en ellos y, sobre todo, la especialista Silvia Álava resalta la importancia de distinguir entre las emociones y los comportamientos.

6. El lenguaje, nuestro mejor aliado

Las expertas están de acuerdo en que siempre deberíamos pedir permiso sutilmente a los niños para hablar de sus emociones.

En este sentido, hay que tener cuidado porque no le puedo preguntar al niño qué le pasa y pretender que me lo cuente al instante. Por ello, la psicóloga prefiere utilizar otro tipo de lenguaje y formular preguntas como: ¿Oye, quieres hablar de lo que te pasa? o ¿Te apetece hablar?

“Tenemos que pedir a los pequeños poco a poco permiso para entrar en su corazoncito”, añade.

Al comunicar sobre todo algo que sabemos que al niño no le va a gustar, es importante utilizar el lenguaje correcto.

“En español tenemos dos verbos muy importantes que son ser y estar y debemos usarlos correctamente. Es decir, si en un determinado momento el niño o la niña ha hecho algo mal, por supuesto hay que corregirlo, pero hay que hacerlo utilizando el verbo estar y no el verbo ser. El ejemplo sería: Oye, ahora en este momento no lo estás haciendo bien, o en este momento estás gritando a mamá“, explica Silvia Álava.

7. Estrategias para manejar lo que sentimos

La regulación emocional es la habilidad más compleja. Entre las técnicas que podemos enseñar a nuestros hijos destaca la de manejar el foco de la atención dirigiéndolo hacia aquellos aspectos de la situación que interesan y aprendiendo a reinterpretar el evento desde una mirada alternativa.

8. Potenciar un ambiente óptimo en familia

Compartir emociones no es fácil y por eso, es importante que los niños se sientan en un clima de confianza plena en el que desenvolverse mejor.

“Hay que crear un espacio para hablar, un espacio en el que nuestros hijos se sientan seguros. Muchas familias viven con prisas y el único momento que tienen para hablar es cuando están en el coche de camino al colegio o de vuelta a casa y esto hace que muchos niños no paren ni se sientan cómodos para hablar”, explica la psicóloga.

Una de las cosas que suelen recomendar los psicólogos y que las especialistas recogen en su libro, es defender las cenas en familia, donde podemos dedicar un tiempo para hablar sobre nuestras emociones y vamos a generar un dialogo tranquilo basado en la inteligencia emocional.

“Para crear un clima cálido y de confianza lo primero es saber qué espacio les da seguridad a nuestros hijos, cuándo es el mejor momento y en tercer lugar, proponer temas de conversación pero no forzarlos, ni convertirlos en un interrogatorio”, expone la experta.

9. Fomentar el vínculo con nuestros hijos

En el libro, las especialistas recomiendan:

  • Conectar, desde la mirada respetuosa, con el mundo interior de los niños.
  • Reflexionar a través de la comunicación.
  • Empoderar haciéndoles confiar en sus propias habilidades.
  • Atender permitiendo sus emociones y necesidades.

10. Somos el ejemplo

“Educar con inteligencia emocional es un reto que debe de estar presente en la familia. Para poder enseñar a los niños a manejar sus propias emociones, tienen que sentir que predicamos con el ejemplo y que como adultos nosotros también sabemos como controlar lo que sentimos” concluye Silvia Álava.

FUENTE: fsalud.com

¿Sabes cómo puede afectarte la dismorfia corporal por el uso continuado de filtros en tus fotos?

¿Sabes lo que es la dismorfia corporal? ¿Qué opinas sobre el uso de filtros en las fotos de las redes sociales? No te pierdas este vídeo si quieres saber cómo puede afectarnos y cómo evitar sus consecuencias.

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Volver al trabajo tras ser madre y morirse de pena: pautas a seguir para estar bien en ese momento

Por Marta Benayas

El pasado mes de julio, Cristina Pedroche dio a luz a la pequeña Laia y comenzó así su aventura en el mundo de la maternidad. Un camino que no siempre es tan bonito como parece y que la presentadora no duda en compartir en sus redes sociales, donde no se corta a la hora de contar a sus seguidores cómo se siente anímicamente.

Porque aunque a nivel físico se está recuperando bastante rápido gracias a sus rutinas deportivas y cuidada alimentación, sus ánimos no están por las nubes. «Me siento vacía y me duele el pecho», relataba hace apenas unos días en sus stories de Instagram después de dejar a su hija para acudir a trabajar. Ahora que ha vuelto al trabajo, hasta ha contado con gracia que ha puesto una cámara para ver lo que su madre y su hija hacen mientras ella está alejada: «Esto sí que es un Gran Hermano», ironizaba. Más allá de las bromas, lo cierto es que Pedroche no ha hecho más que poner voz a uno de los problemas que más sufren las madres tras dar a luz: el sentimiento de culpabilidad al reincorporarse al ‘mundo real’ y la vida laboral.

Una cuestión a la que muchas mamás tienen que hacer frente y que desde un punto de vista psicológico es completamente normal. Sin embargo, hay que saber lidiar con ella y manejarla. En Divinity hemos hablado con dos expertas en la materia para conocer, además de su punto de vista, cómo tratarlo. Silvia Álava, psicóloga y escritora, autora entre otros libros de ‘Por qué no soy feliz?’; y Laura Poveda, terapeuta emocional, mentora de amor propio y especialista en dependencia emocional.

El punto de vista de una terapeuta emocional

“Ser madre y tener una carrera no es un acto de egoísmo, si no un acto de amor propio y un ejemplo positivo para tu hijo. La maternidad es una experiencia transformadora que cambia la vida de una mujer. Y si acabas de ser mamá seguramente estarás enfrentando uno de los desafíos más significativos de tu vida: la transición de regreso al trabajo después de dar a luz. No estás sola en este viaje, y cada paso que das es una obra maestra que refleja tu fuerza y determinación”, comienza diciendo Laura, que comparte además su caso personal.

“Cuando me convertí en madre y me enfrenté a la perspectiva de volver al trabajo, me vi inundada por emociones abrumadoras. El miedo y la tristeza se apoderaron de mí. El miedo estaba relacionado con la incertidumbre de cómo equilibrar mis responsabilidades laborales y familiares, preocupándome por si sería suficientemente buena en ambos roles. La tristeza, al separarme de mi bebé y lidiar con la culpa de no estar siempre a su lado. Una cosa que aprendí rápidamente es que no estaba haciendo malabares entre dos mundos diferentes, sino que ser madre y profesional no son roles contradictorios, son componentes esenciales de mi identidad. En lugar de verlo como una lucha, abracé la oportunidad de ser una artista del equilibrio”, explica y añade que se trata de un momento en el que se está atravesando una fase de adaptación emocional, y que eso no debe hacernos sentir menos capaces.

Nueve claves para ayudar a que esta transición sea suave.

1. El autojuicio es tu peor enemigo: cuidar de ti misma y de tu carrera no es incompatible con ser una buena madre. Deja atrás el auto juicio y asume la idea de que mereces tiempo para ti y para tu desarrollo profesional.

2. Permítete sentir tus emociones: está bien sentir emociones abrumadoras al volver al trabajo después de ser madre. La maternidad trae consigo una marea de sentimientos, desde la alegría hasta la culpa y el miedo. Enfrenta estas emociones sin juzgarte a ti misma. Aceptar tus sentimientos es el primer paso para gestionarlos de manera saludable.

3. La importancia de una red de apoyo: contar con una red de apoyo sólido es esencial. Aprender a pedir ayuda y delegar responsabilidades te permitirá equilibrar tus responsabilidades laborales y familiares de manera más efectiva.

4. La comunicación es clave: comunicarse es fundamental para encontrar un equilibrio entre tu vida laboral y tu vida como mamá. Dale voz a tus necesidades y expectativas. No tienes que hacerlo todo tu sola, tu bebé no necesita una mamá heroína, necesita a una mamá que gestione sus propias emociones.

5. Establece una rutina: puede ayudarte a sentirte más en control. Organiza tu día de manera que puedas equilibrar tus responsabilidades laborales y familiares. Incluye tiempo para ti misma en esa rutina, para recargar energías y cuidar de tu bienestar emocional.

6. El tiempo para ti misma es un derecho, no un lujo: “al principio, sentí que sacrificar mi tiempo libre y personal era la única forma de ser una buena madre y profesional. Sin embargo, con el tiempo comprendí que el autocuidado es esencial”. Tomarte tiempo para ti misma no es un lujo, es un derecho. Cuando te cuidas a ti misma, puedes cuidar mejor a tu hijo y rendir más en el trabajo.

7. Establece límites: aprende a decir no cuando sea necesario. Establecer límites saludables es una habilidad importante que te ayudará a evitar el agotamiento. No sientas que debes hacerlo todo; es importante reconocer tus límites y respetarlos.

8. Celebra tus logros: cada pequeño logro, tanto en el trabajo como en la maternidad, merece ser celebrado. Reconoce tus éxitos para recordarte lo valiente y fuerte que eres.

9. Acepta la flexibilidad: la maternidad y el trabajo a menudo requieren adaptabilidad. No te preocupes si las cosas no siempre salen según lo planeado. La flexibilidad es una habilidad valiosa, y aprender a lidiar con lo inesperado te hará más fuerte.

Un momento de transición en el que la paciencia es clave

Por otro lado, desde un punto de vista más psicológico, Silvia cuenta que es muy habitual que, en ese momento que llega después de la baja de maternidad, la mujer se sienta especialmente culpable por tener que separarse del pequeño. “Al final lo que está ocurriendo es que el bebé es muy indefenso, y lo normal es que apetezca estar casi todo el tiempo con él. Aparecen ahí una mezcla de emociones desagradables como la culpa por no poderte quedar, la tristeza porque realmente querrías estar con tu bebé y el enfado porque vivimos en una sociedad que la parte de la conciliación no la están gestionando bien y por eso existen toda esa serie de emociones”.

Expone que también es verdad que hay mujeres que, a la vez que sienten todo eso, experimentan también un poco de alegría por volver al mundo ‘de adultos’, por lo que lo habitual es que las emociones sean muy muy intensas y extremas y no siempre son fáciles de manejar.

“Llega el momento de definir cuál es la mejor opción para ese niño. Es verdad que ahora también los hombres tienen derecho a coger esa baja, y ayuda a no tener que dejar solo a un bebé tan pequeño. Pero hay que empezar a valorar cuáles son las mejores opciones, e ir adelante con esa decisión, trabajando también el modo en el que deshacernos de esos sentimientos de culpa, entender que se ha tomado la mejor determinación posible y que a veces la opción que nos gustaría -la de quedarnos en casa con el bebé- no siempre es viable. Eso es algo que hay que ir trabajando poco a poco también porque, a la larga, esos sentimientos merman la energía, que en este momento además es bastante limitada porque el cuidado de un recién nacido desgasta mucho”.

En su opinión el ir a trabajar es algo que, aunque doloroso, es necesario y hay que entender que esas emociones son completamente normales. Nadie tiene por qué juzgarlas y las primeras que no tenemos que juzgar si estamos triste o enfadadas por retomar la rutina laboral seríamos nosotras mismas.

Concluye su discurso con una última reflexión. “Lo mejor es que este proceso sea algo progresivo porque, de un día para otro separarnos ocho horas puede ser muy doloroso para la mamá, pero también para el bebé. Una estrategia que se suele seguir por ejemplo si lo dejamos en la guardería consiste en que se quede un cuidador o familiar para que se vaya acostumbrando, y para que también la mamá sienta que lo está dejando en buenas manos. Y yo creo que eso nos puede ayudar a rebajar un poquito ese sentimiento de culpa o esa frustración de la que hablábamos”.

En definitiva, ser madre y tener éxito laboral no son incompatibles, de hecho, pueden ser grandes compañeras. Si abrazas esta verdad lograrás un equilibrio satisfactorio en tu vida. Así que, mamá, sigue adelante y celebra tus logros, grandes y pequeños, en esta emocionante aventura de ser una madre trabajadora de éxito.

FUENTE: Divinity.es

¿Cómo de importante es la ayuda psicológica en situaciones de crisis o emergencias?

¿Alguna vez te has encontrado ante una situación imprevista con daños a personas o cosas?

Comparto con vosotros y vosotras esta entrevista realizada para RNE en la que hablamos sobre la importancia de la atención psicológica ante hechos como los sucedidos estos días en España, hechos en los que a las personas involucradas les cuesta asimilar una situación traumática y en la que su estabilidad personal se ve afectada a todos los niveles: emocional, físico, cognitivo, conductual…

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¿Seguir viviendo con tu ex tras la ruptura?

Hay ocasiones en las que pese a la ruptura, las parejas deben seguir viviendo bajo el mismo techo, por necesidad económica, por miedo a la soledad, por la falta de acuerdo…

Cuando llega el momento de la ruptura es porque algo no va bien, con lo que seguir viendo a la persona con la que has compartido tu vida, no suele ser una buena idea.

De ello hablamos en «Juntos» este programa de TeleMadrid.

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Sí, podemos desconectar en vacaciones

¿Cómo desconectar en vacaciones?

Pese a que llevamos meses esperándolas, cuando llegan seguimos sin olvidarnos de la rutina. Es clave:

  • Buscar actividades que nos gusten y ayuden a recargar pilas.
  • Aprender a estar sin hacer nada.
  • No asociar las vacaciones a gastar dinero.
  • Desvincular el correo, email o WhatsApp del trabajo de nuestros dispositivos.
  • Aprender a decir «no».
  • Hacer actividades que nos gusten y que no podamos hacer todo lo que nos gustaría en periodos de trabajo: leer, salir con amigos…

No te pierdas los mejores consejos.

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¿Tienes ganas de vacaciones? pero cuidado, dosifícate!

Hay que tener cuidado y no «gastar todos los cartuchos» los primeros días de vacaciones, evitar empachos, insolaciones, quemaduras… es fundamental para poder disfrutar de un verdadero descanso.

Tenemos todos muchas ganas, pero eso no quiere decir que no utilicemos el sentido común para que los excesos no nos pasen factura, el objetivo es descansar y desconectar, no pasarlo mal.

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La soledad puede llegar a acortar nuestra vida

En este nuevo podcast extraído del programa Las Tardes de RNE, charlamos sobre la soledad, uno de los grades e invisibles peligros de nuestra sociedad que puede llegar incluso a acortar nuestra vida. Esa es la conclusión de casi un centenar de investigaciones científicas llevadas a cabo a nivel mundial. No te lo pierdas!

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Menores con discapacidad en campamentos de verano junto a otros niños

La falta de medios y entornos adaptados y la ausencia de monitores con formación dificulta el acceso a campamentos y actividades extraescolares de los menores con discapacidad

La Ley de Educación y la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad defienden la no discriminación de las personas con discapacidad en el ámbito recreativo

Casi un tercio del alumnado con discapacidad asegura sentirse aislado, rechazado o excluido por sus compañeros

Los niños y niñas con discapacidad tienen dificultades para disfrutar del tiempo libre como el resto de menores. Cada verano se repiten historias de discriminación al negarles el acceso a ciertas actividades extraescolares o a los campamentos de verano organizados en municipios de todo el país. Pero la normativa vigente ampara sus derechos y organizaciones como el Cermi animan a denunciar cualquier desigualdad e injusticia.

En España, hay más de 172.000 menores de 2 a 16 años con alguna discapacidad o limitación, según los últimos datos disponibles del Instituto Nacional de Estadística (INE), que hacen referencia a 2020. La Ley de Educación establece que uno de los principios del sistema educativo español es la equidad, que “garantice la igualdad de oportunidades […] y actúe como elemento compensador de las desigualdades personales, culturales, económicas y sociales, con especial atención a las que se deriven de cualquier tipo de discapacidad”.

Igual acceso con los demás niños y niñas

Además, la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, ratificada por España en diciembre de 2007, establece que los Estados deben adoptar las medidas necesarias para asegurar que los menores con discapacidad tengan “igual acceso con los demás niños y niñas a la participación en actividades lúdicas, recreativas, de esparcimiento y deportivas”.

Sin embargo, esta discriminación existe. Casi un tercio del alumnado con discapacidad (32,7%) asegura sentirse aislado, rechazado o excluido por el resto de compañeros, según recoge el informe del Comité Español de Representantes de Personas con Discapacidad (Cermi) y la Fundación ONCE de 2019.

Frente a posibles casos de desigualdad o discriminación hacia los menores con discapacidad en campamentos de verano y actividades extraescolares, el Cermi recalca que estos pequeños tienen protegido por ley el derecho a participar en “las actividades extraescolares y de ocio y a no ser discriminados por razón de discapacidad”.

Asesoramiento y acompañamiento jurídico

La directora ejecutiva del Cermi, Pilar Villarino, explica en declaraciones a Servimedia que los organizadores no pueden excluir a este tipo de niños y, por eso, anima «a los padres y a las familias a estar vigilantes y a denunciar posibles vulneraciones”. “Que se pongan en contacto con nosotros, con el Cermi, que les ofreceremos asesoramiento y acompañamiento jurídico para defender sus derechos”, apostilla.

El posible aislamiento a los menores con discapacidad puede deberse, por un lado, a la existencia limitaciones en el acceso físico a los espacios en los que se desarrollan estas actividades. “A lo mejor tienen una discapacidad motora y esa actividad o campamento no está preparado, no cuenta con medios como una rampa de acceso”, matiza a Maldita.es la psicóloga infantil Silvia Álava.

Personal preparado

Tampoco se dispone de personal preparado en muchos de los casos. “No siempre se cuenta con monitores y monitoras que estén preparados para atender una determinada discapacidad”, asegura Álava. La clave radica en que las personas encargadas del cuidado de los menores deben conocer la discapacidad pero también la casuística del niño o niña. Según explica la experta, hay que elaborar “un traje a medida” para cada menor.

Esta falta de personal puede afectar a todos los menores que participan en la actividad en cuestión. José Paredes, trabajador social de la Asociación Niños con Amor (Andalucía), explica que “integrar en un campamento de verano a varias personas con discapacidad sin que los monitores tengan formación es complicado y puede repercutir en el resto de compañeros”.

Antecedentes de discriminación

Esta falta de personal es la que impidió que dos niños de Palma de Mallorca fueran a un campamento de verano en 2019, como acostumbraban en años anteriores. Solo pudieron acudir 15 días en vez del mes completo. Entonces, el diario ‘El Mundo’ publicó que un cambio de normativa implantado meses antes obliga a que en las actividades de tiempo libre infantil y juvenil en las que participen personas con discapacidad o necesidades especiales haya personal cualificado.

Si el grado de discapacidad es del 33% al 64% se requiere una persona con titulación adecuada y preparación para cada cinco menores, y si está entre el 65% y el 74% es necesaria la presencia de un profesional por cada tres menores. En aquellos casos en los que la discapacidad supere el 75%, se requiere un profesional para cada menor con discapacidad. Cumplir estos ratios supone un coste para las empresas o los centros que promueven estas actividades, que tienen que limitar el número de plazas destinadas a los menores con discapacidad.

Ambos niños de este caso tenían seis años, pero diferentes circunstancias: autismo y una discapacidad del 35% en un caso y parálisis cerebral y una discapacidad del 90% en el otro caso. Con esta nueva normativa, para que los dos niños pudieran ir al campamento de verano, eran necesarios un mínimo de dos monitores. Pero la organización sólo disponía de uno, por lo que las madres acordaron repartirse los días.

No es el único caso. Otra madre, que contó su experiencia en redes sociales y cuyo testimonio recogió Radio Televisión Española (RTVE), también tuvo que lidiar con la discriminación. En el verano de 2022, en el centro que organizaba el campamento de verano le dijeron que no podían admitir a su hijo pese a que quedaban plazas libres en su franja de edad. “Me dijeron que no había personal para atenderlo y que no iba a disfrutar de las actividades. No me dieron alternativa”, denunció en un tuit.

El coste económico

Los campamentos de verano y actividades extraescolares son, para muchas familias, una herramienta para la conciliación familiar. Pero el elevado coste económico y el reducido número de plazas ofertadas para los menores con discapacidad supone una traba para las familias. “Es complicado conciliar en verano con los niños y niñas sin discapacidad, pero cuando hablamos de menores con discapacidad se complica mucho más porque es difícil encontrar un campamento o una actividad en la que realmente puedan participar por la falta de medios, recursos y formación”, subraya Silvia Álava.

Pero no únicamente la conciliación durante las vacaciones. Los núcleos familiares con personas con discapacidad pueden presentar dificultades en situaciones tan cotidianas como ir al cine. José Paredes comenta que, entre los servicios de su asociación, se encuentra el cuidado de personas con discapacidad por horas. “Eso conlleva un coste económico y no todo el mundo puede permitírselo”, reconoce.

Perjuicio directo en el menor

Más allá del impacto en el bolsillo de las familias y las posibilidades de conciliación, estos casos de discriminación pueden suponer un perjuicio directo en el menor. “Puede tener un impacto muy fuerte en su estabilidad y bienestar emocional, acarreando una serie de emociones muy desagradables como sensación de desprecio o rechazo”, asegura la psicóloga infantil Silvia Álava. Estas situaciones pueden afectar a su estado de ánimo y, según explica la experta, generar problemas relacionados con ansiedad y depresión porque pueden sentir que no forman parte del grupo y que hay muchas actividades que no están pensadas para él.

También puede tener efectos negativos en la seguridad y autoestima del menor. “Es muy complicado para un niño entender que no puede ir porque [las actividades] no están preparadas para que vaya. Puede pensar que él está mal o es defectuoso”, asegura la psicóloga infantil.

Oportunidad de desarrollase

En definitiva, esta discriminación les arrebata la oportunidad de desarrollase de forma íntegra y plena con sus iguales. “No solo con los niños y niñas que puedan tener una discapacidad como ellos, sino también con menores que no la tienen”. Por ello, la experta indica que sería recomendable trabajar la inclusión de los menores con discapacidad desde la integración. “Les vendría muy bien, no solo a los niños y niñas con discapacidad, sino directamente a todos para que puedan ser mucho más empáticos y respetuosos”, asegura.

(SERVIMEDIA | MALDITA.es)22-JUN-2023 10:33 (GMT +2)PAI/

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FUENTE: lavanguardia.com