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¿Por qué ven porno nuestros hijos? Colaboración con la revista Mujer Hoy

Artículo realizado por Paka Díaz

Casi el 10% de los consumidores de pornografía en internet son menores de 10 años, niños y niñas que creen que lo que están viendo son situaciones reales. ¿Qué es lo que buscan?¿Les estamos protegiendo? ¿Estamos ciegos o preferimos no saber?

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Ua mujer, digamos que se llama Susana, descubre en el historial de su ordenador portátil un reguero de páginas pornográficas. Lo primero que hace es preguntarle a su marido, pero él niega haber estado en esas webs. Ambos repasan el camino dejado de videos de Youtube que van pasando del último al primero, que es… ¡de Bob Esponja! Se miran incrédulos. ¿Puede su hija de ocho años haber estado consumiendo porno? ¿Cómo ha llegado hasta ahí? Cuando Susana le pregunta a la pequeña, la niña lo niega. Pero ante el tono tranquilo de su madre y su insistencia, acaba por confesar la verdad: en el colegio había escuchado algunas palabras y quería saber lo que significaban. Al ponerlas en el buscador, salieron aquellos vídeos. «Mami, ¿es eso lo que hacéis cuando hacéis sexo?», pregunta, pero Susana, atribulada, solo atina a decir: «Luego hablamos».

El caso no es aislado. Según el proveedor de ciberseguridad Bitdefender, pese a que las webs piden confirmar la mayoría de edad, casi el 10% de los consumidores de porno en internet tiene menos de 10 años. Además, la Asociación Protégeles señala que el 53,5% de los adolescentes españoles de entre 14 y 17 años suele ver porno en Internet, mientras que un 4,1% de los menores de 11 y 12 años recibe contenidos sexuales en el móvil.

¿Qué está pasando? Nada nuevo en cuanto a contenido aunque sí respecto al modo de acceso a la información. Tendemos a ver a los niños como seres angelicales, pero lo cierto es que el sexo despierta una curiosidad casi innata en ellos, que se ve acentuada por las respuestas incómodas que suelen dar los adultos cuando se menciona el tema. A veces, los niños se atreven a preguntar pero, si los mayores evitan hablar de sexo y ellos no se sienten escuchados, harán lo que hacemos todos cuando tenemos dudas: buscar en Internet. Según la compañía de seguridad Kaspersky Lab, el 39,9% de las búsquedas de los niños españoles estaba relacionada con contenidos pornográficos.

En primer lugar, Susana y su marido tendrían que haber instalado contraseñas en sus dispositivos móviles para impedir a su hija navegar indiscriminadamente por la red. «A nadie se le ocurriría dejar solo en la calle a su hijo de siete u ocho años. Del mismo modo, en internet hay que acompañarles y explicarles los riesgos virtuales», afirma Silvia Álava, directora del área infantil del Centro de Psicología Álava Reyes.

Seguros en la red

  • Lo primero es poner el ordenador en un lugar que permita ver la pantalla. Además, se puede activar un sistema de control parental con alguna compañía de seguridad (muchas incluso ofrecen sistemas para monitorizar su actividad online a distancia). Sin embargo, hay que tener en cuenta que «prohibirles» internet no sirve de nada: si un niño quiere acceder a la web, va a acceder antes o después. Así que lo importante es que entiendan los peligros que puede haber en ella, dedicarles tiempo, educarles. Cuéntales que es ilegal que los menores accedan a páginas pornográficas pero, sobre todo, aliéntales a confiar en ti para hablar del tema sexual con naturalidad. También puedes limitar el usos de los dispositivos electrónicos (las comidas, el tiempo de estudio, y la noche deben ser sagrados). Finalmente, da ejemplo y «desconecta»: aprenden por imitación y ver a los padres siempre enganchados a los dispostivos fomenta que ellos también lo hagan.

Que los dispositivos electrónicos a los que tengan acceso los niños estén protegidos con filtros adecuados para su edad es primordial. El más conocido de ellos es el control parental. «Este módulo filtra los contenidos a los que los niños pueden acceder», explica Alfonso Ramírez, director general de Kaspersky Lab Iberia, una empresa de software de seguridad, que señala que los niños están muy por delante de los padres en tecnología. «Y, sin embargo, no son conscientes de los riesgos», advierte.

Las amenazas más comunes para los menores en internet son la pornografía, los virus o las cuentas robadas, pero también el ciberacoso, que sufre un 7% de menores, según el estudio Growing Up Online, elaborado por la citada firma. Ramírez considera que la educación en materia de seguridad es fundamental, por eso han creado, con la Fundación Alia2, el proyecto Familia Segura (www.familiasegura.es) para concienciar a padres, niños y profesores sobre los riesgos y darles herramientas de prevención.

Para la Unesco, la educación sexual debería ser tan importante como las matemáticas

Otra manera de evitar que los niños busquen términos como «sexo» en internet es que tengan información y no les parezca algo «prohibido» y, por tanto, tentador. Cuando los investigadores Douglas Kirby y Nanette Ecker presentaron las Directrices Internacionales de Sexualidad de la UNESCO, en 2009, aseguraron que la educación sexual debería ser «tan importante como las matemáticas» en las escuelas. Sin embargo, en nuestro país la educación afectivo-sexual se mantiene en un limbo del que nadie se quiere hacer cargo.

Una niña hablando con su madre

La psicóloga Silvia Álava, directora del área infantil del Centro de Psicología Álava Reyes y autora de Queremos que crezcan felices (JdeJ Editores), nos da consejos para los padres.

Hablemos de sexo

  • No dejes ni una pregunta sin contestar. Lo que tú no resuelvas, será rastreado en internet.
  • Darles una buena educación afectivo-sexual les ayudará a sentirse bien, a aceptarse y a relacionarse con los otros.
  • Conviene hablar antes de la adolescencia, antes de que la figura del padre y la madre cambie y dejen de considerarles sus héroes/heroínas.
  • Si te dejan desconcertado, gana tiempo preguntando: «¿Tú qué crees?» o «¿Qué te han dicho?». Así sabrás lo que bulle en sus cabezas.
  • Mejor da respuestas concretas que largos discursos.
  • Si les ayudas sin aspavientos, sabrán que siempre pueden acudir a ti para resolver sus problemas.
  • Si os pone nerviosos hablar de sexo, conversa mientras hacéis alguna actividad que permita una charla casual.
  • Nombra las cosas por su nombre y con naturalidad.
  • No despaches el tema rápido, dedícale el tiempo necesario y respeta los silencios y pudores de los menores.

«Ni está incluida en el currículo escolar, ni está regulada fuera de él; solo aparece como una mera recomendación, sin establecer quién y cómo debe realizarla o qué contenidos deben incluirse en cada etapa educativa», explica Raquel Hurtado López, psicóloga y sexóloga de la Federación de Planificación Familiar Estatal (FPFE). A juicio de esta experta, «la educación sexual se entiende, de modo erróneo, como una forma de adoctrinamiento y no como lo que es: una herramienta apoyada en hechos científicos que permite ayudar a que chicos y chicas vivan su sexualidad de una forma positiva y libre de riesgos», señala.

Así, aunque la ONU dice que todas las personas deben tener acceso a una educación sexual de calidad, en nuestro país se ha convertido en un tema político y polémico. En Alemania, sin embargo, se imparte en las escuelas y es obligatoria. El objetivo es educar pero también prevenir para los menores sepan detectar y evitar los abusos sexuales.

Katharina von der Gathem es educadora sexual y autora del premiado libro Cuéntamelo todo (Takatuka, 2015). En él responde a 101 preguntas relacionadas con el sexo formuladas que alumnas y alumnos de 3º y 4º de Primaria le dejaban de forma anónima. «A los nueve y 10 años, los niños suelen ser increíblemente abiertos y curiosos, les divierte saber qué les va a pasar en la pubertad. Seamos realistas, los niños ven sexo en todas partes: anuncios, películas, internet, en el patio de la escuela o con los hermanos mayores. No podemos taparles los ojos y las orejas -añade-. Cuando los adultos escuchamos la palabra sexo pensamos en vergüenza, erotismo y oscuros secretos, pero los niños solo sienten curiosidad porque miran el mundo con naturalidad y sin prejuicios. Si preguntan, es porque quieren saber».

En su libro, Katharina von der Gathem contesta preguntas variopintas como: «¿Cuánto mide un espermatozoide?»; «¿Podemos no llegar a la pubertad?». O, la gran duda: «¿Cómo se hace el sexo?». «Con frecuencia, los padres me dicen: «A mi hijo ese tema no le interesa». Si ellos supieran…», comenta la autora, que señala que ha notado un incremento de dudas infantiles que parecen inspiradas en lo que ven en internet. «Encuentro cada vez más preguntas del tipo: «¿Cómo se hace sexo entre tres?» o «¿Hay que tragarse el esperma?». Por eso es aún más importante que los adultos nos ofrezcamos como interlocutores y tomemos en serio a los niños y a sus preguntas», señala.

La psicóloga Silvia Álava también cree fundamental que los padres se impliquen en la educación afectivo-sexual de sus hijos. «Ellos le pueden enseñar los valores familiares», explica y sugiere que la mejor forma de comenzar es hablar al niño del amor y la amistad que hay entre ellos, de su compañerismo, de cómo se ayudan… Y luego ir avanzando para crear un clima de confianza con los hijos donde se llamen a las cosas por su nombre: pene, vulva, testículos… «Que sientan que es algo natural. Si el niño tiene una duda, tienen que ayudarle a resolverla adecuando la información a su edad. Que no quede ni una pregunta en el aire. Si tú no la contestas, recurrirán a internet».

En caso de «pillarlos» consumiendo porno, o de encontrar el rastro en el historial del ordenador o del móvil, hay que afrontarlo con naturalidad. Lo fundamental es que entiendan que la pornografía no es la realidad. Uno de los problemas del consumo de pornografía por parte de los menores es que, al no estar formados, no tienen capacidad para entender lo que ven, ni para saber qué es ficción. Un dato muy significativo: el 53% de los niños que reconocían haber visto pornografía y el 39% de las niñas la consideraban como una representación realista del sexo, según un estudio de la Universidad de Middlesex (Gran Bretaña). En esa misma encuesta, el 39% de los adolescentes de entre 13 y 14 años y una quinta parte de los niños de 11 y 12 años afirmaron querer imitar el comportamiento que habían visto en pantalla.

El problema en cifras

  • El 30% de los niños españoles ya tiene un smartphone a los 10 años y el 70%, a los 12. Desde los dos años, juegan con los de sus padres y tienen acceso a videos de Youtube.
  • El 39,9% de las páginas que visitan los niños españoles tienen contenidos pornográficos, según Kaspersky Lab.
  • El 53% de los púberes y adolescentes de entre 11 y 16 años ha visto pornografía explícita en la red, el 38% en un ordenador portátil y el 33% desde un teléfono móvil. Casi el 60% de ellos lo hizo en su casa., según un estudio de la Universidad de Middlesex (Reino Unido).
  • El 45% de los menores accede a la red desde ordenadores que no tienen filtros de contenidos.
  • El 70% de los adolescentes duerme con el teléfono encendido durante toda la noche.
  • El 12″ 8% de los jóvenes ha accedido a páginas de contenido sexual. ¿El motivo que aducen? Curiosidad.
  • El uso de ordenador entre los menores es casi universal (94,9%). El 95,2% de ellos accede a internet.

Si nuestro primer contacto con la sexualidad es a través es esa «realidad» deformada, alejada de la parte afectiva, podemos hacernos mucho daño», explica Silvia Álava, que considera que, además, tiene un componente agresivo y violento, y muestra a la mujer como un objeto de uso «algo que no favorece la igualdad ni el respeto». Además, «lamentablemente, en muchos casos es la única fuente de información sobre el tema», añade Raquel Hurtado López, quien considera que el sexo sigue siendo un tabú.

«La mayor parte de los adultos no ha recibido una educación sexual adecuada. De esta forma, se transmiten no solo el sonrojo al hablar de ello, sino también muchos mitos», añade. Así que, volviendo al caso de Susana, lo primero que debería tener claro es que tiene que hablar con su hija con naturalidad de los vídeos que ha visto, preguntarle por sus dudas y ayudarla a resolverlas. ¡Y poner contraseñas en todos los dispositivos electrónicos de casa!

 

FUENTE: mujerhoy.com

Talleres para la prevención del abuso infantil organizados por Palestra Atenea: 10 de marzo entrada libre

El Club Deportivo Palestra Atenea organizará el próximo 10 de marzo en Madrid el taller “Mi cuerpo es mío” dentro de su plan de actividades formativas. El taller, dirigido a padres, será impartido por el Centro de Psicología Álava Reyes y tiene como objetivo la prevención del abuso infantil.

El Club Deportivo Palestra Atenea va a impatir unos talleres informativos para prevenir, detectar y actuar con responsabilidad ante casos de abuso sexual a menores. Conscientes de este grave problema hemos considerado necesario implantar programas de prevención que ayuden a los niños a identificar cualquier señal de peligro, al igual que a los adultos.

Se estima que el 50% de los niños que sufren abuso sexual no lo comunica, por miedo o desconocimiento. Muchos padres y profesores no disponen de información adecuada para sospechar y actuar de manera eficaz ante un abuso. Por eso, los niños informados serán menos vulnerables a un abuso, o en su caso sabrán qué está pasando y a quién acudir.

El papel de los padres y educadores mediante campañas en escuelas deportivas es principal para comenzar a dar visibilidad a una cuestión que afecta a todos. Por este motivo, el próximo 10 de marzo las psicólogas Silvia Álava y Margarita Montes del Centro de Psicología Álava Reyes impartirán en el Centro Cultural Buenavista de Madrid el taller “Mi cuerpo es mío” dirigido a padres donde se les darán pautas para prevenir y actuar ante el abuso sexual.

A continuación os presentamos el programa del taller:

Taller para padres “Mi cuerpo es mío”

Duración: 90 minutos
Impartida por Silvia Álava y Margarita Montes

  1. PREVENCIÓN: Cómo hablar a los niños de sexualidad.
    QUÉ preguntas es probable que te hagan tus hijos (y qué hacer si no preguntan).
    CÓMO responderlas y por qué es importante hacerlo.
    CUÁL es la información más adecuada para su edad y cuál debe esperar.
  2. ACTUACIÓN: Cómo saber si mi hijo puede estar sufriendo un abuso. ¿En que me debo fijar y cuándo consultar a un profesional?                                    Distinguir abuso de lo que no les. Pautas para actuar desde el primer momento. Aspectos legales. Denunciar o no, dónde y cómo hacerlo.

El siguiente taller, con fecha aún por determinar, se realizará exclusivamente para los niños de los padres que hayan asistido al taller del día 10 de marzo para así poder trabajar de manera conjunta con padres e hijos.

Taller para niños “Mi cuerpo es mío”

Duración: 60 minutos
Impartida por Silvia Álava y Margarita Montes

  1. Mi cuerpo es mío.
    -Realización de juegos para saber qué cosas deben permitir y cuáles no.
    -Los secretos buenos y malos y otras estrategias utilizadas por abusadores (sobornos, amenazas).
    -Trabajo de la asertividad.
    -Cómo contar lo que me sucede a papá y mamá.
  2. Se propone realizar grupos en función de la edad de los niños:
    -De 6 a 10 años.
    -De 10 a 12 años.
    -De 12 a 16 años.

cartel talleres Mi cuerpo es mío

Recuerda que la entrada es gratuita. Si estás interesado en asistir no dejes de inscribirte para reservarte la plaza.

Inscripción talleres "Mi cuerpo es mío"

Talleres: ‘Mi cuerpo es mío’.
Lugar: Centro Cultural Buenavista, Avenida de los Toreros, 5 (Madrid).
Cuándo: 10 de Marzo de 2017, 18:00 – 19:30 h.
Aforo: 100 personas.
Entrada libre hasta completar aforo

Viernes de podcast: Hablamos sobre Bulling en el programa Capital Emocional, de Capital Radio.

Capital Emocional - Silvia Álava

Esta semana, uno de nuestros libros de cabecera, “Las 365 reflexiones de lo realmente importante en nuestra vida” incide en lo importante de “Recibir ayuda”, y tras ella la Conversación del día nos llevará a conocer de primera mano lo novedoso y relativo al “Médoto Fendelkrais™de Educación Somática” con Susana Ramón. Esta semana, serán Crearte Coaching y Beatriz García Ricondo quienes en “La Píldora de la Felicidad” nos inviten a conocer los “Principios para crear un equipo sano y feliz”. Desde Tech-Inno-Emoción nos acercamos a cuanto sucede en un tema tan controvertido y alarmante como es el “Virtual Bullying”, gracias a SMS Europa y Daniel Kumpel. La parte final del programa se la dedicamos a los más pequeños y, por tanto, a nuestra Sección “Educa” con Silvia Álava Sordo para conocer a través de su experiencia -con niños y adolescentes- lo que está pasando con el “Bullying, acoso escolar”. ¡Eleva tu dosis de Capital Emocional!

Los grupos de Whatsapp de las mamás, el nuevo compañero ‘listo’ en las aulas del colegio. Colaboración con el diario 20Minutos

  • Los expertos cuestionan seriamente la «sobreprotección» que las madres ejercen sobre los niños, usurpando tareas que deben hacer ellos.
  • Ellas se encargan de los deberes y la organización del material, mermando la responsabildiad y la autonomía personal de sus hijos.
  • Los grupos se han convertido además en una herramienta para cuestionar el trabajo de los docentes.

Madres y Whatsapp

Los grupos de Whatsapp han llegado a la vida educativa para quedarse, pero también para hacer estragos. En los últimos años han proliferado especialmente los grupos organizados por los padres de alumnos, sobre todo las madres, con la finalidad de controlar el progreso escolar de sus hijos.

«En su afán de proteger a los niños propician que estos no aprendan a desenvolverse por sí mismos y a madurar adecuadamente», considera la psicóloga Carmen Bermejo Romero. «El rol sobreprotector, de ‘gallina que cuida a sus polluelos’, junto con la facilidad para acceder a los mensajes de whatsapp lleva a esto», añade la experta.

Desde las primeras etapas educativas (Infantil) hasta 6º de Primaria, lo cierto es que los grupos de mamás se han extendido como la espuma para acabar usurpando tareas y obligaciones que hasta hace poco competían al alumnado. Y lo normal es que las madres formen parte, como mínimo, de dos grupos: el general de la clase y el particular o más privado, integrado por las mamás más afines.

«Chicas… me podéis mandar la ficha de Inglés. ¿Y qué más hay de deberes?», dice el texto de un mensaje real al que ha tenido acceso 20minutos y compartido hace unos días por un grupo de mamás de Primaria. «Hola. Me pide mi hijo que por favor me enviéis una imagen del cuaderno de las 2 páginas de problemas que hay que hacer. No encuentra el cuadernillo de problemas», se lee en otro mensaje.

Ante estos mensajes, salta una duda: ¿Por qué el alumno no sabe qué deberes tiene? ¿En qué estaba entretenido? ¿Y su material, por qué no lo cuida? ¿Por qué se involucran las madres en resolver estas situaciones?

«Estamos asumiendo las cosas que el niño tiene que hacer y que está preparado para hacerlas. Además en el mensaje va implícito un ‘tú no te preocupes, ya lo hace mamá por ti». Y eso hace que el niño no adquiera seguridad y autonomía personal, algo determinante para desarrollar la autoestima en el futuro», explica la también psicóloga Silvia Álava.

«Más beneficio que perjuicio»

Si a través de sus grupos las mamás se ocupan de organizar los deberes, tener al día el material, saber cuándo es el examen y qué materia entra o cómo hay que ir vestido a la excursión… ¿qué espacio les queda a sus hijos?

«Está ahí, al alcance y lo usas. Hay gente que huye de esto, pero permite dimensionar los problemas escolares, sobre todo cuando no somos como nuestras madres, no podemos ir todos los días a la puerta del colegio y enterarnos de cómo ha ido el día», cuenta Raquel, madre trabajadora de dos niñas en edad escolar.

Raquel, junto a Nuria, Paloma, María, Encarna y otras cuatro mamás comparten grupo y preocupaciones. Todas admiten que «es verdad que se sobreprotege», «nos pasamos», «se usa en exceso», pero al mismo tiempo tienen una opinión unánime: «El beneficio es mucho mayor que el perjuicio».

Paloma admite estar «quitándole algo de responsabilidad» a su hijo, pero otra de las integrantes apunta a que el suyo «es un grupo orientado a las cosas necesarias».

Para Encarna, la última en sumarse a este grupo, pero que en total forma parte de tres diferentes (tiene tres hijos), cree que «sirve para estar informado, sustituye a la charla que ya no podemos tener a la salida del cole. Y hay grupos y grupos, depende mucho del sentido común».

María introduce otro elemento: «La tranquilidad que me da saber que los niños van a crecer juntos y que sus madres son mis amigas… me compensa», dice. Y reconoce que a veces hay conflictos porque «los mensajes se malinterpretan».  Y otras muchas veces, estos grupos se convierten en escenario de peleas entre padres divorciados.

Para Nuria, a pesar de que «se están perdiendo muchas cosas», estos grupos vienen bien, por ejemplo, «cuando hay un problema con los niños, peleas o algo similar». «Te sirve como madre para medir la gravedad, contrastar y dimensionar el problema», añade.

Las pretendidas virtudes que relatan las madres son duramente censuradas por las psicólogas. «Los problemas de los niños deben quedarse en la esfera de los niños. Las madres no deben ni resolver ni preguntar ni contrastar», zanja Silvia Álava.

De la misma opinión, Carmen Bermejo añade: «Problemas que surgen entre niños y que deberían resolverse a ese nivel trascienden a las madres, intervienen ellas, y eso resta capacidad resolutiva y de afrontamiento a los peques, generando conductas más dependientes».

En este sentido, el presidente del sindicato de profesores ANPE, Nicolás Fernández, recuerda que «la implicación de la familia en la marcha educativa del alumno es sinónimo de buen rendimiento y eso no se consigue a través de un grupo de Whatsapp, que a la larga es algo frío e impersonal, sino potenciando las tutorías».

Y como docente veterano y de larga trayectoria lanza un mensaje a las madres: «El niño tiene que ser responsable de su tiempo, de su estudio y de los deberes que se tienen o no se tienen que hacer. ¿Cuándo vayan al instituto, qué va a pasar si no son capaces de organizar su propia agenda?».

Los profesores, cuestionados

Los grupos se han convertido también en un instrumento para cuestionar y desprestigiar la labor del profesorado.

«Es imposible que un profesor tenga el beneplácito de 30 padres», explica  el presidente de ANPE. «Ahora, el padre que tiene una mala relación con un profesor aprovecha para propagar rumores y descalificarle incluso en las redes sociales», dice.

De hecho, el caso más sonado, hasta la fecha, es el conflicto ocurrido en la localidad madrileña de Casarrubuelos. En esta ocasión, fue a la inversa, y varios profesores del colegio Tomé y Orgaz utilizaron la aplicación para intercambiar comentarios ofensivos contra alumnos y padres. La directora del centro fue suspendida y varios de los docentes detenidos.

Tras este suceso, 20minutos ha contactado con la Consejería de Educación de la Comunidad de Madrid para saber si lo ocurrido ha generado la toma de algún tipo de medida respecto a los grupos de Whatsapp. «No se ha dado ninguna instrucción concreta a los centros respecto a la gestión de estos grupos», confirman fuentes de la Consejería, que apuntan a que depende de cada centro.

10 preguntas a Javier Urra

El psicólogo forense y exdefensor del Menor de la Comunidad de Madrid, Javier Urra, contesta a las preguntas de 20minutos sobre los polémicos grupos de Whatsapp de madres para aclarar pautas y conceptos.

¿Positivos o negativos?: «Generar un whatsapp y un grupo no tiene por qué estar mal. Sobre todo porque hoy por hoy contamos con la tecnología, está ahí y se va a usar. La pregunta es quién usa más el Whatsapp.

¿Y quién lo usa más?: «Sin duda hay padres que están en angustia permanente».

¿Se equivocan entonces los padres?: «Hay padres que lo hacen bien, pero hay otros que han equivocado su función. Entienden que tienen que educar en lugar del profesor».

¿Quién tiene que asumir la responsabilidad en el día a día?: «Hay responsabilidades que son de los alumnos, otras de los padres y otras de los profesores».

¿Hay quizá un trasfondo de complejo de «mala madre» ?: «Hay un poco de todo. Culpabilidad, idea de no fallar y sobreprotección.

¿Y se está fallando ?: «Lo cierto es que nunca se ha hecho tan bien. Lo que no quita que a los niños hay que darles su espacio. El niño tiene que ganar en libertad, que va unido a la responsabilidad.

¿Cómo se pueden reconducir los excesos?: «Sin duda lo principal es que la relación sea personal y con la comunidad educativa. Los padres está bien que se comuniquen, pero lo justo y necesario».

¿Y qué hacemos con los grupos de mamás?: «Hay que tener claro que no es el canal de comunicación ni debe serlo».

¿Por qué?: «El grupo es bueno para escuchar, pero luego cada uno tiene su individualidad y su forma de conducta».

Un consejo…: «La bidireccionalidad está entre padre e hijo y alumno y profesor. Todo lo que está en el exterior no aporta».

Una hidratación adecuada baja el nivel de ansiedad

Beber agua puede ayudar, ya que la deshidratación influye en los estados anímicos.

hidratacionUno de los síntomas de la ansiedad es la sensación de boca seca y beber agua se convierte en una herramienta para ayudar calmar ese estado de intranquilidad, asegura la psicóloga Silvia Álava en una conferencia sobre la importancia del agua para el desarrollo cognitivo, pronunciada en las XX Jornadas de Nutrición Práctica que se celebran en la Facultad de Medicina de la Universidad Complutense de Madrid.

Pero, además, con la deshidratación aumenta la circulación de las hormonas del estrés, el cortisol y se ponen en marcha unos procesos fisiológicos similares a cuando el cuerpo está en una situación de peligro o de inquietud.

Diferentes estudios demuestran que el estrés repercute en el rendimiento intelectual, afecta a la lentitud de pensamiento, a los reflejos y provoca errores en la resolución de conflictos.

“A los estudiantes les recomiendo que estudien con una botellita de agua que les ayude a mantener la atención y la concentración, y que también la lleven a los exámenes para bajar esos niveles de ansiedad”, señala la especialista en psicología.

Hay estudios que indican que una deshidratación del 2.7 % puede hacer que tengamos una mayor sensación de esfuerzo para hacer las tareas, unido a tristeza, cansancio y decaimiento .

“Bien hidratados mantendremos un buen estado de ánimo”, apunta Silvia Álava.

 

Deshidratación y función cognitiva

Si la deshidratación afecta nuestra forma de sentirnos, mucho más lo hace sobre el funcionamiento de nuestro cerebro.

La evidencia científica ha constatado que ya con un 1 % o un 2 % de deshidratación empieza a resentirse la memoria a corto plazo, las tareas de atención selectiva visual, la concentración y el tiempo de reacción.

Pero en general la deshidratación produce una disminución significativa en la percepción, atención, memoria, pensamiento, lenguaje y rendimiento psicomotriz. En resumen, de la función cognitiva en su conjunto, además de las repercusiones físicas.

Por eso, Silvia Álava considera esencial educar desde la infancia en el hábito regular de beber agua, para que se acostumbren a pedirla y a beberla.

“Los niños no llegan al colegio bien hidratados y eso repercute en su falta de atención, en el cansancio e incluso en la irritabilidad. Y eso se agrava si encima llegan sin desayunar”, advierte la especialista.

El consumo de líquidos, en especial el agua, es vital para el funcionamiento del organismo humano en todas las edades, pero además de los niños, otro grupo de riesgo es el de los ancianos que sufren alteración del mecanismo de la sed y pueden pasar horas sin beber agua, algo que les afecta especialmente el lo físico y cognitivo.

Por eso la psicóloga anima a las instituciones a fomentar la educación para una correcta ingesta de agua y otros líquidos, que según las autoridades sanitarias internacionales deben ser de dos litros en el caso de las mujeres y dos y medio en el de los hombres.

¿Qué piensan los niños de que sus padres los espíen? Colaboración con Sapos y Princesas

“Una tarde de sábado, mi hija se quedó dormida con el móvil en la mano. Conseguí quitarle el teléfono y lo que vi me dio escalofríos”. Así relataba Lara Estep, madre y farmacéutica clínica, su experiencia en Quora, una red social de preguntas y respuestas y recogida por el Huffington Post. Descubrió una cadena de mensajes de Facebook que el padre de un amigo del colegio escribió a su hija. “En los mensajes, el padre le decía que su madre era demasiado estricta, que tenía que pasar la noche en su casa y que él mentiría por ella”. Intentaba convencerla para que engañara a su madre y saliera de casa a hurtadillas para encontrarse con él. “¡Un hombre de cuarenta y pico años que yo no conocía le estaba enviando mensajes a mi hija!”.

Este es sólo uno de los múltiples casos en los que el control parental en redes sociales ha evitado males mayores. Un tema controvertido que nos deja muchas preguntas, y pocas soluciones. ¿Es ético espiar el móvil de tu hijo? ¿Dónde está el límite moral? ¿Y legal?

El juez de menores, Emilio Calatayud, en una entrevista en el Diario El Mundo no exenta de polémica, aseguraba que era necesario “violar la intimidad de los hijos”. Unas declaraciones que han alimentado el debate entre los adultos. Pero los niños y adolescentes también tienen mucho que decir al respecto.

¿Qué opinan los niños y adolescentes?

Según una encuesta realizada por el INE sobre Equipamiento y Uso de Tecnologías, el 50,9% de los niños españoles de 11 años ya dispone de un móvil, una proporción que crece hasta el 93,9% hasta los 15 años.

Además, la edad media con la que los menores españoles se inician en el uso de Internet se sitúa en torno a los nueve años, según datos publicados y recogidos por Monsan, empresa española del sector de las nuevas tecnologías y redes inteligentes.

Los niños menores de 12 años entrevistados por Sapos y Princesas ven natural compartir el acceso a redes sociales o aplicaciones de mensajería instantánea con sus padres. Para ellos es un signo de confianza y protección. Además, tenderían a comprender a sus padres en caso de que les vieran vigilando sus conversaciones o similar.

El 50,9% de los niños españoles de 11 años ya dispone de un móvil, una proporción que crece hasta el 93,9% hasta los 15 años

Sin embargo, los adolescentes lo ven como una invasión a su intimidad al tener más edad: “Creo que si hablamos de niños más pequeños puede ser necesario que se les supervise, pero no si tienes 16 o 17 años ya que es algo personal”. Hasta el punto que, si se diera el caso, se plantearían utilizar otros dispositivos o programas de forma paralela a los que los padres no pudieran acceder. También se molestarían si descubrieran a sus padres espiándolos: “Si es sin mi permiso, me molestaría bastante. Quiero decir, si tengo un problema, ellos saben que se lo contaría. Así que no creo que sea necesario mantener vigiladas mis conversaciones o redes sociales”.

A la hora de preguntarles si aceptarían a sus padres como ‘amigos’ en determinadas redes sociales, hemos obtenido respuestas más variadas entre los jóvenes de 14 y 17 años. Algunos lo veían inviable, otros no veían ningún problema; y otra parte los aceptaría mientras no se involucrasen demasiado en sus publicaciones u opinaran sobre ellas ‘metiéndose en su vida’. Sin embargo, los niños de 10 a 12 años estarían encantados de aceptarlos.

Por tanto, cuando los adolescentes alrededor de los 13 años, pasan a secundaria y comienzan a construir su personalidad, necesitan ‘su espacio’ y se muestran más reacios a incluir a sus padres entre sus amigos en redes sociales. Un espacio en el que comparten secretos y confidencias con sus compañeros, conocidos y amigos. Cosas que, en un principio, no desearían que sus padres supieran.

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¿Qué opinan los padres?

Son muchos los peligros a los que los niños y adolescentes se enfrentan a diario, también en las redes sociales o internet. Sexting, ciberbullying, grooming… son conceptos más que conocidos para nosotros, y su existencia genera, sin poder evitarlo, ansiedad y nerviosismo. ¿En qué tipo de circunstancias creen los padres que pueden o incluso deben espiar a sus hijos en estas nuevas formas de comunicación? Pues, como en cualquier aspecto de la vida, cuando detectan una amenaza o sienten que necesitan ayuda.

Además, los padres cuentan con un amplio abanico de posibilidades para controlar los móviles, tablets y cuentas en redes sociales: desde acceder sin más a sus perfiles si son públicos, hasta utilizar alguna de las múltiples aplicaciones que existen en el mercado (la mayoría de ellas, gratuitas) para una exploración más exhaustiva.

Cuando saltan las alarmas y los padres sospechan que sus hijos pueden estar siendo acosados, extorsionados, chantajeados o intimidados, el derecho a la intimidad pasa a un segundo plano para anteponer la seguridad del menor.

¿Qué dice la Ley?

Hay una cuestión de base esencial: Los límites legales existen, aunque su resolución depende de quién y cómo los interprete. El marco legal que protege los derechos del menor, entre ellos, el derecho a la intimidad, es amplio, comenzando por la Constitución, que en su Art. 18 “se garantiza el derecho al honor, a la intimidad personal y familiar y a la propia imagen”.

También está regulado por el Art. 4 de la Ley Orgánica 1/1996 de 15 de enero, en el que, en resumen, se dice que “el menor tiene derecho al honor, a la intimidad personal y familiar y a la propia imagen y que los padres o tutores y los poderes públicos respetarán estos derechos y los protegerán frente a posibles ataques de terceros”.

Además, España ha ratificado diferentes Tratados Internacionales para proteger los derechos de los niños respecto al honor, a la intimidad y a la propia imagen, entre otros muchos, la Convención sobre los Derechos del Niño, adoptada por las Naciones Unidas en 20 de noviembre de 1989.

Por otra parte, el Tribunal Supremo legitima el acceso de los padres a las redes sociales de los menores cuando sospechen que este está siendo víctima de un delito.

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Que los niños tengan dispositivos cada vez más pronto conlleva una serie de riesgos, y nosotros, como padres, tenemos que supervisar; no controlar ni espiar, sino tutelar y educar”, Carolina González, Policía Nacional.

La Policía Nacional también ha participado en este asunto y, como no podía ser de otra manera, a través de las redes sociales. El 17 de mayo de 2015 publicaron en un tweet una propuesta cuanto menos, curiosa: un contrato para que padres e hijos menores de 13 años formalicen una serie de normas y las pongan por escrito acerca del uso responsable de Internet y los dispositivos electrónicos como smartphones tablets. “Que los niños tengan dispositivos cada vez más pronto conlleva una serie de riesgos, y nosotros, como padres, tenemos que supervisar; no controlar ni espiar, sino tutelar y educar”, nos cuenta Carolina González, responsable de Redes Sociales de la Policía Nacional. Y ése el objetivo que persigue este acuerdo: educar a base de confianza mutua, más que a base de prohibiciones.“Hay aplicaciones que no pueden utilizarse antes de los 14 años -nos recuerda- y por ejemplo, Whatsapp tiene en sus reglas de uso que no puede ser utilizado por menores de 16 años”.

Los delegados de participación ciudadana de la Policía Nacional son quienes más contacto tienen con padres, madres, profesores y alumnos y los talleres y charlas sobre riesgos en internet en institutos y colegios son las más demandadas. “Ellos han nacido con una tablet o un móvil en la mano, y nosotros tenemos que ponernos las pilas y enseñarles a usar redes sociales como les enseñamos a poner la mesa o a saludar al vecino. Tenemos que decirles que no deben facilitar fotos ni información privada a través de la web y educarles, nunca prohibirles”.

¿Qué piensan los expertos?

Además de los límites legales, deben tenerse en cuenta los límites éticos y morales. La postura de Javier González-Patiño, profesor de la Facultad de Educación de la UAM y fundador de Mediática, consultoría participativa de aprendizaje para la cultura digital, es firme ante la vigilancia de los menores en la red: “¿Qué pasaría si esos adolescentes a los que ahora espiamos crecen y espían a sus parejas? Naturalizamos actitudes que más tarde vamos a condenar”.

“A los que ahora espiamos crecen y pueden espiar a sus parejas. A partir de los 13 años las cuestiones de identidad son sagradas para ellos”, González-Patiño, fundador de Mediática.

La investigación realizada por Mediática arroja un dato curioso: adolescentes y adultos no le damos el mismo sentido a las redes sociales ni al uso de las nuevas tecnologías. “Los padres pensamos que son exhibicionistas y no nos damos cuenta de que para ellos es tan natural como lo era para nosotros bajar a la calle a jugar”. Pero, ¿cuál es entonces la actitud que debemos tomar los padres en estos ámbitos? ¿Hay pautas establecidas? Lamentamos comunicaros que no hay caminos marcados. “Como consejo, hay que centrarse tender puentes de diálogo y no poner en riesgo la confianza que depositan en nosotros”.

“Debemos acompañarlos para enseñarlos”, Silvia Álava, psicóloga.

Para Silvia Álava, directora del área infantil del Centro de Psicología Álava Reyes y profesora del practicum de psicología en la UAM, es importante prestar atención al uso que los menores hacen de las nuevas tecnologías, lo que no significa invadir su privacidad.

“En ocasiones caemos en la incongruencia de llevarles la mochila al colegio, andar pendientes de sus exámenes y sus trabajos, ayudarles a estudiar y a los deberes, cosas que están preparados para hacer ellos solos, y luego les dejamos que hablen con desconocidos en la red, les den sus datos, suban imágenes que no sabemos dónde pueden terminar… Se trata de acompañarlos para enseñarlos”.

La educación de los niños: una guerra entre padres y abuelos. Colaboración con el diario El Mundo

Desde que comenzó la crisis, los abuelos son más que nunca baluartes familiares pero, ¿cómo se consigue el equilibrio a la hora de ocuparse de los niños? Dos claves: marcar límites y velar por el consenso

Niños Padres y Abuelos

Francisco Muñoz es abuelo de ocho nietos y tiene claro que los tiempos han cambiado, que la comunicación hoy es de otra manera y que hay valores que sólo los abuelos pueden trasmitir a sus nietos pero, para conseguirlo, hay que ganarse su confianza. «Tradicionalmente, había un gran respeto a los abuelos, pero eso ya está pasado de moda. Si tú mantienes ese respeto exagerado, no habrá comunicación con tus nietos y, hoy por hoy, lo que se tiene que hacer es fomentar una relación en la que tú te hagas su amigo», asegura Francisco, quien también es presidente de la de la Asociación de Abuelos y Abuelas de España.

La organización la creó con un amigo en 2005 con el objetivo de enseñar a los abuelos a construir con sus nietos unas relaciones adecuadas a los tiempos que corren. Para acercarse a los pequeños y mantener con ellos una relación de confianza, «ponerse a su altura, prestarle atención, hacerle ver que le haces caso y que te preocupas por él», describe.

Los abuelos son una pieza imprescindible en las familias. Para los más pequeños, estar con ellos supone una fuente de bienestar, de sabiduría, de protección y de cariño. ¿A quién no le invade la nostalgia cuando recuerda las largas tardes de invierno jugando en casa de los abuelos? Que si a indios y a vaqueros, que si un cinquillo o un parchís, que si vamos a construir ese puzzle de 300 piezas que nunca terminas… ¡Qué sería de la vida, y sobre todo de la infancia, sin los abuelos!

Según explica Sonia Rivas, profesora en la Facultad de Educación y Psicología de la Universidad de Navarra y autora del libro Beneficios educativos derivados de la relación entre nietos y abuelos (Pirámide), las funciones que normalmente suelen desempeñar los abuelos son: ofrecer amor incondicional, ayudar en momentos de crisis, cuidar, ser modelo de envejecimiento y de ocupaciones vitales, transmisión de valores, contar historias, hacer de árbitro entre padres e hijos y ser confidente y compañero de juegos. Ademas, añade: «Es misión de los padres facilitar ese espacio de encuentro entre las generaciones».

Sin embargo, algunas circunstancias han cambiado en los últimos años. En muchas familias, los abuelos han pasado de ser personas con las que los niños comparten gran parte de su ocio, o una ayuda para la familia, a ser la persona que les cuida y les atiende en su día a día. Los últimos datos publicados en 2016 por la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología sostienen que «la mitad de los abuelos españoles dedican una media de seis horas al día al cuidado de sus nietos, lo que supone, en muchas ocasiones, más tiempo del que les dedican los padres», debido fundamentalmente a «la actual situación económica junto a la dificultad de los padres para conciliar vida laboral y familiar».

Por cuestiones como las enumeradas, Francisco reclama incluso que los abuelos deberían ir a algunas de las tutorías de sus nietos en el colegio. Es decir: hacer una tutoría de abuelos, al menos una vez al año. Porque en muchas ocasiones, como se ha visto en los datos anteriores, los niños pasan más tiempo con sus abuelos que con sus propios padres y, por tanto, saben más de los pequeños y pueden aportar datos y dar ideas en este tipo de encuentros.

Muchos abuelos están tomando el rol de cuidador o de abuelos canguros como popularmente se conoce, y esta situación puede producir desencuentros o conflictos entre padres y abuelos por el cuidado de los pequeños. Sin embargo, hay que tener en cuenta que los abuelos no son los responsables de la educación de los niños, por lo tanto no se les puede exigir ciertas cosas.

«No debemos olvidar que los abuelos están haciendo un favor a los padres, ni tampoco hay que olvidar que los responsables de la educación de los niños son los padres», afirma Silvia Álava, directora del área infantil del Centro de Psicología Álava Reyes y autora de los libros Queremos hijos felices y Queremos que crezcan felices. Sin embargo, sí es importante que haya unos límites y unas normas claras y bien definidas entre ambos para que no haya problemas. «Vamos a intentar que tanto padres como abuelos vayan en la misma línea, que tengan claro cuáles son los límites y, sobre todo, vamos a llegar a un consenso sin el niño delante, y no vamos a discutir delante de él porque ello nos restaría autoridad», sugiere esta especialista.

Es fundamental que abuelos y padres vayan en la misma dirección, añade Cristina Noriega, profesora en la Universidad CEU San Pablo y terapeuta familiar en el Instituto CEU de Estudios de la Familia, «porque si al niño se le dan mensajes contradictorios, los que salen perjudicados son los pequeños y, al final, el niño hace lo que le da la gana», explica esta profesional, autora de diversos estudios sobre relaciones intergeneracionales.

Y así piensa también Francisco: «Los responsables de la educación son los padres y tú no puedes intervenir ni interferir en sus decisiones. Queremos ejercer de abuelos, no de padres, pero puedes aconsejar a tu hijo o hablar con él. Si en algún momento determinado el tipo de educación no coincide con la que tú como abuelo quieres darle, no puedes caer en el error de enseñarle a tu nieto por tu cuenta lo que tú quieras, porque eso sería hacerle mal al niño«. Eso no quiere decir, señala Francisco, que los abuelos deban cambiar sus rutinas: «Si ellos bendicen la mesa todos los días, no deben dejar de hacerlo aunque esté su nieto delante, y éste en su casa no lo haga».

Para evitar conflictos, es clave dialogar y llegar a unos acuerdos claros entre padres y abuelos. «Los padres deben entender que los abuelos ya no tienen la misma energía que antes y que además fueron educados en otra época, por tanto han de tener, en ocasiones, flexibilidad y empatía con ellos. Y los abuelos deben tener claro cuáles son los límites marcados. Cada uno tiene que tener claro su rol: Los padres tienen que educar y los abuelos acompañar o ayudar», apunta Noriega.

¿Y si los abuelos viven lejos?

Otra situación es aquella en la que abuelos y nietos no viven en la misma ciudad y sólo se ven por vacaciones o ciertos fines de semana al año. En este caso, las normas son más flexibles y los abuelos pueden ser más permisivos con sus nietos, porque «están de vacaciones o de fin de semana y cuando no hay cole todo, y también las normas, es más relajado. No es lo mismo que el día a día cuando tienes unas responsabilidades que cumplir», aclara Álava.

Aunque también de vacaciones con los abuelos «debe haber, al menos, unas normas mínimas», apunta Noriega. A pesar de que abuelos y nietos vivan en distintas ciudades, es importante que mantengan siempre un contacto directo y para ello están las nuevas tecnologías: mensajes de móvil, videoconferencias por ordenador, etc. «Hay que aprovechar los adelantos de la ciencia en tu beneficio, y el beneficio de esto es estar lo más cerca posible de tu nieto», aclara Francisco.

Sean o no abuelos canguros, ejerzan o no el rol de cuidadores, vivan o no en la misma ciudad, es importante que tanto unos como otros abuelos pasen tiempo de ocio con sus nietos porque los beneficios para ambos son innumerables y así lo han demostrado numerosos estudios. Por ejemplo, una investigación elaborada por el Instituto sobre el Envejecimiento de la Universidad de Boston sostiene que los abuelos que pasan tiempo con sus nietos suelen padecer menos depresiones, pero también los nietos se benefician de esta relación pues redunda en su bienestar psicológico y emocional, influyéndoles hasta bien entrada en la edad adulta. Otra investigación más reciente señala que los abuelos mayores de 70 años que comparten tiempo con sus nietos son mentalmente más jóvenes.

Ellos son, fundamentalmente, grandes transmisores de valores: «Cuando uno recuerda cosas de sus abuelos no recuerda los regalos que le hicieron sino los momentos que pasaron juntos», piensa Noriega. Cuando los niños son más pequeños, lo que más les gusta es que jueguen con ellos y que les cuenten historias. Por ejemplo, les encanta que les cuenten anécdotas de sus padres cuando eran pequeños. En la adolescencia, se convierten en sus consejeros. «Los chicos sienten que les pueden contar sus cosas porque les van a entender mejor o piensan que sus padres les van a regañar y saben que sus abuelos no lo harán».

A los nietos, en general, les gusta mucho, y además es algo muy bueno para su desarrollo, que los abuelos les cuenten cosas de cómo era la cultura y las costumbres de antes, no sólo las del país en general sino sobre todo y, en particular, las historias familiares. Algo que es crucial, según Noriega, «porque así el niño va construyendo su propia identidad y también la de su familia. Así, se sentirá parte de ella y esto a nivel identitario es fundamental».

Trasmitir a los nietos ciertos valores que, según Francisco, sólo los abuelos pueden hacer es algo clave en la educación, pero para que nos hagan caso, hay que ganarse su confianza, insiste: «Si yo le enseño cómo se jugaba a las canicas o por qué se jugaba así cuando yo era un niño, y él me enseña cómo mandar un mensaje o cómo usar la tableta, cuando yo le hable de amistad, de trabajo o de generosidad, me va a hacer caso, porque dirá: ‘Mi abuelo no está pasado de moda, se preocupa por mí y me hace caso en lo que le digo'».

 

FUENTE: Diario El Mundo

Viernes de Podcast: Capital Emocional en capital Radio: cómo trabajar la autoestima de los niños

capital emocional - Capital RadioOs adjunto el podcast del programa Capital Emocional dónde descubrimos ¿qué hacer, qué evitar, cómo comportarnos y cuáles las claves que favorecen la seguridad y autoestima de los más pequeños?

Capital Emocional – Descargar
Duración: 60:00m

«Tan acosador es el joven que graba y se ríe como el que golpea» Colaboración con el diario ABC

Psicólogos, abogados y educadores coinciden en el repunte del «ciberbullying» por las ganas de triunfar como matón en la Red

acoso

No se debe dar un móvil a los adolescentes antes de los 14 años. Este es un comando que repiten como un mantra todos los psicólogos consultados. Silvia Álava, del Centro Álava Reyes, expone el porqué: «Antes de esa edad, los jóvenes no tienen la madurez suficiente para entender los peligros que tiene no el teléfono en sí, sino el de las redes, como que esa información que cuelgas se vuelve viral, que no la puedes borrar, que ese vídeo donde sales golpeando a otro muchacho te va a perseguir el resto de tu vida».

El alcance que tiene el escaparate digital es la plataforma que muchos adolescentes eligen precisamente para «darse a conocer»: digamos que les gusta «presumir de ser el matón de clase» y están orgullosos de la reputación que se crean, sin tener en cuenta las consecuencias de que todo el mundo lo vea, comentan los expertos. Incluida la Policía.

Y eso es precisamente lo que ocurrió hace unos días en Arrecife (Lanzarote), donde la discusión por un «asunto de chicos» llevó a las manos a dos jóvenes de 13 y 14 años, que patalearon en el suelo y golpearon a otra, dejándola malherida. «Lo siento, no quería hacerlo, pero te lo has ganado», se le escucha decir a una de las agresoras, que reprende a la víctima que haya «flirteado» con un joven que le atrae. Las que golpean son dos, mientras una tercera joven graba la escena, se ríe y lo difunde.

Y, en este sentido, «tan acosador es el que graba y se mofa de los golpes de los que es cómplice, que el que pega la bofetada». La directora del Teléfono del Menor de la Fundación ANAR, Leticia Mata, recibe decenas de llamadas al día. Diferencia, en el terreno del «ciberbullying», a tres actores: la víctima, el agresor (que suele actuar en grupo, pero que en las redes sociales ha encontrado el caldo de cultivo perfecto para hacerlo en solitario) y el menor espectador, que se está riendo de lo que hace otro, «se considera anónimo» y es a quien le interesa colgar el foto o el vídeo en la Red. «Con cada uno de ellos hay que adoptar medidas diferentes –apremia Mata, en conversación con ABC–, pero el cambio de colegio o centro no es la solución».

Lucía vivía atormentada

Mata habla del caso de Lucía, la menor de 13 años que recientemente se quitó la vida al asegurar no soportar el acoso al que se veía sometida por parte de varios chavales. Su madre la encontró ahorcada en su habitación. Vivía en la pedanía de Aljucer, en la Región de Murcia y las averiguaciones policiales para determinar el grado de responsabilidad de los acosadores continúan abiertas. Era, para sus compañeros, «gorda y fea» y ella se sentía terriblemente desgraciada, reza su propia nota de suicidio. Según explica a este periódico la Consejería de Educación de Murcia, la chica atormentada estuvo escolarizada en tres centros, el CEIP Escultor González Moreno de Aljucer, el IES Ingeniero de la Cierva y acabó cambiándose de centro al IES Licenciado Cascales. Fuentes de la Consejería aseguran que «los protocolos de actuación se activaron, en colaboración con la familia de Lucía, que solicitó el cambio de centro educativo y éste se ejecutó. Además, profesores y alumnos estaban implicados en apoyar y hacer un seguimiento de la joven». Pero no resultó.

«El cambio de colegio o instituto no es la solución»

Para la única institución Defensor del Menor que queda en España, la de Andalucía, el cambio de centro también se ha demostrado como poco efectivo en los casos recientes que han asolado esta comunidad. ANAR ha constado que en el «92% de los casos de ciberacoso que llaman al teléfono, el menor presentaba un problema psicológico», que un cambio de colegio o instituto no solventa. Y tanto Mata como la psicóloga Álava apuntan los indicadores de ese patrón: «La víctima sufre baja autoestima, de repente tiene mucho apetito o deja de comer por completo, padece trastornos del sueño, baja su rendimiento escolar…». Y un elemento más: las ideaciones suicidas se repiten en muchos muchachos que llaman al 900 20 20 10 de esta Fundación de atención a los problemas de los jóvenes, así como la autolesión. El último caso sucedió en Fuerteventura, donde los padres de una joven de 13 años que se dijo «perseguida» por sus compañeros de pupitre evitaron la tentativa el pasado 13 de enero.

«No piden ayuda»

Para abordar el tratamiento de jóvenes involucrados en casos de acoso y ciberacoso, los psicólogos apuestan por enseñar a empatizar tanto a la víctima como al agresor. Muestran a la primera un estilo de comportamiento asertivo, a que responda, con su opinión, y se defienda sin entrar al juego del acosador; y al segundo le enseñan a entender lo que puede sentir la víctima en su piel.

«Lamentablemente a las consultas vienen los padres de la víctima, pero no piden ayuda los padres de los acosadores, porque creen que con un castigo se pasa y ya. Pero su violencia no puede quedar impune, y en casa hay que darle la importancia que tiene. Ese adolescente necesita ayuda, hay que educar a los niños en qué y que nó se puede hacer en las redes sociales, y sus padres deben revisar las publicaciones de sus hijos en sus perfiles muy de vez en cuando», aconseja Álava, autora del libro «Queremos hijos felices». «No es espiar, porque eres el responsable legal de ese menor. Además, así tu hijo ve que es público lo que aparece en su cuenta, no privado», añade.

Otra explicación es la que aporta la directora en ANAR. Abogada, Mata cuenta que en demasiadas ocasiones el menor que agrede recibe violencia en casa. «Todos los días vemos estos casos en el teléfono, y el problema es de fondo: la violencia llama a violencia y hay que atajarla de raíz».

La reeducación del niño

Menores de 14 años

Amparados en la Ley del Menor, los jóvenes que no han cumplido 14 años que cometen un delito son inimputables. El sistema de Justicia juvenil en España tiene a la reeducación del menor, no al castigo, explica la abogada Leticia Mata.

Expulsión del agresor

Los conflictos de violencia entre menores de menos de 14 años se deben resolver con la adopción de medidas disciplinarias en el colegio, como la apertura de un expediente y la expulsión del agresor, así como en el trabajo con un equipo psicosocial.

 

FUENTE: Diario ABC

¿Hay que dar la paga a los niños? Colaboración con el diario El Correo

 

  • paga a los niñosTres psicólogos orientan a los padres sobre cuánto dinero dar a sus hijos, con qué condiciones, con qué periodicidad y para qué fin

La paga empieza a estar en desuso. Pero los psicólogos insisten en que es una herramienta magnífica para empezar a trabajar la responsabilidad, la frustración… y para que los chavales sepan que el dinero no cae del cielo ni se estira como un chicle. Tres psicólogos orientan a los padres sobre la asignación a dar a los niños: desde un 1 euro, como defienden algunos profesionales, a una paga un poco más generosa como apuntan otros, pero en todo caso, una suma modesta. Paga con condiciones claro. ¿A quién le toca ahora comprar las chuches?

«Es un intrumento educativo» 

Guillermo Fouce. Psicólogos sin Fronteras

«Con 8 años no deberíamos darles más de un euro a la semana»

Silvia Álava. Psicóloga

«6 años es una buena edad para que empiecen a recibir dinero»

Mariola Bonillo. Psicóloga