Madres separadas, cómo llevar bien las primeras Navidades sin los niños: «¿Por qué tengo que estar con mi padre si no sabe ni hacer una tortilla?
La Navidad es una fecha complicada cuando una pareja se rompe, especialmente si hay hijos en común. Más aún la primera, porque es el momento de establecer nuevos rituales. Dos psicólogas expertas en familia, Isabel Serrano-Rosa y Silvia Álava, explican qué hacer para que nada se tuerza.
Si se han separado, ¿qué demonios hace mi padre vestido de Papá Noël el día de Nochebuena dándonos los regalos en casa de mi madre al soniquete del ho, ho, ho?». María L. (nombre ficticio), no entendía nada. Le había costado asumir que su familia se había roto y que no volvería a vivir una Navidad tradicional, con todos reunidos entorno a la misma mesa, pero en esa primera, las cosas volvían a ser como antes. Tenía siete años, y más allá de pensar que se habían vuelto locos, albergó la secreta esperanza de que las cosas volvieran a ser como antes y el divorcio pasara a la historia. «Para entonces, ella ya había asumido la situación, había hecho el duelo, tocaba estar unos días con su padre y otros con su madre, pero aquel Santa Claus en el salón le rompió todos los esquemas», asegura Isabel Serrano-Rosa, psicóloga, terapeuta de parejas y directora y fundadora del centro de psicología EnpositivoSI. María L., una de sus pacientes, hoy con 18 años, todavía recuerda aquella noche y el trastorno que le supuso.
En España se rompe un matrimonio cada 6,2 minutos
lo que afecta a 214 menores al día, según las cifras del informe ‘Evolución de la Familia en España 2023. Indicadores Sociales’ elaborado por el Instituto de Política Familiar (IPF), que alerta de que nuestro país vive una auténtica quiebra familiar: desde 1975 se rompen uno de cada tres matrimonios, lo que supone un porcentaje del 33%. Los divorcios en España son hoy día la forma casi unánime de ruptura y 5 de cada 9 parejas que pasan por este proceso tienen hijos: en los últimos 10 años 900.000 menores se han visto afectados. Y para todos ellos, padres e hijos, transitar la primera Navidad se convierte en un reto. «Hay de todo, muchos tipos de situaciones diferentes, pero el mensaje general que escucho en consulta es unánime: va contra el mundo Disney», explica Serrano-Rosa.
¿Cómo lo gestionamos?
En cualquier caso, ¿cómo lo gestionamos?, ¿en tu casa o en la mía?, que diría un boomer. Pues depende del escenario. «En situaciones de maltrato no es negociable, nunca hay que salirse de lo que estipule el convenio regulador; hay que cumplir estrictamente con lo dictado por un juez. En Navidad el maltratador puede situarse en una posición seductora, en lo que llamamos ‘luna de miel’, con ese discurso de ‘por los niños’ que nunca hay que escuchar. Por mucha pena que sientas, haz como en los aviones: ponte el cinturón y no te levantes de tu sitio hasta que se apague la señal luminosa«, advierte la experta.
Detrás de un divorcio siempre existe una situación de conflicto
Sin malos tratos de por medio, detrás de un divorcio siempre existe una situación de conflicto, y en esa primera Navidad de la pareja lo habitual es que no esté resuelto. «Aunque ya no haya convivencia, los roces que han provocado la ruptura seguirán presentes. Y lo mejor para evitarlos es cortar de forma radical, para todos. Si no se hace, los niños pueden confundirse, hacerse la ilusión de que todo va a solucionarse y la familia volverá a estar unida. No hay que dejar espacio a esas fantasías; harán que el duelo no termine y se viva una y otra vez. Es mejor aterrizar en la realidad y acelerar el proceso«, explica Serrano-Rosa.
¿Y si la separación ha sido de mutuo acuerdo y ambos cónyuges se llevan bien? «Incluso en estos casos es mejor dejar clara la nueva situación; lo que consideramos la familia tradicional se ha esfumado, no hay que llevarse a engaño«, afirma la experta. Y si los niños tienen una cierta edad, dejarles elegir. «¿Por qué tengo que estar con mi padre en Navidad si no sabe ni hacer una tortilla y me aburre?, se preguntaban muchos de mis pacientes».
¿Las madres llevan la peor parte?
Los niños no son tontos y es mejor no enredarles. ¿Pero qué pasa con las madres? «No digo que los padres no sientan que estas fechas son especiales y que se pierden algo, pero en este sentido ellas son las que suelen llevarse la peor parte, porque se anticipan», apunta Isabel Serrano-Rosa. «A muchas la sola idea de pasar la Navidad sin sus hijos les hace echarse para atrás a la hora de plantear un divorcio. No es que ellos no sufran, simplemente son capaces de distanciarse más».
No se trata sólo de estar lejos de los niños; en el fondo, subyace otro duelo: «Por el sueño roto de constituir una familia feliz y unida. Es a lo que toda mujer aspira cuando comienza una vida en pareja, lo que nos han vendido las películas de Disney y los anuncios navideños. Conecta con la sensación de fracaso, con el sentimiento de que no lo has conseguido, porque puedes estar muy contenta de haberte separado de ese hombre que no aguantabas, pero nunca lo estarás de haber perdido la posibilidad de crear la familia que deseabas; renunciar a ese proyecto es duro».
¿Qué hacemos para llevarlo mejor?
«Algo diferente», responde Serrano-Rosa, «son los rituales de la primera vez. Si estás sola en una fecha señalada, intenta ir de viaje, salir con amigos… cualquier cosa completamente distinta a lo de antes y que vaya especialmente dirigido hacia ti misma, para que puedas ir sanando tu propia herida, la que ocasiona el fracaso de tu proyecto». Como norma, pensar que todo se puede cambiar, «saltar sobre los prejuicios» y decir no a lo que no te guste. «Si vas a sentirte arropada por tu familia, ve con ellos; si no, evítalo. Hay que buscar lo que yo llamo el ‘bien-estar’, que no es lo mismo que bienestar, de este último no habrá. Necesitarás cuidar mucho de ti misma, de tu propio daño, de tu malestar y de tu identidad lejos de ser madre, porque en ese momento no será tu papel».
Los niños tienen muchos recursos para superar esas primeras Navidades si los padres son claros y coherentes, insiste la experta, porque esa actitud les generará seguridad y confianza. «Las cosas tienen que ser claras: te has separado, pues ya está».
Cómo hacerlo más fácil a los niños
En este punto, ¿Cuáles son los recursos para hacerlo todo más fácil y ahorrarnos malos tragos? Preguntamos a otra experta, Silvia Álava, psicóloga educativa y especialista en Psicoterapia.
«Van a ser fechas difíciles para todos, pero especialmente para los niños. Los adultos lo pasarán mal, porque van a echar de menos a sus hijos, pero tienen desarrollados mecanismos de regulación emocional: pueden hacer un viaje, estar con amigos… Los niños no tienen esos recursos y hay que buscar que estén bien, aunque eso incluya aceptar cosas que no nos apetezcan», explica la experta.
Lo ideal es que «las vacaciones ya estén pactadas, y cuanto más cerrado esté por convenio, mejor, porque evitará conflictos posteriores», insiste Silvia Álava. «No obstante, hay que ser razonables: si en una familia se celebra más una fecha que la otra, debemos respetarlo e intentar adaptarse«. Sentido común, dice la experta, pensando en «dónde van a estar ellos mejor en esas fechas tan señaladas».
Es importantes mantener el ambiente lo más cordial posible.
«En esas reuniones familiares no puedes hablar mal del otro progenitor, algo muy habitual cuando las separaciones se complican. Los menores siempre tienen que quedarse al margen, porque por pésimo que haya sido para ti como pareja, no deja de ser el padre o la madre de tus hijos. Si tenemos familiares que hablan mal de tu ex delante de los niños hay que pararles y decirles que su padre, o su madre, se merece un respeto y no opinamos. Mucho cuidado con esto», advierte Silvia Álava, que añade que los niños deben saber qué días están con cada uno de los padres. «Si son muy chiquititos, se pueden pintar en un calendario con un color los días de mamá o los de papá, o poner una foto de la casita donde van a estar; eso les va a dar mucha seguridad. No saber qué es lo que vamos a hacer, eso del ‘ya veremos o ya lo hablaremos’, genera mucha incertidumbre, a un adulto y sobre todo a un niño».
La llegada de Papá Noël y de los Reyes Magos también es otro foco de conflicto.
¿Cuándo y en qué casa se dejarán los regalos? «Tenemos que negociar muy bien, poniendo por delante el bien de los menores. Quizá ese día tengan que ir a ambas casas, aunque sea sólo un ratito. Y ponernos de acuerdo en qué se va a pedir en cada familia. A veces nos metemos en un concurso de ‘yo tengo que ser más’ y no es bueno inundarles con cosas que no necesitan. Tampoco atribuirse uno de los dos todo lo que les hace ilusión. Siempre será más fácil cuando la separación es amistosa, pero si no lo es, tenemos que evitar que los niños, o incluso adolescentes, paguen los platos rotos para que tengan la mejor Navidad posible. Y eso implica dejar nuestras diferencias a un lado», concluye Silvia Álava.