¿Cómo gestionar los valores en el deporte infantil?
A todos los padres nos puede parecer una buena idea que nuestros hijos practiquen deporte, pero en ocasiones cuando vemos determinados comportamientos desde las gradas donde hay padres que les cuesta seguir las normas sociales, quizás nos lo planteamos dos veces.
El deporte es vida y como vida hay emoción. Y además en el deporte las emociones son muy intensas y se da el culto de cultivo propicio para trabajar con dichas emociones, pero no siempre lo hacemos, no siempre lo aterrizamos con estrategias específicas. En el comportamiento de muchos padres podemos ver cómo gestionan y manejan las emociones en su día a día. Por ejemplo, su rabia y su frustración porque el equipo de su hijo va perdiendo, y llegan a increpara al árbitro y a otros niños.
No se nos puede olvidar que los niños aprenden por modelado, y que copian a sus figuras de referencia, que principalmente son su madre y su padre. ¿Qué modelo queremos darles?
El deporte desarrolla unos valores magníficos de esfuerzo, constancia, disciplina, trabajo en esquipo… pero también hay una serie de contravalores como lo importante es ganar, no pasa nada por tener un comportamiento incívico en la grada…
Si queremos hacerlo bien, ¿Cuál deben ser los objetivos de la educación deportiva de los niños?
La educación deportiva para niños debe tener una variedad de objetivos que vayan más allá del rendimiento físico y la competencia. Aquí hay algunos objetivos importantes:
- Desarrollo físico: La educación deportiva debe promover el desarrollo de habilidades motoras fundamentales, como correr, saltar, lanzar y atrapar, así como mejorar la condición física general y la coordinación.
- Desarrollo emocional: Los niños deben aprender a manejar la presión, la competencia y la derrota de manera saludable. Esto implica fomentar la resiliencia, la autoconfianza y el control emocional.
- Valores y ética deportiva: Los niños deben aprender sobre el juego limpio, la honestidad, el respeto hacia los compañeros de equipo, entrenadores, árbitros y oponentes, así como la importancia del trabajo en equipo y la colaboración.
- Hábitos saludables: La educación deportiva debe fomentar la importancia de una dieta equilibrada, el descanso adecuado y la actividad física regular como parte de un estilo de vida saludable.
- Aprendizaje social: Los niños deben aprender habilidades sociales importantes, como la comunicación efectiva, la cooperación, el liderazgo y la resolución de conflictos a través del deporte y el trabajo en equipo.
- Desarrollo cognitivo: La participación en deportes puede mejorar la capacidad cognitiva de los niños, incluida la atención, la concentración, la toma de decisiones rápida y el pensamiento estratégico.
- Placer y disfrute: Es fundamental que los niños disfruten del deporte y encuentren alegría en la actividad física. La educación deportiva debe cultivar el amor por el movimiento y la diversión en el juego.
- Inclusión y diversidad: Los programas deportivos deben ser inclusivos y accesibles para todos los niños, independientemente de su habilidad, género, origen étnico o nivel socioeconómico.
En resumen, la educación deportiva para niños debe tener como objetivo no solo desarrollar habilidades físicas, sino también promover el desarrollo integral de los niños, incluido su bienestar emocional, social y cognitivo, así como inculcar valores positivos y hábitos saludables que los acompañarán a lo largo de sus vidas.