Nervios y deporte infantil - Silvia Álava - samuel-castro-0-L3vTLT7E4-unsplash

Me pongo nervioso cuando compito. Colaboración con Padres y Colegios

Por todos es conocido que el ejercicio físico aporta múltiples beneficios, tanto físicos como mentales, además de ayudar al mantenimiento de la salud. El ejercicio físico sirve para entrenar el cuerpo y la mente, dado que promueve la memoria, la agilidad y la flexibilidad mental, aumenta la autoestima y reduce el estrés.

Cuando hacemos ejercicio físico se liberan neurotrasmisores, como la dopamina, serotonina y acetilcolina, que hacen que se genere un sentimiento de bienestar y que mejore nuestra imagen. También proporciona emociones positivas y ayuda a promover relaciones interpersonales.

Controlar el cuerpo y trabajar la fuerza de voluntad

Practicar ejercicio físico nos ayuda a controlar el cuerpo y a trabajar la fuerza de voluntad, además aprendemos el valor de la constancia, el esfuerzo y la rutina, y autocontrol.

La evidencia científica nos muestra que la estructura del cerebro puede modificarse a través del ejercicio físico. Así, la actividad física disminuye la probabilidad de sufrir degeneración neuronal, reduciendo la probabilidad de padecer enfermedades neurodegenerativas como la demencia, Parkinson, y ayuda a combatir la depresión.

En los niños y adolescentes, también se ha asociado la práctica de ejercicio físico con la memoria, la atención y la velocidad de procesamiento. Por ello es tan beneficioso que los niños practiquen deporte desde pequeños.

El deporte es bueno a todas las edades. 

Según los niños van creciendo y mejorando sus habilidades deportivas, muchos de ellos empiezan a competir, entonces además del entrenamiento específico de la disciplina elegida entran otras variables en juego, como es aprender a controlar los nervios y la ansiedad ante la competición. Para ello es fundamental trabajar la inteligencia emocional.

La inteligencia emocional es la capacidad para percibir nuestras emociones y las de los demás, es decir, saber con precisión que estamos sintiendo tanto nosotros como la gente que nos rodea y poder expresarlo correctamente, utilizar la información que nos dan nuestras emociones para tomar la mejor decisión posible, comprender qué es lo que sentimos, en primera persona y comprender qué sienten y por qué lo sienten los que nos rodean y por supuesto ser capaces de regular las emociones propias y las de los demás. Todo esto en el deporte es fundamental. En las competiciones muchas veces no gana el mejor deportista, sino el que mejor controla sus emociones. Cuantas veces desde la grada vemos como nuestros hijos o alumnos fallan jugadas especialmente fáciles o entrenadas muchas veces por no gestionar su ansiedad ante el partido.

En todos los aspectos de nuestra vida

No sólo es importante trabajar la Inteligencia Emocional para mejorar en el deporte y no fallar en las competiciones, sino para todos los aspectos de nuestra vida. Ya hemos hablado en otras ocasiones de la relación entre la Inteligencia Emocional y los resultados académicos o el desarrollo de habilidades sociales. Para que se desarrolle correctamente, es necesario hablar con los niños y las niñas sobre las emociones, y para ello, los primeros que debemos verbalizar cómo nos sentimos somos nosotros, los adultos. De esta forma seremos su ejemplo para seguir.

Cuando los niños practican deportes en las escuelas deportivas, lo habitual es que también participen en competiciones. Al principio pueden ser ligas escolares, concursos entre clubs deportivos… y según van subiendo de categoría el tipo de competición cambia y cada vez van jugando con adversarios mejores y se espera más de ellos.

Ante la competición es importante que los deportistas aprendan a reconocer sus emociones. Lo primero que debemos enseñarles es qué es lo que sienten. Saber que un determinado momento puedo sentir ansiedad ante la competición es el primer paso para así poder enfrentarnos a ella. Además, analizaremos las causas de esta. Muchas veces el origen está en como estamos interpretando la situación, y detrás de esa ansiedad se encuentra la emoción del miedo. Miedo a no ganar, a que no salga como nos esperábamos, a defraudar a nuestros padres y entrenadores… es importante apartar el miedo de la mente, utilizar toda nuestra energía en hacerlo lo mejor posible y poner en practica toda la técnica y la destreza entrenada. Se trata de apagar el ruido mental que encienden este tipo de pensamientos para poder centrarse en todos y cada uno de los movimientos tanto propios como del adversario.

Técnicas para controlar la ansiedad

La psicología nos puede aportar técnicas muy útiles para controlar esa ansiedad o esos nervios ante la competición, como, por ejemplo:

  • Las autoinstrucciones, que consisten en darnos mensajes internos enunciados en positivo que nos motiven y que nos ayuden a controlar los nervios.
  • Técnicas de relajación como la respiración diafragmática o la relajación muscular.
  • Técnicas de minfullness.
  • Visualización positiva, en la que se puede incluso combinar una relajación con una imagen mental en la que nos visualizamos ganando la competición… En definitiva, a la hora de entrenar además de entrenar tu cuerpo, entrena tus emociones.

FUENTE: PadresyColegios.com

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