Tu cerebro te boicotea cuando no te gusta una actividad
Todo lo que necesitas saber sobre la Teoría de la minimización del esfuerzo en la actividad física y como plantarle cara
Mañana empezaré a hacer ejercicio. Iré andando al trabajo, subiré y bajaré las escaleras de mi casa en lugar de coger el ascensor, haré pilates desde el salón, me sumaré al running. En nuestra retahíla de promesas semanales, el deporte es algo que está siempre presente. No sabemos por qué razón tendemos a posponer una y otra vez la actividad física, ¿falta de voluntad? La ciencia parece tener la respuesta de por qué nos cuesta tanto pasar de la intención a la acción.
La teoría de la minimización del esfuerzo en la actividad física, parece encajar a la perfección con esa serie de obstáculos mentales que nos ponemos antes de empezar a entrenar. Esta investigación científica señala que el ser humano tiende a evitar gastar energía en las actividades cotidianas debido a su evolución. Según el estudio, podría deberse a un comportamiento que hemos ido arrastrando del pasado, cuando conservar la energía para cazar o recolectar era casi un instinto de supervivencia, ya que gastarla podría conllevar poner nuestra vida en peligro.
Entendemos que esto tuviera sentido en otras épocas de la historia del ser humano, pero ahora, ese instinto que velaba por nuestra supervivencia podría llegar a ser contraproducente cuando intentamos llevar un estilo de vida activo. Aun así, según señalan en la investigación anterior, no nos atraviesa a todos por igual. Éste va variando de unos a otros, de forma que existen personas con más predisposición a esforzarse físicamente que otras. Entonces, ¿qué sucede si somos de las segundas?
Análisis de costes y beneficios
Como explica Silvia Álava, Doctora en psicología clínica y de la salud: «en el lóbulo prefrontal se hace un análisis de costes y beneficios que tiene mucho que ver con la función ejecutiva. Se trata de anteponer el beneficio que va a tener hacer esa actividad física.» Al igual en la teoría de la minimización del esfuerzo en la actividad física, la experta resalta la importancia de la fuerza de voluntad: «es algo que se entrena», explica.
Aun así, la función ejecutiva también puede agotarse, por lo que si no queremos desistir en el intento de estar en forma: «algo que puede ayudarnos es tener muy claro cuál es el objetivo, para anticipar esos beneficios: estar en forma, lucir mejor, paliar un problema de salud o evitar tenerlos,» sugiere Silvia.
Elegir un deporte que nos guste
Más allá de los estudios científicos, una gran idea para no acabar abandonando el deporte es optar por actividades que, además de suponer un desgaste físico, las disfrutes y te gusten. «Cuando buscas algo que te gusta y te motiva es mucho más fácil. Ya no solo haces deporte para conseguir el objetivo de estar en forma o no tener un problema de salud, sino porque te lo paso bien y te apetece. Si no te gusta una actividad va a ser mucho más probable que tu cerebro te boicotee y que encuentres excusas para no hacerla», explica la psicóloga.
Importancia de las rutinas
Una investigación reciente llevada a cabo por un grupo de investigadores del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO), que ha publicado la revista Sciences Advances, nos da cierta esperanza. En el estudio explican que en nuestro cuerpo existen dos proteínas que, mientras hacemos ejercicio, activan el área del cerebro que controla el movimiento y nos incitan a estar más activos. Es decir, una vez que empezamos a hacer deporte nuestro cuerpo nos impulsa a hacer más, tenemos más ganas de una vida fitness.
Si vas incorporando el deporte a tu rutina diaria va a ser mucho más fácil que lo puedas mantener: «llega un momento en el que, si un día no has hecho esa actividad física y está dentro de tu rutina, la echas de menos», explica Silvia Álava. La clave está en evitar romper esa rutina y tener un mismo horario: «un día puedes saltártelo por una causa justificada, pero si se alarga, vuelve a entrar en juego esa teoría de la minimización del esfuerzo en la actividad física», comenta la psicóloga. Objetivos claros, rutina y una actividad física que nos guste, esta es la fórmula que sugiere la experta para contrarrestar la teoría. Dicho así parece mucho más sencillo. Lo pondremos a prueba.
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