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Viernes de podcast: Hablamos sobre Bulling en el programa Capital Emocional, de Capital Radio.

Capital Emocional - Silvia Álava

Esta semana, uno de nuestros libros de cabecera, “Las 365 reflexiones de lo realmente importante en nuestra vida” incide en lo importante de “Recibir ayuda”, y tras ella la Conversación del día nos llevará a conocer de primera mano lo novedoso y relativo al “Médoto Fendelkrais™de Educación Somática” con Susana Ramón. Esta semana, serán Crearte Coaching y Beatriz García Ricondo quienes en “La Píldora de la Felicidad” nos inviten a conocer los “Principios para crear un equipo sano y feliz”. Desde Tech-Inno-Emoción nos acercamos a cuanto sucede en un tema tan controvertido y alarmante como es el “Virtual Bullying”, gracias a SMS Europa y Daniel Kumpel. La parte final del programa se la dedicamos a los más pequeños y, por tanto, a nuestra Sección “Educa” con Silvia Álava Sordo para conocer a través de su experiencia -con niños y adolescentes- lo que está pasando con el “Bullying, acoso escolar”. ¡Eleva tu dosis de Capital Emocional!

¿Cuánto tiempo tienes para mí? Colaboración con el diario El Correo

«Hay niños a los que les sale rentable portarse mal porque es la manera de que sus padres les presten atención». Dos psicólogas debaten sobre el poco tiempo que hay para el disfrute familiar y advierten de la necesidad de dedicar a los niños «al menos media hora al día, pero media hora de calidad»

El panorama es el siguiente: de veinticuatro horas que tiene el día no llega a tres y media el tiempo libre que nos queda para dedicarlo al hogar y la familia. Más a las mujeres (4,29 horas), que a los hombres (2,32), pero poco en ambos casos. El dato es de un informe del Instituto de Política Familiar. Un dato entre muchos, todos en la misma línea: solo el 12% de los trabajadores españoles tienen horario flexible y únicamente el 8% utiliza el teletrabajo (empleo desde casa), una opción que se extiende al 30,2% en Suecia. El permiso de maternidad en España es de 16 semanas, muy por debajo de las 26 de media en Europa y solo el 0,24% de los asalariados piden una excedencia para el cuidado de hijos o familiares dependientes, excedencia con una duración máxima de 3 y 2 años respectivamente pero que no está remunerada.

Dibujo que una niña ha hecho en un concurso escolar organizado a nivel nacional.

Una de las consecuencias de todo esto es que los padres tienen poco tiempo para pasar con sus hijos. Menos desde hoy, con la ‘vuelta al cole’. Poco tiempo y mucho menos aún para ‘disfrutar’ de ese rato. Porque no cuenta igual. «El importante es el tiempo de calidad, es decir, el rato que se pasa jugando, conversando… con los niños», explica Silvia Álava, psicóloga y autora de los libros ‘Queremos hijos felices’ y ‘Queremos que crezcan felices’. Lamenta que haya «una mayor atención en negativo que en positivo» con los chavales y recurre a ejemplos reconocibles en muchos hogares: «Hay niños que esperan a que venga su padre a las ocho de trabajar para hacer los deberes porque saben que es la única manera de poder estar un rato con él. Y críos que tardan en meterse a la ducha o en cenar porque saben que así sus padres van a estar detrás de ellos, les van a dedicar atención».

Pero esa atención, insiste la psicóloga, debe ofrecerse de otra manera. «Si llegas a casa y tu hijo ha hecho los deberes él solo, en lugar de decir: ‘Ale, qué bien, que juegue con la tablet, que así yo tengo tiempo para responder los WhatsApp’, hay que decirle: ‘Como has hecho la tarea ya, vamos a jugar un rato’. Y lo mismo con ese niño que se mete a la ducha a la primera: ‘Como has obedecido y te has bañado rápido, ahora tenemos media hora para estar juntos’».

 

Lo están pidiendo los chavales a gritos. A trazos de dibujo más bien porque la Comisión Nacional para la Racionalización de los Horarios Españoles ha organizado un concurso entre escolares de toda España. Un certamen bajo el título: ‘¿Cuánto tiempo tienes para mí?’. La ganadora ha sido una niña de Zaragoza de entre 6 y 12 años que se ha dibujado jugando sola con una muñeca. Una ilustración en tonos rosas con una leyenda: ‘Sería muy feliz si en lugar de jugar sola jugase con mis padres’. «Desde bebés los niños perciben si sus padres están con ellos o no. Por eso a los chavales les sale rentable portarse mal, porque es una manera de que les presten atención», concluye la experta.

En un país en el que cuatro de cada diez trabajadores se queda más rato en la oficina del que tiene acordado por contrato y solo el 28,6% tienen jornada continua matinal, buscar tiempo para estar con los hijos no es fácil, pero se puede hacer. «La clave es buscar ese tiempo de calidad. Yo propongo que padres e hijos cenen siempre juntos, media hora o cuarenta y cinco minutos sin distracciones, sin televisión ni móvil ni tablet. Que charlen, que todos cuenten qué tal ha ido el día», sugiere Silvia Álava. De esa forma los chavales saben que tienen un rato en familia y «los padres dejan de sentirse culpables por no poder dedicarles tiempo».

 

Porque así se sienten. «Se sienten mal por salir tan tarde de trabajar, por no tener tiempo para ver a sus hijos. Pero es que a algunos niños les apuntan a dos actividades extraescolares al día: música, judo, natación… Es mejor quitar alguna actividad y guardar ese rato para llevarles al parque». Tiempo de calidad, insisten los expertos. «Ese rato que estamos jugando con los niños, haciendo bromas… reduce el estrés en los padres», advierte Mariola Bonillo, psicóloga sanitaria del centro de Psicología Área Humana de Madrid. Y enmienda la culpa, un sentimiento muy negativo «porque bloquea y paraliza». Coincide con su colega Silvia Álava en que «media hora» es el mínimo de tiempo que padres e hijos deben pasar juntos al día disfrutando. «Y ese disfrute puede ser jugando en el parque o haciendo la compra juntos, o ayudando a poner la mesa».

Mujeres que vuelven a trabajar

Cuando hay hermanos y, sobre todo, en el caso de los mellizos. ¿Es importante que cada hijo pase un tiempo solo con sus padres o es preferible que las actividades sean todas conjuntas?

No. Debe haber siempre una parte individual, al menos diez minutos para cada hijo. Es bueno para que los niños desarrollen ese sentimiento de individualidad. Es muy importante en el caso de los mellizos, que no siempre tengan la sensación de que son dos para todo, y estén pendientes del afecto que los padres le dan al otro. Pero también es fundamental en hermanos que sean de diferentes edades. Y si los dos niños quieren sentarse siempre en el mismo lado del coche, por ejemplo, hay que negociar con ellos, un día cada uno, esa es la manera. Llegar a acuerdos desde la calma, empatizar con los niños porque no siempre la razón la lleva el adulto.

Y ocurre en muchos hogares con dos adultos que uno pasa más tiempo con los niños que el otro. Entonces será ese otro el que deberá buscar el hueco. Porque siempre lo hay, solo se trata de buscar el modo, reiteran los especialistas. «Ese papá o esa mamá que no llega antes de que se acuesten los niños tendrá que llamarles por teléfono para preguntarles qué tal el día. Aunque el niño alguna vez no se quiera poner al teléfono porque esté jugando o haciendo otra cosa. Pero que sepa que han llamado para preguntar por él».

El que pasa menos tiempo con los niños se siente culpable. Pero ocurre a veces que una mujer que ha pedido una excedencia para cuidar de sus hijos quiere volver luego a trabajar y en cierto modo también se siente culpable por querer hacer otra cosa que no sea estar todo el día con los niños.

En los primeros meses de vida del bebé la madre le tiene que ofrecer toda la atención, pero es importante no olvidar que la mujer también tiene vida en otras esferas. Hay muchas mujeres que después de un tiempo cuidando a los hijos dicen que les apetece volver al trabajo, a la rutina de antes, y eso no quierte decir que no quiera a su niño por encima de todo. Hay que normalizar ese pensamiento porque era la vida que esa persona tenía antes de que llegaran los niños. Hay que quitarse esas culpas absurdas.

¿Qué nos hace más felices: tener tiempo o dinero? Colaboración con BuenaVida de el diario El País

Si le dieran a elegir entre un aumento de sueldo y una reducción de jornada, ¿qué escogería? De la respuesta depende su felicidad

que-nos-hace-mas-felices Silvia Alava

El éxito está asociado a tener más de todo. Más cosas, más reconocimiento, más sueldo. Y tiene sentido: ya hemos contado cómo puede ayudarnos a la felicidad el dinero bien utilizado, pero ¿y el tiempo? Al estereotipo de persona exitosa normalmente va unido el de trabajador ajetreado que apenas tiene tiempo para dedicar a sus aficiones, a sus amistades, a su familia. Si el objetivo en esta vida es ser feliz, ¿lo conseguiremos a base a amontonar euros o será necesario disponer de tiempo libre para dedicarnos a nosotros mismos y a nuestros seres queridos?

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Precisamente un estudio publicado recientemente en la revista Social Psychological and Personality Science ha preguntado a casi 4.500 personas si valoran más el dinero o el tiempo para alcanzar la felicidad. El 64% declaró que prefería tener dinero, sin embargo, la investigación también arrojó que aquellos que daban más importancia a disponer de tiempo resultaban ser más felices.

La idea surgió de una vivencia personal de uno de sus artífices, Hal E. Hershfield. Sucede que este profesor recibió una invitación para participar en un seminario en otro estado diferente del que reside. Y sucede también que tenía en su hogar una niña nacida hace apenas 12 semanas. El dinero que le pagasen serviría para ayudar a la crianza de la criatura, pero también perdería un fin de semana para disfrutar con ella en esa etapa tan sensible de los bebés. En este caso, ¿qué le hacía más feliz, el tiempo o el dinero?

Según la consultora Price Waterhouse Coopers, los ‘millenials’ prefieren disponer de más tiempo libre que tener un gran salario

Los resultados de su investigación son los ya citados: “Si tuviéramos a dos personas que fueran por lo demás iguales, aquella que decidiera que el tiempo es más importante que el dinero sería más feliz que la que solo optara por el dinero”, explican Hershfield y su colega Cassie Mogilner Holmes, ambos miembros de la Universidad de California en Los Ángeles, en un artículo de The New York Times. Por cierto, el profesor Hershfield decidió quedarse en casa, y disfrutar de los días con la niña antes que de los dólares. Algunos de los entrevistados también acabaron en acuerdo con la investigación: un 25% de los que eligieron dinero; preguntados un año después, cambiaron de idea y optaron por el tiempo.

Cuestión de edad

No es el único estudio de este tipo: a principios de año una investigación de la Universidad de British Columbia en Vancouver (Canadá) arrojó que valorar el tiempo sobre el dinero está asociado a mayores niveles de felicidad, sobre todo cuando para conseguir ese dinero son precisas amplias jornadas laborales. También concluyó que, según aumenta la edad, el tiempo pasa a cobrar más importancia en las prioridades de las personas. Tiene lógica: cada segundo que pasa se convierte en un bien más escaso. Ya lo decía el poeta José Manuel Caballero Bonald: “Somos el tiempo que nos queda”.

Los más jóvenes parecen haber tomado nota del veterano poeta: valorar el tiempo parece ser una tendencia en la llamada generación de los millennials (nacidos entre 1980 y 1995): según un estudio de 2013 de la consultora Price Waterhouse Coopers esta horquilla de edades prefiere disponer de más tiempo libre y poder compatibilizar su vida laboral y personal antes que tener un gran salario. Los millennials consideran el trabajo solo un medio para tener estabilidad y bienestar, pero no el único medio. De hecho, un 21% de las mujeres y un 15% de los hombres, según el estudio, estarían dispuestos a renunciar a parte de su salario en pos de más flexibilidad.

El psicólogo Dan Gilbert, profesor en la Universidad de Harvard y autor del superventas Tropezar con la felicidad (Destino), explicó, en una reciente visita a España, que, llegados a cierto límite, la cantidad de dinero que se gane no proporciona una felicidad extra. Ese límite son los 60.000 euros. A partir de ahí, en cuestiones de felicidad, da igual ganar 60.000 euros o 60.000 millones. Por eso los multimillonarios no disfrutan, comparativamente, de tanta felicidad como de dinero (nada nos dice que Amancio Ortega o Bill Gates sean personas tan felices como adineradas).

Las cuatro claves de la felicidad son gratis

“Una vez tenemos cubiertas las necesidades básicas, que son fundamentales para nuestro bienestar, un aumento en nuestra riqueza puede generar algo de felicidad pero a corto plazo”, explica Silvia Álava, psicóloga del Centro de Psicología Álava Reyes. “Después ocurre lo que llamamos la adaptación hedonista: nos acostumbramos a las cosas que tenemos, nos comparamos con los demás y queremos más”. Quizás a ustedes les haya pasado: han conseguido un coche un poco más potente, una casa un poco más grande, pero, pasada la primera satisfacción, no podría decirse que son más felices que antes. “Lo que si puede causar un incremento duradero del bienestar es invertir en cosas que nos hagan crecer como personas o mejoren nuestras relaciones con los demás”, apunta la psicóloga. Por ejemplo, un curso de guitarra o para hacer cupcakes, apuntarse a excursiones o actividades deportivas, son actividades que puede hacer más por nuestro buen ánimo que los citados cochazo y mansión.

“Lo que si puede causar un incremento duradero del bienestar es invertir en cosas que nos hagan crecer como personas o mejoren nuestras relaciones con los demás” (Silvia Álava, psicóloga)

Así, las cuatro actividades cotidianas que más felicidad aportan, según explica Gilbert, no cuestan un duro: practicar sexo, hacer ejercicio, escuchar música y charlar. No cuestan dinero, pero sí necesitan tiempo. “Invertir en experiencias es mejor que invertir en cosas materiales”, declaró el psicólogo. Es un hecho establecido dentro de la psicología que tener variadas y sanas relaciones con las personas, una vida social intensa y saludable (más allá de los likes de Facebook), es una de las cosas que más influye en nuestro bienestar y para ello es imprescindible el tiempo. “No podemos cifrar nuestra felicidad en los grandes eventos de la vida, tenemos que aprender a disfrutar de los pequeños momentos: un café mañanero con un compañero de trabajo, contar un cuento a nuestro hijos al anochecer”, concluye Álava. Vamos, que muchos pocos hacen un mucho. Y para ello hace falta mucho tiempo y no tanto dinero. Aunque, claro, lo ideal es el combo: conseguir un trabajo que nos den mucho millones mensuales trabajando solo un par de horas al día. No abundan.

Reglas básicas para comunicar a los hijos el divorcio de los padres. Colaboración con la revista SModa del diario El País

Decírselo los dos juntos, no hablar mal del otro y no caer en comprarle con regalos son algunas de las claves.

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El amor muchas veces no dura para toda la vida. A veces porque la pareja se deteriora por los roces de la convivencia, porque ha aparecido otra persona o simplemente porque ya no sois los mismos que eráis cuando empezasteis la relación. El problema está en que lo que parece un asunto de dos, se convierte en algo más complejo cuando hay hijos de por medio. Porque vuestra separación no solo supone un cambio en vuestras vidas, sino también en las suyas. Aunque seguir por los hijos no parece una opción lógica, si al final solo vamos a hacerles vivir en un ambiente tenso e incluso podemos hacerles cargar con esa culpa, lo que sí debemos tener en cuenta es cómo hacer las cosas lo mejor posible. Empezando por el principio, es decir, cómo vamos a contarles que “mamá y papá se separan”.

Sí, es cierto que ya no se trata de una noticia tan impactante como hace unos años, principalmente porque seguro que no va a ser el único niño de clase con padres separados. Ahora lo raro es casi que sigan casados. Sin embargo, la psicopedagoga Laura Aguilera aporta que “que los padres se separen es un aspecto muy importante para los niños, tanto ahora como hace años, que no se veía con tanta frecuencia. La idea de que los padres se separen implica un cambio en su rutina diaria, a la que al inicio les cuesta adaptarse”, por lo que siempre hay que planificar cómo vamos a abordarlo. Igualmente, también depende de cómo sea nuestra separación, ya que “no es lo mismo la separación de unos padres que simplemente han dejado de quererse en el sentido del amor romántico, pero se respetan mutuamente y llevan una separación civilizada”, que los padres que se separan por algo razones complicadas como una infidelidad o incluso en casos extremos unos malos tratos.

Lo que debemos decir y lo que debemos evitar

“Es fundamental comunicárselo al niño de la forma correcta, a ser posible los dos juntos y evitando que los niños piensen que es por ellos, por su mal comportamiento, por lo que han hecho o han dicho, pero sobre todo tenemos que dejarles tiempo para que lo asimilen”, aporta la especialista en psicología infantil Silvia Álava. Entre las cosas que debemos hacer está el “responder a las preguntas que hagan. En el momento de dar la noticia de la separación, los niños más pequeños pueden dar respuestas sorprendentes, como ‘vale, y ahora, ¿puedo jugar con mis juguetes?’, pero poco a poco irán entendiendo la nueva situación”.

Otra idea que destaca la psicóloga es la de dejar que durante el proceso el niño pueda expresarse libremente y no imponerle nuestras ideas. Por ejemplo, “el niño tiene que poder decir que echa de menos a su padre o a su madre cuando no está con él o con ella”, sin que nos pongamos todos nerviosos. Eso implica, entre otras cosas, “no luchar por el papel del bueno de la película”, sino intentar ser un bando unido y darle mensajes juntos del estilo: “Los dos te queremos y los dos queremos estar contigo”.

Por supuesto, habrá que controlar nuestras propias emociones y evitar que nuestro hijo/a oiga descalificaciones de nuestro ex. “No olvidemos que por muy mal marido o esposa que una persona sea, no deja de ser la madre o el padre del niño”. Eso también significa que no hay que caer en usar tretas del estilo “llenar al niño de regalos, pensando que de esa forma no nos echará de menos, o que con eso conseguiremos que nos prefiera ante el otro progenitor”. Silvia Álava aclara que así, “lo único que estamos haciendo es llenarle de cosas, lo que de verdad será duradero es que sepa que sus padres están ahí para quererle, escucharle, ayudarle a resolver sus problemas”. Pese a ello, sí que es positivo remarcarle todo aquello que pueda ver como positivo de la nueva situación. Por ejemplo el “tendrás dos casas, dos habitaciones, y harás un montón de cosas con mamá y con papá, pero por separado”, ya que como explica la psicóloga “se trata de que el niño aprenda a ser feliz en la nueva situación”.

La edad del niño importa

Aunque tengamos cuarenta años e hijos propios, que nuestros padres nos digan que se separan es una noticia que impacta, porque al final es un cambio en la propia estructura de nuestra vida. Incluso aunque no vivamos con ellos, supondrá un cambio en nuestras rutinas. Sin embargo, la edad que tiene el niño cuando se entera de que sus padres ya no van a seguir siendo una pareja es un factor bastante determinante.

En este punto Laura Aguilera hace una distinción de cómo llevará el niño la situación y qué tener en cuenta según los años que tenga, para que ciertas reacciones no nos pillen por sorpresa, teniendo en cuenta que siempre influye el grado de maduración del mismo.

  • Hijos menores de 5 años: En este caso las explicaciones deben ser muy sencillas, concretas, cortas y claras, ya que todavía no comprenden lo que sucede del todo. “Tanto el padre como la madre se perciben por el hijo como una unidad inseparable. En estos casos, lo adecuado es explicarle brevemente al hijo qué progenitor será el que deje el domicilio, se le presentará el nuevo hogar de éste, así como se le expondrá cuándo lo verá y en qué entornos”, apunta Aguilera.
  • Hijos de cinco a ocho años: Ahora ya necesitan más información, porque la separación de sus padres les afecta a nivel emocional y personal. La psicóloga aclara que “en estas edades es cuando hay riesgo de que los niños se culpen a ellos mismo por la separación de sus padres, así como fantasear con que algún día volverán a estar juntos”.
  • Hijos de nueve a doce años: “A estas edades los niños pueden ver el divorcio de sus padres como algo que no pueden controlar, por lo que no interiorizan un sentimiento de culpa”, aclara Álava. Quizás por ello, suelen culpar más a los padres y se plantean aspectos morales de lo que está bien y lo que está mal. “En ocasiones pueden tomar partido en un bando de los dos progenitores, pero todo dependerá del tipo de relación que mantengan y de cada caso en particular”, insiste la experta.
  • Hijos adolescentes: Ya sabemos que esta es una etapa de emociones y comportamientos contradictorios, por lo que no es de extrañar que estos salgan en una situación de divorcio. “Son capaces de asimilar esta ruptura familiar de forma más madura, pero como adolescentes que se enfadan y experimentan frustración ante la situación, volviéndose más introvertidos, como forma de expresión de su inconformidad ante la separación de sus padres” concluye la psicóloga.

Otros factores a tener en cuenta pueden ser por ejemplo el sexo, a lo que Aguilar aclara que “no tiene por qué tener una reacción diferente el hecho de que el niño de padres separados sea de género masculino o femenino. Si bien es cierto que los niños podrían ser más propensos a tener una conducta más disruptiva y oposicionista, mientras las niñas pueden ser más introvertidas y optar por sentirse culpables de la separación”. Igualmente, el hecho de ser hijo único o de tener hermanos también ha de ser tenido en cuenta, puesto que como aporta la psicopedagoga “es más complejo si hay más hermanos, por un motivo muy claro, y es el hecho de que la edad de cada hermano implicará un tipo de explicación de la separación diferente, debido a su capacidad de entender la situación”. Así su recomendación pasa por reforzar el vínculo entre ellos en contrapartida, ya que “en una buena relación entre hermanos, éstos pueden ver uno en el otro, un apoyo importante”.

 

FUENTE: http://smoda.elpais.com/belleza/reglas-basicas-comunicar-los-hijos-divorcio-los-padres/

¿Es más fácil encontrar el amor si te toca la lotería? Colaboración con el diario ABC

El dinero puede resultar un gran atractivo al comienzo de una relación

LAURA PERAITA

dinero-y-felicidadNo existen estudios científicos que certifiquen que una persona con dinero sea más afortunada en el amor. Pero lo que sí afirman las investigaciones es que si a alguien le toca la lotería, cuando pasan dos años vuelve al mismo nivel de felicidad de antes de que recibiera el premio. Conclusión: el dinero no da la felicidad, aunque al comienzo suponga un estímulo importante de alegría por tener una vida sin deudas, por poder cambiar la casa por el chalet, viajar más o estar rodeado de chicas y chicos con cuerpos esculturales.

Sin embargo, el dinero sí supone un atractivo para algunas personas,aquellas que anteponen lo material a los sentimientos. Por este motivo, una persona que ostenta de su riqueza es un punto de mira y objeto de deseo para quienes dan más importancia a mantener un alto nivel de vida.

Cada persona, según señala la psicóloga Silvia Álava Reyes, debe pensar qué quiere de verdad en su pareja para que la relación sea verdadera. «Si el requisito es que tenga dinero es obvio que será más fácil estar con alguien a quien le ha tocado la lotería. Pero no nos engañemos, será una unión egoista, y esa persona nunca se sentirá llena a nivel emocional, con todo lo que ello supone para el equilibrio personal».

El dinero puede resultar un gran atractivo en un comienzo, pero no hay que perder de vista «que todos los días vemos en los medios de comunicación a millonarios, empresarios, actores o deportistas que se separan o divorcian de sus parejas. Lo material —incide Silvia Álava Reyes— no es un elemento de conexión, no garantiza el amor por la sencilla razón de que el amor no se compra».

Esta psicóloga señala que lo importante a la hora de buscar pareja es «poner los pies en la tierra y tener en cuenta los principios, valores y orígenes de cada uno. Llevar una vida cómoda, sin problemas económicos, no es garantía de estar sentimentalmente pleno. Lo malo es que, en la mayoría de los casos, las personas se dan cuenta de esto a posteriori».

Por qué los adolescentes prefieren Instagram. Colaboración con el diario ABC

CARLOTA FOMINAYA carlotafominaya Madrid

El éxito de esta red social y sus #hashtags entre los niños y adolescentes españoles es incuestionable. Con más de 8 millones de seguidores en todo el país, Instagram está de moda, y mientras sea así seguirá creciendo y creciendo. ¿A qué es debido esto? Tal y como explica Guillermo Cánovas, director del Observatorio para la Promoción del Uso Saludable de la Tecnología (EducaLIKE), «a que, en buena medida, es percibida como una red juvenil, mucho más fresca y dinámica que las otras, con un acceso fácil desde los terminales móviles. Facebook, por el contrario, parece una red quizá más dirigida a los mayores. Y la funcionalidad es sin duda el absoluto protagonismo de la fotografía».

Lo corrobora el estudio «Motivaci0nes sociales y psicológicas para usar Instagram» realizado por Mariona Prades y Xavier Carbonell, profesores de laUniversidad Ramón Llull de Barcelona, cuyos resultados muestran que Instagram, ofreciendo un servicio parecido al de Facebook, permite a jóvenes y adolescentes crear un espacio más personal e íntimo a los ojos de los adultos. «Es un lugar donde ellos se sienten más libres y pueden expresarse mejor, y posiblemente este sea el motivo por el que crece el número de nuevos usuarios entre 16 y 30 años», aventura Carbonell.

hashtag

Aceptación del grupo

Una red, prosigue Cánovas, también autor del blog Kids and Teens on Line, «perfecta para chicos acostumbrados a inmortalizar con sus smartphones todo cuanto viven, y donde la privacidad es relegada a un segundo plano ante la necesidad de relación, aceptación e integración en el grupo». En cualquier caso, este experto advierte que, al margen de las cuestiones relativas a la seguridad y privacidad que puedan surgir, es necesario trabajar con los menores de edad sobre dos aspectos en los que muchos de ellos han entrado a competir: el número de seguidores en sus perfiles, y el número de “Likes” o “Me gusta” que consiguen obtener en una fotografía. «Estas dos cuestiones son primordiales en la relación que los menores establecen con la red social, y son utilizadas como baremos para medir su nivel de éxito en la propia red», advierte.

Inseguridad

De esta forma, y si atendemos al número de seguidores, los adolescentes«instagramers» no dudan en aceptar seguidores que no conocen, con tal de aumentar su «popularidad». De hecho, continua este experto, es muy común, aunque no se puede generalizar, el porcentaje de los chicos que aceptan peticiones de seguidores que no conocen, superando los 150-190 «followers», que es considerado el número «Dunbar» o la cifra máxima de personas con los que puedes relacionarte con éxito en la sociedad. «Ellos creen que controlan porque han sido quienes han aceptado la solicitud de amistad, pero en realidad no conocen a la mayoría de individuos ni lo que pueden llegar a hacer con sus fotos», señala Cánovas.

Los adolescentes creen que el número de seguidores les confiere «categoría», según el director de EducaLike, por lo tanto, «un joven con 300 seguidores será considerado como mucho más popular que otro con solo 35 seguidores. Del mismo modo, una fotografía que es “premiada” por el grupo de seguidores con 100 ó 150 “Me Gusta”, será más valorada y motivo de gran satisfacción para quien la haya colgado. Este factor estimula de forma automática su cerebro, reforzando su autoestima y su nivel de aceptación», apunta este experto.

También es señalable el narcisismo: «Las fotos que más Like reciben no son las fotos en las que salen solos/as, sino las fotos de eventos, fiestas, actividades o salidas en grupo. El estado de ánimo siempre positivo y alegre es otra constante, como no podía ser de otra manera».

Aceptación y popularidad

Esto puede ocurrir, explica la psicóloga Silvia Álava, porque los adolescentes «son mucho más sensibles a cualquier valoración externa, ya que se encuentran en un momento de reestructuración cerebral y su autoconcepto, en plena formación». De hecho, tal y como señala Cosette Franco Muñoz, socia-fundadora de Método Mentoris, «hay demasiados menores que confunden el afecto con el número de “Me gusta” que tienen en una foto de Instagram».

Para Cánovas, sin embargo, lo que ocurre es que «algunos chicos traducen los “Me gusta” con popularidad, pero si un día reciben solo 8 likes se sienten fatal, hasta el punto de que llegan a retirar la foto. Prefieren tener menos imágenes colgadas en la red pero con más éxito entre sus seguidores».

FUENTE: DIARIO ABC

Por primera vez en España los estudiantes de un colegio han puesto las bases para crear una aplicación para luchar contra el CIBER ACOSO.

Se trata de los alumnos del British Council de Madrid entre los 10 y los 16 años, que han tenido la suerte de contar con una de las activistas más reconocidas internacionalmente en la lucha contra el denominado CYBERBULLYING. Se trata de la abogada norteamericana Parry Aftab, asesora de plataformas como Facebook. Además, la iniciativa ha contado con la asesoría de STOPCYBERBULLYING.ORG, que se ha comprometido a convertir en APP las aportaciones de los niños. Los trabajos que han estado realizando los estudiantes del British Council han estado orientados a romper las barreras generacionales entre padres e hijos para denunciar situaciones de acoso a través de Internet, saber detectar los primeros síntomas del acoso o generar recursos para parar este tipo de situaciones desde el primer momento. Uno de las aportaciones de los estudiantes que más ha llamado la atención en la creación de un “Botón de Pánico” que avisa a los padres inmediatamente en cuanto se produce el acoso.

Para Aftab hay determinados países donde los lazos familiares son más fuertes y esto es determinante a la hora de luchar con el acoso online. Y uno de estos países es España. “Aunque los padres no tengan habilidades tecnológicas, saben cómo hablar con sus hijos, se preocupan por ellos, no quieren que vean pornografía o que estén expuestos al odio. Y usando esos lazos y el interés de los padres y de los niños por comunicarse y trabajar en su futuro podemos hacer mucho en países que están más desconectados”. Por eso le parece importante hacer un seguimiento de las ideas de los alumnos españoles ya que aportan una perspectiva nueva a la hora de enfrentar el problema.

Y pone un ejemplo práctico para explicar la importancia de atender a la experiencia de los jóvenes en internet. “Nosotros, como padres, sabemos que tenemos que bloquear los enchufes para que los niños no metan un tenedor dentro cuando son pequeños. Pero ellos cuando están gateando ven algunos que nosotros ni siquiera vemos. Nosotros lo vemos desde arriba y ellos lo ven desde abajo. Tenemos que mirar de la manera en la que los jóvenes ven internet porque ven enchufes que nosotros no vemos”.

Viernes de Podcast: Cómo afecta a niños y padres la vuelta al colegio. En el Bisturí de la Agencia EFE

Descripción de El Bisturí nº 35 – 2ª Temporada

Prevenir el acoso escolar desde el minuto cero. Colaboración con el diario El País

El problema crece cada año y sufre de un mismo mal: la falta de respeto

CAROLINA GARCÍA Twitter

El acoso escolar es una realidad en nuestro país. Y además, es un problema que crece cada año en torno a una misma pauta de comportamiento: la falta de respeto. Parece difícil educar a nuestros hijos en valores cuando en la televisión, en la radio, en las redes sociales se representa el insulto y la rabia como algo normal. El acoso escolar o bullying, que puede a llevar, en casos extremos, a la muerte del menor, debe ser erradicado.

Esta lacra afecta al 4 % del alumnado, según datos del Ministerio de Educación, que pondrá en marcha este curso 2016-2017 un teléfono gratuito, atendido por psicólogos y que no deja huella telefónica, similar al que está habilitado para combatir la violencia machista, según anunció el Gobierno el pasado agosto. El servicio será también accesible para personas con discapacidad.

La Fundación ANAR, asociación que ayuda a niños y adolescentes en riesgo, dispone del teléfono 900 20 20 10, «número al que los estudiantes pueden llamar con toda la libertad y en el que se aconseja a las víctimas que den a conocer su situación a la familia y al entorno de amigos para que le puedan ayudar», según explican en su web. En el año 2015, su último informe, esta organización atendió 369.969 peticiones de ayuda en toda España, de las que 25.000 referían a algún tipo de violencia escolar. Estos casos crecieron un 75% con respecto al año anterior.

Alumnos

Atajemos el acoso desde el primer día de clase (o antes)

Prevenir el acoso escolar es una labor que los padres deben comenzar en casa. “Deben educar en empatía a su hijo, a ponerse en el lugar del otro; es importantísimo que el pequeño se acepte cómo es y que se guste. Debe aprender a asumir sus defectos”, explica Silvia Álava, psicóloga, escritora y directora del área infantil del Centro de Psicología Álava Reyes. “Además, tienen que trabajar la comunicación asertiva con él, que es aquella que ‘me permite respetarme a mí mismo, respetando siempre a los demás’. Que me ayuda a expresar lo que siento, sin herir a nadie”, prosigue Álava.

Una cuestión también importante es trabajar la relación de confianza con el menor. Muchos pequeños tardan en contar lo que les está ocurriendo, por vergüenza o por miedo. “Si les transmitimos que vamos a entenderles, que les escuchamos, que comprendemos sus problemas, que pueden confiar en nosotros, será mucho más fácil que, si está ocurriendo algo, nos lo cuenten”, añade.

Además, existen algunas pistas que podemos observar en el hogar, en caso de que el niño esté inhibido o sea muy introvertido. “No son síntomas, pero pueden ayudar”, recalca Álava. “Por ejemplo, si el niño está más tristón, si, de repente, sufre cambios drásticos de conducta, como comer mucho o dejar de hacerlo, no puede conciliar el sueño, etcétera. Pero, sin duda, la clave más importante es si, de forma reiterada, el pequeño expresa que no quiere ir al colegio. Repito no son síntomas, son pequeñas pistas”. En el colegio también se pueden dar cuenta de que algo raro pasa. Normalmente, estos menores suelen estar aislados en el patio, en los cambios de clase y su material escolar, sus libros o sus gafas aparecen rotos.

Hay veces en las que los padres se deciden por un cambio de colegio y esto no soluciona nada. Cada niño es un mundo. La experta explica que si el niño solicita de forma reiterada este cambio de centro, hay que pensarlo, aunque “tampoco se trata de decirle al pequeño que tiene que aguantar». El niño necesita contar con habilidades socioemocionales. Los padres deben conseguir, con la ayuda del colegio y en algunos casos de un especialista, que sus hijos sean autónomos, que se sientan seguros y asienten unas bases de comportamiento que consigan que el niño se respete y respete a los demás”, explica la experta.

Cómo actuar cuando sabemos lo que ocurre

“Lo primero que hay que tener en cuenta es que hay que trabajar tanto con los padres del acosado como los del acosador. Normalmente, enfocamos solo los esfuerzos en ayudar a la víctima, pero no reeducamos al acosador, lo que puede llevar a que esta situación se dé con otros niños, que se repita”, explica la experta.

La colaboración del colegio es fundamental. «Casi todos los centros cuentan con un protocolo de actuación en el que se activan distintos puntos que afectan al profesor y a los alumnos, entre otros entornos. No hay que olvidar trabajar con los testigos mudos, que son aquellos que han visto lo sucedido y no lo cuentan. Muchas veces ellos tienen la clave». Y lo que está claro es que ante cualquier agresión verbal o burla, los docentes deben cortar la situación desde el minuto cero, a través de la enseñanza en valores como la empatía, la solidaridad y el respeto a los demás», subraya esta psicóloga.

«Con todo esto, con esta preparación previa, el alumno puede sentir que tiene herramientas y puede enfrentar el problema. Y si ha sufrido acoso, con todo esto, puede tener una nueva oportunidad y creer que las cosas pueden cambiar. Que se siente fuerte», concluye Álava.

EL 75% DE LOS PADRES NO CONTROLA EL MÓVIL DE SU HIJO

Cuando le regalamos un móvil a nuestro hijo, ¿somos conscientes de cómo lo usa? ¿sabemos a los sitios que entra? ¿con quién se comunica? Una última encuesta elaborada por S2 Grupo, especializada en ciberseguridad, asegura que no. Según este informe, el 75% de los padres no hace ningún tipo de control parental del móvil de sus hijos y el 29% regaló a su hijo un smartphone antes de los 12 años. “Los padres no podemos olvidarnos de que también debemos ejercer nuestra función de cuidado en el entorno de las nuevas tecnologías”, ha destacado, en un comunicado, Miguel A. Juan, socio-director de S2 Grupo.

Control parental para evitar el acoso

Los datos expuestos contradicen los temores de los padres. A un 31% le inquieta que su hijo acose a otros pequeños; que envíe fotos íntimas, entre otras cuestiones, y a un 21% le preocupa que su hijo sea víctima de acoso, según explica el texto. El 18% reconoció que su pequeño había sufrido algún tipo de acoso.

Acuerdo entre padres e hijos para el uso del móvil

Para solucionar el problema, S2 Grupo ha creado un contrato en el que se incluyen 18 puntos que intentan hacer una reflexión sobre “tener un uso responsable del móvil”. Entre estos puntos, se encuentran, siempre sin invadir la intimidad de los jóvenes, revisar periódicamente el móvil para comprobar las aplicaciones, la configuración y el estado de seguridad adecuados. Además, incluye términos relacionados con la gestión del tiempo; el envío de fotografías personales o aprender a usarlo de forma correcta en sitios públicos. “Con este acuerdo, buscamos que los más pequeños se den cuenta de que el teléfono móvil no es un juguete ya que pueden exponerse a muchos riesgos como ser víctimas de chantajes o acoso, entre otros”, concluye el texto.

Este Acuerdo entre padres e hijos para el uso del primer teléfono móvil se puede descargar e imprimir desde la página web www.Hijosdigitales.es. 

Cómo lidiar con los complejos de nuestros hijos. Colaboración con el diario ABC

A veces ciertos comentarios hechos sin malicia pueden llegar a pasar factura

complejos niñosComparaciones con hermanos, o frases sin aparente intención como «¡Ay mi gordito!» o, por contra, «que delgadito mi espárrago», o nuestros propios comentarios cuando nos vemos frente al espejo en traje de baño pueden provocar consecuencias indeseadas en nuestros hijos. «Hay que tener en cuenta que los niños aprenden por modelado, y que tienen una capacidad de observación impresionante. Son conscientes de simples expresiones que creemos que no van a afectarles pero que a la larga pueden pasar factura», explica la psicóloga Silvia Álava. Porque la imagen que tienen de sí mismos, prosigue esta experta, «es en principio la que les proyectan sus padres. Por eso es tan importante lo que les decimos o cómo les vemos».

Por supuesto las principales figuras de apego son los padres pero tampoco hay que obviar, añade la psicóloga Ciara Molina, «que hay niños que son muy crueles con otros y cuyos comentarios pueden tener más relevancia incluso que lo oído o escuchado en casa. El impacto emocional también puede ser fuerte y el sentimiento de inseguridad del niño puede cobrar fuerza».

Esto puede ocurrir, determina esta terapeuta, hacia los seis años, aproximadamente. «Es en ese momento en el que los más pequeños empiezan a tener más desarrollado su sistema cognitivo y emocional que les permite tener una imagen bastante estable de ellos mismos y de los demás, imagen que favorece la emisión de juicios y comparaciones propias y ajenas. En estas edades además tienen la necesidad de sentirse respetados y queridos, y ciertos comentarios les pueden hacer sentirse más o menos valorados que el resto», apunta Molina.

 Cómo superarlos

A la hora de trabajar los complejos, ambas destacan la importancia del papel de los padres a la hora de proporcionar una respuesta adecuada. Álava propone empezar por escuchar a los niños. «si te cuenta que algo le ocurre, es importante que se sienta escuchado, y que sus padres están ahí para ayudarle. Esta escucha debe ser activa. Es decir, hay que ponerse a la altura de los ojos del niño y no realizar otras actividades como mirar al móvil, o ver la televisión. También puede ayudar mantener el contacto físico mientras lo cuenta, dándole la mano, por ejemplo».

Pero sobre todo, no deben magnificar la cuestión, sino todo lo contrario: ir desmontándola poco a poco. Para eso otra de las recomendaciones hechas por esta psicóloga es trabajar la autoestima del niño a base de minimizar lo supuestamente negativo y focalizar en las virtudes del pequeño: «decir cosas del estilo “qué ojos más bonitos tienes” o “que bien corres”… lo que sea con tal de que el niño aprenda a centrar en lo positivo de una forma autónoma. Que él mismo sea capaz de apreciar todo lo que tiene de bueno y la de momentos agradables que tiene el día».

Junto a esto lo más apropiado sería, continua la también psicóloga Lara Antiquino, trabajar las habilidades sociales de los chicos. «Que aprendan a hacer frente por ellos mismos a este tipo de situaciones incómodas, desde el respeto». Es clave, corrobora Álava, «que el niño sepa cómo tiene que contestar a los otros niños cuando se metan con él».

Pero tampoco debemos obsesionarnos a la hora de tratar los complejos, concluye Antiquino. «Debemos prestarle atención, sí, pero no encaminar toda nuestra atención en el complejo porque si no nosotros mismos le estaríamos dando más relevancia de la que en realidad tiene. Además, todo ayuda en el desarrollo y crecimiento personal».

FUENTE: Diario ABC