El abuso de las pantallas dispara los problemas de lenguaje en menores de tres años

Andrea Domene Lupiañez

Madrid, 6 jul (EFE).- Pediatras, psicólogos y logopedas han alertado de un gran incremento de niños menores de tres años con retraso psicomotor, lo que implica una disminución del uso del lenguaje, debido a una mala utilización de las pantallas en un momento en el que son «especialmente vulnerables».

DURANTE LOS 3 PRIMEROS AÑOS DE VIDA

«El 85 % del desarrollo neuronal en los niños -tanto en comunicación como en bienestar social- se produce en los tres primeros años de vida», advierte la psicóloga Silvia Álava, quien asegura que los menores tienen que experimentar en un entorno multisensorial que no son capaces de percibir con la tecnología.

Una opinión que comparte su colega del Colegio Oficial de Psicología de Madrid, Mercedes Bermejo, al explicar que los niños dejan de recibir estímulos sensoriales muy importantes en la infancia, al tiempo que, con los aparatos tecnológicos, se enfrentan a una sobreestimulación para la que sus cerebros no están preparados, lo que puede tener graves consecuencias.

En este sentido, la pediatra de Atención Primaria, Pilar Mallada, destaca que esta estimulación de las pantallas lleva a los menores a confundir la realidad y la ficción.

Por ello, los expertos insisten en que los niños tienen que aprender en contextos naturales. De esa manera también se evitará que se aburran con los maestros en clase si estos «no llevan el ritmo al que se han acostumbrado con la tecnología».

CARRITOS CON LACTANTES VIENDO PANTALLAS

Aunque sea un problema que afecta en todos los ámbitos y a todas las edades, las pediatras revelan que las consultas se llenan cada vez más de «carritos con lactantes viendo una pantalla», así como que han detectado «más conflictos en las dinámicas familiares».

«Es tiempo en el que nos dejan en paz”, según la logopeda Sara Serrano Díaz, quien destaca que las familias están cada vez más ocupadas y, como no quieren renunciar a su tiempo, cada vez entregan antes un dispositivo a los niños para que se entretengan.

PROBLEMAS CON EL LENGUAJE

Serrano echa mano de estudios científicos que constatan una relación entre el número de horas de exposición a las pantallas y una disminución de la materia blanca del cerebro que perjudica el aprendizaje del lenguaje.

Además, esto influye en una disminución del tiempo de juego con iguales y el descenso de la comunicación en la familia, actividades que para la logopeda son esenciales para un correcto desarrollo del lenguaje.

RECOMENDACIONES DE USO

«Nada de pantallas antes de los dos años». Esta es la recomendación de los expertos consultados por EFE, de acuerdo a la pauta de la Academia Americana de Pediatría. Además, sugieren limitar a media hora al día el uso de la tecnología hasta los 12 años y con control parental sobre los contenidos.

Todos advierten de que el debate no se centra en si la tecnología es buena o mala, si no en el uso que hacen de ella los menores de tres años y las graves consecuencias que puede tener en el futuro.

PROBLEMAS FUTUROS

Mal manejo de las emociones, falta de concentración, poco autocontrol, inmadurez emocional, dificultad para las habilidades sociales e incertidumbre a la hora de la comunicación en la vida real son también problemas que puede generar el uso excesivo de las pantallas según crece la persona.

«A nivel emocional pasa factura desarrollando menos tolerancia a la frustración, no aprendiendo a demorar las recompensas y sin saber gestionar el auto control», advierte la psicóloga Silvia Álava, mientras la pediatra Mallada también resalta que pueden aparecer problemas físicos como hipertensión, obesidad y problemas oculares.

PEOR COMPRENSIÓN LECTORA

La logopeda insiste en que «no es lo mismo leer en pantalla que en papel», ya que la unidad espacial del libro favorece la representación mental, por lo que cada vez se aprecia peor comprensión lectora en los menores.

Según Serrano, el uso de las tabletas en clase para la lectura en niños menores de 8 años está haciendo que no se trabaje adecuadamente la comprensión lectora. «Esto conlleva falta de pensamiento crítico, de reflexión, así como peor rendimiento o dificultades de aprendizaje».

Pero además, implica que a los niños les guste menos la lectura porque les cuesta esfuerzo y «el esfuerzo en el aprendizaje es clave», insiste.

EFE

FUENTE: LAVANGUARDIA.COM

Jugar, cocinar o excursiones, otras maneras de que aprendan los niños durante el verano sin hacer deberes

Psicólogas, logopedas y asociaciones de padres y madres coinciden en que «hay otras rutinas y maneras de aprender que sirven para reforzar el nivel académico»

Por R.C.G.T

Deberes en verano, ¿sí o no?

Es uno de los dilemas que se plantean las familias en este periodo y enfrenta a los partidarios de no perder el hábito de estudio y a los que creen que es un momento para descansar, aunque hay otras actividades que ayudan a los niños a seguir aprendiendo durante las vacaciones.

Psicólogas, logopedas y asociaciones de padres y madres coinciden en declaraciones a EFE que «hay otras rutinas y maneras de aprender que sirven para reforzar el nivel académico», en palabras de la psicoterapeuta familiar y experta en infancia Mercedes Bermejo.

Poner en práctica

En su opinión, las excursiones, juegos de cartas, visitas a museos o ciudades«pueden ayudar a los niños a poner en práctica lo aprendido durante el curso».

En esta línea, la psicóloga Silvia Álava, coincide en que el juego es una manera de aprender diferente:

«Podemos automatizar procesos de lectura y escritura, con repetición, pero eso no significa que haya que estar horas haciendo deberes».

Al menos media hora

Ambas coinciden en que los días son largos y hay que buscar tiempo para que los niños lean o escriban durante un tiempo establecido, como puede ser media hora.

«Lo recomendable sería que durante el verano los niños pudieran dedicar su tiempo de ocio a aquellas actividades que les gustan y que durante el curso académico les resulta más difícil realizar», explica la logopeda Lidia Arroyo.

Asimismo, Mercedes Bermejo defiende fomentar la elección de los niños sobre estas tareas de lectura para que no sientan que es una obligación: «Son ellos quienes tienen que elegir, porque si obligamos a un niño a hacer deberes, va a perder la motivación».

Aburrirse y no hacer nada es importante

Tras venir de un periodo de exigencia académica, Bermejo considera que aburrirse y no hacer nada es importante y puede fomentar la creatividad de los niños.

«Si la enseñanza se da bien en clase, no deben llevar deberes a casa», es la opinión de la presidenta de la Confederación Española de Padres y Madres de Alumnos (CEAPA), María Capellán.

Con una campaña que sacan durante los periodos vacacionales, En la escuela me falta una asignatura: mi tiempo libre’, desde la CEAPA tienen claro que el objetivo de las vacaciones estivales es poder descansar.

Desde la organización consideran que los niños sufren bastante presión durante todo el año como para también tener que «estar preocupados» de los deberes en verano, lo que consideran que es un «castigo«, según dice María, tanto para los alumnos como para las familias.

A todos nos gusta descansar

Una desconexión necesaria durante los tres meses de verano ya que no lo hacen durante el resto del año: mañana, tarde y noche, fines de semana, vacaciones de Navidad y Semana Santa; siempre tienen tareas que hacer y entienden que «la educación durante todo el día no es de calidad».

Una idea que sostiene la logopeda Arroyo, ya que en la mayoría de los casos que se reúnen las familias, realizan desplazamientos y no disponen del tiempo suficiente para realizar las tareas.

«Si a los adultos nos gusta descansar en verano, ¿a los niños por qué no?», plantea tajante la presidenta de la CEAPA. EFE

FUENTE: tribunasalamanca.com

 “Hemos vendido a nuestros hijos una idea de la felicidad que no es cierta”

La psicóloga Silvia Álava estará en nuestro gran evento del 25 de noviembre y nos hablará sobre los mitos de la felicidad y de cómo podemos enseñar a nuestros hijos a ser felices.

Como ya sabéis, el sábado 25 de noviembre vuelve nuestro evento: Educar es todo, el evento‘, al Teatro Lope de Vega de Madrid con 7 ponencias de 8 grandes expertos, entre ellos, la psicóloga Silvia Álava, que estará junto al psicólogo Rafa Guerrero, y en su ponencia nos hablarán sobre los mitos de la felicidad, de qué cosas hemos creído que harían felices a nuestros hijos que no tienen ninguna evidencia y de lo que la ciencia nos ha demostrado que sí que funciona para incrementar el bienestar emocional y la felicidad en nuestros hijos.

En esta entrevista, la experta Silvia Álava nos ha adelantado multitud de detalles que no dejarán indiferente a ningún asistente.

– Silvia, actualmente, da la impresión de que la sociedad está obsesionada con la felicidad y con ser felices. ¿Es contraproducente este afán por alcanzarla?

– Así es. Vivimos en un mundo en el que nos han vendido una idea de la felicidad que no es cierta, y por ende a nuestros hijos. Estamos confundiendo la emoción de la alegría, que es una emoción agradable, en la que nuestra energía incrementa y que a todos nos encanta sentir, con la felicidad, y la felicidad no es una emoción. La felicidad es un estado donde caben todas las emociones, tanto las agradables como las desagradables. Por tanto, si lo que pretendemos es que para ser felices solamente experimentemos emociones agradables y, a ser posible, de alta intensidad, es una falacia. Vamos a comprar todas las papeletas para ser infelices y, además, para que nuestros hijos también lo sean.

En la vida, las emociones desagradables igualmente forman parte de nuestra existencia, teniendo que lidiar con situaciones que no nos van a gustar y que nos van a provocar tristeza, enfado, frustración… Por lo cual, la felicidad tiene más que ver con entender todas las emociones y con tener las herramientas adecuadas para manejar aquellas situaciones que pueden ser desagradables o que no nos gustan, porque sabemos que nos van a acompañar en nuestra vida.

– Y, ¿qué pasa si realmente no somos felices? ¿Cómo podemos aprender a ser felices para poder así educar hijos felices?

– Muchas veces lo que me encuentro en la consulta son papás y mamás, que no solamente es que no sean felices, sino que tienen bastantes problemas para regular sus emociones. Es decir, cuando sienten emociones desagradables, cuando experimentan, por ejemplo, ansiedad, tristeza, rabia, ira… no son capaces de regularlas. Por tanto, si no saben controlar sus propias emociones, será muy poco probable que sepan cómo gestionar las de sus hijos.

La capacidad de los niños para aprender a regular sus emociones empieza en torno a los tres/cuatro añitos, que es cuando madura lo que se llama la ‘red de control ejecutivo‘, pero antes las tienen que regular sus padres por ellos. A partir de esa edad, empieza una fase que se llama ‘corregulación‘, es decir, cuando los padres tienen que estar al lado de sus hijos acompañándoles y enseñándoles estrategias para que sepan cuándo sienten algo que es desagradable, cuándo están enfadados, tristes, frustrados… Y este proceso no termina de madurar hasta entorno a los 25 años, por lo que esa parte de la corregulación la vamos a tener que hacer durante bastante tiempo.

Entonces, si nos encontramos con un papá o con una mamá que está desregulado y que no tiene estrategias para regular sus emociones, ¿cómo vamos a conseguir que sean capaces de hacerlo con sus hijos? Los niños necesitan tener una figura de referencia a la que copiar. Por eso es muy importante que primero aprendamos nosotros a regular nuestras emociones y seamos capaces de entender lo que sentimos para poder trabajarlo con nuestros hijos.

– ¿Podrías aconsejarnos algunos hábitos que nos ayudan a sentirnos felices?

– Vamos a empezar por lo más básico y por el principio de todo, lo que llamamos “los pilares de nuestro edificio”, que es algo tan básico como, por ejemplo, dormir. Sabemos que, si no dormimos lo suficiente, es un factor de predicción para desarrollar problemas tanto a nivel físico como a nivel de salud mental.

Cuando dormimos, el cerebro se tiene que regenerar porque de todas las conexiones sinápticas que vamos haciendo a lo largo del día, se segregan unas sustancias que son tóxicas para el propio cerebro. Y como este no tiene esa parte del sistema linfático que le vaya limpiando, se tiene que limpiar y autoregenerar él mismo por la noche durante las fases del sueño. Por lo que, si no dormimos lo suficiente, al día siguiente mi cerebro no va a aprender correctamente, no va a ser capaz de concentrarse ni de mantener la atención. Asimismo, estaremos muy irritables y muy irascibles. Esto es lo que ocurre en un cerebro de un adulto. Pero, ¿qué pasa en el de los niños?

En el caso de los niños, la capacidad de aprendizaje es especialmente importante porque están en periodo escolar, entonces, si no están durmiendo lo necesario, muchas veces no son capaces de atender ni de concentrarse porque les faltan horas de sueño. Del mismo modo, están muy irritables y muy irascibles. Por si esto fuera poco, durante esa fase REM, que es la fase del sueño profundo, se segrega la hormona del crecimiento. En definitiva, si tanto los adultos como los niños no estamos durmiendo las horas necesarias, estamos comprando todas las papeletas para desarrollar problemas a nivel de salud física y de salud mental. Así que, lo primero de todo, los niños a su hora correspondiente en la cama para dormir y, por supuesto, evitando las pantallas por la noche, siempre se deben de quedar fuera de las habitaciones.

“Si no dormimos lo suficiente, nuestro cerebro no puede aprender correctamente, no puede ser capaz de concentrarse ni de mantener la atención”, Silvia Álava

En segundo lugar, algo que también es fundamental es la alimentación. Tenemos que comer de manera sana y equilibrada, intentando evitar los azúcares y las comidas procesadas. Lo que no significa que los niños no puedan comer galletas, por supuesto que pueden, pero una o dos, no alimentarse solo a base de galletas.

Otro hábito imprescindible es hacer deporte, ya que nos ayuda en la regulación emocional. Y, por último, también es primordial trabajar la inteligencia emocional, es decir, ser conscientes de cuál es la emoción que estamos sintiendo y aprender a etiquetarla correctamente.

Cuando somos capaces de nombrar y mencionar lo que sentimos, estamos preparados para poder manejarlo. Asimismo, trabajaremos en entender que todas las emociones son buenas porque nos están dando información, nos dicen que nos ocurre algo, pero hay que saber interpretarlo. Tenemos que comprender por qué nos sentimos de una determinada manera, cuál es la causa y la consecuencia de esa emoción, y qué es lo que nos ha hecho actuar de ese modo. Cuando todo esto sepamos hacerlo, ya podremos regular nuestras emociones.

Los primeros que tenemos que poner en práctica estos hábitos somos nosotros, los adultos, porque los niños nos copian, somos su modelo. Y, sobre todo, porque si no sabemos hacerlo nosotros, es especialmente complicado que se lo podamos enseñar a nuestros hijos.

– Todos queremos que nuestros hijos sean felices, pero ¿cómo debemos ofrecerles las herramientas correctas para que lo sean?

– Hay varias cosas que podemos hacer, pero lo primero es ver cómo estamos actuando. No hay ningún estudio ni ninguna evidencia que demuestre que si nuestros hijos tienen más juguetes y más cosas materiales van a ser más felices. Por tanto, comprarles muchas cosas pensando que esto les va a ayudar a ser más felices es un error porque, generalmente, los niños valoran más las cosas que les ha costado conseguir. Así que, tratemos de no comprarles muchas cosas para evitar esa hiperestimulación. Tenemos niños que están continuamente corriendo de una actividad a otra, y apenas tienen tiempo libre. Necesitan aprender a aburrirse y a estar a gusto con ellos mismos porque de esa forma, lo que van a madurar es la función ejecutiva, que es la capacidad de orientarnos a una meta, de saber cuál es nuestro objetivo y de ir organizándonos para conseguirlo. Esto está muy relacionado con la felicidad y con sentirnos bien y a gusto con nosotros mismos.

Además, es importante que les enseñemos a esperar, que las cosas no sean del todo inmediatas, porque, al final, en la vida muchas veces hay que esperar para conseguir lo que queremos.

Otro aspecto fundamental es que evitemos la sobreprotección, el hacerles las cosas para las que están preparados y ellos mismos pueden hacerlas por sí solos. Tenemos que trabajar con ellos mucho más la seguridad personal y la autonomía para que sientan que pueden conseguir sus objetivos.

– Como explicaste durante la presentación de tu libro ‘Queremos que crezcan felices’, la autoestima, la tolerancia a la frustración y el autocontrol son los tres pilares básicos para que un niño crezca adecuadamente y sea feliz. ¿Por qué? ¿Cómo podemos trabajarlo con ellos?

– Ayudamos a nuestros hijos a que tengan una buena autoestima, pero lo que hay que trabajar con ellos antes de esto, es el autoconcepto, que es tener en cuenta cuáles son nuestros puntos fuertes y débiles, saber cómo somos como personas. Una vez que tengamos este conocimiento de nuestros hijos, que va a ser de gran ayuda, podremos trabajar con su autoestima. Esta no se trabaja diciéndoles: “qué bien, lo has hecho genial, eres un campeón…”. Tal vez, con un niño de dos años puede estar bien, pero según van creciendo tienen que ser cosas muchísimo más concretas, tenemos que fijarnos en todo aquello que están haciendo bien y también entendiendo cuáles son las cosas que pueden hacer para mejorar. Siempre teniendo en cuenta que todos tenemos puntos fuertes y débiles, y conociendo ambos.

También es muy importante cuidar el lenguaje que utilizamos con ellos y no ponerles etiquetas, porque si les decimos: “es que eres un vago, es que eres malo, es que eres torpe…”, al final ese niño va a actuar en función de la etiqueta que le hemos puesto. Hemos de decirles aquello que no está correctamente hecho y cómo pueden corregirlo.

Por otra parte, el autocontrol tiene mucho que ver con todo esto que hemos hablado de la autorregulación. Implica pararnos, empezar a conocernos a nosotros mismos y así saber cómo reaccionamos para decidir. “¿Quiero reaccionar de esta forma automática ante esta situación o quiero cambiar y hacerlo de manera distinta?”. En el caso de que queramos cambiarlo, tenemos que plantearnos cómo hacerlo para poder empezar a trabajar en ello.

En cuanto a la frustración, muchos padres malentienden el amor paternal. Dicen: “ay,  mi niño, con lo duro que es el mundo, ya tendrá tiempo para frustrarse…”, e intentan, en la medida de lo posible, evitarles cualquier tipo de emoción desagradable. Sin embargo, lo que conseguimos de esta manera es impedir que adquieran un autocontrol y una tolerancia a la frustración, lo que es completamente necesario porque en la vida, por desgracia, nos van a ocurrir situaciones lo suficientemente complicadas en las que necesitaremos esa capacidad de tolerancia a la frustración. Por lo que, es importante trabajarlo con ellos para que estén preparados.

Educar es todo es el mayor evento de educación de nuestro país. En él, expertos de reconocido prestigio, como la Dra. María Velasco, la psicóloga Diana Jiménez, el psicólogo Marc Masip, el pediatra Carlos González, la psicóloga Silvia Álava, el psicólogo Rafa Guerrero, el neurocientífico Mariano Sigman y el docente Manu Velasco, a través de ponencias de 20 minutos de duración, nos ayudan a reflexionar y resolver esas dudas que nos surgen a la hora de educar a nuestros hijos. ¿Te apuntas? 

Recuerda, el sábado 25 de noviembre en el Teatro Lope de Vega de Madrid, desde las 9:00 hasta las 14.00 (hora peninsular española).

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Hoy seremos nosotros quienes te demos las gracias por confiar en nuestro trabajo. Mañana serán tus hijos quienes te agradezcan haberte formado en tu labor educativa y haber pensado en ell@s.

Carlota Arellano Periodista y marketera + INFO

El aburrimiento – En RTVE

El verano es un tiempo para salir de la rutina, tener nuevas experiencias y descansar… pero tampoco pasa nada si los más pequeños de la casa se aburren en algún momento… El aburrimiento potencia la autonomía y la creatividad.

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Menores con discapacidad en campamentos de verano junto a otros niños

La falta de medios y entornos adaptados y la ausencia de monitores con formación dificulta el acceso a campamentos y actividades extraescolares de los menores con discapacidad

La Ley de Educación y la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad defienden la no discriminación de las personas con discapacidad en el ámbito recreativo

Casi un tercio del alumnado con discapacidad asegura sentirse aislado, rechazado o excluido por sus compañeros

Los niños y niñas con discapacidad tienen dificultades para disfrutar del tiempo libre como el resto de menores. Cada verano se repiten historias de discriminación al negarles el acceso a ciertas actividades extraescolares o a los campamentos de verano organizados en municipios de todo el país. Pero la normativa vigente ampara sus derechos y organizaciones como el Cermi animan a denunciar cualquier desigualdad e injusticia.

En España, hay más de 172.000 menores de 2 a 16 años con alguna discapacidad o limitación, según los últimos datos disponibles del Instituto Nacional de Estadística (INE), que hacen referencia a 2020. La Ley de Educación establece que uno de los principios del sistema educativo español es la equidad, que “garantice la igualdad de oportunidades […] y actúe como elemento compensador de las desigualdades personales, culturales, económicas y sociales, con especial atención a las que se deriven de cualquier tipo de discapacidad”.

Igual acceso con los demás niños y niñas

Además, la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, ratificada por España en diciembre de 2007, establece que los Estados deben adoptar las medidas necesarias para asegurar que los menores con discapacidad tengan “igual acceso con los demás niños y niñas a la participación en actividades lúdicas, recreativas, de esparcimiento y deportivas”.

Sin embargo, esta discriminación existe. Casi un tercio del alumnado con discapacidad (32,7%) asegura sentirse aislado, rechazado o excluido por el resto de compañeros, según recoge el informe del Comité Español de Representantes de Personas con Discapacidad (Cermi) y la Fundación ONCE de 2019.

Frente a posibles casos de desigualdad o discriminación hacia los menores con discapacidad en campamentos de verano y actividades extraescolares, el Cermi recalca que estos pequeños tienen protegido por ley el derecho a participar en “las actividades extraescolares y de ocio y a no ser discriminados por razón de discapacidad”.

Asesoramiento y acompañamiento jurídico

La directora ejecutiva del Cermi, Pilar Villarino, explica en declaraciones a Servimedia que los organizadores no pueden excluir a este tipo de niños y, por eso, anima «a los padres y a las familias a estar vigilantes y a denunciar posibles vulneraciones”. “Que se pongan en contacto con nosotros, con el Cermi, que les ofreceremos asesoramiento y acompañamiento jurídico para defender sus derechos”, apostilla.

El posible aislamiento a los menores con discapacidad puede deberse, por un lado, a la existencia limitaciones en el acceso físico a los espacios en los que se desarrollan estas actividades. “A lo mejor tienen una discapacidad motora y esa actividad o campamento no está preparado, no cuenta con medios como una rampa de acceso”, matiza a Maldita.es la psicóloga infantil Silvia Álava.

Personal preparado

Tampoco se dispone de personal preparado en muchos de los casos. “No siempre se cuenta con monitores y monitoras que estén preparados para atender una determinada discapacidad”, asegura Álava. La clave radica en que las personas encargadas del cuidado de los menores deben conocer la discapacidad pero también la casuística del niño o niña. Según explica la experta, hay que elaborar “un traje a medida” para cada menor.

Esta falta de personal puede afectar a todos los menores que participan en la actividad en cuestión. José Paredes, trabajador social de la Asociación Niños con Amor (Andalucía), explica que “integrar en un campamento de verano a varias personas con discapacidad sin que los monitores tengan formación es complicado y puede repercutir en el resto de compañeros”.

Antecedentes de discriminación

Esta falta de personal es la que impidió que dos niños de Palma de Mallorca fueran a un campamento de verano en 2019, como acostumbraban en años anteriores. Solo pudieron acudir 15 días en vez del mes completo. Entonces, el diario ‘El Mundo’ publicó que un cambio de normativa implantado meses antes obliga a que en las actividades de tiempo libre infantil y juvenil en las que participen personas con discapacidad o necesidades especiales haya personal cualificado.

Si el grado de discapacidad es del 33% al 64% se requiere una persona con titulación adecuada y preparación para cada cinco menores, y si está entre el 65% y el 74% es necesaria la presencia de un profesional por cada tres menores. En aquellos casos en los que la discapacidad supere el 75%, se requiere un profesional para cada menor con discapacidad. Cumplir estos ratios supone un coste para las empresas o los centros que promueven estas actividades, que tienen que limitar el número de plazas destinadas a los menores con discapacidad.

Ambos niños de este caso tenían seis años, pero diferentes circunstancias: autismo y una discapacidad del 35% en un caso y parálisis cerebral y una discapacidad del 90% en el otro caso. Con esta nueva normativa, para que los dos niños pudieran ir al campamento de verano, eran necesarios un mínimo de dos monitores. Pero la organización sólo disponía de uno, por lo que las madres acordaron repartirse los días.

No es el único caso. Otra madre, que contó su experiencia en redes sociales y cuyo testimonio recogió Radio Televisión Española (RTVE), también tuvo que lidiar con la discriminación. En el verano de 2022, en el centro que organizaba el campamento de verano le dijeron que no podían admitir a su hijo pese a que quedaban plazas libres en su franja de edad. “Me dijeron que no había personal para atenderlo y que no iba a disfrutar de las actividades. No me dieron alternativa”, denunció en un tuit.

El coste económico

Los campamentos de verano y actividades extraescolares son, para muchas familias, una herramienta para la conciliación familiar. Pero el elevado coste económico y el reducido número de plazas ofertadas para los menores con discapacidad supone una traba para las familias. “Es complicado conciliar en verano con los niños y niñas sin discapacidad, pero cuando hablamos de menores con discapacidad se complica mucho más porque es difícil encontrar un campamento o una actividad en la que realmente puedan participar por la falta de medios, recursos y formación”, subraya Silvia Álava.

Pero no únicamente la conciliación durante las vacaciones. Los núcleos familiares con personas con discapacidad pueden presentar dificultades en situaciones tan cotidianas como ir al cine. José Paredes comenta que, entre los servicios de su asociación, se encuentra el cuidado de personas con discapacidad por horas. “Eso conlleva un coste económico y no todo el mundo puede permitírselo”, reconoce.

Perjuicio directo en el menor

Más allá del impacto en el bolsillo de las familias y las posibilidades de conciliación, estos casos de discriminación pueden suponer un perjuicio directo en el menor. “Puede tener un impacto muy fuerte en su estabilidad y bienestar emocional, acarreando una serie de emociones muy desagradables como sensación de desprecio o rechazo”, asegura la psicóloga infantil Silvia Álava. Estas situaciones pueden afectar a su estado de ánimo y, según explica la experta, generar problemas relacionados con ansiedad y depresión porque pueden sentir que no forman parte del grupo y que hay muchas actividades que no están pensadas para él.

También puede tener efectos negativos en la seguridad y autoestima del menor. “Es muy complicado para un niño entender que no puede ir porque [las actividades] no están preparadas para que vaya. Puede pensar que él está mal o es defectuoso”, asegura la psicóloga infantil.

Oportunidad de desarrollase

En definitiva, esta discriminación les arrebata la oportunidad de desarrollase de forma íntegra y plena con sus iguales. “No solo con los niños y niñas que puedan tener una discapacidad como ellos, sino también con menores que no la tienen”. Por ello, la experta indica que sería recomendable trabajar la inclusión de los menores con discapacidad desde la integración. “Les vendría muy bien, no solo a los niños y niñas con discapacidad, sino directamente a todos para que puedan ser mucho más empáticos y respetuosos”, asegura.

(SERVIMEDIA | MALDITA.es)22-JUN-2023 10:33 (GMT +2)PAI/

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FUENTE: lavanguardia.com

Deberes en verano, ¿sí o no? Hablan los expertos

Hay madres y padres que opinan que no, que sus hijos deben tener tiempo para divertirse y aburrirse. Otros, en cambio, piensan que sí, que el verano es una buena oportunidad para recuperar lo perdido o afianzar lo aprendido.

Por María Dotor

Cada curso que finaliza se repite el mismo debate: deberes para el verano, ¿sí o no?

Si preguntásemos a diferentes madres/padres, habría disparidad de opiniones. Algunos dirían que sí, que dos meses y medio de vacaciones son muchos. Otros, en cambio, pensarán que no, que el verano es un periodo para desconectar y descansar.

Lo cierto es que el artículo 31 de la Convención sobre los Derechos del Niño reconoce “el derecho del niño al descanso y el esparcimiento, al juego y a las actividades recreativas propias de su edad y a participar libremente en la vida cultural y en las artes”. 

Este artículo 31, a menudo no se respeta durante el curso escolar. La realidad es que las agendas de nuestros hijos están cada vez más cargadas de actividades dirigidas y, en consecuencia, ellos cada vez tienen menos tiempo libre para jugar o elegir en qué emplearlo.

«Vivimos en una sociedad de consumo, de hacer y no parar, lo que nos lleva a sentirnos mal si no estamos haciendo cosas las 24 horas del día los 7 días de la semana. Y este estrés se lo trasladamos a los niños. Cayendo en la tentación de pensar que nuestros hijos no deben estar tanto tiempo sin hacer nada, pero que no hagan deberes no quiere decir que no hagan nada», nos dice la psicóloga Begoña Ibarrola.

«Que los niños no hagan deberes no quiere decir que no hagan nada»

Begoña Ibarrola – Psicóloga

Entonces, en verano: ¿deberes sí o no? ¿Qué dicen los expertos?

¿Qué opinan los expertos de los deberes en verano?

Para conseguir responder a la pregunta de cada verano, hemos hablado con tres expertos: los psicólogos Rafa Guerrero y Silvia Álava y el docente elegido Mejor docente de primaria de España en los premios Abanca 2021 Francesc Nogales.

Ante la pregunta de: Deberes en verano, ¿sí o no?, el psicólogo Rafa Guerrero lo dejaba claro: «No, no soy partidario. Los niños tienen todo el derecho del mundo, después de un curso académico muy exigente, a descansar. Pero no solo el derecho, sino la necesidad».

«No soy partidario de los deberes en verano. Los niños tienen todo el derecho del mundo, después de un curso académico muy exigente, a descansar. Pero no solo el derecho, sino la necesidad».

Rafa Guerrero – Psicólogo

Aunque todos los padres tenemos clarísimo que nuestros hijos merecen descansar, a menudo nos surgen miedos: ¿si no abre un libro en dos meses se le olvidará lo aprendido? ¿estará perdiendo un tiempo maravilloso en el que podría estar aprendiendo cosas? ¿Perderán el hábito de estudio?

«En verano también aprendemos, pero de forma totalmente diferente. Podemos trabajar toda esa serie de procesos que se aprenden en el colegio (razonamiento lógico, atención, concentración, lectoescrituta…), pero en lugar de hacerlo a través de cuadernillos o fichas de deberes, lo podemos hacer a través del juego», asegura Álava.

«En verano también aprendemos, pero de forma totalmente diferente. En vez de con cuadernillo, a través de actividades lúdicas»

Silvia Álava – Psicóloga

Algo similar opina Nogales: «Soy partidario de que los niños sigan aprendiendo, pero con actividades no académicas. Más que deberes, llamaría a estas actividades placeres. Algo así como ver una puesta de sol, ir a un museo, al zoo, hacer una ruta por la montaña, mirar las constelaciones por la noche, mandar una carta a un amigo…».

«En verano vamos a buscar curiosidades, o investigar sobre cosas que les susciten interés porque estén relacionadas con el día a día. Por ejemplo, si vamos a la playa y hemos visto un caballito de mar, luego podemos investigar sobre esto. O con niños más pequeños, podemos trabajar la psicomotricidad escribiendo nombres en la arena de la playa», apunta Guerrero.

Nogales también cree que, a menudo, los que más interés tenemos en que los niños hagan deberes somos los padres: «El motivo es que nos viene bien que los niños sigan teniendo rutinas establecidas. Pero no porque el niño necesite reforzar conocimientos, sino por nuestra dificultad de conciliar«.

¿Sin deberes les costará más volver a la rutina?

Otro de los motivos por el cual algunos padres queremos que nuestros hijos hagan deberes es que pensamos que de no hacerlos, desconectarán tanto de la actividad académica que en septiembre les resultará muy difícil volver a la rutina.

«Personalmente, a mí también me cuesta más volver a la rutina después de las vacaciones. Es decir, esto nos pasa a todos, no solo a los niños. Pero es que es necesario romper con la rutina, hacer cosas totalmente distintas a las que hacemos durante el año», nos cuenta Guerrero.

Y Nogales nos hace una comparación para que reflexionemos: «¿Os imagináis que nuestro jefe nos dijera que nos llevemos trabajo en vacaciones porque de no hacerlo a la vuelta se nos habrá olvidado hacerlo o nos costará más volver a la rutina? Nadie vería esto normal, pues lo mismo pasa con los niños. Necesitan parar, desconectar, olvidarse de las obligaciones».

¿Hay excepciones?

¿Deberes no? ¿Tampoco con niños que han suspendido o que necesitan reforzar porque han aprobado muy justos?

«No soy partidario de que los niños que van flojos aprendan las cosas por imposición y fuera del aula, es decir, si un alumno termina el curso cogido con pinzas, no me parece bien que tenga que ponerse al día haciendo cuadernillos. El aprendizaje debe generarse dentro del aula».

Si un alumno termina el curso cogido con pinzas, no me parece bien que tenga que ponerse al día haciendo cuadernillos. El aprendizaje debe generarse dentro del aula».

Francesc Nogales – Docente

Además, apunta Guerrero: «Los que van «flojitos» en clase porque les cuesta más, seguramente han hecho un esfuerzo más grande que los que han sacado muy buenas notas. Todos merecen descansar, hayan sacado sobresalientes, notables o vayan justos».

Álava sigue insistiendo en el juego como herramienta educativa: «Si tiene dificultades específicas en un área, por ejemplo, cálculo matemático, podemos trabajarlo, pero de una forma diferente a cómo se hace en el colegio. El juego tiene un potencial impresionante de aprendizaje. En verano es una oportunidad maravillosa para utilizarlo. ¿Y si nos acompaña a la compra y va sumando los precios de lo que echamos al carro? Hay muchas formas de hacer cálculo más entretenidas que a través de un cuadernillo».

Amaya de Miguel, fundadora de ‘Relájate y educa’, nos lanza a través de sus redes sociales un reto: «Si los deberes en tu colegio son optativos, sé valiente y deja que tus hijos no los hagan». ¿Qué opinas? ¿Aceptas el reto?

FUENTE: elperiodicodearagon.com

¿Padres helicóptero, guardaespaldas o bocadillo? Descubra qué tipo eres

Sobreproteger a los hijos puede causarles problemas como poca autonomía o generarles más miedos.

El exceso de protección provoca niños con más miedos, poca autonomía y baja tolerancia.

Los padres que se enfocan en exceso en sus hijos, que toman demasiada responsabilidad en las experiencias, éxitos y fracasos de sus hijos. Se caracterizan porque quieren estar en todo y llegan a los excesos como sobreprotección, exceso de control y exceso de búsqueda de la perfección.

Y ese exceso de protección está provocando una generación de niños y niñas con más miedos que nunca, poca autonomía y baja tolerancia a la frustración.

Con las psicólogas Eva Millet y Silvia Álava 
le damos una mirada al tema y a la clasificación de este tipo de padres que deben reflexionar sobre su papel el la formación y futuro de sus hijos.
Modelos

Eva Millet, autora del libro “Hiperpaternidad” (Plataforma Actual) analiza el fenómeno de la mano de varios especialistas y describe, con dosis de humor, los distintos modelos, que a ninguno nos son ajenos:

Los niños sobreprotegidos son inseguros, con baja autoestima, menos competencias y con dificultades para desenvolverse en la vida.

Considera la autora, que también es madre, que el fenómeno que va en aumento, lleva aparejado además un exceso de actividades.

“Es una tendencia que está en la atmósfera y que esta aupada por una sociedad de consumo: Hay una oferta brutal para hacer de tu hijo un hiperniño mediante extraescolares de todo tipo, viajes y experiencias que se supone tienen que vivir aquí y ahora y no queda más remedio”.

En las universidades, asegura, también se está notando el fenómeno. Cada vez llegan niños más hiperprotegidos , y con los padres detrás solucionándoles los problemas: “Esto es fatal porque se traduce en jóvenes más inseguros y menos autónomos”.

“A los niños además hay que saber decirles que NO y hay que ponerles límites, según aconsejan todos los expertos”.

Vulnerables al acoso

A los niños hay que saber decirles que NO y hay que ponerles límites, según aconsejan todos los expertos”.

La psicóloga Silvia Álava considera que este estilo educativo se debe muchas veces a un sentimiento de amor malentendido, y a un no querer que el hijo sufra, que lo pase mal.

“Y ya hay muchos estudios que están señalando que este tipo de crianza correlaciona con niños menos autónomos, más inseguros, con baja autoestima, menos competencias y con dificultades para desenvolverse en la vida porque les faltan las estrategias”.

“Y también hay muchos estudios que señalan que es más probable que sean victimas de acoso”.

En las consultas lo que vemos los psicólogos, destaca Álava, es que son niños que a priori no tenían por qué haber desarrollado ningún problema y este ha sido inducido por el estilo de educación inculcado por los padres.

Se trata, apunta, de una formas de educar que se ve en prácticamente todas las clases sociales y por igual y tanto en padres como en madres, porque no está vinculado al rol de género.

El consejo de las expertas es: «relájense y disfruten de ser padres y madres».

En su libro, Eva Millet, periodista especilizada en temas de educación, incluye un cuestionario para que el lector o lectora determine cuál es su grado de hiperpaternidad y propone vías alternativas de educación como la que denomina “sana desatención”.

Que no es otra cosa que una paternidad/maternidad más relajada, sin mil planes por delante, para que los hijos jueguen, se aburran, prueben, se equivoquen y adquieran responsabilidades y autonomía.

Vea también: Llegaron las vacaciones y… ¿ahora qué hago con mis hijos?

Invita por último a los padres y madres a perder también el miedo, a equivocarse, a decirles no , “a que se traumaticen por no atender sus deseos de inmediato, incluso a no tener esos hijos rayanos en la perfección que la sociedad demanda”.

En definitiva, relájense y disfruten de ser padres y madres. Nadie ha dicho que es una ciencia exacta”, concluye Millet.

¿Es usted un hiperpadre?

1. ¿Tenía ya un plan trazado para las vidas de sus hijos antes de que nacieran?

3. ¿Encuentra la maternidad/paternidad más agotadora de lo que imaginaba?

4. ¿Su agenda familiar la marcan las actividades de sus hijos?

5. ¿Nota que en el día a día no llegan a todo, ni usted ni sus hijos?

6. ¿Sus hijos menores de doce años tienen más de tres tardes ocupadas en la semana?

7. ¿Les saca fotos con frecuencia y las cuelga en las redes sociales?

8. ¿Sus hijos necesitan que usted esté con ellos para dormirse?

9. ¿Sufren miedos habitualmente?

11. ¿Los ayuda con sus deberes (o se los hace) por sistema?

13. Con frecuencia, ¿habla en plural cuando se refiere a sus hijos?

14. ¿Ha excusado alguna vez a su hijo diciendo: “Es que tiene una baja tolerancia a la frustración”?

17. ¿Sus hijos tienen profesor de refuerzo, aunque no lo necesiten?

19. ¿Discrepa a menudo con los maestros o entrenadores de sus hijos?

10. ¿Al recogerlos en el colegio, carga automáticamente con su mochila?

15. ¿Compara lo que hacen los hijos de los otros con lo que hacen los suyos?

23. ¿Sus hijos comen de todo?

24. Como familia, ¿tienen algunas tardes libres, sin nada planificado?

25. ¿Acepta con deportividad que el equipo de sus hijos pierda?

26. ¿Sus hijos son capaces de distraerse solos, sin supervisión adulta?

27. ¿Sus hijos de más de doce años saben hacerse solos la comida?

28. ¿Acepta que tomen una decisión por sí solos, aunque no la crea adecuada?

29. ¿Su hijo adolescente se despierta por sí solo por las mañanas?

30. ¿Les dice NO a sus hijos como mínimo una vez al día? 

Puntuación:

Del l al 20, por cada Si, l punto.

Del 21 al 30, por cada NO, 1 punto.

Resultados:

  • Entre 0 y 5 puntos: usted no es ni un hiperpadre ni una hipermadre; seguro que lo critican.
  • Entre 5 y 10 puntos: en sintonía con los tiempos, usted practica la hiperpaternidad de tanto en tanto.
  • Entre 11 y 20 puntos: es usted un hiperpadre o hipermadre «moderado» pero con peligro de convertirse en uno a tiempo completo (en especial, si contestó Sí a las preguntas 1, 4, 11,14 y 19)
  • Más de 20 puntos: es hora de que empiece a dejar un poco en paz a sus hijos…

Fuente del test:

Hiperpaternidad Millet, E. (2016), Barcelona, España.

Fuente del artículo: eltiempo.com

7 consejos para viajar con adolescentes. ¿Vacaciones o pesadilla?

Por Miriam Mascareñas

Te mueres por organizar tus vacaciones (ya te ves disfrutando de unos días de playa, ese destino internacional que llevas años persiguiendo o la desconexión en la montaña) y al mismo tiempo temes planificarlas porque ya imaginas las caras de desaprobación de tus hijos adolescentes. Y es que aunque llevabas años esperando disfrutar de un viaje familiar sin cargar con palas, cunas u estrictos horarios infantiles, temes que ellos te hagan haber preferido quedarte en casa. Silvia Álava, psicóloga del Centro de Psicología Álava Reyes y autora del libro Queremos que crezcan felices, nos da las claves para disfrutar de las vacaciones en familia y que estas no se conviertan en una pesadilla.

PLANIFICA EL VIAJE EN FAMILIA

A la hora de planear tus vacaciones siempre has de contar con la etapa vital en la que te encuentras: si tienes bebés, elegirás, por ejemplo, hoteles o apartamentos cerca de la playa, de fácil acceso, que te permitan no cargar durante mucho tiempo con todos los accesorios para jugar en la arena, biberones… Además, también debes tener en cuenta las necesidades familiares, el presupuesto, la cantidad de horas que quieres emplear en desplazamientos… ¡Y la opinión de tus hijos! «No se trata de dejarse que decidan o impongan sus deseos, sino de hacerles partícipes de la elección y la planificación de forma que sientan que su opinión cuenta«, recomienda Silvia Álava.

«Puede que tus hijos adolescentes te planteen la posibilidad de quedarse en casa solo. Personalmente, recomiendo no ceder ante esta idea a no ser que haya causas de fuerza mayor y siempre que puedan quedarse a cargo de un adulto responsable«, añade la psicóloga.

ESTABLECE NORMAS ANTES DE SALIR DE CASA

Si no quieres discutir o entrar en negociaciones durante las vacaciones, antes de viajar pacta unas normas con tus hijos. «Querrán salir hasta tarde porque todos sus amigos lo hacen, te pedirán cambiar los planes en el último momento, te chantajearán con malas caras… Si no quieres que ciertos comportamientos o discusiones arruinen el viaje, todo debe quedar claro y pactado antes de poner rumbo al destino«, recomienda Silvia Álava.

Así que, con una pizza entre manos, disponte a negociar: la hora a la que deben llegar a casa, el tiempo que deben dedicarle al estudio si es que han suspendido alguna asignatura, las actividades que se harán el familia, cuándo pueden usar el ordenador o el móvil, el tiempo del que dispondrán para estar con amigos… «Y déjales muy claro que las malas caras no serán recompensadas ni una herramienta válida para salirse con la suya«.

NO TE DEJES INTIMIDAR POR MALAS CARAS

Porque la mayoría de las ocasiones los padres se amedrentan frente a gestos de disgusto, respuestas cortantes, caras de aburrimiento… La psicóloga Silvia Álava, del Centro de Psicología Álava Reyes, afirma: «Hay que recompensar las buenas formas y no este tipo de actitudes pues en ese caso recurrirán a ellas a menudo como chantaje, ¡y no solo durante las vacaciones, sino siempre!«.

LA UNIÓN HACE LA FUERZA

Los padres deben estar alineados en cuanto a normas se refiere. Así que si quieres evitar los tradicionales «mamá me dijo que podía…» o «papá me deja salir hasta más tarde…«, por ejemplo, tendréis que tomar decisiones conjuntas y manteneros firmes en ella o tus hijos adolescente desarrollarán una estrategia en base a vuestras discordancias.

SOIS SUS PADRES, NO SUS MONITORES DE TIEMPO LIBRE

«Muchos padres tienen miedo de que sus hijos se aburran y ante el más mínimo gesto se agobian y ofrecen a sus hijos actividades alternativas para paliar este estado«, asegura Silvia Álava. «Pero los niños y los adolescentes deben aprender desde pequeños a gestionar su tiempo (de estudio, libre, de actividades en familia…) así que es importante que se les dé esa libertad para que desarrollen esa capacidad, busquen sus propios estímulos y tolerar sus frustraciones. «

SIEMPRE EN POSITIVO

Véndeles el destino, los planes, las excursiones… siempre en positivo. (Y cuenta de antemano con sus quejas). «Pocas veces un adolescente te reconocerá que se lo está pasando bien«.

También debes contagiarles este espíritu y recórdarles que solo se atenderán sus sugerencias cuando estas se hagan de buenas formas y no con quejas o pataletas.

APROVECHA PARA MEJORAR UNA RELACIÓN TENSA

Si la relación con tus hijos está en un tira y afloja o es tensa, los expertos recomiendan aprovechar las vacaciones para llevarla de nuevo a buen cauce. «Muchas veces los padres proyectan su miedo a unas vacaciones complicadas y así ocurre. Por eso, hay que dejar los problemas apartados, en casa«, cuenta la psicóloga Silvia Álava..

LOS DESTINOS DE VACACIONES PREFERIDOS POR LOS ADOLESCENTES

«No hay una guía tipo», sentencia Silvia Álava y añade, «depende de las características e intereses de nuestros hijos y de las familias. Los más deportistas preferirán viajes de montaña, los jóvenes más sociales las ciudades o los pueblos donde puedan compartir tiempo libre con gente de su edad, los más tranquilos disfrutarán con planes relax en la playa, los cinéfilos preferirán viajes culturetas…»

FUENTE: telva.com

¿Cómo educar en la nueva era de las tecnologías? En el programa «La Gran Pregunta»

La escuela se está transformando en un entorno que busca el fomento de las habilidades y las competencias de los alumnos y donde la tecnología va cobrando un papel cada vez más importante para el desarrollo. Sin embargo el déficit de atención y las adicciones a esas nuevas tecnologías se están convirtiendo en un problema de primer orden.

Un 80% de los niños entre 8 y 16 pasaron una media de 5 horas delante de las pantallas durante el fin de semana. ¿Cómo influye la tecnología en el aprendizaje?

¿Nos convertimos en enamorados de la irrelevancia? ¿Hemos perdido el don de las búsquedas de información en internet y en las redes sociales?

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Herramientas para mejorar la salud emocional en la familia. Nuevo taller con Alejandro Schujman

Aprovechando la visita de Alejandro Schujman a España hemos creado este taller donde a lo largo de 120 minutos construiremos una «caja de herramientas» para favorecer la salud emocional dentro de la familia.

 Hablaremos sobre:

  • Comunicación efectiva con nuestros hijos y pareja.
  • El difícil arte de poner límites.
  • En qué tiempo nos toca ser padres y madres

En definitiva, te llevarás toda una colección de consejos prácticos para crear una relación saludable en el ámbito familiar.

¿Cuándo?

Martes, 16 May 2023 de 19:00 a 21:00 h hora Española

¿Dónde?

Asiste de manera presencial con un aforo exclusivo de 25 personas y llevándote de regalo el libro «6 cuentos para educar en disciplina positiva«:

FUNDACIÓN FUDEPI en Madrid, CALLE DE ORURO 6 Ver en el mapa 

Asiste de manera online desde cualquier parte del mundo: