Entradas

Las rabietas de los padres

Siempre se habla de cómo manejar las rabietas de los hijos, pero antes de ayudarlos, es crucial regular nuestras propias emociones.

Por ello, queremos compartir con vosotros algunas recomendaciones para entender y gestionar nuestros propios enfados, y así comprender mejor las emociones de nuestros hijos y ayudarlos desde esa perspectiva.

¿Qué pensáis? ¿Os sentís reflejados? ¿Cómo manejáis vuestras rabietas? Estaremos atentos a vuestros comentarios. 

#crianza #educación #psicología #hijos #psicóloga #actitudes #silviaalava #rabietas #emociones #recomendaciones

¿Cómo sobrevivir a los terribles 2 de tu hijo sin perder los nervios?

Es posible afrontar las rabietas desde el respeto y evitar que tus hijos se contagien, aunque aún no hayan cumplido todavía los 4 años.

ROCÍO NAVARRO MACÍAS

Si hay algo que define dos años, también conocidos como los terribles 2, son las rabietas. La etapa comprendida entre los 24 y los 36 meses se caracteriza por episodios recurrentes de enfado, llantos y gritos. Un periodo que puede ser todavía más desafiante si entra en la ecuación un segundo hijo que aún no ha cumplido los cuatro años. 

Aunque estos capítulos pueden hacer perder los nervios hasta a los padres de espíritu zen, forman parte del desarrollo evolutivo normal de los niños. Manejar la reactividad personal y ayudar a los pequeños a salir de estos momentos de forma digna son aspectos clave para evitar que las pataletas se contagien.

“Las mal llamadas “rabietas” no son demostraciones de poder, sino expresiones emocionales completamente naturales y normales, fruto del desarrollo emocional de una persona”, comparte Tania García, educadora sociofamiliar y autora del libro sobre autoestima infantil Quiérete mucho (Vergara, 2022). Tomando una perspectiva amplia de la situación, se trata de un gran cambio para los pequeños que comienzan a ser conscientes de que son seres independientes.

“En torno a los dos años hay un momento evolutivo que es muy bonito para los niños, van desarrollando la conciencia de que son personas, que importan y pueden expresar su opinión… Como no saben regularse, la forma de sublebarse y reivindicar su sitio es la rabieta”, explica Silvia Álava, psicóloga clínica y de la salud y autora de El Arte de Educar Jugando (J de J editores, 2021).

El porqué de las rabietas

Cuando se siente frustrado, cansado, triste, con miedo, enfado… no tiene otro mecanismo

Cuando los niños comienzan a sentirse independientes, también se topan con la realidad de que no todos sus deseos pueden cumplirse y, entonces, se desata la tormenta. “Lo habitual es que en torno a los dos años todos los niños tengan rabietas. A los 3 ó 4 años empieza a madurar dentro del cerebro lo que se llama la red de control ejecutivo o, en otras palabras, la capacidad de regulación emocional. Antes de ese momento, cuando un niño entra en una fase de rabieta no sabe salir, es materialmente imposible”, comenta Álava.

Por ello necesitan a sus padres para superar estos capítulos. “El cerebro de una niña o un niño es puramente emoción y como tal, cuando se siente frustrado, cansado, triste, con miedo, enfado… no tiene otro mecanismo que gritar, patalear, llorar…”, analiza García.Lee también

Este tipo de situaciones se tornan más problemáticas cuando los adultos malinterpretan los hechos o la propia rabieta merma sus recursos y paciencia. Ser consciente de que los niños no entran en ellas por molestar, ni fastidiar es fundamental para que los padres las resuelvan de forma adecuada. 

“Si las personas adultas estigmatizamos esas expresiones viéndolas como algo perjudicial o una lucha de poder, tan solo conseguiremos aportar una educación emocional nula, sin permitir que los niños vivan sus propios sentimientos”, continúa la educadora.

¿Y si hay dos pequeños?

Cuando las rabietas de los menores acaparan la atención los más mayores las replicarán

Los hermanos mayores suelen ser modelos para los más pequeños, pero cuando las rabietas de los menores acaparan la atención de los padres, los más mayores pueden replicarlas para reclamar el interés de sus padres. Lee también

“Cuando tenemos varios hijos es interesante que reciban siempre más atención en positivo que en negativo. Es decir, que los progenitores no se centren en el enfado y eviten así que la rabieta tenga esa ganancia secundaria de dejarlo todo para intervenir”, recomienda Álava. Además de actuar con calma y conocimiento, es importante tratar a los hijos de forma individualizada. “Cada hijo necesita que pasemos aunque sean unos minutos a solas, aportándoles el acompañamiento emocional personalizado que necesitan de sus padres”, aconseja García.

¿Cómo manejar las rabietas?

Si tu nivel de tolerancia comienza a flaquear, abandona el conflicto unos minutos

Cuando las rabietas se cuentan por varias al día, durante semanas o meses, es normal que a los adultos les sobrepase la situación. La razón se encuentra en el umbral de tolerancia a la frustración. “Son varios los motivos que pueden hacer que un adulto pierda los nervios. Primero, porque son situaciones desagradables y, segundo, porque como adulto mantienes una planificación del día y 15 minutos de rabieta pueden romperla. En otras palabras: ‘Me frustro porque las cosas no salen yo creía que tenían que salir”, explica la psicóloga. Lee también

Para elevar este umbral es importante practicar el apego seguro, lo que implica nombrar la emoción y pedir ayuda. “Parar, analizar el motivo de la reacción e identificar la emoción que sentíamos en ese momento ayuda a explicar la reacción, pero no desde la culpa. Nos hace ver de forma lógica que existe una causa y una consecuencia. Esto aporta opciones para no volver a cometer el error o, al menos, intentar evitarlo”, indica Álava.

Si el adulto siente que su nivel de tolerancia comienza a flaquear, puede ser de ayuda abandonar el conflicto durante unos minutos para evitar ponerse al nivel de los pequeños. Esta herramienta debe abordarse no como un castigo, sino como una búsqueda de calma. La experta aconseja utilizar frases como: Cuando me gritas o me pegas no me gusta, me haces daño y me tengo que ir un momento. “Si te quedas dentro, lo más probable es que te enciendas a nivel emocional y acabes con un grito y de la peor forma. Es importante respirar y volver con otra actitud para ofrecerles una salida digna”, concluye Álava.

FUENTE: lavanguardia.com

«¿Pero qué te pasa?». El error de preguntar en plena rabieta

Por Laura Peraita

Muchos padres esperan una explicación cuando deberían ser ellos los que aclaren a sus pequeños la razón por la que están actuando así

Silvia Álavadoctora en Psicología y autora de «Queremos Hijos Felices. Lo que nunca nos enseñaron», considera que es habitual que los padres se preocupen por las necesidades fisiológicas de sus hijos, pero no tanto de las emocionales. «Es verdad que lo primero de todo es que estén bien atendidos en su alimentación, pero la pandemia ha dejado patente que la salud mental en la infancia también es muy importante». Y lo es, según explica, porque todo lo que ocurre en la primera etapa de la vida determina el desarrollo del niño y su forma de ser en la vida adulta, en sus relaciones de pareja, con sus futuros hijos, el entorno…

«La cuestión es que las necesidades emocionales de los niños no están cubiertas. No tiene capacidad de manejarlas y necesitan que un adulto de referencia (ya sea padres o docentes) les atienda en para entender qué les pasa en ciertos momentos cuando están enfadados, tristes…, y así poder actuar en consecuencia con una respuesta adecuada».

Esperar

Sin embargo, lo habitual es que, por ejemplo, cuando un niño tiene una rabieta, los padres le pregunten «¿qué te pasa?», cuando, en realidad deberían ser los padres los que le explicaran al pequeño lo que le ocurre para que pueda entenderlo. «En este caso, es mejor esperar a que la rabieta haya pasado para que los adultos expliquen al menor las razones de su sentimiento de rabia para que sepan qué es, porqué se siente así y qué pueden hacer para gestionarla con el objetivo de que la próxima vez, ante una situación parecida, no esté desconcertado, no sufra y sepa salir airoso. El problema, no obstante —matiza esta experta— es que en muchas ocasiones, son los padres los que no tienen herramientas para saber argumentar a sus hijos lo que les ha ocurrido».

Calmar la situación

Si es así, Álava recomienda que en pleno enfado se intente pensar en otra cosa para calmar la situación. También aconseja respirar y relajarse y no reprochar nada en el momento. Una vez que hay una vuelta a la tranquilidad, lo mejor es reflexionar juntos qué ha pasado y los motivos que han llevado al pequeño a reaccionar de esa manera tan desmesurada. Para los que tengan dudas sobre cómo manejar estas emociones con los hijos, esta psicóloga les invita a que lean libros sobre tema siempre que tengan evidencia científica, «y que no se dejen llevar por lo que le ha ido bien a una vecina. También pueden acudir a profesionales de la salud mental para aclarar sus ideas y conocer los pasos a seguir. No hay duda de que la pandemia nos ha ayudado a que los padres sean conscientes de las necesidades emocionales de sus hijos y a darse cuenta de su fragilidad y vulnerabilidad. Es un primer paso para tomarse en serio este asunto que tanto influirá en su bienestar emocional futuro».

FUENTE: Diario ABC

#Vídeo ¡Llega una rabieta! ¿Y ahora qué hacemos?

Esta es una duda que nos preguntan muy frecuentemente en consulta. ¿Qué hacemos ante una rabieta de nuestra hija o hijo?

La respuesta: «depende»… porque nuestra actuación no será la misma si es un niño de dos años, de cuatro o de seis. También dependerá de las circunstancias y del tipo de rabieta que sea.

Pasos para seguir en la gestión de las rabietas:

  1. Antes de tomar cualquier decisión, observa detenidamente. Pero no solo lo que hace o deja de hacer tu hijo, sino lo que tú y el resto del entorno hacéis.
  2. Muchas veces la respuesta la vamos a encontrar en lo que nosotros hacemos, no tanto en lo que hace o dice nuestro hijo.
  3. ¿Qué edad tiene?      
    • Hasta los 3-4 años los niños utilizan los que se llama la red de control atencional, es decir, van guiando su conducta y sus actuaciones por los estímulos novedosos que se presentan, y todavía no tienen desarrollada la capacidad de autocontrol.
    • A partir de los 4 años se empieza a desarrollar la red de control ejecutivo, el niño empieza a ser capaz de autocontrolar su conducta. No obstante, el proceso es muy rudimentario y todavía necesitará nuestra ayuda para salir de la rabieta
    • Si tu hijo tiene menos de cuatro años, prueba a calmarle, a distraerle, pero sin dejar de mencionar lo que ha ocurrido y explicándole a posteriori la emoción que ha sentido.
    • Si tiene más de cuatro años ya podemos empezar a pedirle que se intente controlar. Sin embargo, en muchas ocasiones todavía no sabrá salir de su enfado y puede que necesite nuestra ayuda.
  4. ¿Por qué ha ocurrido la rabieta?
    • ¿Se trata de una llamada de atención o por el contrario es porque el niño no sabe resolver algo y necesita nuestra ayuda?

Un ejemplo:

La mamá de Ana, que tiene 5 años, me contaba que Ana en cuanto algo no salía como ella quería o tenía que esforzarse o pedir algo, en lugar de pedir ayuda o decirlo con un tono de voz normal se dedicaba a lloriquear con el objetivo de que se lo hiciesen. Por eso, una las pautas que pusimos fue explicarle a Ana que con el lloriqueo no la entendían y que tenía que decirlo sin llorar.

¿Cuál fue la respuesta de Ana? Al principio lloriqueaba y gimoteaba más alto, y sus padres le decían Ana, así no te entiendo. En cuanto lo repetía con un tono de voz normal, entonces Ana recibía toda la atención y la ayuda.

La estrategia funcionaba muy bien. Sin embargo, un día a Ana se le cayó un helado recién comprado y se echo a llorar. La estrategia no funcionó ¿porqué? Por que en este caso Ana no lloriqueaba como estrategia de llamada de atención o de bajo control de la frustración, lloraba por su helado y porque no tenía estrategias para solventarlo. En este caso, tendremos que consolar a Ana y si fuese necesario incluso se podría valorar comprar otro helado.

No es lo mismo llorar que lloriquear. Nunca le diremos a un niño NO llores, porque detrás puede haber una emoción que el niño necesita que le ayudemos a gestionar.

5. ¿Qué hacemos después?

Cuidado porque sin queremos muchas veces con nuestra actuación reforzamos conductas inapropiadas en lugar de las que queremos instaurar. Recordar que los niños siempre tienen que tener más atención en positivo que en negativo.

Lo que hay que hacer y lo que NO hay que hacer en caso de rabietas infantiles. Colaboración con Papás e Hijos

Duda de un lector a Silvia Álava, psicóloga Directora del Área Infantil del Centro de Psicología Álava Reyes. Además de la autora del libro: “Queremos Hijos Felices. Lo que nunca nos enseñaron”.

Hola Doctora, le escribo para hacer una consulta.

Tengo un niño de 2 años de edad, desde hace una semana se esta despertando en la noche y comienza a hacer rabietas, comienza a llorar y llorar, tira la cabeza hacia atrás, tira patadas, le hemos pegado pero creo que eso no es la manera correcta.

Algunas veces este cuadro también lo hace en el día.

Que puedo hacer, como puedo actuar.

De que forma le puedo ayudar.

Le agradezco su repuesta.

Saludos

Atentamente

Julio

rabietas-infantiles-que-hacer

En estos casos lo primero que tenemos que hacer es valorar exactamente que es lo que puede estar ocurriendo. ¿A qué hora sucede esto? ¿el niño se llega a despertar? En torno a los dos años suelen ser habitual que los niños tengan terrores nocturnos. En estos casos a pesar de que el niño puede llorar, gritar o incorporarse, sigue dormido y cuesta despertarle. En estos casos el niño no recordará lo que ha soñado y suelen producirse en la primera mitad de la noche. Ante esta situación no es necesario que los padres lo despierten, basta con que le tranquilicen y vigilen que no se haga daño.

La situación difiere si es durante el día, o el niño está completamente despierto. Evolutivamente, en torno a los dos años de vida los pequeños pasan por una fase de autoafirmación personal, en la que parece que su respuesta favorita es “no”; quieren probar al adulto y quieren verse como “seres independientes que tienen una voluntad propia”, no obstante, pese a que su apariencia es de ser ya mayores, todavía son inmaduros; se muestran muy dependientes de sus padres y controlan poco los impulsos. A esta edad, las rabietas son normales. Pero lo que no podemos permitir es que una fase por la que todos los niños pasan se convierta en un problema.

Lo que hay que hacer en caso de rabietas *:

  • La actuación de los padres debe ser inmediata, no ceder, mantenerse en su decisión, y “extinguir” el comportamiento del niño. Es decir, dejarle muy claro que cuando se comporte así no le vamos a hacer caso. Muchas veces, aunque no consiguen su objetivo, han acaparado la atención del adulto, y esto puede ser para ellos mucho más valioso que aquello por lo que lloraban.

Lo que NO hay que hacer en caso de rabietas:

  • Muchos padres se desesperan intentando que sus hijos entiendan la situación con grandes charlas y explicaciones sobre el porqué de las cosas, de su orden… No se dan cuenta de que de esa forma sólo están consiguiendo que el niño obtenga atención, y que, además, el pequeño no atiende al “discurso” porque su propio desarrollo evolutivo se lo impide, se le queda muy grande y ha “desconectado” de él.

Estos temas están ampliamente desarrollados en el libro: “Queremos Hijos Felices. Lo que nunca nos enseñaron”. Ed. JdeJ editores.

 

 

¿Quieres plantear una duda a nuestros expertos? ¡Escríbenos a info@papasehijos.com?

Quizás te interese leer: El porqué de las rabietas infantiles y cómo evitarlas.

*Extraído del libro: “Queremos Hijos Felices. Lo que nunca nos enseñaron”. Ed. JdeJ editores

Lo que hay que hacer y lo que NO hay que hacer en caso de rabietas infantiles. Colaboración con Papás e Hijos

rabietas-infantilesDuda de un lector a Silvia Álava, psicóloga Directora del Área Infantil del Centro de Psicología Álava Reyes. Además de la autora del libro: “Queremos Hijos Felices. Lo que nunca nos enseñaron”.

Hola Doctora, le escribo para hacer una consulta.

Tengo un niño de 2 años de edad, desde hace una semana se esta despertando en la noche y comienza a hacer rabietas, comienza a llorar y llorar, tira la cabeza hacia atrás, tira patadas, le hemos pegado pero creo que eso no es la manera correcta.

Algunas veces este cuadro también lo hace en el día.

Qué puedo hacer, como puedo actuar.

De qué forma le puedo ayudar.

Le agradezco su repuesta.

Saludos

Atentamente

Julio

En estos casos lo primero que tenemos que hacer es valorar exactamente que es lo que puede estar ocurriendo. ¿A qué hora sucede esto? ¿el niño se llega a despertar? En torno a los dos años suelen ser habitual que los niños tengan terrores nocturnos. En estos casos a pesar de que el niño puede llorar, gritar o incorporarse, sigue dormido y cuesta despertarle. En estos casos el niño no recordará lo que ha soñado y suelen producirse en la primera mitad de la noche. Ante esta situación no es necesario que los padres lo despierten, basta con que le tranquilicen y vigilen que no se haga daño.

La situación difiere si es durante el día, o el niño está completamente despierto. Evolutivamente, en torno a los dos años de vida los pequeños pasan por una fase de autoafirmación personal, en la que parece que su respuesta favorita es “no”; quieren probar al adulto y quieren verse como “seres independientes que tienen una voluntad propia”, no obstante, pese a que su apariencia es de ser ya mayores, todavía son inmaduros; se muestran muy dependientes de sus padres y controlan poco los impulsos. A esta edad, las rabietas son normales. Pero lo que no podemos permitir es que una fase por la que todos los niños pasan se convierta en un problema.

Lo que hay que hacer en caso de rabietas *:

  • La actuación de los padres debe ser inmediata, no ceder, mantenerse en su decisión, y “extinguir” el comportamiento del niño. Es decir, dejarle muy claro que cuando se comporte así no le vamos a hacer caso. Muchas veces, aunque no consiguen su objetivo, han acaparado la atención del adulto, y esto puede ser para ellos mucho más valioso que aquello por lo que lloraban.

Lo que NO hay que hacer en caso de rabietas:

  • Muchos padres se desesperan intentando que sus hijos entiendan la situación con grandes charlas y explicaciones sobre el porqué de las cosas, de su orden… No se dan cuenta de que de esa forma sólo están consiguiendo que el niño obtenga atención, y que, además, el pequeño no atiende al “discurso” porque su propio desarrollo evolutivo se lo impide, se le queda muy grande y ha “desconectado” de él.

Estos temas están ampliamente desarrollados en el libro: “Queremos Hijos Felices. Lo que nunca nos enseñaron”. Ed. JdeJ editores.

Quizás te interese leer: El porqué de las rabietas infantiles y cómo evitarlas.

*Extraído del libro: “Queremos Hijos Felices. Lo que nunca nos enseñaron”. Ed. JdeJ editores

Lo que hay que hacer y lo que NO hay que hacer en caso de rabietas infantiles. Colaboración con PapaseHijos.com

Rabietas - Silvia AlavaDuda de un lector a Silvia Álava, psicóloga Directora del Área Infantil del Centro de Psicología Álava Reyes. Además de la autora del libro: “Queremos Hijos Felices. Lo que nunca nos enseñaron”.

Hola Doctora, le escribo para hacer una consulta.

Tengo un niño de 2 años de edad, desde hace una semana se esta despertando en la noche y comienza a hacer rabietas, comienza a llorar y llorar, tira la cabeza hacia atrás, tira patadas, le hemos pegado pero creo que eso no es la manera correcta.

Algunas veces este cuadro también lo hace en el día.

Que puedo hacer, como puedo actuar.

De que forma le puedo ayudar.

Le agradezco su repuesta.

Saludos

Atentamente

Julio

En estos casos lo primero que tenemos que hacer es valorar exactamente que es lo que puede estar ocurriendo. ¿A qué hora sucede esto? ¿el niño se llega a despertar? En torno a los dos años suelen ser habitual que los niños tengan terrores nocturnos. En estos casos a pesar de que el niño puede llorar, gritar o incorporarse, sigue dormido y cuesta despertarle. En estos casos el niño no recordará lo que ha soñado y suelen producirse en la primera mitad de la noche. Ante esta situación no es necesario que los padres lo despierten, basta con que le tranquilicen y vigilen que no se haga daño.

La situación difiere si es durante el día, o el niño está completamente despierto. Evolutivamente, en torno a los dos años de vida los pequeños pasan por una fase de autoafirmación personal, en la que parece que su respuesta favorita es “no”; quieren probar al adulto y quieren verse como “seres independientes que tienen una voluntad propia”, no obstante, pese a que su apariencia es de ser ya mayores, todavía son inmaduros; se muestran muy dependientes de sus padres y controlan poco los impulsos. A esta edad, las rabietas son normales. Pero lo que no podemos permitir es que una fase por la que todos los niños pasan se convierta en un problema.

Lo que hay que hacer en caso de rabietas *:

  • La actuación de los padres debe ser inmediata, no ceder, mantenerse en su decisión, y “extinguir” el comportamiento del niño. Es decir, dejarle muy claro que cuando se comporte así no le vamos a hacer caso. Muchas veces, aunque no consiguen su objetivo, han acaparado la atención del adulto, y esto puede ser para ellos mucho más valioso que aquello por lo que lloraban.

Lo que NO hay que hacer en caso de rabietas:

  • Muchos padres se desesperan intentando que sus hijos entiendan la situación con grandes charlas y explicaciones sobre el porqué de las cosas, de su orden… No se dan cuenta de que de esa forma sólo están consiguiendo que el niño obtenga atención, y que, además, el pequeño no atiende al “discurso” porque su propio desarrollo evolutivo se lo impide, se le queda muy grande y ha “desconectado” de él.

Estos temas están ampliamente desarrollados en el libro: “Queremos Hijos Felices. Lo que nunca nos enseñaron”. Ed. JdeJ editores.

Queremos Hijos Felices - Silvia Álava

Rabietas en los niños: 10 consejos para solucionarlas. Revista Papis y Pekes

Os adjunto la colaboración realizada para PapisyPekes.com en relación a la aparición de las rabietas en los niños:

rabietas-niños-solucion-consejos-papis-y-pekes-Silvia-AlavaEn torno a los dos años de edad es muy frecuente que los niños tengan rabietas. El niño se encuentra en una etapa de autoafirmación personal, necesita decir que no y probar de este modo a los padres.

Rabietas en los niños: 10 consejos para solucionarlas • Papis y Pekes

Evolutivamente hablando es normal que los niños tengan pataletas, pero lo que no se puede permitir es que esta fase se convierta en un problema o que se mantenga a lo largo del tiempo. Por eso os proporcionamos diez pautas para evitar las rabietas:

  1. Refuérzale y préstale atención cuando no tiene una rabieta. Avísale que cuando llora o grita no lo entendemos y que por eso no le haremos caso. Pero que en cambio cuando se le pase y deje de gritar, entonces papá o mamá volverán a estar y a hablar con él.
  2. Utiliza la comunicación no verbal. Una mirada a tiempo puede ser de gran utilidad y evitar que la rabieta se desencadene.
  3. Mantente firme. Hazle ver que ese no es el camino para conseguir su objetivo.
  4. No ceder pensando que así la situación no va a ir a más. Esto reforzará su conducta de llantos y gritos y haré que se intensifique y perdure en el tiempo.
  5. No intentar razonar con él o con ella cuando está en fase de rabieta. En ese momento no vamos a conseguir que razone y lo más probable es que el niño vea que le hacen caso, y cada vez llore más.
  6. Retírale tu atención, o incluso vete de la habitación donde estéis. Lo mejor en estos casos es retírales la atención, que vean que ante su rabieta, el adulto no les hace caso.
  7. Habla menos y actúa más. El error que más se comente en estos casos es hablar mucho, hacer intentar razonar al niño y no ponerle consecuencias por su pataleta.
  8. No amenaces con nada que no vayas a cumplir. De esta forma sólo vas a conseguir perder tu credibilidad.
  9. No te enfades ni grites. Los niños copian a sus adultos de referencia, si ven que sus padres gritan, ellos lo harán más y el descontrol del niño vaya vez será mayor.
  10. Dale una salida digna. Cuando los niños son pequeños, llega un momento que se quedan enganchados a la rabieta y ya no saben ni porque lloraban. Por eso cuando disminuya la intensidad del llanto se les puede distraer con otra cosa o plantear una opción diferente.