10 consejos para ser más feliz basados en la evidencia científica
En este vídeo os traigo 10 consejos fáciles de poner en marcha en el día a día y que además tienen una buena evidencia científica detrás.
En este vídeo os traigo 10 consejos fáciles de poner en marcha en el día a día y que además tienen una buena evidencia científica detrás.
En el presente curso, seis psicólogos del centro de Psicología Álava Reyes mostramos las claves para conseguir que nuestros hijos sean autónomos, felices, y seguros. De forma amena aprenderemos las claves del éxito en la convivencia familiar con ejemplos prácticos sobre cómo gestionar las principales y típicas disputas que se dan en casa en relación a las quejas, protestas, frustraciones, retos y desobediencias de nuestros hijos e hijas. Además, aprenderemos a manejar los problemas de conducta con soltura, observándolos, clasificándolos y convirtiéndolos en comportamientos adecuados y normalizados; qué alternativas existen al castigo, cómo lidiar con los celos entre hermanos…
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Se ha dedicado un apartado a la gestión emocional tanto de los padres, con estrategias dirigidas a no perder la calma, ni los nervios, para educar sin ira, sin gritos, de forma positiva, como de los niños, con ejercicios prácticos sobre cómo hacer tomar conciencia a nuestros hijos de las emociones, el autocontrol, las relaciones sociales, la autoeficacia y motivación, autoestima y empatía, entre otros. Nos muestran como reprimir los sentimientos negativos de nuestros hijos no es el camino para lograr respuestas ajustadas y que les hagan sentirse bien con ellos mismos. También veremos cómo enseñarles a comprender ese sentimiento y canalizar adecuadamente sus frustraciones.
Sin olvidarnos cuestiones del día a día sobre cómo favorecer la correcta autonomía de los niños, cómo y cuándo responder a sus preguntas sobre el sexo y qué contarles según su edad, y algunas estrategias para gestionar mejor su tiempo de estudio y cómo obtener el máximo provecho de sus horas de estudio para mejorar su rendimiento y sus resultados académicos.
Con este curso se pretende favorecer una autoestima positiva y saludable en nuestros hijos, para así potenciar su desarrollo personal, social, familiar y académico. También a dotarles de habilidades básicas que les ayudarán en su día a día y sobre todo en su futuro, cómo enseñarles a mantener conversaciones con los demás, a saber decir “no” y decir lo que se quiere sin sentirse mal ni herir los sentimientos de los demás, así como a solucionar problemas con el grupo de referencia con el objetivo de que tengan experiencias sociales más positivas. En definitiva, aprenderemos cómo desarrollar recursos y estrategias que serán necesarias para nuestros hijos en el futuro. Enseñarles a esforzarse para conseguir sus objetivos, a esperar por las recompensas y ser conscientes de que de los pequeños fracasos también se aprende.
Equipo multidisciplinar en Madrid de Psicólogos
Uno de los Centros de Psicología más grandes de España, formado por un equipo multidisciplinar de Psicólogos donde se trabaja con un amplio abanico de rangos de edad (niños, adolescentes, jóvenes y adultos) y tipos de terapia.
Los más de 30 años de contrastada experiencia en diferentes campos profesionales, nos aportan gran seguridad y eficacia en los planteamientos de terapias y ayudas psicológicas.
El presente curso será impartido por seis psicólogos de dicho centro:
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¿Puede llegar a asustar #Halloween a los niños?¿O les ayuda a vencer sus miedos?
¿Puede la fiesta de Halloween ayudar a niños que tienen miedo a los monstruos? ¿O por el contrario, debemos proteger a los niños que tienen miedo de esta fiesta? Aclaramos estas dudas…
Hoy a las 19:00h hora en #España 12:00h en #Ecuador, hablaré con @ESTEFANIESPIN sobre cómo Alcanzar la #felicidad a través de la #gratitud
Os dejo este vídeo como introducción a alguno de los temas que trataremos:
No os lo perdáis!!! enlace al Instagram de Estéfani Espín pinchando en la imagen:
La gratitud es uno de los mejores predicadores de la felicidad. No te olvides de ponerla en en práctica.
Por Rocío Navarro Macías
Decía Einstein que “todo el mundo es un genio. Pero si juzgas a un pez por su habilidad para trepar un árbol, vivirá toda su vida creyendo que es estúpido”. Si existe un momento en que esta afirmación es determinante es en la etapa infantil. Cualquier niño cuenta con un abanico de virtudes y debilidades. Potenciar sus fortalezas e incidir en aquellos aspectos que le suponen un desafío son fundamentales para que se crezca sin limitaciones.
“No sólo es posible detectar las virtudes en los niños, sino que es totalmente recomendable para que su desarrollo personal sea más completo”, comparte Marta Campo Ruano, Jefa de Psicología del Hospital Universitario Sanitas La Zarzuela.
Para poner en marcha la maquinaria que refuerce estas actitudes, primero hay que identificarlas. “Simplemente parándonos y observando a qué se dedica el niño, cómo se comporta o qué deja de hacer vamos a tener bastantes señales sobre cuáles son sus fortalezas”, explica la psicóloga clínica Silvia Álava. El juego es un momento excelente para conocerlas, ya que nos da pistas sobre lo que prefieren, cómo socializan y se ven a sí mismos.
Marta Campo coincide en que la atención al comportamiento es una técnica válida para dar con las fortalezas. “Hay instrumentos de medida diseñados para niños que permiten identificarlas de un modo sistemático. Para ello lo ideal sería acudir a un psicólogo infantil que pudiera hacer una evaluación completa. De manera informal solo hay que estar atento a las preferencias que muestra el niño y a su competencia (sus talentos), facilitándole la exposición a un amplio rango de actividades”.
Atención debemos prestar también a las peculiaridades de cada niño. Son una valiosa fuente de información sobre su carácter y, por ende, sus virtudes. “Sabemos que la persistencia es una fortaleza que está muy relacionada con el logro. Para los padres puede tener una parte un poco negativa, ya que pueden ser un poco cabezotas, pero también significa que son perseverantes para cumplir sus objetivos”, comenta Álava. De hecho, que un hijo sea obstinado puede ser una buena noticia porque comportará ventajas cuando sea adulto.
Una herramienta fácil y efectiva para dar con las virtudes de los hijos es anotar sus actitudes en un diario. Por ejemplo, ¿qué hace que tu hijo esté contento? ¿Cuáles son las cosas que atrapan su atención durante más tiempo? ¿Es generoso? ¿Cómo lo demuestra? ¿Qué es lo primero que dice por la mañana? ¿Y antes de acostarse?
Como parte del carácter, las fortalezas son un compendio de factores genéticos y ambientales. Los primeros ya vienen marcados, pero en los segundos influye la educación que los adultos inculquen. “En niños de 4 ó 5 años ya podemos ver determinadas fortalezas del carácter, si bien es verdad que la personalidad se va a ir formando a lo largo de toda la niñez y la adolescencia”, expone Álava.
“A los 4-5 años ya podemos ver ciertas fortalezas del carácter, si bien la personalidad se va a ir formando en toda la niñez y adolescencia”
Silvia Álava
Cuando se identifican, es posible incrementar las emociones positivas. “El bienestar se asocia no sólo con la ausencia de enfermedad, sino con la detección y potenciación de las fortalezas de la persona. Es importante buscar apoyos para reforzar los déficits, pero es igualmente necesario poner atención en las experiencias positivas de los niños y enfatizar el desarrollo de sus habilidades. Así se alimenta su autoestima y disminuyen los comportamientos problemáticos”, advierte Campo.
Asimismo, la experta anima a trabajar con ellas cuanto antes mejor: “Facilitar el reconocimiento de sus propias fortalezas y animarle a que las ponga en marcha debería estar incorporado en el día a día de la familia. La investigación indica que estos puntos fuertes de carácter actúan como factores de protección”. Prevenir problemas de conducta y propiciar las condiciones para un crecimiento pleno son otros de los beneficios de detectarlas.
Es importante no confundir las fortalezas del niño con sus intereses. Son conceptos relacionados, pero las fortalezas tiene un alcance más específico. Las virtudes son sentimientos positivos que acompañan al niño cuando desempeña determinadas acciones concretas. Y es en aquellas áreas donde son fuertes las que se desarrollan como intereses.
Por ejemplo, dos niños pueden mostrar interés por los animales, pero uno de ellos disfrutar cuidándolos, mientras otro lo hace entrenándolos. Ambos tendrían el mismo interés, pero fortalezas diferentes.
“Cuando el niño es consciente de que tiene facilidad para desempeñar una tarea, alcanzará un mayor compromiso con ella. A todos nos gusta comprobar nuestros puntos fuertes y tendemos a involucrarnos en actividades que, implicando cierto grado de dificultad, se nos dan bien”, añade Ruano.
También debemos diferenciar fortalezas y preferencias. Que tu hijo sea bueno en mates no es una fortaleza, sino algo relacionado con sus preferencias. “La fortaleza es una virtud, está más ligada al carácter. Lo demás son procesos relacionados con la inteligencia. En este ámbito se encuentran la planificación, la capacidad de expresión verbal, el razonamiento lógico, abstracto o matemático, por ejemplo. Hay que diferenciar ambos. Estos últimos están relacionados con las diferentes formas de inteligencia”, cuenta Álava. Y la inteligencia no va ligada a la felicidad, mientras que las fortalezas sí aumentan el bienestar.
Sin embargo, también es importante detectar las preferencias y trabajarlas. Además, estas pueden ser un catalizador para detectar otros aspectos que necesiten un refuerzo. “Por ejemplo, la planificación es un proceso que se puede entrenar, pero hay gente que es más planificada u organizada que otra. Por eso es importante detectar en qué son buenos nuestros hijos y trabajar aquellas parcelas en las que no lo son. Ya que un mínimo de planificación necesita todo el mundo en su día a día”, continúa la psicóloga.
Es importante conocer cuáles son los puntos fuertes y débiles tanto a nivel de procesos como de virtudes del niño para ponerlo al servicio del método de enseñanza. “Así se podría aplicar una educación lo más personalizada posible. Hay niños que funcionan bien en cualquier tipo de circunstancia. Pero existen casos en los que no hacerlo puede conllevar el fracaso del pequeño”, expone Álava. Y añade que en torno a los seis años es un buen momento para adaptarla.
La psicóloga concluye subrayando que identificar el carácter y preferencias de los hijos es una forma de ayudar a los padres a aceptar cómo son: “Asimismo sabrán qué pueden potenciar y cómo ayudarles a mejorar”.
¿Cómo elegir los juguetes según la edad? Colaboración con El Corte Inglés
Vivimos en una sociedad en la que se impone no sólo ser feliz, sino demostrar a los demás que lo somos. Hoy en día estamos bajo “la tiranía” de internet y de las redes sociales. No basta con divertirse, hay que demostrar al mundo que lo estamos pasando bien subiendo nuestra foto a Twitter, Instagram o Facebook.
En alguna comida, me he encontrado incluso que un comensal me ha pedido que no empecerá mi plato porque quería hacer una foto para subirla a sus RRSS. ¿En serio es necesario esta sobreexposición de nuestra vida? ¿cuál es el objetivo?, ¿compartir?, ¿gustar?, ¿“generar envidia”?
En ocasiones parece que estamos más pendientes de mostrar nuestra vida, que de vivirla y disfrutarla, cuando lo importante es aprender a ser conscientes y a disfrutar de lo que estamos haciendo, de lo que estamos sintiendo, de experimentar nuestras emociones, y por supuesto, de compartirlas con nuestro entorno. No favorecemos esta introspección cuando queremos mostrar sólo una parte y venderlo en el escaparate de las RRSS, sobreexponiendo nuestra vida y en ocasiones la de menores. Los adultos, puede que tengamos más criterio, ¿pero qué ocurre con los niños y adolescentes? Les falta experiencia vital y creen que lo que se sube en las RRSS es una realidad continua. Además, en ellas, se fomenta la comparación, ¿Por qué los demás nunca se aburren? ¿Por qué no están nunca tristes? Lo que les hace cuestionar su propia existencia en base a unas premisas que no son ciertas.
En mi trabajo como psicóloga, tengo la posibilidad de ayudar a mucha gente de todas las edades. A la vuelta de vacaciones, la emociones que proyectaban algunos de mis clientes en sus fotografías y mensajes no siempre correspondían a la realidad. Algunos me decían, no estoy bien, pero no quiero que nadie lo sepa; quiero ser como los demás y quiero proyectar esa imagen de felicidad, aunque sea falso.
¿Realmente es necesario? Sabemos que negar nuestras emociones, además de no funcionar, no es sano, ya que volverán aún con más fuerza, generando una especie de efecto rebote. Fingir emociones que no sentimos, puede, incluso, llegar a afectar a nuestra salud mental si lo llevamos al extremo de vivir una vida imaginaria paralela. En ocasiones estamos tristes e incluso necesitamos llorar. Sentir tristeza es algo completamente normal, es más, podríamos decir que es bueno permitirnos experimentarla, indagar sobre su causa y valorar qué nos está ocurriendo. No digo que sea necesario subirlo a las RRSS, en absoluto, pero sí aceptar las emociones desagradables, saber que forman parte de nuestra vida, y sobre todo ser críticos con la imposición que en ocasiones nos crea la sociedad sobre el deber de estar alegre el 100% del tiempo. Esto, además de ser un objetivo imposible, no es sano.
En ocasiones, por evitar que sufran, por evitar que lo pasen mal, no les dejamos que experimenten emociones negativas. Por ejemplo, a un niño que ha perdido una pelota en el colegio, le decimos no estés triste, no pasa nada, y enseguida le compramos otra. De esta forma, estamos invalidando la emoción del niño, no le permitimos sentirla, le quitamos importancia y no le enseñamos cómo regularla y cómo resolver la situación. En este caso sería mucho más apropiado aprovechar para generar un diálogo del tipo: “Has perdido tu pelota, es normal estar triste. ¿Qué se te ocurre que podemos hacer? Quizás esté en el patio o en objetos perdidos, mañana puedes ir a buscarla y sino aparece pedir otra por tu cumpleaños…” De esta otra forma estamos permitiendo al niño que experimente la emoción, y le ayudamos a pensar la mejor forma de solventar el problema. Resulta más fácil hacerlo con las emociones agradables. Es importante que los adultos validen dichas emociones y ayuden a los niños a etiquetarlas, además de ayudarles a comprenderlas, en este caso el mensaje podría ser: “Estás alegre porque hemos ido al parque a jugar con tus amigos y lo has pasado muy bien, ¿Qué más cosas te hacen sentir alegría?” Y pedir al niño que piense y busque aquellas situaciones que le hacen sentir alegre y feliz, para que entienda, que es algo que depende de él mismo, no de los demás, lo que ayudará a evitar la posterior dependencia de la opinión de los demás en la etapa adolescente y la de los “likes” de las RRSS.
Cuando educamos a los niños para que sean capaces de reconocer sus emociones, para que pierdan el miedo a sentir emociones desagradables, sepan cómo regularlas, y a no compararse con los demás, estamos trabajando su inteligencia emocional, y además, les enseñamos que su vida es intensa, plena y que hay que disfrutar de cada momento.
Silvia Álava Sordo
Colegiado M-16238
Directora del Área Infantil Centro de Psicología Álava Reyes
Madrid 2 de mayo de 2016
Blog: silviaalava.com
Facebook: facebook.com/silviaalavasordo
Twitter: @silviaalava
Todos queremos ser felices, pero a veces conseguirlo puede no ser tarea fácil. En el programa Saber Vivir, sabemos que hacer cosas por los demás es uno de los mayores proyectores de la felicidad y por eso hemos ido a conocer la fundación Aladina y la labor que hacen con niños con cáncer.
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