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¿Cómo saber si estoy triste o deprimido? «Directo» con Estéfani Espín y Silvia Álava hoy a las 15:30h

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Sí, la depresión infantil existe, no es un mito: estos son los síntomas o señales de alerta

En el Día Europeo contra la Depresión hablamos sobre cómo se comporta esta patología en los pequeños: los síntomas pueden ser diferentes a los de los adultos.

Por Beatriz G. Portalatín

No es sólo una cosa de adultos, los niños/as y adolescentes también pueden sufrir una depresión, aunque parezca una cosa de mayores, aunque parezca que en la infancia es imposible tener este tipo de problemas. Lo cierto es que al igual que tienen ansiedad, también pueden tener y tienen depresión.

«Es una realidad, no es ningún mito y hay que tener mucho cuidado porque la depresión de los niños no tiene por qué manifestarse como lo hace en los adultos», afirma a laSexta.com Silvia Álava, doctora en Psicología y responsable del área de psicología infantil del centro Álava Reyes de Madrid.

De modo que es importante prestar atención a una serie de síntomas o de señales de alerta que pueden estar indicándonos que nuestros hijos/as pueden estar pasándolo mal. «Sobre todo, debemos prestar mucha atención a los cambios de conducta», añade esta experta, también autora de varios libros, el último: ‘¿Por qué no soy feliz?’.

Es cierto, no obstante, que la depresión es un patología poco frecuente en niños: «Aproximadamente un 2% de los niños en edad escolar la pueden presentar y en adolescentes ya es más frecuente, entre el 5-15% pueden sufrir un episodio depresivo», explica la doctora Azucena Díez Suárez, directora de la Unidad de Psiquiatría Infantil y Adolescente de la Clínica Universidad de Navarra

Las señales de alerta de la depresión infantil

Es cierto que los síntomas variarán dependiendo de la personalidad de cada niño o cada adolescente, pero por regla general existen una serie de síntomas o señales de alarma que pueden ser más o menos generales en todos los casos.

«Según los manuales de diagnóstico como el DSM-V, no existen diferencias entre los síntomas principales de una depresión en adultos y en la infancia, salvo en un síntoma: en los niños, puede haber depresión sin tristeza. «En los pequeños, es más frecuente que estén enfadados e irritables, más que tristes», explica la doctora Díez.

No obstante es cierto que en la práctica, los síntomas de los niños pueden notarse diferentes. Por ejemplo, además de la irritabilidad y el enfado, también son frecuentes y relevantes los cambios de conducta.

«Por ejemplo, si es un niño/a inquieto y de repente baja el nivel de actividad, o bien al revés. Si se salta las normas, si está más desafiante, más irritable, etc. Todo lo que tenga que ver con su comportamiento», explica Álava; que no sea el habitual de nuestros hijos/as.

Por otro lado -añade esta doctora en Psicología- podemos notar cambios de índole más físicos como por ejemplo «cambios en el apetito -bien que coma más o que tenga inapetencia- puede tener dificultades en el descanso, dormir más o dormir menos y suele haber también una disminución en el rendimiento escolar. Igualmente, pueden aparecer problemas de conducta o de disciplina como saltarse las normas, desafiar los límites, portarse mal o sacar de sus casillas a los padres/madres».

Otras de las señales que podemos notar en nuestros hijos/as es «la tendencia a aislarse, a salir menos que antes, observar una falta de motivación o que disfruten menos en general de las cosas, que discuten más y que en general, se enfadan más. De todos esos síntomas, se deben observar al menos unos 5 y que estén presentes durante un mes», explica la doctora Díez.

Consultar y pedir ayuda

Uno de los hándicap que existe dentro de esta problemática es que muchas veces los padres y madres se sienten culpables porque piensan que han hecho algo mal para que sus hijos estén así. Y esto no debería ser así.

«Todo lo relacionado con la salud mental y la psiquiatría está muy estigmatizado, y es difícil para muchos padres porque por una deformación cultural pensamos que algo hemos hecho mal y hay mucha culpabilidad», explica la doctora Díez.

Pero es clave que pidamos ayuda y que consultemos con los profesionales. «Podemos hablar con el centro escolar y preguntar cómo se comporta allí nuestro hijo/a, con adultos de referencia, con profesionales. Siempre es mejor consultar y ver qué es lo que ocurre en nuestros hijos, que a lo mejor no es algo patológico. Es importante también cuidar y atender a su salud mental» asegura Álava.

Es importante destacar que «todos en algún momento de nuestra vida, niños y adultos, podemos desarrollar una depresión y para nada hay que verlo como una debilidad», puntualiza la doctora en psicología. Al igual que en otras patologías existen una serie de factores de riesgo que aumentan o predisponen más a la depresión. «Por ejemplo vivir dentro de una familia desestructurada o sufrir determinadas circunstancias vitales que pueden ser más estresantes que otras. Y hay un papel clave: la predisposición genética. Lo más importante es un vínculo y apego con un adulto de referencia para que les ayude».

Derribar falsos mitos

Por último y en cuanto a los tratamientos disponibles para una depresión infantil son igual que en los casos de adultos, los fármacos (no en todos los casos se necesitan) y la psicoterapia con profesionales formados y especializados: «Es importante derribar falsos mitos con respecto a los antidepresivos: no, lexapro no generan adicción y son además fármacos seguros y muy eficaces. No siempre se tendrán que usar, se usarán dependiendo, especialmente de la gravedad de cada caso, pero si se usan debemos saber que son buenos», concluye la doctora Díez.

FUENTE: lasexta.com

Hablamos sobre la depresión infantil en Telenoticias de TeleMadrid

La sufren 2 de cada 100 niños, y si no se trata a tiempo, puede complicarse en la edad adulta. saber detectar los síntomas y pedir ayuda especializada es fundamental.

Silvia Álava - Telemadrid - Depresión Infantil
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Las críticas empiezan a acorralar a Greta Thunberg

La ‘niña verde’ tendrá que ser fuerte para soportar la pesada carga de la fama y no convertirse en otro juguete roto

Tiene 16 años, parece estar siempre enfadada y sorprende por su temple y oratoria, más propios de personas adultas que de una preadolescente. Es Greta Thunberg, la niña verde , como algunos la denominan. Se ha cargado a sus espaldas todo el peso de un potente mensaje –la lucha contra el cambio climático – convencida de que aún hay tiempo para enmendar las nefastas políticas medioambientales.

Millones de personas la ven como una superheroína. El futuro dirá si Greta tiene la suficiente fortaleza y serenidad para soportar la presión de esa fama planetaria o corre el riesgo, como les ha ocurrido a otros menores que un día alcanzaron mucha notoriedad, de convertirse en un nuevo juguete roto.

Greta habrá empezado a notar que esa mochila de responsabilidad que se ha cargado a su espalda aumenta de peso con críticas llegadas desde todos los flancos. Se la ha acusado de aliarse con familias de la realeza, de contaminar en sus viajes en velero por negarse a subirse a un avión, de ser un títere de lobbies que le dictan su discurso para obtener con ese mensaje descarados beneficios económicos, de tener unos padres que no serían tan inocentes como algunos creen al aprovechar el tsunami provocado por su hija para sacar también tajada económica…

La propagación de su discurso por todo el planeta sobreexpone a la menor, con una presión difícil de llevar

“Es muy difícil hablar de un fenómeno como el de Greta sin conocerla a ella y mucho más aventurar si sobrevivirá o no (psicológicamente hablando) a tanta presión”, afirma Álvaro Bilbao, doctor en Psicología de la Salud, neuropsicólogo y autor, entre otras obras, del libro El cerebro del niño . “El impacto que está situación pueda tener en estos momentos sobre ella va a depender mucho de su carácter, fortaleza emocional, convicciones…”. Pero lo que sí sabemos a grandes rasgos –añade Bilbao– es que la fama y la exposición permanente a los medios es muy difícil de sobrellevar. Es como caminar desnudo por la calle”.

“Los menores no cuentan con recursos para asimilar tanta exposición”, afirma Marisa Russomando, psicóloga argentina experta en infancia y familia. “Mi consejo –continúa– es sobrellevar el tema con contención y abordarlo, sin que eso suponga renunciar a la potencia del mensaje, desde una perspectiva más lúdica”. Quitar trascendencia a lo que se está haciendo.

La psicóloga Silvia Álava indica, por su parte, que “el acompañamiento a Greta por parte de sus padres, e incluso profesionales, va a ser determinante para que la niña aprenda a gestionar esas críticas que empieza a recibir tras el incontestable éxito de ese mensaje tan potente y loable que todo el mundo entiende”.

“Es como si llevara debajo del brazo las partituras inéditas de los Beatles y eso tiene que darle mucha seguridad, pero también la expone a todo tipo de críticas”, apunta Álvaro Bilbao. Pero no hay que olvidar “que el caso de Greta, si se compara con otros niños que sucumbieron a la presión de la fama, es especial. La atención mediática recibida ha sido inmediata y no parece que haya estado años preparándose para alcanzar el éxito”. Y continúa: “El ámbito en el que se mueve no está asociado ni a drogas o alcohol, como ocurre con las precoces estrellas del cine o la música, y su labor no está centrada en exhibir habilidades. Aquí de lo que se trata es de defender un mensaje profundo y de gran valor”. Así que si no se desvía de la senda marcada –el riesgo de sucumbir a la presión siempre estará ahí– Greta tiene muchos números de salir airosa en esa planetaria misión, coinciden estos tres expertos.

Encerrada en su mundo

Greta sufre el síndrome de Asperger, un trastorno leve del espectro autista que afecta la interacción social recíproca, la comunicación verbal y no verbal y provoca una resistencia para aceptar el cambio. “Tengo Asperger y eso significa que a veces soy un poco diferente de la norma. Y, en ciertas circunstancias, ser diferente es un superpoder”, ha escrito Greta en su cuenta de Twitter . El neuropsicólogo Álvaro Bilbao afirma que ese leve trastorno puede jugar, en este caso, en favor de Greta. “Podría hacerla más impermeable tanto a los halagos como a los críticas, ya que a estas personas les cuesta más detectar y percibir estados emocionales de los demás. Vivir en su mundo “le permitiría –considera este experto– seguir centrada en su mensaje sin recibir con toda la intensidad el impacto emocional de aquello que la rodea”. Ahora mismo Greta es ya mucho más importante que todas las huelgas de adolescentes que ha propiciado, marchas y protestas, apunta Bilbao. Y añade: “Lo deseable, para ella, es que el movimiento cobrara autonomía sin depender tanto de Greta”. De momento, apunta la psicóloga Silvia Àlava, “todo el protagonismo lo absorbe esta niña; algo impensable si toda esta campaña la hubiese planeado, por ejemplo, el mejor de los publicistas”.¿Apruebas el activismo de Greta Thunberg?

FUENTE: LaVanguardia

Cómo superar la depresión. En Saber Vivir

Aunque el verano es por lo general una época de ilusión y alegría, por las vacaciones, el buen tiempo… No es raro que algunas personas se sientan un poco alicaídas.

Es muy importante hacer distinción entre estar triste en momentos puntuales, algo muy normal y que nos pasa a todos, y la depresión, algo más serio y que es necesario superar con ayuda.

No te pierdas los consejos que os traigo junto a Fernando Fabiani para mejorar nuestro estado de ánimo.

«Sí, los niños también se deprimen» Colaboración con el diario ABC

#ViernesDePodcast: hablamos de la depresión infantil con Cris Moltó en Capital Emocional, de Capital Radio

La Depresión Infantil. Una enfermedad casi invisible. Colaboración con «El Día de Valladolid»

Mi hijo tiene depresión. ¿Tiene que medicarse? Colaboración con el diario El País

La OMS alerta del abuso de antidepresivos en menores. Lo primero es una evaluación para llegar a un diagnóstico veraz y no confundirlo con tristeza

Diferenciar entre tristeza y depresión en la niñez no es sencillo. A veces la rapidez, el desconocimiento, una evaluación deficiente o la falta de recursos pueden llevar a que muchos pequeños estén sobremedicados. Una situación en aumento y que ha hecho que los expertos adviertan sobre este fenómeno. Entre los años 2005 y 2012 aumentó en un 50% la prescripción de antidepresivos a menores en el mundo, según alerta la Organización Mundial de la Salud (OMS) en un último informe publicado en la Revista Europea de Neuropsicofarmacología. A pesar de que dicho estudio focaliza la atención en países de Latinoamérica, y en Estados Unidos, Escocia, Inglaterra y Dinamarca, los autores aseguran que es un problema global.

No se deben recetar medicamentos a menores de siete años y el tratamiento no puede superar los dos años. Siempre debe ir acompañado de psicoterapia

Niños y depresiónLa depresión en menores es un trastorno relativamente nuevo –se diagnosticó hace tan solo un par de décadas, según explica en su página web la American Psychiatric Association (APA). Los síntomas se han clasificado en cuatro grandes grupos: los emocionales -cambios del estado de ánimo–; los cognitivos -ideas erróneas-, los volitivos y los somáticos. Los más típicos son: pérdida del interés o de la capacidad de disfrutar; pérdida de reactividad emocional a acontecimientos y circunstancias ambientales placenteras; pérdida marcada de apetito; de peso, y de la libido, entre otros.

Según la OMS, la depresión es la principal causa de enfermedad y discapacidad de niños, niñas y adolescentes entre los 10 y los 19 años. Tras estos resultados, el organismo internacional no recomienda el uso de antidepresivos en menores. Shekhar Saxena, director del departamento de Salud Mental de la OMS, explica en un comunicado que “el uso de estos medicamentos en niños y jóvenes preocupa por dos motivos: el hecho de que se puedan estar prescribiendo sin motivos suficientes, y también que su uso pueda ocasionar daños importantes”.

“Hace unos años se hizo una advertencia que relacionaba el uso de antidepresivos en menores con la ideación suicida -planear cómo acabar con tu vida- ; después de muchos estudios no se llegó a determinar la vinculación y se levantó el aviso, creo que fue sobre 2005”, nos cuenta Celso Arango, psiquiatra español que ha desarrollado durante 15 años labores de investigación, así como de docencia y asistencia en el campo de la psiquiatría infanto-juvenil. “Desde entonces, efectivamente, se ha producido un aumento, creo que del 0,7% al 1,5%, de la prescripción de estos fármacos”, añade.

A este respecto, un estudio realizado por la Asociación Española de Pediatría en 2012, denominado Tratamiento de la depresión en el niño y el adolescente, concluía que el “tratamiento farmacológico de elección en la depresión infantil lo constituyen los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS). De estos, del que se dispone de mayor evidencia científica es la fluoxetina, conocido por su nombre comercial Prozac. La terapia cognitivo-conductual y la terapia interpersonal han demostrado eficacia en el tratamiento de la depresión durante la infancia; la mayoría de las guías clínicas proponen la psicoterapia como el tratamiento inicial de elección, reservando los antidepresivos para las formas más graves o resistentes”.

La depresión altera la vida del menor, su conducta, su alimentación y sus relaciones durante al menos tres meses

“Efectivamente, la Agencia del Medicamento Europea y la Americana (FDA, por sus siglas en inglés) permiten su uso para el tratamiento de depresión moderada y grave”, recalca Arango. “Pero no se deben recetar a menores de siete años y el tratamiento con el medicamento no puede ser superior al año o los dos años. Y siempre tiene que haber psicoterapia”, añade. El efecto del fármaco suele comenzar a las dos o tres semanas. “A veces, la falta de recursos o la rapidez pueden llevar a un mal diagnóstico y hay que recordar que no se ha demostrado que en la depresión leve sean efectivos”, concluye el experto.

¿En qué se diferencia de la tristeza?

“Toda esta situación es un problema real y de fondo. Lo primero que hay que hacer es diferenciar entre tristeza y depresión. Estar triste es algo muy común y el menor puede parecer alicaído y ser una situación temporal. Tener depresión es tener una afección que altera la vida del menor, su conducta, su alimentación y sus relaciones durante al menos tres meses. Deprimido es un término que se usa muchas veces en nuestra sociedad y se usa mal”, explica Silvia Álava, psicóloga infantil. “Antes de recetar un antidepresivo tiene que haber una evaluación previa, donde se hable con los padres y el niño y se recopile la información necesaria para conseguir un diagnóstico veraz y luego tomar la determinación de si es necesario medicar o no. En todos mis años de experiencia, tan solo un paciente ha tomado este tipo de medicamentos y he de decir que en este caso era necesario”, reitera Álava.

Por su parte, María Inés López-Ibor Alcocer, psiquiatra que acaba de ingresar como académica correspondiente de la Real Academia de Doctores de España (RADE), aseguró en su discurso inaugural Tristeza o depresión, ¿cuándo un sentimiento se convierte en una enfermedad? que “la tristeza es solo uno de los síntomas del síndrome depresivo, ciertamente uno de los más importantes; pero no es suficiente ni necesario para considerar que alguien tiene un cuadro depresivo”.

“Un sentimiento como la tristeza se convierte en patológico cuando aparecen mecanismos que comprometen al sujeto, suponen una restricción de su libertad y una pérdida de posibilidades de autorrealización”, precisó la nueva académica correspondiente, en un comunicado.

Según la psiquiatra, los síntomas de tristeza aparecen en todas las culturas y a lo largo de la vida. “La pregunta es si la depresión tiene un valor adaptativo, y si un sentimiento vital como la tristeza tiene alguna utilidad desde el punto de vista evolutivo o no. La tristeza es compartida con otras especies, pero no la depresión. Los últimos trabajos en esta línea apuntan a que sí que lo tiene, la tristeza tiene funciones positivas y el humor depresivo también, porque tiene varias funciones”, concluyó.

La terapia cognitivo-conductual es más eficaz y eficiente que los fármacos para el tratamiento de la ansiedad y depresión

Tal y como recogen diversos medios estos días, los problemas de ansiedad y depresión constituyen uno de los principales motivos de consulta en Atención Primaria. La situación actual de crisis económica ha agravado notablemente la prevalencia de estos trastornos, de tal manera que los expertos advierten que en el 2020 constituirán la primera causa de discapacidad en el mundo.

Recientemente, en el marco de un congreso nacional sobre ansiedad y trastornos comórbidos, profesionales de la medicina han reconocido que los tratamientos farmacológicos actuales resultan insatisfactorios en estos casos, ya que sólo son efectivos en la mitad de los pacientes y su administración no elimina cierta patología residual que se mantiene en el tiempo.

En contrapartida, y si tenemos en consideración la evidencia científica de los últimos años, la terapia psicológica y, específicamente, la terapia cognitivo-conductual, ha demostrado ser una alternativa más eficaz y económica que los fármacos para el tratamiento de la ansiedad y de la depresión y, a diferencia del tratamiento farmacológico, no supone ningún riesgo para la salud y no presenta ningún efecto secundario adverso.

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