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Estas 5 señales pueden delatar que tu hijo es víctima de bullying. Colaboración con Uno Tv de México

El bullying o acoso escolar es un fenómeno que afecta a niños y adolescentes de escuelas públicas y privadas de todo el mundo; tan sólo en México se estima que el 60% de los suicidios infantiles son motivados por esta causa, que los menores sufren dentro y fuera del colegio. De acuerdo con la psicóloga […]

«No tienes que ser perfecto, puedes ser bueno» post de RecursosDeAutoayuda.com

La vida es estresante. Tenemos que seguir el ritmo de trabajo, la escuela, los amigos y la familia, por no hablar de lavar los platos, limpiar la casa, cocinar…

Cada día, nos enfrentamos a tanta presión de influencias externas para ser perfectos que a menudo sentimos que no estamos a la altura de las circunstancias.

Queremos creer que si logramos hacer todos nuestros deberes de una manera perfecta seremos más felices, más aceptados por los amigos y más amados por nuestras parejas.

Queremos convertirnos en auténticos superhéroes. Queremos sacar las mejores notas, tener un coche mejor que el de nuestro vecino, tener el mejor trabajo y tener una familia perfecta.

Estoy aquí para decirte que la perfección no es importante.

Perfección

El estrés, la ansiedad, y ser perfecto

Cumplir con las expectativas de ser perfecto es casi imposible.

Si estás intentando ser la versión más perfecta de ti mismo puedes acabar estresado, frustrado y listo para tirar la toalla.

Este tipo de estrés y ansiedad se abre paso en otras áreas de tu vida y puede manifestarse con irascibilidad hacia tus seres queridos, lágrimas inesperadas y, en definitiva, por una infelicidad general.

Recuerda que estos problemas tienen su origen en tu búsqueda por ser perfecto.

Aceptando la imperfección

Como he mencionado anteriormente, nuestras vidas ya son estresantes de por sí: largas horas en la oficina, no haber dormido lo suficiente la noche anterior, facturas, las tareas del hogar…

Estos problemas se multiplican cuando también te enfrentas con expectativas imposibles de satisfacer.

Deja de presionarte hasta el punto del agotamiento mental. No te preocupes por lo que los demás puedan pensar. Nadie es perfecto ni tiene por qué serlo.

El siguiente paso es aceptar la imperfección.

Respira profundamente, relájate y empieza a centrarte en lo que eres bueno. Ser bueno es suficiente; no te preocupes por ser nada más que eso.

Ser perfecto no te hará ser más feliz

No busques más la perfección. Vestir de manera impecable, conducir un coche nuevo, conseguir un ascenso… Estas cosas no te van a hacer más feliz. ¿Por qué? Porque una vez que las consigas, querrás más. Siempre habrá algo más en tu vida que no es del todo perfecto. Algo más en lo que trabajar o en lo que mejorar.

El logro de estas expectativas sociales no determina tu autoestima.

No seas tan duro contigo mismo

Una vez más, no tienes que ser perfecto.

Tienes que ser bueno, ser tú. No te juzgues a ti mismo con tanta dureza y deja de comparar tu vida con la de los demás. Para ello, tratar de pensar en lo que ya tienes en tu vida y te hace feliz. Cada mañana, piensa en algo bueno que ya tengas en tu vida.

No renuncies a tu lucha por ser la mejor versión de ti mismo, pero olvídate de la perfección.

Tienes que ser realista con los objetivos que establezcas. Recuerda, nadie es perfecto.»

 

FUENTE: http://www.recursosdeautoayuda.com/

Reglas básicas para comunicar a los hijos el divorcio de los padres. Colaboración con la revista SModa del diario El País

Decírselo los dos juntos, no hablar mal del otro y no caer en comprarle con regalos son algunas de las claves.

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El amor muchas veces no dura para toda la vida. A veces porque la pareja se deteriora por los roces de la convivencia, porque ha aparecido otra persona o simplemente porque ya no sois los mismos que eráis cuando empezasteis la relación. El problema está en que lo que parece un asunto de dos, se convierte en algo más complejo cuando hay hijos de por medio. Porque vuestra separación no solo supone un cambio en vuestras vidas, sino también en las suyas. Aunque seguir por los hijos no parece una opción lógica, si al final solo vamos a hacerles vivir en un ambiente tenso e incluso podemos hacerles cargar con esa culpa, lo que sí debemos tener en cuenta es cómo hacer las cosas lo mejor posible. Empezando por el principio, es decir, cómo vamos a contarles que “mamá y papá se separan”.

Sí, es cierto que ya no se trata de una noticia tan impactante como hace unos años, principalmente porque seguro que no va a ser el único niño de clase con padres separados. Ahora lo raro es casi que sigan casados. Sin embargo, la psicopedagoga Laura Aguilera aporta que “que los padres se separen es un aspecto muy importante para los niños, tanto ahora como hace años, que no se veía con tanta frecuencia. La idea de que los padres se separen implica un cambio en su rutina diaria, a la que al inicio les cuesta adaptarse”, por lo que siempre hay que planificar cómo vamos a abordarlo. Igualmente, también depende de cómo sea nuestra separación, ya que “no es lo mismo la separación de unos padres que simplemente han dejado de quererse en el sentido del amor romántico, pero se respetan mutuamente y llevan una separación civilizada”, que los padres que se separan por algo razones complicadas como una infidelidad o incluso en casos extremos unos malos tratos.

Lo que debemos decir y lo que debemos evitar

“Es fundamental comunicárselo al niño de la forma correcta, a ser posible los dos juntos y evitando que los niños piensen que es por ellos, por su mal comportamiento, por lo que han hecho o han dicho, pero sobre todo tenemos que dejarles tiempo para que lo asimilen”, aporta la especialista en psicología infantil Silvia Álava. Entre las cosas que debemos hacer está el “responder a las preguntas que hagan. En el momento de dar la noticia de la separación, los niños más pequeños pueden dar respuestas sorprendentes, como ‘vale, y ahora, ¿puedo jugar con mis juguetes?’, pero poco a poco irán entendiendo la nueva situación”.

Otra idea que destaca la psicóloga es la de dejar que durante el proceso el niño pueda expresarse libremente y no imponerle nuestras ideas. Por ejemplo, “el niño tiene que poder decir que echa de menos a su padre o a su madre cuando no está con él o con ella”, sin que nos pongamos todos nerviosos. Eso implica, entre otras cosas, “no luchar por el papel del bueno de la película”, sino intentar ser un bando unido y darle mensajes juntos del estilo: “Los dos te queremos y los dos queremos estar contigo”.

Por supuesto, habrá que controlar nuestras propias emociones y evitar que nuestro hijo/a oiga descalificaciones de nuestro ex. “No olvidemos que por muy mal marido o esposa que una persona sea, no deja de ser la madre o el padre del niño”. Eso también significa que no hay que caer en usar tretas del estilo “llenar al niño de regalos, pensando que de esa forma no nos echará de menos, o que con eso conseguiremos que nos prefiera ante el otro progenitor”. Silvia Álava aclara que así, “lo único que estamos haciendo es llenarle de cosas, lo que de verdad será duradero es que sepa que sus padres están ahí para quererle, escucharle, ayudarle a resolver sus problemas”. Pese a ello, sí que es positivo remarcarle todo aquello que pueda ver como positivo de la nueva situación. Por ejemplo el “tendrás dos casas, dos habitaciones, y harás un montón de cosas con mamá y con papá, pero por separado”, ya que como explica la psicóloga “se trata de que el niño aprenda a ser feliz en la nueva situación”.

La edad del niño importa

Aunque tengamos cuarenta años e hijos propios, que nuestros padres nos digan que se separan es una noticia que impacta, porque al final es un cambio en la propia estructura de nuestra vida. Incluso aunque no vivamos con ellos, supondrá un cambio en nuestras rutinas. Sin embargo, la edad que tiene el niño cuando se entera de que sus padres ya no van a seguir siendo una pareja es un factor bastante determinante.

En este punto Laura Aguilera hace una distinción de cómo llevará el niño la situación y qué tener en cuenta según los años que tenga, para que ciertas reacciones no nos pillen por sorpresa, teniendo en cuenta que siempre influye el grado de maduración del mismo.

  • Hijos menores de 5 años: En este caso las explicaciones deben ser muy sencillas, concretas, cortas y claras, ya que todavía no comprenden lo que sucede del todo. “Tanto el padre como la madre se perciben por el hijo como una unidad inseparable. En estos casos, lo adecuado es explicarle brevemente al hijo qué progenitor será el que deje el domicilio, se le presentará el nuevo hogar de éste, así como se le expondrá cuándo lo verá y en qué entornos”, apunta Aguilera.
  • Hijos de cinco a ocho años: Ahora ya necesitan más información, porque la separación de sus padres les afecta a nivel emocional y personal. La psicóloga aclara que “en estas edades es cuando hay riesgo de que los niños se culpen a ellos mismo por la separación de sus padres, así como fantasear con que algún día volverán a estar juntos”.
  • Hijos de nueve a doce años: “A estas edades los niños pueden ver el divorcio de sus padres como algo que no pueden controlar, por lo que no interiorizan un sentimiento de culpa”, aclara Álava. Quizás por ello, suelen culpar más a los padres y se plantean aspectos morales de lo que está bien y lo que está mal. “En ocasiones pueden tomar partido en un bando de los dos progenitores, pero todo dependerá del tipo de relación que mantengan y de cada caso en particular”, insiste la experta.
  • Hijos adolescentes: Ya sabemos que esta es una etapa de emociones y comportamientos contradictorios, por lo que no es de extrañar que estos salgan en una situación de divorcio. “Son capaces de asimilar esta ruptura familiar de forma más madura, pero como adolescentes que se enfadan y experimentan frustración ante la situación, volviéndose más introvertidos, como forma de expresión de su inconformidad ante la separación de sus padres” concluye la psicóloga.

Otros factores a tener en cuenta pueden ser por ejemplo el sexo, a lo que Aguilar aclara que “no tiene por qué tener una reacción diferente el hecho de que el niño de padres separados sea de género masculino o femenino. Si bien es cierto que los niños podrían ser más propensos a tener una conducta más disruptiva y oposicionista, mientras las niñas pueden ser más introvertidas y optar por sentirse culpables de la separación”. Igualmente, el hecho de ser hijo único o de tener hermanos también ha de ser tenido en cuenta, puesto que como aporta la psicopedagoga “es más complejo si hay más hermanos, por un motivo muy claro, y es el hecho de que la edad de cada hermano implicará un tipo de explicación de la separación diferente, debido a su capacidad de entender la situación”. Así su recomendación pasa por reforzar el vínculo entre ellos en contrapartida, ya que “en una buena relación entre hermanos, éstos pueden ver uno en el otro, un apoyo importante”.

 

FUENTE: http://smoda.elpais.com/belleza/reglas-basicas-comunicar-los-hijos-divorcio-los-padres/

Sentirse a gusto con uno mismo: El Fin a las orejas de soplillo. Por EFE Salud y ABC

El 37 % de las personas que tienen orejas prominentes o de soplillo se ha planteado corregirlas, pero sólo el 8 % de ellas tiene la firme intención de hacerlo, sobre todo por los riesgos asociados a la cirugía, pero ahora ha llegado una nueva técnica que es menos invasiva y se realiza de forma ambulatoriaMADRID/EFE JUEVES 06.10.2016

Es un cambio en el paradigma del tratamiento para este tipo de orejas que están más despegadas de lo habitual del cráneo, una situación que sufre el 5 % de la población española, país que ocupa el cuarto puesto del mundo en cuanto a número de intervenciones quirúrgicas por este motivo (3.672 al año de las 170.000 que se realizan en el mundo).

Esta técnica se lleva practicando hace alrededor de cinco años en el Reino Unido, y este verano ha llegado a España. Uno de los doctores que la ha practicado es Antonio Porcuna, especialista en Cirugía Plástica, Estética y Reparadora, quien la realiza a partir de un nuevo implante de la farmacéutica Allergan.

Es una “intervención mínima” que sólo requiere de dos o tres puntos, que además no hay que extraer y son los necesarios para cerrar la pequeña incisión a realizar para introducir el implante.

Dura entre cinco y veinte minutos, frente a la otoplasia -el procedimiento quirúrgico para la corrección de las orejas– que conlleva, según el experto, cerca de dos horas.

El implante, compuesto por níquel y titanio y recubierto de oro de calidad médica para que sea menos visible bajo la piel de la oreja, está indicado para aquellas orejas que tienen un pliegue antihélix poco desarrollado y se puede implantar en adultos y niños mayores de siete años.

Con esta técnica, no es necesario llevar una venda en la cabeza después del tratamiento, a diferencia de la otoplastia, con lo que la mayoría de las personas puede volver de forma inmediata a su rutina diaria, ya que sólo podrá sufrir una inflamación discreta en la zona intervenida.

El precio de la intervención puede oscilar, según el experto, entre 2.200 y 4.000 euros, dependiendo de dónde se realice y de los implantes que se tengan que utilizar para corregir las orejas.

Las personas que opten por esta técnica podrán elegir el grado de cambio que quieren hacer porque el dispositivo, además, cuenta con unos simuladores previos que se colocan en el exterior de las orejas y permiten predecir la imagen estética final.

Sentirse a gusto con uno mismo

La psicóloga Silvia Álava. Foto cedida

La psicóloga Silvia Álava. Foto cedida

Esta alternativa a la cirugía habitual está destinada al 77 % de las personas con estas orejasy que se sentiría mejor si no las tuvieran así, según ha constatado el estudio elaborado por la farmacéutica y que ha presentado en rueda de prensa la psicóloga y especialista en inteligencia emocional Silvia Álava.

El estudio “Escucha tus orejas“, basado en 450 encuestas a personas con estas características y a sus familiares, revela que el 54 % de los españoles que tiene este problema reconoce haber sufrido bromas por el tamaño de sus orejas. A la mitad además éstas le hicieron daño.

Y en el caso de los más pequeños, nueve de cada diez de los encuestados opina que éstas burlas son más duras y frecuentes durante la infancia porque los niños suelen ser muy crueles.

En ese caso, hay que tratar la empatía y su autoestima, y si está sufriendo, no se relaciona con los demás, no quiere ir al colegio, le cuesta conciliar el sueño y está triste “hay que hacer algo rápido al respecto”.

El diario ABC también se hace eco de la noticia recogiendo:

«Escucha tus orejas»

El 77% de las personas con orejas de «soplillo» se sentiría mejor si no las tuviera de esta forma. Según el estudio «Escucha tus orejas» elaborado por Allergan, el 55% de los encuestados considera que la imagen de la cara, incluyendo las orejas, influye en la autoestima personal.

Tanto que, hasta un 77% piensa que, en caso de sufrir muchas burlas por las orejas, una persona empezar a aislarse socialmente por vergüenza. Por este motivo, un 34% asegura que se sentiría más feliz si no tuviera las orejas de «soplillo», un 23% afirma que tendría una mayor autoestima y un 20% confiesa que tendría menos vergüenza en público.

«Evidentemente el verse guapo y mejor ante el espejo eleva la autoestima, pero también es importante quererse a uno mismo y aceptarse», aseveraSilvia Álava, psicóloga y especialista en inteligencia emocional. No obstante, «lo habitual es que los complejos no se resuelvan solos y no desaparezcan con el tiempo», añade. Por tanto, «cuando el complejo interfiere en la vida cotidiana, tiene un impacto en las relaciones sociales o laborales y la persona sabe que se sentirá mejor si pone una solución definitiva, es hora de valorar un tratamiento médico», sostiene Álava.

En el caso de los más pequeños, y según el estudio, 9 de cada 10 opinan que las bromas o burlas hacia las orejas son más duras y frecuentes durante la infancia porque los niños pueden ser muy crueles3. «Es importante que los padres trabajen la empatía y la autoestima de los menores», recuerda esta psicóloga. ¿Cuándo deberían los progenitores sopesar una solución estética? «Si el niño está sufriendo, no se relaciona bien con los demás, evita jugar o hacer actividades, no quiere ir al colegio, le cuesta conciliar el sueño y está triste… hay que hacer algo rápido al respecto», concluye Álava.

Hacer amigos con una sonrisa (uno de los mejores consejos si tu hijo estrena cole). Colaboración con la Cadena Ser

  • A los 15 días el niño ya debería a empezar a sentirse adaptado a su nuevo entorno
  • La psicóloga Silvia Álava asegura que es normal sentirse nervioso los días previos

A veces la vuelta al cole se convierte en un territorio inexplorado de caras nuevas que miran con curiosidad. Cambiar de escuela es una aventura en toda regla.

El primer consejo para los padres es enfocar en positivo las razones  por las que se estrena colegio. Es la recomendación de la psicóloga Silvia Álava, del Centro de Psicología Álava Reyes. «Explicarles lo positivo. Por ejemplo, que está más cerca de casa, que las actividades le van a gustar más o que el nivel se adecúa a sus necesidades. Mejor no recordar si hubo un problema en otra escuela que ha motivado el cambio».

Hacer amigos - Silvia Álava - Cadena Ser3

Llevar ropa neutra para evitar prejuicios

No tienen por qué ser los primeros días, lo habitual es que los días previos sean los más duros. La psicóloga Álava explica que los niños suelen «anticipar en negativo. Se plantean todo tipo de incovenientes como ¿y si no hago amigos o no caigo bien?». Hay que endender que antes de comenzar puedan estar «más nerviosos».

Silvia Álava aconseja incluso hacer role playing con los hijos los días previos y explicarles para que «cuando vamos a un sitio nuevo lo mejor es acercarse a los niños que nos parecen más simpáticos, no los más populares. Les tenemos que decir que sonrian, que se paren, que confien en sus posibilidades y que no hace falta esperar a que los demás se acerquen a ellos, que pueden y deben llevar también la iniciativa». Nunca está de más recordarles que ellos no son los únicos que están en esa situación, que hay más niños nuevos en el colegio».

Para los más mayores, la psicóloga Álava recomienda «llevar ropa neutra para no ser víctima de los estereotipos. Es la mejor forma de que no nos juzguen y permitir que nos conozcan primero».

Hacer amigos - Silvia Álava - Cadena Ser2

Los llantos en los jardines de infancia

Martín, de 11 meses, es el único bebé de una gran familia. Sus padres no tienen necesidad de llevarlo a la guardería, pero lo prefieren para que socialice y, de paso, descargar durante unas horas a la abuela Teresa de su cuidado. El viernes comenzó su aventura con otros bebés. Lloró un poco. Vuelve el lunes para seguir su período de adaptación que consiste en aumentar cada día un poquito el tiempo que pasa allí.

La psicóloga Silvia Álava aconseja a los padres llevar al niño de la mano si ya es capaz de andar. Así evitaremos la penosa imagen de un bebé arrancado a la fuerza de carrito o de los brazos de los padres. Otro consejo básico es despertarse con tiempo. Algunos padres prefieren llevar a su bebé dormido con la consiguiente sorpresa desagradable al despertar. Así se corre el riesgo de que piensen que los han abandonados. 

FUENTE: www.CadenaSer.com

¿Es recomendable premiar las buenas notas y castigar las malas? Colaboración con el Diario El Mundo

Cumpleaños y regalos, ¿se nos están yendo de las manos?

El castigo: ¿funciona?

Silvia Álava: «Es más efectivo premiar que castigar»

  • ÚRSULA PERONA

Más efectivo premiar que castigarVarias preguntas que nos hacemos a menudo los padres: ¿debo regalarle algo por haber aprobado todo? ¿Qué castigo le pongo por haber suspendido siete? ¿o mejor no castigarle?

Pues dependerá de varios factores. No es lo mismo un niño que saca buenas notas normalmente, a otro que venía suspendiendo pero ha hecho un esfuerzo y ha empezado a remontar.

Veamos caso por caso:

Cuando los estudios no son un problema

Niños que son más o menos buenos estudiantes, pero que son responsables académicamente y tienen un rendimiento normal. Los estudios no son un tema de conflicto. En este caso, yo creo que, ante todo lo bueno que hacemos, es conveniente valorarlo. Decirles lo orgullosos que estamos de su trabajo, también de sus notas, así como de la tranquilidad que nos aporta que sean responsables y se hagan cargo de sus estudios.

Cuando suspenden varias asignaturas

En estos casos se puede, en primer lugar, mantener una conversación para intentar averiguar qué ha pasado y hacerle reflexionar sobre qué podría haber hecho de otra forma para no suspender. Preguntas abiertas como: «¿ Por qué crees que has suspendido ocho asignaturas? ¿Qué piensas que podrías haber hecho de otra manera? ¿Qué aspectos o características tuyas han influido en estos resultados?». Cuando se les hacen las preguntas oportunas, se les invita a la introspección y al autoconocimiento. A menudo identifican la pereza, la falta de motivación, que no se han organizado y han dejado todo para el último momento, que no han llevado al día las tareas… ellos mismos se dan cuenta de en qué han fallado y, por tanto, de qué podrían hacer mejor.

Y, además, poner una consecuencia negativa. La consecuencia negativa no es recomendable que sea apuntarlo a una academia para recuperar, o ir a clases de refuerzo. Porque entonces estamos convirtiendo el estudio en un castigo. Debe estar relacionada con la retirada de algún privilegio, como no permitirle jugar a la Play durante unas semanas, o el móvil etc.

Lo que no tiene sentido es que suspenda ocho en diciembre y los Reyes Magos le traigan un iPhone 6. Los privilegios se ganan.

Si le apuntamos a refuerzo académico durante el verano, le haremos ver que es una oportunidad y una ayuda que le brindamos para que pueda recuperar lo atrasado y prepararse para el próximo curso. Incluso aunque vaya a repetir curso.

Cuando ha suspendido cuatro, pero empezó el curso suspendiendo diez

Es decir, cuando ha habido una «remontada». Cuando el niño o el adolescente se despistó mucho al principio, pero se puso las pilas, se ha esforzado y ha recuperado algunas. En este caso es muy importante reconocer el esfuerzo realizado, aunque no se haya logrado el objetivo final (que sería haberlas aprobado todas). Si el niño ve que sus esfuerzos no han servido para nada, ni académicamente (porque le han caído algunas o incluso tiene que repetir), ni se ha valorado su cambio de actitud y su esfuerzo, probablemente se desmotive y piense que no vale la pena.

¿Y si es un estudiante de sobresalientes?

¡Pues reconocérselo! Aunque estemos acostumbrados, aunque pensemos que estudiar es su obligación. Porque la excelencia debe ser reconocida en todos los ámbitos de la vida.

Cuando te dejas la piel en un proyecto en el trabajo o dedicas varias horas a cocinar algo especial, ¿no te gusta que te lo reconozcan? Pues a ellos también. Está claro que no tenemos que estar comprando regalos por cada logro de nuestros hijos, que la motivación no puede basarse en premios o elogios. Hay que ser conscientes de ello, pero también ser realistas y reconocer que a todos nos gusta que se nos reconozcan nuestros méritos de vez en cuando.

FUENTE: Diario El Mundo – Sapos y Princesas

¿Cómo enseñar a los niños a ser asertivos? video colaboración con guiainfantil.com

No, el hijo favorito no es el mayor de los hermanos. Colaboración para SModa

La relación de los padres con sus hijos varía según la edad y las vivencias con los mismos, pero es importante tener claro cómo evitar los celos entre hermanos.

Modern family - Hermanos - Hijos favoritos

Que no se quede solo en el Día de la felicidad: potencia sus virtudes y verás… Colaboración con Mujer Hoy

¿Cuál es la respuesta más común entre los padres cuando se les pregunta qué quieren para sus hijos? ¡Que sean felices!

 Ellos… los más indefensos, los más tiernos, los más lindos, los más ‘puros’… Ellos, los niños, merecen ser educados para que aprendan a ser felices. Nos hacemos eco de algunos de los consejos que la psicóloga Silvia Álava lanzó recientemente durante unas jornadas divulgativas para padres el colegio Liceo Europeo.

FelicidadPrepara a tu hijo para el camino, no el camino para tu hijo»

La experta, que dirige el área infantil en el Centro de Psicología Álava Reyes y es autora «Queremos hijos felices» y«Queremos que crezcan felices», analizó a través del humor y las situaciones cotidianas cuáles son los retos a los que se enfrentan los padres hoy en día. En su opinión, en ellos prevalece un excesivo sentimiento de culpa, sobreprotección y un afán de perfección que en palabras de la psicóloga “no existe, porque no existen las personas perfectas”. Por ello, Silvia Álava anima a los padres a perder el miedo al fracaso para no extender esa frustración a los hijos y «preparar a tu hijo para el camino, no el camino para tus hijos». Y es que la psicóloga está convencida de que los que preparan el camino son padres «apisonadora», que impiden que sus hijos desarrollen competencias emocionales, lo que, según asegura, «les generará más inseguridad e infelicidad en el futuro». Así, propone esta guía para dar a los hijos los recursos suficientes para que sentir la felicidad.

Decálogo para educar en la felicidad

  1. El mayor regalo para un niño es la atención. Esta atención debe ser de calidad, mediante una escucha activa. Nos sentimos escuchados por los ojos. Necesitamos que nos miren.
  2. No les presiones. Ofrece al niño pequeños retos, que siempre son más efectivos que el castigo.
  3. Mide bien lo que le pides al niño. No le exijas lo que no pueden hacer. La búsqueda de la perfección en los hijos hace que en muchas ocasiones se les exijan cosas para las que no están preparados.
  4. Refuerza cada paso que dé, aunque sea pequeño. Todos necesitamos el reconocimiento de los que nos rodean. El niño irá ganando en confianza y autonomía.
  5. Busca cosas que se le den bien, donde pueda destacar aunque sean fuera del ámbito escolar. La práctica deportiva es muy útil, en este sentido, porque además muestra que las cosas que dan más felicidad se ganan con esfuerzo continuado.
  6. Mitiga defectos y potencia virtudes. Es necesario reforzar en positivo, sin comparaciones. El niño también agradece que el padre se muestre orgulloso de él y se lo haga saber a él y a sus seres queridos.
  7. Si lo necesitas, pide ayuda. El afán de perfeccionismo de los padres hace que muchas veces no pidan ayuda y esto, sumado a la falta de tiempo y el cansancio, genera frustración.
  8. Enséñale a pensar y dótale de recursos. Evitar el “ya lo hago yo” o “espera a que llegue a casa y lo hacemos”. Son mensajes que hacen sentir al niño que él no es capaz. Por el contrario, hay que optar por el “¿Tú qué piensas? ¿Cómo lo harías?”.
  9. Busca con él los momentos felices. Las pequeñas cosas del día aportan felicidad. Hay que buscar que esos momentos sean de calidad, prestando atención al niño.
  10. La vida es más que un boletín de notas. Este punto está directamente relacionado con el 5 y con el 8. Ninguno de nosotros recuerda como momentos felices hacer los deberes con nuestros padres.

Consejos basados en el libro Queremos Hijos Felices

Queremos Hijos Felices - Silvia Álava

Decálogo para educar en la felicidad

Claves para afrontar uno de los retos más importantes a los que se enfrentan los padres de hoy

silviaalava-liceoeuropeo-feb16-c¿Cuál es la respuesta más común entre los padrescuando se les pregunta qué quieren para sus hijos? Que sean felices. Partiendo de esta premisa, la psicóloga infantil Silvia Álava, en una conferencia organizada por el colegio Liceo Europeo, ha analizado a través del humor y las situaciones cotidianas, los retos que afrontan los padres.

Para Álava, autora de los libros Queremos hijos felices (que ya va por su tercera edición) y su continuación Queremos que crezcan felices, de reciente publicación,en los padres de hoy en día prevalecen un excesivo sentimiento de culpa, sobreprotección y un afán de perfección que en palabras de la psicóloga “no existe, porque no existen las personas perfectas”.

Prepara a tu hijo para el camino

En la conferencia ofrecida en el colegio Liceo Europeo, Silvia Álava animó a los padres a perder el miedo al fracaso para no extender esa frustración a los hijos y “preparar a tu hijo para el camino, no el camino para tus hijos. Los que preparan el camino son padres “apisonadora”, que impiden que sus hijos desarrollen competencias emocionales, lo que les generará más inseguridad e infelicidad en el futuro”.

Además, la directora del área infantil en el Centro de Psicología Álava Reyes mostró un decálogo para educar en la felicidad:

  1. El mayor regalo para un niño es la atención. Esta atención debe ser de calidad, mediante una escucha activa. Nos sentimos escuchados por los ojos. Necesitamos que nos miren.
  2. No les presiones. Ofrece al niño pequeños retos, que siempre son más efectivos que el castigo.
  3. Mide bien lo que le pides al niño. No le exijas lo que no pueden hacer. La búsqueda de la perfección en los hijos hace que en muchas ocasiones se les exijan cosas para las que no están preparados.
  4. Refuerza cada paso que dé, aunque sea pequeño. Todos necesitamos el reconocimiento de los que nos rodean. El niño irá ganando en confianza y autonomía.
  5. Busca cosas que se le den bien, donde pueda destacar aunque sean fuera del ámbito escolar. La práctica deportiva es muy útil, en este sentido, porque además muestra que las cosas que dan más felicidad se ganan con esfuerzo continuado.
  6. Mitiga defectos y potencia virtudes. Es necesario reforzar en positivo,sin comparaciones. El niño también agradece que los padres se muestren orgullosos de él y se lo haga saber a él y a sus seres queridos.
  7. Si lo necesitas, pide ayuda. El afán de perfeccionismo de los padres hace que muchas veces no pidan ayuda y esto, sumado a la falta de tiempo y el cansancio, genera frustración.
  8. Enséñale a pensar y dótale de recursos. Evitar el “ya lo hago yo” o “espera a que llegue a casa y lo hacemos”. Son mensajes que hacen sentir al niño que él no es capaz. Por el contrario, hay que optar por el “¿Tú qué piensas? ¿Cómo lo harías?”.
  9. Busca con él los momentos felices. Las pequeñas cosas del día aportan felicidad. Hay que buscar que esos momentos sean de calidad, prestando atención al niño.
  10. La vida es más que un boletín de notas. Ninguno de nosotros recuerda como momentos felices hacer los deberes con nuestros padres.

 

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