¿Por qué se divierten menos hoy los niños? Colaboración con el diario ABC
Ahora que con las vacaciones volvemos a tenerlos más tiempo en casa: Ideas para acabar con su aburrimiento
Según las psicólogas Silvia Álava Sordo, del Centro de Psicología Álava Reyes, y Violeta Alcocer, las generaciones actuales de niños se aburren más que las de hace años. Estas son algunas de las razones.
—Las familias son cada vez menos numerosas. Muchos niños son hijos únicos y no encuentran con quién jugar cuando están en casa o de vacaciones con sus padres.
—Las parejas tardan más en tener hijos, por lo que su energía no es la misma cuando tienen un niño a los 27 años que a los 40. Las ganas de jugar, de tirarse al suelo y hacer una guerra de cosquillas o de diseñar planes muy activos, no son las mismas.
—Las ciudades son más inseguras, los niños casi no salen a la calle, lo que les ofrece menos oportunidades de estar al aire libre con otros niños de su edad.
—Exceso de regalos. Muchos padres compensan el poco tiempo que pasan con sus hijos comprándoles juguetes. Nuestra sociedad consumista hace que numerosos juegos acaben acumulados en el armario. Poseer muchas cosas hace que pierdan valor, que no se aprecien. Si la necesidad agudiza el ingenio, la saturación lo adormece.
—Falta de tiempo. Durante el curso escolar tienen agendas muy apretadas y cuando los alumnos salen de clase van a extraescolares, seguidamente a casa a hacer deberes, ducharse, cenar… Apenas disponen de tiempo para «no hacer nada», por lo que cuando llega el verano y se enfrentan a «tiempos muertos» no saben cómo afrontarlos.
—Los padres tienen la opción de involucrar a los pequeños en sus actividades. Se les puede invitar a que se acerquen y compartan con ellos lo que estén haciendo como recoger las hojas del jardín, regar, cocinar, ordenar unas fotos… Además de divertirse y compartir tiempo juntos, se sentirán importantes por tal invitación.
—Proporcionarles elementos como pinturas, arcilla, cartulinas, hojas de árbol, piedras… para que con todo ello construyan o diseñen algo que les resulte bonito. Si no se les ocurre, el adulto puede guiarles al comienzo para dejar que sean los pequeños los que continúen con la labor.
—Que visiten a los abuelos, pero no como el resto del año que van a su casa para que les den de comer o a quedarse porque están enfermos y no han podido ir al colegio, sino para hacerles compañía, hablar y sobre todo jugar con ellos, aunque sea a juegos sencillos, como el dominó.
—Facilitarles el entretenimiento con los hermanos o, si no los tiene, gestionarles la compañía de un vecino, un primo con el que compartir aventuras…
—Mostrarles fotos para que realicen un álbum, ya sea en papel o digital.
—Dotarles, según la edad, de lápiz y papel para que escriban una historia imaginaria o real de lo que les gustaría hacer durante el verano.
—Decirles que son un personaje de un cuento, una película o un aventurero y que se imagine qué haría en su lugar.
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