El peligro y las consecuencias de que papá te haga la tarea. Colaboración con el diario Qué!
En los últimos 30 años hemos pasado de los educadores que reclamaban más implicación de los padres en el trabajo escolar de sus hijos a los terapeutas que piden autonomía para los pequeños. Menos dependencia. ¿Qué ha pasado? El 83% de los docentes han detectado en alguna ocasión que papá o mamá son quienes hacen las tareas de su hijo, según una sorprendente encuesta a partir de las respuestas de los progenitores. ¿Es grave? A este paso un porcentaje alto de los escolares de hoy, mañana no sean capaces de enfrenten con garantías a la vida
Muchos padres se quejan de la cantidad de tarea escolar que tienen que hacer sus hijos en casa. Y de ellos, algunos confiesan que les ayudan para que tarden menos y acaben antes. Para conseguir con ello que tengan tiempo «de hacer otras cosas». La falta de tiempo o las prisas. Un lugar común. Frases similares ha tenido que escuchar con inquietud, Cristina Gutiérrez, educadora emocional con 30 años de experiencia sus espaldas de intervención extraescolar con menores. Ella codirige la Granja Escuela de Santa Maria de Palautordera, en Girona. «Detecté que los niños ya no me atendían en las explicaciones como antes y de que era incapaz de solucionar conflictos. Lo consulté con mis compañeros y les pasaba a todos», asegura.
De su celo y preocupación profesional salió la sorprendente encuesta que ha encendido las alarmas. Autora del libro «Entrénalo para la vida» (Plataforma Editorial), Gutiérrez centra su actividad e intervención en unos 10.000 niños que pasan anualmente por el centro en el que trabaja. Niños de la escuela pública y la privada, de distinta extracción económica y cultural. Una muestra heterogénea.«Decidimos hacer una encuesta a niños y padres. E incluimos preguntas sobre las tareas del colegio. Yo esperaba que en torno a un 70% de los progenitores ayudaran demasiado a sus hijos, pero es que la sorpresa fue mayúscula: ¿Un 83% hace la tarea a sus hijos. De su puño y letra. Directamente».
Pero si sorprendente es la cifra, aún más lo son los motivos que aducen para hacerlo así: «Una mamá decía que pidió ayuda a la profesora de su hija -2º de la ESO, 13 años- para que le advirtiese a la menor que debe ser ella quien haga las tareas. ¿Por qué no lo hacía mamá? Porque no quería discutir con su hija. Por miedo a las consecuencias. En otro caso, otra mamá le pedía a los profesores de su hijo que no subiera más el nivel de los deberes porque, a ese ritmo, no podría seguir haciéndolos», concluye Gutiérrez. Además de esto, la encuesta arrojaba que del 9% de adultos que han reconocido hacer los deberes de sus hijos, un tercio de ellos han respondido que los hacen cuando el niño está demasiado cansado y, casi la mitad, «porque consideran que sus hijos tienen demasiados deberes y así los liberan de tanta carga», indica Gutiérrez. El resto, algo más del 15%, los hacen ellos porque el niño no los quiere hacer.
¿Nos hemos convertido los padres en los ‘negros’ de nuestros hijos?¿Somos los autores de sus trabajos, quienes les solucionamos siempre la ‘papeleta? El caso es que si hace 20 años casi todas las instancias educativas pedían a los padres españoles más implicación en el aprendizaje y en el trabajo escolar de los hijos, ahora la tendencia ha variado.Y se reclama lo contrario: Menos protección o, directamente, que los deberes y trabajos escolares los hagan ellos.
Todos los datos de las encuestas se sistematizaron gracias a la colaboración de Rafael Bisquerra, profesor de la Universidad de Barcelona especialista en Métodos de Investigación y Diagnóstico de la Educación. La principal conclusión es clara: Les protegemos demasiado. Pero este especialista hace una reflexión sobre el clima que las excesivas tareas escolares crean en casa: «Puede ser comprensible comprensible que algunos progenitores actúen así. En ocasiones, hay una excesiva presión en casa con los deberes. ¿Realmente son necesarios tantos trabajos? Finlandia obtiene estupendos resultados educativos y es de los países en los que menos tarea escolar se manda para casa. Por un lado yo apostaría por un sistema educativo que se fijara más en lecturas divertidas para los alumnos, pero además recordaría los padres que su comportamiento es el primer paso la educación de sus hijos. Si lees, es más fácil que tu hijo lea».
«Cargamos con su trabajo y con su mochila. Y les preparamos el desayuno y el bocata todos los días. Aunque tengan 12 años. ¿Por qué? «, señala la psicóloga Silvia Álava, del Centro de Psicología Álava Reyes de Madrid. En opinión de esta terapeuta, el problema es grave. «Debemos mentalizarnos que los deberes y tareas escolares son de los niños. Es su responsabilidad. Y es bueno que afronten su responsabilidad. Los padres hemos de acompañarles y solucionar alguna duda puntual, incluso mandarle repetir alguna cosa si observamos que lo ha hecho mal y con desgana. Pero nada de sentarnos a su lado a hacerlo. Y mucho menos hacerlo nosotros».
No es lógico que a un padre quiera cargar de trabajo y responsabilidad a su hijo, pero puede que estemos disparando una ola que nos salga por la culata. ¿Por qué puede ser tan perjudicial? «Me encuentro cada día con muchos problemas de inteligencia emocional en menores. ¿Qué harán cuando deben enfrentarse ellos a la vida?Nuestros hijos pueden acumular muchas debilidades y alimentar un complejo de inferioridad». O sea, la actitud correcta es decir al menor, hazlo tú. Y hazlo bien. «De ese modo estaremos fomentando la seguridad en si mismo y la autoestima. Y es que aunque en psicología no hay relaciones causa efecto inmediatas sí que se está describiendo un nexo de este tipo de educación sobre protectora de los padres en niños que sufren acoso escolar», remacha la psicóloga Silvia Álava.
Para la educadora emocional Cristina Gutiérrez todo tiene que ver con nuestra forma de vida actual. No tenemos tiempo. «En mi trabajo directo con niños les animo a dibujar a sus familias. Y en algún caso curioso hay niños que se han dibujados a ellos mismos rodeados de perros. Y en otros han dibujado a su abuela y a su madre, pero no a su hermano mayor y a su padre, por ejemplo. Ocurre, por desgracia, que no paramos a mirar a nuestros hijos. No les prestamos atención». Y de ahí , pasamos al sentimiento de culpa y a intentar ‘fabricar’ una vida fácil.
¿Y si hacer los deberes con nuestros hijos es sólo la punta del iceberg? Detrás pueden producirse, de manera relacionada, casos de violencia doméstica de padres a hijos, o autolesiones de adolescentes por su baja tolerancia al fracaso y la frustración. O simplemente, adultos débiles que no están preparados para afrontar una vida cargada, como la del todo el mundo , de responsabilidad. Al fin y al cabo, el informe PISA demostró que pocos, muy pocos españolitos de 15 años, a la edad en que sus abuelos ya eran capaces de mantener un hogar con su trabajo, actualmente no son capaces de programar el aire acondicionado.
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