¿A qué edad debemos enseñar a leer a los niños? Colaboración con Padres y Colegios

Os adjunto la últiama colaboración realizada para la revista Padres y Colegios:

Enseñar a leer a los niñosEste es un tema muy controvertido, y por el que padres y medios de comunicación nos preguntan muy a menudo. Hay colegios y escuelas infantiles donde los niños empiezan muy pronto con el aprendizaje lectoescritor, mientras que en otros se considera que es mejor esperar a que lo niños sean algo mayores y se inicia la lectoescritura en primero de primaria. Al analizar el asunto, nos damos cuenta de que la diferencia suele estar en que cuando

hablamos de trabajar la lectoescritura desde pequeños no nos referimos exclusivamente al hecho de decodificar el texto y aprender las letras, sino que ello implica que hay que trabajar toda una serie de requisitos previos, que serán necesarios para que los niños consigan abordar con éxito el aprendizaje de la lectura. Cuando los colegios y escuelas infantiles mencionan que trabajan la lectoescritura con los niños desde los tres años, se refieren a estos procesos, no al aprendizaje específico de las letras.

Conviene comenzar a desarrollar hábitos lectores prácticamente desde bebés. Eso no implica enseñar las letras a los niños, pero si que jueguen con libros de plástico, de cartón o de tela con imágenes vivas que llamen su atención.

Antes de enseñar a los niños a leer hay que trabajar con ellos toda una serie de procesos cognitivos que son necesarios para la adquisición de la lectoescritura. Cuando hablamos de enseñar a leer a edades tempranas a los niños, tenemos que tener en cuenta que no siempre

se refiere al hecho de aprender a decodificar el texto, sino que desde los tres años se trabajan procesos que son básicos para luego conseguir este aprendizaje lectoescritor, como son, entre otros:

  • La atención selectiva. Por ejemplo, con ejercicios como señalar en láminas lo que el adulto le pide o buscar un determinado dibujo.
  • La atención sostenida, contándoles cuentos cada vez más largos.
  • El ritmo, con canciones, rimas, juegos de palmas…
  • La memoria.
  • Las destrezas finas.
  • La grafomotricidad.
  • La coordinación oculomanual.
  • Otro ejercicio que será fundamental para realizar una correcta adquisición de la lectoescritura será que aprendan a diferenciar la derecha y la izquierda.

En torno a los cuatro años, los niños ya están preparados para aprender las vocales, y a partir de los cinco ya son capaces de aprender la correlación fonema-grafema y saber qué símbolo corresponde a cada sonido. De tal forma que a los seis años lo habitual es que los niños pueden realizar una lectura silábica, y a los ocho, una lectura léxica (ya no leen silabeando, sino que identifican visualmente cada palabra). No obstante, cada niño lleva su ritmo y aunque en el colegio el aprendizaje se realiza en grupo, hay que respetarlo.

En el momento de adquisición de la lectoescritura, será importante seguir el mismo método con el que trabajan en el colegio, pues hasta que el aprendizaje esté automatizado, el acceso a la lectura “mezclando” métodos puede tener un efecto contraproducente. Por eso será fundamental estar informado y coordinado con el colegio.

Desde bien pequeños también se puede trabajar para inculcar el hábito de leer. Los niños aprenden por modelado, es decir, copian a sus adultos de referencia, que son sus padres. Por eso es bueno que vean que sus padres leen, que reservan un tiempo cada día para hacerlo.

Así, los padres que leen a sus hijos, les regalan libros desde que son pequeños, refuerzan a los niños en su lectura y se interesan por lo que leen preguntándoles qué aprendieron con el libro, de qué trataba… tendrán una influencia positiva en los hábitos lectores de sus hijos y es más probable que estos descubran el placer de la lectura.

La forma de introducir a un niño en la lectura es a través de lo que los adultos le leen, por lo que hay que reservar todos los días un tiempo para ello. Cuando al niño se le narra un cuento, es más fácil que mantenga la atención, pues los cuentos se pueden personalizar, para que el niño se vea reflejado, añadir una moraleja para que aprendan…, pero cuando se les lee es más fácil que adquieran el hábito.

Al leer un cuento al niño se debe de tener en cuenta que el niño no tiene acceso al contenido del cuento, no sabe decodificar lo que pone en el texto, lo recibirá a través del adulto; por eso será fundamental que este lo haga con la mayor pasión posible, entonando mucho, con pausas que creen suspense, cambios en el tono de voz… De esa manera, el cuento será más atractivo para el niño. El objetivo de los padres será inculcar e incluso “transferir” su pasión por la lectura a los niños.

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