Tenemos a los padres más preparados de la historia y más perdidos que nunca
Tenemos a padres y madres muy deseosos y concienciados sobre la importancia que tiene conectar emocionalmente con sus hijos», asegura la psicóloga infantojuvenil y escritora
Por Sergio Fernández
La prestigiosa psicóloga infantojuvenil Silvia Álava, autora de libros como “¿Por qué no soy feliz?” visitó ayer el Colegio Apóstol Santiago invitada por el anpa para ofrecer una charla sobre los autocuidados en la familia.
¿Qué temas abordó en esta charla?
Hablamos sobre cómo muchas veces los padres quieren hacerlo lo mejor posible y están muy concienciados de que tienen que estar ahí para sus hijos pero están cansados. En ocasiones no han sido capaces de regular sus propias emociones y eso dificulta enormemente a la hora de acompañar a los hijos en su proceso educativo, porque no nos hemos cuidado a nosotros mismos. Tenemos a padres y madres muy deseosos y concienciados sobre la importancia que tiene conectar emocionalmente con sus hijos y atendiendo a sus necesidades, tremendamente cansados que luego se sienten culpables de, por ejemplo, soltar un grito cuando no debían porque vienen cansados del trabajo u otras circunstancias. Si no nos paramos a regularse y ver cómo estamos, va a ser difícil que podamos hacer lo mismo con nuestros hijos. Cuando hablamos de niños y adolescentes, estamos hablando con personas cuyo cerebro está en formación. La parte que regula las emociones es lo último que termina de madurar en el cerebro, no lo hace hasta los 25 años. A lo largo de ese proceso van a necesitar que su adulto de referencia le ayude a corregular esas emociones que a veces no saben muy bien cómo. Hay que acompañarles, explicándoles por qué creemos que se sienten como se sienten. Es un proceso fundamental a lo largo de la educación. Pero no vamos a poder hacerlo si nosotros no estamos bien regulados.
La educación de los más pequeños es una preocupación que está en constante cambio con métodos innovadores. Como psicóloga, ¿qué cree que es lo básico a la hora de educar a nuestros hijos?
Dos cosas. Una es que se fijen mucho en su intuición y sentido común porque nadie conoce a sus hijos como ellos mismos. También hay que huir de las fórmulas mágicas y universales. Una segunda recomendación es fijarse muy bien en ver quién avala las teorías que estás siguiendo. Hay algunos que ni tan siquiera son padres o madres. ¿Esas teorías están avaladas por la ciencia? En educación se hacen muchísimas cosas que van en contra de la evidencia empírica, hay que ver muy bien que lo que estamos haciendo está avalado por la ciencia. En redes sociales tenemos a gente buenísima que nos aconseja desde la evidencia, pero a la vez hay influencers sin formación que hacen lo mismo.
La salud mental es un problema cada vez más presente a edades más tempranas, como indica en uno de sus últimos libros, “Por qué no soy feliz”. ¿Cómo se debe tratar este asunto en casa con los más pequeños?
Lo primero que tenemos que pensar es que desde la pandemia se han incrementado los trastornos mentales un 47% en menores. Según la OMS, el 20% de los adolescentes europeos tendrían un problema de salud mental. La familia tiene un factor protector de la salud mental, pero también puede ser de riesgo. Tenemos que ser conscientes de cómo estamos actuando y de los mensajes que les damos a nuestros hijos, tanto de forma verbal como no verbal. Es importante hablar con ellos y poder entender esas emociones, dejar espacio para la validación emocional y trabajar las habilidades socioemocioanles, que pueden ser una herramienta para evitar trastornos.
Según su experiencia profesional, ¿cuál es el error más común que cometen los padres a la hora de educar a sus hijos?
Quizás sea la sobreprotección. Malentendemos el amor paternal y en lugar de estar allí acompañándolos, resolvemos sus problemas y les evitamos el mal rato. Cuando necesiten esas herramientas no las van a tener. Estamos hablando de esas estrategias de autorregulación emocional que son fundamentales.
El acoso escolar, desde hace unos años, ha dejado de estar invisibilizado. ¿Cree que al fin se está combatiendo con las herramientas adecuadas?
Lo que sabemos que funciona para prevenir el acoso escolar es hacer programas dirigidos a todo el colegio y entorno educativo, y además que sean a lo largo de toda su vida educativa. Programas SEL (social emotional learning), en los que trabajamos inteligencia emocional con todo el colegio, no solamente dirigidos a víctima y agresor, incluidos profesores y personas que trabajan en el cole. Se trata de empatizar, priorizar el respecto y aprender a comportarnos de forma asertiva sin tener ese comportamiento agresivo. Cuando esto se trabaja con todo el centro escolar, tiene un efecto muy positivo porque son los propios alumnos quienes, si ven que un niño se está propasando con un compañero, les dicen que pare. Evitamos esos testigos mudos. Es una filosofía que se tiene que tener en los centros escolares, es lo que está probado que funciona.
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