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Fin de la mascarilla en interiores: «Una parte importante de la población va a sentir miedo»

El fin de las mascarillas tiene fecha: a partir del próximo 19 de abril no será obligatoria. Una liberación para muchos y un temor para otros. La psicóloga Silvia Álava nos explica que la retirada de las mascarillas tendrá un impacto psicológico: «hay gente que ha utilizado la mascarilla como un mecanismo de defensa para tapar complejos. Se han acrecentado las inseguridades, pero es importante que nos mostremos tal y como somos realmente». Álava habla sobre que las mascarillas pueden ser un foco de bullying y generar comportamientos difíciles de gestionar. Para ello, propone fomentar la comunicación y trabajar desde el respeto y la empatía. «Necesitamos tiempo para adaptarnos a la nueva situación y darnos tiempo para validar».

La psicóloga Silvia Álava ha asegurado en el Canal 24 Horas que «una parte importante de la población va a sentir mucho miedo» ante el fin de la mascarilla en interiores, que está previsto para el próximo 20 de abril, y «va a esperar un poco a quitársela, para ver que no sube realmente la incidencia, y cuando vea que se está controlando será cuando se la quiten». Sin embargo, esta especialista ha matizado que muchas otras personas «lo van a vivir como una liberación».

Para estas personas más temerosas, esta especialista recomienda «ir poco a poco», y empezar a quitarse la mascarilla cuando estén en un sitio en el que hay menos gente, o con la ventana abierta… «Pequeños factores que nos pueden dar seguridad para después ir incrementando más el número de tiempo que estamos sin la mascarilla puesta», asegura.

«Nos tenemos que dar tiempo para adaptarnos a la nueva situación y para validar las emociones que nos va a generar esta nueva situación», ha manifestado.

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2022, año III de la era COVID: las «mutaciones» de una sociedad «cansada del cansancio». Colaboración con RTVE​

Cambia el calendario sin poder pasar página respecto a la pandemia mientras la fatiga colectiva se sigue «cronificando» 

Varios expertos analizan cómo han cambiado los estados de ánimo, las preocupaciones y la forma de afrontar la realidad

Por JESSICA MARTÍN

No solo es el COVID lo que muta.

También mutan las sensaciones, las emociones, las preocupaciones y los estados de ánimo que genera su existencia, mientras la pandemia se sigue prolongando en el tiempo: del miedo al agotamiento, del agotamiento a la frustración, de la frustración al hartazgo y del hartazgo, parece, a la extenuación colectiva.

Cada estado habrá tenido, a su vez, diferentes variantes en función de la experiencia individual y, aunque la vacuna haya regado el 2021 de esperanza, lo cierto es que el año ha terminado sin que reine la calma. Las olas ya se cuentan con las dos manos y, lejos de estrenar el calendario de 2022 con el cielo despejado, la lluvia de contagios navideños desatada por ómicron podría cogernos nuevamente con el paraguas sanitario agujereado.

«La gente está muy cansada de todo esto. Parecía que nos habíamos acercado a la realidad anterior a la pandemia y volvemos a los contagios, las medidas, las clases de los ‘peques’ confinadas, la preocupación, las cuarentenas… En las familias hay mucho desconcierto. Llevamos casi dos años viviendo así y, aunque todos hemos pasado por distintas fases partiendo del miedo del principio, la sensación más extendida ahora mismo es la de hartazgo por no saber hasta cuándo estaremos así», resume la psicóloga Alejandra García Pueyo, especializada en terapia familiar.

La sexta ola se percibe como «un retroceso a la casilla de salida»

Esa percepción sobre el desasosiego generalizado la comparte también Alberto del Campo Tejedor, antropólogo e investigador de la Universidad Pablo de Olavide:

«Teníamos una enorme fe en el Estado, que siempre nos protege, y en la ciencia, pero esa fe se va minando cuando va pasando el tiempo. Nos estamos dando cuenta ahora de que llevamos casi dos años y la ciencia, el Estado, el dinero, el capital, no son capaces de controlar todas las contingencias. Esto, que es algo natural, parece que lo habíamos obviado (…) Vivimos en la sociedad de la inmediatez y de la impaciencia, y esa mirada la trasvasamos a otros ámbitos; requerimos soluciones inmediatas para todo y no tenerlas esta vez ha propiciado que la sociedad esté muy frustrada con la espera«, señala.

Silvia Álava, psicóloga sanitaria y educativa, cree que esa frustración y esa fatiga se están «cronificando» en la sociedad y afirma que muchas personas están percibiendo la sexta ola como «un retroceso a la casilla de salida», aunque sepan que ha habido una mejoría respecto al año anterior por la vacunación y por el descenso de muertes: «Las Navidades han sido una puntillita más. Nos habíamos imaginado una Navidad distinta a la del año pasado y otra vez nos dan un mazazo que genera más frustración y que se suma al agotamiento ya acumulado». 

Los continuos vaivenes, unidos a la incertidumbre que provoca el «no ver la luz al final del túnel», añade Álava, «terminan pasando factura cuando no se tienen herramientas para gestionar las emociones». Por eso es tan importante, dice, que este 2022 se siga poniendo el foco en la salud mental y que se normalice entre la sociedad el pedir ayuda psicológica o psiquiátrica cuando sea necesario.

 Los datos de la salud mental en España, la pandemia detrás de la pandemia

Un «estado de preocupación» más «heterogéneo»

Del Campo, también editor del libro La vida cotidiana en tiempos de COVID. Una antropología de la pandemia, en el que participan diferentes investigadores, afirma que ha notado algunos cambios en la sociedad respecto al inicio de 2021, que fue justo cuando se publicó ese trabajo.

En primer lugar hay, explica, un «estado de preocupación» más «heterogéneo». Es decir, ya no solo hay «miedo a morir o a no poder pagar el préstamo de un bar», también hay preocupación en numerosos padres por cómo está repercutiendo la privación social en la salud mental de sus hijos adolescentes o por cómo puede perjudicar la situación al desarrollo de los niños.

«En muchos niños pequeñitos que han nacido o que viven sus primeros años en plena pandemia yo noto un aumento de timidez, más dificultad en la gestión de emociones y en el desarrollo del lenguaje. Para ellos todo está siendo diferente. Antes los niños veían a sus profesores gesticular o reirse y ahora no se pueden relacionar igual (…) Y empezamos el año otra vez con más preocupación entre los adultos y con posibles medidas en las aulas. Estos cambios también les confunden a ellos, que tienen que seguir jugando y relacionándose», apunta al respecto García Pueyo.

En la población joven lo que hay, dicen los especialistas, es mucha apatía, desmotivación y ansiedad, estados que conviene frenar cuanto antes y que podrían seguir ganando terreno si se siguen anunciando restricciones generales sin tener en cuenta cómo influyen en las diferentes etapas vitales.

La pandemia empieza a verse como un problema «a medio plazo»

Por otro lado, Del Campo apunta que es ahora cuando se empieza a afrontar la pandemia como «algo más a medio plazo» y no como un problema que tiene un final próximo. «La mayoria de las personas hace un año nos decían ‘no nos preocupemos, tenemos ya una vacuna’, y consideraban que esto no duraría más de un año. Cuando han visto que va para largo están empezando a meditar si es razonable, por ejemplo, tener a una abuela de 90 años encerrada durante tres años o lo que dure esto (…) Esta dimensión temporal se está introduciendo en las reflexiones, hay un cambio», cuenta el antropólogo, quien incide en varias ocasiones en la importancia de que la ciudadanía cuente con «válvulas de escape» para evitar males mayores.

Esto último lo ejemplifica de múltiples formas, recurriendo a varios acontecimientos históricos que demuestran, dice, que una sociedad «en depresión colectiva» es «el caldo de cultivo perfecto» para que germinen la pesadumbre y la apatía, y para que esto derive en algo mucho peor: «el odio y la simplificación».

«Lo hemos empezado a ver ya. Tendemos a culpabilizar muy fácilmente al otro y han aparecido discursos demagógicos simplistas. Estamos muy frustrados por no poder culpar a alguien y tenemos poca tolerancia frente a la incertidumbre (…) A la sociedad nos ha cogido esto muy poco preparada y es ahora, a medio plazo, cuando vemos que nos ha ocurrido algo que no era previsible. No teníamos entrenamiento con el miedo, el dolor y el sufrimiento porque la última guerra grande que vivimos pasó hace muchos años. La mayoría de personas que están vivas no habían experimentado un miedo colectivo ni un sufrimiento así de una manera tan directa», añade el investigador.

España es el país donde más crece la preocupación por la salud mental, según un estudio

Seguir viviendo al día, el único modo de encarar el nuevo año

Pero, ¿qué hacer como individuo cuando uno se siente frustrado o, “simplemente, cansado del cansancio”, como dice el verso de Oliverio Girondo? ¿Cómo afrontar un nuevo año que llega precedido de otras Navidades duras y en el que, al menos al comienzo, será imposible deshacerse de todo el ruido pandémico que enturbia lo cotidiano?

Las dos psicólogas coinciden en recetar la misma pauta: seguir viviendo al día. «Tenemos que vivir, con medidas, pero tenemos que vivir, y hay que mirar por nuestro bienestar. Aunque no nos guste, toca asumir que esta es la situación que tenemos y solo queda centrarnos en el presente», dice García Pueyo. Esto no significa, precisa, que haya que dejar de ilusionarse con planes futuros, pero es muy importante «tener cuidado con las expectativas» y mantener «los pies en la tierra», dado que el mundo sigue atravesando un periodo muy incierto. 

Álava habla de «aceptación» —que no es lo mismo que «resignación»— y sugiere poner el foco en «la pequeña parcela que sí depende de nosotros»

«Se trata de dejar de luchar contra una situación que no depende de mí y que no puedo controlar. Es decir, acepto que, aunque no me gusten, las cosas son así, y aprendo tanto a regular las emociones que son desagradables como a propiciar las agradables», dice Álava, que propone realizar un ejercicio: «Podemos echar la vista atrás y ver qué cosas concretas hemos hecho para superar esta situación que en otro momento nos ayudaron a sentirnos bien».

La fatiga pandémica se extiende entre la sociedad: consejos para frenarla

Dos retos: entrenar la paciencia y celebrar lo cotidiano

Del Campo cree que esta sociedad de lo inmediato necesita «aprender a ser un poco paciente», lo cual no significa ni ser «benevolentes con la Administración» ni dejar de ser «críticos», sino entender que no siempre hay soluciones rápidas para todos los problemas. Mantener la serenidad colectiva, «naturalizar» los cambios anímicos y ser conscientes de la propia «vulnerabilidad», cree, ayudará a afrontar mejor lo que ocurre.

El antropólogo también hace un llamamiento a seguir protegiéndose en este arranque de año sin optar por la rigidez absoluta. Verse con amigos o familiares, aunque los encuentros estén elegidos «estratégicamente», es fundamental, dice, para no caer en la desazón: «Están bien las arengas de que esto es una guerra, pero no somos soldados. Somos gente social y no es una frivolidad querer estar en contacto con otros, es una necesidad para hacer más digerible la pandemia, máxime cuando puede durar mucho».

Para afirmarlo vuelve a recurrir a la historia porque enseña que, incluso en mitad de una verdadera batalla, la Primera Guerra Mundial, hubo necesidad de disponer de un respiro, el acordado en la famosa Tregua de Navidad

“No somos soldados. Somos gente social, y no es una frivolidad querer estar en contacto con otros“

Álava concluye con otra propuesta más: «Lo que nos ha demostrado este virus es que no podemos dar nada por sentado porque todo puede cambiar de repente. ¿Por qué no celebramos cada día que estemos bien como si fuera Navidad? Es decir, cada vez que podamos disfrutar de un café con un amigo o de una reunión familiar, celebrémoslo». 

Sería como poner en práctica una nueva versión del famoso «no dejes para mañana lo que puedas hacer hoy», cambiándolo por un «no dejes de disfrutar de las personas hoy, pensando que las tendrás mañana», y se podría confirmar que los refranes, como el COVID, como las emociones y como los estados de ánimo, también pueden mutar. 

FUENTE: WWW.RTVE.ES

‘Generación HIT’. Participación el jueves 21 en RTVE

‘HIT’ vuelve a clase con nuevos alumnos y nuevos dilemas

La acción se traslada a un instituto público de Puertollano (Ciudad Real) que imparte Formación Profesional

Daniel Grao, Marta Larralde y nueve jóvenes intérpretes encabezan un amplio elenco de más de 70 actores

Estreno: jueves 21 a las 22:30 en La 1, seguido del especial ‘Generación HIT’, y preestreno antes en RTVE Play

Por PRENSA RTVE

 Daniel Grao protagoniza 'HIT'
Daniel Grao protagoniza ‘HIT’ FEDERICO CALVO GUTIÉRREZ

HIT, la serie de La 1 ambientada en el mundo educativo, regresa con nuevos alumnos y un nuevo escenario, un instituto público en Puertollano (Ciudad Real) en el que se imparte Formación Profesional. La temporada comienza con la llegada del profesor, a quien vuelve a interpretar Daniel Grao, a la localidad para liderar un proyecto piloto contra el abandono escolar. Hugo se topa con un panorama desolador: va a tener que impartir clase a un grupo de adolescentes firmemente instalados en el fracaso.

El Instituto RTVE ha acogido este jueves la presentación de la segunda temporada de ‘HIT’

Conducida por la directora de Comunicación y Participación de RTVE, María Eizaguirre. Para la directora de Originales de RTVE, Ana María Bordas, ‘HIT’ “fue la serie revelación de la temporada pasada y es una de nuestras grandes apuestas para este año”. Confía en que tenga el apoyo del público porque “vuelve con mucha fuerza”, “es una serie valiente para abordar los problemas juveniles en la televisión pública y en prime time”, “es un ejemplo perfecto de servicio público, que refleja la realidad, los problemas e inquietudes de miles de jóvenes dentro y fuera de las aulas a través de la diversidad de los personajes”, y aborda la FP, “a la que no se le había dado la importancia necesaria”.

No tiene problemas para plantear historias complicadas

El creador de la serie y responsable del equipo de guionistas, Joaquín Oristrell, ha subrayado que ‘HIT’ “no tiene problemas para plantear historias complicadas” y tiene tres objetivos muy claros: “Entretener, emocionar y provocar un debate dentro de las familias, las escuelas, la sociedad, la políticas….” A su jucio, “lo más difícil es darle naturalidad y quitarle hierro, no intentar ser trascendente”. “La serie desprende una verdad que es una de sus mayores virtudes”, ha concluido.

Daniel Grao vuelve a ponerse en la piel del profesor Hugo Ibarra Toledo, del que le gusta que “no es un personaje perfecto ni tiene las herramientas para resolver todo”. Sobre la segunda temporada, el actor ha destacado la parte “afectiva”, “porque él tiene cierta inmadurez en el tema de parejas, además de la adicción al alcohol”. “Vamos a ver a un HIT que empieza perdiendo y no sabe cómo hacerlo con este nuevo grupo de FP. Va a estar bastante más roto y vulnerable”.

Marta Larralde se incorpora al reparto en esta nueva temporada de la serie para interpretar a Francis, la conductora del autobús del instituto. “También trabaja en una huerta ecológica y es amante del lugar del que procede y lucha por sobrevivir ahí”. “Con HIT va a tener una relación muy especial: al principio se siente atraida por él, pero es muy territorial y no le va a poner las cosas fáciles”, ha avanzado.

 El reparto de 'HIT'
El reparto de ‘HIT’ RTVE

HIT se enfrenta a nuevos retos

Su figura de profesor estrella no impresiona a sus alumnos, a los que ni siquiera este especialista curtido en mil aulas sabe cómo ayudar. Tampoco ayuda que su realidad sea una ciudad en crisis, marcada por el anuncio del cierre de una importante empresa energética, que amenaza con dejar en la calle a las familias de muchos de sus nuevos alumnos.

En este entorno, Hugo no tendrá ni un momento de respiro y se encontrará con nuevos problemas: consentimiento, bullying, autoestima, baja tolerancia a la frustración, consumismo, xenofobia…. Se enfrentará además al viejo demonio del alcoholismo, y también a sentimientos inesperados como el asalto del amor o la llamada de la paternidad.

Producida por RTVE en colaboración con Grupo Ganga y premiada en el World Media Festival de Hamburgo con el Gran Award a la mejor serie y finalista en la categoría de Drama en el Festival de Televisión de Nueva York, ‘HIT’ invita al debate a través de un educador que no rehuye la polémica, que se implica en los conflictos de sus alumnos y está convencido de la capacidad redentora de la buena educación.

La grabación se ha realizado en localizaciones naturales de Madrid y de Ciudad Real

Con Puertollano como centro de producción, más de 70 actores participan es la serie, que sigue apostando por el talento, no solo entre los actores más jovenes, para la mayoria de los cuales HIT es su primera vez ante las cámaras. Entre los veteranos, Marta Larralde, que da vida a la conductora del bus escolar y casera de Hugo; Chema del Barco, Fátima Baeza, Ramiro Alonso, Teresa Hurtado y Raúl Jiménez. Se mantienen de la anterior temporada Rebeca Sala y Luisa Vides.

Entre los nuevos alumnos, Matthew (Son Khoury), que vive encerrado en su habitación pegado a una pantalla; Paula (Carlota Gurpegui)que quiere subir en la escala social a cualquier precio; o Román (Álvaro de Juana), con inclinaciones violentas. También está Chelo (Alba Del Ángel), obcecada con la fama y Teo (Jacobo Camarena) diagnosticado de TDAH. Lucía (Claudia Licari), madre soltera a los 16; Jota (Manuel Soler), víctima de acoso; Dan (Leonor Pernas) pasa de géneros y Karmen (Teresa de Mera) es radical, animalista y feminista.

El equipo de guión, además de Joaquín Oristrell, está compuesto por Yolanda García Serrano, Jacobo Delgado, Luis Caballero y Pablo Bartolomé. En la dirección repiten Oristrell y Elena Trapé y se suma Polo Menarguez.

La música de ‘HIT’ y David Bustamante

‘HIT’ redobla la apuesta por hacer de la música un elemento distintivo de la vitalidad adolescente, incluyendo en la banda sonora temas internacionales como los de Sub Urban y Soffi Tukker y mucha música en español. Los ritmos de Juancho Marqués, la frescura post punk de Aiko, el lirismo de Alice Wonder, la energía de Ginebras, el perreo de Rodrigo Puerta y el ritmo urbano de Joe Crepúsculo, entre otros, acompañarán al drama y sonarán en la cuenta oficial de Instagram: @hit_tve

Mención aparte tiene la participación del cantante David Bustamante interpretándose a sí mismo y formando parte de la trama en uno de sus capítulos, el cuarto, en el que se escucha ‘Héroes’. Una actuación en una gira del artista que tuvo parada en Puertollano es el origen de un misterio en la vida de Chelo, una de las alumnas.

David Bustamante, sobre su participación en HIT: «Fue mucho más difícil de lo que pensaba»

Primer capítulo, ‘Melapela’

La accidentada llegada de HIT a Puertollano es un presagio de lo que le espera este curso. Tras atropellar a uno de sus alumnos y sufrir un encontronazo con el piquete de los afectados por el ERE de la fábrica que daba trabajo a media ciudad, el nuevo profesor de Formación Profesional Básica del IES León Felipe se topa con un panorama desolador: va a tener que impartir clase a una jauría de adolescentes firmemente instalados en el fracaso, a los que sus profesores dan por perdidos.

Hugo deberá ingeniárselas para empezar a motivar a la clase de los «Melapela», pero también se enfrentará a una crisis en su nuevo hogar: su casera, Francis, está desbordada por la actitud de su hijo Matt, un adicto a los videojuegos que se niega a ir a clase y tiene tendencia a fugarse de casa. En su intento por controlar al chaval, HIT se acabará viendo inmerso en un violento enfrentamiento entre antisistemas y ultraderechistas.

 Alumnos de la segunda temporada de 'HIT
El gran reto de ‘HIT’ será alejar a los alumnos del fracaso escolar. FEDERICO CALVO

‘Generación HIT’

Tras el estreno de la serie, La 1 emitirá el especial ‘Generación HIT’. Presentado por Inés Hernand, se realizará en directo desde el Auditorio Municipal Pedro Almodóvar de Puertollano y es una producción de RTVE en colaboración con Grupo Ganga.

Algunos de sus protagonistas, como Daniel Grao, Alba Del Ángel, Son Khoury o Manuel Soler abrirán el debate, que contará con expertos invitados como Marc Massip, que hablará sobre la adicción a las nuevas tecnologías; Silvia Álava, psicóloga, sobre la violencia juvenil y el estado de los jóvenes tras el Covid. Yolanda Domínguez, artista visual, hablará de estereotipos y Marina Sáenz, catedrática de Derecho mercantil, de la integración del colectivo LGTBIQ+ y la nueva Ley Trans. Además, Ana María Ferrando, orientadora educativa y asesora de HIT, charlará sobre educación, FP y el futuro de los jóvenes. También estarán los raperos Miss Raisa y Nyno Vargas.

FUENTE: RTVE.es

Las claves para recargar las pilas en vacaciones. En Saber Vivir de TVE

Ha sido un año complicado para todos pero ahora afrontamos el verano con ganas de descansar, en la medida de lo posible, y de recargar las pilas. En Saber Vivir os explicamos las claves para conseguirlo y por qué no tiene que ir unido a gastar mucho dinero, ni a hacer grandes viajes.

La fatiga pandémica se extiende entre la sociedad: consejos para frenarla. Colaboración con RTVE.

La OMS estima que el 60 % de los europeos padece fatiga pandémica, un síndrome ligado al desánimo que provoca la situación sanitaria.

Echar la vista atrás provoca tristeza y mirar hacia delante genera incertidumbre. Cuando la pandemia ya ha colocado a la sociedad en ese punto, en ese escenario que sigue siendo incierto y desapacible tras casi un año de lucha, lo único que queda es centrarse “en el aquí y en el ahora” y apostar por el “autocuidado”, un arma que, según los psicólogos, puede aligerar el “peso” mental y reducir la llamada “fatiga pandémica”.

La Organización Mundial de la Salud fue quien acuñó ese término para definir la desmotivación que sufre una gran parte de la ciudadanía a la hora de seguir manteniendo las conductas de protección recomendadas, como consecuencia del gran desgaste emocional causado por la crisis sanitaria. En noviembre, alertó de que un 60 % de los europeos padecían ya ese síndrome que no ha dejado de propagarse.

Varios psicólogos consultados por RTVE.es coinciden en que, una vez contenida la COVID-19, habrá que surcar en España otra ola muy distinta, la de los problemas de salud mental, y por eso inciden en la importancia de prestar más atención a la mente durante este periodo de contención social.

Las restricciones para frenar el coronavirus y la incertidumbre provocan un desgaste emocional.

Estos son algunos de los consejos que comparten para no caer en el desánimo y, por tanto, frenar la “fatiga pandémica”:

Reconoce y normaliza las emociones negativas

Sentirse desganado, asustado, triste o enfadado en un contexto como el actual en el que una situación indeseada se prolonga sin fecha de término, mientras la vacunación sigue un proceso lento y amenazan nuevas cepas del coronavirus es, sencillamente, “algo normal”, dicen los psicólogos. Lo importante aquí es reconocer esas emociones negativas y normalizarlas para luego poder “gestionarlas”.

“La incertidumbre es lo que más ansiedad provoca al ser humano. Es normal que nos sintamos así. Hay que aceptarlo y trabajarlo. La frustración es parte de la vida“, señala Fernando Miralles, psicólogo clínico, docente y miembro de la Red Global de Práctica Clínica de la OMS, quien considera que no negar esas sensaciones es clave para poder minimizarlas. 

Reconduce el pensamiento y huye de los “y si…”

Tras ese primer análisis interior, la clave está en aplicar lo que los expertos llaman “reestructuración cognitiva” o, en otras palabras, aprender a reconducir el pensamiento negativo; huir de las ideas de “tipo irracional” y poner el foco en el lado amable de la realidad. 

“Esto sabemos que es difícil, pero hay que tratar de evitar las ideas catastróficas y tener mucho cuidado con los ‘y si…’. Preocuparse por anticipado sobre lo que puede ocurrir provoca un gran desgaste emocional y físico e impide que, si llegan retos en el futuro, tengamos fuerzas suficientes para enfrentarnos a ellos. Hay que vivir en el presente y no tener tantas ventanas abiertas a opciones que son negativas”, explica la psicóloga sanitaria, psicoterapeuta y divulgadora Silvia Álava.

En su opinión, hay que magnificar las ilusiones que antes podían parecer pequeñas. Si en estos momentos no es factible viajar y “recorrer mundo” quizá sí sea posible disfrutar de un largo paseo o darse un baño de espuma, dice. 

También propone tener muy presentes las razones por las que la ciudadanía se encuentra tan limitada, para no decaer en el esfuerzo por seguir conteniendo la expansión del virus.

Piensa a corto plazo y trata de vivir “en el ahora”

Ese segundo consejo conduce al de valorar más el presente e intentar instalarse en él, apunta Elena García, especializada en Psicología Clínica y Estimulación del desarrollo.

“Hay que ver la situación de manera resolutiva y jugar con las cartas que tenemos. Comparar nuestra vida de ahora con la que teníamos antes es muy negativo; siempre vamos a salir perdiendo y vendrán sensaciones como la tristeza o la melancolía. Y si miras al futuro lo que encontraremos es incertidumbre, así que lo mejor es vivir “en el aquí y en el ahora”.

Fomenta el “autocuidado” y deja tiempo para actividades “gratificantes”

En paralelo a ese cambio de enfoque mental es importante, dicen los expertos, fomentar el “autocuidado”.

“Vivimos en una sociedad basada en producir, y ya antes de la pandemia dedicábamos poco tiempo a las actividades gratificantes. Ahora estamos aún más petrificados porque no podemos salir del mismo modo a tomar una caña o hacer una pequeña escapada y a menudo nos sentimos encerrados. Es más importante que nunca dedicar tiempo a las actividades que sí se puedan realizar y que nos hagan sentir bien”, señala García.

Respecto a esto último, también aconseja evitar el agobio por la sensación de improductividad, ya que airear la mente y dejar espacio para el ocio repercutirá después, de forma positiva, en las tareas menos gratas.

No descuides la imagen personal

El “autocuidado” también tiene que ver con la imagen personal, por lo que es muy importante no caer en una dinámica de “dejadez”. Sobre todo, en el caso de las personas que teletrabajan y que no se relacionan físicamente con otras personas.

“Hay personas que vienen a mi consulta que incluso están descuidando la limpieza personal y esto no debe ocurrir. Todos los días tenemos que cuidarnos y arreglarnos como si saliéramos a la calle, aunque no nos vea nadie. Si no, nos miraremos en el espejo y sentiremos que estamos hechos un desastre. Y, de vernos así a caer en la tristeza. hay solo un paso”, advierte Miralles.

Haz ejercicio, vigila la alimentación y duerme lo necesario

También inciden los psicólogos en la importancia de hacer ejercicio físico a diario, porque la conexión entre la actividad física y el bienestar emocional es, dicen, más estrecha de lo que a menudo se piensa.

“No solo mejora las capacidades cognitivas, la memoria y la atención sino que también nos genera endorfinas y serotonina, algo que en estos tiempos es muy necesario”, explica García, que puntualiza que no se trata de obsesionarse con la actividad física sino de establecer dinámicas que mejoren el bienestar, ya sea dentro o fuera de casa.

Otra de las «ramas» que no deben ser descuidadas es la alimentación, ya que abusar de la comida ‘basura’, si bien calma la ansiedad de manera inmediata, puede desencadenar problemas de salud mental, más allá de provocar un evidente perjuicio físico. Lo mismo ocurre con el descanso; dormir al menos seis horas cada noche es imprescindible, aseguran, para mantener el equilibrio.

Prueba algunas técnicas de desconexión y relajación

Otra recomendación que lanzan los especialistas tiene que ver con las técnicas de relajación y de desconexión, que pueden ser beneficiosas en un contexto pandémico que, recuerdan, “dispara los niveles de ansiedad” y mantiene a la población “en alerta continua” por las medidas y los datos cambiantes.

“Hacer todos los días técnicas de relajación y de respiración abdominal, como las que se hacen, por ejemplo, en yoga, viene muy bien”, señala Miralles, que apunta que estos ejercicios también ayudan a conciliar mejor el sueño.

Evita el “monotema” y la saturación informativa

Un ingrediente que alimenta la “fatiga pandémica” es la saturación informativa, a lo que a menudo se suman conversaciones con familiares o amigos que con mucha frecuencia giran en torno a un mismo tema: la COVID-19.

Los psicólogos creen que estar bien informados es fundamental, pero recalcan que, en algunos casos, se produce un consumo indiscriminado de noticias sobre la pandemia que es muy perjudicial y que contribuye al “hartazgo”, por lo que recomiendan evitarlo.

También aconsejan aprovechar los momentos en compañía –sea física o telemática— para conversar sobre temas agradables que no lleven, nuevamente, a conclusiones negativas sobre una realidad que, recuerdan los psicólogos, no se puede controlar.

FUENTE: RTVE.es

El arranque de 2021 nos sigue poniendo a prueba: ¿hasta qué punto somos resilientes? Colaboración con RTVE

Por JESSICA MARTÍN

El arranque de 2021 nos sigue poniendo a prueba: ¿hasta qué punto somos resilientes?

Resistir se ha convertido en un verbo crucial. Quizá, en la palabra más ligada a este nuevo tiempo de “dictadura vírica” en el que nos ha situado la pandemia. Pero, ¿no se agota la capacidad a la que nombra? ¿Hasta qué punto somos resilientes?

A sabiendas de que nadie puede ofrecer una respuesta universal, RTVE.es ha charlado con varios psicólogos para abordar esta cuestión y analizar el punto en el que se encuentra la sociedad tras constatar que el 2021, lejos de permitir una ansiada tabula rasa, continúa en la senda distópica que inició el 2020.

En solo 12 días, la ciudadanía surca la tercera ola de COVID-19 y sufre los efectos de un temporal histórico que, aunque deja imágenes insólitas y de gran belleza, ha obligado a muchos a acatar un nuevo “quédate en casa”. Vuelven numerosos niños a las clases ‘online’, sigue la economía recibiendo latigazos y continúa la pobreza arrasando vidas, mientras la situación epidemiológica empeora y la palabra normalidad suena a chiste.

«Año nuevo con pandemia vieja»

“Lo que nos han enseñado tanto el 2020 como este inicio de 2021 tan accidentado, con nueva ola, el asalto al Capitolio y la llegada de ‘Filomena’, es que tenemos que dejar de poner el foco en lo que está fuera de nosotros para ponerlo en nosotros mismos, en lo que podemos hacer para estar mejor”, recalca la psicóloga Silvia Álava, aludiendo a las expectativas que algunos pudieron depositar sobre el cambio de año.

No eran muy elevadas en cuanto al fin de los problemas, porque ya se sabía que el comienzo del 2021 no iba a ser muy distinto respecto al final del 2020, pero sí había quienes creyeron que estrenar calendario y ver cómo se inyectaban las primeras vacunas les dejaría, al menos, una sensación de liberación.

“Era una fantasía por algo que siempre nos han metido en la cabeza. Lo que tenemos es un año nuevo con pandemia vieja, y la gente ve que las medidas que se han tomado, aunque puedan ser correctas, no están dando el resultado esperado, lo que resulta cada vez más frustrante”, apunta el psicólogo Eduardo Paolini, convencido de que la triple crisis del coronavirus destará un “trauma epidémico social sostenido en el tiempo”.

La resiliencia, una capacidad que necesita ser ejercitada

Los efectos acumulativos y “colaterales” de aquel “año oscuro”, el 2020, no solo se reflejarán en el estado emocional de las personas en este 2021 sino “mucho más allá”, dice. Ante eso, ante una «dictadura vírica» sin derrocar que ha instaurado una “atmósfera depresiva”, solo queda apelar a la resiliencia, una capacidad que no se agota.

“No, no se agota esta capacidad y tenemos muchos ejemplos en la historia. Lo vemos en documentales sobre personas que sobrevivieron a los campos de concentración. La resistencia en sí misma solo se agota con la vida. Hay dos instintos o pulsiones básicas, el instinto de vida y el de la muerte, y ahora es la época del segundo, del ‘tánatos’ (en griego, muerte)”, opina Paolini.

“Yo considero que la resiliencia es una capacidad que hay que ejercitar, pero no es que tenga un cupo o que se termine. Ahora mismo hay que trabajarla constantemente porque vemos que la vida tiene muchas circunstancias complicadas y es importante saber digerirlas”, apunta el psicólogo Íñigo Estaún.

Una capacidad «altamente individual»

Otra profesional de la salud mental, la psicóloga Ana Martín, puntualiza que se trata de una capacidad «altamente individual», ya que no todos tienen facilidad para «manejar situaciones traumáticas» y crecerse ante la adversidad, y agrega que el cúmulo de experiencias vitales extraordinarias, si se enfoca bien, puede ayudar a adquirir cada vez mayor tolerancia.

“Las circunstancias que nos rodean solo tienen un peso del 10% en la felicidad“

Álava, por su parte, saca a relucir el mensaje principal de un libro de la psicóloga y profesora estadounidense Sonja Lyubomirsky titulado La ciencia de la felicidad:

“Lo que viene a decir es que, al final, las circunstancias que nos rodean solo tienen un peso del 10% en la felicidad. El 50% es genético y el otro 40% depende de nuestra actividad, de las cosas que nosotros hacemos o de las interpretaciones que hacemos sobre la situación. Así que, ahora más que nunca, tenemos que tirar de ese 40%”, dice Álava.

Las «válvulas de escape», mejor activas que pasivas

Lo ejemplifica de muchos modos, dejando claro que, en estos días, «necesitaremos un esfuerzo extra» para encontrar nuevas «válvulas de escape», ya que el cansancio mental acumulado siempre dificulta el paso de la necesaria creatividad.

“Tenemos que ser muy, muy activos en esa búsqueda de situaciones que permitan que conectemos con nosotros mismos y que vayan bajando los niveles de ansiedad, y sabemos que para regularnos funcionan mucho mejor las estrategias de ocio activas, como cocinar, hacer manualidades, escribir o bailar, en lugar de otras que son pasivas como ver la televisión o engancharse a las series”, precisa.

Ante todo, es muy importante, señalan los psicólogos, “reconocer las emociones” y verbalizarlas si es necesario porque, incluso las personas más resilientes tienen malos momentos y sienten emociones desagradables que no deben minusvalorar.  

Un esfuerzo consciente

Es más, según Álava, en esta tercera ola de la pandemia el esfuerzo por proteger la salud mental tiene que ser “aún más consciente” para que lo vivido no pase factura.

Sobre todo, teniendo en cuenta las advertencias que hacen desde el Ministerio de Sanidad sobre las “semanas muy complicadas” que están por llegar debido al imparable aumento de contagios, una alerta que, señala Estaún, sirve para «preparar» a la sociedad.

“Cuando nos anticipan verbalmente este tipo de acontecimientos, la gente se lleva menos el susto después. Lo que viene súbito es más difícil de digerir”, dice este mismo experto sobre el «factor sorpresa» que tiene la vida.

“Vamos a tener que hacer un exorcismo psicosocial cuando la pandemia acabe”, bromea Paolini, que considera que los movimientos espontáneos que surgen entre la ciudadanía, como el de aplaudir a los sanitarios desde los balcones, funcionaban así, como una suerte de conjuro frente al mal y una fórmula amable para liberar presión.

Buscar la ilusión, pese a todo

Estas manifestaciones optimistas parecían darse cada vez en menor medida debido al propio hartazgo de la sociedad, pero una nueva situación extrema –la que ha provocado el temporal de nieve en algunos puntos de España— ha vuelto a promover iniciativas de apoyo colectivo.

“En estos momentos difíciles eclosiona la solidaridad. Se ha visto, por ejemplo, con los 4×4 que trasladaban a sanitarios. Una situación estresante, de peligro y ansiedad desemboca en ayuda”, explica Estaún, quien considera que sobrellevar la adversidad depende, en gran medida, de nuestras “estrategias” para fomentar la “ilusión”.

La solución pasa por la ilusión.

«Solo los pensamientos positivos pueden ayudarnos a evolucionar en estos tiempos y a pasarlo de la mejor manera posible. Hay que poner en foco en los proyectos a medio plazo y en lo que nos motiva, sin negar la situación; desviar nuestra atención de lo inmediato, no recrearnos en lo que ha ocurrido o cómo lo he vivido, sino en lo bueno que vendrá”, subraya.

“Cuando no tenemos ilusiones pasamos de vivir a sobrevivir“

Álava también lo ve así: «Es muy difícil vivir sin salud y sin dinero, pero cuando no tenemos ilusiones pasamos de vivir a sobrevivir. Lo que tenemos que hacer es empezar a cuidar de esas ilusiones y, en un determinado momento, transformar la ilusión y readaptarla. No puedo pensar en que no voy a estar ilusionado hasta que no haga el megaviaje que tenía previsto. A lo mejor podemos intentar ilusionarnos con cosas más cotidianas como salir de mi barrio, si no está confinado, a dar un paseíto».

Martín está de acuerdo con ese planteamiento, aunque ella habla más de mantener viva «la esperanza» y «confiar» en que, poco a poco, se irá resolviendo todo. También insiste en la importancia de mantenerse «en actitud activa» durante una espera todavía indefinida.

Paolini, por último, resume su consejo con una frase de autor desconocido que tiene que ver con otro difícil ejercicio, el de aceptar esos “vuelcos” que da la vida: “No todo tiene explicación, no todo tiene respuestas, no todo tiene sentido, no todo es justo, no todo es lógico, y tenemos que aprender a vivir con esto. Esa es la clave, la tolerancia. «La tolerancia es la resiliencia«.

FUENTE: RTVE.es

La Navidad: una «oportunidad» para conectar con los más íntimos y una «liberación» por despedir al 2020. Colaboración con RTVE.es

Tres psicólogas analizan el contexto de estas fiestas y comparten algunas recomendaciones en función de cada vivencia.

Por JESSICA MARTÍN

El periodo navideño llegará en breve y lo hará acompañado de unas expectativas bastante pobres. Las limitaciones que ha impuesto la pandemia de COVID-19 y la atmósfera que se respira en todo el país permiten anticipar que, para una mayoría, estas fiestas no serán ni las más gozosas ni las más alegres, lo cual no impide que, incluso en este contexto, sea posible sacar provecho a la Navidad más atípica.

Lograrlo, no obstante, demanda un importante cambio de enfoque, un último esfuerzo en este año agotador que ha dejado a la sociedad con la energía bajo mínimos.

Tres psicólogas consultadas por RTVE.es analizan a qué nos enfrentamos en estas fechas desde el punto de vista de la salud mental y comparten algunos consejos para disfrutar de ellas o, al menos, para evitar que la carga simbólica de las Navidades haga más profundo el dolor de quienes más han sufrido el azote del coronavirus.

Asumir que será una Navidad «diferente» y cambiar el enfoque

“Tenemos que ser realistas. Van a ser unas Navidades muy complicadas porque aún no hemos superado la pandemia y porque hay personas que lo han pasado muy mal, que han perdido a familiares, o que tienen que vivir en soledad estas fechas. Por eso, lo primero que hay que hacer es escucharnos a nosotros mismos y, después, vivir estos días desde la consciencia personal y la responsabilidad”, apunta la psicóloga Silvia Álava.

Lo que ella propone a las personas que no estén pasando por un momento especialmente duro, pero que se sientan agotadas por todo lo vivido, es aceptar las restricciones como «la mejor solución» y no «banalizar» las emociones que nos provoque esta Navidad «diferente».

“Es normal que nos genere mucha rabia o tristeza no poder celebrar las Navidades como siempre y está bien reconocerlo y saber que esas sensaciones están ahí. Ahora bien, hay que evitar quedarse enganchado en eso. La mejor de las opciones es no vivir las limitaciones como una imposición sino entendiendo que es la mejor solución para protegernos a nosotros y a nuestra familia”, explica Álava.

“La mejor de las opciones es no vivir las limitaciones como una imposición sino entendiendo que es la mejor solución“

La psicóloga Iratxe López también incide en esto y aconseja «abrir las puertas al miedo, a la incertidumbre y al enfado» porque las emociones son adaptativas y negarlas o hacer como si no existieran no ayuda, sino todo lo contrario. 

Vigilar cómo nos estamos hablando

“Algo muy importante también es vigilar cómo nos estamos hablando a nosotros. Debemos dejar de decirnos frases como que este año no hay Navidad y cambiar el discurso negativo por uno que, simplemente, sea objetivo y neutro. Podemos decirnos que no son las Navidades que hubiéramos elegido y poner el foco en lo que sí podemos hacer para pasarlas del mejor modo posible”, añade Álava, que lo considera un buen método para bloquear el pensamiento pesimista y dejar margen a la ilusión y a las emociones agradables.

Para muchos, una oportunidad para estar junto a los más íntimos

Su planteamiento es muy similar al que expone la psicóloga Sonia García, quien considera que esta Navidad ofrecerá a muchos la «oportunidad» de hacer planes “caseros” junto al «núcleo» familiar que, sin duda, serán muy enriquecedores.

“En lugar de centrarnos en lo que nos va a faltar, tenemos que centrarnos en qué podemos hacer este año que otros años no hacíamos. Por ejemplo, las familias que solían irse fuera de vacaciones ahora pueden aprovechar para disfrutar de un maratón de películas navideñas, jugar con los niños o dedicar más tiempo a adornar la casa”, dice García.

López ve posible que, incluso, haya familias que disfruten de estas Navidades «más que otros años»: «Pensemos que la mayoría de las familias apenas se han visto durante el año, con lo cual, las comidas y cenas navideñas cobran un nuevo sentido», apunta.

Familias con niños

En el caso concreto de las familias con niños, lo que estas expertas aconsejan es no trasladarles a ellos la negatividad del mundo adulto mediante un lenguaje demasiado pesimista y transmitirles, por el contrario, mensajes de seguridad para que puedan seguir viviendo con ilusión estas fechas.

“Busquemos soluciones creativas para los más pequeños“

“Es necesario que respondamos a sus preguntas, sin ser alarmistas, trasmitiendo tranquilidad e indicándoles que la pandemia tiene un punto de inicio y también un final. Darle un carácter temporal les ayudará (…) Además, la creatividad es una herramienta muy útil. Busquemos soluciones creativas para los más pequeños. Si este año no podemos ir a la cabalgata, podemos, por ejemplo, simular nuestra propia cabalgata en casa», sugiere López.

En situaciones de soledad, reforzar el contacto a distancia

Disfrutar de la Navidad cuando hay distancia física entre familiares que habitualmente celebran juntos las Navidades requiere de un esfuerzo mayor, admiten las psicólogas. En estos casos lo que proponen es reforzar el contacto telefónico y optar por recursos que fueron cruciales durante el confinamiento de la primera ola, como las videollamadas.

“Lo que hay que intentar es que todos los que estamos lleguemos a las siguientes Navidades“

“Es fundamental que podamos sentirnos acompañados aunque estemos en la distancia”, comenta García, mientras que Álava recalca la importancia de recordarnos a nosotros mismos las prioridades y las razones por las que conviene estar separados: “lo que hay que intentar es que todos los que estamos lleguemos a las siguientes Navidades. Esa es la clave”.

Después de haber vivido un confinamiento tan estricto en los peores meses de la pandemia, una buena práctica, añaden las psicólogas, sería utilizar lo aprendido durante ese periodo de encierro para “conectar con nosotros mismos” y «agradecer lo que tenemos».

Respecto a esto último, Álava, propone realizar un ejercicio que, asegura, tiene un efecto muy positivo en la mente: “Se trata de escribir cartas a nuestros allegados contándoles las cosas por las que estamos agradecidos. Ni siquiera hace falta enviarlas, aunque hacerlo puede ser muy bonito”.

Unas fechas aún más difíciles para quienes han perdido a un ser querido

Esta idea de la carta, precisa la psicóloga, también puede convertirse en una actividad infantil y que sean ellos quienes envíen un mensaje a esos familiares con los que no van a poder celebrar las Navidades, pero sobre todo es una herramienta muy valiosa para las personas que se encuentren en un proceso de duelo y que no pudieron despedirse de un ser querido por las circunstancias sanitarias.

“Las Navidades van a ser especialmente difíciles para quienes hayan perdido a alguien. Sobre todo, para quienes además no hayan podido despedirse porque el proceso de cierre es necesario y en esos casos puede ser muy beneficioso escribir una carta de agradecimiento o de despedida, aprovechar el final del año para hacerles un pequeño homenaje”, añade Álava.

A quienes se encuentren en ese momento de duelo García también les recomienda poner el foco en los momentos vividos y darse “permiso” para sentir emociones como la tristeza. “Estas fechas no siempre son felices para todos”, recuerda esta psicóloga, quien, no obstante, incide que lo más sano desde el punto de vista psicológico siempre es intentar reconducir los pensamientos negativos y recrearse en los momentos que sean más positivos.

El fin de 2020, ¿un acontecimiento «liberador»?

Por otro lado, tanto García como Álava coinciden en que estas Navidades pueden provocar una sensación de “libertad” en numerosas mentes. 

“Cuando el reloj de la Puerta del Sol suene ya no solo indicará que es un nuevo año, como pasa siempre. Esta vez tendrá un efecto liberador porque se acaba el 2020 y se entenderá como un momento de cierre”, señala Álava

En palabras de García, “supone terminar uno de los peores años de nuestra historia para las personas que estamos vivas» y cree que, «del mismo modo en que normalmente nos marcamos propósitos de año nuevo y nos despedimos de los hábitos que no nos gustan, en esta ocasión, simbólicamente, despedirse de un año tan duro es reconfortante, porque entendemos que un día más es un día menos de pandemia”.

Despedirse del año

En cuanto a esto, López hace una puntualización. «Es peligroso dar carpetazo al 2020 sin haberlo integrado y procesado todo, y tenemos mucho que procesar: los planes y objetivos que no hemos podido cumplir, todo a lo que hemos renunciado, la pérdida de la libertad y, en los peores casos, la muerte de un ser querido. Este es un proceso que para cada persona llevará un ritmo diferente, habrá quien este preparado para cerrar ya y personas que necesitarán más tiempo».

Ella considera que es importante que cada persona respete sus propios ritmos y no tiene tan claro que para la mayoría sea muy significativo el cambio de año porque la COVID, lamenta, seguirá ahí en 2021. «Lo que sí puede ser interesante es hacer balance: ¿Qué he perdido en este 2020?, ¿hay algo que he ganado?, ¿he aprendido nuevas habilidades durante la pandemia?, ¿qué estrategias me han sido útiles para lidiar en esta situación?, ¿cuáles no?», propone López.

FUENTE: RTVE.es