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El abecedario de la felicidad

Cuando hablamos de felicidad, solemos tender a subestimar la complejidad del propio concepto. Sin embargo, la felicidad ha sido objeto de estudio y de reflexión durante siglos, por lo que, pensar que la podemos encasillar dentro de una única definición hermética es una idea poco realista.

En lugar de definir la felicidad, EFEsalud ha contado con el asesoramiento y la colaboración de Silvia Álava Sordo, doctora en psicología clínica y de la salud y directora del área infantil del Centro de Psicología Álava Reyes, para hacer un recorrido sobre algunos de los elementos que la componen.

Además de las aportaciones de la psicóloga Silvia Álava, hemos utilizado como fuente de apoyo el libro “Deconstruyendo la Felicidad” de Margarita Álvarez, ex presidenta del Instituto Coca-Cola de la Felicidad y una de las 50 mujeres más poderosas de España, según Forbes, así como aportaciones puntuales de la Organización Mundial de la Salud y del nuevo libro del maestro zen Thich Nhat Hanh, ‘Sin barro no crece el loto’.

Así hemos forjado nuestro Abecedario de la Felicidad

  • Amor: Una de las palabras fundamentales en relación con la felicidad. Darlo y recibirlo. Empezamos este abecedario hablando de lo que muchos consideran como el pilar elemental de la felicidad, más allá del amor romántico. “No se trata únicamente del amor en pareja -precisa Silvia Álava-, hay muchos tipos de amor. Se puede ser muy feliz sin tener una pareja, uno de los mitos que más se suele relacionar con la felicidad”.
  • Alegría: Una emoción totalmente asociada a la felicidad, pero la psicóloga contextualiza: “Ser feliz no significa estar siempre alegre, sino tener una buena inteligencia emocional; ser feliz implica ser capaz de percibir y gestionar todas nuestras emociones. Puedo ser tremendamente feliz sabiendo que hay días en mi vida en los que voy a estar triste.”
  • Bienestar: Según la Real Academia Española, es el “conjunto de cosas necesarias para vivir bien”. “La salud mental y el bienestar son fundamentales para nuestra capacidad colectiva e individual de pensar, manifestar sentimientos, interactuar con los demás, ganar el sustento y disfrutar de la vida”, añade la Organización Mundial de la Salud (OMS). Por otra parte, no podemos hablar de bienestar si no hay asimismo bienestar emocional.
  • Compasión: Ser compasivos hacia los demás está muy ligado a la empatía y a saber perdonar, factores concluyentes en la construcción de la felicidad. La autocompasión es algo que solemos obviar, a pesar de que es igual de importante, considera Silvia Álava.
  • Dinero: ‘¿El dinero da la felicidad?’ La eterna y enigmática pregunta ya convertida en todo un tópico. A pesar de la multiplicidad de respuestas contrapuestas, según diversos estudios, podemos concluir que el dinero no sirve para comprar la felicidad, pero sí da bienestar.  
  • Decisión: Marcarnos objetivos y metas contribuye a nuestra felicidad. Pero “debemos tener en cuenta qué tipo de meta nos estamos marcando: tiene que ser una meta realista y realizable. Si no lo es, nos sentiremos frustrados al ver que somos incapaces de alcanzarla”, advierte la experta.
  • Empatía: Es la capacidad que nos permite “ponernos en la piel” de otra persona para comprenderla mejor. Esto nos hace más tolerantes en las interacciones sociales, como recoge uno de los artículos publicados en EFEsalud. 
  • Fidelidad: “Ser fiel a nuestros pensamientos, a nuestros valores y a nuestros ideales es importante”, remarca Álava. La tranquilidad de conciencia y las emociones positivas asociadas a ser uno mismo son parte de la fórmula de la felicidad.
  • Gratitud: Existe una correlación directa entre ser agradecido y ser feliz. “La gratitud es saber dar las gracias. Pero no ‘gracias’ por mera educación, sino ese ‘gracias’ que te sale de dentro cuando, tras un ejercicio de introspección, reconoces lo que los demás han hecho por ti y agradeces lo que tienes”, explica la psicóloga que nos guía en este Abecedario.
  • Humor: También pone Silvia aquí el acento. El sentido del humor y la risa tienen una influencia directa sobre nuestra salud física y mental. “Tener sentido del humor es tener la capacidad de ser críticos y ver una situación desde otra perspectiva. El hecho de ver las cosas desde otras perspectivas nos ayuda a desdramatizar situaciones”, explica. “Además, reírse ayuda mucho, es muy saludable.” Está comprobado que reírse ayuda a rebajar el nivel de estrés, la hipertensión y algunas investigaciones apuntan a efectos reguladores sobre el sistema inmune.
  • Inteligencia emocional: Este concepto, tan analizado y evaluado desde que hace décadas lo acuñó Goleman, se traduce en la capacidad del ser humano de percibir, gestionar y comprender las emociones propias y ajenas.

No es solamente estar alegre.

Silvia Álava hace una consideración al respecto: “La inteligencia emocional no es solamente estar alegre. Nos enseña a utilizar las emociones a nuestro favor. Aprendemos que todas las emociones son información, por tanto, son buenas y útiles. Incluso las emociones “desagradables” como el enfado, el miedo o la tristeza, las podemos utilizar a nuestro favor porque no dejan de ser información”.  

  • Jovialidad: La juventud no es sinónimo de felicidad, pero sentirse joven por dentro puede serlo. Envejecer con actitud jovial, sintiendo que tenemos fuerza y energía para afrontar todos nuestros retos, afecta de manera positiva a nuestra felicidad.
  • Kinestesia: Es una disciplina de la ciencia que se enfoca en estudiar el movimiento humano. “Podemos relacionarlo con la felicidad en el sentido de mantenernos siempre activos, no parar quietos”, explica la psicóloga. Y es que una de las claves para vivir feliz y saludable es mantenerse siempre activo, tanto física como mentalmente.
  • Logros: Establecer metas, tener objetivos y propósitos nos ayuda a sentirnos, en general, realizados y felices. “Cuando somos capaces de valorar las cosas que hemos conseguido, nos sentimos mucho mejor en el día a día”, subraya Silvia Álava. 
  • Motivación: La motivación es el motor de la acción y el principal requisito para poder llevar a cabo nuestros objetivos y alcanzar aquellos logros que nos hacen felices, definen los expertos. Podemos decir que desmotivados estamos lejos de poder ser felices.
  • Neurofelicidad: Es una disciplina aplicada emergente que consiste en explicar los mecanismos biológicos cerebrales que subyacen detrás de la felicidad. En esta disciplina, se considera que la felicidad no se origina en la experiencia o en las circunstancias, sino que es el producto de un proceso químico en nuestro sistema nervioso, describe nuestra experta.
  • Optimismo: “Es la capacidad de de ver el lado positivo de las cosas y es una de las actitudes mentales que nos ayudarán a ser más felices”, afirma Álava. Una persona optimista es capaz de interpretar la realidad de una forma más beneficiosa para sí misma, evitando dejarse llevar por pensamientos negativos que distorsionan la realidad.
  • Perdón: “Perdonar significa dejar de llevar a nuestras espaldas una mochila llena de agravios”, explica la psicóloga. El perdón es una decisión que nos libera de todas aquellas emociones que nos lastran y nos impiden avanzar. Conseguir desarrollar esa “capacidad de perdonar a los demás y sobretodo de perdonarnos a nosotros mismos, juega un papel crucial en nuestra felicidad”, añade.
  • Equilibrio: Entendido como el equilibrio de nuestras emociones. “Cuando conseguimos ese equilibrio emocional es más fácil alcanzar el bienestar y, por tanto, nos ayudará a ser mucho más felices”, enfatiza Álava.
  • Relaciones: “Lo felices que podamos sentirnos, a corto y sobretodo a largo plazo, depende en gran medida del tipo de relación que seamos capaces de establecer con la familia, los amigos, la pareja y las personas que se nos cruzan en la vida”, asegura Margarita Álvarez.
  • Resiliencia: Uno de los elementos que influyen en nuestra felicidad es la sensación de que somos resilientes ante la adversidad. Tener esa “capacidad de salir fortalecido ante una situación vital estresante o traumática” es una forma de gestionar positivamente el fracaso y afecta de forma positiva a nuestra felicidad, estima la experta del Centro Álava Reyes.
  • Salud: Definida por la OMS, como “un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades”, es uno de los aspectos a los que más importancia dan las personas en relación con la felicidad. Y Silvia Álava resalta que nuestra actitud ante la enfermedad es un factor determinante:“Es cierto que ser feliz se complica cuando estás enfermo, pero siempre puedes trabajar en esa aceptación y tratar de ser lo más feliz posible. Hay gente que ante un catarro se hunde, mientras que otras personas con enfermedades muy graves consiguen estar bastante felices pese a la enfermedad”. 
  • Tiempo: Tener tiempo libre aporta felicidad, pero en su justa medida. “Si tienes muchísimo tiempo libre porque tienes muy pocas cosas que hacer, el tiempo se devalúa y deja de tener ese cariz que nos está aportando felicidad”, razona Silvia Álava.

No se trata de cuánto tengas, sino en cómo lo inviertas.

Al igual que ocurre con el dinero, no se trata de cuánto tengas, sino en cómo lo inviertas. Otro aspecto muy importante a tener en cuenta es el carácter efímero del tiempo y, por tanto, la importancia de aprender a ‘estar en el presente’. Dalái Lama ya advirtió en su día del peligro que implica no hacerlo: “El hombre que está ansioso por el futuro no disfruta el presente. El resultado es que no vive ni el presente ni el futuro; vive como si nunca fuese a morir y entonces muere sin haber vivido realmente nunca”.

  • Único: “Sentirnos únicos es importante para sentirnos feliz”, explica Álava, quien considera crucial darnos cuenta de que nosotros somos los únicos responsables de nuestra felicidad y los responsables de decidir que actitud tomar ante cualquier circunstancia que nos presente la vida.
  • Vínculos: Las relaciones que establecemos son un componente fundamental en la construcción de nuestra felicidad. Silvia Álava acentúa la importancia de “mantener vínculos de seguridad: vínculos con nuestros padres, nuestros amigos, nuestros hijos… pues tener vínculos con los demás fortalece mucho”.
  • Wonderlust: Las páginas que hemos consultado definen esta palabra como “un fuerte deseo o impulso de recorrer y explorar el mundo”. Este término proviene del alemán y está compuesto por dos palabras: ‘wandern’ (vagar) y ‘lust’ (pasión), no tiene traducción literal al castellano pero sintetiza una filosofía de vida. Este deseo insaciable por querer explorar está asociado a la necesidad natural humana de querer conocer y nutrirse de otras culturas, algo positivo y sinónimo de felicidad para muchos.
  • EXplorar: Relacionado con la palabra anterior, explorar es, según Silvia Álava, “la capacidad para tener la mente activa y seguir siempre aprendiendo”, una actitud que nos conducirá a una vida más saludable y feliz.  
  • HYgge: Es el nombre danés que se ha utilizado para bautizar la idea de encontrar la felicidad en las pequeñas cosas. “Una vida feliz no es una felicidad monolítica y total, sino una felicidad cotidiana”, señala en su libro Margarita Álvarez. Para ella, la felicidad no es un estado de de nirvana constante sino “la suma de momentos positivos con que nos encontramos cada día”.
  • Zen: Una de las enseñanzas más importantes del budismo es reconocer la existencia del sufrimiento para poder transformarlo. En lugar de oprimir nuestro sufrimiento, si lo aceptamos, podremos transformar el dolor en felicidad y esto se puede lograr a través de la práctica del mindfulness o conciencia plena, tal y como explica el maestro zen, Thich Nhat Hanh, en su nuevo libro ‘Sin barro no crece el loto’. 

FUENTE: TELEMUNDO.COM (Con información de EFE)

¿Qué es el comportamiento del «espejo retrovisor» que afecta cada vez a más personas?

Cómo la mirada constante hacia el pasado te impide prestar atención al presente

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Por: Noemí Valle 193 publicaciones de Noemí Valle

Nos pasa a menudo, vivimos rumiando ciertos recuerdos del pasado, deformándolos hasta una perfección casi onírica o en su defecto, ensuciándolos hasta la hipérbole. Se entremezclan con el resto de nuestros pensamientos diarios y los eclipsan. Como si de un retrovisor se tratase, mantenemos la mirada fija en ese espejo que nos devuelve la vista de lo que hay detrás y como ocurre en la carretera, no podemos fijar la mirada al frente si seguimos con las pupilas puestas en el pasado.

El comportamiento del espejo retrovisor

Como explica Silvia Álava, Doctora en psicología clínica y de la salud: «no se trata de ningún tipo de trastorno. Los profesionales de la salud mental trabajamos con el manual de los trastornos psiquiátricos (DSM) y en ningún sitio hablamos de este concepto, si bien es cierto que es una conducta que podría hacer que perdamos el bienestar emocional, porque hay personas que viven muy ancladas en el pasado en lugar de vivir en el presente.»

Como indica la psicóloga: «no podemos hablar de un síndrome, sino de un tipo de comportamiento que debemos intentar evitar porque puede poner en compromiso nuestra salud mental.» No solo revivimos y recordamos una y otra vez nuestro pasado, sino que también moldeamos de forma errónea, casi siempre martirizándonos, quienes éramos meses o años atrás, distorsionando en consecuencia quienes somos en la actualidad. «Esto conlleva a veces muchas emociones desagradables como por ejemplo la culpa», advierte Silvia Álava. Difuminamos el potencial de nuestro presente aferrados siempre a las ideas ya vividas, incapaces de pasar página.

Bien es cierto que aunque la frase de que «aquellos que no pueden recordar el pasado están condenados a repetirlo», se aplica a los aprendizajes y tropiezos de las vidas personales, los pensamientos obsesivos pueden llegar a inhabilitarnos. Y es que las personas que sufren este tipo de comportamientos se hallan inmersas en espirales de culpabilidad y presentan una baja autoestima, así como un alto nivel de autocrítica. Un cóctel que influye negativamente y compromete su bienestar emocional.

¿Cómo podemos saber si estamos sufriendo el comportamiento del espejo retrovisor?

Lo primero que debemos hacer es generar un nivel de autoconsciencia, y preguntarnos si generalmente estamos más presentes en el día a día o nuestra cabeza está continuamente recordándonos situaciones del pasado. Es imposible dar marcha atrás al tiempo y cambiar las cosas que sucedieron, por ello es importante reconocer esos pensamientos circulares y reconciliarnos con el pasado para poder decidir cómo va a ser nuestro futuro.

«Puede darse que existan situaciones traumáticas no resueltas, como abusos, acosos o situaciones especialmente complicadas, pero otras veces son pequeñas situaciones del día a día las que no hemos sabido digerir bien, ya que no hemos construido una buena narrativa sobre lo que nos ha ocurrido», advierte  Silvia Álava.

¿Cómo podemos tratar este comportamiento?

Según el último informe del Sistema Nacional de Salud, en España la prevalencia de ansiedad ha aumentado un 34% en los últimos dos años, y es que detrás de los síntomas de este comportamiento del espejo retrovisor pueden encontrarse ciertos casos nos resueltos de ansiedad o depresiones. Como indica la psicóloga: «cuando hablamos de depresión es sobre todo que nos hemos quedado anclados en situaciones del pasado, que en ocasiones no nos han gustado o no hemos sabido muy bien como procesar, mientras que cuando hablamos de ansiedad, muchas veces lo que está pasando es que estamos pensando que el presente va a ir mal.»

Según Silvia Álava: «es muy importante trabajar la capacidad de autoconocimiento y sobre todo el metaconocimiento, es decir, conocernos bien a nosotros mismos, saber muy bien de donde venimos, hacia donde vamos y cómo funcionan nuestras emociones. Esto puede tener un efecto beneficioso para integrar las cosas que nos pasan, establecer una narrativa coherente que nos permita analizar aquello que nos ha pasado, pero siempre con el objetivo de seguir adelante, sobre todo teniendo la mirada puesta en el futuro.»

Ante el continuo traqueteo de los pensamientos girando en bucle en nuestra cabeza, la psicóloga insiste: «tu no puedes juzgar lo que hiciste en el pasado desde el presente porque hoy eres una persona completamente diferente y además tienes un conocimiento que antes no tenías.» Y es que en ocasiones apostamos por decisiones que no son las mejores porque carecemos de la información que tenemos en el presente. Lejos de martirizarnos por esas acciones que llevamos a cabo en el pasado, la clave está en poder aceptarlas.

FUENTE: tendencias.com

Cómo ser más feliz, según la ciencia: 10 acciones sencillas que te ayudan a lograrlo

Escrito por: María Palmero@MariaPalmero_mp@theobjective.com

Alcanzar la felicidad se ha convertido en uno de los deseos principales del primer mundo. Pero ¿cómo conseguirlo? ¿Cómo se siente uno mejor cuando tiene todas las necesidades cubiertas? ¿Qué nos hace falta para alcanzar esa meta o al menos acercarnos a ella?

Desde la publicidad, las redes sociales, las revistas, nos instan a conseguirlo, pero no siempre lo que nos proponen está basado en la evidencia científica, por eso Silvia Álava, doctora en Psicología clínica y de la salud, ofrece una serie de consejos en su libro ¿Por qué no soy feliz? (HarperCollins) que pueden contribuir a incrementar nuestra felicidad y que además cuentan con el respaldo de la investigación científica.

Diez acciones que te hacen más feliz, según la ciencia

La felicidad existe aún en las situaciones más difíciles. Así lo asegura Álava, quien ejerce como psicóloga sanitaria y educativa, especializada en Psicoterapia, profesora universitaria y divulgadora científica: «Hoy más que nunca, disfrutemos de las pequeñas cosas que nos proporciona la vida y trabajemos cada día, de forma proactiva, por incrementar nuestra felicidad. Para aumentar nuestra felicidad debemos pasar a la acción». ¿Cómo? Con estos diez consejos:

1. Pasar tiempo con amigos o familiares

Todas las personas nos sentimos más felices cuando estamos con otras personas, cuando nos sentimos integrados y sentimos que pertenecemos a un grupo o una familia.

«Si tuviéramos que traducir toda la literatura científica de las causas de la felicidad humana en una sola palabra sería ‘social’. Somos con diferencia la especie más social de la Tierra. Si tuviera que predecir tu felicidad y solo pudiera saber una cosa de ti, no me interesaría conocer tu sexo, religión o ingresos. Querría saber sobre tu red social: amigos, compañeros de trabajo, familiares… y la solidez de tus lazos con ellos», afirma la experta.

2. Hablar con los amigos y compañeros

«Cuidar las relaciones sociales. Cuidar y quedar con los amigos y hacer nuevas amistades también se relaciona con la felicidad».

3. Llevar un ‘diario de gratitud’

Álava nos insta a anotar cada día, al menos, tres cosas por las que estamos agradecidos, o aquello que más nos han gustado del día, tomando el tiempo de reflexión necesario para ser conscientes de las cosas buenas. Hacerlo «aumentará nuestra satisfacción general y nos ayudará a dormir con un espíritu más positivo».

4. Trabajar por una causa mayor

Tener un fin, un objetivo en la vida que nos mantenga con energía y que nos haga levantarnos cada mañana.

5. Realizar actos altruistas

Ofrecer nuestro tiempo y/o nuestro dinero es una vía para alcanzar la felicidad, compartir, dar lo que no necesitamos y que para otros puede significar todo un tesoro. «Es una gran labor que todos podemos realizar».

6. Enviar mensajes positivos

Reforzar los comportamientos positivos de los demás y aprender a enviar mensajes de refuerzo y en positivo, incrementará nuestras emociones positivas y hará que nos sentimos más felices.

7. Hacer 30 minutos de ejercicio al día

Cuando nos movemos segregamos endorfinas que hacen que nos sintamos mejor. Al respecto, numerosos estudios científicos han demostrado que el ejercicio regular está asociado con una disminución del riesgo de desarrollar depresión y otros trastornos del estado de ánimo.

8. Dar las gracias

La gratitud es uno de los mayores predictores de la felicidad. Cuando agradecemos las cosas que hacen por nosotros las personas que nos rodean, incrementamos nuestra felicidad.

9. Tener ilusiones

«Crear y fomentar nuestras propias ilusiones: las cosas tienen la importancia que nosotros les damos, no hace falta que sean cosas materiales en las que tengamos que gastar dinero, incluso mejor si el dinero no interviene: dar un paseo, charlar con un amigo, disfrutar de una buena comida…», afirma la experta.

10. Reforzar nuestras virtudes

Cada vez que utilizamos una habilidad, sea la que sea, «experimentamos un subidón de positivismo. Especialmente cuando ejercitamos una fortaleza de nuestro carácter, un rasgo propio y arraigado en nosotros. Por eso es importante pararnos a observar, saber cuáles son nuestras fortalezas y ser conscientes de que las estamos poniendo en práctica».

¿Conoces la emoción que más se relaciona con la felicidad?

Para fomentar la felicidad en los más pequeños proponemos un modelo de crianza con menos bienes materiales, más límites y sin sobreprotección.

Flavia Tomaello Para el diadio LA NACION

Se habla de la felicidad con facilidad. Está en el podio de los deseos. Cada vez que se le pregunta a un padre sobre el futuro de los hijos, en todo tipo de crianzas, estratos sociales y edades, emerge: “Que sea feliz”. A este particular punto ha dedicado gran parte de su trabajo Silvia Álava Sordo, doctora y licenciada en Psicología nacida en Valladolid, pero instalada en Madrid hace más de dos décadas. Ha publicado siete libros, y casi como una constante aparecen en ellos una idea que los atraviesa: ¿Por qué no soy feliz?, Queremos que crezcan felices y Queremos hijos felices, son algunos de sus títulos.

Pero suele ser un concepto abstracto y volátil, que se construye individualmente. Álava Sordo, en una charla exclusiva con LA NACION, aporta claridad para entender cómo criar hijos felices.

¿Qué es la felicidad?

Es muy importante que definamos muy bien qué es porque la sociedad ha confundido la emoción de la alegría, que es una sensación que a todos nos gusta sentir, es agradable y en la que sube nuestra energía, con la felicidad, que no es solo sentir esa emoción agradable de gozo. Cuando hablamos de felicidad nos introducimos en un estado en el que cambian todas las emociones. Tanto las agradables como las desagradables. Si para ser feliz hay que estar todo el día sintiendo alegría, haciendo cosas que nos gustan o divertidas, lo que va a pasar es que absolutamente nadie en el planeta va a poder serlo. Por eso es importante que entendamos que la felicidad es un estado donde van a caber emociones amables y no tanto, y que no nos quedemos solamente con la parte hedónica de hacer cosas para el placer y para el disfrute. Cuestión que está muy bien y para la que hay que reservar esos espacios. Sino que también trabajemos desde la perspectiva de la felicidad eudaimónica, más relacionada con el crecimiento personal, con sentir que somos capaces de resolver con éxito esas situaciones de nuestro día a día.

Para ser feliz hay que sentir que se es capaz de resolver con éxito las situaciones del día a día

¿Es compatible la crianza en felicidad con la educación de los niños y los límites?

Pensamos que poner límites no se condiciona con la felicidad. Como psicóloga, trabajo en un centro en Madrid, y me gusta, al terminar la primera sesión en la que se presentan los adultos a cargo, sin los niños, preguntar: ¿Qué es lo que quieres conseguir para tu hijo o para tu hija? La respuesta que más me encuentro siempre es “que sea feliz”. ¿Cuál es el problema? Que muchos en ese pensamiento nos equivocamos. Y, por ejemplo, los inundamos para que tengan un montón de cosas. Cuando no hay ninguna evidencia científica, ningún estudio que nos diga que tener más juguetes los va a hacer más felices. O nos da miedo ponerles límites. Y es todo lo contrario, porque las normas les dan seguridad, les dan confianza, les muestran el camino que tienen que seguir. Y además, cuando evitamos la sobreprotección, también vamos a conseguir que sean más seguros, que se sientan con una mayor capacidad para desenvolver con éxito su día a día. Eso al final va a traducirse en que nuestros hijos sean más felices. No poniendo límites lo más habitual es que sean muchísimo más infelices.

¿Podrías darnos algunas claves para proteger la salud mental familiar puertas adentro de la casa?

Es cierto que parece que ahora hablamos mucho más, sobre todo desde la pandemia. La Asociación Española de Pediatría dice que se han incrementado un 47 por ciento los problemas de salud mental en población infantojuvenil. Las familias e incluso los profesores tienen un papel activo a la hora de criar a los niños y jóvenes con salud mental. Para ello es importante ver qué estamos haciendo, por ejemplo, estamos permitiendo ventilar las emociones, nos estamos convirtiendo en esa figura de referencia a la que nos pueda contar y además nosotros lo validamos, es decir, no juzgándolo, no diciéndole lo que tiene que hacer. Este sería uno de los pasos muy importantes. Necesitan que estemos ahí para darles ese apoyo emocional, para que podamos ser un vínculo de seguridad. Eso son factores de la salud mental. También es muy importante que trabajemos con ellos y que aprendan habilidades de la inteligencia emocional. Que sean conscientes de percibir la emoción que están sintiendo. Tanto de ellos mismos como de los demás. Y ayudarlos a aprender a expresarla de una forma correcta. A mí me gusta mucho Quino y esa frase de Mafalda sobre que la vida es bonita, pero difícil. Los adultos tenemos que dar herramientas y muchas de ellas son de la inteligencia emocional.

«No hay ninguna evidencia científica, ningún estudio que nos diga que tener más juguetes los va a hacer más felices», Silvia Álava Sordo, psicóloga

¿Cuánto de la sociedad hiperconectada afecta nuestra felicidad?

Esto es algo bastante interesante. ¿Realmente nos hacen más felices las pantallas? Los psicólogos decimos que tenemos que tener cuidado para poder utilizar las pantallas correctamente de tal forma que no interfieran en nuestra salud mental. Y que tampoco lo hagan en el bienestar emocional. Estamos observando que ante un problema o una emoción desagradable, recurren a las pantallas, porque tienen mucho miedo de mirar hacia dentro y ver qué pasa. Recurren a algo muy fácil para taparlo: la pantalla o las redes sociales. No es una buena idea, porque al final no estoy mirando lo que me pasa y no estoy afrontando el problema. Además, tienen un efecto que potencian la comparación social que nos hace infelices. Nos da la sensación de que nuestras comidas no son tan ricas como las que pone la gente en las redes o que nuestra vida no es tan interesante. Y muchas veces se nos olvida que las redes están hechas para aparentar, que no son la realidad y que es la vidriera donde cada persona cuelga su mejor versión.

¿Cómo trabajamos la felicidad en nuestros hijos adolescentes?

La felicidad se empieza a trabajar desde bien pequeñito. No se puede pretender no hacer los deberes y presuponer que todo emergerá en la adolescencia porque hay muchas bases que no van a estar bien sentadas. Lo mejor siempre es aportar mucho afecto físico: beso, mimo, caricia, fomentar los vínculos de seguridad. Y con los adolescentes hay que seguir trabajando. Durante la adolescencia el cerebro se reorganiza, se reconfigura. Y ese proceso es superimportante porque permite transformarlo en un órgano más potente para llegar a hacer operaciones y razonamientos tan complicados como los que hace un adulto. El proceso se hace de atrás hacia adelante. La última zona que termina de madurar es el lóbulo prefrontal, la parte de adelante de todo, que es precisamente donde se regulan las emociones. Por eso tengo que entender que al adolescente con el que convivo le puede costar mucho controlarlas y canalizarlas, porque la parte del cerebro que siente las emociones, el sistema mesolímbico, está muy sobreactivado por toda la producción de hormonas y eso hace que todo lo sientan con una intensidad muy alta. Entendiendo esto podemos evitar tomarnos de modo personal ciertas actitudes y entender si es un suceso de una dimensión real o es parte de su proceso madurativo. También es tiempo de fomentar que puedan estar con un grupo de iguales, porque en esta etapa también se configura la personalidad. Ya no se hace solamente a través de la familia, que de todos modos seguirá ahí presente y alerta, sino a través del grupo de iguales. Me refiero a grupos de carne y hueso. Amigos con los que poder salir, dar un paseo, estar en el parque, compartir una actividad.

¿Qué errores crees que cometemos al trabajar la felicidad en la crianza?

Muchos, como la sobreprotección, ese mal entender el amor maternal o paternal y decir: “ay, no me cuesta nada…” Con esa actitud se está generando un niño o niña con escasos recursos, con pocas habilidades. Eso no le va a ayudar a ser más feliz. O hiperestimularlos de tal forma que apenas tengan tiempo libre. Es muy bueno que hagan deporte o que aprendan o toquen instrumentos musicales. Pero no pueden hacer todo a la vez. Necesitan tiempo libre para jugar, porque de esa forma van a desarrollar su función ejecutiva, la capacidad de orientarse hacia las metas, la de dirigir su propia conducta. Hay niños que están tan sobreestimulados, que están siempre en cosas de adultos.

¿Por qué mucha gente dice que no puede ser feliz? ¿Qué nos pasa con la felicidad?

Nos hemos creído muchos de los mitos sobre la felicidad, que significa vivir sin problemas. Ser felices implica que tengo las herramientas para poder solventar con éxito mis situaciones del día a día. Que cuando tengo una complicación, pongo el foco en resolverla. Y que cuando ya no soy capaz porque es un problema de los que no tiene solución, acepto esa situación y en lugar de poner mi energía en intentar cambiar algo que ya no se puede modificar, la uso para regular esas emociones desagradables que me genera esta situación que no puedo cambiar. La felicidad es algo que está dentro de nosotros. Que no hay que buscarla fuera. Que no tiene tanto que ver con las cosas que tenemos o que conseguimos. Y que la emoción que más se relaciona con la felicidad es la serenidad, no tanto la alegría. Y que es muy complicado ser felices si no vivimos alineados con nuestros principios y con nuestros valores.

Algunas personas prefieren la serenidad a la felicidad. ¿Qué opina?

Es que han entendido bien lo que es la felicidad. Tiene más que ver con sentir que mi vida tiene un sentido, que encuentro por qué estoy aquí. Si entendemos así la felicidad, desde luego que la emoción con la que más nos vamos a sentir identificados es con esa calma. Esto no significa que no tengamos que potenciar emociones agradables o que no haya que hacer cosas divertidas. En absoluto es así.

Es difícil pensar en la felicidad cuando las demandas son tantas y debemos cumplir con muchas cosas

Es cierto que es complicado, porque vivimos en una sociedad de consumo que nos insta a tener y mostrar. Es importante poder parar y pensar en lo que creo que es importante para mí. No vivimos en una sociedad en la que, por ejemplo, sea fácil conciliar. Es complicado. Pero el secreto está en ir encontrando pequeñas estrategias para incrementar nuestro bienestar emocional intentando en todo momento cambiar el foco. Con los niños hay que tener cuidado con las expectativas que ponemos en ellos. Se ven muchos papás y mamás que en lugar de realizarse a través de ellos mismos, lo intentan hacer a través de sus hijos. Les colgamos una mochila emocional y una responsabilidad tan grande que no han de ser capaces de gestionarla. Démosles la libertad para que sean como son.

FUENTE: lanacion.com.ar

«Por qué no soy feliz»: los nueve enemigos de la felicidad. En Diario ABC

¿Crees que tienes impedimentos para alcanzar la felicidad que buscas? Esto te interesa

Por Melissa González Redactora

Es inquietante la siguiente cita: «Con la felicidad pasa lo mismo que con las gafas: las buscas y las buscas y resulta que las llevas puestas». ¿No te ha ocurrido con las gafas, el teléfono móvil o las llaves? Al parecer, la comparativa encaja a la perfección con la búsqueda de la felicidad, un estado que, como ya dijimos, parece más bien una carrera de fondo de a ver quién llega primero.

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Sin embargo, es posible que vivas etapas en las que, efectivamente, no estés feliz. ¿Por qué? Los motivos pueden ser innumerables, pero existen una serie de «impedimentos» internos que te obstaculizan y la psicóloga Silvia Álava los ha llamado «los enemigos de la felicidad». En concreto son nueve, aunque nuestra mente tiene mucho que ver en todos ellos…

1. La genética de la felicidad. «Hay que entender que esa genética de la felicidad se refiere a que todos tenemos un potente potencial de mejora. Muchas personas piensan que por las circunstancias no pueden serlo, pero eso solo pesa un 10%», dice Silvia Álava, que anima a esforzarnos por sentirnos mejor. Tenemos estrategias de regulación para poderme encontrar mejor y aceptar que nuestros enemigos de la felicidad somos nosotros mismos», insiste.«Hay que entender que esa genética de la felicidad se refiere a que todos tenemos un potente potencial de mejora»Silvia Álava , psicóloga

2. Los pensamientos barrera. Nos aconsejan que tengamos cuidado de los demás, pero la psicóloga también alerta de la importancia de tener cuidado con uno mismo… «Hay una serie de pensamientos barrera con los que nos dejamos llevar pensando que todo nos va a salir mal», dice.

3. Las ideas irracionales. Hemos dado por hecho que todos los pensamientos que tenemos son verdaderos cuando son hipótesis. «La realidad pasa por delante de nosotros y la vamos interpretando, y en ella metemos ideas irracionales que no son ciertas pero igualmente nos las creemos», dice la experta en psicología. Además, dentro de las ideas irracionales hay que destacar esa costumbre que tenemos de hablarnos en términos de ‘debería’, como si el no hacer algo fuese a darnos un gran problema. «Por supuesto que hay cosas necesarias en nuestro día a día que hay que hacer, pero hay otras que son elegidas, por lo que dejemos de referirnos a ellas con un ‘debo de’, porque nos genera ansiedad cuando en su día lo elegimos así», anima.

Por tanto, es primordial diferenciar entre lo necesario de otras cosas que elegimos. Asimismo, alerta del desgaste que supone que el resto debería de hacer algo o algo debería de ser de ‘x’ forma porque son cosas que no dependen de nosotros. Además, usar palabras como siempre, nunca, todo, nada también nos hacen un flaco favor por el simple hecho de que nos cerramos a un mundo de posibilidades.

«Por supuesto que hay cosas necesarias en nuestro día a día que hay que hacer, pero hay otras que son elegidas» Silvia Álava , psicóloga

4. Pensar demasiado. Junto a los pensamientos barrera encontramos el pensar demasiado, algo a lo que Silvia Álava se refiere como «rumiación»: «Pensamos demasiado y ponemos el cerebro en modo centrifugadora, pero lo que hay que hacer es decirle ‘para’ cuando estamos en esta fase de rumiación porque no hacemos un análisis para llegar a la solución, sino que nos quedamos pasmados en el pensamiento negativo».

5. La comparación social. Ya te contamos el mal que te puedes hacer por compararte con los demás, pero si esa constante comparativa te impulsa y motiva a luchar por lo que quieres, bienvenida sea. Silvia Álava, cuando tiene que hablar sobre esto, recurre a la siguiente frase: «si quieres ser infeliz espía a tu vecino». Y no es más que un jarro de agua fría y de realidad, porque además las redes sociales lo ponen realmente fácil. «Solo hace falta meterse en una red social para ver que todos los demás son mucho más felices que tú mismo, pero eso que muestran puede no ser real porque solo se trata de la proyección de realidad que los demás quieren que veas», manifiesta. Y es que, en cierto modo, en nuestras redes sociales «colgamos» lo mejor de nuestro día, pero no vamos contando nuestras penas a diestro y siniestro.

6. La envidia y los celos. La comparativa mal llevada puede ser solo el comienzo de la envidia y los celos… Y eso solo nos lleva a sentirnos más inseguros y vulnerables con nosotros mismos. «Mucho cuidado con esa comparación social, como la envidia y celos. Yo te aconsejo que pases, que te alegres por los demás y que procures construir tus propias metas; nadie mejor que tú sabe dónde quieres llegar y qué es lo que quieres hacer», afirma.

«Solo hace falta meterse en una red social para ver que todos los demás son mucho más felices que tú mismo» Silvia Álava , psicóloga

7. La ansiedad y el estrés. La ansiedad siempre es señalada por los psicólogos como una de las causas que más hace ir a consulta a la sociedad. Y desde que la pandemia por Covid-19 estalló, el aumento de personas con ansiedad ha sido abismal… «En estos momentos estamos viviendo una fatiga pandémica por la ansiedad que nos genera la crisis sanitaria. Para empezar a abordar este tema primero de todo tenemos que ser conocedores de la aparición de la ansiedad y el estrés y empezar a buscar estrategias para manejarlo», indica.

8. El director de cine interior. Nos encantan montarnos películas en la cabeza pero, ¿cuántas de ellas han llegado a ocurrir en la realidad? Sobre esto habla Silvia Álava, porque al parecer se trata de uno de los grandes enemigos de la felicidad. «¿Eres consciente de la película que te has montado en tu cabeza? Muy pocas veces se ha hecho realidad y has sufrido dos veces:una cuando la inventas y otra hasta que se cumple, si es que llega a ocurrir», advierte.

9. El móvil anestesiador emocional. «Mucho cuidado con el móvil» es la advertencia que nos hace la psicóloga. Y no porque sea malo su uso, sino porque lo usamos de anestesiador ante los problemas que tenemos. «Nosotros no estamos bien emocionalmente, es decir, sentimos algo desagradable como la tristeza o frustración, y lo que ocurre es que en vez de enfrentarnos a ello nos refugiamos en el teléfono», cuenta. Con el teléfono móvil no estamos pendientes de lo que nos ocurre, como los niños pequeños cuando recurren a un chupete para sentirse mejor, así que recurrimos a ese efecto de la anestesia: ese problema que tengo y me proporciona esa emoción que no me gusta lo que hace es perpetuar el problema o incluso agravarlo.

FUENTE: abc.es

10 maneras de ayudar a ese amigo en depresión

No digas “anímate”: mejor haz esto para ayudar a alguien con depresión

POR: DULCE ADALID

Si te has cuestionado varias veces cómo ayudar a alguien cercano en depresión, seguramente sabrás que no sólo se trata de decir “tú puedes”. Pero aún cuando hablamos de un trastorno de salud mental, debes saber que tu amistad —sin sacrificar tu propia salud mental— puede marcar la diferencia en su proceso de recuperación.

¿Qué cosas específicas puedes hacer para acompañarle y motivar su sanación? Aquí te compartimos lo que dicen los expertos.

Desde el primer año del confinamiento por COVID-19, la depresión aumentó un 25%, según la OPS. La buena noticia es que, día a día se le va dando la visibilidad que se merece con las redes llenas de información para aquellos que buscan ayuda… pero ¿qué pasa cuando eres tú quien quiere dar esa ayuda desde una amistad positiva? Recopilamos algunas medidas que Mayo Clinic recomienda para ofrecer apoyo a esa amiga que sabes que lucha contra la depresión y te necesita.

10 maneras de ayudar a ese amigo en depresión

1-Haz tu research

Siempre, antes de querer ayudar, la buena información es clave para llegar por el camino correcto. Tan simple como googlearlo y leer noticias y estudios avalados por medios como Medline Plus o American Psychiatric Association. Te podrás enfocar en síntomas, causas y opciones de tratamiento como conocimiento general para entender mejor desde dónde está parada la otra persona. También puedes consultar libros como ¿Por qué no soy feliz? (2022) de Silvia Álava, y El papel de pared amarillo (1892) de Charlotte Perkins Gilman.

La depresión no siempre se manifiesta de la misma manera, por eso es una gran alternativa leer y escuchar distintos casos, para no solo abordarlo desde la teoría, sino del lado más humano, siempre abordándola con la seriedad y la sensibilidad que merece.

2-Comunicación abierta: la clave para cualquier relación

Iniciar una conversación sobre la depresión puede ser intimidante e incómoda al no querer decirlo, pero es un paso que lo define todo. Comienza expresando tu preocupación de manera genuina y sin juicio. Hazle saber que estás allí para escuchar, incondicionalmente (incluso si sólo quiere tu presencia).

Toma una actitud abierta y no “yo tengo la razón” durante estas conversaciones. Evita dar soluciones rápidas o minimizar sus sentimientos con el típico “por eso estás así” o “ya no te sientas mal, mejor haz esto…”. En lugar de eso, crea un ambiente donde pueda expresar sus emociones sin temor al rechazo.

3-Ofrece tu compañía

La soledad realmente puede hacer que todo se sienta más difícil y eso afecta con o sin depresión. Tu simple presencia significa mucho. Invita a tu amiga a hacer cosas juntas o hasta “cuélate” en su casa si puedes, ya sabes, como para dar un paseo o simplemente compartir una comida. Es en esos momentos donde a veces se encuentra el consuelo.

Solo asegúrate de mostrar que realmente te importa, sin presionar. Se trata de dejar un recordatorio de que no tiene que enfrentarlo sola.

4-Siempre considera la ayuda profesional

Aunque tus intenciones de estar siempre ahí sean buenas, siempre recomienda la asesoría, porque este método será lo único que le dará herramientas y estrategias específicas para atacar la enfermedad desde la raíz. A veces, las personas saben que necesitan ayuda pero no tienen energía para buscarla solas. Como amiga, lo ideal es considerar encontrar a alguien profesional.

Puedes hacer una lista con todas las opciones, para que ya nada más vea y decida por dónde comenzar; incluso podrías acompañarle a la primera cita.

5-Hábitos y más hábitos

La depresión puede afectar las rutinas diarias (tan simple como lavarse los dientes), lo que puede empeorar la situación. Por eso ayúdale a tener y mantener hábitos saludables: una dieta equilibrada, ejercicio regular y un sueño adecuado. Por ejemplo, planea una morning run y “compromete” a tu amiga para que no se eche para atrás. Al final va a liberar endorfinas, mejorando su estado de ánimo. Conseguir esos pequeños cambios en el estilo de vida es relevante.

6-Sé paciente

La recuperación de la depresión es un proceso que se da poco a poco. A veces parece que se avanza y luego hay un retroceso. Por eso debes saber que la paciencia es clave para apoyarle en cada paso. Tu objetivo es ser ese respaldo firme que le ayude a sentirse en una zona segura. De nuevo, básicamente es decirle: estoy aquí para ti.

7-Evita dar consejos (aunque parezca contradictorio)

Puede parecer muy fácil abrir Pinterest, buscar frases y luego hacer copy-paste, pensando que esto le va a ayudar y cambiar su mood… la verdad es que no. Evita frases como “anímate” o “piensa en cosas positivas”… la depresión es más que eso.

Una condición compleja no se puede superar con meras afirmaciones positivas. En vez de eso, ofrece tu apoyo siendo una mejor oyente. Dale un espacio seguro para expresarse y validar sus experiencias.

8-Más actividades

Ahora, ¿con qué actividades se combate esta crisis? Las que son las más normales y comunes posibles. Salir a caminar, ir al parque, ver una película (de comedia de preferencia), ir a comer o tomar un café. Se trata de descubrir pasatiempos que antes disfrutaban pata contrarrestar los efectos de la depresión. Estarás también trabajando en su conexión emocional contigo y con lo su perspectiva de la vida cotidiana.

9-Mantén la confianza

La confianza es fundamental en cualquier relación, especialmente cuando se trata de apoyar a alguien con depresión. Respetar la privacidad de lo que te cuenta y ves, hará su relación de confianza más fuerte y creará una comunicación abierta. Ser vulnerable requiere de valentía… devuelve la misma energía y apertura como un acto de apoyo continuo.

10-¡Cuida de tu batería emocional!

Este punto es tal vez el más revelador cuando hablamos de todo esto. Apoyar a alguien con depresión puede ser emocionalmente agotador, porque no solo sufre esa persona, también tú. Asegúrate de cuidar tu propia salud mental, poniendo límites saludables y hasta buscando apoyo si es necesario. De ahí la importancia de tener una vida con tus propias actividades e individualidad. Haz tus hobbies, trabaja, sal de vez en cuando y diviértete: renovarás tu energía para compartirla con esa persona que te necesita.

FUENTE: instyle.mx

¿Quizás sea hora de dejar de perseguir la felicidad?

Quizá sea hora de dejar de perseguir la felicidad para disfrutar de lo que ya tienes y sentir que estás en paz contigo mismo/a.

Quizá sea hora de dejar de perseguir la felicidad

Quizá sea hora de dejar de perseguir la felicidad para disfrutar de lo que ya tienes y sentir que estás en paz contigo mismo/a.

La felicidad

Talvez seja tempo de parar de perseguir a felicidade para usufruir que já se tem e sentir que se está em paz consigo própio.

¿Estamos confundiendo alegría con felicidad?

La felicidad va más allá de una emoción positiva, es un estado, y dentro de ese estado entran muchas emociones, tanto las agradables como las desagradables, por eso es un error pensar que estar feliz es estar continuamente alegre…

Es importante saber identificar las emociones agradables y las emociones desagradables, de esa forma podremos ser más conscientes de sus causas y de nuestros estados de ánimo.

En este vídeo os explico algunos ejercicios para ser más felices aprovechando la celebración del día Internacional de la Felicidad.

Tu momento de felicidad en 4 pasos

Basado en el libro ¿Por qué no soy feliz?

El bienestar constante no es un estado natural para el ser humano, pero podemos promover momentos agradables.

  • Visualización positiva
    • Planifica lo que vas a hacer a lo largo del día, te ayudará a gestionar tu agenda y a escoger «tu momento»: puede ser un café con una amiga, cocinar algo o nuestro ratito de deporte…
  • Haz que pase
    • Piensa en la manera de convertir ese momento que hemos escogido en tu momento feliz, por ejemplo cocinar un plato especial, si corres habitualmente cambiar tu ruta y fíjate en el trayecto disfrutando de la música que escuchas, llama a un amigo y disfruta de la conversación…
  • Toma conciencia del momento y disfrútalo
    • Vívelo intensamente, no te distraigas mirando tu móvil o pensando en otras cosas…
  • La importancia del Diario emocional
    • Reserva unos minutos al final del día para, de forma consciente, recordar y valorar esos pequeños momentos y lo que nos han aportado.
  • Aléjate de los enemigos de la felicidad
    • Muy atento a tus «pensamientos barrera», a esas ideas irracionales que nos rondan y los «debería»…