Resiliencia colectiva: No es momento de tapar o negar emociones por la DANA
Los adultos podemos reconocer a nuestros hijos «yo también tengo miedo, pero estamos juntos, te doy la mano y te abrazo. Dar seguridad a los niños es clave»
Escrito por Laura Peraita
«Los niños no son tontos y vivan en Valencia o no, saben que algo muy grave ha pasado», asegura Silvia Álava, Doctora en Psicología. Sin embargo, añade que cuando son pequeños su nivel cognitivo y emocional no les permite entender lo sucedido por los efectos de la DANA ni toda su dimensión. «Lo mejor ante este tipo de situaciones es no ocultarles la verdad. Hay que contársela de manera adaptada a su edad y lenguaje. Ellos tienen miedo, pero si descubren que les estamos ocultando algo, tendrán más miedo aún, al creer que es algo muy dañino. Su creatividad no tiene límites y pueden sufrir más de lo que les corresponda».
Hay que dejar que los niños se expresen
Apunta que hay que dejar también que los niños se expresen. «Es bueno que reconozcan que tienen miedo, no es momento de tapar o negar emociones. Como adultos, es importante poder reconocer ‘yo también tengo miedo y es normal, pero no te preocupes porque estamos juntos y, por eso, te doy la mano y te abrazo’. Hay que darles sobre todo seguridad. Acompañarles emocionalmente, que sientan que su adulto de referencia les protege. Bien es cierto, que los niños de las localidades afectadas, no siempre va a ser posible que sus padres les acompañen porque están inmersos en las duras tareas de reconstrucción de sus hogares. En caso de estar en casa de amigos u otros familiares deben tener en cuenta estas premisas de dejar que se expresen y hacerles sentir muy seguros y que sus padres se encuentran bien».
Hasta que no cumplen aproximadamente los seis años se entiende lo que implica la muerte
Explica que hasta que no cumplen los seis años no entienden lo que implica la muerte, pero preguntarán por los seres queridos que no están. «¿Dónde está el abuelo? ¿Pero cuándo vendrá? La idea de no retorno es incomprensible a ciertas edades y hay que estar preparados porque preguntarán con insistencia cuándo volverán a ver a ciertas personas»
No hay que descartar, tal y como afirma Silvia Álava, que es muy probable «que muchos niños tengan regresiones; es decir, que vuelvan a hacerse pis encima, que demanden que les den de comer, que quieran dormir en la cama de sus padres… Es normal. Para ellos es una forma de exteriorizar lo que sienten porque por su edad aún no saben verbalizar sus emociones y lo exteriorizan con las regresiones. No merece la pena pelear ahora por eso; no pasa nada. Es mejor abrazarles y más adelante que vuelvan a su situación de antes».
El duelo va a ser compartido
Ante tanto dolor y sufrimiento, esta Doctora en Psicología advierte que las familias de las localidades afectadas directamente por la DANA, «al vivir en pueblos en los que la mayoría de la población se conoce, el duelo va a ser compartido: todos tienen sus casas destrozadas, han perdido a algún familiar, a amigos o vecinos, sus negocios, sus coches… Se trata de un dolor que comprenden, con el que empatizan lo que, en cierto modo, les hará que sea algo más llevadero. En estos pueblo en el que todos se conocen -insiste-, el fallecimiento y desaparición de personas queridas es más sentido y comprendido por el entorno».