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Volver al trabajo tras ser madre y morirse de pena: pautas a seguir para estar bien en ese momento

Por Marta Benayas

El pasado mes de julio, Cristina Pedroche dio a luz a la pequeña Laia y comenzó así su aventura en el mundo de la maternidad. Un camino que no siempre es tan bonito como parece y que la presentadora no duda en compartir en sus redes sociales, donde no se corta a la hora de contar a sus seguidores cómo se siente anímicamente.

Porque aunque a nivel físico se está recuperando bastante rápido gracias a sus rutinas deportivas y cuidada alimentación, sus ánimos no están por las nubes. «Me siento vacía y me duele el pecho», relataba hace apenas unos días en sus stories de Instagram después de dejar a su hija para acudir a trabajar. Ahora que ha vuelto al trabajo, hasta ha contado con gracia que ha puesto una cámara para ver lo que su madre y su hija hacen mientras ella está alejada: «Esto sí que es un Gran Hermano», ironizaba. Más allá de las bromas, lo cierto es que Pedroche no ha hecho más que poner voz a uno de los problemas que más sufren las madres tras dar a luz: el sentimiento de culpabilidad al reincorporarse al ‘mundo real’ y la vida laboral.

Una cuestión a la que muchas mamás tienen que hacer frente y que desde un punto de vista psicológico es completamente normal. Sin embargo, hay que saber lidiar con ella y manejarla. En Divinity hemos hablado con dos expertas en la materia para conocer, además de su punto de vista, cómo tratarlo. Silvia Álava, psicóloga y escritora, autora entre otros libros de ‘Por qué no soy feliz?’; y Laura Poveda, terapeuta emocional, mentora de amor propio y especialista en dependencia emocional.

El punto de vista de una terapeuta emocional

“Ser madre y tener una carrera no es un acto de egoísmo, si no un acto de amor propio y un ejemplo positivo para tu hijo. La maternidad es una experiencia transformadora que cambia la vida de una mujer. Y si acabas de ser mamá seguramente estarás enfrentando uno de los desafíos más significativos de tu vida: la transición de regreso al trabajo después de dar a luz. No estás sola en este viaje, y cada paso que das es una obra maestra que refleja tu fuerza y determinación”, comienza diciendo Laura, que comparte además su caso personal.

“Cuando me convertí en madre y me enfrenté a la perspectiva de volver al trabajo, me vi inundada por emociones abrumadoras. El miedo y la tristeza se apoderaron de mí. El miedo estaba relacionado con la incertidumbre de cómo equilibrar mis responsabilidades laborales y familiares, preocupándome por si sería suficientemente buena en ambos roles. La tristeza, al separarme de mi bebé y lidiar con la culpa de no estar siempre a su lado. Una cosa que aprendí rápidamente es que no estaba haciendo malabares entre dos mundos diferentes, sino que ser madre y profesional no son roles contradictorios, son componentes esenciales de mi identidad. En lugar de verlo como una lucha, abracé la oportunidad de ser una artista del equilibrio”, explica y añade que se trata de un momento en el que se está atravesando una fase de adaptación emocional, y que eso no debe hacernos sentir menos capaces.

Nueve claves para ayudar a que esta transición sea suave.

1. El autojuicio es tu peor enemigo: cuidar de ti misma y de tu carrera no es incompatible con ser una buena madre. Deja atrás el auto juicio y asume la idea de que mereces tiempo para ti y para tu desarrollo profesional.

2. Permítete sentir tus emociones: está bien sentir emociones abrumadoras al volver al trabajo después de ser madre. La maternidad trae consigo una marea de sentimientos, desde la alegría hasta la culpa y el miedo. Enfrenta estas emociones sin juzgarte a ti misma. Aceptar tus sentimientos es el primer paso para gestionarlos de manera saludable.

3. La importancia de una red de apoyo: contar con una red de apoyo sólido es esencial. Aprender a pedir ayuda y delegar responsabilidades te permitirá equilibrar tus responsabilidades laborales y familiares de manera más efectiva.

4. La comunicación es clave: comunicarse es fundamental para encontrar un equilibrio entre tu vida laboral y tu vida como mamá. Dale voz a tus necesidades y expectativas. No tienes que hacerlo todo tu sola, tu bebé no necesita una mamá heroína, necesita a una mamá que gestione sus propias emociones.

5. Establece una rutina: puede ayudarte a sentirte más en control. Organiza tu día de manera que puedas equilibrar tus responsabilidades laborales y familiares. Incluye tiempo para ti misma en esa rutina, para recargar energías y cuidar de tu bienestar emocional.

6. El tiempo para ti misma es un derecho, no un lujo: “al principio, sentí que sacrificar mi tiempo libre y personal era la única forma de ser una buena madre y profesional. Sin embargo, con el tiempo comprendí que el autocuidado es esencial”. Tomarte tiempo para ti misma no es un lujo, es un derecho. Cuando te cuidas a ti misma, puedes cuidar mejor a tu hijo y rendir más en el trabajo.

7. Establece límites: aprende a decir no cuando sea necesario. Establecer límites saludables es una habilidad importante que te ayudará a evitar el agotamiento. No sientas que debes hacerlo todo; es importante reconocer tus límites y respetarlos.

8. Celebra tus logros: cada pequeño logro, tanto en el trabajo como en la maternidad, merece ser celebrado. Reconoce tus éxitos para recordarte lo valiente y fuerte que eres.

9. Acepta la flexibilidad: la maternidad y el trabajo a menudo requieren adaptabilidad. No te preocupes si las cosas no siempre salen según lo planeado. La flexibilidad es una habilidad valiosa, y aprender a lidiar con lo inesperado te hará más fuerte.

Un momento de transición en el que la paciencia es clave

Por otro lado, desde un punto de vista más psicológico, Silvia cuenta que es muy habitual que, en ese momento que llega después de la baja de maternidad, la mujer se sienta especialmente culpable por tener que separarse del pequeño. “Al final lo que está ocurriendo es que el bebé es muy indefenso, y lo normal es que apetezca estar casi todo el tiempo con él. Aparecen ahí una mezcla de emociones desagradables como la culpa por no poderte quedar, la tristeza porque realmente querrías estar con tu bebé y el enfado porque vivimos en una sociedad que la parte de la conciliación no la están gestionando bien y por eso existen toda esa serie de emociones”.

Expone que también es verdad que hay mujeres que, a la vez que sienten todo eso, experimentan también un poco de alegría por volver al mundo ‘de adultos’, por lo que lo habitual es que las emociones sean muy muy intensas y extremas y no siempre son fáciles de manejar.

“Llega el momento de definir cuál es la mejor opción para ese niño. Es verdad que ahora también los hombres tienen derecho a coger esa baja, y ayuda a no tener que dejar solo a un bebé tan pequeño. Pero hay que empezar a valorar cuáles son las mejores opciones, e ir adelante con esa decisión, trabajando también el modo en el que deshacernos de esos sentimientos de culpa, entender que se ha tomado la mejor determinación posible y que a veces la opción que nos gustaría -la de quedarnos en casa con el bebé- no siempre es viable. Eso es algo que hay que ir trabajando poco a poco también porque, a la larga, esos sentimientos merman la energía, que en este momento además es bastante limitada porque el cuidado de un recién nacido desgasta mucho”.

En su opinión el ir a trabajar es algo que, aunque doloroso, es necesario y hay que entender que esas emociones son completamente normales. Nadie tiene por qué juzgarlas y las primeras que no tenemos que juzgar si estamos triste o enfadadas por retomar la rutina laboral seríamos nosotras mismas.

Concluye su discurso con una última reflexión. “Lo mejor es que este proceso sea algo progresivo porque, de un día para otro separarnos ocho horas puede ser muy doloroso para la mamá, pero también para el bebé. Una estrategia que se suele seguir por ejemplo si lo dejamos en la guardería consiste en que se quede un cuidador o familiar para que se vaya acostumbrando, y para que también la mamá sienta que lo está dejando en buenas manos. Y yo creo que eso nos puede ayudar a rebajar un poquito ese sentimiento de culpa o esa frustración de la que hablábamos”.

En definitiva, ser madre y tener éxito laboral no son incompatibles, de hecho, pueden ser grandes compañeras. Si abrazas esta verdad lograrás un equilibrio satisfactorio en tu vida. Así que, mamá, sigue adelante y celebra tus logros, grandes y pequeños, en esta emocionante aventura de ser una madre trabajadora de éxito.

FUENTE: Divinity.es

Hablamos para el Telediario de La1 sobre la reivindicación de Emma Thompson

Emma Thompson: «A las mujeres nos han lavado el cerebro para que odiemos nuestro cuerpo toda la vida»

La actriz Emma Thompson ha confesado que una escena en la que se mira al espejo desnuda en su última película es lo que más le ha costado rodar en su vida. Thompson ha arremetido contra las imposiciones estéticas que impiden a las mujeres aceptar su cuerpo.

Hablamos de mujeres e igualdad en el programa El Bisturí de EFE Salud

Os adjunto mi colaboración en el programa el Bisturí, de EFE Salud donde en la última parte de la emisión hablamos, dentro de la sección dedicada a mujeres. sobre el controvertido tema de la mujer y la igualdad:

Mujeres en la tecnología: también estamos en la cima. Colaboración con la revista TELVA

Mi hija, mi clon. Colaboración con MujerHoy

Mi hija mi clon«Tienes mis piernas, mi piel y mi pelo… ¡quiero que me los devuelvas!”, eran las palabras de Cindy Crawford cuando su hija, Kaia Gerber, protagonizaba una campaña de Versace con solo 10 años. Un impreciso cóctel de ternura, orgullo, celos y nostalgia condensado en una frase con la que una de las modelos más célebres se resignaba a pasar a un segundo plano para llevar las riendas de la carrera de su hija. Hoy, a los 14 años, Kaia ha protagonizado varios trabajos más, ha posado para algunos de los mejores fotógrafos y es el fichaje estrella de la agencia IMG Models, fabricante de iconos como Gisele Bündchen.

Tal vez el de Kaia Gerber sea el ejemplo más asombroso del parecido casi clónico entre una madre y una hija. Pero no es la única. Un repaso a Instagram deja patente, por ejemplo, que Ava Phillipe es la copia exacta de su madre, la actriz Reese Witherspoon; que Lila Grace, la hija de 12 años de Kate Moss, ha heredado su aspecto rockero, desaliñado y cool; que Lily Rose, la primogénita de Johnny Depp y Vanessa Paradis tiene ese je ne sais quoi francés que distinguieron a su madre y, de paso, se ha quedado también con el puesto que aquella ocupó en Chanel, como musa de Karl Lagerfeld.

Parecido físico, preferencias estéticas, vocación… ¿Hasta dónde es saludable que unas y otras se parezcan? “La cuestión de fondo tiene que ver con la dialéctica: identificación-diferenciación”, explica Gemma Cánovas Sau, psicóloga clínica, psicoterapeuta y autora de El oficio de ser madre. La construcción de la maternidad (Paidós Ibérica). Es decir, es normal que cuando la niña es pequeña le guste imitar a mamá. Pero según va creciendo ha de producirse una diferenciación. “No es prolongación de la madre, tiene biografía propia. Lo importante es: ¿la hija solo imita o decide por sí misma?”, plantea la psicóloga.

Mi sueño es tu sueño

No es raro que los padres tiendan a proyectar en sus vástagos sus propios sueños. Sin embargo, “no es sano que las hijas renuncien a sus intereses por complacer a sus madres”, señala Silvia Álava, directora del Área Infantil Centro de Psicología Álava Reyes, que insiste en la importancia de que las chicas desarrollen su propia identidad. ¿Cómo? Álava nos da los ingredientes: dejando que elijan; favoreciendo su autonomía; fomentando su seguridad y enseñándoles a decir lo quieren y expresar lo que piensan, sin imponerlo y respetando la opinión de los demás.

 

«No es sano que las hijas renuncien a sus intereses por complacer a sus madres».

 

Mi hija mi clonParece que en lo que a esto respecta, la actriz Gwyneth Paltrow, lo tiene claro. Su hija Apple es, a sus 11 años, una fotocopia en 3D de su madre, y la prensa británica ya la tiene en el punto de mira como futura it girl. Pero si seguirá o no los pasos de su madre está por ver. “Leguémosles [a nuestros hijos] la sensatez que hayamos sido capaces de acumular y dejemos que emerjan como las personas que estén destinadas a ser”, pedía Paltrow en una especie de alegato lanzado a las madres del mundo a través de Instagram.

 

Parece que la pequeña ha dejado de tener a su madre como único ejemplo y ha girado su radar de inspiración hacia otra trayectoria. “Le encanta Taylor Swift y para mí eso es una estupenda señal, porque Taylor tiene un talento increíble, no se exhibe desnuda y es una mujer de negocios astuta”, aceptaba la actriz.

Espejito, espejito…

Crecer es distanciarse. Sin embargo, en una dinámica social perversa, la diferencia de edad entre generaciones parece querer reducirse, con madres dispuestas a mantenerse siempre jóvenes y niñas que tienen prisa por abandonar la infancia alentadas por una industria del ocio que fabrica en un bucle sin fin nuevos ídolos adolescentes que fomentan la madurez precoz. Madres e hijas, en lugar de acompañarse en sus respectivas metamorfosis, compiten. “Mujeres como Helen Mirren y Jane Fonda están fantásticas de manera apropiada. No intentan parecer que tienen 30 años. No quiero competir con mi hija porque perdería”, admitía Cindy Crawford recién cumplidos los 50. Sin embargo, su legado como top model está ahí, un elevado listón con el que medirá sus logros su hija. Y si no lo hace ella, otros se encargarán. “Las comparaciones son inevitables. En estos casos a las madres les corresponde tratar de transmitir a su descendencia el mensaje de que cada persona es única y que el valor de alguien no ha de anular el de los demás”, asegura la psicóloga Gemma Cánovas Sau.

Esas son algunas de las lecciones que ha tenido que aprender Mamie Gummer. Tiene 32 años y es actriz. Solía poner cara de pocos amigos y responder de mala gana cuando en las entrevistas le preguntaban por su madre. Poco a poco, en una muestra de madurez, ha aprendido a responder con una sonrisa: “Mi madre no me intimida”. ¿Se imaginan lo que intentar labrarte una carrera con nombre propio cuando eres la hija de Meryl Streep, la mejor actriz viva del planeta?

 

FUENTE: Revista MujerHoy 05/03/2016

Beauty generation. Colaboración con la revista Woman

¿Eres millennial, baby boomer…? Tu estilo de vida y tu manera de cuidarte dicen mucho de ti, como tu edad o la generación a la que perteneces. Las repasamos una a una para que te saques todo el partido y te sientas cómoda en tu propia piel.

Generación Z: Las digitales

Nacidas entre 1995 y 2000 (de 15 a 20 años)

Cayó en sus manos un teléfono móvil casi antes de que lo hiciera un cuento infantil. Adoran las redes sociales y muy pocas son las que no gestionan al menos tres de ellas. Sin embargo, son extremadamente emocionales, y las marcas se las rifan para seducirlas con sus propuestas. Su pasión es tan sólida como efímera, y tienen una capacidad enorme de contagiar a la gente de su entorno.

-Lo que les quita el sueño: Sin duda, el acné. Para mejorarlo, el doctor Josep Manuel Casanova, Jefe de Dermatología del Hospital Universitario Arnau de Vilanova, recomienda lociones limpiadoras ligeramente ácidas, con pH 5.5. «para reducir la seborrea, medio de cultivo donde prolifera el Propionibactrium acnes».

-Cuidado con los piercings: Su uso está aumentando en los últimos años: «pueden tener complicaciones, pues alteran la barrera epidérmica y pueden trasmitir enfermedades sistémicas, verrugas, eczemas o cicatrizar anómalamente», explica el doctor López Estebaranz, profesor de dermatología de la Universidad Rey Juan Carlos.

-No tienen tiempo que perder: Por eso prefieren bucear en la red para encontrar sus opciones beauty favoritas, como las de la web nedoloro.com. Entre sus tratamientos de culto, las manipedis se llevan la palma y si están prescritos por sus celebs favoritas, pueden soltar el smartphone durante una hora.

-El ritual que no se debe saltar: «La juventud está en pleno apogeo y se vive el momento del aquí y ahora. Todavía no son conscientes del paso del tiempo y por eso, a veces, se saltan el ritual de limpieza facial y no se desmaquillan antes de acostarse», explica la psicóloga Silvia Álava, del centro de psicología Álava Reyes (alavareyes.com). Sin embargo, este, junto con la hidratación diaria, es el primer paso para preservar la juventud de la piel.

D.R.

Millennials: Las impacientes

Nacidas entre 1980 y 1995

A las veinteañeras no les pone ser dueñas de nada, y mucho menos trabajar en una gran compañía donde solo sean un número. Son desapegadas y valoran disfrutar de la vida y las cosas, sin necesidad de poseerlas. Comparten piso o viven de alquiler, porque hipotecarse no entra en sus planes inmediatos. Eso sí, son capaces de sacrificarse por tener el último smartphone.

-Eligen con responsabilidad: A los 20 ya notan la diferencia entre no prestar atención a la piel o regalarle el beneficio de buenos productos. «Las mujeres de esa edad son más responsables y eso se traslada a la belleza. Se interesan por las diferentes marcas y productos pero sin perder la practicidad», afirma la psicóloga Silvia Álava.

-Sus primeros gestos preventivos: Parece mentira que algo empiece a decaer a los 20, pero lo cierto es que a partir de los 25 años se pierde un uno por ciento de colágeno al año. Empieza a ser obligatorio usar fotoprotección todos los días del año y las primeras cremas de tratamientos. Su prioridad: exfoliación semanal si la piel es grasa y quincenal si es mixta.

-Son felices si pueden encontrar en su agenda un momento para sí mismas.Herederas del «mens sana in corpore sano», lo dejan todo por un buen masaje que alivie las tensiones en cuello y brazos provocados por el uso de tablets y smartphones (un 84% posee uno, según el estudio “Millennials” de GlobalWeb Index). El masaje sueco de Dellicare( dellicare.com) descontractura y relaja (70 €).

-Adoran todo lo genuino. Las millennials valorar la autenticidad de lo que eligen y se interesan por los productos de producción sostenible. Contemplan la cosmética vegana como una opción, interesándose por marcas como la danesa de maquillaje Organiqs o la de pelo inglesa Swell.

D.R.

Generación X: Las independientes

Nacidas entre 1963 y 1979

Su caballo de batalla es conciliar vida familiar y laboral, ya que han postergado la maternidad y ahora les coincide con la etapa de mayor éxito profesional. En el otro lado de la balanza esta la generación con mayor número de DINKS («double income, no kids», o sea, doble sueldo, sin niños), por lo que muchas pueden disfrutar de una mayor libertad gracias a unos ingresos saneados.

-Sus necesidades cutáneas: A partir de esa edad, la piel pierde el 10 por ciento de su espesor cada 10 años. Para los médicos estéticos, es el momento idóneo para comenzar con tratamientos como los peelings superficiales como IPL si hay manchas, e inyecciones de vitaminas, ácido hialurónico y bótox.

-Pagarían lo que fuera porque el día tuviera 30 horas para poder asumir todas sus obligaciones y además responder a las exigencias de una sociedad que las quiere siempre impecables. Por eso, valoran los productos multitarea, fáciles de aplicar y que no alargan la rutina diaria de la belleza más allá de los 15 minutos imprescindibles.

-Sus cosméticos favoritos son los que hacen desaparecer toda huella de fatiga, como las ampollas de efecto flash, que alisan y reafirman la piel en segundos porque estimulan la microcirculación. Para un efecto antifatiga duradero, los masajes manuales de Claudia di Paolo (claudiadipaoloshop.com) se inspiran en la técnica japonesa Kao Bi Do. Su tratamiento iluminante revela la luminosidad de la piel (98 €).

-Comprometidas con la alimentación: A esta edad, las mujeres empiezan a darse cuenta de que la alimentación, como decía Hipócrates, es su medicina. «El aguacate, los frutos rojos, el té verde, el chocolate negro y el pescado azul aportan vitaminas A, C y E, así como otros micronutrientes esenciales», afirma la doctora Inmaculada Canterla, licenciada en Farmacia y directora de Cosmeceutical Center.

D.R.

Baby Boomers: Las disciplinadas

Nacidas entre 1950 y 1962

Son la generación más numerosa, la que nació en plena explosión demográfica de la posguerra. ¿La consecuencia? Hoy, más de diez millones y medio de mujeres en España son mayores de 45 años. «Los cambios en el cuerpo de la mujer a esta edad a menudo coincide con hijos adolescentes viviendo en casa, debido al retraso de la maternidad, con lo que la carga de tensión en el hogar suele ser notable», afirma Silvia Álava.

-El confort, imprescindible. La tirantez y la sequedad en la piel son dos de los síntomas más frecuentes a esta edad. «De cara a la menopausia, es necesario aportar a la piel los lípidos que va perdiendo para combatir la sequedad», explica Leticia Carrera, directora de los centros médico estéticos Felicidad Carrera.

-Los activos que prefiere su piel. Los más potentes son los antioxidantes, como los polifenoles de la uva, las vitaminas C y E y la coenzima Q10; los minerales como el selenio, un nutriente que actúa en las membranas celulares; los péptidos que rellenan los surcos de las arruguitas y los tensores vegetales como avena o sésamo.

-El cabello, una cuestión ineludible: No es un mito. Las consultas más frecuentes al dermatólogo en esta etapa tienen como origen la alopecia androgenética (calvicie común), un asunto que afecta al 20 por ciento de las mujeres a partir de los 45 años. Además, con el paso del tiempo el crecimiento del cabello se ralentiza y el pelo adelgaza. La suplementación oral con vitaminas del grupo B tiene efectos visibles.

-Es fácil encontrarlas en lugares donde puedan disfrutar de tratamientos manuales, ya que se iniciaron en la belleza cuando aún no se utilizaban máquinas. Han ido conociendo la radiofrecuencia, el láser y la medicina estética cuando ya eran adultas. El tratamiento facial Vitalidad de los Glaciales, de Valmont Spa & Beauty Club de la Gavina (lagavina.com) potencia la renovación celular (130 €).