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Acoso escolar: ¿Qué hacer cuando nuestro hijo es el que agrede?
/0 Comentarios/en Colaboraciones, Niños, Padres, Psicología /por Silvia Álava SordoTrabajar con el menor responsable del acoso es fundamental para erradicar conductas inapropiadas y brindarle la ayuda que necesita. Muchas veces, el acosador también es víctima.
Qué ha podido fallar en nuestra familia
“Mi propio hijo no era consciente ni se había dado cuenta de que estaba haciendo acoso a uno de sus compañeros”, dice la madre de un menor de 14 años que recurrió a la Fundación ANAR, de Ayuda a los Niños y Adolescentes en Riesgo, en busca de ayuda. Solo durante 2021, la fundación recibió un total de 29.638 peticiones de ayuda por situaciones de acoso escolar, de las que atendieron 3.225 casos; la mayoría correspondientes a víctimas, porque las familias de los acosadores aún se resisten a reconocer el problema: “La toma de conciencia es difícil, porque cuesta mucho asumir que nuestro hijo o hija tenga actitudes violentas”, explica Diana Díaz, directora de las líneas de ayuda de ANAR. “Existe una resistencia psicológica que muchas veces es un mecanismo de defensa muy potente. Y eso nos lleva a preguntarnos qué ha podido fallar en nuestra familia y cómo hemos podido llegar hasta ahí”, añade. Y entonces surge la pregunta:
¿Qué podemos hacer si creemos que nuestro hijo o hija es culpable de acoso?
Ante todo, no minimizar el problema. Actuar. Evitar a toda costa los “no pasa nada”, “son cosas de chicos” o “tal vez le provocaron”. La no intervención hará que el problema se perpetúe en el tiempo a través de nuevos episodios con nombres diferentes y que, incluso, llegados a la edad adulta, se transformen en casos de violencia de género, maltrato o acoso laboral. El agresor, a fin de cuentas, es en este caso otro menor de edad que también necesita ayuda. “Tienen que establecerse unas consecuencias lógicas y coherentes con la situación ocurrida, que vayan orientadas a reparar el daño causado y en las que se trabaje la empatía: cómo te sientes, cómo has hecho sentirse a los demás… E incluso pedir ayuda psicológica, porque los padres de las víctimas enseguida vienen al psicólogo, pero los de los acosadores vienen agarrados por las orejas”, afirma Silvia Álava, psicóloga sanitaria y educativa. “Y si tienen que ir al centro a pedir disculpas, como padre o madre, he de conseguir que lo hagan. La violencia no puede ser gratuita, y pedir perdón es importantísimo”, esgrime Díaz.
Identificar todo lo que se esconde detrás de esta situación
Recurrir a la ayuda profesional es de vital importancia y ayudará a identificar todo lo que se esconde detrás de la situación de acoso. Porque, en ocasiones, los mismos agresores sufrieron un abuso en el pasado, y lo pueden estar reproduciendo; o provienen de un entorno familiar en el que la violencia está normalizada. Por eso es fundamental enseñarles a relacionarse de una manera diferente, a tener un comportamiento asertivo en lugar de agresivo y a trabajar la inteligencia emocional y la empatía. “En ocasiones, se trata de chicos, chicas o adolescentes que muestran comportamientos agresivos incluso hacia sus amigos o su propia familia. Insultan, amenazan, coaccionan o mienten; les cuesta mucho empatizar y no se suelen sentir culpables”, describe Álava. Son jóvenes que actúan de forma muy impulsiva, carecen de estrategias no violentas para resolver conflictos y suelen tener una baja capacidad de autocontrol y poca tolerancia a la frustración. “Y luego está el que es agresor porque se ve presionado y entonces apoya al agresor principal. Y, al hacerlo, también se convierte en acosador”, remacha Díaz.
Responsabilidad legal
Conviene recordar, además, que los progenitores tienen una responsabilidad legal sobre los actos de sus hijos en el centro escolar. Porque, aunque el menor tenga edad penal para responder sobre sus actos a partir de los 14 años, los padres continúan teniendo una responsabilidad civil, sea cual sea la edad, hablemos de 13 o de 17 años. La Fundación ANAR gestiona un chat y dos líneas telefónicas de ayuda: la propia (900 20 20 10) y la del Teléfono Contra el Acoso Escolar y los Malos Tratos, del Ministerio de Educación (900 018 018).
Para prevenir hay que empatizar
La prevención ha de empezar a trabajarse en casa y desde edades tempranas, porque si esperamos a hacerlo hasta los 17 años, es fácil que lleguemos tarde. “Practicar la empatía implica enseñarles a ser solidarios y a hacer cosas por los demás, para que vean que en el centro escolar se puede ser líder teniendo una actitud de cooperación”, cuenta la responsable de ANAR. Y añade: “Se debe favorecer muchísimo la cercanía, la comunicación y el diálogo con nuestros hijos e hijas desde las primeras etapas, para saber cómo es su día a día, cuáles son las mejores cosas que les han sucedido y las dificultades que han podido tener, sin olvidarse de fomentar el sentimiento de pertenencia dentro de la familia. A nivel preventivo, es necesario estar muy al tanto de con quién se relacionan y cuáles son los desafíos a los que se enfrentan. Y que te vean como un modelo de referencia y te puedan consultar cualquier duda o problema”.
La semilla de la atención y la comunicación
Sembrar desde el principio la semilla de la atención y la comunicación en el hogar familiar sirve para poner límites tanto en casa como fuera, y que entiendan que ningún objetivo justifica el uso de la violencia. Algo que puede lograrse consensuando las normas y asegurándonos de que están adaptadas a su edad. De esa manera, cuando el menor salga al exterior, sabrá manejarse adecuadamente. “Este es un mensaje muy poderoso para las familias: si yo justifico alguna forma de violencia, sea la que sea, al final estoy dando carta blanca a actuaciones que tienen que ver con la violencia”, reflexiona Díaz. La educación en valores hará el resto: trabajar la autoestima, la autonomía, la conciencia social, la confianza y la resolución de problemas.
En el centro escolar
La prevención, además, se puede y debe cultivar desde el centro escolar: tanto a nivel general, por medio de la celebración de distintos talleres y dinámicas, como dentro de cada aula. El III Informe de Prevención del Acoso Escolar en Centros Educativos, de ANAR y la Fundación Mutua Madrileña, recoge algunas de las recomendaciones de los docentes, como el respeto a la diversidad; el fomento de la escucha, el diálogo y la comunicación; promover la cohesión del grupo y facilitar una metodología didáctica de trabajo cooperativo. “En el centro escolar tiene que haber una conversación necesaria que aborde el por qué y el para qué se ha recurrido a la violencia. Y a partir de ahí, ponernos en manos de profesionales que nos puedan ayudar”, sostiene Díaz.
La importancia de los testigos mudos
Resolver una situación de acoso pasa necesariamente por trabajar con los tres perfiles presentes en cualquier situación de acoso escolar: la víctima, el agresor y el espectador, que con su actitud puede validar e incluso animar los comportamientos violentos. Por eso, conviene enseñarles a no permanecer impasibles ante cualquier situación de abuso o acoso de la que puedan ser testigos. “Se ha de trabajar todo el clima del aula, e incluso de toda la escuela, para saber que aquí funcionamos desde el respeto; y que, en el momento en que haya una falta de respeto, esto se corta. En vez de decirles “tú, si ves algo, no te metas”, insistir en que lo primero de todo es defender a esta persona, ponernos en su lugar y no dejarla sola”, señala Álava. Y esto se puede hacer acudiendo a un profesor de la escuela, que puede ser incluso un mediador, porque hay muchos centros que tienen programas de prevención del acoso. Pero, ante todo, concluye, ni callarse ni mirar hacia otro lado.
Educación en valores y más tiempo en familia. Intervención en Código Samboal
/0 Comentarios/en Adolescentes, Colaboraciones, Educación, Madres, Niños, Padres, Psicología, Vídeo /por Silvia Álava SordoIntervención en el programa Código Samboal, donde comentamos algunos de los consejos para contrarrestar los acontecimientos de acoso escolar y sexual que están saliendo a la luz en los últimos días.
15 mayo Día Internacional de las Familias
/0 Comentarios/en Madres, Niños, Padres, Psicología /por Silvia Álava SordoEl Día Internacional de las Familias se celebra el 15 de mayo de cada año, con el fin de concienciar a la población sobre el papel que tiene la familia en la educación y la formación de los hijos desde la primera infancia, así como fomentar los lazos familiares y la unión familiar.
En el año 1994 la Asamblea General de las Naciones Unidas proclamó este día oficial, tomando en cuenta que la familia es el núcleo central de cualquier sociedad.
Desde entonces, el Día Internacional de las Familias representa una fecha emblemática para resaltar el valor de la familia a nivel mundial. De ella depende que los seres humanos logren integrarse de manera sana y completa en su entorno y de esta manera alcanzar niveles de convivencia, donde se respeten las reglas y normas que rigen a la sociedad.
Naciones Unidas se centra este año en las megatendencias y su impacto en las familias
El trigésimo aniversario del Año Internacional de la Familia, 2024 (AIF+30), se centrará en las megatendencias y su impacto en las familias. Poner el foco en megatendencias como el cambio tecnológico, la migración, la urbanización, una población en crecimiento y el cambio climático, facilitará el análisis de sus repercusiones en la vida familiar y la recomendación de políticas orientadas a la familia para aprovechar los aspectos positivos de estas tendencias y contrarrestar sus efectos negativos.
El impacto del COVID-19 en las familias
La pandemia de COVID-19, que empezó siendo una crisis sanitaria, ha tenido consecuencias inusitadas en la economía, la educación y la nutrición, entre otros ámbitos de la vida, y ha afectado negativamente a la organización de los cuidados, la conciliación de la vida laboral y familiar, la igualdad de género y otros aspectos de la vida familiar.
La relación con la familia política. ¿Tenemos una competición?
/0 Comentarios/en Colaboraciones, Psicología, Vídeo /por Silvia Álava Sordo¿Por qué se llevan tan mal teniendo tanto en común? Os damos algunas claves para intentar solucionar la situación.
¿Cómo consigo llevarme bien con mi suegra? En el programa Ya Es Mediodía
/0 Comentarios/en Psicología /por Silvia Álava Sordo- El Papa Francisco pide paz entre nueras y suegras del mundo
- La gran mayoría de los problemas de pareja surgen de las relaciones con la familia política
Haz click en la imagen para ver el vídeo:

Hasta el Papa Francisco ha querido poner su granito de arena para mejorar la relación entre nueras y suegras del mundo. Pero, ¿Por qué se llevan tan mal teniendo tanto en común? La psicóloga Silvia Álava nos ha dado en ‘Ya es mediodía’ las claves para llevarnos bien con la madre de nuestro marido.
«Hoy en día la suegra es un personaje mítico. Siempre se dice que son malas. Pero son la madre de tu marido y/o de tu mujer… Son también madres. Una de las cosas más bonitas para las abuelas es ver a sus nietos. A veces son un poco especiales, pero han dado todo… Tened cuidado con vuestras lenguas. Es uno de los pecados de las suegras«, así pedía durante la homilía el Papa Francisco que las nueras y suegras del mundo intentaran llevarse bien.
Una relación que no suele ser buena, pero ¿Por qué se llevan tan mal las suegras y sus nueras? La psicóloga Silvia Álava nos ha explicado los motivos y nos ha dado algunas claves para intentar solucionar la situación.
La experta asegura que muchos de los problemas surgidos en la pareja suelen proceder de la relación con la familia política. Y que esto puede suceder porque no intentamos empatizar y entender a la otra parte. Nos olvidamos de escuchar a la otra persona y convertimos la relación en una competición en la que intentamos quedar por encima.
Silvia Álava resalta que las formas en las que nuestra familia politica gestiona los problemas o situaciones puede ser muy diferente a como lo hace nuestra familia o nosotros hemos aprendido, algo que no significa que sea ni mejor ni peor.
Estos son los propósitos más deseados para mejorar como familia en 2022. Colaboración con diario ABC
/0 Comentarios/en Madres, Niños, Padres, Psicología /por Silvia Álava SordoPor Laura Peraita SEGUIR
Los expertos señalan la importancia de marcar reuniones en las que los hijos también expresen sus deseos para incentivar un mejor clima familiar.
El comienzo del nuevo año supone el mejor punto de partida para marcarse la puesta en marcha de esos propósitos que se suponen que nos pueden ayudar a mejorar como personas, pero también como familia. Una de las mejores maneras de hacerlo es, según Silvia Álava Sordo, Doctora en Psicología, convocar una reunión familiar en la que estén todos sus miembros, no solo los adultos, y que se planteen qué quieren mejorar para que el clima familiar sea más favorable. «Es importante que los padres escuchen los deseos y propuestas de los hijos y reflexionen sobre lo que les dicen porque ayudará, además, a identificar sus necesidades y la situación en la que está la relación familiar en ese momento».
Entre los propósitos más ansiados por las familias destaca, en primer lugar, tener más tiempo juntos.
Así lo señala María Campo, profesora del master en Orientación Familiar de la UNIR, quien añade que los padres tienen una «necesidad imperante» de pasar más tiempo de calidad con sus hijos, para poder mirarles a los ojos, escucharles sin estar haciendo varias cosas al mismo tiempo o pensando en lo siguiente que deben hacer… «Es una lucha constante que les genera mucha frustración no conseguir».
Para lograr esta meta, el primer paso es que los padres consigan una buena organización y planificación de todas sus tareas «de tal manera —matiza— que se eviten las prisas y el estrés de, por ejemplo, los minutos previos de ir al colegio cada mañana para no acabar a gritos y que niños y mayores lleguen alterados a sus respectivos colegios o puestos de trabajo. Es necesario tener paciencia y respetar los ritmos de los más pequeños, dejar que hagan las cosas y no intervenir para que acaben antes, lo que les resta autonomía».
Lograr un ambiente de respeto.
«El respeto debe reinar en todos los hogares con letras mayúsculas —indica Álava Sordo— porque su presencia implica cariño, dulzura en el trato y que evitemos hacernos daño mediante acciones y frases incisivas. Implica también que tenemos en cuenta las emociones de los demás».
Esta Doctora en Psicología reconoce que no siempre es fácil mantener una actitud respetuosa porque en el día a día surgen muchas situaciones, personales y familiares, que nos pueden llevar al límite. Es en esos momentos cuando recomienda expresar nuestros sentimientos de nerviosismo, enfado, frustración o ansiedad y qué es lo que necesitamos para no estallar ante los demás. «No se trata de trasladar nuestros problemas de adultos a los niños, pero sí de compartir emociones para que no sean ajenos a nuestro sentir. Hay que perder el miedo a decir lo que sentimos porque eso nos ayudará a regular las emociones desagradables y a que nuestros hijos aprendan a reconocerlas y saber también cómo afrontarlas».
Hacer realidad el trabajo en equipo y la ayuda colaborativa.
«Los niños desde muy pequeños pueden responsabilizarse de ciertas tareas del hogar. Es importante que los padres eduquen en corresponsabilidad, no se trata de ayudar a mamá, consiste en que contribuyan para el buen funcionamiento de la organización familiar con su aportación».
Para no caer en el incumplimiento de estos propósitos, Silvia Álava Sordo recomienda realizar reuniones familiares esporádicamente para evaluar el seguimiento de estas metas. No deben ser encuentros forzados como, por ejemplo, todos los lunes, sino que los padres deben aprovechar ciertos momentos de relajación para fomentar la comunicación y felicitar por los logros conseguidos o reforzar, en el caso de ser necesario, la constancia en estos propósitos, para que no queden en el olvido.
Espacios para ellos mismos.
María Campo añade que los padres «deben contar también con espacios para ellos mismos; es decir, no abandonar sus aficiones para dedicarse al cien por cien a sus hijos. Deben cuidarse para sentirse bien y poder cuidar a los demás y ofrecer la mejor versión de sí mismos a sus hijos. Esta debe ser la motivación principal para no decaer en los propósitos marcados: pensar que todo lo que se hace es por el bien de los hijos». Y, advierte, «las metas no se pueden afrontar todas a la vez, hay que ir poco a poco para lograr resultados a medio largo plazo, del mismo modo que una persona no se puede plantear al mismo tiempo dejar de fumar, hacer ejercicio, ponerse a dieta y aprender idiomas. Todo lleva sus tiempo».
10 claves para mejorar la comunicación familiar. Colaboración con Padres y Colegios
/0 Comentarios/en Colaboraciones, Psicología /por Silvia Álava SordoComunicarnos no es una tarea fácil ¿Cuántas veces surgen malentendidos porque pensábamos que habíamos dicho una cosa y nuestro hijo o nuestra hija, o nuestro alumno no ha entendido lo mismo?
Esto es algo muy habitual que nos ocurre a todos, incluso cuando estamos en familia, donde se supone que tenemos una mayor confianza, todavía es más probable que surjan problemas relacionados con la falta de comunicación.
En muchas ocasiones damos por hecho que con decir las cosas es suficiente. Sin embargo, comunicar en mucho más que hablar, comunicar en familia implica que mi hijo o mi hija entiendan exactamente lo que yo he querido decirles. Que mi mensaje haya llegado a ellos.
Uno de los aspectos que nunca podemos olvidarnos a la hora de comunicarnos es que: el valor de la comunicación lo da el que escucha; no el que habla. De nada me sirve un discurso perfecto si mis hijos o mis alumnos no han entendido lo que yo quería trasmitirles. Por eso es útil:
- Busca el momento ideal. Para comentar cosas sin importancia, quizás no es tan necesario buscar espacios, y podemos ir un poco sobre la marcha. Pero cuando se trata de una conversación importante, es necesario reservar ese tiempo, sin prisas, donde podamos explicar, con todo lujo de detalles, lo que nos ocurre y lo que queremos.
- Fuera elementos distractores. Radio, televisión o pantallas… fuera. Se trata de trasmitir que tú eres importante para mí. Ahora mi atención está puesta el 100% en ti.
- Mira a los ojos. Aunque el órgano de la audición es el oído, para sentirnos escuchados necesitamos que nos miren, preferiblemente a los ojos. Por eso, dependiendo de la edad del niño o de la niña, en ocasiones tendremos que agacharnos o sentarnos a su lado, para que nuestros ojos queden a la misma altura.
- Adecua el discurso a la edad de tus hijos o de tus alumnos. En ocasiones o les hablamos de forma que no son capaces de entendernos, porque utilizamos un lenguaje muy complicado, o nos pasamos y les infantilizamos. Utiliza un vocabulario claro y cuanto más breve mejor, los niños desconectan muy rápido.
- Las emociones forman parte de la comunicación. No nos olvidemos que la mayor parte de los malentendidos suelen venir por cómo nos han hecho sentir determinados comentarios. Expresar cómo nos sentimos y preguntar a nuestros hijos cómo se sienten, es una buena formula para que nuestra comunicación sea efectiva.
Evento online Up!family Aprende y educa
/0 Comentarios/en Colaboraciones, Conferencias, Congresos, Educación, Psicología /por Silvia Álava SordoUp!family organiza el encuentro ‘Aprende y educa’ para familias
- Se celebrará del 20 al 23 de octubre, en el espacio online de Up!family.
- Una veintena de expertos en educación abordarán aspectos como la disciplina positiva, la comunicación, la gestión emocional, la educación afectivo sexual, o en autocuidado.
- Está dirigido a madres, padres u otros miembros de la familia, AMPAS, instituciones educativas y empresas.
Del 20 al 23 de octubre se celebra ‘Aprende y educa’, el primer encuentro online organizado por Up!family –un proyecto de la Fundación Edelvives–, con el objetivo de que las familias con niños y adolescentes entre 0 y 18 años puedan descubrir y compartir conocimientos, recursos y propuestas para aplicar en la educación de sus hijos.
El evento se realizará en la plataforma digital de Up!family y contará con una veintena de ponencias impartidas por expertos pedagogos, maestros y psicólogos, entre los que destacan José Antonio Marina, Marisa Moya, Carmen Guaita, Silvia Álava, Carmen Pellicer o Bei Muñoz, entre otros muchos.
Cómo apuntarse al evento ‘Aprende y educa’ Existen dos modalidades de asistencia al encuentro online: por una parte, el registro gratuito permitirá visionar cada ponencia durante las 24 horas posteriores a su emisión, además de la asistencia al evento que se realizará en directo.
Por otra, el registro VIP incluye: la participación en el streaming; acceso durante tiempo ilimitado a todas las ponencias, tanto en vídeo como en podcast; acceso durante seis meses a Up!family y a la Tribu UP, para que las familias puedan realizar todos los cursos que quieran y compartir sus experiencias con el apoyo de especialistas; y ventajas en servicios prestados por los patrocinadores y colaboradores del evento.
El desarrollo del encuentro se podrá seguir en redes sociales, a través de los hashtags. #UPaprendeyeduca y #tribuUP.
Enlace para apuntarse al encuentro online ‘Aprende y educa’: inscripción
Qué es Up!family Up!family es un espacio de formación y encuentro para todas las familias que estén interesadas en adquirir y profundizar en los conocimientos y habilidades necesarias para educar a sus hijos hoy.
Este proyecto, perteneciente a la Fundación Edelvives, nació en 2008 de la mano del educador y filósofo José Antonio Marina, basado en su teoría de la educación del talento, y lleva más de diez años apostando por el desarrollo integral del niño.
Este mes de septiembre de 2021, Up!family ha comunicado el inicio de una nueva etapa en esta “universidad de padres”, ampliando la oferta formativa de los cursos e impulsando la Tribu UP, un espacio virtual donde las familias y los especialistas en educación pueden seguir intercambiando experiencias y recursos.
El primer fruto de esta fase es la convocatoria de ‘Aprende y educa’: “En Up!family –señalan los organizadores del encuentro online– creemos que la mejor manera de educar a un niño es desde el conocimiento, fruto de la reflexión. De ahí el título de este evento: ‘Aprende (tú primero) y educa (después)”.
Todos los detalles sobre ‘Aprende y educa’, aquí: https://universidaddepadres.es/evento-online-2021
Resumen:
- Qué: Convocatoria del encuentro online ‘Aprende y educa’.
- Cuándo: del 20 al 23 de octubre de 2021.
- Dónde: plataforma virtual de Up!family
- A quién va dirigido: madres, padres y familias en general con hijos entre 0 y 18 años, AMPAS, centros educativos y empresas que quieran ofrecer a sus empleados una formación útil.
- Temas: cómo mejorar la comunicación con nuestros hijos e hijas, disciplina positiva inteligencia emocional, el cerebro del niño y adolescente, Montessori, gestión de conflictos entre hermanos, prevención del bullying, educación afectivo sexual, establecer hábitos saludables, autocuidado…
- Ponentes: un total de 24 ponentes expertos en educación, entre los que destacan José Antonio Marina, Marisa Moya, Carmen Guaita, Silvia Álava, Carmen Pellicer o Bei Muñoz.
- Cómo asistir al encuentro: dos tipos de registro, gratuito y VIP, con diferentes ventajas.
- Quién organiza: Up!family, escuela online y espacio de encuentro para familias, impulsado por la Fundación Edelvives.
- Más información:
- Web: http://www.universidaddepadres.es/evento-online-2021
- Twitter: @somosupfamily
- Facebook: /somosupfamily
- Instagram: @univdepadres
- LinkedIn: @somosupfamily
La familia y la escuela, claves para educar a los niños en el valor del respeto y la igualdad. En Hola.com
/0 Comentarios/en Educación, Niños, Padres, Psicología /por Silvia Álava SordoSe trata de un proceso que implica luchar contra un sinfín de estereotipos y mensajes contradictorios, transmitiéndoles que todos tenemos los mismos derechos, fomentando su personalidad y su capacidad crítica para que sepan decidir qué es justo y qué no lo es.
ara conseguir una igualdad real en el futuro, es importante educar en el respeto a las personas desde que son pequeños. Una tarea que es, tanto de la escuela como de la familia. Ambas son clave. En los últimos años, es cierto que hemos intentado avanzar bastante en la igualdad de género, pero ni debemos dejar de hacerlo ni olvidarnos de que la igualdad va mucho más allá de conseguir que la sociedad ofrezca lo mismo a los hombres que a las mujeres. Todos somos diferentes, en muchos aspectos, por lo que es importante enseñar desde la infancia el simple derecho de todos a crecer en igualdad.
Para que este cambio sea profundo, la psicóloga infantil Silvia Álava Sordo, autora de varios libros sobre educación y desarrollo infantil, además de miembro de la mesa de expertos de la iniciativa del Día del Niño y de la Niña impulsado por la Fundación Crecer Jugando, “es vital educar en igualdad durante la infancia, darles ejemplo y prestar atención a cada gesto o palabra, poniendo en práctica una educación con menos estereotipos y discriminación”. Por su parte, Belén Llorente, autora del libro Lo que nos hace únicos (Astronave), nos dice que “educar en igualdad es transmitir a nuestros hijos que todos tenemos los mismos derechos sociales y laborales, aceptando su individualidad, fomentando su personalidad y su capacidad crítica para que puedan decidir qué es justo y qué no lo es”.
Un cambio que, para ambas, “supone tener que pelear contra muchos estereotipos creados y mensajes contradictorios que nuestros hijos reciben tanto de sus diferentes círculos sociales como a través de los medios de comunicación”, nos cuenta Belén Llorente. A las dos les hemos preguntado cómo podemos conseguirlo desde casa y qué debemos pedirle a las escuelas para conseguirlo.
Trabajar en la igualdad desde la Educación Infantil
Todos los estudios e investigación al respecto viene a decirnos lo mismo. Las ideas culturales sobre la desigualdades, en particular, de género, se adquieren a edades muy tempranas y estas nociones estereotipadas afectan a los más pequeños. Silvia Álava nos explica que “ya desde el momento en el que nace, todos los niños y niñas inician el proceso de desarrollo de la identidad de género, algo que les acompañará toda la vida”. Es más, “cuando la madre está embarazada, ya tiene proyecciones diferentes en función de si su bebé es niño o de si es niña”.
Sin darnos cuenta, en casa, “ya les metemos ideas prefijadas, no en nosotros, sino a nivel de la sociedad”, nos dice. De todo esto, “el niño no se da cuenta hasta que, más o menos, cumple unos 5 años”. Sin embargo, “a los 3 o 4 años, él o ella ya empieza a construir activamente su identidad de género y, además, observan cómo los demás están construyendo la suya”. Y eso se lo llevan al colegio.
A nivel académico, esta percepción de la desigualdad aparece cuando llegan a Educación Primaria. A través de los datos, podemos extraer, nos cuenta la psicóloga, “estadísticas significativas de que, muy en general, las niñas puntúan más alto en las pruebas que tienen que ver con el lenguaje, mientras que los niños lo hacen en las de ciencias. Y ellos no siempre puntúan igual de alto que las chicas, pero tienen ya la percepción de que, por algo, son mejores”. No tienen, nos cuenta, “una percepción de que son más inteligentes, simplemente, más brillantes, aunque no sea cierto”.
Un dato, nos recalca, estadístico, al que se suma que las niñas, a esta edad de los 6 o 7 años, “empiezan a tener un menor autoconcepto, es decir, si fallan en un examen, ellas no son listas, no lo llevaban bien preparado y la culpa es suya; tienen un mayor control internos”. Sin embargo, los niños, buscan siempre factores externos, “si he fallado en un examen es porque el profesor me tenía manía o el examen era demasiado difícil”.
Estas cuestiones, como hemos dicho, son intrínsecas y, por eso, estamos obligados a trabajar la igualdad desde la escuela como un pilar básico (el otro es la familia). Y hacerlo desde la Educación Infantil, para prevenir situaciones de discriminación sexista en el futuro, con estrategias y metodologías educativas directas e indirectas, además de apoyarse mucho en la observación. Y poniendo las desigualdades en positivo.
Para ello, es importante que, en el colegio, por ejemplo:
- “Los niños y niñas sean conscientes de que las desigualdades existen”, pero que tienen su valor.
- Dar referentes de todo tipo, tanto a ellas como a ellos. Así, debemos dar más visibilidad, por ejemplo, a las mujeres en la ciencia o en carreras más físicas, pero, nos dice la psicóloga, “los niños también tienen que tener otros roles minoritarios que también son para ellos, igual que para ellas, como son las profesiones de enfermería o magisterio”. Si no es así, la percepción seguirá siendo que “ellas tienen que hacer siempre más por conseguir algo”.
- Educar en la empatía, “en qué le puede estar pasando a mi compañero o compañera si no le valoro, si le discrimino”.
Belén Llorente, por su parte, asegura que también importa el lenguaje que utilizamos para ello, pues “el mensaje debería ser algo diferente”. Y no le damos importancia o no nos damos cuenta de ello. Como nos explica, “no es adecuado transmitir a los niños que todos somos completamente iguales, porque no es cierto. Lo que tenemos que hacer es visibilizar y normalizar todo tipo de cuerpos, todo tipo de talentos, aceptándose y queriéndose, respetando esa diversidad”. Los niños, asegura, “están preparados para trabajar estos conceptos desde bien pequeños”.
Al igual que Silvia Álava, ella opina que “somos los padres los que debemos saber qué mensajes hay que trabajar y “nuestra manera de hablar, tanto de nosotros mismos como de otras personas, tienen su impacto”. Pero no se trata solo de un “lenguaje inclusivo”, en eso coincide con Silvia Álava, “eso es solo la punta del iceberg. Hay que rectificar muchas cosas desde la educación”.
¿Cómo puedo fomentar la igualdad en casa?
La educación y el ejemplo que nuestros hijos reciben en casa va a determinar, tanto su comportamiento, como sus creencias y la forma que tendrán de relacionarse con los demás cuando sean personas adultas. Y, nos cuenta la psicóloga, “los niños aprenden por modelado, copian lo que los padres hacemos en casa”. Por lo que, hablando en términos prácticos:
- No perpetuar los roles y comportamientos sexistas, ni con actos ni con lenguaje. Para ello, muchas veces, tenemos que desprendernos de algunas cosas que aprendimos en nuestra infancia, como que “mamá siempre hace la comida”.
- Repartir las tareas del hogar y responsabilidades entre todos los miembros de la familia. Tenemos que dar a los más pequeños deberes en casa, de acuerdo a su edad, sin hacer otra diferencia. La psicóloga habla de “corresponsabilidad de todos, sin distinción, y un trabajo en equipo. Mamá no tiene suerte porque la estamos ayudando. Mamá no cuida de papá, se cuidan mutuamente”.
- Hay que aceptar también la individualidad de cada niño o niña con sus características particulares, favoreciendo que sean ellos mismos quienes tomen decisiones, apoyando el desarrollo de sus talentos y preferencias.
- Tenemos que compartir la información, tanto la que reciben ellos del colegio como la que vemos en la televisión y demás medios de comunicación. Tenemos que trabajar el espíritu crítico. La psicóloga los llama “espacios de reflexión en los que exista libertad para hablar”.
- Los juguetes, sin duda, nada sexistas. Es decir, las muñecas no son solo para las niñas y los camiones para los niños. Los juegos son un medio más de educar en valores. Deben ser elegidos, nos cuenta la psicóloga, “por ellos mismos, al igual que, por ejemplo, la ropa”.
En casa, sobre todo, “lo que nos falta es el conocimiento, el darnos cuenta de lo que estamos haciendo”. Es una herramienta esencial que debemos buscar, además, por supuesto, “de que tienen que existir más políticas generales en pro de esta igualdad y facilitar, de una vez por todas, la conciliación laboral porque, de no ser así, las mujeres siempre van a llevar la carga de la renuncia, de quedarse ellas en casa”. Tenemos que saber que los padres “somos los agentes del cambio”.
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