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Aprende a entrenar tus emociones y las de tus hijos. Curso online gratuito del BBVA y El País

Conoce cómo podemos aprender a desarrollar, gestionar y regular nuestras emociones y las de nuestros hijos y alumnos.

La Inteligencia Emocional es la capacidad para percibir las emociones tanto en uno mismo como en los demás, de comprender por qué se han producido y ser capaz de regularlas. Las personas emocionalmente inteligentes extraen lo mejor de sí mismas: alcanzan su máximo potencial, disfrutan de mayor bienestar físico y psicológico, y multiplican sus posibilidades de alcanzar sus objetivos.

Cómo se estructura

Silvia Álava Sordo y Ruth Castillo Gualda, doctoras en Psicología, son las encargadas de dar forma a estos contenidos. Juntas han diseñado las herramientas necesarias para entrenar, paso a paso, las habilidades de la inteligencia emocional.

Recuerda que puedes ver el contenido de forma lineal o saltar de un vídeo a otro centrándote en lo que más te interese.

  1. ¿Qué son las emociones? ¿Qué es una emoción?, ¿Para qué sirve?, ¿Cuál es su relación con nuestras acciones?, ¿Y con nuestros pensamientos?, ¿Existen emociones buenas y emociones malas? Reflexionar sobre estos y otros aspectos será el punto de partida para comprender la importancia que las emociones tienen en nuestra vida.
  2. Se escucha con el cuerpo: Nuestro cuerpo transmite emociones. Los gestos, la mirada y la postura expresan lo que sentimos. Si tomamos conciencia de lo que transmitimos con el cuerpo, mejoraremos nuestra capacidad de comunicación con los demás.
  3. Lo que ves… y lo que no ves: Las emociones tienen dos caras: una visible y otra invisible. Conocerlas ambas y comprender su alcance es uno de los secretos de la Inteligencia emocional.
  4. ¿Cómo te sientes? Medidor emocional: ¿Sabías que las emociones se pueden medir? El medidor emocional sirve para identificar y clasificar las emociones. Porque sólo tomando conciencia de ellas podrás gestionarlas de forma saludable.
  5. Adivina mi emoción: Desarrolla el autoconocimiento y la empatía adivinando las emociones. Analiza qué transmites y tu capacidad de identificar las interpretaciones de los demás.
  6. Quién es quién de las emociones: ¿Cómo se diferencia la motivación de la inspiración? Este es un juego para ampliar tu vocabulario emocional. Dale un nombre a cada emoción y analiza sus matices. Descubrirás lo importante que es profundizar en su significado.
  7. Un cuento muy especial: Las emociones se relacionan entre ellas y se transforman unas en otras. ¿Cuántas emociones puedes sentir en un día? Descubre cómo escribir un cuento sobre la evolución de las emociones.
  8. Diario emocional: ¿Cómo te sentiste? ¿Por qué? ¿Cuál fue tu respuesta? La mejor forma de conocer tus emociones es analizarlas. En este ejercicio, iniciamos un diario para expresarlas a través de la escritura o el dibujo.
  9. Estilos de respuesta: Aprende a sentir, pensar y actuar para solucionar los conflictos desde la empatía y el acuerdo. Sin imponer tu opinión y respetando la de los demás. La asertividad es la respuesta.
  10. El poder de la emoción: Las emociones no son buenas o malas, negativas o positivas. Todas son necesarias, todas son útiles. En este juego de mesa, descubrirás que si utilizas las emociones correctas puedes conseguir todo lo que te propongas.
  11. ¿Reaccionas o respondes? Abrir un refresco después de haberlo agitado no es una buena idea.  Reaccionar de forma impulsiva, darle vueltas a todo o solo culpar a los demás, tampoco. Conoce qué tipo de respuestas automáticas damos y cómo podemos evitarlas.
  12. Estrategias saludables: ¿Qué puedes hacer cuando estás triste? ¿Cómo afrontas una situación emocional complicada? ¿Se puede mantener la alegría? Conoce cómo hacer deporte, escuchar música o hablar con tus amigos te puede ayudar a regular tus emociones.
  13. La respiración diafragmática: ¿Quién no se pone nervioso alguna vez? En este ejercicio practicarás la ‘respiración diafragmática’. Entrena esta técnica para relajarte y consigue mantener la atención siempre que lo necesites.
  14. El rincón de la calma: A veces, en momentos de enfado, nos dejamos llevar por la emoción y hacemos o decimos algo de lo que luego nos arrepentimos. ¿Podemos aprender a controlar nuestras emociones en esos momentos? Sí.

Vídeo-Guía #AprenderJugando, descárgala gratis

Los niños pasan mucho tiempo jugando. Jugar no es sólo divertirse, cuando los niños juegan están aprendiendo y se consolidan muchos procesos cognitivos. A través del juego se adquieren conocimientos, valores, además de generarse emociones agradables.

Queremos que los niños y niñas aprendan lo máximo posible, que no se retrasen en el colegio, que sigan el ritmo impuesto por el centro educativo, y en ocasiones se nos olvida que muchos aprendizajes se pueden realizar a través del juego.

La neuropsicología nos muestra que el aprendizaje se consolida mejor a través de las emociones agradables. Pensar que los niños tienen que sufrir o pasarlo mal para aprender no tiene ninguna base científica. Lo que se aprende jugando se retiene y se reproduce mejor.

Seis grandes beneficios del juego infantil:

  1. Cuando los niños juegan, adquieren autonomía, dado que según van creciendo les iremos pidiendo que cada vez se entretengan solos durante más tiempo, que sean ellos quienes decidan a qué jugar y que sean capaces de dirigir su juego.
  2. El juego aumenta la seguridad de los niños y la confianza. Ellos son los que dirigen el juego y conocen las reglas, lo que hace que se sientan líderes y capaces.
  3. El juego también sirve para desarrollar la autoestima, dado que los niños aprenden a conocerse, saber cuáles son sus fortalezas y cómo mejorar sus habilidades.
  4. A través del juego también se desarrollan habilidades sociales, especialmente en las interacciones grupales, ya que hay que aprender a negociar, a ceder, a seguir las reglas… todas ellas habilidades esenciales en la vida adulta.
  5. El juego sirve para desarrollar múltiples procesos intelectuales, como el razonamiento lógico y abstracto, la memoria, la atención, la organización espacial, la función ejecutiva…
  6. Muchas de las competencias emocionales necesarias para tener éxito en la vida se pueden desarrollar a través del juego.

Conociendo los beneficios del juego, ¿a qué esperar para aprender jugando? Descárgate gratis nuestra vídeo-guía #AprenderJugando:

#Video ¿Cómo establecer un clima de confianza en el entorno familiar?

¿Cómo establecer un clima de confianza en el entorno familiar? Para la generación de un buen clima de confianza será necesario poner en común ¿Qué es lo que cada miembro de la familia necesitaría para sentirse cómodo a la hora de comunicarse dentro del entorno familiar?

Las consecuencias del confinamiento en los niños. Colaboración con Aleteia

Mercedes Honrubia García de la Noceda | Abr 30, 2020

El permanecer tantos días encerrados hace que nos preguntemos si esta situación puede traer consecuencias psicológicas o de conducta en nuestros menores

Esta situación que estamos viviendo creo que nos ha cogido a la mayoría con el pie cambiado y si a los adultos nos está costando sobrellevar este confinamiento, cuánto más les puede estar ocurriendo a nuestros niños.

Todos aplaudíamos la decisión de que nuestros menores salieran a la calle. ¡Era necesario para los niños! Es más, para que esto se realizara de manera razonable, se apelaba desde las altas instancias a la responsabilidad de los padres, lógico por otra parte. Quién mejor que los padres para querer lo mejor para sus hijos.

No obstante, el permanecer tantos días encerrados hace que nos preguntemos si esta situación puede traer consecuencias psicológicas o de conducta en nuestros menores, dado que las circunstancias que estamos viviendo desde mediados de marzo, es cuanto menos para analizarla.

Si hacemos una lectura en positivo, al menos, tanto los padres como los hijos están pasando tiempo juntos, con intensidad añadiría yo, donde un mismo espacio de la casa se hace multifuncional. La cuestión es cómo eso repercute en las familias.

Los expertos, en todo caso, muestran preocupación ante la primera generación infantil en vivir un confinamiento semejante. “Todavía no sabemos bien lo que va a ocurrir porque estamos ante una situación excepcional”, aclara la doctora en Psicología, Silvia Álava. “No existen estudios sobre el confinamiento de un país entero durante tantos días, pero sí sabemos que el aislamiento puede tener efectos en la salud emocional y el desarrollo cognitivo. Se ha estudiado a niños que han estado en antiguos internados y se ha visto que la falta de estimulación y cariño tienen consecuencias, pero, en este caso, la mayoría están con sus padres. Por eso no vaticinamos que los efectos vayan a ser dramáticos“.

Ante esta realidad y sabiendo que los niños son esponjas emocionales, muchos especialistas infantiles, aseguran que los menores tienen una capacidad de resiliencia enorme y nos lo están demostrando a diario, dándonos verdaderas lecciones de vida, de adaptación y de ilusión.

Creo que a estas alturas muchas familias habrán experimentado:

  • situaciones de enfado,
  • irritabilidad,
  • tristeza
  • ansiedad
  • conductas oposicionistas
  • conductas desafiantes,
  • alteraciones en el sueño
  • quejas somáticas…

Pero en muchos casos, también habrán experimentado:

  • situaciones de complicidad,
  • risas,
  • ternura,
  • juegos con los hijos que transportaban a los adultos a su más tierna infancia, sacándoles alguna que otra lágrima de alegría,
  • todo esto aderezado con muchos gestos de cariño.

Por eso, es importante evitar el alarmismo, ya que no todos los niños experimentarán alteraciones a raíz del confinamiento y, de hecho, “se espera que la mayoría no las sufran. Los niños, en general, cuentan con una buena capacidad de adaptación, que puede ser incluso superior a la de los adultos. Por tanto, aunque aparezca algún síntoma, no esperamos que se alargue en el tiempo en la mayoría de ellos“, concluyen los expertos.

Dado que nuestros menores son capaces de adaptarse a lo que tengan por delante y precisamente porque son como esponjas, serán lo que sus padres les enseñen con su ejemplo. “Con el cariño del entorno familiar no tiene por qué haber secuelas emocionales y si existieran, que éstas sean mínimas”, asegura la Presidenta de la Asociación de Pediatría de Atención Primaria, AEPAP, Concha Sánchez Nieta.

Esto dependerá tanto del entorno como de la gestión emocional que se haga en las familias de esta situación.

Emociones y afectos

Lamentablemente el confinamiento puede influir más en las familias desfavorecidas, con pocos recursos o con hijos con patologías previas, donde el contagio emocional de los padres a los hijos se agudiza más en espacios pequeños. Pero también es verdad que este tiempo de encierro es tiempo de crecimiento en las relaciones familiares, de comunicación y de gestión de emociones, de permitirnos sentir y de expresarlo.

Lógicamente habrá momentos en los que derrumbemos, los niños ahora son más conscientes de la fragilidad del mundo, pero si han visto que sus personas de referencia les transmiten seguridad e información sobre lo que está ocurriendo y les hablan con un lenguaje adaptado a su edad, explicándoles la situación con cariño pero siendo realistas y aclarando sus dudas, ayudaremos a nuestros hijos  a una mejor gestión emocional de la situación.

Es tiempo de reforzar vínculos afectivos con nuestros menores, de acompañarles en su crecimiento para que éste sea firme y seguro y de creer que lo más importante es la actitud que tengamos ante las dificultades. Por eso, la tarea que hoy tenemos por delante los adultos, en cuanto a la gestión interna de la situación en nuestras familias, es una tarea difícil pero apasionante, como la de un jardinero que  planta sus semillas y día a día las cuida hasta que esa planta echa raíces y florece.

Es tiempo de conocimiento y de reconocimiento mutuo en las familias, de practicar la escucha interior de nuestras emociones y de las de nuestros hijos, de cultivar la paciencia y a través de la palabra llena de cariño, permitir que nuestros pequeños crezcan seguros y felices, tiempo de siembra para que este período no les traiga consecuencias emocionales negativas y si eso ocurriera, estar ahí para acompañarles.

Y como decía Viktor Frankl, “si no está en tu mano cambiar una situación que te produce dolor, siempre podrás escoger la actitud con la que afrontes ese sufrimiento.

FUENTE: aleteia.org

¿Necesito buscar culpables? Colaboración con Padres Y Colegios

Seguro que todos conocemos personas que cuando no se encuentran bien, cuando las cosas no ocurren como a ellos les gustaría, o incluso, en situaciones extremas como las que vivimos por el confinamiento debido al coronavirus, se obsesionan con buscar a un culpable.

¿Qué ganamos con esta actitud?

La respuesta es contundente: NADA. Incluso es algo nocivo para nuestra salud:

  • Cuando ponemos el foco en buscar quién tiene la culpa estamos generando emociones desagradables, tanto en nosotros, como en los demás.
  • Mi atención se centra en lo que los demás hacen o dejan de hacer,por tanto, en lo que no depende de mí, lo que me deja muy poco margen para la acción y para resolver la situación.
  • Generamos una actitud de victimismo, que es justo la contraria a la necesaria para favorecer la resiliencia, o lo que es lo mismo, crecer ante la adversidad.
  • No nos permite aprender de la situación, porque estamos externalizando cualquier tipo de responsabilidad o acción de enmienda por nuestra parte.
  • Nos impide la posibilidad de crecer como personas,de sacar de la adversidad una mejor versión de nosotros mismos.
  • Cuando nos centramos en criticar a los demás, sin aportar nada constructivo, sin dar un feedback de lo que creemos que se hizo bien, corremos el riesgo de convertirnos en personas tóxicas, dado que generamos emociones desagradables en los demás.
  • Y el problema es cuando, además, enseñamos a los niños a buscar los culpables fuera, en lugar de aprender del error y a reflexionar sobre qué pueden hacer ellos para solventar la situación.

Es cierto que muchas veces la situación es complicada, mucho más de lo que nos gustaría, y que nosotros no somos los que hemos originado el problema, lo que facilita el proceso de búsqueda los culpables, así que…

¿Qué podemos hacer?

1. Reflexiona sobre la situación¿qué puedes hacer tú para mejorarla?

2. Céntrate en tu área de acción.Es decir, en las cosas que dependen el 100% de ti.

3. Aparta todas las cosas que no dependen de ti, las que tienen que ver con la sociedad o con personas que ni siquiera conoces.

4. Si necesitas pedir ayuda, pídela.

5. No fomentes el rencor. Imagina que por cada persona que le guardas rencor por lo que hizo, te dijo, o por lo que te hubiese gustado que hiciera, es una piedra que cargas en tu mochila. ¿Estás dispuesto a cargar con ese peso?

6. Trabaja el perdón, es la mejor fórmula para no buscar culpables y generar rencores.

Todo esto es necesario trabajarlo con los niños

No nos podemos olvidar de que, tal y como hemos comentado varias veces, los niños aprenden por modelado, es decir, copian a sus adultos de referencia, que principalmente son sus progenitores y sus maestros.

Hay muchas situaciones en el día a día para ponerlo en práctica. Por ejemplo, cuando nos cuentan que han discutido con un amigo, o que han tenido un problema en el recreo, o en una conversación online entre amigos… ¿qué podemos hacer en esos casos?

1. Escuchar atentamente a tu hijo su versión, sin interrumpir su discurso.

2. Ponte a su altura. Si hace falta agáchate o siéntate a su lado para que se sienta escuchado.

3. Una vez que nos haya contado lo ocurrido, pregúntale cómo se ha sentido.No te conformes con una respuesta del tipo “bien” o “mal”, sólo nos está diciendo si lo que siente es agradable o desagradable. Pregúntale por la emoción en concreto.

4. Si no sabe decirnos cómo se siente, puedes probar a decirle “yo creo que por lo que me cuentas te sentiste decepcionado, porque tú esperabas que tu amigo te dejase jugar con él, o porque te hubiese gustado que tu amiga te hubiese invitado a su casa el fin de semana…

5. Una vez que ya sabe cómo se siente, es el momento de trabajar la empatía, preguntarle cómo cree que se ha sentido su amigo. En estas situaciones muchas veces los niños piensan que su compañero ha hecho algo adrede para hacerle sentir mal, cuando en absoluto ha sido así.

6. También es importante que les invitemos a reflexionar sobre cómo ellos han hecho sentirse a los demás. No sólo poner el foco en nosotros mismos, y sobre todo ayudarles a entender que estar enfadado con alguien no justifica decirle o hacerle algo que le haga daño, porque podemos hacerle sentir mal.

7. Buscar entre los dos la mejor solución posible, desde pedir perdón, invitarle a volver a jugar con nosotros… Se trata de que los adultos seamos un modelo conciliador, en el que todos hacemos por solventar la situación.

8. Nunca educar en el resentimiento. En ocasiones somos los propios adultos los que llevamos la cuenta de las “faenas” o los “feos” que un determinado niño ha hecho a nuestro hijo y sin querer estamos buscando un culpable y haciéndole a él la víctima. De esta forma no fomentamos que adquiera empatía ni habilidades sociales.

9. Ayudarle a que se capaz de expresar a sus amigos cómo se ha sentido en esa situación en concreto. Utilizando en todo momento fórmulas asertivas, respetando los sentimientos y las opiniones de los demás, pero no quedándose callado.

Se trata de enseñar a los niños a fomentar el pensamiento crítico, pero desde la iniciativa personal y viviendo cada situación como una nueva oportunidad para aprender.

FUENTE: PadresyColegios.com

Primera batalla ganada. Colaboración con ElDíadeValladolid.com

Los niños vencen el pulso al confinamiento y reciben el permiso del Gobierno para salir a la calle, aunque sujetos a estrictas limitaciones

Por Maricruz Sánchez (SPC)

Tras más de un mes de encierro por la pandemia de coronavirus, los más pequeños de la casa han ganado su primera batalla a la enfermedad. Han soportado la presión del confinamiento para llegar a la recompensa: a partir del domingo, de 09,00 a 21,00 horas, y durante 60 minutos como máximo al día, les permitirá dar paseos controlados en la compañía de un adulto.

Un alivio en la cuarentena

Un alivio en su cuarentena que afecta, finalmente, a los menores de entre 0 y 13 años, puesto que los de 14 en adelante quedan excluidos de esta nueva disposición normativa. Así, podrán salir acompañados por un adulto (hasta tres críos de la misma familia simultáneamente), con sus juguetes y en un radio de un kilómetro de su domicilio, eso sí, sin usar los parques públicos y manteniendo las distancias de seguridad y las medidas de higiene.
Esta fue una de las modificaciones principales de la nueva prórroga del estado de alarma en España, la tercera, que durará hasta el 10 de mayo. Una medida muy demandada por los padres y que tuvo que pasar por varias aclaraciones por parte del Ejecutivo, que en un primer momento solo contempló las salidas a supermercados y bancos y que, más adelante, amplió y matizó tras un aluvión de críticas ciudadanas, con la inclusión del permiso para hacer recados similares a los de los adultos a los chicos de entre 14 y 18 años.

Ventajas


La iniciativa busca dar respuesta a una demanda generalizada de alivio del confinamiento para este colectivo tan vulnerable que venían haciendo desde hace días progenitores y expertos, y que se basa en las ventajas que tiene el levantamiento del encierro estricto en los niños y adolescentes.
La psicóloga Silvia Álava, directora del Área Infantil del centro de psicología Álava Reyes, explica que estar metidos en casa tanto tiempo sin poder salir tiene un impacto muy importante para ellos, aunque hasta ahora fuera lo más seguro. «Evidentemente tiene unos efectos muy negativos para la salud mental de los pequeños, aunque haya sido lo más acertado en esta primera fase para evitar la propagación del virus; siempre hay que mirar cuál es el mal menor», asegura esta experta.

Es fundamental que los críos entiendan que no van a encontrar la normalidad

Como expone Álava, es fundamental que los críos entiendan que no van a encontrar la normalidad que están buscando y hay que recordárselo antes de cada salida para evitar que se frustren si no se cumplen sus expectativas. «Deben comprender que se va a dar un paseo. No hace falta que lleven muchos juguetes, que habrá que desinfectar después, y no van a poder quedar con sus amigos; si se los encuentran, les verán en la distancia, les saludarán y seguirán con el paseo junto al adulto», apunta.
Grave impacto. Mientras, el pediatra y expresidente de la Sociedad Española de Pediatría Extrahospitalaria y Atención Primaria, Venancio Martínez Suárez, indica que ya se estaba empezando a constatar la existencia de problemas psicológicos en niños derivados del confinamiento y de la sobreexposición a la información sobre la COVID-19. «Hay niños que no duermen de noche por miedo a morirse por el coronavirus», afirma Martínez, que actualmente ejerce en el Centro de Salud del Llano, en Gijón, sobre llamadas que ha registrado en su consulta de familias recientemente.
De hecho, recibe entre 30 y 40 llamadas al día de progenitores inquietos por el estado de ansiedad de sus hijos. «Es normal que estén preocupados», reconoce, al tiempo que aconseja que los pequeños deberían recibir información sobre la pandemia solo en los aspectos de prevención de la infección.

FUENTE: eldiariodevalladolid.com

10 consejos para aprovechar bien el paseo con los niños: ejercicios, retos y trucos. Colaboración con ElEspañol.com

Es importante planear el primer día porque, como advierten los pediatras, lo van a recordar toda su vida. Lo mejor es explicarles exactamente qué pueden hacer y qué no.

Por Carmen Serna  @carmenserna

«Un paseo corto». En esas tres palabras se resume la ilusión de miles de niños que llevan más de seis semanas encerrados en sus casas para poder pisar la calle a partir del domingo.

«Estamos convencidos de que, después de un mes y medio, esos niños recordarán siempre los primeros días tras el confinamiento, como nuestros abuelos recordaban qué hicieron el día de la firma de la paz tras la guerra civil. Lo que hagan les dejará una huella perenne», explica el pediatra Juan Antonio Ortega.

Por eso, especialistas y psicólogos infantiles advierten de que hay que preparar a los más pequeños para que sepan exactamente lo que pueden hacer y lo que no y dan algunos consejos para exprimir al máximo este poquito tiempo, según las edades de nuestros hijos.

1. Preparar las expectativas.

Los niños llevan mucho tiempo escuchando que van a poder salir este domingo y hay que explicarles que no van a poder hacer lo que ellos quieran. La psicóloga infantil Silvia Álava advierte que de aquí al domingo tenemos que hacer una «labor de concienciación para que sepan que vamos a la calle pero que todavía no se puede ir a jugar, no podemos quedar ahí con amigos, no podemos tocar nada… que entiendan que aún el virus nos puede contagiar. Hay que prepararles, a nivel mental y emocional».¿Cómo son las mascarillas para niños? Tallas e instrucciones de usoJ.ReiLos niños podrán salir a dar un paseo a partir del 27 de abril. Explicamos cómo son sus mascarillas: tienen tamaños y características propias y distintas a las de los adultos.

Su consejo es explicarlo todo desde un punto de vista positivo: «Destacar las cosas que sí podemos hacer: que nos puede dar el sol, que podemos dar un paseo, saltar, brincar… «. Y saber bien qué es lo que sienten, si están nerviosos y cómo gestionar las emociones. «Cuando vuelvan estaría bien preguntarles cómo se han sentido porque a lo mejor, algunos niños están encantados y otros estarán frustrados…», aclara la psicóloga. 

2. Ejercicios de mindfulness.

Álava recomienda para los primeros días hacer con los niños ejercicios de mindfulness: «Hay que decirles que estamos en la calle, disfrutar del aire en tu cara, pararse un momento para notar el sol… Llevan semanas metidos en casa y tenemos que disfrutar donde estamos».

Para facilitarlo, su propuesta es un juego de los de atención plena, como el «veo veo» pero para fijarse en los árboles, «que son muy distintos desde la última vez que salimos», ver cuántas hojas tienen, cuántas flores me encuentro por el camino… «Todo dirigido a conseguir una atención plena de lo que estamos disfrutando ahora, de este paseo que estoy dando».

3. No obligarlos a salir.

Muchos niños, sobre todo los más mayores, pueden sentir cierta frustración porque pensaban que cuando salieran lo haría para estar con sus amigos, jugar un partido… y ahora se encuentra con que sólo pueden pasear un rato. «En este caso, lo importante es no obligarlos a salir si no quieren. Está bien animarlos a que salgan, les dé el aire y el sol pero seguro que hay un determinado número de niños que no quieren, y no pasa nada», asegura la psicóloga.

Silvia Álava explica que «hay que darles tiempo porque llevan muchas semanas encerrados en casa, que es un lugar seguro, y les estamos diciendo que fuera está el virus y que es peligroso. Hay que dejarles tiempo».

4. Juegos de equilibrios

Ya en el segundo o tercer día podemos trabajar con ellos la psicomotricidad gruesa con juegos de equilibrio o de atención. «Podemos dar el paseo siguiendo una línea y sin salirnos de una cuerda invisible. O para mantener la tensión, decir que no se puede pisar las rayas del suelo o jugar a que vamos una parte a la pata coja y la siguiente con el otro pie», sugiera la psicóloga infantil.

Estos juegos son perfectos para niños de mediana edad pero también se puede desarrollar variantes parecidas con los más pequeños.

5. En busca de… (Juegos de 0 a tres años)

Fernanda Morales, directora de una de las escuelas infantiles de Nemormarlin en Madrid, asegura que hay que aprovechar este tiempo para crear lazos familiares entre los más pequeños y el progenitor que los acompañe.

«Es muy beneficioso para ellos este paseo tanto para su sistema inmunológico, como para mejorar los sentidos, su afán de descubrir cosas», aclara.

Por eso, propone juegos para los niños de 2 y 3 años que vayan desde buscar formas, colores, números o identificar objetivos y el «veo veo» de toda la vida, que ayudará a fijar su atención.

En cuanto a las propuestas para trabajar la psicomotricidad en los más pequeños podemos jugar a andar más rápido o más lento, a dar saltos, a pisar baldosas de diferentes colores y sobre todo a cantarcon ellos, lo que estimula el lenguaje de forma divertida.

Para los niños de un año, Fernanda Morales apuesta por contarles una historia durante el paseo que los ayude a disfrutar de la compañía de su papá y de su mamá y del sol y el aire. «Inventarnos una historia de lo que vamos viendo desarrolla la creatividad de los peques que sólo quieren descubrir cosas nuevas».

6. Los retos de la naturaleza. 

La Asociación Española de Pediatría ha creado una serie de retos para que este primer día de salida del confinamiento deje en los más pequeños una huella que los una con la naturaleza. El pediatra Juan Antonio Ortega les propone que hagan los desafíos y los suban a las redes sociales con el hastag #hoyeselmejordiademuchos.

«Queremos que vivan la experiencia de ‘soy un árbol’, que busquen el árbol de su barrio y vean como crece y cómo guarda la distancia con los compañeros. También ‘soy una nube’, porque sólo los niños pueden descubrir esas criaturas mágicas en el cielo. ‘El desafío del agua’ buscando las fuentes o el rocío que está cerca de ellos. ‘Soy un pájaro’ para, ahora que ha descendido mucho la contaminación acústica, poder identificar los pájaros que hay cerca de su casa o el ‘desafío del viento’ para descubrir cómo cambian los sonidos cada vez que giramos una esquina o damos 30 pasos».

De esta forma, el pediatra apuesta porque la experiencia del Covid-19 los ayude a conectar más con la naturaleza en su vuelta a la normalidad e impliquemos a los más pequeños en el cuidado del medio ambiente. «Yo confío más en ellos que en los adultos», asegura el pediatra.

7. Hacer un mapa de tu ruta.

Otra de las propuestas de la Asociación Española de Pediatría es quedibujen una ruta en su primera salida en la que puedan marcar los árboles que se han encontrado, los animales, las plantas, los edificios… Se trata de estimular su memoria espacial y sensorial y conseguir que se fijen en las cosas pequeñas que hay a su alrededor y que normalmente no nos percatamos de ellas.

8. Dejarles jugar. 

La psicóloga infantil recomienda que les dejemos claro a los más pequeños que no se puede salir a la calle con sus juguetes (ni balones ni bicicletas ni motos ni monopatines) antes de iniciar el paseo. «Es más fácil buscar una instancia superior que es la que permite o no permite hacer las cosas y explicarles que los que antes no nos dejaban salir a la calle porque podíamos ponernos malitos, ahora no nos dejan sacar ni bicis ni patinetes».

Sin embargo, como recuerda el doctor Ortega, eso no va a impedir que ellos jueguen dentro de las limitaciones. «El trabajo esencial de la infancia es jugar. Y seguro que lo van hacer sin interferir para nada con el cumplimiento de las normas. Los pequeños tienen la suficiente espontaneidad para hacer ejercicios aeróbicos, de elasticidad y saltos sin necesidad de controlarlos«, aclara el pediatra quien asegura que los niños aprovecharán esos momentos para mantener ese pulso vital suficiente.

9. La mejor hora para salir.

Todos los especialistas coinciden en que lo mejor es que los niños salgan con sol y buena luz para aprovechar estos momentos. En el caso de los más pequeños, Fernanda Morales recomienda que los paseos sean siempre a la misma hora: «Es muy buena la hora antes del baño y la cena, a media tarde. O si no, por la mañana, una vez que desayunan y antes de empezar la actividad», explica.

En el caso de los peques estos paseos marcados le ayudarán a tener una rutina más positiva no sólo para su disfrute sino también para ayudarles en el sueño y a fortalecer su sistema inmunológico.

10. Trabajar la vuelta a casa.

Silvia Álava explica que lo ideal es que los niños sepan cómo va a funcionar el paseo desde antes de salir y que si sólo nos dejan estar fuera 15 minutos que ellos sepan que el progenitor que les acompañe llevará el reloj y que les irá dando la hora.

«Hay que decirles que es lo que nos dejan y qué no. No es lo que nosotros queremos, sino lo que está permitido y que por mucha pataleta que monten no nos vamos a quedar más«, explica.

La psicóloga aconseja hacerlo todo de una forma muy positiva, asegurándoles que sabemos que lo van a entender, que no van a protestar porque ya son mayores y lo entienden, que lo van a hacer muy bien.

Quizá, como recuerda el pediatra Juan Antonio Ortega, lo único que hay que decirles es que «tienen que sacar a un adulto a pasear» porque seguro que los niños son mucho más conscientes que los mayores. 

#Vídeo ¿Cómo trabajar la atención de los más pequeños? #AprenderJugando

Desde el área de infanto-juvenil del Centro de Psicología Álava Reyes os hemos preparado distintos vídeos para trabajar, jugando, diferentes procesos cognitivos y emocionales!!

Hoy, os enseñamos a trabajar la atención de los más pequeños de la casa.

Haz click aquí para ver todos los vídeos del Centro de Psicología Álava Reyes

Los niños y el confinamiento: cómo va a afectarles. XLSemanal

El largo encierro provocado por el estado de alarma y la interrupción de las clases han convertido a los menores de diez años en la primera generación de niños que se enfrenta a una situación semejante. Los más pequeños, auténticas esponjas emocionales, no son además ajenos a la dura situación que están viviendo las familias. Hablamos con varios psicólogos para que nos ayuden a evitar ‘efectos secundarios’ de la cuarentena. Por Raquel Peláez

 Los niños y la cuarentena: la fuerza de la imaginación

Lucía tiene cinco años y siempre había creído a sus padres cuando le decían que los monstruos no existen. Pero algo ha cambiado. Ese bichejo verde está haciendo más daño que los ogros de sus pesadillas. Y, encima, para que no pille a más gente, ni siquiera puede salir de casa. «Estoy harta de estar aquí ‘confitada’», dice a media tarde. «Ay mi niña, ojalá todos los males fueran esos», que diría su abuela a la que, por cierto, no ve desde hace más de un mes.Publicidad

Los más pequeños todavía no diferencian entre realidad y fantasía -señalan las psicólogas-. Y eso les crea mucha confusión. Tienen que saber que esto es real, no imaginado

Estrés, ansiedad, depresión, baja autoestima. Los psicólogos infantiles llevan semanas alertando sobre los posibles efectos de la cuarentena por el coronavirus en los niños. «Estamos impresionados con la cantidad de consultas que nos han llegado por parte de las familias ante las dificultades que han vivido por tener a sus hijos encerrados en casa», asegura Mercedes Bermejo, coordinadora de la Sección Clínica del Colegio Oficial de la Psicología de Madrid . «La presión de teletrabajar, atender el hogar y cumplir con las exigencias académicas de los colegios ha provocado mucha tensión y esto llega a los niños». Para la psicóloga, lo más importante es tener claro que «esta psicosis que se respira en muchas viviendas les va a afectar, pero también que sus efectos van a depender de cómo la gestionen los adultos. Lógicamente, habrá habido momentos en los que todos nos hayamos derrumbado, pero si los niños han visto que sus referentes les transmitían seguridad e información sobre lo que estaba ocurriendo y les han hablado con un lenguaje afectivo, lo podrán gestionar mejor».

Los niños y el confinamiento: cómo va a afectarles

Los expertos, en todo caso, muestran preocupación ante la primera generación infantil en vivir un confinamiento semejante. «Todavía no sabemos bien lo que va a ocurrir porque estamos ante una situación excepcional», aclara la doctora en Psicología, Silvia Álava. «No existen estudios sobre el confinamiento de un país entero durante tantos días, pero sí sabemos que el aislamiento puede tener efectos en la salud emocional y el desarrollo cognitivo. Se ha estudiado a niños que han estado en antiguos internados y se ha visto que la falta de estimulación y cariño tienen consecuencias, pero, en este caso, la mayoría están con sus padres. Por eso no vaticinamos que los efectos vayan a ser dramáticos».

Frente a la falta de antecedentes, dos profesores de la Universidad de Burgos están desarrollando un estudio para entender cómo afectará el encierro a los menores durante la crisis sanitaria. Juan Pablo Pizarro, de la Facultad de Ciencias de la Educación, y Nuria Ordóñez, de Ciencias de la Salud, se plantean establecer estrategias de intervención específicas y de prevención para futuras situaciones de emergencia. «Las consecuencias psicológicas podrían ser variadas y darse a corto o a medio plazo», aseguran. «Podremos encontrar alteraciones emocionales como enfado, irritabilidad, tristeza o ansiedad y conductas oposicionistas o desafiantes. También se darán casos de alteraciones en el sueño o quejas somáticas, entre otras». Sin embargo, los expertos coinciden en evitar el alarmismo, ya que no todos los niños van a experimentar alteraciones a raíz del confinamiento y, de hecho, «se espera que la mayoría no las sufran. Los niños, en general, cuentan con una buena capacidad de adaptación, que puede ser incluso superior a la de los adultos. Por tanto, aunque aparezca algún síntoma, no esperamos que se alargue en el tiempo en la mayoría de ellos», concluyen.

LOS NIÑOS SON ESPONJAS EMOCIONALES

En opinión de la psicóloga Mercedes Bermejo, hay que tener siempre en cuenta que aunque «habrá niños que aparentemente se hayan adaptado a la situación, no dejan de ser esponjas emocionales. Algunos, de hecho, ya han podido desarrollar alguna sintomatología como trastornos del sueño o del estado de ánimo. También nos han llegado casos de conductas regresivas como volver a chuparse el dedo, hablar como un bebé o volver a hacerse pis en la cama».

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La psicóloga considera que se tenía que haber pensado más en los niños desde el principio de la crisis. «Es una población muy invisible y, al igual que se ha hecho en Francia, Bélgica o Suiza, se deberían haber tomado medidas desde el primer día para que pudieran salir temporalmente de su confinamiento de forma controlada».

Por su parte, la psicóloga Silvia Álava pone de manifiesto la necesidad de «estar atentos a pequeños cambios, sobre todo si están más irritables, retadores o con más faltas de respeto. También hay que tener cuidado con los niños que suelen desarrollar miedos, porque eso que hasta ahora decían sus padres de «no te preocupes, no va a pasar nada» resulta que está pasando. Esto nos ha hecho más conscientes de la fragilidad del mundo y eso también les ha llegado a ellos». A todos nos va a costar volver a la rutina, pero Álava recomienda «darles un tiempo razonable. Si después de quince días vemos que no recuperan el ritmo, están preocupados o con miedo habrá que pedir ayuda».

QUE NO SUFRAN ES LO MÁS IMPORTANTE

Mercedes Bermejo es la autora del cuento Rosa contra el virus, un manual gratuito y on-line (Editorial Sentir) promovido por el Colegio Oficial de la Psicología de Madrid, donde una intrépida niña explica qué es el virus y cómo combatirlo. Ante todo, Bermejo cree que es fundamental informar a los niños de lo que ha ocurrido de una forma breve, segura y adaptada a su edad. «Los adultos somos sus referentes y tenemos que ofrecerles un lenguaje afectivo y una comunicación adecuada para poder gestionar mejor todo esto». Todavía estamos a tiempo. «Durante el último mes me han llegado dibujos de niños que pintan monstruos aterrizando en naves espaciales», asegura la experta. Es como si se hubiera hecho realidad aquello que veían en las películas. «Muchos niños todavía están en fase de diferenciar la fantasía y la realidad, y hay cierta confusión. Si esto ya está pasando, cuántas otras cosas que también he visto en las películas y que a mí me dan miedo pueden convertirse en realidad? Su mundo es muy sensible y muy frágil y, si no lo cuidamos, todavía se pueden sentir mucho más expuestos».

Los niños son ahora más conscientes de la fragilidad del mundo. Es fundamental informarlos de lo que ha ocurrido de forma breve, afectiva y adecuada a su edad, aconsejan las expertas.”Aún estamos a tiempo”, dicen

«Que no sufran, eso es lo más importante», añade Silvia Álava, «pero tienen que saber que esto es real, no imaginado. Tienen que entender la razón por la que no están asistiendo al colegio, por qué no han bajado al parque o por qué muchos de sus padres van a seguir sin ir a trabajar. Hay que explicarles que en esta situación todos lo hemos pasado mal y que todos hemos tenido miedo, pero lo hicimos lo mejor posible. Es fundamental contarles cómo nos hemos sentido para intentar que la situación sea lo menos traumática posible. Si lo hemos hecho bien, será mucho menos probable que desarrollen problemas a medio o largo plazo».

LA IMAGINACIÓN FRENTE A LA TRAGEDIA

Las imágenes perturbadoras a las que han tenido que asistir y, en algunos casos, su primer contacto con la muerte de algún familiar también es un tema que preocupa a muchos padres. Sin embargo, en opinión de Bermejo, «la tragedia nos afectará más a los adultos, sobre todo porque muchos no han podido asistir a los rituales de despedida que hacemos cuando hay pérdidas. Pero debemos tener en cuenta que esos protocolos están hechos para nosotros». Los psicólogos están de acuerdo en que, en el caso de los menores, el proceso de duelo no tiene por qué ser distinto al que pueda ocurrir en otras circunstancias. «Si el mensaje de la muerte de un familiar se adapta adecuadamente, transmitiendo cariño, seguridad y calma, estoy segura de que los niños llevarán el duelo con las fases correspondientes de rabia, enfado o tristeza, pero será un proceso de despedida sano. Lo que yo propongo es utilizar la imaginación y crear algún homenaje simbólico como escribir una carta, dibujar un mural o inventarse una canción», concluye la psicóloga.

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FUENTE: XLSemanal

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