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Cuanto más constante, significativo y práctico sea el aprendizaje, más duradero es

Utilizar el juego durante la época de vacaciones hace que el aprendizaje sea más entretenido y atractivo para los niños y les permite hacer un repaso de todo lo aprendido durante el curso escolar.

Por Alba Bartolomé

“El cerebro no deja de aprender en vacaciones”, dice Silvia Álava Sordo, doctora en Psicología clínica y de la salud y directora del centro Álava Reyes, que asegura que durante las vacaciones escolares es necesario “intentar que los niños aprendan de una forma más lúdica, utilizando, por ejemplo, el juego para el aprendizaje”. De esta manera, el aprendizaje es más entretenido y atractivo, lo que puede aumentar la motivación y el interés de los niños por adquirir nuevos conocimientos y, en la época de vacaciones, permitirles hacer un repaso de todo lo aprendido durante el año.

Desde MAGISTRIO hablamos con la con la Dra. Álava para conocer las ventajas y desventajas del estudio durante el verano, cómo encontrar un equilibrio adecuado entre descanso y aprendizaje, y las mejores estrategias para mantener el interés de los niños durante los meses de julio y agosto.

¿Deben los niños mantener una rutina de estudio durante el verano?

–Si es el propio docente quien ha dicho que tiene que hacerlo, sí que es importante que nos planifiquemos para que los niños tengan una rutina y hagan sus fichas o cuadernillos. Sin embargo, lo más importante es que los adultos no nos obsesionamos con los deberes y con que los niños van a perder durante el verano todo el aprendizaje del curso; el nivel desciende en comparación con junio, pero se recupera enseguida.

No es necesario estar todo el verano haciendo deberes, sino consolidar el aprendizaje desde un punto de vista mucho más práctico.

¿Cómo podemos hacerlo?

–En verano es momento de aprovechar y no enfocarnos tanto en deberes, sino en un aprendizaje más práctico. Leer un libro, ir a un restaurante y que sea el niño quien lea la carta o calcule las vueltas de la cuenta son algunos de los ejemplos que permiten al niño seguir aprendiendo durante el verano y poner en práctica lo aprendido durante el curso escolar.

Cuanto más constante, significativo y práctico sea el aprendizaje más duradero es.

¿Varía la recomendación de estudio durante el verano según la edad del niño?

 –Claro que sí. Lo más importante para los niños de Infantil es jugar, interactuar con otros niños y realizar actividades creativas esenciales para su desarrollo. Sería ridículo que estuvieran durante el verano haciendo fichas.

A partir de los 6-8 años, es recomendable fomentar la lectura y la escritura de manera lúdica. Es importante que los niños elijan libros que les interesen para que descubran el placer de la lectura. También se puede incentivar la escritura a través de actividades divertidas, como escribir cartas a familiares o llevar un diario de vacaciones.

Cuando ya estamos hablando de ciclos de Primaria más superiores, depende mucho de cada niño. Si el niño ha tenido dificultades durante el curso, puede ser necesario realizar un repaso para ponerse al nivel. Esto debe ser consensuado con el centro educativo.

¿Y si el niño presenta dificultades en el aprendizaje?

–Hay que valorar cada caso particular, pero lo más efectivo suele ser buscar ayuda profesional. Cuando existe un trastorno del aprendizaje, no significa que el niño no pueda aprender, sino que su sistema natural de aprendizaje está dañado y necesita que le expliquen los conceptos de forma diferente.  Cuando el sistema natural de aprendizaje no está dañado, pero sí se aprecia un ritmo de aprendizaje más lento en el niño, conviene que durante el verano le dejemos descansar y, poco a poco, ir metiendo alguna serie de conceptos para reforzar, pero sin transmitir el agobio.

¿Qué recomendarías a las familias con hijos con dificultades específicas?

–Los programas de estudio de verano estructurados vienen muy bien para niños con dificultades específicas.

¿Influyen las emociones de la familia en el aprendizaje de los hijos?

 –Está demostrado que las emociones agradables fomentan el aprendizaje mientras las emociones desagradables lo entorpecen. Además, la emoción que más favorece el aprendizaje es la curiosidad y el verano es el momento idóneo para fomentarla y permitir que los conceptos se consoliden mucho mejor.

Está demostrado que las emociones agradables fomentan el aprendizaje mientras las emociones desagradables lo entorpecen

¿Qué tipo de actividades o métodos recomiendas para que los niños repasen de manera efectiva sin que se sientan sobrecargados?

–Yo soy una gran defensora del juego en la infancia, de hecho soy miembro del Observatorio del Juego Infantil, donde se insiste mucho en cómo a través del juego se puede aumentar algunos procesos cognitivos fundamentales para el aprendizaje como, por ejemplo, la función ejecutiva, que engloba un amplio abanico de habilidades cognitivas dirigidas al logro de una meta y orientadas al futuro.

¿Cómo podemos fomentar esta función a través del juego?

–Cuando los niños son pequeños es importante dejarles espacios de juego libre en los que sean ellos quienes decidan a qué van a jugar. A través de juegos tradicionales como pueden ser las cartas, los niños pueden trabajar desde la memoria, hasta el cálculo o la atención sostenida. Con los juegos de mesa, por ejemplo, también pueden aprender a seguir instrucciones o a respetar los turnos. De esta manera, se trabaja más en los procesos que en el contenido, algo que ya hacen a lo largo del curso escolar.

¿Qué señales pueden indicar que un niño está experimentando estrés o ansiedad relacionada con el estudio durante las vacaciones?

–Si el niño comienza a llorar o expresar negatividad ante la idea de estudiar, esto puede ser una señal de que está experimentando una sobrecarga emocional. En lugar de forzarlos a realizar más tareas, lo cual podría incrementar su estrés, es mejor planificar un regreso gradual y positivo al estudio. A partir de septiembre, se puede establecer un plan de trabajo equilibrado que incluya un poco de estudio diario y la realización de los deberes. Forzar más trabajo puede resultar contraproducente, aumentando la sensación de agobio y estrés.

¿Qué papel juegan los campamentos y actividades extracurriculares en el desarrollo del aprendizaje durante el verano?

–El verano se hace especialmente largo y, en ocasiones, los campamentos y actividades extracurriculares no solo ayudan a que los niños se lo pasen bien sino también a la conciliación de los padres. Es importante elegir los campamentos alineados a la personalidad de nuestros hijos, pero son muy positivos y especialmente interesantes para el desarrollo personal de los niños.

¿Qué consejos prácticos darías a las familias que desean apoyar a sus hijos en el aprendizaje durante el verano?

–El juego es una excelente manera de desarrollar habilidades importantes como el razonamiento lógico, el pensamiento abstracto, la memoria y la atención. Juegos de mesa, puzzles, y actividades al aire libre pueden ser muy efectivos para estimular estas capacidades. Además, pueden aprovechar momentos cotidianos para despertar la curiosidad de los niños para fortalecer el aprendizaje autónomo, por ejemplo, si surge una pregunta o un tema interesante, se puede investigar juntos para encontrar respuestas.

FUENTE: MAGISNET.COM

¿Quién cuida al cuidador? 1 de cada 4 profesores ha tenido síntomas depresivos en 2023

1 de cada 4 profesores ha tenido síntomas depresivos durante el año 2023, una noticia muy importante si tenemos que cuando uno no se encuentra bien emocionalmente es difícil que pueda corregular emocionalmente a otras personas, como puede ser el caso de profesores y alumnos…

En este vídeo hablamos de esta situación, de sus causas y de algunas soluciones.

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«La primera misión del director de un colegio es formar equipo con docentes y padres»

Los problemas mentales y la salud emocional es algo que preocupa y ocupa cada vez más a profesores y directivos de centros educativos. Para hablar de estos temas, entrevistamos a la doctora en psicología clínica Silvia Álava, que cuenta con más de 20 años de experiencia trabajando con niños y adolescentes, experta en psicología educativa, especialista en Psicoterapia, escritora de libros como «¿Por qué no soy feliz?» o «Queremos Hijos Felices. Lo que nunca nos enseñaron” y conferenciante en múltiples eventos y congresos nacionales e internacionales.

Sentimiento de soledad

En una entrevista concedida a RADIO ÉXITO EDUCATIVO, espacio que dirige y presenta el director de este diario digital, Víctor Núñez, y que se emitirá íntegramente el próximo lunes, la doctora Álava admite que son los directores de centros educativos, que antes de su nombramiento eran profesores, “los que más sufren el sentimiento de soledad” en su gestión. Al menos al principio.

Pero para afrontar esta tópica situación, el remedio es fácil. Si bien cuando uno ha sido profesor y pasa a convertirse de la mañana a la tarde en el director, ciertamente puede pensar que “ya no está en el equipo” de compañeros docentes.

Hacer equipo

Por eso, la receta es “intentar hacer equipo fuerte con los profesores y familias, porque si todos trabajamos en equipo sabiendo qué es lo que queremos” la tarea será más fácil y productiva. Y lo que se quiere en un colegio, que es en lo que coinciden todas las partes implicadas, es “conseguir que cada niño llegue a su tope”.

Así, la pauta principal para el director de un centro educativo recién llegado al puesto es “intentar al máximo fomentar el trabajo el equipo y cuidar el clima y el ambiente laboral”.

Necesidad de expertos en psicología educativa

En este contexto, el de la psicología educativa, la doctora Silvia Álava es de la opinión de que todos los centros educativos tengan un número de psicólogos de acuerdo con su tamaño. Al menos un profesional de estas características por colegio.

A su juicio, el papel del psicólogo en un colegio es “completamente necesario”, entre otras razones, porque hay que detectar “muchos problemas de salud mental”, como son los clásicos de trastorno del aprendizaje o del neurodesarrollo.

Y aunque esa primera labor de detección, de qué es lo que está ocurriendo en el aula, casi siempre, cuando no en la totalidad de los casos, corresponde al profesor, que es la figura más próxima a sus alumnos, lo adecuado es que, una vez detectado un caso sea un profesional cualificado, es decir, un psicólogo, el que tome las riendas.

“Los profesores se dan cuenta rápidamente de este tipo de casos”, explica la doctora Álava,

“y eso es genial, pero lo que necesitamos es hacer una evaluación en profundidad para tener un diagnóstico”. “Es cierto que a los psicólogos no nos gustan las etiquetas y creo que a nadie, pero las etiquetas sirven para abrir un protocolo, pues sin diagnósticos no puedo empezar un protocolo”.

¿Qué el profesor reciba formación en esta materia? Por supuesto que sí, pero recuerda Álava que “una cosa es que yo como profesor reciba una formación sobre este tema y otra es que vaya a ser un experto en esto”.

El docente debería tener a un profesional psicólogo detrás que le dé el apoyo preciso en cada caso. “Porque tampoco se les puede exigir a los profesores hacer de todo con los mismos recursos y los mismos medios y la cantidad de horas lectivas que tienen: no cabe todo y llega un momento en que van a estallar, porque tienen un nivel de ansiedad altísimo”, advierte.

El próximo lunes 14 de noviembre la entrevista completa en Youtube y en podcast.

FUENTE: exitoeducativo.net

Intervención en las Noticias de Antena 3 a raíz del alumno que apuñaló al profesor en un colegio de Murcia

La Policía encontró material inflamable en la mochila del alumno que apuñaló al profesor, aunque no llegó a utilizarlo.

Un alumno de 13 años apuñalaba este miércoles al profesor, de 41 año, en el colegio Monteagudo de Murcia. Las últimas novedades sobre este caso señalan a que este menor también había llevado a clase material inflamable, no solamente el puñal.

El joven había fabricado una especie de cóctel molotov casero. La Policía encontró ese material inflamable en el interior de la mochila del alumno, aunque no llegó a utilizarlo.

Durante los próximos 15 días el chico de 13 años no podrá venir a clase y el profesor ya ha recibido el alta hospitalaria. El Grupo de Menores de la Policía Nacional está investigando porque este alumno actuó así.

El alumno apuñaló al profesor cuando él se encontraba de espaldas, escribiendo en la pizarra, en mitad de la clase y delante del resto de los alumnos.

Además del objeto punzante, según confirman fuentes oficiales, también llevaba material inflamable en su mochila. El niño se estaba medicando y cuando llegaron los agentes lo encontraron, desorientado y aturdido. «Se dejan llevar por ese estallido emocional y hacen cosas de las que luego se arrepienten«, explica la psicóloga infantil Silvia Álava.

No es el único caso de violencia en las aulas, «probablemente debido a debido a la fatiga pandémica», comenta el psicólogo sanitario, Abel Domínguez.

Los expertos advierten del impacto que estas agresiones pueden suponer en los profesores, «puede sufrir desmotivación, aumento de estrés» y aseguran que puede afectar tanto a su calidad de vida como la enseñanza de los alumnos.

La frustración de volver a la cuarentena por un positivo en el aula ¿Qué podemos hacer en estos casos?

La mayoría de los niños estaban encantados con la idea de volver al colegio, ver a sus amigos, jugar con ellos, poder estar en el aula con los profesores… incluso decían que entendían que había que llevar la mascarilla, no compartir los útiles escolares ni la comida…

Esa ilusión se ha visto truncada en los casos en los que los niños han tenido que volver a su casa por un positivo en el aula y guardar 14 días de cuarentena. ¿Qué puede ocurrir en estos casos?

  1. La ilusión por hacer un curso de forma presencial se rompe, estaban muy expectantes y dichas expectativas se han roto.
  2. En muchos casos surge la frustración. Se han roto los planes de vuelta al colegio, y sobre todo la idea de poder hacer un curso con normalidad.
  3. Pueden volver a aparecer miedos, inseguridad y ansiedad, que ya habían surgido en la cuarentena.
  4. A esto se suma la ansiedad de los padres, sus miedos, las dificultades para conciliar la vida familiar y laboral… ver a sus padres tensos puede provocar miedo y angustia en los menores, porque interpretan la situación pensando: si mis padres están así es porque otra vez estamos en peligro.

¿Qué podemos hacer en estos casos? Pautas para seguir con los más pequeños.

  1. Anticiparnos, en la medida de lo posible, a la situación. Es decir, explicarles a los niños que, si uno de sus compañeros se contagia con coronavirus, que los más probable es que todos tengamos que estar 14 días en casa para saber si nos hemos contagiado y evitar trasmitir el virus. La explicación tiene que ser en términos que ellos entiendan, adaptando el lenguaje a su edad.
  2. No trasmitirles nuestro miedo. Dejar claro que su compañero se va a poner bien, que son 14 días en casa y que la situación pasará. Los adultos tenemos un montón de preocupaciones en al cabeza, no solo el miedo al contagio, sino la conciliación, como afecta a la economía. No es necesario hacer partícipe a los niños.
  3. Aceptar las emociones que esto nos provoca, tanto a los niños como a los adultos. Es normal sentir mucha frustración, porque los planes se trastocan, rabia, por tener que recolocar de nuevo nuestra vida, teletrabajo… tristeza, por no poder salir de casa… es necesario identificar nuestras emociones, para así poder trabajar con ellas, y sobre todo ayudar a los niños a que las identifiquen.
  4. Cuidado con las frases de “no pasa nada”, no llores, no te enfades, no es para tanto… Todas las emociones son lícitas, nadie debe ni puede cuestionar lo que sentimos. Y sin embargo, con los niños lo hacemos muy a menudo.
  5. Validar las emociones, tanto las propias, como sobre todo la de los niños. Incluso tendremos que ir más allá y decirles, lo que sientes se llama frustración, porque tenías muchas ganas de volver al colegio y de nuevo tenemos que estar 14 días en casa. O decirle, entiendo que estás enfadado, porque no quieres estar en casa, lo comprendo, a mí tampoco me apetece, pero es lo que nos toca hacer para evitar propagar el virus.
  6. Practica técnicas de regulación emocional en familia. No nos gusta la situación y sentimos emociones desagradables, pero seguro que podemos hacer cosas para sentirnos mejor. Por ejemplo, podemos pensar, ¿qué hicimos durante los meses de marzo a junio para estar mejor? podemos rescatar esos entretenimientos o proponer cosas nuevas que hacer.

Podcast: ¿Niños y adultos cometen en la era digital más faltas de ortografía? Colaboración con la Cadena COPE

La escuela pública debate sobre el uso del uniforme escolar. Colaboración con el diario El Mundo

Aunque la mayoría de padres sigue prefiriendo la ropa de calle, empieza a haber centros públicos donde se está implantando el uniforme. En Madrid son ya el 20% del total

Sus partidarios dicen que es más cómodo y que reduce distinciones sociales, mientras que sus detractores opinan que anula la individualidad de los niños

Uniformes

Los 203 alumnos del colegio público Monte de El Pardo de Madrid van a clase con uniforme. Los padres decidieron ponerlo hace una década por comodidad y para dejar menos en evidencia las diferencias socioeconómicas de las familias. Tras aprobarlo con un 80% de los votos en el Consejo Escolar, acordaron una única premisa: que fuera lo más barato posible. Optaron por un pantalón y una falda gris que, por menos de 12 euros, se compra en cualquiera de las grandes superficies, un jersey de pico azul marino del mismo precio y un socorrido polo blanco. El escudo que va en el pecho cuesta 1,5 euros y se diseñó para que pudiera coserse y descoserse y durara, por tanto, varios años.

Las chicas pueden escoger si llevan falda o pantalón. «Lo que ocurre, en la práctica, es que las pequeñas van con pantalón, porque es más cómodo, pero las mayores, las de 10 u 11 años, prefieren venir con falda», explica durante el recreo la jefa de estudios,Victoria Valero.

«¿Que por qué queremos llevar falda? Porque nos gusta ir más arregladas», responde Marta, una alumna de 11 años de 6º de Primaria. ¿Y no les resulta incómodo para jugar en el recreo? «Si tenemos que hacer el pino, nos ponemos mallas cortas debajo de la falda. Es que no nos gusta nada el pantalón», aclara a su lado su amiga Edurne.

Escenas como ésta ocurren en muchos centros. Antes, el uniforme era patrimonio exclusivo de la escuela privada y concertada, pero ahora se debate su uso también en la pública. Aunque la mayoría de padres sigue prefiriendo la ropa de calle, hay colegios públicos en donde se está discutiendo su utilización.

En la Comunidad de Madrid, esta prenda está presente en el 20% de los cerca de 800 centros públicos que hay en la región, según estimaciones del Gobierno regional. Surgió por primera vez en 2004 -la entonces presidenta Esperanza Aguirre era muy partidaria e incluso estableció deducciones fiscales a su compra- y desde entonces hasta ahora su uso se ha multiplicado por 20.

Preferencia por la ropa de calle

En el resto de España no es muy popular, pero también se debate su utilización, según la información recabada en todas las consejerías de Educación, que señalan que, al ser ésta una decisión que se toma en los propios colegios, en el marco de su autonomía, no tienen ni datos concretos ni regulación a nivel regional. En Andalucía «se ha acordado ponerlo en algunos centros, pero no de forma obligatoria», algo que también ocurre en Galicia, Extremadura, Asturias, Murciao Aragón. En la Comunidad Valenciana se extendió durante la época en que gobernaba el PP, pero ahora los padres no lo quieren. También se ha debatido sobre la cuestión, con el mismo no mayoritario de las familias, en Baleares,Castilla-La Mancha o La Rioja, en cuya consejería indican que «hay un uso desigual»: algunos centros lo han aprobado pero luego los niños no lo llevan porque «van en chándal». Hay otros, como el colegio público Las Gaunas de Logroño, en el que los padres han votado no ponerlo.

«Este debate se ha planteado varias veces en el colegio», recuerda Elisa García, miembro del Ampa. «Hace un par de años, los padres de Infantil lo pidieron y el Ampa estuvo preguntando precios; incluso propusimos un forro polar y unos leggings para que todos los niños fuesen iguales, pero la mayoría de las familias no quiso. Hace ocho años también se planteó y hubo votaciones en el Consejo Escolar, pero no se obtuvieron los votos suficientes. Se decidió, en cambio, el uso voluntario del chándal del colegio, que es azul con franjas amarillas, pero la verdad es que lo utilizan muy pocos niños en la actualidad. Al final, te compras un chándal en el Decathlon y te sale más barato».

El director del centro, Jesús Vicente Ruiz, apunta que la ropa de calle no impone demasiadas diferencias de clase entre sus alumnos porque, como promueven «un consumo responsable», los niños no suelen llevar muchas marcas. «Además, la ropa acaba siendo un medio de expresión, una forma de manifestación personal», argumenta.

Es lo mismo que piensa Carmen Rodríguez, profesora de Didáctica de la Universidad de Málaga y portavoz del Foro Sevilla por Otra Política Educativa. «Yo no estoy a favor del uniforme, la diversidad es importante y es importante también que los niños puedan expresarse a través de cómo visten», manifiesta. «Los colegios privados buscan el uniforme por elitismo, porque los distingue y muestra que pertenecen a un colectivo especial. Los colegios públicos están imitando esta actitud, las familias buscan esta distinción. Pero, en realidad, es un símbolo de la uniformidad que la escuela ha tenido desde el capitalismo industrial, una escuela en la que todos los niños aprenden lo mismo y en la que no se genera singularidad».

¿Una escuela pública gratuita?

La postura de Rodríguez es también la de la Confederación Española de Asociaciones de Padres y Madres de Alumnos (Ceapa), que opina que «hay una obsesión por que la pública deba comportarse como la privada, donde el uniforme, en muchos casos, lo llevan como seña de identidad», en palabras de su presidente, José Luis Pazos.

La Ceapa, que agrupa a 12.000 asociaciones de la escuela pública, vigila por que el uniforme sea siempre voluntario para cada una de las familias, ya que, recuerda, «la enseñanza debe ser gratuita». El pasado septiembre, sus servicios jurídicos emitieron un informe en el que concluían que la imposición con carácter obligatorio de esta prenda en un centro público «no es legal», incluso aunque lo haya aprobado el equipo directivo del colegio o haya obtenido consenso en el Consejo Escolar, porque supone «la vulneración de un principio constitucional [elartículo 27 de la Carta Magna] establecido en nuestra norma suprema como es la garantía de una educación pública y gratuita».

En el fondo, esta cuestión suscita bastante controversia, porque, según varias fuentes educativas, la Lomce ha concedido al director tanta capacidad de actuación que, si se empeña en que en su centro haya uniforme, podrá imponerlo a todos los alumnos a pesar de que los padres no estén de acuerdo.

José María Alvira, secretario general de la patronal Escuelas Católicas, detalla que el 54% de los alumnos de Primaria y el 44% de los de Secundaria de los 3.373 centros a los que representa llevan uniforme. «Es una elección adoptada por el colegio y que está completamente refrendada por las familias. Aquellos centros que han escogido esta opción no lo han hecho con intención de constreñir la personalidad de los alumnos; a través del uniforme, el centro incentiva la democratización entre el alumnado, aumenta el sentido de pertenencia y, en muchos casos, se presenta como una oportunidad de ahorro para los padres», enumera.

En este sentido, Pedro Caballero, presidente de la Confederación Católica Nacional de Padres de Familia y Padres de Alumnos (Concapa), añade que «el uniforme es más barato o más caro dependiendo de los sitios, el material y los acuerdos a los que lleguen los centros con las empresas». «La gran mayoría de nuestras familias son partidarias del uniforme, porque hace más iguales a todos los alumnos y no hace distinciones sociales. Además, evita conflictos entre los padres y los hijos sobre lo que se ponen éstos por las mañanas».

«Los uniformes tienen cosas positivas y negativas», sintetiza la psicóloga Silvia Álava. «Nos sirven para homogeneizar el grupo y que todos los estudiantes se sientan iguales, y también para evitar comparaciones que surgen en estas edades con las marcas. Es verdad que ayudan a dar un sentido de pertenencia al grupo, de equipo y de unidad al que lo lleva, como ocurre con los uniformes de trabajo. También tienen un componente de comodidad… Pero la parte negativa es que evitan la diferenciación del individuo, que también es importante para el desarrollo de la personalidad».

Por primera vez en España los estudiantes de un colegio han puesto las bases para crear una aplicación para luchar contra el CIBER ACOSO.

Se trata de los alumnos del British Council de Madrid entre los 10 y los 16 años, que han tenido la suerte de contar con una de las activistas más reconocidas internacionalmente en la lucha contra el denominado CYBERBULLYING. Se trata de la abogada norteamericana Parry Aftab, asesora de plataformas como Facebook. Además, la iniciativa ha contado con la asesoría de STOPCYBERBULLYING.ORG, que se ha comprometido a convertir en APP las aportaciones de los niños. Los trabajos que han estado realizando los estudiantes del British Council han estado orientados a romper las barreras generacionales entre padres e hijos para denunciar situaciones de acoso a través de Internet, saber detectar los primeros síntomas del acoso o generar recursos para parar este tipo de situaciones desde el primer momento. Uno de las aportaciones de los estudiantes que más ha llamado la atención en la creación de un “Botón de Pánico” que avisa a los padres inmediatamente en cuanto se produce el acoso.

Para Aftab hay determinados países donde los lazos familiares son más fuertes y esto es determinante a la hora de luchar con el acoso online. Y uno de estos países es España. “Aunque los padres no tengan habilidades tecnológicas, saben cómo hablar con sus hijos, se preocupan por ellos, no quieren que vean pornografía o que estén expuestos al odio. Y usando esos lazos y el interés de los padres y de los niños por comunicarse y trabajar en su futuro podemos hacer mucho en países que están más desconectados”. Por eso le parece importante hacer un seguimiento de las ideas de los alumnos españoles ya que aportan una perspectiva nueva a la hora de enfrentar el problema.

Y pone un ejemplo práctico para explicar la importancia de atender a la experiencia de los jóvenes en internet. “Nosotros, como padres, sabemos que tenemos que bloquear los enchufes para que los niños no metan un tenedor dentro cuando son pequeños. Pero ellos cuando están gateando ven algunos que nosotros ni siquiera vemos. Nosotros lo vemos desde arriba y ellos lo ven desde abajo. Tenemos que mirar de la manera en la que los jóvenes ven internet porque ven enchufes que nosotros no vemos”.

Hablamos de los Horarios Escolares en el programa Futuro Abierto de RNE

Os adjunto el enlace al Podcast del programa Futuro Abierto del pasado 25 de septiembre, que en este caso es dedicado a los horarios escolares.

Pincha la imagen para escuchar el programa:

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El peligro y las consecuencias de que papá te haga la tarea. Colaboración con el diario Qué!

En los últimos 30 años hemos pasado de los educadores que reclamaban más implicación de los padres en el trabajo escolar de sus hijos a los terapeutas que piden autonomía para los pequeños. Menos dependencia. ¿Qué ha pasado? El 83% de los docentes han detectado en alguna ocasión que papá o mamá son quienes hacen las tareas de su hijo, según una sorprendente encuesta a partir de las respuestas de los progenitores. ¿Es grave? A este paso un porcentaje alto de los escolares de hoy, mañana no sean capaces de enfrenten con garantías a la vida

deberes niño

Muchos padres se quejan de la cantidad de tarea escolar que tienen que hacer sus hijos en casa. Y de ellos, algunos confiesan que les ayudan para que tarden menos y acaben antes. Para conseguir con ello que tengan tiempo «de hacer otras cosas». La falta de tiempo o las prisas. Un lugar común. Frases similares ha tenido que escuchar con inquietud, Cristina Gutiérrez, educadora emocional con 30 años de experiencia sus espaldas de intervención extraescolar con menores. Ella codirige la Granja Escuela de Santa Maria de Palautordera, en Girona. «Detecté que los niños ya no me atendían en las explicaciones como antes y de que era incapaz de solucionar conflictos. Lo consulté con mis compañeros y les pasaba a todos», asegura.

De su celo y preocupación profesional salió la sorprendente encuesta que ha encendido las alarmas. Autora del libro «Entrénalo para la vida» (Plataforma Editorial), Gutiérrez centra su actividad e intervención en unos 10.000 niños que pasan anualmente por el centro en el que trabaja. Niños de la escuela pública y la privada, de distinta extracción económica y cultural. Una muestra heterogénea.«Decidimos hacer una encuesta a niños y padres. E incluimos preguntas sobre las tareas del colegio. Yo esperaba que en torno a un 70% de los progenitores ayudaran demasiado a sus hijos, pero es que la sorpresa fue mayúscula: ¿Un 83% hace la tarea a sus hijos. De su puño y letra. Directamente».

Pero si sorprendente es la cifra, aún más lo son los motivos que aducen para hacerlo así: «Una mamá decía que pidió ayuda a la profesora de su hija -2º de la ESO, 13 años- para que le advirtiese a la menor que debe ser ella quien haga las tareas. ¿Por qué no lo hacía mamá? Porque no quería discutir con su hija. Por miedo a las consecuencias. En otro caso, otra mamá le pedía a los profesores de su hijo que no subiera más el nivel de los deberes porque, a ese ritmo, no podría seguir haciéndolos», concluye Gutiérrez. Además de esto, la encuesta arrojaba que del 9% de adultos que han reconocido hacer los deberes de sus hijos, un tercio de ellos han respondido que los hacen cuando el niño está demasiado cansado y, casi la mitad, «porque consideran que sus hijos tienen demasiados deberes y así los liberan de tanta carga», indica Gutiérrez. El resto, algo más del 15%, los hacen ellos porque el niño no los quiere hacer.

¿Nos hemos convertido los padres en los ‘negros’ de nuestros hijos?¿Somos los autores de sus trabajos,  quienes les solucionamos siempre la ‘papeleta? El caso es que si hace 20 años casi todas las instancias educativas pedían a los padres españoles más implicación en el aprendizaje y en el trabajo escolar de los hijos, ahora la tendencia ha variado.Y se reclama lo contrario: Menos protección o, directamente, que los deberes y trabajos escolares los hagan ellos.

Todos los datos de las encuestas se sistematizaron gracias a la colaboración de Rafael Bisquerra, profesor de la Universidad de Barcelona especialista en Métodos de Investigación y Diagnóstico de la Educación. La principal conclusión es clara: Les protegemos demasiado. Pero este especialista hace una reflexión sobre el clima que las excesivas tareas escolares crean en casa: «Puede ser comprensible comprensible que algunos progenitores actúen así. En ocasiones, hay una excesiva presión en casa con los deberes. ¿Realmente son necesarios tantos trabajos? Finlandia obtiene estupendos resultados educativos y es de los países en los que menos tarea escolar se manda para casa. Por un lado yo apostaría por un sistema educativo que se fijara más en lecturas divertidas para los alumnos, pero además recordaría los padres que su comportamiento es el primer paso la educación de sus hijos. Si lees, es más fácil que tu hijo lea». 

«Cargamos con su trabajo y con su mochila. Y les preparamos el desayuno y el bocata todos los días. Aunque tengan 12 años. ¿Por qué? «, señala la psicóloga Silvia Álava, del Centro de Psicología Álava Reyes de Madrid. En opinión de esta terapeuta, el problema es grave.  «Debemos mentalizarnos que los deberes y tareas escolares son de los niños. Es su responsabilidad. Y es bueno que afronten su responsabilidad. Los padres hemos de acompañarles y solucionar alguna duda puntual, incluso mandarle repetir alguna cosa si observamos que lo ha hecho mal y con desgana. Pero nada de sentarnos a su lado a hacerlo. Y mucho menos hacerlo nosotros».

No es lógico que a un padre quiera cargar de trabajo y responsabilidad a su hijo, pero puede que estemos disparando una ola que nos salga por la culata. ¿Por qué puede ser tan perjudicial?  «Me encuentro cada día con muchos problemas de inteligencia emocional en menores. ¿Qué harán cuando deben enfrentarse ellos a la vida?Nuestros hijos pueden acumular muchas debilidades y alimentar un complejo de inferioridad». O sea, la actitud correcta es decir al menor, hazlo tú. Y hazlo bien. «De ese modo estaremos fomentando la seguridad en si mismo y la autoestima. Y es que aunque en psicología no hay relaciones causa efecto inmediatas sí que se está describiendo un nexo de este tipo de educación sobre protectora de los padres en niños que sufren acoso escolar», remacha la psicóloga Silvia Álava.

Deberes niña

Para la educadora emocional Cristina Gutiérrez todo tiene que ver con nuestra forma de vida actual. No tenemos tiempo. «En mi trabajo directo con niños les animo a dibujar a sus familias. Y en algún caso curioso hay niños que se han dibujados a ellos mismos rodeados de perros. Y en otros han dibujado a su abuela y a su madre, pero no a su hermano mayor y a su padre, por ejemplo. Ocurre, por desgracia, que no paramos a mirar a nuestros hijos. No les prestamos atención». Y de ahí , pasamos al sentimiento de culpa y a intentar ‘fabricar’ una vida fácil.

¿Y si hacer los deberes con nuestros hijos es sólo la punta del iceberg? Detrás pueden producirse, de manera relacionada, casos de violencia doméstica de padres a hijos, o autolesiones de adolescentes por su baja tolerancia al fracaso y la frustración. O simplemente, adultos débiles que no están preparados para afrontar una vida cargada, como la del todo el mundo , de responsabilidad. Al fin y al cabo, el informe PISA demostró que pocos, muy pocos españolitos de 15 años, a la edad en que sus abuelos ya eran capaces de mantener un hogar con su trabajo, actualmente no son capaces de programar el aire acondicionado.