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El infierno de la depresión se ceba con los profesores: Hay cada vez más acoso encubierto en las aulas

El 38,4% de los profesores en España manifestó síntomas asociados a la depresión en el I Estudio sobre el Estado de Ánimo de los Docentes.

Juan Rodríguez de Rivera

Nunca hemos sido tan conscientes de lo presente que está la depresión a nuestro alrededor como lo somos ahora. Los casos de depresión están aumentando y, lo peor, es que muchos de ellos se producen en la población más joven: la Asociación Española de Pediatría (AEP) sorprendía en 2022 alertando de un aumento del 47% en el número de trastornos de salud mental en menores. Aunque la pandemia de la covid tuvo mucho que ver en este fenómeno, los expertos advierten que el problema se remonta más atrás en el tiempo y que está condicionado por más factores.

I Estudio nacional sobre el estado de ánimo de los docentes

Además de las familias, los profesores son quienes más tiempo pasan con esta población y lo cierto es que los datos tampoco son buenos para ellos. El 38,4% de los docentes se autopercibe en un estado emocional que podría asociarse a depresión y esta cifra se eleva al 39,9% entre los que llevan en la profesión entre cinco y 15 años. Estos datos proceden del I Estudio Nacional sobre el Estado de Ánimo de los Docentes que han realizado en conjunto la Universidad a Distancia de Madrid (Udima), Educar es todo y Éxito educativo y que fue realizado en más de 3.700 profesores de toda España.

«El trabajo de los profesores no consiste únicamente en transferir conocimientos, sino que ayudan a los alumnos a regular sus emociones», explica Silvia Álava, psicóloga sanitaria y educativa que ha participado en la elaboración del estudio. «Los profesores van a encontrar alumnos en momentos difíciles de sus vidas, en los que no van a ser capaces de regular sus emociones. El cerebro no termina de madurar hasta los 25 años y lo último es el lóbulo prefrontal, que ayuda en esta regulación. Necesitan estar bien para hacer su trabajo».

Qué pasa en la educación

En los últimos años, el bajo estado de ánimo de los profesores se ha intentado medir en varias ocasiones. El defensor del profesor de la Asociación Nacional de Profesionales de la Enseñanza (ANPE) ha registrado en su memoria del pasado curso 2022/23 que atendió un total de 1.947 demandas de profesores, en el 77% de las cuáles el profesor tenía ansiedad, el 13% tenía depresión y hasta el 16% se había visto obligado a coger la baja. 

El Sindicato de Trabajadores de la Enseñanza de Madrid (STEM), por su parte, observó en un estudio de 720 profesores que el 47,1% recibía tratamiento por un trastorno psico-nervioso —en algunos casos medicación y en otros psicoterapia—. El I Estudio Nacional sobre el Estado de Ánimo de los Docentes afirma, además, que son los profesores de Educación Secundaria los que se encuentran con mayores problemas.

¿Qué está pasando en las aulas?

Las cifras son dispares, pero en ningún caso esperanzadoras. Pero, ¿Qué está pasando en las aulas? Los tres documentos coinciden en que la primera razón del malestar de los docentes es la carga burocrática que han visto aumentar con los años. Se refieren, según STEM, a que cada vez se exigen más actas, informes y estadísticas sobre programas que plantean los gobiernos. Según este sindicato, hasta el 99,4% de los participantes son partidarios de reducir este tipo de tareas para poder dedicar más tiempo a las clases y a los alumnos.

«Es que el trabajo del profesor no termina cuando los estudiantes se van a casa, sino que tienen mucha carga administrativa y tareas burocráticas. Cada vez hay más y se agravan con los cambios de leyes«, advierte Álava. En el estudio en el que participó esta psicóloga, más del 50% de los encuestados señalaron que los cambios legislativos y el trabajo burocrático eran los principales obstáculos que encontraban en el desempeño de su labor y nueve de cada diez pensaban que reducir la burocracia ayudaría a que se sintieran más motivados.

Relación con alumnos

«En nuestro estudio también preguntamos a los profesores por las ideaciones suicidas y las conductas autolesivas. Estos dos aspectos pueden darse en los casos de depresión más graves, pero también en otros trastornos. El 13,3% presentó esta ideación autolítica, pero sólo en el 2% se producía a diario», explica Álava. Los estudiantes y su falta de compromiso, y las familias y su comportamiento con el profesor son los factores que el I Estudio Nacional sobre el Estado de Ánimo de los Docentes señala como los siguientes responsables del malestar de los profesores.

En cuanto al comportamiento de los alumnos, el defensor del profesor ha registrado que los problemas para dar clase, las falsas acusaciones, las faltas de respeto y las amenazas a estos profesionales son los problemas más frecuentes. «Estamos viendo un aumento progresivo del acoso encubierto unido a los ítems anteriores donde se les acusa de no explicar bien, se le suplanta la identidad a través de redes para ridiculizarlo… Aunque no podemos dejar de señalar, por la gravedad de los hechos, los casos que atendemos de agresiones hacia docentes», explica la memoria del defensor del profesor.

En este documento, además, aparecen algunos casos reales anónimos en los que los profesores se han visto en situaciones difíciles. «Un alumno ha subido fotos y vídeos míos a la red social Instagram», escribe un profesor pidiendo ayuda. «Además, hoy mismo, el alumnado ha puesto un vídeo que colgué en YouTube hace unos años y cuando han entrado a clase unos compañeros míos de guardia se estaban riendo de mí». También se recogen casos de alumnos violentos y otros que ejercen presiones para modificar sus calificaciones.

Cómo ayudar

«Ocho de cada diez profesores dicen que lo son por vocación, han elegido esta carrera porque quieren ayudar a los alumnos. En muchos casos consiguen educar muy bien, pero a costa de sus salud mental», advierte Álava. «Cada vez hablamos más de salud mental, pero no hemos conseguido que se traduzca en más especialistas en el Sistema Nacional de Salud (SNS). También son necesarios en los colegios, que se incrementen los programas sobre inteligencia emocional: se ha demostrado que son un factor de protección para los alumnos y los profesores».

En muchas ocasiones, los profesores se sienten cuidadores de la salud mental de los alumnos, pero sin una formación específica para ello. «Tras los dos cursos de la pandemia, me vi obligada a acudir a terapia psicológica privada con síndrome de burnout laboral, entre otras razones, por la falta de recursos, por la sobrecarga de trabajo que tuve, por toda la gran burocracia la semipresencialidad y los innumerables casos de alumnos con problemas psicológicos e incluso muchos casos de intento de suicidio que tuve que gestionar sin apenas ayuda ni recursos«, denuncia otra profesora al defensor del profesor.

Seis de cada diez profesores piensa que a la sociedad no le importa su trabajo

Según Álava, hasta el 75% de los trastornos mentales debutan a partir de los 15 años, por lo que la adolescencia es un momento muy importante en la salud mental. En este sentido, la psicóloga explica que es de suma importancia que los profesores se encuentren bien emocionalmente. Hasta el 71% de los profesores admite que el reconocimiento social es muy importante para su motivación, pero seis de cada diez piensa que a la sociedad no le importa su trabajo, según el estudio en el que participó Álava. Los expertos inciden en el sentimiento de soledad de los profesores ante el afrontamiento de los problemas y piden más ayuda, recursos y formación, además una reducción de la carga burocrática.

FUENTE: ELESPANOL.COM

¿Qué es la mentalidad de crecimiento y cómo potenciarla?

Os adjunto esta colaboración con la revista Padres y Colegios donde presentamos la importancia de transmitir «mentalidad de crecimiento» a nuestros hijos y alumnos:

Quiero que mis hijos y alumnos evolucionen. 10 Consejos para que consigan una mejor versión sí mismos

El ser humano tiene una gran capacidad de adaptación y sobre todo de evolución. A lo largo de nuestra vida tenemos la capacidad de mejorar, a todos los niveles.  Sin embargo, este proceso de mejoría no siempre es fácil y requiere un esfuerzo por nuestra parte. En el caso de los menores, en ocasiones necesitan la ayuda de un adulto para poder hacerlo. Y los que más influencia tienen en ellos, su padre, madre o su maestro o maestra son una gran ayuda para conseguirlo.

No siempre es fácil, y muchas veces queremos hacerlo, pero no sabemos cómo. Por eso en este artículo os propongo seguir diez pasos para facilitar el proceso y saber cómo hacerlo.

  1. Empezaremos por hacer consciente a nuestro hijo o alumno de dónde está, cuál es su punto de partida. Se trata de aprender a observarnos a nosotros mismos, saber cuáles son nuestros puntos fuertes y nuestros puntos débiles, que, además, es algo fundamental para trabajar el auto concepto. Se trata de tomar la línea base sobre la cual partimos.
  2. Como la primera tarea en ocasiones puede ser muy complicada, quizás podemos conseguir el mismo objetivo invitando a los menores a hacer balance sobre lo que han conseguido. No hace falta que sea el último año o el presente curso escolar. Cada persona puede decidir el periodo sobre el cual quiere centrarse. Definiremos el periodo, para a partir de ahí, saber decirles dónde tienen que poner el foco de atención. Por ejemplo, a lo largo del 2020 he visto que has colaborado mucho más en casa. O desde que ha empezado este curso escolar te noto más responsable, no hay que decirte que te pongas a estudiar y lo haces tú sola/o.
  3. Buscar las cosas en las que hemos mejorado, o en las que estamos en proceso de mejoría. Es fundamental atender a lo que vamos consiguiendo, dado que lo más habitual es centrarnos en todo lo que falta. Y esto con los alumnos y los hijos es aún más importante. Los chicos y las chicas hacen un gran esfuerzo por mejorar, pero no siempre lo consiguen. Cuando observan que los adultos que les rodean, tanto sus padres como sus profesores sólo se fijan en lo que les falta por conseguir, sienten que nunca lo van a lograr, que su esfuerzo no vale, porque no consiguen el resultado y es mucho más fácil que se desanimen e incluso que entren en una especie de “indefensión aprendida”, con pensamientos del tipo “para que lo voy a intentar, si nunca lo voy a conseguir”; lo que hace que la motivación caiga en picado y que dejen de intentarlo. Por tanto, reforcemos cada pequeño intento que veamos que realizan. Por ejemplo, si un alumno pasa de no entregar nunca los deberes a hacerlo de manera intermitente, el día que sí que los hace, deberíamos hacerle notar que nos hemos dado cuenta, con mensajes del tipo vas por buen camino, y no solo recordarle todos los ejercicios que todavía tiene pendiente.
  4. Una vez que veamos lo que hemos conseguido, será el momento de pensar que es lo que todavía podemos mejorar. Los niños y los adolescentes pueden necesitar ayuda en este proceso. No obstante, es importante dejarles espacio y que ellos mismos opinen. De esta forma aprenderán a conocerse mejor y seguiremos trabajando su autoconcepto.
  5. Es el momento de coger un lápiz y un papel para apuntar todo aquello que desean mejorar. Es importante que quede escrito, dado que todos tenemos un millón de pensamientos cada día, y los más pequeños también, y lo más habitual es que se nos olvide. Además de esta forma aumentarán el compromiso con el objetivo y les permitirá revisar si lo van consiguiendo o no.
  6. Puede ser interesante que cada uno elija dónde va a colocar dicho listado para así poder ir revisando si lo va cumpliendo o no. Puede ser el corcho de la habitación, la carpeta donde lleva las cosas del colegio… que esté a la vista para que sirva de motivación y también de recordatorio.
  7. Una vez que tienen claro lo que quieren mejorar, será el momento de establecer un plan de acción. Es decir, qué acciones concretas van a hacer para conseguirlo. Por ejemplo, si uno de sus objetivos es ser más responsable, como plan de acción podemos poner:
    • Escribir en la agenda cada día los deberes.
    • Apuntar los exámenes y el contenido que entra en cada uno de ellos.
    • Preparar la mochila por la noche o dejar los materiales preparados para la clase online.
    • Revisar que están hechos los ejercicios de cada asignatura.
    • Cada día, leer lo que se ha dado en clase y hacer un esquema.
  8. Establece momentos de supervisión, en los que podáis hablar de cómo lleva sus objetivos, dónde creen que más han avanzado, lo que más les cuesta… que se sientan arropados por nosotros en su proceso de mejoría.
  9. No dejes de preguntarle cémo se siente. Que identifique las emociones agradables asociadas al proceso. Sabemos que cuando nos esforzarnos y hacemos las cosas lo mejor posible aparecen emociones como el orgullo y la satisfacción.
  10. Utiliza las emociones como facilitador emocional y que nos sirvan para potenciar la motivación intrínseca. El mensaje para trasmitir podría ser: me esfuerzo por mejorar porque me hacer sentir mejor.

FUENTE: Revista Padres y Colegios