Los famosos también sufren. Colaboración para el diario El País

Selena Gomez y Adele son las últimas estrellas en desvelar sus problemas psicológicos, algo que ayuda a los jóvenes con crisis

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El reino del pop se había quedado sin princesa hasta que Selena Gomez (Texas, 1992) pisó los escenarios. Después de la debacle de Britney Spears en 2007, debido a su alcoholismo, depresión y múltiples polémicas, el trono exigía una nueva representante y la tímida, sonriente y dulce exniña Disney estaba preparada para hacerse con él. Lo que Gomez no podía imaginar era que, 14 años después de su debut en televisión, la ansiedad y depresión que pausaron la carrera de su antecesora la perseguirían de cerca.

“He descubierto que la ansiedad, los ataques de pánico y la depresión son efectos secundarios del lupus, y estos pueden representar sus propios desafíos”, confesó en agosto de este año a la revista People cuando anunció que haría un alto en su carrera.

Como ella, más estrellas han demostrado que son de carne y hueso y han experimentado algún episodio depresivo, al igual que 15 millones de personas al año, según National Institute of Mental Health. Adele reveló que tras dar a luz en 2012 a su hijo, Angelo, tuvo depresión posparto. El cantante Zayn Malik abandonó su gira este verano debido a los ataques de pánico que sentía. Demi Lovato,Catherine Zeta-Jones, Ben Stiller y Jim Carrey también han roto el silencio y han hablado de su bipolaridad.

Que una celebridad padezca algún tipo de trastorno mental no es nada nuevo, pero que hablen de él con soltura y no teman ser juzgados sí lo es. Y lo más importante, ayuda a normalizar la forma en que se abordan estas enfermedades. “Es vital que se hable de este tema y que se entienda que padecer un trastorno mental es algo que le puede pasar a cualquiera. Es importante que los famosos ayuden a quitar el estigma que lo rodea”, asegura la psicóloga Silvia Álava, directora del Centro de Psicología Álava Reyes.

“Compartiendo sus experiencias, las estrellas dan la oportunidad de hablar de depresión, ansiedad o bipolaridad a gran escala”, subrayaba Katrina Gay, directora de comunicación de National Alliance on Mental Illness (EE UU), al periódico USA Today. Generar ruido alrededor de este tema, que antes solía ser tabú, permite que los jóvenes, además de normalizarlo, se animen a pedir ayuda. “No solo se trata de hacerlo público y hablar de ello. Es importante que también se divulgue cómo se solventó el episodio, que se dé un buen ejemplo a los adolescentes. Que se les motive a buscar ayuda profesional”, añade Álava.

Porque si a alguien escuchan los adolescentes es a sus ídolos. El discurso que realizó Demi Lovato durante la pasada convención demócrata en el que habló de la importancia de que el Estado le preste más atención a los trastornos mentales generó más de 10.600 tuits desde su inicio a las 19.47 (horario del este de EE UU) hasta el fin de la emisión, a las 23.33, según datos de la consultora Nielsen. Esto indica que las interacciones duraron todo el evento, incluso cuando ella ya había finalizado su intervención.

“Cuanto más se identifique un fan con una estrella, más probabilidad hay de que en un momento de crisis pida ayuda. En este caso la fama ayuda a mejorar la calidad de vida”, concluye Gay.

 

FUENTE: http://elpais.com/elpais/2016/11/10/estilo/1478802172_745633.html

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