Las emociones en el aula. Proyecto Aula minimiza las calificaciones para dar paso al aprendizaje en valores.

El programa, organizado por ‘La Verdad’, pone en valor la educación igualitaria y el fomento de las emociones

La educación no está reñida con las emociones. Esta premisa, sencilla de decir pero compleja de aplicar, fue una especie de mantra que se repitió, con otras palabras, durante las conferencias que los ponentes realizaron ayer en la primera jornada del Proyecto Aula (‘PAula’). Con estas ideas, el ‘festival de la educación’ abrió sus puertas a los numerosos asistentes -entre los que se encontraban la consejera de Educación, Adela Martínez-Cachá; el director general de Atención a la Diversidad, Francisco José Martínez Casanova; la secretaria general de la Consejería, Esperanza Moreno; el alcalde de Murcia, José Ballesta; el concejal de Educación, Rafael Gómez; el director general de ‘La Verdad’, Antonio González; la vicerrectora de Estudiantes, María Cristina Sánchez; y el ideólogo del proyecto, Miguel Ángel Cayuela- que se dieron cita ayer en la plaza de los Apóstoles de Murcia para escuchar la información, datos y consejos que cuatro expertos ofrecieron a todo aquel que se acercó a escuchar.

El programa, organizado por ‘La Verdad’ y patrocinado por Caja Mediterráneo, el Ayuntamiento de Murcia y la Consejería de Educación, en colaboración con la Universidad de Murcia y la Politécnica de Cartagena, abrió ‘el aula’ para recibir a Alba Alonso Feijoo, maestra y fundadora del proyecto ‘RealKiddys’, con su ponencia ‘Educación de género e infancia’. Para Alonso, la enseñanza actual, la que se imparte en casa y se continúa en las escuelas, dista mucho de ser igualitaria. «Aunque no nos demos cuenta, educamos a los niños para ser niños y a las niñas para ser niñas. La educación diferenciada comienza incluso antes de nacer. Cuando ya sabemos el sexo del bebé empezamos a construir un relato social que nos cuenta cómo va a ser ese niño o esa niña según su sexo. Y esto lo hacemos todos», apuntó.

La forma en la que nos comportamos por el hecho de ser niños o niñas no es, como algunos piensan, algo natural e innato. «Sí es cierto que hay cierta diferencia en el cerebro de los niños y las niñas, pero lo que no nos cuentan es que estas son minúsculas. Somos nosotros los que cogemos esas diferencias y las llevamos hacia extremos absurdos».

Alba Alonso: «La educación diferenciada comienza incluso antes de nacer»

Como consecuencia, niños y niñas acaban viviendo diferentes mundos y experiencias que no solo marcan la infancia sino también su futuro laboral y social. Las cosas comúnmente etiquetadas como ‘de niño’ fomentan, por ejemplo, la resolución de problemas y la actividad física, mientras que las del otro género se centran en el juego simbólico. Según Alonso, «tenemos que romper todo ese relato social que nos han ido contando, desaprenderlo y deconstruirlo para no seguir en la misma línea. Este relato pesa más que las leyes».

Silvia Álava: «El afecto facilita el aprendizaje y lo podemos utilizar en la escuela»

Precisamente para poder consolidar ese despertar, romper con lo establecido y poder abrir a los pequeños nuevas formas de entender sus relaciones consigo mismos y con el otro, Alonso indicó en su ponencia diez consejos prácticos para que sean los mayores los que se quiten la venda de los ojos, conozcan qué están haciendo mal y puedan cambiar el rumbo de su actividad para construir, a través de ellos, una sociedad en la que el sexo deje de ser un valor que determine los caminos que se recorren.

Las emociones en el aula

Respetar el espacio verbal, usar lenguaje inclusivo, revisar las imágenes y cartelería en el aula para que no se centren en un solo género, analizar los cuentos para que no favorezcan estereotipos y trabajar las emociones son algunos de esos puntos diferenciadores que, según Alonso, pueden convertir una sociedad desigual en un nuevo mundo en el que esté obsoleta la temática de su charla.

Una vez analizada la identidad de género, el Proyecto Aula abrió sus puertas a las emociones. Silvia Álava, con su ponencia ‘El valor del abrazo: cómo transmitir valores mediante el afecto’, fue la segunda invitada de esta exitosa jornada en la que la psicóloga, conferenciante y escritora quiso destacar este elemento como método de entendimiento y comunicación. A lo largo de su ponencia, Álava incidió en la importancia de las emociones como vehículo transmisor. «El afecto facilita el aprendizaje y lo podemos utilizar en la escuela. Sabemos que hay valores que están muy relacionados con el logro académico», manifestó.

Cuando se dejan a un lado los números como calificación y se destacan aptitudes como la amabilidad, la perseverancia y el compromiso, los más pequeños descubren un mundo nuevo en el que las calificaciones pierden peso en beneficio de sus propios valoresinnatos. «Todos los niños y niñas no aprenden de la misma forma ni a la misma velocidad. El problema es que el sistema está planteado para que todos vayan igual pero esto no es así. Tenemos que intentar tratar a cada alumno y alumna como esa persona única, especial y diferente que es y valorar el esfuerzo que realizan»

Durante su ponencia, Álava no quiso olvidar la importancia de los límites y las normas. «Establecer normas en clase funciona. Les da bastante seguridad porque conocen las normas de juego». Para aplicarlas, Álava destacó tres puntos: la observación, para conocer qué está ocurriendo; la información, con el fin de saber cómo es el grupo y cuáles son sus fortalezas; y la delimitación, para analizar lo que se quiere atajar. Las normas no reducen la personalidad de la niña o el niño, sino que le aportan seguridad y confianza».

Las artes como lenguaje

Los roles de género y las emociones no son el único aspecto que el Proyecto Aula se atrevió a tratar. Miguel Gallardo, ilustrador de cómics, trajo a las charlas una muestra de la forma en que las artes plásticas pueden ser un vehículo conductor de palabras y sentimientos. En su presentación, titulada ‘Dibujando para María’, Gallardo expuso una situación personal que le cambió su forma de pensar, de relacionarse con el entorno y de entender la comunicación.

Cuando su hija, María, fue diagnosticada con un trastorno del espectro autista (TEA), el dibujante buscó formas para comunicarse con ella y descubrió en el dibujo a su mejor aliado. A lo largo de estos años, Gallardo ha ido perfeccionando este método y haciendo bocetos e ilustraciones para ella hasta que esto se ha convertido en una verdadera forma de lenguaje entre los dos que ha acabado, además, convertida en libro y documental.

Tras el relato de esta experiencia personal que tiene como eje principal el dibujo, Gallardo hizo hincapié en la necesidad de un sistema educativo que se aleje de libros y asignaturas técnicas para dejar paso a otros en los que también adquieran importancia las artes plásticas y la creatividad. Su objetivo fue enseñar a los asistentes que el dibujo es tan importante como el lenguaje o la gramática y que todos, aunque no podamos llegar al nivel de los grandes pintores, podemos expresarnos a través de él de una forma sencilla.

El poder de la música

Si las artes plásticas acompañaron la mitad de la jornada, la música llegó al Proyecto Aula para cerrarla de la mano de Aitor Zenarruzabeitia. El profesor trajo una ponencia de lo más interactiva en la que obligó a los asistentes a moverse de sus asientos, abandonar la posición de espectadores y convertirse en verdaderos protagonistas del evento, obligándoles a relacionarse entre ellos y hasta cantar. La conferencia se convirtió así en una acción colectiva, cercana a una ‘perfomance’ o una fiesta, en la que se intentó dar importancia a la música como motor colectivo, no solo de comunicación sino también de creación de lazos y relaciones. «El valor terapéutico que tiene es que cuando se hace en grupo une. La musicoterapia se trata de perder el miedo a este arte, porque, en realidad, todas las personas hemos nacido con preinstalación de hilo musical», apuntó.

Fue a través de ritmos sencillos y de juegos la forma en la que Zenarruzabeitia se metió al público en el bolsillo. Inmersos ya en esa estructura de sonidos, los asistentes pudieron probar en sus propias carnes los efectos positivos que la música, con su armonía, puede conseguir en mayores y pequeños. «En la escuela, la música está presente porque el ritmo se puede aplicar en todo momento y en cualquier área», indicó.

Con todas estas premisas, los asistentes cerraron una jornada repleta de innovación, experiencias y descubrimiento de nuevas metodologías. El Proyecto Aula, un ‘festival educativo’ innovador, se ha convertido en todo un referente de un nuevo modelo de enseñanza que sitúa al alumno en el centro, le da el papel protagonista y le suministra herramientas para ser libre, capaz y decidido.

FUENTE: Diario La Verdad