La muerte de un hijo no se supera nunca, se integra en la vida de los padres. Colaboración con el diario ABC
Consejos de los expertos para asimilar este tipo de fallecimientos
La muerte de un hijo nunca está en el guión de la vida de un padre. Las personas estamos preparadas para asistir al fallecimiento de los padres, pero no de los hijos. Perder a un hijo para siempre es algo que va contra natura, que rompe los esquemas de una familia y que provoca un gran estrés físico y emocional muy difícil de evitar. La situación se agrava cuando los padres se sienten responsables y sufren un intenso sentimiento de culpa al entender que la seguridad de los hijos es competencia de ellos.
Eso, al parecer, le debió pasar al padre que este martes en la comunidad de Madrid decidió suicidarse pegándose un tiro con una escopeta en el mismo lugar en el que el día anterior murió su hija por un accidente de moto, moto que él le regaló.
Hay personas sufren un verdadero choque emocional, que no aceptan el fallecimiento de un hijo. Se piensa que lo que ha ocurrido no es real. Solo hay dolor, rabia, ira, desesperación… Por eso es importante, según explica la psicóloga Silvia Álava, del Centro de psicología Álava Reyes, que en los primeros momentos los padres estén siempre acompañados por otras personas muy cercanas. «No se puede relativizar la muerte, es un asunto muy delicado y difícil de asimilar —asegura—. Por ello, hay que llorar, y mucho, porque hay que airear los sentimientos. Sin embargo —advierte— cada persona lo hace de una manera diferente, cada uno necesita su tiempo, y las personas que les rodean no deben agobiar, solo acompañar».
Aprender a vivir con la ausencia
Según esta psicóloga hay que ser realista. «La muerte de un hijo no se supera nunca, sino que se integra en la vida de los padres. Es un trauma y hay que aprender a vivir con ello. Y se puede hacer y, aunque al principio parezca imposible, también se puede llegar a ser feliz con el paso del tiempo».
Apunta que la ausencia de un hijo se asimila. «Hay que dejar pasar tiempopara que los sentimientos de tristeza y dolor pasen a ser de nostalgia».
Esta especialista explica que los padres no pueden encerrarse. Poco a poco deben recuperar su rutina de vida y volver al trabajo, a centrarse en los otros hijos, a llevarles al colegio y a sus actividades extraescolares, incluso volver al gimnasio o salir con amigos. «El paso del tiempo es un gran aliado».
También es importante tener en cuenta que durante el duelo, la relación de pareja puede verse afectada porque se ha dañado la ilusión y el proyecto vital familiar. Esta situación puede producir desajustes entre los padres. Según la psicóloga clínica Susana de Cruylles «es necesario hablar y expresar las emociones, pedir lo que uno necesita y atenderse mutuamente. Asegura que igual que los padres se ponen de acuerdo en la formacion de la familia y en la educacion de los hijos, «deben intentar hacer este proceso juntos, llegando a acuerdos y respetándo los ritmos de cada uno. Los rituales de despedida y muerte propios de cada sociedad, como misas o funerales, suelen ayudar en este proceso».
«La culpa y el reproche —prosigue esta psicóloga que atendió a familiares de las víctimas del 11-M y del accidente aéreo de Spanair en Barajas— es un sentimiento que aparece con frecuencia cuando un ser querido muere, y aún es más habitual en la muerte de hijos por la responsabilidad de un padre hacia un hijo. Lo ideal es hablarlo y expresarlo, pero si no se puede compartir en pareja porque hay mucho dolor, se debe pedir ayuda profesional».
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir