¿Estamos enseñando a los niños a disfrutar de la vida? Colaboración con PadresyColegios.com
Vivimos en una sociedad en la que se impone no sólo ser feliz, sino demostrar a los demás que lo somos. Hoy en día estamos bajo “la tiranía” de internet y de las redes sociales. No basta con divertirse, hay que demostrar al mundo que lo estamos pasando bien subiendo nuestra foto a Twitter, Instagram o Facebook.
En alguna comida, me he encontrado incluso que un comensal me ha pedido que no empecerá mi plato porque quería hacer una foto para subirla a sus RRSS. ¿En serio es necesario esta sobreexposición de nuestra vida? ¿cuál es el objetivo?, ¿compartir?, ¿gustar?, ¿“generar envidia”?
En ocasiones parece que estamos más pendientes de mostrar nuestra vida, que de vivirla y disfrutarla, cuando lo importante es aprender a ser conscientes y a disfrutar de lo que estamos haciendo, de lo que estamos sintiendo, de experimentar nuestras emociones, y por supuesto, de compartirlas con nuestro entorno. No favorecemos esta introspección cuando queremos mostrar sólo una parte y venderlo en el escaparate de las RRSS, sobreexponiendo nuestra vida y en ocasiones la de menores. Los adultos, puede que tengamos más criterio, ¿pero qué ocurre con los niños y adolescentes? Les falta experiencia vital y creen que lo que se sube en las RRSS es una realidad continua. Además, en ellas, se fomenta la comparación, ¿Por qué los demás nunca se aburren? ¿Por qué no están nunca tristes? Lo que les hace cuestionar su propia existencia en base a unas premisas que no son ciertas.
No nos permitimos sentir emociones desagradables y mucho menos mostrarlas
En mi trabajo como psicóloga, tengo la posibilidad de ayudar a mucha gente de todas las edades. A la vuelta de vacaciones, la emociones que proyectaban algunos de mis clientes en sus fotografías y mensajes no siempre correspondían a la realidad. Algunos me decían, no estoy bien, pero no quiero que nadie lo sepa; quiero ser como los demás y quiero proyectar esa imagen de felicidad, aunque sea falso.
No es sano negar las emociones
¿Realmente es necesario? Sabemos que negar nuestras emociones, además de no funcionar, no es sano, ya que volverán aún con más fuerza, generando una especie de efecto rebote. Fingir emociones que no sentimos, puede, incluso, llegar a afectar a nuestra salud mental si lo llevamos al extremo de vivir una vida imaginaria paralela. En ocasiones estamos tristes e incluso necesitamos llorar. Sentir tristeza es algo completamente normal, es más, podríamos decir que es bueno permitirnos experimentarla, indagar sobre su causa y valorar qué nos está ocurriendo. No digo que sea necesario subirlo a las RRSS, en absoluto, pero sí aceptar las emociones desagradables, saber que forman parte de nuestra vida, y sobre todo ser críticos con la imposición que en ocasiones nos crea la sociedad sobre el deber de estar alegre el 100% del tiempo. Esto, además de ser un objetivo imposible, no es sano.
Enseñemos a los más pequeños a reconocer sus emociones
En ocasiones, por evitar que sufran, por evitar que lo pasen mal, no les dejamos que experimenten emociones negativas. Por ejemplo, a un niño que ha perdido una pelota en el colegio, le decimos no estés triste, no pasa nada, y enseguida le compramos otra. De esta forma, estamos invalidando la emoción del niño, no le permitimos sentirla, le quitamos importancia y no le enseñamos cómo regularla y cómo resolver la situación. En este caso sería mucho más apropiado aprovechar para generar un diálogo del tipo: “Has perdido tu pelota, es normal estar triste. ¿Qué se te ocurre que podemos hacer? Quizás esté en el patio o en objetos perdidos, mañana puedes ir a buscarla y sino aparece pedir otra por tu cumpleaños…” De esta otra forma estamos permitiendo al niño que experimente la emoción, y le ayudamos a pensar la mejor forma de solventar el problema. Resulta más fácil hacerlo con las emociones agradables. Es importante que los adultos validen dichas emociones y ayuden a los niños a etiquetarlas, además de ayudarles a comprenderlas, en este caso el mensaje podría ser: “Estás alegre porque hemos ido al parque a jugar con tus amigos y lo has pasado muy bien, ¿Qué más cosas te hacen sentir alegría?” Y pedir al niño que piense y busque aquellas situaciones que le hacen sentir alegre y feliz, para que entienda, que es algo que depende de él mismo, no de los demás, lo que ayudará a evitar la posterior dependencia de la opinión de los demás en la etapa adolescente y la de los “likes” de las RRSS.
La inteligencia Emocional le ayudará con las RRSS
Cuando educamos a los niños para que sean capaces de reconocer sus emociones, para que pierdan el miedo a sentir emociones desagradables, sepan cómo regularlas, y a no compararse con los demás, estamos trabajando su inteligencia emocional, y además, les enseñamos que su vida es intensa, plena y que hay que disfrutar de cada momento.
Más información:
Silvia Álava Sordo
Colegiado M-16238
Directora del Área Infantil Centro de Psicología Álava Reyes
Madrid 2 de mayo de 2016
Blog: silviaalava.com
Facebook: facebook.com/silviaalavasordo
Twitter: @silviaalava
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