Violento en casa, sumiso en el cole. Colaboración con la revista Mía
¿Tu hijo es agresivo o grosero en el entorno familiar, pero en la escuela se porta bien (hasta demasiado bien)? Te explicamos cómo detectar las causas y las posibles soluciones con la ayuda de una psicóloga.
Párate a pensar
Observa a tu hijo y las situaciones en las que reacciona con violencia en el entorno familiar. ¿Cuáles son y por qué se producen? Silvia Álava, directora del área infantil del Centro de Psicología Álava Reyes, en Madrid, afirma que en estos casos debemos hacernos ciertas preguntas: “¿Cuál es el problema?, ¿por qué ocurre?, ¿hay una causa concreta que le haga comportarse de este modo?”. Asimismo, habla con su colegio y pide que presten atención a los momentos en que se muestre más retraído en clase, con sus compañeros.
¿Por qué se produce?
La psicóloga infantil reconoce tres razones para este comportamiento: “En ocasiones, los niños se portan mejor en el colegio que en casa porque en el primero están claras las normas y se han establecido las consecuencias para cuando no hacen lo que corresponde; mientras que en casa no es así. Otras veces, prueban a sus padres: quieren saber si pueden salirse con la suya, y a veces lo consiguen. También puede ser que estén haciéndoles una llamada de atención”.
¿Conflicto con el entorno?
“Los niños tienen una gran capacidad de observación y saben muy bien qué es lo que pueden hacer en cada situación y cómo se tienen que comportar con las diferentes personas y en los distintos contextos”, resalta la experta. Cuando modifican su comportamiento según las circunstancias, puede reflejar un conflicto con el entorno y con quienes se encuentran en dicho ámbito. Y puede ser tanto una prueba para sus padres, ‘reclamar’ límites, como una vía de escape ante una situación estresante en la escuela.
Una llamada de atención
La psicóloga pone el acento en este factor como causa de la agresividad o mal comportamiento de nuestros hijos. “Los padres les regañamos, les damos sermones o les castigamos sin algo que les gusta. Y cuando buscan llamar la atención esto puede reforzar el problema, pues, aunque sea de forma negativa, al final los niños consiguen su objetivo: que sus padres dejen de hacer lo que sea por ir a regañarlos”.
Soluciones en casa…
Dale la vuelta: que reciban más atención en positivo que en negativo. “Trabaja desde el refuerzo. Es decir, en lugar de castigarlos cuando no se porten bien, explícales que cuando griten, peguen o chillen, no les prestarás atención. Y, en cambio, cuando su comportamiento sea el correcto (cuando se olviden de los gritos y demás), vosotros, sus padres, estaréis a su lado y les prestaréis atención”, aconseja Silvia Álava.
… y en la escuela
Aunque en la mayoría de los casos, como dice la psicóloga, el conflicto deriva de un problema de autoridad paterno, “es bueno hablar con el colegio para saber cómo se comporta en el centro escolar, o por si se hubiera detectado algún problema”. Ten en cuenta que las llamadas de atención a veces esconden problemas reales de integración. Si es el caso, acude a un profesional.
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