Tus hijos están enganchados a Snapchat. Lo que los padres deben saber. Colaboración con El Confidencial
Os adjunto un extrato del artículo elaborado por El Confidencial (pincha aquí para ver el artículo completo)
Para toda una generación que ve cómo sus hijos menores usan estas aplicaciones sin una forma de revisar qué publican, Snapchat puede parecer un peligro. Otros servicios, como WhatsApp o Facebook, pueden ser revisados por los tutores para comprobar que no cuelgan nada alarmante o que dañe su imagen o información personal.
Pero no hay mucho que un padre pueda hacer para impedir que un menor de edad no use una aplicación de este tipo, a no ser que le retire el equipo. La empresa impone un mínimo de edad (menores de 13 años), pero es una norma que las redes sociales no han logrado imponer.
Los expertos recomiendan no caer en el castigo cuando existe algún problema y recurrir al diálogo. En el peor escenario posible, cuando un menor se encuentra con un conflicto por algo que ha publicado en Snapchat (o cualquier red social) el consejo es identificar el problema y buscar una solución. “Hay muchos chavales a los que les cuesta decir qué ha pasado porque han sido los culpables. Los padres deben sentarles y hacerles entender que quieren encontrar una solución”, comenta a ‘Teknautas’ la psicóloga infantil Silvia Álava.
Snapchat no está libre de filtraciones. Aunque esta ‘app’ avisa cuando alguien hace una captura de pantalla, los menores deben entender que cuando se publica algo en una plataforma como esta, aunque después se elimine, en un futuro puede ir en su contra.
Un buen uso empieza por una buena educación
La educación lo es todo. Snapchat es una herramienta y como tal puede usarse bien y que sea una aplicación de comunicación, o mal, aprovechándose de otras personas para pedir imágenes o vídeos fuera de lugar.
Como comenta el ex Defensor del Menor Javier Urra: «las nuevas tecnologías generan más miedos entre los padres». El principal problema es la desconexión entre generaciones, donde las anteriores normalmente van por detrás en temas de redes sociales y de internet. Álava comenta que, aunque los padres no se suelen enterar rápidamente de los problemas que se ha metido su hijo, esto no quita para que sean los responsables de todo lo que el menor publica en internet.
“Se necesita una coherencia en la educación. Hay que trabajar en la prevención desde pequeños, guiarles en qué se puede y qué no se puede hacer”, comenta Silvia Álava.
Conocer las herramientas sociales que usan los más jóvenes es crucial, «educando en para qué se deben usar las tecnologías, desde la confianza» como comenta Urra. Las diferencias generacionales que existen entre los dos grupos son un impedimento, pero si los padres enseñan a sus hijos a cómo comportarse en situaciones comunes en la vida, se debería tomar la misma medida en el mundo digital.
“Se debería limitar el tiempo de utilización. Son personas que empiezan a ser dependientes de todo tipo de cosas y es función de los padres la autolimitación”, finaliza Javier Urra.
FUENTE: elconfidencial.com
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