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Las críticas empiezan a acorralar a Greta Thunberg

La ‘niña verde’ tendrá que ser fuerte para soportar la pesada carga de la fama y no convertirse en otro juguete roto

Tiene 16 años, parece estar siempre enfadada y sorprende por su temple y oratoria, más propios de personas adultas que de una preadolescente. Es Greta Thunberg, la niña verde , como algunos la denominan. Se ha cargado a sus espaldas todo el peso de un potente mensaje –la lucha contra el cambio climático – convencida de que aún hay tiempo para enmendar las nefastas políticas medioambientales.

Millones de personas la ven como una superheroína. El futuro dirá si Greta tiene la suficiente fortaleza y serenidad para soportar la presión de esa fama planetaria o corre el riesgo, como les ha ocurrido a otros menores que un día alcanzaron mucha notoriedad, de convertirse en un nuevo juguete roto.

Greta habrá empezado a notar que esa mochila de responsabilidad que se ha cargado a su espalda aumenta de peso con críticas llegadas desde todos los flancos. Se la ha acusado de aliarse con familias de la realeza, de contaminar en sus viajes en velero por negarse a subirse a un avión, de ser un títere de lobbies que le dictan su discurso para obtener con ese mensaje descarados beneficios económicos, de tener unos padres que no serían tan inocentes como algunos creen al aprovechar el tsunami provocado por su hija para sacar también tajada económica…

La propagación de su discurso por todo el planeta sobreexpone a la menor, con una presión difícil de llevar

“Es muy difícil hablar de un fenómeno como el de Greta sin conocerla a ella y mucho más aventurar si sobrevivirá o no (psicológicamente hablando) a tanta presión”, afirma Álvaro Bilbao, doctor en Psicología de la Salud, neuropsicólogo y autor, entre otras obras, del libro El cerebro del niño . “El impacto que está situación pueda tener en estos momentos sobre ella va a depender mucho de su carácter, fortaleza emocional, convicciones…”. Pero lo que sí sabemos a grandes rasgos –añade Bilbao– es que la fama y la exposición permanente a los medios es muy difícil de sobrellevar. Es como caminar desnudo por la calle”.

“Los menores no cuentan con recursos para asimilar tanta exposición”, afirma Marisa Russomando, psicóloga argentina experta en infancia y familia. “Mi consejo –continúa– es sobrellevar el tema con contención y abordarlo, sin que eso suponga renunciar a la potencia del mensaje, desde una perspectiva más lúdica”. Quitar trascendencia a lo que se está haciendo.

La psicóloga Silvia Álava indica, por su parte, que “el acompañamiento a Greta por parte de sus padres, e incluso profesionales, va a ser determinante para que la niña aprenda a gestionar esas críticas que empieza a recibir tras el incontestable éxito de ese mensaje tan potente y loable que todo el mundo entiende”.

“Es como si llevara debajo del brazo las partituras inéditas de los Beatles y eso tiene que darle mucha seguridad, pero también la expone a todo tipo de críticas”, apunta Álvaro Bilbao. Pero no hay que olvidar “que el caso de Greta, si se compara con otros niños que sucumbieron a la presión de la fama, es especial. La atención mediática recibida ha sido inmediata y no parece que haya estado años preparándose para alcanzar el éxito”. Y continúa: “El ámbito en el que se mueve no está asociado ni a drogas o alcohol, como ocurre con las precoces estrellas del cine o la música, y su labor no está centrada en exhibir habilidades. Aquí de lo que se trata es de defender un mensaje profundo y de gran valor”. Así que si no se desvía de la senda marcada –el riesgo de sucumbir a la presión siempre estará ahí– Greta tiene muchos números de salir airosa en esa planetaria misión, coinciden estos tres expertos.

Encerrada en su mundo

Greta sufre el síndrome de Asperger, un trastorno leve del espectro autista que afecta la interacción social recíproca, la comunicación verbal y no verbal y provoca una resistencia para aceptar el cambio. “Tengo Asperger y eso significa que a veces soy un poco diferente de la norma. Y, en ciertas circunstancias, ser diferente es un superpoder”, ha escrito Greta en su cuenta de Twitter . El neuropsicólogo Álvaro Bilbao afirma que ese leve trastorno puede jugar, en este caso, en favor de Greta. “Podría hacerla más impermeable tanto a los halagos como a los críticas, ya que a estas personas les cuesta más detectar y percibir estados emocionales de los demás. Vivir en su mundo “le permitiría –considera este experto– seguir centrada en su mensaje sin recibir con toda la intensidad el impacto emocional de aquello que la rodea”. Ahora mismo Greta es ya mucho más importante que todas las huelgas de adolescentes que ha propiciado, marchas y protestas, apunta Bilbao. Y añade: “Lo deseable, para ella, es que el movimiento cobrara autonomía sin depender tanto de Greta”. De momento, apunta la psicóloga Silvia Àlava, “todo el protagonismo lo absorbe esta niña; algo impensable si toda esta campaña la hubiese planeado, por ejemplo, el mejor de los publicistas”.¿Apruebas el activismo de Greta Thunberg?

FUENTE: LaVanguardia