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La mitad de la población opina que su bienestar emocional ha de mejorar

Comparto un extracto del artículo escrito por Enric Freire para la Vanguardia con motivo de mi participación en la jornada organizada por BBVA sobre salud y bienestar emocional.

Una de las consecuencias más reveladoras de la pandemia es que ha servido para aflorar problemas de bienestar emocional, psicológico y social que ya existían en nuestra sociedad. sin duda, el impacto del aislamiento social y la incertidumbre que acompañó a la epidemia contribuyeron también a aumentar las tensiones sobre la población. El aspecto positivo es que la experiencia vivida sirvió para normalizar la situación y visibilizar unos trastornos que cada vez más se identifican como una cuestión de salud pública prioritaria.

Estudio reciente

Un reciente estudio de Sanitas concluye que el 8,3%
de los españoles indica que su salud mental no es buena
y el 40,7% reconoce que debería ser mejor. En definitiva,
la mitad de la población opina que su bienestar emocional
ha de mejorar.

¿Qué síntomas revelan que podemos tener un problema emocional? ¿Cómo podemos prevenir estas situaciones?

Estas son algunas de las preguntas que Susana Quadrado, redactora jefe de sociedad en La

Vanguardia, planteó a los expertos que participaron en la sesión “salud y bienestar emocional en el punto de mira”, organizada por La Vanguardia y BBVA, y que se emitió en streaming en la web de este diario.

Silvia Álava, doctora en Psicología clínica y de la salud, y Francisco Rey, director de Desarrollo de Negocio en BBVA seguros, aportaron sus conocimientos para ofrecer una visión amplia sobre el abordaje de una cuestión muy relevante para la vida de muchas personas. Ya antes de la pandemia, la Organización Mundial de la salud advertía que “un 25% de la población tenía un problema de salud emocional”, según recordó Álava.

La pandemia abrió la veda para hablar de salud emocional

En cualquier caso, el aislamiento social impuesto para combatir la expansión del coronavirus provocó un cambio trascendental. “Parece que la pandemia abrió la veda para hablar de salud emocional”, aseguró la psicóloga.

“Antes era algo que nos lo guardábamos dentro y nos daba vergüenza decir: tengo un problema de ansiedad o de estrés. Ahora, en cambio, nos atrevemos a hablar de ello mucho más”.

Silvia Álava

Para Álava es lógico el impacto que la pandemia ha tenido en la gestión de las emociones. “Pasamos tres meses encerrados en casa y cuando salimos no recuperamos nuestra vida tal y como era antes del aislamiento”. Durante mucho tiempo vivimos con una serie de restricciones que hicieron saltar por los aires “las estrategias de regulación emocional que todos utilizamos de forma casi innata”, aclaró la psicóloga. No podíamos ir a tomar algo después de una jornada estresante o disfrutar de una escapada de fin de semana, por ejemplo, la falta de contacto social ha sido especialmente complicada para los adolescentes, ya que “a su edad construyen la personalidad a través del grupo de iguales y haber tenido limitado el acceso durante tanto tiempo les ha perjudicado”, dijo la doctora en Psicología. Los padres, los profesores y el resto de adultos que forman parte de su entorno más próximo “tenemos la responsabilidad de ayudarles”.

Actualmente una de cada ocho personas tiene un problema de ansiedad o de depresión

Los datos corroboran la relación entre la experiencia vivida y la evolución de los problemas de salud emocional. La experta reveló que “en el primer año de pandemia, los trastornos a nivel emocional y la ansiedad o la depresión se incrementaron en un 25%. Actualmente, una de cada ocho personas tiene un problema de ansiedad o de depresión”.

Pero no todo lo que nos sucede en el plano de la salud emocional, psicológica y social es atribuible a la pandemia.

Hay más factores que están interviniendo. En este sentido, Francisco Rey destacó que “a la pandemia se ha sumado la situación económica, la crisis de Ucrania y las fuertes alzas de los precios, entre otras cuestiones” que no contribuyen a favorecer nuestro bienestar emocional.

El responsable de BBVA Seguros citó un reciente estudio de Sanitas “en el que un 8,3% de los españoles indican que su salud mental no es buena y un 40,7% reconocen que debería ser mejor”. En definitiva, la mitad de la población opina que su bienestar emocional ha de mejorar.

En paralelo a esta tormenta perfecta emocional, “no hemos incrementado las herramientas y capacidades que nos ayuden a superar esta situación”, explicó Álava. Nadie nos ha dicho que “cuando tenemos ansiedad es porque nuestro cerebro está interpretando una situación peligrosa, aunque ese peligro no sea real”. La razón es que

“Anticipamos lo que puede suceder y nos ponemos en el peor escenario posible”.

Silvia Álava

Es necesario “aprender a parar y a reevaluar la situación”.

Al margen de la coyuntura actual de dificultad, Álava destacó que la pandemia nos puso ante un espejo.

“Todos íbamos en piloto automático, centrados en resolver el día a día de una vida complicada”. De un día para otro “nos quedamos en casa en una situación atípica que hizo que muchas personas se plantearan hacia dónde iban sus vidas”. Según la psicóloga, algunos salieron satisfechos de este proceso y, en cambio, otros “pensaron que tenía que haber una forma diferente de gestionar esto”.

Acceder a una atención médica especializada es una inquietud que surge cuando asumimos que tenemos un problema de bienestar emocional. Esta es una de las razones por las que los seguros de salud están creciendo mucho. Según datos de ICEA, el Centro de Estudios de la Patronal Aseguradora, Francisco Rey destacó que “la salud es el ramo que está creciendo con más fuerza.

Silvia Álava recordó que “a veces somos injustos y le echamos la culpa a la tecnología de muchas cosas que nos pasan, especialmente a los más jóvenes, pero el problema surge del mal uso y no de la tecnología en sí”. Como ejemplo de buenas prácticas, la experta aseguró que “nos permite proporcionar asistencia personal cuando por razones de distancia geográfica o incluso de tiempo no podemos hacerla presencialmente”.

¿Cómo saber si el origen de un problema de salud es emocional?

Silvia Álava aseguró que estas situaciones siempre se trabajan en equipo con la participación de un médico para determinar si hay una causa orgánica. En cualquier caso, la psicóloga afirmó que “las emociones afectan a nuestra salud”. Destacó que “no todas las emociones que experimentamos son agradables, pero todas son buenas porque nos dan información sobre lo que nos está pasando”.

Una tendencia muy habitual es “como lo que estoy sintiendo no me gusta voy a taparlo. Pero la emoción no desaparece y llega un momento que interfiere en la labor que tengo que hacer”. En resumen, “no puedo dejar de pensar en ello”. Al final, “el cuerpo, que nos ha estado enviando señales de alarma, enferma”. Esta reacción psicosomática puede ser muy diversa. “Hay personas que tienen de repente crisis de migrañas, otras problemas gastrointestinales o erupciones en la piel”, aseguró Álava. La experta reclamó que no hay que esperar a tener un problema clínico para actuar. “En el momento que detectamos una serie de situaciones que no sabemos cómo gestionar es cuando hay que pedir ayuda”.

No podemos tener una buena salud emocional cuando físicamente no estamos bien

La psicóloga afirmó que “no podemos tener una buena salud emocional cuando físicamente no estamos bien”. La alimentación y el ejercicio son fundamentales, como también lo es dormir ocho horas diarias. Durante el sueño, el cerebro realiza un proceso de reparación “que si no se completa puede acabar desarrollando varias enfermedades a medio y a largo plazo”. Álava explicó que “sabemos que mientras dormimos nuestra ansiedad se equilibra”, pero si faltan horas de sueño “nuestra ventana de tolerancia disminuye y ante cualquier contratiempo del día a día nos desbordamos”.

FUENTE: LaVanguardia