Ritual de la gente feliz: «Paz mental, desapego y alegría natural»
- La psicóloga Maribel Jiménez plantea un concepto de felicidad que no depende de lo externo ni de los logros alcanzados sino de la importancia de vivir en el aquí y el ahora
- Silvia Álava: «La felicidad no tiene que ver con vivir emociones agradables todo el tiempo»
Muchas personas creen que serán felices, por fin, cuando tengan una casa más grande, cuando ganen más dinero, cuando encuentren a su alma gemela, cuando cambien de trabajo… Sin embargo, tal como explica la psicóloga Maribel Jiménez, la felicidad no está en la obtención de un deseo, ni tampoco está en las cosas, ni en algo externo, ni depende de los logros alcanzados ni de algo proyectado sobre el futuro. Así, lo que propone la experta es que se trata de un estado natural del ser: «La felicidad está en la paz mental, en el desapego, en la alegría natural sin una razón particular, en la satisfacción de hacer lo que hemos venido a hacer poniendo nuestros dones y talentos al servicio de los demás», explica.
Para aclarar la dimensión de este concepto la psicóloga hace referencia al ejemplo del bebé: «No tiene una mente elaborada ni condicionada, es alegre y feliz de forma natural, es algo espontáneo que surge de su manera de estar en el mundo. A menos que tenga una necesidad fisiológica que cubrir, como el hambre o el sueño, la mayoría del tiempo estará feliz porque esa felicidad y esa alegría está dentro de uno, está siempre disponible», argumenta la psicóloga, que además es autora del libro ‘ La cámara secreta del corazón: un juego de exploración interna hacia la automaestría‘.
Diferencias entre felices e infelices
En cierto modo la mayoría de las personas tienden hacia la búsqueda constante de felicidad para buscar el bienestar perdido. Como explica Jiménez, se trata de un mecanismo automático que se activa para reajustar el equilibrio interior. Sin embargo la experta asegura que buscamos en la dirección equivocada. «Desde pequeños nos han programado y condicionado para vivir creyendo que la fuente de felicidad está en el exterior y que tenemos que lograr ciertas cosas para ser felices. Pero la felicidad y la alegría están siempre presentes en nuestra vida sin importar las circunstancias. Descubrirlo está en cada uno», plantea.
Por eso para la psicóloga la diferencia entre las personas felices o infelices reside en el foco en el que ponen su atención. «Una persona infeliz está enfocándose en lo que le falta, en lo que no tiene y en la queja. Y además se pasa la mayoría del tiempo rememorando el pasado o proyectando sobre el futuro», precisa. Y en el otro lado de la balanza estarían la persona feliz que, según aclara Jiménez, sería quien se enfoca en el aquí y el ahora: «Mira un paisaje, disfruta de un té, escucha una canción, toma una respiración profunda y siente una satisfacción enorme. Se siente en paz. Y cuando estamos en paz la alegría natural puede salir», asegura.
Pero para encontrar esa paz mental es importante el desapego, no aferrarse a las cosas ni a las personas pues la felicidad no depende de ellas.
Otra clave, según añade, es sentir que se está haciendo lo correcto y que actuamos con coherencia entre lo que sentimos, lo que pensamos y lo que hacemos. «Es algo que aporta mucha satisfacción y permite vivir la vida más fácilmente».
Las personas felices, por tanto, viven fluyendo en el momento presente, como si fueran a favor del río en lugar de ir a contracorriente o sorteando obstáculos con esfuerzo y sacrificio y esperando obtener ciertos resultados o logros en el futuro.
Los rituales como aliados
Uno de los recursos que ayuda a conectar con el presente es la práctica de rituales. «Centrarte en lo que te gusta, en lo que es bueno para ti, en lo que te nutre, en esas cosas simples o en esos pequeños placeres (a veces inesperados, a veces preparados) que te llenan de satisfacción permiten estar presente, en el aquí y en el ahora», apunta.
Entonces, ¿cuál es el mejor ritual? El que sea mejor para ti. Algunas personas encienden una vela y la contemplan en silencio mientras hacen respiraciones profundas, otras personas buscan aromas agradables, otros dan un paseo por la naturaleza, otros se dan un baño relajante o se toman un té o una infusión mientras miran por la ventana… Lo que tienen en común todos estos momentos o actividades es lo que define realmente a un ritual que, según recuerda Jiménez, es la creación de un espacio y momento dedicados a lograr un fin deseado, que se trabaja mediante la atención plena puesta en la intención de lograrlo y una serie de acciones dirigidas a reforzar esa intención.
Cuando convertimos una actividad que nos resulta agradable en un ritual, haciéndolo desde la consciencia en el momento presente y entrando en relación con un elemento natural (aire, fuego, agua o tierra) como se hace desde la prehistoria, nuestra mente entiende que se acto es importante y especial. Además, según afirma la experta, se sincronizan ambos hemisferios cerebrales (derecho e izquierdo) y se activa el sistema límbico, que gestiona las emociones, los recuerdos y la apertura de consciencia. Así, si realizamos un ritual que nos conecte con emociones positivas esa información será la que, poco a poco, vayamos reprogramando en nuestra mente subconsciente hasta que se automatice como un patrón mental útil que nos beneficia.
Beneficios de los rituales
- Conectan con el momento presente
- Aportan orden, armonía y belleza en el día a día
- Aporta apreciación por la vida dando sentido y valor a lo que se hace
- Ayuda a desarrollar hábitos mentales saludables
- Autocuidado, escucha interna y conexión con nuestro centro
- Aumenta la sensación de placer y disfrute de los momentos cotidianos
Además, la psicóloga asegura que los rituales aumentan su efectividad si se repiten periódicamente pues la mente, al reconocer el ritual, se entrena para saber lo que debe hacer y todas las acciones de enfoque se acaban dando con mayor fluidez y rapidez.